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Nocturno.

Enséñame quien eres tú en las noches de amargo sueño, si de aquél olvido cantable, luna mortal o bella historia. Nada sabe mi corazón de celestes apariciones si ha sido siempre un extranjero en las músicas de tu mano. Mas a la sombra esperaré a la sombra del almendro blanco para que me digas tu nombre donde la azul rosa termina. Apiádate que llega el alba y a tu silencio me abandonas siento que mi hora está cerca y he reinado sobre fantasmas.

Cercanía de la muerte.

Imagen
El hombre solo habita una orilla lejana mira la tarde gris cayendo mira las hojas blancas. Rostro perdido del amor apenas canta y mueve la rueda del azar que lo acerca a la muerte. Extranjero de todo la dicha lo maldice el hombre solo a solas habla de un reino que no existe.

Cántico de dos rosas.

No digas nada, escucha a las estrellas. Tal vez te digan algo de la rosa que hay en tu jardín y a la rosa del tiempo, -la que está viva o muerta- en la arena que arde. La rosa que hay en tu jardín es bella. No la amarga hechicera que te llama desde tu nacimiento rosa oscura, que te alumbra el final y las orillas del aqueronte . No hables, que estás solo con nada indecible, siempre lejos del azul más profundo. Mira pues si el agua va a una isla donde crecen rosas ya sin ventura o venturosas; y escribe y canta. Y oye a las estrellas que hablan desde una página pedida.

Canción del que parte.

Por la virtud del alba quieres cambiar tu vida, y aferrado a la jarcia partes sin rumbo conocido. Todo es propicio, los acantilados y el arrecife duermen en la espuma, tan sólo una gaviota espera sobre el palo mayor de caoba y de luna. Quizá te aguarden para darte el amor y la palma de vino o en la orilla sin nombre, pescadores vestidos de un luto azul. Vas solo con tu alma, barajando canciones y presagios que hablan del bosque donde la hierba es tenue, lejos de la desgracia que en ti se confabula. A tu paso verás las islas que otorgan el sonido de un caracol, verás tu casa, el humo que ya aspiraron otros en la aurora. Mas, si te detienes tal vez allí se acabe tu destino; ¿y quién podrá salvarte, quién te daría lo que buscas entre hadas? Duro es partir a la fortuna; el hombre solo cierra los ojos ante el cielo y oye su propia historia si se rompe el encanto. Pero, si quieres seguir, sigue con la felicidad entre tu barca, todo está a tu favor, el cielo, la lejanía...