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Con todos los pensamientos me fui.

Con todos los pensamientos me fui  fuera del mundo: allí estabas tú,  mi sosegada, mi abierta, y-  nos recibiste.  ¿Quién  dice que se nos murió todo  cuando se nos quebraron los ojos?  Todo despertó, todo comenzó.  Grande vino un sol flotando, radiantes  se le enfrentaron alma y alma, claras,  imperiosas le presilenciaron  su órbita. Suve  se abrió tu seno, silente  subió un aliento al éter,  y lo que se hizo nube ¿no era,  no era forma y a partir de nosotros,  no era  tanto así como un nombre?

Elogio de la lejanía.

En la fuente de tus ojos  viven las redes de los pescadores de la mar del extravío.  En la fuente de tus ojos  el mar cumple su promesa.  Aquí arrojo yo,  un corazón que se detuvo entre los hombres,  mi ropa y el esplendor de un juramento: Más negro en lo negro, más desnudo voy.  Sólo infidente soy fiel.  Yo soy tú si yo soy yo. En la fuente de tus ojos  desvarar suelo y sueño un rapto. Una red prendió una red:  nos separamos enlazados. En la fuente de tus ojos  un ahorcado estrangula la soga.

Canción a una dama en la noche.

Cuando la Taciturna llegue y decapite los tulipanes,  ¿Quién saldrá ganando?  ¿Quién saldrá perdiendo?  ¿Quién se asomará a la ventana?  ¿Quién pronunciará primero su nombre? Alguien que es portador de mis cabellos.  Los lleva como se lleva a los muertos en las manos.  Los lleva como llevó el cielo mis cabellos aquel año en que amé.  Los lleva así por vanidad. Ese saldrá ganando.  No saldrá perdiendo.  No se asomará a la ventana.  No pronunciará su nombre. Es alguien que está en posesión de mis ojos.  Los tiene desde que se cierran los portones.  Los lleva en los dedos, como anillos.  Los lleva como añicos de fruición y zafiro:  era ya mi hermano en otoño;  y ya cuenta los días y las noches. Ese saldrá ganando.  No saldrá perdiendo.  No se asomará a la ventana.  Pronunciará su nombre el último. Es alguien que tiene lo que dije.  Lo lleva bajo el brazo, como un bul...

Habla también tú.

Habla también tú  sé el último en hablar,  di tu decir.  Habla-  Pero no separes el No del Sí.  Y da a tu decir sentido:  dale sombra.  Dale sombra bastante,  dale tanta  cuanta en torno de ti tú sabes extendida entre  medianoche y mediodía y medianoche.  Mira en torno:  ve cómo alrededor todo se hace viviente  ¡En la muerte! ¡Viviente!  Dice la verdad quien dice sombra.  Pero se estrecha ahora el lugar donde estás:  ¿Adónde ahora, despojado de sombra, adónde?  Asciende. Tanteante, asciende.  Te haces más sutil, más irreconocible, más fino.  Más fino: un hilo  por el que quiere descender la estrella  para abajo nadar, al fondo,  donde se ve brillar: sobre móviles dunas  de palabras errantes.