Pues ya iba siendo hora de que volviese al mundo dulce ¿no? Después de un año ausente ya necesitaba recuperar un poco mi espacio y volver a entretenerme otra vez con esta afición de hornear y bloguear.
Para los que no lo sepan y se estén preguntando quien es el bizcochito que sale en la foto intentando tocar las fresas del otro bizcochito, es el causante (en el buen y mejor sentido de la palabra) de que me alejase de todo esto. Entre un embarazo que me quitó las ganas de cocinar (pero no de comer) y estos meses de adaptación a nuestra nueva y desordenada vida, no había publicado nada desde febrero de 2017.
Así que si Julen me lo permite portándose bien y por qué no, cuando sea más grande batiendo huevos o el azúcar con la mantequilla, empezamos la nueva temporada del blog con la misma ilusión de siempre.