23 August, 2013

Mi andar por Viena


Camino a casa suelo imaginar que pronto nos encontraremos. Sonrío al creer que estarás agotado por tu trabajo, quizá incluso de mal humor.
Mis pasos por inercia se dirigen a “Schubertring Park”, son las aves que me acompañan en mi lento caminar sobre el asfalto, es la pereza que hace a mis pies, sus esclavos.

Vivo en un pequeño departamento en el centro de la ciudad, me gusta porque desde el balcón el amanecer expone al sol tratando de hacer camino entre los edificios ya muy deslavados. La luz se distorsiona en mi habitación creando prismas, es maravilloso.
Me falta el aire, pienso que debí tomar el transporte al girar sobre “Rosenbursen”, sin embargo no doy mi atención a mi aliento agitado, porque mis pensamientos bailan en acorde a su recuerdo. Del toque cálido de sus ojos que irradian la misma intensidad que una vela en medio de la oscuridad, la misma que habita en mi corazón.
Apenas observo a las estatuas de “Wallzeile”, miran con envidia mi andar, yo las comprendo. La inmortalidad las ha hecho quietas a la pupila del hombre, un vestigio de lo que algún día olvidaremos. Entonces mientras continuo mi camino, el silencio calla a mi sonrisa:
-¿Acaso no hemos sido olvidamos nosotros, a su vez?- me recuerda mi conciencia y su antigua sombra, la inmortalidad nos ha hecho viejos también.

He llegado, cuánto vacío hay  en  mi hogar. Ahora yo misma aseo mis utensilios de cocina y preparo mis alimentos. He aprendido mucho, como que el pan suele perder su consistencia en 3 días por el exceso de humedad o que el té d
ebe tener un tiempo exacto de reposo.

Mi estancia me recibe sin una decoración propia, sonrío nunca he tenido mucho estilo. Una mesita donde suelo escribir, un cómodo junto a la ventana hacia la ciudad. Una mesa para alimentos con dos sillas, la tuya y la mía. Una pintura del muelle de Liverpool,  otra dónde una Geisha viste su juventud (regalo de mis abuelos) y una fotografía panorámica de Edimburgo.

Ya en la cocina preparo el té, cómo deseo que estés aquí en mi sencillo espacio, un rincón en el mundo. Compartiendo contigo mis pequeñas cosas  y yo saber de las tuyas. Con el Violín sobre la silla y el Cello pendiente en la ventana por tu  llegada. Sólo faltaría mi Piano, seríamos nuestra  familia.

Imaginar que estas aquí, tomando el té después de un día largo. Permitiendo al silencio hilvanar las palabras que  tanto deseamos decir, esculpiendo nuestro rostro en la retina del otro. Tú tan lejos  y yo tan cerca de aquí. 

Clavel Rojo
Alejandra P.Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados. 

07 April, 2013

Epítome l


“¿Y acaso no es más grande aquel que cura el alma, que es más que el cuerpo?” Paracelso




a U.H.

Hay días como hoy que mi pensamiento podría disolverse entre esas delgadas líneas que en ocasiones me gusta escribirte. Líneas tan delgadas que te sería imposible leerlas, sonrío. Imagino tu cara de enfado conmigo, me provoca ternura esa cosquilla que asoma en la curiosidad de tu pupila. 


¿Para qué escribir algo imposible de leer? ¿No es acaso un desperdicio desmesurado de tinta y papiro?

¿Sabes? Uno escribe aquello que le resulta importante, una necesidad de desahogo, aunque el mundo o incluso tú no puedas leerlo. A ello llamaré Epítome y es éste el primero que te escribo. 

En ellos podrías leer lo que invade mi corazón al escucharte tocar el Piano, con la suavidad de tus dedos suspendidos en el aire acariciando las Corcheas de mi corazón. 

Sería posible te observaras mirándome desde una de mis lunas oculares y quizá entender alguna coma de mis líneas. O del silencio que indefenso palpita en mi corazón cuando tus brazos rodean mi cintura, dejándome inmóvil en tu pecho. En el epítome de tu sensibilidad triangulada en mi sentir, en ese momento donde puedo desvanecerme y comprender que somos uno. 

Entonces Amor, no debes desesperar si no puedes leer mis escuálidas líneas porque sólo tú podrás sentirlas. 

04 February, 2013

Traslúcido Universo


"¿Qué es el cielo, sino un espejo traslúcido del universo?"
Ulysses  Hönner

Es nuestro hogar cuando tu mirada besa a la mía,
una caricia intangible, el roce de un suspiro.
Como las gaviotas hilvanadas a  tu acuoso misterio,
cuando mueres en los abismos de tu pensamiento.

Secreto, es el velo que cubre a tus deseos y los míos, 
un tímido diluvio que embriaga al destino,
esta ansiedad que engaña a mis desvelos
y titila sobre la corteza celeste cuando te pienso. 

Hemos huido, escondidos en nuestra sombra, 
perdidos en la soledad que nos vio nacer.
Temerosos a la vida, al instante por sentir.

Ahora, juntos en este traslúcido universo.
Con el miedo escarchado en nuestros pasos,
te busco, te observo, te aprendo
mi amor, mi constelación en el cielo. 

Clavel Rojo
Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados. 

13 January, 2013

Laguna ojival


Si pudiese observar al mundo con tus ojos tan oscuros como la noche de mis días, si pudiese sentir lo que tu sientes cuando en el vacío te difuminas ante mis pupilas, si pudiera probar tu soledad y ser una parte de ti...
a Ulysses


Misteriosa es la laguna que se refleja en la luna,
mansa y  esquiva, dolosa y solitaria como tu mirada
que ahorca a la mía, desde la superficie de mis ansias. 

Es tu alma, que se diluye en la angostura de tu iris, 
sin retrovisor  no mira futuro en la línea de tus labios;
ahora mudos por la ósmosis de tus pensamientos,
sedientos  por el frío que cobijan el bordado  de los míos.

Amantes temblorosos de la vida, que dormida vive.
Y que, junto a nosotros observa los contornos de nuestra piel,
cuando amante mío intento mirarte y a mis ojos
eres la borrosa ausencia de tu  silueta. 

Clavel Rojo
Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados.