Así es la mansión de lujo de David Lynch: una obra de arte a la venta por 13 millones de euros
La impresionante residencia privada y la casa estudio brutalista donde el director y artista creó obras de artes como 'Mulholland Drive', sale a la venta meses después de su muerte
Rubén García
29 de septiembre de 2025
Las películas de David Lynch son únicas. La personalidad y el talento del genial director de cine, fallecido el pasado mes de enero a los 78 años, quedó plasmada en obras maestras como Mulholland Drive o la serie Twin Peaks, y qué decir de cintas como Terciopelo Azul o Una historia verdadera. Lynch fue en realidad un artista global porque pintaba, esculpía, escribía (no solo sus guiones) y hasta publicó tres álbumes de estudio y firmó seis bandas sonoras. La inmensa mayoría de estas obras artísticas que conforman un legado sobresaliente fueron creadas en el corazón de la vida personal y profesional de David Lynch, un complejo con varios edificios situado en las icónicas colinas de Hollywood Hills donde estaba la casa y el estudio del director. El espacio, un conjunto arquitectónico protegido por su valor singular, se ha puesto a la venta por un precio de 12,7 millones de euros (15 millones de dólares). Te lo mostramos.
Los abismos y acantilados han suscitado admiración desde la Antigüedad a menudo han servido de refugio improbable: por su carácter dramático, insondable y magnánimo, son una muestra de la capacidad sugestiva de la naturaleza y sus símbolos (místicos, panteístas, meramente plásticos).
Mountain House, una exclusiva vivienda situada al borde de un abismo
Esta propiedad con forma de tetris ha sido diseñada por el prestigioso arquitecto Milad Eshtiyaghi y está situada en Vancouver, en la Columbia británica
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto fue encargado por una pareja con 3 hijos con la premisa de que los espacios sociales fueran los protagonistas y permitieran una vida social fluida. Está implantado en un lote de 1.500m2 plano con fachada Sur y fondo Norte. La vivienda se apropia bloqueando el frente y extendiéndose sobre el lateral Oeste a fin de proporcionarle al área social exposición Norte y favorecer la ventilación cruzada.
Esta imagen es una ilustración técnica de una escalera de hormigón ósea desde una perspectiva isométrica. Aquí hay algunos puntos clave que pueden quedar claros:
Desde, Saint Laurent utilizando como protagonista del vídeo a la conocida supermodelo británica Kate Moss, pasando por Ermenegildo Zegna y la presentación de su fragancia UOMO, o el más reciente, esta semana, HEARTBEAT de Louis Vuitton, (realizado por Nicolas Loir) todos quieren utilizar la conocida casa de la isla de Capri, construida en 1938 con los planos del arquitecto italiano Adalberto Libera.
Gioacchino Lanza Tomasi, heredero de Lampedusa, asoma al balcón del palacio en el que este vivió sus últimos años. Foto de PRISCILLA BENEDETTI
En los dominios del Gatopardo
El legado literario de Lampedusa se atesora en un palacio en Palermo con habitaciones para el alquiler turístico. Su heredero, Gioachino Lanza Tomasi, vela por su recuerdo
Iker Seisdedos
1 de septiembre de 2018
¿Se ha movido usted mucho este verano? Seguramente no tanto como acostumbraba Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957), autor de El gatopardo. Su rutina estival incluía en los años veinte “un viaje largo por Europa, iniciado con una larga estancia en Inglaterra, seguida de un breve trayecto por Francia y de una escala en Austria, antes de reunirse con su madre para terminar en el Tirol”. Lo cuenta Gioacchino Lanza Tomasi, pariente y heredero del escritor italiano, en la introducción al volumen epistolar Viaje por Europa. Correspondencia (1925-1930), traducido por Juan Antonio Méndez. Editado por Acantilado, es una deliciosa reunión de cartas llenas de humor enviadas desde el extranjero a sus primos en Sicilia, los Piccolo, dos hermanos exquisitamente excéntricos: Casimiro, pintor dado a hablar con los espectros, y Lucio, poeta y músico medio ocultista cuyo éxito despertó al escritor que había en Lampedusa.
Este arquitecto italiano del siglo XX (1903-1963), miembro fundador del Movimiento Italiano por la Arquitectura Racionalista, fue un personaje de gran influencia en su tiempo, desarrollando una notoria carrera durante la década de los años treinta en su país, haciendo gala de una arquitectura directamente relacionada con la del movimiento moderno. Entró en contacto con otros arquitectos de renombre coetáneos, como Ludwig Mies van der Rohe, quien le invitó a participar en una exposición organizada por el Deutscher Werkbund en Stuttgart en el año 1927.
Un símbolo para la Arquitectura fruto de una compleja relación
La Casa Malaparte nace de la controvertida relación entre el Arquitecto italiano Adalberto Libera, uno de los máximos exponentes del movimiento moderno arquitectónico en la Italia de mediados del siglo pasado; y el Escritor y Propietario Curzio Malaparte, Diplomático, corresponsal de guerra y entusiasta comunista. Curzio Erich Suckert, toma el seudónimo de Malaparte según sus palabras “porque Napoleón se llamaba Bonaparte y terminó mal”.
Muere a los 92 años César Pelli, el arquitecto argentino de las Torres Petronas
El proyectista ha dejado su impronta con obras emblemáticas el World Financial Center de Nueva York o la Torre Sevilla
ANATXU ZABALBEASCOA
Madrid -
César Pelli, autor de las Torres Petronas de Kuala Lumpur (1998), de la primera ampliación del MoMA de Nueva York (1984), del Jardín de invierno que fue dañado por los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, del Museo de Arte Contemporáneo de Osaka o de un sin número de rascacielos —entre otros, las torres Cristal, Sevilla e Iberdrola en España—, falleció este viernes en San Miguel de Tucumán (Argentina) donde había nacido hace 92 años y donde trabajaba en la construcción de un centro cívico. Esa circunstancia no deja de ser el colofón perfecto para la historia de un arquitecto internacional hecho a sí mismo.
Hijo de una profesora de francés de origen sardo, que le inculcó la idea de “ir más arriba del nivel de uno y de la exigencia de la escuela” y de un funcionario de origen italiano (de Carrara) que trabajó para la Administración “hasta que con la crisis de los años treinta lo echaron y se dedicó a vender tintas” —le contó a Loreley Gaffoglio en una impagable entrevista publicada en La Nación en 2014—, Pelli conoció a su mujer, la arquitecta y paisajista nacida en Gijón, Diana Balmori, cuando ambos eran niños. Juntos estudiaron arquitectura y juntos “y a base de comer pan tostado durante semanas” consiguieron completar estudios en la Universidad de Illinois. Con 20 años ya tenían a su primer hijo, Denis, poco después nacería Rafael, que es arquitecto y se asoció a su padre en 2005.
Pelli y Balmori comenzaron juntos. Una de sus primeras oportunidades llegó cuando, tras haber trabajado casi una década para el finlandés Eero Saarinen —autor de la terminal de la TWA en el aeropuerto Kennedy—, les encargaron la ampliación del edificio del Museum of Modern Art (MoMA) en Nueva York. Corría 1977 y Pelli, que con 51 años puso entonces en marcha su estudio, tomó una decisión que determinaría su vida profesional: no correría riesgos, trabajaría con precisión ajustándose a un calendario y, sobre todo, a un presupuesto. Era lo que había aprendido en el estudio DMJM y fue la razón por la que consiguió firmar la ampliación del MoMA. La modernidad se estaba traduciendo a construcción industrial, más o menos anónima, y la marca del poder tendría más importancia que el nombre del cliente o la mano del arquitecto del que se esperaba, fundamentalmente, la ausencia de problemas. La ampliación fue criticada por poco ambiciosa. Pero la carrera de Pelli y su asociación con la calidad arquitectónica, entendida como eficacia y funcionalidad, estaba lanzada.
Entre 1977 y 1984 fue decano de la Universidad de Yale. Y ese mismo año culminó la sede de Goldman Sachs, el rascacielos más alto de Nueva Jersey. Cuatro años después concluyó el famoso Jardín de invierno (1988) —conocido como Brookfield Place— que formaba parte del World Financial Center y fue dañado durante los ataques del 11 de septiembre. Balmori, quien falleció en 2016, idearía el paisajismo de ese proyecto y viraría hacia esa disciplina trabajando posteriormente junto a su hijo Rafael en proyectos pioneros a la hora de combinar ahorro energético, densidad y revestimientos vegetales.
Para entonces, el arquitecto hecho a sí mismo, que había conocido las historias de la pobreza familiar —“mi abuelo era tan pobre que nunca se lavó los dientes y heredó nueve panes”— y de superación de boca de su madre, ya era un profesional resolutivo y cosmopolita. Estaba a punto de firmar el rascacielos más alto del mundo. Las Torres Petronas de Kuala Lumpur, de 452 metros de altura y unidas por un pasadizo entre los pisos 41 y 42 por una cuestión estructural, eran el edificio más alto del mundo cuando dos aviones chocaron contra las Torres Gemelas en Manhattan. En 2003 dejaron de serlo. Pero Pelli ya nunca cesó de construir: barrios enteros en Londres —Canary Wharf— o el urbanismo de Abandoibarra y rascacielos en Madrid (Torre Cristal), Bilbao (Torre Iberdrola) o la controvertida Torre Sevilla, que puso en jaque la huella urbana de la Giralda.
Las Torres Petronas de Kuala Lumpur y el tradicional puente que las une a 170 metros del altura, obra de César Pelli.GETTY
El estilo de Pelli —profesional, internacional, eficaz y de factura industrial— representa más al poder que a una marca concreta. Es cierto que el arquitecto trabajó los colores de los vidrios de los muros cortina (Pacific Design Center de California en 1975) o la expresividad formal en las Petronas, pero su mayor contribución fue levantar edificios solventes y, en cierto sentido, anónimos.
Una paradoja que une su trabajo al anonimato que reclamaba para la arquitectura su hermano mediano, Victor Saúl Pelli, que denunció la educación elitista de las escuelas de arquitectura que formaban a los proyectistas según las necesidades del mercado, y no de la sociedad, y que ha dedicado toda su vida a ayudar a levantar vivienda social de autoconstrucción en Argentina y Brasil.
Así, el legado de César Pelli es triple y de una gran vigencia. Representa al arquitecto que no consigue construir en su país y decide buscar fortuna en otro lugar cuando las fronteras permitían esa ambición. Representa una meritocracia que premia el esfuerzo y que hoy quisiéramos como posibilidad de futuro y desvela, finalmente, que la calidad de la arquitectura más internacional con frecuencia está obligada a sacrificar la identidad. Pelli protagonizó el sueño americano y se responsabilizó de la calidad de los muchos edificios que levantó por el mundo. Es un buen legado, aunque, como diría su hermano Víctor, no pueda ser el único.