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lunes, 27 de julio de 2015

Amy Winehouse / Morir a los 27

Amy Winehouse

Amy Winehouse

MORIR A LOS 27

El sitio

DAVID TRUEBA 25 JUL 2011


Morir a los 27 años puede que otorgue en el mundo de la música un aura mítica. Ser recibido en el celebrado grupo de los Janis Joplin, Jim Morrison, Brian Jones, Kurt Cobain o hasta la española Cecilia, puede parecer un consuelo frente a la tremenda verdad de dejar este paisaje antes de hora. Por deprisa que se haya vivido, por bonito que aún se conserve el cadáver, por más que esta idea de las vidas incompletas dé mucho juego, es más razonable sentir pena que otra cosa.
Amy Winehouse no tenía ni más ni menos papeletas para engrosar el club que algunos otros artistas que crecen en el filo del malditismo. Quizá la enorme diferencia era su talento. No es habitual que una voz en el comienzo de su carrera proponga tantas sugerencias clásicas. Desde los sonidos del soul eterno hasta la herencia de Nina Simone, con la burla frente a la desgracia, la ironía y el esplendor de la personalidad frente a la vulgaridad. Incluso los compradores de discos parecieron aliarse para colocar a Amy Winehouse en un lugar inalcanzable para muchos artistas de este tiempo.
Todo eso se termina con la ración de pastillas a mediodía. Puede que sea fácil concluir que nunca estuvo preparada para normalizar su carrera, personaje sediento de todo aquello que podía perjudicarla y que sirvió al chiste fácil de la borracha desde su mismo apellido (literalmente, "casa de vino"). Se hace complicado en una sociedad con tantas ventanas pero con tan pocas ganas de indagar en la verdad de los oficios, que una mujer excéntrica, expansiva y bajo la influencia, pueda trascender el espacio para lo ridículo y el seguimiento de su rosario de desgracias.
La música tuvo muy poquita presencia en su página de sucesos, porque al final no pinta nada ni en la programación de los medios ni tan siquiera en la razón verdadera de los premios musicales. Pero será la música lo único que quede, porque es la voz y la interpretación especial lo que le guardará el sitio, por temprana que haya sido la salida.
Una vez más la lupa pública puesta en el lugar equivocado y la destrucción personal mucho más aplicada a su tarea que todos los demás talentos de los que gozaba.


lunes, 7 de septiembre de 2009

Brian Jones / Caso abierto

Brian Jones


Brian Jones: caso abierto


La policía británica ha decidido volver a abrir el caso de la muerte de Brian Jones, el que fuera guitarrista de los Rolling Stones, a la vista de la numerosa información desconocida (más de 600 documentos) que ha suministrado el periodista Scott Jones tras años de investigación. Fue el 3 de julio de 1969 cuando se encontró el cuerpo del músico en el fondo de la piscina que tenía en su casa de Hartfield, en East Sussex. Tenía 27 años. El juez de instrucción concluyó entonces que se trataba de una muerte accidental. El traspié definitivo tras una larga carrera de excesos con las drogas y el alcohol.

Brian Jones y Anita Pallenberg
Brian Jones había terminado hacía poco con los Stones. En Beggars's Banquet, el último disco en el que participó, sólo se acercó al estudio a grabar los riffs de guitarra de alguno de los cortes. Estaba bastante perdido, muy pasado, medio enfadado con todos. Apareció, eso sí, en la foto del interior del álbum que mostraba a los miembros del grupo como mendigos que se desparramaban por las mesas tras haber ingerido las viandas de un suculento banquete.
Brian Jones y Anita Pallenberg

Un poco a la manera de los pobres de Viridiana, la película de Luis Buñuel: los que de pronto tienen acceso a los manjares reservados terminan casi siempre descontrolando y generando el mayor de los desmadres. Los excesos de esa juventud, que había irrumpido en las calles y en los escaparates y en la moda y en la música como la gran protagonista de la década de los sesenta, tenían también su lado oscuro. Brian Jones, ahogado en su piscina tras una noche de juerga, era la imagen que resumía ese lado amenazante.
Brian Jones

Entre los documentos aportados al caso hay un análisis post mórtem que revela que en el cuerpo de Brian Jones no había sustancia tóxica alguna. Sólo los restos de tres pintas de cerveza. La hipótesis que recupera fuerza es la que sostiene que lo mató Frank Thorogood, un tipo que le hacía chapuzas en casa y al que el guitarrista de los Rolling Stones le debía una pasta: que quiso darle un susto, y se le fue la mano. El caso abierto volverá a agitar viejos fantasmas y quién sabe si, al final, el que aparecía hasta hoy como el indiscutible emblema de la perdición no era más que un joven desbordado por el exceso de éxito.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 7 de septiembre de 2009