Margarita Rosa
LO MÁS ANTI ERÓTICO
DE UN PAREJO DE BAILE
ARTICULO PARA LA REVISTA SOHO
Mi pasión por el baile es de tal calibre que uno de mis planes favoritos es viajar a Cali solamente para meterme en sus salseaderos, zangolotearme entre cencerros, tambores y trompetas durante cinco horas y devolverme al otro día. Lo que busco concretamente al hacer esto es bailar con hombres que van a “la discoteca” para disfrutar de esta actividad que es en sí misma una expresión de alegría y erotismo, sin necesidad de incluir la conversada, la manoseada y la pedida del… teléfono. Me sorprende y me fascina además que a pesar de ser yo una persona conocida para ellos, cuando me sacan a bailar, no hablan, no me preguntan por mi próximo proyecto, ni por mi hermano Martín Guillermo, ni me piden que les haga palanca para entrar en EL DESAFÍO. El hombre caleño que visita en solitario un sitio de salsa brava busca la mujer que sepa bailar con soltura, que lo acompañe en el transe, que se deje llevar y sobre todo que goce a la par con él. Si este encuentro mágico se da en una rumba arrebatada, no se diga más.