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martes, 28 de enero de 2025

David Trueba / El fanfarrón

 


Netanyahu, en una comparecencia en octubre de 2023, en Tel Aviv.
Netanyahu, en una comparecencia en octubre de 2023, en Tel Aviv.ABIR SULTAN (REUTERS)


El fanfarrón

La grandilocuencia cotiza al alza, mientras las buenas acciones parecen signos de debilidad


David Trueba
DAVID TRUEBA
27 ENE 2025 - 23:00 COT


Los nuevos liderazgos mundiales han venido para rescatar una palabra que había quedado en desuso. Ya casi nadie utilizaba el adjetivo fanfarrón, y era una pena porque es precioso, con esa virtud de algunas palabras para hacerse visuales desde su pura fonética. Son expresiones cinematográficas, porque tú dices fanfarrón y ya estás viendo según qué caras y actitudes. El fanfarrón es el que hace alarde de lo que no es, y en particular de valiente. Las fanfarronadas suelen ser muy útiles para encubrir las propias debilidades, y en los liderazgos actuales es fácil percibir carencias bastante evidentes disimuladas bajo la petulancia y la bravuconería. A actitudes prepotentes les vienen de fábrica personalidades impotentes.

sábado, 24 de agosto de 2024

Woody Allen / Un amigo

 


Woody Allen en 2015 durante el Festival de Cine de Cannes.

Woody Allen en 2015 durante el Festival de Cine de Cannes. IAN LANGSDON (EF

Un amigo

Desde 1969, Woody Allen ha cumplido con su autocondena a rodar una película por año


DAVID TRUEBA
29 AGO 2016 - 10:46

viernes, 23 de agosto de 2024

Woody Allen desvela a David Trueba los secretos de su cine


Woody Allen y David Trueba, en su encuentro en Nueva York
© ENRIC ARIMANY  


Woody Allen desvela a David Trueba los secretos de su cine

El director y guionista español se encuentra con el cineasta en Nueva York en una entrevista especial que estrena este sábado Movistar Plus+


HÉCTOR LLANOS MARTÍNEZ
Madrid - 22 FEB 2024 - 23:15 COT


En Un final Made in Hollywood (2002), Woody Allen fantaseaba con la idea de un neurótico director en horas bajas que ocultaba su reciente pérdida de visión para que nadie le impidiera completar un nuevo largometraje. Con mucha retranca, mostraba cómo se convertía en el favorito de la temporada para la crítica especializada a pesar de haber sido rodado a ciegas. David Trueba pregunta al estadounidense por la buena acogida que sus películas han tenido siempre en Europa en la entrevista que le ha hecho para Movistar Plus+ y que la plataforma estrena este viernes 23 de febrero. Recibe de Allen una frase propia de sus comedias: “Quizá, al traducirlas, las mejoren”.

martes, 6 de agosto de 2024

Las chicas del campo

 

Edna O'Brien, 1968.LEN TRIEVNOR

Las chicas del campo

Poco a poco, las aguas de la cancelación se han ido calmando para abrir paso a esa asunción más madura que nos recuerda que los seres humanos son ‘matrioshkas’ que ocultan imperfecciones en cada nivel


David Trueba
5 de agosto de 2024

Si algo es imbatible en la lectura de un libro es la particular ley física por la cual dos intimidades se relacionan sin que ninguna de ellas dos pierda su cualidad de íntima y privada. Este fenómeno espectacular, que no puede alcanzarse en las relaciones personales, se produce durante la lectura de una manera natural. Quizá esta sea la razón por la que durante tanto tiempo se ha considerado la afición a la lectura algo que perseguir y extinguir. Al día de hoy, cuando uno visita países en los que la lectura está restringida a tres o cuatro títulos y todos ellos de carácter religioso, nos recorre un escalofrío que seguramente nos retrotrae a la tragedia de nuestros bisabuelos. Pero no hace falta ir tan lejos para encontrar cómo la lectura va perdiendo afecto, destrozada por un panorama de entrometimiento visual portátil abominable. Una especie de ruido perpetuo en el que no cabe esa pausa para la introspección. Por todo ello, cuando oigo esas invitaciones a disociar la biografía de un autor de su propia obra, tiendo a pensar que por buena que sea la intención es algo tan imposible como renunciar al contenido de una parte de tu cerebro. Es cierto que vivimos en un tiempo en que el conocimiento de la vida privada de los otros es asombroso, pero tendremos que asumirlo como una invitación a la tolerancia más que al martirio.

martes, 23 de octubre de 2018

David Trueba / Descuartizados





Protestas ante la embajada de Arabia Saudí en Indonesia por el asesinato de Jamal Khashoggi.
Protestas ante la embajada de Arabia Saudí en Indonesia por el asesinato de Jamal Khashoggi.REUTERS

Descuartizados

En nuestros días de liderazgos vociferantes están siendo asesinados más periodistas que nunca



David Trueba
22 de octubre de 2018
No hay nadie que en las últimas décadas no perciba la diferencia de trato entre dos modelos de dictaduras. Por un lado están las dictaduras atrincheradas en países de economía precaria y sin gran interés geoestratégico. A estas se las pueden aplicar bloqueos y resulta vergonzante negociar con ellas, hacer pactos económicos y propiciar buen trato diplomático. Sin embargo, cuando la dictadura es poderosa en lo económico, fructífera en lo armamentístico y generosa en los mercados financieros, entonces el trato cambia. Nos hemos acostumbrado tanto a ello que está incorporado a los reglamentos de etiqueta diplomática mundial con absoluta naturalidad. Lo que hace 20 años resultaba deleznable, hoy es admisible. Es el precio que hay que pagar por el ascenso de los valores económicos en la pirámide virtuosa. Tener dinero es hoy más importante que tener cualquier otra cosa, no digamos ya dignidad, que no cotiza ni en hora de misa.
Podría resultar desmoralizador analizar este doble rasero. Los inversores en Bolsa son pequeños dioses, y su dinero un manto que todo lo invisibiliza. Así que mejor permitamos que la pragmática económica nos imponga sus normas de conducta; siempre quedará el criterio personal para añadir un poco de sal a nuestra experiencia ciudadana. Sin embargo, el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi en el Consulado de Arabia Saudí en Estambul ha obligado a una contorsión de la diplomacia internacional que amenaza con llenar las clínicas de los fisioterapeutas de embajadores con desviación de columna y fracturas cervicales. Para la diplomacia norteamericana está resultando un sapo complicado de tragar, puesto que la errática estrategia impuesta por su presidente se parece más a un juego de pinball que a otra cosa. La bolita rebota entre los resortes emocionales y viaja de un lado a otro como si hacer alianzas y deshacerlas fuera cuestión de un par de mensajitos en las redes sociales. 
Pero detengámonos en algo que quizá pase inadvertido tras el interés natural por saber exactamente los detalles de un asesinato tan escabroso. Es un hecho que puede ayudar a devolver la autoestima al gremio más despreciado de los últimos años, el de los periodistas. Porque, a falta de conocer todos los detalles, ya podemos concluir que desde uno de los poderes más consolidados del mundo se ordenó descuartizar a un poco conocido periodista. Hasta tal punto le resultaba molesto ese trabajo de cuestionamiento informativo, hasta tal punto puede seguir siendo fundamental el ejercicio de la opinión libre en tiempos de represión. No es raro que los periodistas sean el primer objetivo de los líderes oportunistas, esos que han venido para resolverle al pueblo sus problemas más inmediatos. El empeño de una parte del periodismo por intentar hacerse preguntas incómodas en voz alta está desprestigiado por un interés particular. Ese interés consiste en limitar la tarea del periodista a ser correa de transmisión de las prioridades del poder. Estas prioridades cambian según la agenda. Y el resto, según ellos, es mentira. Pero el periodismo se niega a renunciar a escarbar hasta dar con el hueso enterrado. Por supuesto que atiende a intereses de parte, pero en esa disensión estriba la salud del sistema. El que busque pureza se equivocó de pantalla. Conviene que el luto ocasional ante el asesinato de un periodista no refuerce el desánimo profesional, sino todo lo contrario. En nuestros días de liderazgos vociferantes están siendo asesinados más periodistas que nunca. Por algo será, ¿no les parece?



domingo, 7 de enero de 2018

David Trueba / Woody Allen, un amigo

Woody Allen en 2015 durante el Festival de Cine de Cannes.
Woody Allen en 2015 durante el Festival de Cine de Cannes.  EFE


Woody Allen

Un amigo

Desde 1969, Woody Allen ha cumplido con su autocondena a rodar una película por año

DAVID TRUEBA
29 AGO 2016 - 17:00 COT

Si hoy es martes y pesa menos el plomizo desánimo del final de vacaciones es porque este fin de semana llegó nueva película de Woody Allen a los cines. Para alguien nacido en 1969 resulta facilísimo enumerar las películas del director neoyorquino, porque desde entonces ha cumplido con su autocondena a rodar una película por año, del mismo modo que los demás obedecemos al calendario. Desde los 15 años suelo ver las películas de Woody Allen el mismo día en que se estrenan y en ocasiones me ha tocado acudir a cines en ciudades desconocidas y extrañas, donde me he sentido más acompañado por ese rito. Quizá por ello también percibo sus películas como el encuentro con un amigo, un amigo al que no ves a menudo, que se ha casado y separado varias veces, que tiene hijos de distintos matrimonios y ha cambiado de trabajos y ciudades donde vivir, ese amigo al que a menudo te toca defender de las críticas y ataques de otros y que en ocasiones a ti mismo te ha fatigado o crispado. Pero que es amigo y siempre lo será porque está encadenado a momentos compartidos y tu vida quedaría agujereada si prescindieras de él.

domingo, 9 de octubre de 2016

Insonmia / La pesadilla de Donald Trump


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Donald Trump

‘Insomnia’

Trump es la pesadilla hecha realidad de un partido republicano histérico y radical

DAVID TRUEBA

12 MAY 2016 - 17:00 COT

En el estupendo diario de Elvira Lindo, Noches sin dormir, la autora cuenta sus últimos días antes de dejar las largas estancias en Nueva York con íntima sinceridad, pero también con una mirada limpia sobre aquel país. Existe un acuerdo universal para tratar de no quebrar el mito de los Estados Unidos, porque en el fondo sigue siendo la esencia de un sueño compartido, el destilado de fabricaciones idílicas no siempre reales. Por eso es interesante recalar en el desamparo de quienes viven en Nueva York, en la soledad, la incomunicación, la fragilidad de los servicios públicos, en la falta de protección, sin caer en soflamas ideológicas ni satanizaciones del capitalismo, sino concentrados en no copiar sus defectos. Gracias al cine y la televisión, la música y la literatura, un pedazo de nuestros sueños son siempre sueños norteamericanos. Pero cuando uno ve conformarse las ciudades europeas a imagen y semejanza de algunos de sus peores errores urbanísticos y humanos, agradece que se repare en la contradicción de las sociedades tan desiguales como la norteamericana. Aunque solo sea para prevenir de unas políticas que azotan Europa en la última década y que están abriendo más y más la brecha entre las clases sociales. 

jueves, 5 de noviembre de 2015

David Trueba / La Rampling

Charlotte Rampling


BERLINALE 2019

David Trueba

La Rampling 

Hay un tópico que asegura que las actrices mayores de 40 años se quedan sin papeles. Y es cierto, pero sería injusto no añadirle un detalle innegable. Es a partir de esa edad cuando reciben sus mejores papeles. Lo cual no es poco. Sin servir de referencia, el Oscar a la Mejor Actriz ha premiado en la última década a profesionales como Julian Moore (53), Cate Blanchett (44), Meryl Streep (62), Sandra Bullock (46) o Helen Mirren (61), entre paréntesis la edad que tenían al recibirlo. Lo cual viene a confirmar que además de la irrupción del esplendor juvenil, los jurados también afinan para compensar la madurez bien llevada a la pantalla. Está sucediendo este año con Charlotte Rampling, que ha recibido los premios de Berlín y Valladolid por su papel en una delicada e inteligente película, 45 años, donde interpreta a una mujer que se enfrenta con sutileza a los celos retrospectivos, la incomunicación y el vaciado de la pareja.


Si uno repasa la carrera de Charlotte Rampling, encontrará varias evidencias. La primera es que no recibió ningún galardón de importancia durante varias décadas, reafirmando ese otro tópico, menos reconocido, por el que se suele castigar la belleza con un terco juicio de negación del talento. Ha sido el poso de los años, y el talento para dejar que se posen sobre una, lo que le ha acabado por acercar los mejores papeles de su carrera. Después de la peripecia de actriz europea, saltando entre coproducciones más o menos solventes, con su aire de extranjera en todas partes, y con la caduca morbosidad de El portero de noche siempre a la espalda, parece haber llegado la hora de los reconocimientos.

Dirigida por Andrew Haigh y basada en un cuento de David Constantine, poeta y autor de relatos nada introducido en España, 45 años recorre emociones similares desde la orilla opuesta a Los muertos de James Joyce, que llevaron al cine los Huston. En este caso el amor del pasado no es evocado, sino que se alza como una sombra que enturbia el aniversario de una pareja modélica. Charlotte Rampling es la protagonista absoluta al lado de un Tom Courtenay, cuyos papeles más relevantes se remontan a los años sesenta del siglo pasado. Es un oficio, pues, el de actor, para personas con paciencia y sentido de la espera. Como dijo Antonio Gamero, en ese trabajo solo hay dos posibilidades: morirte de hambre o morirte de sueño, entendido como el olvido y la fama sin términos medios. Pero como logra Rampling con su premiado personaje, todo vale la pena si un día logras resumir la vida en un solo gesto.

lunes, 27 de julio de 2015

Amy Winehouse / Morir a los 27

Amy Winehouse

Amy Winehouse

MORIR A LOS 27

El sitio

DAVID TRUEBA 25 JUL 2011


Morir a los 27 años puede que otorgue en el mundo de la música un aura mítica. Ser recibido en el celebrado grupo de los Janis Joplin, Jim Morrison, Brian Jones, Kurt Cobain o hasta la española Cecilia, puede parecer un consuelo frente a la tremenda verdad de dejar este paisaje antes de hora. Por deprisa que se haya vivido, por bonito que aún se conserve el cadáver, por más que esta idea de las vidas incompletas dé mucho juego, es más razonable sentir pena que otra cosa.
Amy Winehouse no tenía ni más ni menos papeletas para engrosar el club que algunos otros artistas que crecen en el filo del malditismo. Quizá la enorme diferencia era su talento. No es habitual que una voz en el comienzo de su carrera proponga tantas sugerencias clásicas. Desde los sonidos del soul eterno hasta la herencia de Nina Simone, con la burla frente a la desgracia, la ironía y el esplendor de la personalidad frente a la vulgaridad. Incluso los compradores de discos parecieron aliarse para colocar a Amy Winehouse en un lugar inalcanzable para muchos artistas de este tiempo.
Todo eso se termina con la ración de pastillas a mediodía. Puede que sea fácil concluir que nunca estuvo preparada para normalizar su carrera, personaje sediento de todo aquello que podía perjudicarla y que sirvió al chiste fácil de la borracha desde su mismo apellido (literalmente, "casa de vino"). Se hace complicado en una sociedad con tantas ventanas pero con tan pocas ganas de indagar en la verdad de los oficios, que una mujer excéntrica, expansiva y bajo la influencia, pueda trascender el espacio para lo ridículo y el seguimiento de su rosario de desgracias.
La música tuvo muy poquita presencia en su página de sucesos, porque al final no pinta nada ni en la programación de los medios ni tan siquiera en la razón verdadera de los premios musicales. Pero será la música lo único que quede, porque es la voz y la interpretación especial lo que le guardará el sitio, por temprana que haya sido la salida.
Una vez más la lupa pública puesta en el lugar equivocado y la destrucción personal mucho más aplicada a su tarea que todos los demás talentos de los que gozaba.


viernes, 10 de julio de 2015

Meg Ryan / Orgasmo

Meg Ryan

Orgasmo



La muerte de Nora Ephron obliga a reconocer su influencia. Aunque finalmente haya sido su carrera en el cine lo que más resuena, el espacio propio lo forjó en la prensa escrita. Sus columnas proyectaban una reflexión bastante cómica y desinhibida sobre la peripecia de una mujer liberada y profesional en la república independiente de Nueva York. Casada con uno de los periodistas que destapó el caso Watergate, su separación de Carl Berstein se convirtió en una ficción novelada llevada al cine por Mike Nichols, figura inmensa del cine norteamericano desde El graduado a La guerra de Charlie Wilson. Entonces fue Meryl Streep su alter ego en la pantalla, pero cuando Rob Reiner la reclutó para escribir el guión de Cuando Harry encontró a Sally, nació un curioso juego de espejos con la actriz Meg Ryan.
La muerte de Nora Ephron obliga a reconocer su influencia. Aunque finalmente haya sido su carrera en el cine lo que más resuena, el espacio propio lo forjó en la prensa escrita. Sus columnas proyectaban una reflexión bastante cómica y desinhibida sobre la peripecia de una mujer liberada y profesional en la república independiente de Nueva York. Casada con uno de los periodistas que destapó el caso Watergate, su separación de Carl Berstein se convirtió en una ficción novelada llevada al cine por Mike Nichols, figura inmensa del cine norteamericano desde El graduado a La guerra de Charlie Wilson. Entonces fue Meryl Streep su alter ego en la pantalla, pero cuando Rob Reiner la reclutó para escribir el guión de Cuando Harry encontró a Sally, nació un curioso juego de espejos con la actriz Meg Ryan

La desaparición de Meg Ryan de la primera línea del cine tiene que ver con el error de conceder a las tetas o la boca de labios turgentes más valor del que merecen. Pero en su mejor momento Meg Ryan fue la Ginger Rogers de la comedia romántica de los años 1990. En películas escritas y luego dirigidas por Nora Ephron, incorporaba a un personaje calcado de aquellas columnas de prensa. La importación de las claves autoparódicas de Woody Allen al universo femenino permitió que años después se rodaran series como Friends o sobre todo Sexo en Nueva York, donde se revoloteaba con la crisis existencialista en la sociedad de consumo.
Fue una cineasta sin la fuerza expresiva con la cámara que lucía en las columnas de prensa. Su última pareja fue Nicholas Pileggi, también periodista, que adaptó su propio libro con toda fidelidad para convertirlo en Uno de los nuestros de Scorsese. La comedia para adultos es ya género televisivo, vencido en las salas por la película para adolescentes, al haberse reducido la edad del público masivo. La más perfecta definición de aquel género la escribió Ephron, en la escena donde Meg Ryan finge delante de Billy Cristal su orgasmo y una mujer madura, la madre del director Rob Reiner, culmina el momento con la frase que dirige al camarero: “Tomaré lo mismo que ella”.


DE OTROS MUNDOS
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jueves, 13 de noviembre de 2014

David Trueba / Les Revenants


Les Revenants

Centrada en el universo zombi, habla de siete personajes centrales que regresan al mundo de los vivos después de haber sido dados por muertos




Les Revenants

En su última novela, Le Royaume, el escritor francés Emmanuel Carrère arranca con un episodio frustrante. Embarcado en el proyecto de escribir una serie de televisión, se reconoce superado por las discusiones con unos jóvenes ejecutivos de la cadena y abandona el proyecto por disensiones en la línea que seguir. De ahí, parte hacia una búsqueda personal ya habitual en sus novelas, plagadas de referencias personales, crisis y hallazgos que lo han convertido en uno de los escritores europeos más respetados y seguidos. La serie de televisión se titula Les Revenants y Carrère aparece como guionista en los primeros cinco episodios, junto a Fabrice Gobert, el director de la serie. El proyecto nació inspirado en la película del mismo título firmada por Robin Campillo hace diez años y que colocó a este director francés de origen marroquí en el mapa del cine internacional.
Estrenada con un éxito notable en su país, en Inglaterra y Estados Unidos, Les Revenants ha recibido elogios, premios y, antes de que se estrene su segunda temporada, ya se ha anunciado su adaptación estadounidense. Centrada en el universo zombi, la propuesta argumental habla de siete personajes centrales que regresan al mundo de los vivos después de haber sido dados por muertos. Reaparecen, o mejor dicho regresan, como apunta el título, con el mismo aspecto con el que se fueron y sin que sean conscientes de lo que ha ocurrido. Pero más allá de reivindicar su reingreso en el mundo están abocados a resolver el enigma de una serie de asesinatos producidos en una población de montaña muy bien fotografiada por Patrick Blossier.
Bien lejana de la cansina violencia de The Walking Deadla propuesta francesa está más centrada en los personajes. En una de esas curiosas piruetas de la industria audiovisual europea, es más que probable que disfrutemos de la versión norteamericana sin antes haber sido alcanzados por la onda expansiva del éxito en el país vecino. Más inspirada por el Tomas Alfredson de la película Morse que por la imaginería zombi de George A. Romero, la presencia de Carrère apunta hacia cierta inclinación bíblica, enlazando ese territorio trascendente y místico poblado también por muertos vivientes con los materiales del entretenimiento popular.