Cómo escribir, hoy, sobre Binyavanga Wainaina
Aún recuerdo la sacudida que me produjo el leer Cómo escribir sobre África. Fue un rebrote eléctrico, de esos que te dejan aturdida y revisándote por dentro y por fuera, una y otra vez. No solo era la forma, aquella manera tan satírica y brillante de transmitir tantas imágenes y lecturas erróneas y falsas sobre el continente africano y su gente, era lo que se sumergía detrás de cada palabra. Aquella provocación, aquellas opiniones e ideas como puñales que seguían su trayectoria certera para penetrar y escarbar. Las frases que muchos han rechazado como si les picara una serpiente venenosa. Así era Wainaina. Un intelectual, un agitador, para un mundo que le estaba esperando con urgencia.