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sábado, 25 de enero de 2025

Mito y sentido’, de Joseph Campbell: la alargada sombra de Platón


Portada de 'Mito y sentido', de Joseph Campbell

Mito y sentido

Joseph Campbell
Traducción de Sebastián Burch
Ediciones Atalanta, 2024
376 páginas. 29 euros


Mito y sentido’, de Joseph Campbell: la alargada sombra de Platón

Un libro de conversaciones sobre el humanismo mágico, el fin del cuerpo y la pervivencia de la consciencia



Aceptar la existencia de un inconsciente colectivo donde moran los arquetipos eternos no es interpretar a Platón, es Platón sin más, pues también el filósofo ateniense creía en la existencia de un universo de arquetipos eternos que brillaba bajo las tinieblas de la psique y que había que desenterrar, es decir: recordar. Si uno está dispuesto a ser tan absolutamente platónico como lo era Jung, puede acercarse a este libro de Campbell que trata de los mitos y la eternidad.

Fotografía del autor Joseph Campbell (1904-1987), miembro electo del Instituto Nacional de Artes y Letras. Esta es una fotografía sin fecha.
Fotografía del autor Joseph Campbell (1904-1987), miembro electo del Instituto Nacional de Artes y Letras. Esta es una fotografía sin fecha.

No sería honesto olvidar que existen en inglés dos libros con el mismo título y la misma temática: Myth and Meaning de Lévi-Strauss (Mito y significado en la edición española), publicado en Toronto en 1978, y Myth and Meaning de Joseph Campbell, que aquí comentamos. Los dos adoptan la forma de diálogo y los dos tienen algo de espurio, pues el primero parte de una conversación universitaria mantenida por el antropólogo francés con Carole Orr Jerome y que no tenía por destino convertirse en libro, y el texto de Campbell, pergeñado a partir de las respuestas grabadas a preguntas que le hicieron a Campbell a lo largo de su vida, tampoco tenía por destino convertirse en materia impresa.

Probablemente, el libro de Campbell fue concebido por la fundación que lleva su nombre para rebatir y a la vez sepultar el texto de Lévi-Strauss. No en vano, en la contraportada del libro de Campbell figura una cita de James Hillman, que fue sumo pontífice de la escuela arquetipal junguiana, y en la que dice que ni Freud, ni Mann, ni Lévi-Strauss han actualizado como Campbell el sentido mítico del mundo y sus eternas figuras. Hay que advertir que Hillman era un platónico que proclamaba la doctrina de los arquetipos, en la que hay que creer para abordar con placer a Campbell. Lévi-Strauss fue un racionalista y Campbell no, pues creía que “los mitos vienen de donde vienen las energías” y tuvo “la fortuna de encontrar el dorado mundo de los mitos”, vinculado, según Jung y él, al universo de los arquetipos eternos.

Obviamente, los verdaderos maestros de Campbell son Platón, al que nunca cita, y Jung y Spengler, ambos platónicos y, desgraciadamente, ambos vinculados al nazismo. Campbell dice que “el Dios de Occidente no es dios” y que los orientales están más cerca de la divinidad porque la absorben desde el misterio y la inefabilidad. También dice que “el mito es un lenguaje universal que adopta sus propias formas locales”. Toda una contradicción que también atormentó a Lévi-Strauss, si bien el francés atribuía la universalidad, más que a los mitos, a los “mitemas”, unidades narrativas básicas de las que estarían compuestos todos los mitos.

Pensaba Baltasar Gracián que hay en la vida un tiempo para hablar con los demás, y otro para hablar con nosotros mismos. A parecida conclusión llega Campbell al final del texto, cuando menta el camino interior y sugiere que la muerte no atañe a la consciencia y que solo destruye el cuerpo. También Platón creía que tras la muerte el alma piensa y existe, como toda la Tradición, tanto la oculta como la manifiesta, en la que gravita el humanismo mágico de todas las obras de Campbell y de esta en particular.





jueves, 30 de diciembre de 2021

lunes, 27 de diciembre de 2021

Jesús Ferrero / Qué extraño es quedarse sin Almudena Grandes

 


Almudena Grandes
Madrid, 2018
Foto de Andrea Comas


Jesús Ferrero
Qué extraño es quedarse sin Almudena Grandes
12 de diciembre de 2021

-Asusta la muerte- dijo una tarde.

El dolor del corazón es inferior al de la mente

cuando se intuye el desenlace.

Muchas muertes suceden

en esta danza incesante que nos agota y nos envuelve,

pero no todas se sienten de la misma forma.

Hoy me duele la muerte de Almudena Grandes.




martes, 27 de agosto de 2019

Per Olov Enquist / ¿Tiene límite la desesperación en la economía de Dios?



Jesús Ferrero
PER OLOV ENQUIST

¿Tiene un límite la desesperación en la economía de Dios?


1. Creador de un paisaje humano de muy hondo calado.

2. Creador de un territorio literario que va más allá, por su hondura poética y existencial, de la geografía nórdica.

3. Sus textos son un tejido denso y lleno de agujeros negros, donde se mezclan en un mismo tapiz el detallismo, la precisión geográfica e histórica, el lirismo y el estilo limpio, lleno de momentos esclarecedores y lleno también de pensamiento. Un pensamiento que nunca se formula de forma abrupta, y que está estrechamente tejido a la acción y a las vicisitudes de los personajes.

4. Es hermano de Ingmar Bergman por lo mucho que profundiza en la existencia de los personajes y sus vínculos con la religión entendida como una forma de suplicio.

LA PARTIDA DE LOS MÚSICOS

1. El cuento Los músicos de Bremen hace en la novela de fábula fundamental sobre los que no tienen nada que perder, de la que se extrae el título. Una frase del cuento hace de luz en la larga noche septentrional de la novela: “En cualquier parte se puede encontrar algo mejor que la muerte”. Frase que a mi entender se opone a otra que hicieron muy popular los nazis: “Puede haber cosas peores que la muerte”.

2. El narrador en tercera persona se va alternando con los diarios e informes del personaje llamado Elmblad, que no tienen desperdicio. No es infrecuente en Enquist recurrir a varios narradores.

3. La novela narra los viajes de Johan Sanfrid Elmblad por oscuras regiones de Suecia predicando “la buena nueva”. Uno de los territorios por los que pasa es definido por Elmblad como “un país lúgubre”. Lo es: en ese país le torturan y le obligan a comer lombrices.

4. En la larga obertura de la novela aparecen ya los personajes principales, el mentado Elmblad, y Nicanor, un muchacho de pueblo del todo singular: uno de esos personajes absolutamente memorables que solo aparecen en las novelas de Enquist, un escritor dotado de un poderoso, hondo y herido sentido de la humanidad. En Enquist las heridas del ser, y su apertura (heideggeriana) a las luces y sombras de la existencia son la esencia de sus novelas.


5. En la página 73 leemos: “Era una mañana muy hermosa. Era como el comienzo de una aventura. Como si uno entreabriera la puerta de la vida y viera perfilarse un trozo del enigma”. En todas las novelas de Enquist, también en ésta, vemos entreabierta esa puerta de la vida. Al lector le basta con empujarla para acceder al enigma y sentirse poseído por su luz enrarecida.


6. En la página 81 leemos:
Esa noche cantó el hielo... El hielo rugía, un rugido pesadamente oscilante y lleno de ecos que iban y venían... Los cables del teléfono estaban sujetos a las paredes de la casa, la casa era como una caja de resonancia y los cables cantaban... Era una canción prodigiosa que parecía traída de las estrellas, y llegaba noche tras noche: siempre cuando hacía frío. Resonaba como si la casa de madera fuese la caja de un violoncelo y alguien allá afuera, en la centelleante oscuridad helada, pasase un arco enorme por las cuerdas.

7. Ese fragmento se podría complementar con otro del final de la novela donde la madre de Nicanor, Josefina, piensa en la justicia en términos religiosos y absolutos. Ahí se nos dice que cuando “la desesperación es realmente profunda, entonces es una desesperación tranquila. No se le da importancia, no se exagera”. Siguiendo en ese esquema, Josefina cree que la desesperación de los desposeídos tiene que tener un límite y un tope, conocido por Dios. Ella cree que llegará un momento en el que los desdichados sean suficientes, para el cosmos y para Dios, y ya no será necesaria más desdicha. En esa economía celestial, Josefina cree que “algún día los justos recibirán su premio”, y que un juez eterno sumará los muertos y “establecerá un balance definitivo”, pues de no ser así, la economía de la muerte no tendría el más mínimo sentido. Como vemos, se trata de un pensamiento bastante esperanzador, y continuamente negado por la Historia, también por la historia de esta inmensa novela.
EL BOOMERAN



DE OTROS MUNDOS
Per Olov Enquist / ¿Tiene límite la desesperación en la economía de Dios?
Per Olov Enquist / "Suena cursi, pero un libro me salvó la vida"




Per Olov Enquist o la novela abisal / La biblioteca del capitán Nemo

Per Olov Enquist.
Per Olov Enquist.


Per Olov Enquist o la novela abisal 
La biblioteca del capitán Nemo
imagen descriptiva
Per Olov Enquist
Jesús Ferrero
13 de julio de 2015

A finales del siglo pasado hubo un desembarco de escritores nórdicos en España, entre los que destacaba Per Olov Enquist, al que tuve la suerte de conocer.

Enquist era un hombre delgado y largo, al estilo del actor Max von Sydow. Su rostro esculpido me pareció de una expresividad tan dolorosa como incisiva.

Enquist era amable y a la vez escurridizo. Apostaba por la parquedad; era muy observador y sabía escuchar. Con apacible claridad nos habló de Suecia y de esa variante del cristianismo que obliga a los fieles a imaginarse dentro de las llagas de Cristo. Llagas que se presentan como las cuevas benignas del Dios Hijo en las que poder refugiarse de la ira del Dios Padre, eternamente torturador y castigador.

También nos habló de la endogamia rural de la Suecia que el conoció, de los subnormales, de los pueblos aislados y terribles, de la desolación y de la mezquindad. Finalmente nos habló de El ángel caído: una narración cruzada sobre la conciencia en sus límites más atroces: la conciencia de los que saben que les miran como a monstruos por sus deformaciones físicas, o sus deformaciones psíquicas, o su melancolía mortal.

¿Como puede ser la conciencia de un ser que lucha desesperadamente para que reconozcan su humanidad? La respuesta está en El ángel caído, que dentro de su brevedad es una novela total. (No hacen falta miles de páginas para apresar la plenitud más abismal del mundo). Lo he dicho mil veces y lo vuelvo a repetir.

Más tarde leí, esta vez en francés, su visión de Fedra en tallados versos libres (Pour Phèdre) y la novela La visita del médico de cámara, donde explora la vida del príncipe loco Cristian VII, que tanto nos recuerda a Hamlet. Una vez más, Enquist volvía a adentrarse con coraje en los límites de la normalidad y los límites de la monstruosidad.

En la época en que lo conocí, Enquist me habló especialmente de la novela La biblioteca del capitán Nemo como una de sus preferidas, y que este año ha sido publicada en español por Nórdica-Libros en una excelente traducción de Martín Lexell y Mónica Corral Frías. Él mismo Enquist me regaló un ejemplar de la edición francesa, que devoré en una noche de sofocante calor. Me entusiasmó, y mientras la abordaba comprendí todo lo que nos había dicho su autor sobre la Suecia rural y sobre ese Dios que “significaba la eternidad aterradora”.

También percibí que una vez más Per Olov Enquist nos colocaba ante un ángel caído (y sustituido por su propio doble), evolucionando en un mundo en el que una parte del ser vive es una especie de exilio estremecedor, que nos conduce al universo íntimo e intimidador de Bergman. En ese universo, el protagonista (que sólo protagoniza su doble alienación) busca en el mito del capitán Nemo un universo donde los excluidos hallan el refugio submarino y poéticamente enlazado al de las llagas del Hijo torturado por el Padre.

Per Olov Enquist es dueño de un estilo elíptico, de frases cortas y cortantes, que avanzan formando líneas quebradas, a la vez que ascienden y descienden creando círculos concéntricos de naturaleza absorbente.

Su lectura supuso para mí una experiencia parecida a la lectura de Bajo el volcán. El mismo Enquist nos dijo que escribió el libro tras salir de un infierno de alcoholismo y desesperación. Acabé de leerlo al amanecer y miré por la ventana. El cielo parecía una imagen de la aurora boreal como la que se desvanece al final de La biblioteca del capitán Nemo.

Gracias, señor Enquist, por haber escrito libros tan espléndidos.  

Jesús Ferrero nació en 1952 y se licenció en Historia por la Escuela de Altos Estudios de París. Ha escrito novelas como Bélver Yin (Premio Ciudad de Barcelona), OpiumEl efecto Doppler (Premio Internacional de Novela), El último banquete (Premio Azorín), Las trece rosasÁngeles del abismoEl beso de la sirena negraLa noche se llama Olalla, y El hijo de Brian Jones (Premio Fernando Quiñones), y Doctor Zibelius, de reciente aparición. También es el autor del ensayo Las experiencias del deseo. Eros y misos, galardonado con el premio Anagrama, y del poemario Las noches rojas (Premio Internacional de Poesía Barcarola).
Es asimismo guionista de cine en español y en francés, y firmó con Pedro Almodóvar el guión de Matador. Colabora habitualmente en el periódico El País como crítico literario, y como reportero en National Geographic.
Su obra ha sido traducida a quince idiomas, incluido el chino. 

EL BOOMERAN



DE OTROS MUNDOS
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jueves, 25 de octubre de 2012

Mo Yan / El realismo alucinatorio

Mo Yan
Premio Nobel de Literatura 2012

El "realismo alucinatorio" 

lleva al chino Mo Yan al Nobel de Literatura

11 de octubre de 2012
Mo Yan
A los 57 años, Mo Yan se llevó el Premio Nobel de Literatura.
El escritor chino Mo Yan es el nuevo Premio Nobel de Literatura. "Con un realismo alucinatorio fusiona los relatos tradicionales, la historia y lo contemporáneo", aseguró la Real Academia Sueca al anunciar al ganador.
"Tiene una manera única de escribir. Si lees media página de Mo Yan, inmediatamente sabés que es él", dijo Peter Englund, presidente de la Academia, que también destacó que su estilo recordaba el realismo mágico de Gabriel García Márquez y también tenía reminiscencias de la escritura de William Faulkner.
Al mismo tiempo, agregó la academia, el escritor encontró un "punto de partida en la antigua literatura china y la tradición oral".
Mo Yan, que significa "no hables" en mandarín, es en realidad el seudónimo de Guan Moye. Lo eligió para su primera novela, aseguró en un discurso que dio hace un tiempo en una universidad de Hong Kong, porque le servía para recordar que, siendo él tan franco, era conveniente no hablar mucho en China.
Mo, quien junto al japonés Haruki Murakami era uno de los favoritos a llevarse el premio este año, nació en una familia de campesinos en la ciudad de Gaomi y dejó la escuela durante la Revolución Cultural para trabajar en una fábrica de aceite.
A los 20 años se unió al ejército y comenzó a escribir en 1981, cuando todavía era un soldado. Tres años después, comenzó a enseñar en el departamento de Literatura en la Academia Cultural del Ejército.
El autor goza de una inmensa fama en su país, es uno de los más traducidos y conocidos, aunque también ha sido objeto de críticas por supuestamente no defender a otros autores perseguidos.

Censura y polémica

Pero Mo también ha sufrido la censura. Por su novela "Fengru feitun" ("Pechos grandes y caderas amplias", 1995), polémica por su contenido sexual, el ejército le obligó a escribir una autocrítica y debió retirar su obra, informa la agencia de noticias EFE.
"Siempre hay ciertas restricciones a la escritura en cada país"
Mo Yan, en 2010
"Siempre hay ciertas restricciones a la escritura en cada país", le dijo hace un par de años a la revista Time. Pero para Mo, esos límites podían terminar siendo una ventaja al hacer que el autor deba "ceñirse a la estética de la literatura".
En Occidente, el escritor es conocido por su novela "Sorgo Rojo", donde se centra en las dificultades de los campesinos en el comienzo del régimen comunista en China.
El autor recibirá su medalla el próximo 10 de diciembre, junto con un cheque de U$1,2 millones.
Es la primera vez que un chino residente en su país gana el Nobel de Literatura, premio que fue recibido por europeos en cuatro de las últimas cinco oportunidades. En el año 2000 lo obtuvo Gao Xijian pero residía en Francia y tenía nacionalidad francesa.
Este viernes se dará a conocer el Premio Nobel de la Paz y el próximo lunes el de Economía.


foton
MO YAN SEGÚN SCIAMMARELLA

Mo Yan y la tradición china

Por Jesús Ferrero
El País, 12 de octubre de 2012
Hasta el siglo XX la novela en China nunca fue un género prestigioso, actitud que sorprende al lector occidental que haya tenido el placer de adentrarse en las grandes, inconmensurables y prácticamente inabarcables novelas chinas del siglo XVIII como El sueño del pabellón rojo(que Borges calificó de “novela infinita”), El erudito de las carcajadasViaje al Oeste, (las tres traducidas al español), Historia de los tres reinos, yA orillas del agua (quizá la mejor novela china de todos los tiempos). Sorprenden en estas novelas sus bifurcaciones en torno a un eje central elástico como el bambú, sus cientos de personajes, y la naturalidad caótica con que se va deslizando la narración. Sin olvidar que fue un siglo del que también surgieron narraciones mucho más comedidas y breves como los admirables Relatos de una vida fugitiva de Shen Fou.
En el siglo XIX la narrativa china decae por un efecto de saturación de su propia mecánica inabarcable, que la oponía frontalmente a la poesía, más sintética, más elíptica, más penetrante, más musical y filosófica. La poesía era considerada, desde la época clásica, el género más elevado y venerado por los chinos, y de hecho algunas de sus obras más universales son poemarios.
En el primer cuarto del siglo XX la narrativa china empieza a resucitar mirando a Occidente y modernizándose. El primero que hizo la criba a una forma de narrar fue Lu Xun, que fue para China lo mismo que Mishima para Japón: la occidentalización del discurso narrativo, buscando una forma de argumentar más geométrica y racional y evitando las bifurcaciones desmedidas y los discursos infinitos. Digamos que Lu Xun puso tasa a tanto desvarío.
Luego vino el “naturalismo” socialista con novelistas como Mao Dun, sin olvidar que la narrativa socialista era ya un occidentalismo. Por raro que parezca, para China fue una manera de entrar en un movimiento internacional que sobrepasaba su milenaria autarquía cultural.
Superado el maoísmo y los excesos de la revolución cultural, apareció una generación puente, que hizo de vínculo entre el realismo socialista y el presente, a la que pertenece Mo Yan.
Se ha dicho hasta la saciedad que en Mo Yan la influencia occidental se hace muy patente. Él mismo lo ha dicho. No lo pongo en duda, pero creo al mismo tiempo que Mo Yan ha sabido aprovechar lo mejor de las grandes novelas chinas (como Murakami ha hecho con la tradición japonesa). En algunas de sus grandes, grandísimas novelas como La república del vino y Grandes tetasamplias caderas se detectan muchas influencias occidentales, pero también se observa una recuperación de la narrativa tradicional china, y de hecho son obras que por su vastedad, su abundancia de personajes, su invocación al caos y sus bifurcaciones se parecen más a los grandes clásicos del XVIII que a Joyce, a Proust, a Kafka o al realismo mágico del boom.
Hace años conocí en Pekín a Mo Yan, y me pareció un hombre de una ironía ejemplar que sabía sobrellevar con gran paciencia y afabilidad los odios que provocaba entre sus compatriotas, que al igual que los españoles, adoran al dios de la envidia por encima de todas las cosas. Recuerdo que en las dos o tres horas que estuve con él y con otras personas, sus colegas chinos no hicieron más que criticarlo. Prefiero no imaginar lo contentos que deben de estar ahora que le han dado el Nobel. Por descontado que se lo merece. Al fin y al cabo la Academia Sueca no es que haya sido demasiado generosa con los escritores chinos.

Mo Yan (pseudónimo literario de Guan Moye) acaba de recibir el Premio Nobel por una obra de “realismo alucinante que combina los cuentos populares, la historia y la contemporaneidad”. Desde Gaomi (en la provincia de Shandong), Mo Yan comenzó a reaccionar al premio que le ha sido otorgado. Aquí reproducimos algunas de sus primeras declaraciones y las impresiones que otras personas han tenido, para echar luces sobre la obra de este narrador.
Notas Bio-bibliográfica por la Academia Sueca
“Con una mezcla de fantasía y realidad, de perspectiva histórica y social, Mo Yan ha creado un mundo que en su complejidad recuerda a los de escritores como William Faulkner y Gabriel García Márquez, tomando al mismo tiempo como punto de partida la tradición literaria china y la cultura narrativa popular”.
Mo Yan reacciona desde Gaomi
“Al saber que me concedieron esta recompensa, me sentí muy feliz…Voy a esforzarme más en la creación de nuevas obras. Quiero trabajar más para agradecérselo a todo el mundo. [...] Sin embargo, creo que este premio no lo es todo. Creo que China tiene numerosos autores con mucho talento. Su brillante producción merece también ser reconocida en el mundo[...] ganar no representa nada [...] Continuaré trabajando duro, gracias a todos.”
Paula Izquierdo retrata a Mo Yan en una entrevista en ABC Cultural el día 24 de mayo de 2008 
“un hombre alto, elegantemente vestido y cuyos gestos suaves y espaciados producen una gran sensacion de placidez. Se trata de uno de los autores mas celebrados en China y muy conocido en Europa. Sobre el sentimiento que le llevo a escribir «Grandes pechos, amplias caderas», una historia que discurre a lo largo de todo el siglo XX en un lugar recondito de China, Mo Yan explicaba que quería rendir homenaje «al universo femenino en un país aún hoy regido por hombres»”.
Claudio Magris publicó en nexos un texto sobre Mo Yan donde comenta la novelaSorgo rojo
“como en la gran épica clásica, el narrador desaparece, es uno nadie y cien mil, es la vida misma anónima, desgarradora y desgarrada, es el campo de {Sorgo rojo} que se tiñe de sangre y de atardecer. Mo Yan, diría Kafka, es uno de esos grandes cuya lectura golpea como un puño y abre, con una desgarradura, un nuevo horizonte.”
Francisco Solano reseñó la traducción al español de Grandes pechos, amplias caderas de Mo Yan en 2007
“Víctima y superviviente, Shangguan Lu representa la brutal transformación de China; nace en el feudalismo de la crepuscular dinastía Qing, que aún obligaba a las mujeres a llevar los pies vendados, y morirá, casi ciega, en la aldea en que nació, convertida en un gran centro urbano de taxis amarillos. [...] Como en una exhuberante alegoría, que resuena en el mismo título, Mo Yan concentra en la mujer china la esencia de un país simultáneamente opulento y paupérrimo que se prolonga por su capacidad de sustentar con su propio cuerpo a sus hijos. La novela es más que un homenaje a la mujer; es la expresión de un asombro inmensurable. De ahí que las descripciones de mujeres sean extraordinarias, de una materialidad física que remite a Faulkner. Poco importa que a los varones se les relegue con un retrato más atolondrado y escueto. En novelas de esta envergadura los defectos, las desproporciones y asimetrías, son las burbujas de un caldo que hierve a la temperatura adecuada.”
Fernando R la Fuente reseñó así la novela Sorgo Rojo en mayo de 1993 en ABC
“de manera ejemplar en la línea “regeneracionista” que define a la más inquietante narrativa china. Contiene todos los elementos característicos de una novelística basada en los modelos neorrealistas a los que se ha añadido un cierto pesimismo secular, contrario a los viejos postulados políticos del “socialismo real”, dictados por el poder. Mo Yan escribe, de este modo, la novela de su propia identidad desde un ámbito particularmente verdadero en la vida social china: la familia.”
José María Guelbenzu reseña La República del Vino de Mo Yan en 2011
“La escritura de Mo Yan se basa en el uso de los símbolos, como es tradición en la literatura china (el pequeño demonio, el niño de piel escamosa…) y en una sobreabundancia de imágenes que se suceden sin interrupción. Su sátira -sobre el poder, la corrupción, la obsesión por la comida y la bebida, la estructura social china, la burocracia y la Administración, la picaresca de los cargos políticos…- es no sólo demoledora sino que se apoya además en una falta de delicadeza en todo conforme a la vivencia de los personajes. [...] El resultado es un libro tan divertido como aparentemente incoherente que, sin embargo, mantiene con enorme habilidad la esencia del prolijo relato: el absurdo de la existencia en un país sometido a un control total y la fluencia de la vida dentro de semejante encerrona.”
Paul Mason reseña Grandes pechos amplias caderas (uno de sus diez librosfavoritos para entender china) 
 ”Al comienzo de Grandes pechos amplias caderas, los campesinos intentan enterrar cuerpos en una fosa común; pero una parvada de cuervos los atolondra: los campesinos poseen tan poca fuerza y tan pocas herramientas que ni siquiera pueden realizar la básica tarea humana del entierro. Una vez que haya leído Mo Yan, usted podrá entender el terrible peso de la historia y de la naturaleza hostil que se extiende a lo largo de la ruta de todos los que buscan el progreso social en China. [...] Mo no es el único “realista mágico” de la literatura moderna en China ; pero la manera como maneja los deslizamientos entre realidad y surrealidad es el más diestro, el más doloroso. Él es más una suerte de Pynchon que de García Márquez y – a fin de cuentas- no es como ningún otro de los grandes autores vivos.
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