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miércoles, 6 de noviembre de 2024

El increíble caso del superventas menguante

 


La Central Bookstore
Los libros más vendidos en La Central de Madrid.ÁLVARO GARCÍA

El increíble caso del superventas menguante

Un estudio basado en las listas de ‘The New York Times’ indica que la extensión de los libros más vendidos cada vez es menor 

sábado, 8 de junio de 2024

Proust / Sobre las dificultades para publicar

 

Marcel Proust


Marcel Proust
SOBRE LAS DIFICULTADES PARA PUBLICAR

Cuando Marcel Proust terminó de escribir "En busca del tiempo perdido" tuvo grandes dificultades para publicarlo.

André Gide, que trabajaba en La Nouvelle Revue Française, rechazó el manuscrito sin siquiera leerlo, por prejuicios acerca del autor. En su momento dijo: “Nuestra editorial publica obras serias. Está fuera de discusión que se edite algo como esto, mera literatura de un dandi mundano”.

miércoles, 27 de marzo de 2024

La estética del aburrimiento / ¿Por qué algunos de los libros esenciales de la historia de la literatura son tan tediosos?

 


De izquierda a derecha, los escritores James Joyce, Marcel Proust, Thomas Bernhard y Virginia Woolf.

De izquierda a derecha, los escritores James Joyce, Marcel Proust, Thomas Bernhard y Virginia Woolf.


La estética del aburrimiento: ¿por qué algunos de los libros esenciales de la historia de la literatura son tan tediosos?

Joyce, Proust, Woolf, Bolaño, Bernhard, Foster Wallace... Un ensayo de Inma Aljaro estudia el tedio deliberado en la novela, que lleva a inopinadas experiencias estéticas



Sergio C. Fanjul
5 de marzo de 2024

Hay libros que son hitos indelebles en la historia de la literatura y que, sin embargo, son aburridísimos (al menos para un sector mayoritario de los lectores). Qué paradoja. James Joyce, Marcel Proust, Samuel Beckett, Alain Robbe-Grillet, David Foster Wallace, Gertrude Stein, Roberto Bolaño, Thomas Pynchon, Juan José Saer, Virginia Woolf, Thomas Bernhard. Autores difíciles, con obras que suponen un esfuerzo similar a la subida a un ochomil y cuya lectura otorga un signo de distinción: solo son aptos para los más gafapastas.

jueves, 29 de febrero de 2024

La casa verde y Juntacadáveres / Aquellos sí eran puticlubs

Vargas Llosa, Onetti, Neruda._
Mario Vargas Llosa, Patricia Llosa, Carlos Fuentes, Juan Carlos Onetti, 


Aquellos sí eran puticlubs

Hay muchos puticlubs, pero ninguno es el de Junta Larsen. Ni el de don Anselmo. La literatura está plagada de prostíbulos que solo son eso, prostíbulos, hombres, mujeres, mala música, olor a desinfectante. En cambio, las «casas» de Junta y don Anselmo representan complejos símbolos, además de burdeles. En realidad, son utopías, hasta que un día se desmoronan, como todo lo bello. Si solo fuesen prostíbulos, tal vez siguiesen abiertos, como todo lo atroz. Cuando Juan Carlos Onetti y Mario Vargas Llosa publican en los años 60 Juntacadáveres y La casa verde, respectivamente, están en algún sentido fundando algo parecido a una «literatura de prostíbulo», que, como el nombre indica, no tiene demasiado que ver con los prostíbulos —que hacía mucho tiempo que aparecían en la literatura universal pero sí con su metáfora. La modernidad y grosería del capitalismo había producido, para aquellos años, una época grotesca de gloria y desgracia, placer e inmundicia, esplendor y ocaso, simultáneamente. Y los burdeles de Vargas Llosa y Onetti reflejaban ese escenario, tratado por el particular estilo de cada autor. Hay una variante de la modernidad en estos libros, imposible de desligar de la decadencia, que crece sobre una voz que escucha en su cabeza el protagonista, a menudo un individuo enigmático, oscuro, sin pasado, o en todo caso con un oscuro pasado. Esa voz dice: «¡Funda un prostíbulo, che!».

miércoles, 7 de diciembre de 2022

En busca de Marcel Proust


En busca de Marcel Proust

Siguiendo los pasos del escritor francés, la psiquiatra irlandesa Veronica O’Kane nos lleva de viaje por el apasionante mundo de la neurociencia



Montero Glez
19 de agosto de 2021

El recuerdo es un asalto, lo más parecido a un abordaje donde la memoria hace revivir lo ya vivido. Si tenemos que recurrir a un ejemplo literario de cómo la memoria nos devuelve el recuerdo de un suceso, acudimos a Proust y a su famosa magdalena empapada en té, cuyo sabor le devuelve hasta su infancia, en Combray, cuando llegaba a la habitación de su tía y esta le daba un trozo de magdalena mojado en su infusión.

Proust / Del onanismo a la trascendencia literaria



Del onanismo a la trascendencia literaria

Proust logró contarnos la totalidad a través de las trivialidades humanas. Su gran revolución literaria fue construir una obra de conjunto combinando con éxito indiscutible; el relato y el ensayo.

Marcel Proust
DEL ONANISMO A LA TRANSCENDIA LITERARIA

Por Luis Alberto Miranda
Mediaisla, 26 de enero de 2013



La transición del siglo XIX al siglo XX produjo maravillosos novelistas. Junto con Joyce, Marcel Proust produjo una literatura que rescató a la humanidad de ciertos estereotipos vergonzosos, como el elitismo y la pudibundez victoriana cargada de prejuicios económicos, sociales y políticos, pero sobretodo de falta de humanidad, es decir, incapaz de profundizar sobre la verdadera naturaleza física y emocional de los seres humanos. Marcel Proust con su obra y aún con su propia vida ratificó una nueva axiología sobre el hombre mismo. El salto es revolucionario, ya no tenemos que esconder nuestra naturaleza ni avergonzarnos de cumplir con nuestras funciones fisiológicas, ni esconder nuestra sexualidad.

Cada cual con su Proust / Los muchos traductores de ‘En busca del tiempo perdido’


Borradores de Proust



Cada cual con su Proust: los muchos traductores de ‘En busca del tiempo perdido’

Se cumplen cien años desde que se publicara Por el camino de Swann, el primero de los siete volúmenes de En busca del tiempo perdido, traducido en España por Pedro Salinas siete años después, en 1920. Sin embargo, hasta 1952 no apareció en España una edición completa. Fue el editor argentino Santiago Rueda quien publicó los 7 tomos en los años 40. 

Karina Sainz Borgo
4 de noviembre de 2013

Marcel Proust publicó, con su dinero, el 14 de noviembre de 1913, Por el camino de Swann, el primero de los siete volúmenes de En busca del tiempo perdido, que André Gidé se había negado a editar por considerarlo un folletín trufado de “historias de duquesas” sin ningún interés para los lectores cultos y serios. El poeta se arrepintió en menos de un año, pero el mal ya estaba hecho.  

miércoles, 30 de noviembre de 2022

Lectores / Cuando un libro se nos cae




Cuando un libro se nos cae

Un 19% de las obras de narrativa general se abandonan antes de la mitad


JOSÉ ANTONIO MILLÁN
17 AGO 2018 - 12:23 COT


Pilas de libros.
Pilas de libros.

¿Quién no ha tenido la tentación de abandonar una lectura comenzada? Esta acción no suele pregonarse, pero basta con que el tema surja en una red social (“No he podido terminar el libro X”) para que salten experiencias similares: “Yo tampoco pude con Y”, “A mí Z me ha resultado intragable”. La red social de lectura Goodreads hizo una de las raras encuestas que hay sobre el tema entre sus lectores (en inglés). En ella se vio cómo se habían caído de las manos de los lectores clásicos voluminosos, como Moby Dick o Ulises, aunque también se dejaron libros más breves, como Cincuenta sombras de Grey. En las redes sociales españolas se han visto recientemente lectores que anunciaban que dejaban la lectura de Solenoide, extensa novela (800 páginas) de un famoso escritor rumano, aunque inmediatamente surgían otros que manifestaban el placer que tenían con ella. También es muy frecuente que se deje una obra y años más tarde se retome para terminarla. En busca del tiempo perdido, de Proust, es un caso típico. El impulso para leer un libro puede ser su prestigio antiguo (clásicos) o su actualidad (obras de moda), pero de nada servirán si los lectores no lo encuentran atractivo o interesante. Y ese juicio puede ser muy personal.

lunes, 28 de marzo de 2022

Grandes clásicos, esperados regresos y nuevos autores / La travesía literaria de 2022




Grandes clásicos, esperados regresos y nuevos autores: la travesía literaria de 2022

Los centenarios de Marcel Proust y del ‘Ulises’ de James Joyce marcarán un año que arranca cargado de novedades de escritores como Zadie Smith, Javier Cercas, Maryse Condé, Héctor Abad Faciolince, Siri Hustvedt o Michel Houellebecq, además de la traducción al español del Nobel Abdulrazak Gurnah y las contramemorias de Knausgard firmadas por su exmujer


Andrea Aguilar
1 de enero de 2022


Marcel Proust y el apabullante Ulises de James Joyce estarán de celebración en 2022, al cumplirse 100 años desde la muerte del gran escritor francés y otros tantos de la publicación de la legendaria novela vanguardista que rompió con las convenciones narrativas. Uno y otra serán objeto de homenajes e importantes rescates, pero antes de echar la vista atrás, el nuevo año trae un abigarrado programa editorial de nuevos títulos de ficción. Ya en enero se lanzarán Ay, William (Alfaguara), novela de Elizabeth Strout que da continuación a la historia que arrancó en Me llamo Lucy BartonUna casa propia (Literatura Random House), nueva entrega de las memorias noveladas de Deborah Levy; y Todas nuestras maldiciones se cumplieron (Seix Barral), de la argentina Tamara Tenenbaum, autora de El fin del amor, que esta vez escribe sobre la comunidad judía ortodoxa en la que creció. Y dos libros de relatos: Grand Union (Salamandra), que reúne los cuentos de Zadie Smith, y bola ocho (Nórdica), el debut en español de Elizabeth Geoghegan, alumna y amiga de Lucia Berlin.


En febrero las historias de amor y conquista que llegarán a las librerías incluyen desde el regreso de Agustín Fernández Mallo con una novela situada en Venecia, El libro de todos los amores (Seix Barral), hasta El festín del amor (Asteroide), del estadounidense Charles Baxter, pasando por Amor libre (Sexto Piso), de Tessa Hadley, la autora británica cuyo triunfo tardío no deja de alumbrar celebradas novelas como esta situada en el Londres de los años sesenta. También llegarán Niña de octubre (Gatopardo), la novela en la que Linda Boström cuenta su parte de la historia con el novelista y padre de sus cuatro hijos Karl Ove Knausgard; la multipremiada y aclamada Brillo (Blackie Books), de Raven Leilani, sobre un triángulo amoroso que incluye a una joven negra y a un hombre blanco de 40 años casado; y la nueva novela de Luis LanderoUna historia ridícula (Tusquets), en la que el atractivo de la conquista amorosa está conectado con el ascenso de clase. Valentín Roma incide con El capitalista simbólico (Periférica) en este mismo asunto en la Barcelona de los noventa, y Juan Tallón tiene esa España como telón de fondo de Obra maestra (Anagrama), el peculiar relato ficcionalizado de la desaparición real de una escultura de Richard Serra.

La autora de Tan poca vida, Hanya Yanagihara, vuelve con Al paraíso (Lumen), otra larga historia en la que alterna el siglo XIX con los años del sida en EE UU, un tema que conecta con la pandemia actual. El griego Petros Márkaris sitúa la historia de Cuarentena (Tusquets) en la Atenas del coronavirus, y el Nobel Orhan Pamuk también escribe sobre el contagio y las plagas en Las noches de la peste (Literatura Random House) su regreso a la mesa de novedades previsto para marzo. Ese mes también vuelve la autora de Casas vacías, la mexicana Brenda Navarro, con Ceniza en la boca (Sexto Piso), y Javier Cercas termina con El castillo de Barbazul (Tusquets) la trilogía que arrancó con Terra Alta. Y también pone punto y final a la suya Eva Baltasar con Mamut (Literatura Random). El Nobel Isaac Bashevis Singer sale en marzo por partida doble con el libro de relatos Una ventana al mundo (Nórdica), que incluye cinco inéditos, y con la divertida novela El seductor (Acantilado).


La literatura negra es la que mejor aguantó el envite del confinamiento y, a tenor de lo visto para 2022, la que más músculo conserva. En abril llega lo nuevo de Don Winslow, Ciudad en llamas (HarperCollins), el inicio de una gran serie sobre la mafia que hunde sus raíces en años de investigación sobre sus propios orígenes del creador de El cártel. Estará en febrero en Barcelona para recibir el Pepe Carvalho de la BCNegra. Allí también tendremos a Elmer Mendoza: el creador de El zurdo Mendieta y uno de los grandes renovadores del género vuelve con Ella entró por la ventana del baño (Alfaguara). Y a Alan Parks, con una nueva entrega sobre su brutal serie en el Glasgow de los setenta, Bobby March vivirá para siempre. Todo un acontecimiento para los aficionados a la novela de espías se puede considerar la llegada en enero de Conexión Londres, el cierre de la serie de Thomas Kell escrita por Charles Cumming, lo más cercano a John Le Carré que ha dado la nueva literatura británica. Y atención a los debúts de Teresa Cardona (Los dos lados, Siruela) y Virginia Feito (La señora March, Lumen) que está protagonizando en el mundo anglosajón un éxito tan rotundo como complicado de clasificar.

El capítulo de heterodoxos homenajes arranca en enero con la nueva novela de Rodrigo FresánMelvill (Literatura Random), dedicada al padre de Bartleby y Moby Dick, y sigue en otoño con la obra de la irlandesa Doireann Ní Ghríofa Un fantasma en la garganta (Sexto Piso), en la que se entrecruza un poema del siglo XVIII con unas memorias de maternidad. David Rieff selecciona los mejores textos de su madre en Susan Sontag. Obra imprescindible (Alfaguara), y sale también El libro de Ana María Matute (Blackie Books), antología de literatura y vida de la autora catalana. La novela que mezcla investigación y autoficción Sobre Barbara Loden (Sexto Piso), de la francesa Nathalie Léger, tiene en el centro a la actriz y directora estadounidense que triunfó en el festival de Venecia con la película de culto Wanda y fue esposa de Elia Kazan. Y desde el mundo del cine también llega el debut de Werner Herzog con El crepúsculo del mundo (Blackie Books), la historia de un soldado japonés que siguió combatiendo en una isla perdida tras el fin de la Segunda Guerra Mundial; y el libro Ivo y Jorge (Tusquets), de Patrick Rotman, sobre la amistad de Yves Montand y Jorge Semprún.


Entre las recuperaciones destacan Canto de sirena (Gatopardo), de Charmian Clift, periodista australiana que junto a su esposo se instaló en la isla griega de Kalymnos y cuya vida bohemia inspiró a Leonard Cohen, entre otros artistas; y Aguamala, cuatro días de lluvia en la ciudad de Nápoles a la espera de un suceso extraordinario (Acantilado), de Nicola Pugliese, una novela que publicó originalmente en 1977 Italo Calvino en el sello Einaudi y que el autor prohibió que fuera reeditada hasta su muerte (2012). También llegarán en Salamandra dos títulos del premio Nobel 2021, Abdulrazak GurnahA orillas del mar, y su última obra, Afterlives, que retoma la historia de Tanzania donde la dejó en Paraíso.


Saldrá también un nuevo libro de Maryse CondéYo, Tituba, la bruja negra de Salem (Impedimenta), en el que fabula sobre la historia de esa esclava que fue condenada en los célebres juicios del siglo XVII, y la novela situada en una plantación El baile del agua, del ensayista estadounidense Ta-Nehisi Coates. La argentina Camila Sosa, autora de Las malasvuelve con nueve relatos reunidos en Soy una tonta por quererte (Tusquets). Y Diferente pero como todo el mundo (Tránsito), de Nora Eckert, reconstruye la historia de Chez Romy Haag, un legendario club de travestismo en el Berlín Occidental en los setenta.


El año nuevo traerá de regreso a la premio Princesa de Asturias Siri Hustvedt con Madres, padres y demás apuntes sobre mi familia real y literaria (Seix Barral), en abril; a Joyce Carol Oates con dos nouvelles de misterio que publicará Siruela en enero; también a la poeta y escritora colombiana Piedad Bonnett con Qué hacer con estos pedazos (Alfaguara), y a Héctor Abad Faciolince en el mismo sello en mayo. Volverán a las librerías el italiano Domenico Starnone, considerado por muchos como parte indispensable de la misteriosa identidad de Elena Ferrante, con Confidencia (Lumen), y Eduardo Berti con Un hijo extranjero (Impedimenta), donde narra la historia que surgió a partir de la publicación de Un padre extranjero.


Cuesta más conocer los planes editoriales del segundo semestre, pero habrá nuevos libros de Luis Mateo Díez y de Bernardo Atxaga en Alfaguara. Con la reentré llegarán también la traducción al español de la última novela de Houellebecq y Sobre la libertad, de Maggie Nelson (ambos en Anagrama); Lincoln Highway (Salamandra), de Amor Towles, autor de Un caballero en Moscú; y la novela ganadora del premio Booker de 2021, La promesa, de Damon Galgut que sacará Asteroide. También se publicará En memoria de la memoria (Acantilado), de Maria Stepanova, saludada por la crítica anglosajona como la nueva gran voz de la literatura rusa, cuyo monumental libro funde historia personal y cultural.


Y, de vuelta al principio de esta historia sobre literatura en 2022, habrá dos importantes novedades de Marcel ProustLos 75 folios y otros manuscritos inéditos (Lumen), y una selección importante de su correspondencia, que se publica por primera vez en español en Acantilado, aún sin fecha fija. La otra incógnita es cuándo saldrá la novela que Almudena Grandes dejó escrita; aunque se sabe que será este año y en Tusquets, el anuncio se hace esperar.

Con información de Juan Carlos Galindo. 


Andrea Aguilar

Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.


EL PAÍS




sábado, 6 de noviembre de 2021

Goncourt / El premio que descubrió un nuevo continente literario



Los miembros de la Academia Goncourt Robert Sabatier, Hervé Bazin, Françoise Mallet-Jorris, Armand Lanoux y Michel Tournier, en 1975 en la villa que da nombre al premio.


El premio que descubrió un nuevo continente literario

El galardón más prestigioso de las letras francesas, el Goncourt, marcó un hito con ‘A la sombra de las muchachas en flor’, obra que propulsó a Proust y a Gallimard


Marc Bassets
4 de octubre de 2019

No siempre el talento y el esfuerzo bastan para fabricar un clásico. A veces un buen premio en el momento adecuado ayuda.

Es el caso de Marcel Proust. Hace un siglo, el 10 de diciembre de 1919, A la sombra de las muchachas en flor, segundo volumen del ciclo novelesco En busca del tiempo perdidorecibió el Goncourt. La elección, que desató una polémica virulenta, propulsó a Proust a la condición de clásico vivo. Consagró al Goncourt como el premio de los premios, estatus que todavía ostenta. Y colocó a Gallimard como el sello de calidad que en las décadas siguientes contribuiría como ninguna otra en Francia a confeccionar el canon.

lunes, 1 de noviembre de 2021

Joyce y Proust en el hotel Majestic

 

James Joyce


Joyce y Proust 

en el hotel Majestic


Tomás Eloy Martínez
HIGHLAND PARK, N.J.

La primera persona a la que oí hablar del único y mitológico encuentro entre Marcel Proust y James Joyce fue Nélida Gardell, mi profesora de francés en la Escuela de Letras de la Universidad de Tucumán. Nélida describía el diálogo entre los dos mayores novelistas del siglo XX como un torneo de torpezas y desdenes, el vuelo de aves majestuosas condenadas a no entenderse.

El encuentro de Joyce y Proust en París



Marcel Proust


EL ENCUENTRO DE JOYCE Y PROUST EN PARÍS

Marcel Proust y James Joyce se encontraron la madrugada del 19 de mayo de 1922 en el Hotel Majestic, en París, donde se celebraba una reunión más o menos galante y pomposa en honor de Igor Stravinsky y otros personajes de la música y las artes escénicas que apenas unas horas antes, la noche del 18, habían estrenado en el Teatro de la Ópera un divertimento musical y dancístico llamado Renard (“Zorro”). La organización de la velada corrió a cargo de un matrimonio cuyo mejor talento, según parece, fue codearse con las personalidades del demi-monde de entonces, granjearse la amistad o el aprecio de los artistas avencindados en la capital francesa en tiempos de la diáspora provocada por la Primera guerra mundial y otros conflictos bélicos y sociales librados en Europa en esas primeras décadas del siglo XX. Por eso aquella noche, además de Stravinsky, Proust y Joyce, también asistió Pablo Picasso, a quien, se dice, se quiso comprometer para que pintara un retrato de Proust, sin éxito, porque por alguna razón sobre dicha velada pesó desde el inicio una especie de sombra funesta que todo lo estropeaba. Picasso no accedió a sentar a Proust delante de su caballete. Proust intentó hablar con Stravinsky y, como se dice, para romper el hielo, comenzó hablándole de Beethoven, pero Stravinsky replicó, acaso con sequedad o dureza, diciendo que detestaba a Beethoven (Proust, perseverante, no se arredró: «—Pero, caro maestro, seguramente las últimas sonatas y los últimos cuartetos… —¡Incluso más que el resto!»). Más tarde, cuando por fin coincidieron Proust y Joyce (el motivo secreto de Violet y Sydney Schiff, más que agasajar a Stravinsky y sus amigos), sus intercambios verbales fueron más bien pedestres y mundanos y, para pesar de todos los circundantes, carentes de la más ínfima partícula de inmortalidad.

Retratos con paisaje / Proust proliferado

Marcel Proust
Fernando Vicente

Retratos con paisaje 

Proust proliferado


La nueva traducción de la saga (siete novelas) A la recherche du temps perdu de Marcel Proust (1871-1922) -por Mauro Armiño, Editorial Valdemar, Madrid, 2000-2005; edición monumental: tres tomotes como de enciclopedia, con diccionarios de lugares, personas y personajes; cronología, índices, notas, guías y un álbum, etcétera- ya no se llama En busca sino A la busca del tiempo perdido. 

Mis personajes de ficción / Charles Swann



CHARLES SWANN
MIS PERSONAJES DE FICCIÓN

Un esbozo de Swann

El escritor cubano elige a un personaje que en apariencia es "opaco y falto de trazada", y que se mueve casi inadvertido por las páginas de 'En busca del tiempo perdido'. Pero el autor tiene sus razones para decantarse por este ser misterioso; entre otras, su dedicación a las letras. Es codirector de la revista 'Encuentro de la Cultura Cubana' y ha publicado, entre otros, 'Las comidas profundas', 'Contrabando de sombras', 'El libro perdido de los origenistas', 'Un arte de hacer ruinas y otros cuentos' y 'La fiesta vigilada'.

Visconti leyendo a Proust

Visconti leyendo a Proust



1 de septiembre de 2003

En busca del tiempo perdido acompañó a Visconti desde 1922, desde la tarde en que descubrió a su padre, totalmente absorto, leyendo a Proust en la biblioteca familiar.

Jorge Edwards / Antes y después de Swann


Charles Swann

Jorge Edwards
ANTES Y DESPUÉS DE SWANN

Letras Libres
31 de enero de 2001

Marcel Proust se preparó toda la vida para escribir A la recherche du temps perdu, En busca del tiempo perdido. Todo lo que escribió antes de la Recherche —crónicas mundanas, ensayos literarios y sobre cuestiones de arte, la novela inconclusa Jean Sauteuil e incluso las traducciones de John Ruskin—, no fue más que un primer borrador, una exploración preliminar, un anuncio de la obra definitiva. Después de vacilaciones que parecían interminables, de aproximaciones insatisfactorias, Proust descubrió el tono preciso que le permitiría escribir la Recherche. Al hacerlo se transformó en otro escritor y en otra persona. El error garrafal de André Gide al rechazar, en su calidad de lector para la NRF y para Gallimard, el manuscrito de la novela, consistió en haber conocido al Proust de antes, el de los salones y las duquesas, y no comprender que el autor de El camino de Swann era otro. Porque Proust, al emprender la tarea de escribir su obra definitiva, se identificó en forma completa con la obra, fue la Recherche, así como la Recherche, uno de los mayores monumentos verbales de toda la historia literaria, formó al Marcel Proust definitivo, al Proust transformado en sí mismo, al fin, para la eternidad, de acuerdo con el verso de Stéphane Mallarmé que conocía tan bien y que a menudo citaba. 

viernes, 12 de febrero de 2021

Manuel Vicent / La escuela de escritores acostados


Juan Carlos Onetti, en una imagen de 1989.Juan Carlos Onetti, en una imagen de 1989.FOTO: FRANCISCO ONTAÑÓN

La escuela de escritores acostados

Gran número de autores debe su vocación literaria a aquella enfermedad que en la adolescencia les tuvo durante meses, incluso años, postrados en el lecho


Manuel Vicent
Madrid, 22 de mayo de 2020

Dijo Blaise Pascal: ”Todas las desgracias del hombre se derivan del hecho de no ser capaz de estar tranquilamente sentado y solo en una habitación". Existe en la historia de la literatura una serie de escritores que siguieron el consejo de Pascal y optaron por hacer de su dormitorio el reducto de su actividad creativa. Dormían, comían, escribían y recibían visitas alrededor de la cama donde permanecían tumbados sin enfermedad alguna ni razón aparente. En el lecho produjeron gran parte de su obra, entre otros Voltaire, Mark Twain, Marcel Proust, George Orwell, Truman Capote y los españoles Valle Inclán, el tardío Pío Baroja, Vicente Aleixandre y el uruguayo Juan Carlos Onetti. Podría llamarse la escuela literaria de escritores acostados.

domingo, 22 de noviembre de 2020

Quince obras maestras de la cultura que fueron masacradas en su momento

Edgar Allan Poe

Quince obras maestras de la cultura que fueron masacradas en su momento

Discos, pinturas, películas o libros que hoy son piezas fundamentales fueron en origen maltratadas por los críticos e ignoradas por el público. Esta es la historia de algunas de ellas

Eduardo Bravo
5 de diciembre de 2019

Al entierro de Edgar Allan Poe (Boston, 1809- Baltimore, 1849) asistieron siete personas. Murió sin un centavo y sin que nadie reconociera su talento. Y eso que trabajó a destajo publicando sus poemas y sus cuentos en revistas y editoriales que le pagaban una miseria. La historia de la cultura está llena de artistas y obras incomprendidas que años más tarde obtuvieron todo el reconocimiento. Para algunos fue tarde (habían muerto); con otros, sin embargo, se hizo justicia en vida.
Estos son algunos casos...

sábado, 19 de septiembre de 2020

El premio que descubrió un nuevo continente literario



Los miembros de la Academia Goncourt Robert Sabatier, Hervé Bazin, Françoise Mallet-Jorris, Armand Lanoux y Michel Tournier, en 1975 en la villa que da nombre al premio.Ampliar foto
Los miembros de la Academia Goncourt Robert Sabatier, Hervé Bazin, Françoise Mallet-Jorris, Armand Lanoux y Michel Tournier, en 1975 en la villa que da nombre al premio. AFP / GETTY IMAGES

El premio que descubrió un nuevo continente literario

El galardón más prestigioso de las letras francesas, el Goncourt, marcó un hito con ‘A la sombra de las muchachas en flor’, obra que propulsó a Proust y a Gallimard


MARC BASSETS
4 de octubre de 2019

No siempre el talento y el esfuerzo bastan para fabricar un clásico. A veces un buen premio en el momento adecuado ayuda.
Es el caso de Marcel Proust. Hace un siglo, el 10 de diciembre de 1919, A la sombra de las muchachas en flor, segundo volumen del ciclo novelesco En busca del tiempo perdido, recibió el Goncourt. La elección, que desató una polémica virulenta, propulsó a Proust a la condición de clásico vivo. Consagró al Goncourt como el premio de los premios, estatus que todavía ostenta. Y colocó a Gallimard como el sello de calidad que en las décadas siguientes contribuiría como ninguna otra en Francia a confeccionar el canon.

miércoles, 27 de mayo de 2020

Antonio Muñoz Molina / Obra incompleta



Pessoa visto por Dariush Radpou.Ampliar foto
Pessoa visto por Dariush Radpou.

Obra incompleta

Quizá la muerte excusó a autores como Pessoa de buscar una coherencia que no llegaría a la altura del desorden de sus materiales


Antonio Muñoz Molina
16 de septiembre de 2016

A Miguel Hernández, que tan pocos años tuvo para completar nada, lo entristecía de antemano la idea de unas obras completas: “Yo sé que en esos sitios tiritará mañana / mi corazón helado en varios tomos”. Hay algo antiguo y funerario en esa visión de unos tomos idénticos, encuadernados en oscuro, en piel o semipiel o pseudopiel, alineados en una estantería como en un catafalco. Las únicas obras completas que no inducen a la somnolencia de lo monumental son quizás las de La Plèiade, que tienen un tamaño muy manejable y una flexibilidad seductora, y aun así lo intimidan a uno cuando las ve como un gran muro de inmortalidad impenetrable en los estantes de las librerías francesas. En la exposición sobre Camilo José Cela que hay ahora en la Biblioteca Nacional, una de las cosas que llaman la atención, aparte de su interés por coleccionar esquelas mortuorias y diplomas y esculturas o artefactos de premios, es lo joven que era todavía cuando ya había emprendido la publicación de sus Obras completas, como un faraón que empieza las obras de su pirámide nada más ser elevado al trono.
dibujos Lorca0002: Payaso con guitarra | García lorca, Dibujos ...
Dibujo de Federico García Lorca
Cuando yo tenía 20 años, una de las cosas que compré con mi primera beca no de hambriento fue el tomo de las Obras completas de García Lorca publicado por Aguilar en plena dictadura de Franco, con un prólogo largo y muy hermoso de Jorge Guillén. Pero era un tomo, uno solo, aunque fuera muy grueso, aunque abrirlo y leerlo me diera la impresión de estar hojeando el libro de arena de aquel cuento de Borges que se publicó por esos años. Y lo mejor de aquel volumen, con toda su amplitud, era su cualidad aluvial, su amontonamiento de cosas muy diversas, a veces inacabadas, cartas a amigos y poemas que Lorca no publicó en vida, versos magníficos de ocasión escritos en el reverso de una foto tomada en una feria.