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lunes, 24 de febrero de 2025

Los remiendos de los políticos

 

Fui al concierto de Shakira, pero también me reuní con empresarios: alcalde de Cúcuta
El viaje a Barranquilla del alcalde de Cúcuta, Jorge Acevedo, en medio de la tensa situación de seguridad en la ciudad y el área metropolitana, generó una verdadera polémica.


Viernes 21 de febrero de 2025

La ausencia del alcalde de Cúcuta, Jorge Enrique Acevedo, en el consejo de seguridad metropolitano y en la reunión con funcionarios del Gobierno nacional despertó la inquietud de muchos ciudadanos sobre el paradero del mandatario. 

lunes, 24 de febrero de 2020

Shakira / Jennifer Lopez / Mostrar el culo



https://www.youtube.com/watch?v=pILCn6VO_RU

Rosa Montero 

Mostrar el culo


Shakira y JLo deberían haberse hecho acompañar en esa imagen por unas cuantas nalgas desnudas masculinas

22 de febrero de 2020
SI NO HAN visto el famoso show de Shakira y Jennifer Lopez en el intermedio de la Super Bowl, la final de la liga de ese violentísimo deporte que es el fútbol americano, les aconsejo que le echen una ojeada: en EL PAÍS se colgó un buen vídeo de resumen. Es una producción fastuosa con muchos decibelios y un ritmo frenético. Ha habido algunas críticas, en general de los sectores puritanos más ultras: cristianos radicales que han demandado a la organización por presentar un espectáculo pornográfico y cosas así. Pero la mayoría de los comentarios hablan del triunfo de lo latino y de que fue una muestra del empoderamiento de la mujer. Lo cual me deja anonadada.

¿Por qué incomodan los culos de Jennifer López y Shakira?

Shakira y Jennifer Lopez

¿Por qué incomodan los culos de JLo y Shakira?


El sensual show de JLo y Shakira plantea preguntas complejas sobre la mujer. ¿Incomodan sus culos sólidos, redondos, rebotantes, gloriosos, que se mueven sin remordimientos?


“La Madre quería bailar a lo Iris Chacón y asentar fama continental de nalgatorio anárquico. La Madre quería transformarse en otra Iris Chacón y perderse y encontrarse en las curvas sísmicas que tienen su kilómetro cero en la cintura. La Madre quería SER Iris Chacón y desmelenarse públicamente como una tigresa enfebrecida destas que los locutores llaman temperamentales: bizcas por el mirar penetrante, ofrecido y nunca dado el escote precipitado, la boca en un abrir medio”.
Luis Rafael Sánchez,
La guaracha del Macho Camacho

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Shakira / “No puedo evitar ser sensual”




Shakira: “No puedo evitar ser sensual”


La cantante presenta en Barcelona el documental sobre su última gira, 'El Dorado World Tour' y opina que en Cataluña hay que sentarse a hablar


Jacinto Antón
Barcelona, 5 de noviembre de 2019



Shakira en un concierto de 'El Dorado World Tour'. En vídeo, un avance del documental sobre la gira. XAVI MENOS
Después del asistir a la proyección del documental sobre su última gira se hace raro ver a Shakira quieta. La cantante, de 42 años, recibe con un aspecto bien distinto al exuberante de cuando sube al escenario y, claro, sin bailar.

martes, 27 de octubre de 2015

García Márquez / Shakira





Shakira
Poster de T.A.

Gabriel 

García Márquez

SHAKIRA

Shakira voló de Miami a Buenos Aires el lunes primero de febrero, perseguida por un periodista que quería hacerle por teléfono una sola pregunta para un programa de radio. Por motivos diversos, aunque naturales en los oficios de ambos, no pudo alcanzarla en los veintisiete días siguientes, hasta que le perdió la pista en España en la primera semana de marzo. Lo único que le quedó al periodista fue el argumento y el título del reportaje: “¿Qué está haciendo Shakira cuando nadie la encuentra?”. Shakira, muerta de risa, lo explica agenda en mano: “Estoy viviendo”. 
Había llegado a Buenos Aires en la tarde del primero de febrero, y trabajó el martes hasta pasada la medianoche, sin tiempo para celebrar aquel día sus veintidós años. El miércoles regresó a Miami, donde hizo una larga sesión de fotos para publicidad, y grabó varias horas para la versión en inglés de su último disco. Al día siguiente, viernes, continuó la grabación desde las dos de la tarde hasta el amanecer del sábado, durmió tres horas, y siguió grabando hasta las tres de la tarde. Esa noche durmió unas pocas horas y el domingo temprano voló a Lima. Allí grabó un programa el lunes al mediodía, hizo una presentación en vivo, participó a las cuatro de la tarde en un programa comercial y estuvo hasta la madrugada en una fiesta de promoción. Al día siguiente, 9 de febrero, concedió once entrevistas de media hora cada una para radio, televisión y prensa, desde la diez de la mañana hasta las cinco de la tarde, con una pausa de una hora para almorzar. Debía llegar de urgencia a Miami, pero a última hora tuvo que improvisar una escala en Bogotá para una visita de consuelo a los damnificados del terremoto de Armenia. Esa noche alcanzó su último avión para Miami, donde ensayó cuatro días para compromisos en España y París. También sacó tiempo para trabajar con la cantante Gloria Estefan en la traducción inglesa de sus discos, desde el almuerzo del sábado hasta las cuatro y media de la madrugada del domingo. Volvió a su casa con las primeras luces, se tomó un café con un pan y se acostó a dormir vestida. Una hora y media después la despertaron para una serie de entrevistas por radio que ya tenía comprometidas. El martes 16, ya en Costa Rica, hizo una presentación en vivo. El jueves 18 viajó a Miami y a Caracas, y allí participó en el programa Sábado Sensacional. Apenas durmió, pues el 21 tuvo que volar de Venezuela a Los Ángeles para asistir a la entrega de los premios Grammy, con la esperanza de ser una de las escogidas, pero la pesada de los Estados Unidos barrió con los premios grandes. No se amilanó: el 25 dio el salto a España, donde la esperaban para trabajar el 27 y el 28 de febrero. El primero de marzo, cuando por fin pudo dormir una noche completa en un hotel de Madrid, había volado tanto como una azafata profesional: más de cuarenta mil kilómetros en un mes. Los compromisos que Shakira hace en tierra firme no son menos traumáticos. Entre músicos, iluminadores, tramoyistas e ingenieros de sonido, el equipo que viaja con ella es una escuadra de combate. Ella se ocupa de todo en persona. No sabe leer música, pero en los ensayos está pendiente de cada instrumento, con un sentido crítico severo y un oído privilegiado que le permiten interrumpir un ensayo para coordinar la nota exacta con sus músicos. No solo colabora con ellos en el escenario sino que se preocupa por la suerte personal de cada uno. Muy pocas veces se deja ver el cansancio, pero no hay que engañarse. En una serie de cuarenta conciertos que hizo en Argentina no dio una mínima muestra de fatiga, pero en los últimos alguien la esperaba en entre bambalinas para llevarla cargada hasta la camioneta. En diversas ocasiones ha tenido taquicardias, inflamación del colon, o alergias de la piel.
Esta situación se ha agravado con los arduos preparativos de la versión inglesa de '¿Dónde están los ladrones?' para los Estados Unidos, con la afortunada colaboración de Emilio Estefan y su esposa, Gloria, que son productores actuales de sus discos. Es una de las presiones fuertes que Shakira ha sufrido en su vida. Habla un inglés de uso diario, pero ha tenido que someterlo a prácticas agotadoras para depurar su acento, y está tan obsesionada que a veces sigue hablándolo mientras duerme. En vísperas de su estreno hizo una crisis de fiebres durante toda la noche y no durmió más de una hora. “Fue uno de los momentos más extenuantes de mi vida”, dice. “Lloré casi toda la noche pensando que no iba a ser capaz”.
¿De qué se extraña? Shakira parecer haber olvidado demasiado pronto que ese vértigo indomable nació con ella, y quiera Dios que la acompañe hasta su más tierna vejez. Es la hija única de un conocido joyero de Barranquilla, don William Mebarak, y su esposa, doña Nydia Ripoll, una familia de ascendencia árabe tutelada por los ángeles de las artes y las letras. La precocidad descomunal de Shakira, su genio creativo, su voluntad de granito y una ciudad natal propensa a la invención artística solo podían ser los gérmenes de un tan raro destino. Sus primeros años parecen saltos de décadas. Sus cronistas aseguran que a la edad de diecisiete meses recitaba el abecedario, a los tres cantaba los números, a los cuatro bailó la danza del vientre sin maestro en una escuela de monjas de Barranquilla, donde un funcionario sibarítico de los años treinta quiso erigir un monumento consagrado al culto de Shirley Temple. A los siete años, Shakira había compuesto su primera canción. Entre los ocho y los diez escribió sus primeros versos, y sus primeras canciones con letra y música originales. Por la misma época firmó su primer contrato para entretener a los obreros en las minas de carbón de El Cerrejón, en la alta Guajira. Aún no había comenzado bachillerato cuando una empresa disquera le grabó su primer disco. “Siempre estuve muy familiarizada con mi capacidad de crear –dice–, recitar poemas de amor, empecé escribiendo cuentos y sacaba muy buenas notas, excepto en matemáticas”. Sin embargo, le aburría a morir que los amigos de sus padres la obligaran a cantar en las visitas. “Prefiero una multitud de treinta mil personas que cinco gatos escuchándome cantar con la guitarra”, dice. Con su rostro de niña perfecta y su engañosa fragilidad, tuvo siempre la certeza absoluta de que iba a ser un personaje público de resonancia mundial. No sabía en qué arte o en qué parte, pero no tenía una sombra de duda, como si estuviera condenada al fatalismo de una profecía.
Hoy el sueño está más que cumplido. La música de Shakira tiene una impronta personal que no se parece a la de nadie, y nadie la canta ni la baila como ella a ninguna edad con una sensualidad inocente que parece inventada por ella.
Se dice fácil: “Si no canto me muero”. Pero en Shakira es cierto: si no canta no vive. Lo único que le devuelve la paz del espíritu es la soledad en medio de las muchedumbres. Una vez en el escenario no tiene el temor escénico, sino todo lo contrario: el terror de no estar allí. “Me siento –dice– como un león en la selva”. Es uno de esos pocos espacios donde tiene la oportunidad real de mostrar lo que es, lo que ha sido, y lo único que será sin duda hasta la muerte. Es el caso ejemplar de una fuerza telúrica al servicio de una magia sutil. La mayoría de los cantantes se hace poner las luces de frente para no enfrentarse al fantasma de las muchedumbres. Shakira escogió lo contrario. Ha instruido a sus técnicos para que no instalen las luces fuertes contra su cara, sino que las vuelvan hacia el público, para que ella pueda verlo y vivirlo mientras canta. “La comunicación es total”, dice. La muchedumbre anónima e impredecible no solo le revela entonces una complicidad del corazón que la actriz va moldeando a medida que actúa según los pálpitos de su inspiración. “Me gusta ver los ojos de la gente cuando canto para ella”, dice. Algunas caras que no ha visto nunca las descubre entre el público y las recuerda para siempre como si fueran de viejos amigos. Una vez, de improviso, reconoció a alguien que había muerto desde hacía años. Y más aún: se sintió reconocida desde otra vida. “Canté toda la noche para él”, dice. Son milagros secretos que hacen la gloria –y muchas veces el desastre– de grandes artistas.
El fenómeno más entrañable en la vida de Shakira es la contaminación masiva de las muchedumbres infantiles. Cuando apareció 'Pies descalzos', los publicistas decidieron promoverlo en los intermedios de los conciertos populares del Caribe. Tuvieron que cambiar de idea, porque el público juvenil se lanzaba al ruedo para bailar y cantar con Shakira y solo quería más de lo mismo para el resto de la noche. Hoy es un fenómeno digno de una cátedra magistral. Las escuelas primarias de cualquier nivel social se han convertido en donaciones masivas de Shakiras, vestidas, habladas y cantadas como ella. Más curioso aún: la fiebre más alta está en el promedio de las niñas de seis años. Las grabaciones piratas de Shakira son moneda corriente en los cambalaches de los recreos y se venden a dos por cinco en las puertas de las escuelas. Los adornos de sus cabellos, sus collares y aretes se agotan al salir, y en los mercados se venden al por mayor las anilinas para cambiarse los colores de las trenzas según la moda del día. La heroína de la escuela es la primera que aparece en clase con el disco. Los grupos de estudio más concurridos se convocan en casas particulares, y al cabo de un repaso rápido de la tarea empieza el pandemonio. Los cumpleaños son fiestas de Shakiras, en las que solo se canta y se baila a Shakira. En las más puristas –que no son pocas– no hay hombres invitados.
Es difícil ser lo que Shakira es hoy en su carrera, no solo por su genio y su juicio, sino por el milagro de una madurez inconcebible a su edad. Cuesta trabajo entender semejante poder de creación compatible con sus trenzas negras de ayer, las rojas de hoy, las verdes de mañana. El año próximo será suyo: está previsto que entrará en discos y en vivo en los vastos mercados de Europa, Estados Unidos, Asía y África, donde millones de fanáticos la esperan cantando sus canciones en numerosos idiomas. Tiene más premios, trofeos y diplomas que muchas veteranas grandes. Se ve que es como ella quiso ser: inteligente, insegura, recatada, golosa, evasiva, intensa. Barranquillera de hueso colorado, desde el mundo entero y desde las nubes de su Olimpo añora las huevas de lisa y el bollo de yuca, y una casa de techos muy altos que no ha podido comprar frente al mar, con dos caballos y mucha tranquilidad. Adora los libros, los compra, los acaricia, pero no tiene el tiempo que quisiera para leerlos. Anhela a los amigos que se le quedan en los adioses apresurados de los aeropuertos, pero sabe que no será fácil volver a verlos.
Sobre el dinero que ha ganado, dice: “Tengo menos de lo que dicen y más de lo que yo digo”. Su sitio predilecto para oír música es el automóvil cerrado, a todo volumen, sin molestar a nadie. “Es el lugar ideal para hablar con Dios, hablar conmigo misma, tratar de entender”, dice. Confiesa que odia la televisión. Dice que su contradicción más grande es creer que existe la vida eterna pero siente el terror insoportable de la muerte, por la pérdida de los sentidos.
Hubo épocas en que concedió hasta cuarenta entrevistas diarias sin repetirse. Tiene ideas propias sobre el arte, la vida terrenal y la eterna, la existencia de Dios, el amor o la muerte. Sin embargo, sus entrevistadores y publicistas ocasionales se han empeñado tanto en que las explique, que la han vuelto experta en respuestas fugitivas, más útiles para escamotear que para revelar. Rechaza toda idea relacionada con la fragilidad de su fama, y la exasperan las versiones de que puede perder la voz por sus supuestos abusos. “En plena luz del mediodía –dice Shakira– no quiero pensar en el ocaso”. De todos modos, los especialistas lo ven como un riesgo improbable, pues su voz tiene una colocación natural capaz de sobrevivir a sus excesos. Ha tenido que cantar agotada por las fiebres, ha perdido el conocimiento por cansancio, pero nunca ha sufrido la mínima alteración de la voz.
“La peor frustración de un cantante –dice con su impaciencia final de entrevistada– es haber escogido la carrera de hacer música y no hacer más música todos los días por estar haciendo entrevistas”. Su tema más resbaladizo es el amor. Lo exalta, lo idealiza, y es el alma y razón de sus canciones, pero lo elude con humor en la charla personal. “La verdad –dice a carcajadas– es que le tengo más miedo al matrimonio que a la muerte”. Acepta de buen talante haber tenido cuatro novios visibles, y por lo menos tres en la penumbra. Llama la atención que parece haber tenido los que correspondían a su edad, pero ninguno a la altura de su madurez. En cambio, el cantante puertorriqueño Oswaldo Ríos, el mayor de todos, parece haber sido el menos maduro. Shakira habla de ellos con afecto pero sin dolor, y parece recordarlos como a seis fantasmas efímeros que uno tras otro se le habían ido quedando colgados en el ropero. Por fortuna, no hay motivos para desesperar: el próximo 2 de febrero, bajo el signo de acuario, Shakira cumplirá –apenas– sus primeros veintitrés años.

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
Revista ‘Cambio’. Junio de 1999.


Shakira y Gabriel García Márquez


sábado, 25 de julio de 2015

Rock in Rio / Amy Winehouse está viva

Amy Winehouse

Amy Winehouse está viva


Pese a la desconfianza la cantante británica se impone a Shakira en el segundo fin de semana de Rock in Rio


LINO PORTELA Arganda del Rey 5 JUL 2008


No es tan fiero el león como lo pintan. Incluso puede ser simpático. Y si nos ponemos excesivos, hasta puede dar un buen concierto. Hablamos de Amy Winehouse, una de las estrellas más esperadas ayer en el festival Rock in Rio. Ella marcó la diferencia.
Las porras de los últimos meses eran desfavorables a la cantante. ¿Aparecería Amy? ¿Montaría algún escándalo? Cristina, una seguidora de 27 años, momentos antes del concierto rezaba por dentro: "En las citas importantes Amy, cumple", decía mientras agarraba la mano de Maite, una niña de nueve años. A su lado Isabel, de 43, y Judith, de 13. Las cuatro eran la viva imagen de Amy -amplio moño y amplia raya del ojo-. "Molesta que se hable tanto de sus escándalos. Es una bomba, musicalmente hablando".

Amy Winehouse

También lo es personalmente. Terrible y temida Amy Winehouse, tiene 24 años, un novio en la cárcel, problemas de anorexia y un enfisema pulmonar. La cantante británica llegó ayer a Madrid a las 8 de la tarde, para tranquilidad de los organizadores (tras su actuación algunos trataron de mover los hilos para que se quedase en Madrid de farra. No hubo suerte). Las peticiones de su camerino presagiaban tranquilidad. A saber. Jengibre, lima, limón, miel, frutas, yogur y pan de pita y de cebolla. Nada de alcohol. El vaso de vino del que bebió a sorbos pero sin pausa durante su actuación lo traía de casa.

viernes, 31 de enero de 2014

Rihanna y Shakira en la cama / Can´t Remember to forget You


Shakira y Rihanna se acarician en la cama en su último "videoclip"

El video de la canción Can´t Remember to Forget You es un derroche de sensualidad

Las palabras faltan para definir el video del tema Can't remember to forget you que interpretan a dúo Rihanna y Shakira. Movimientos de caderas, imágenes de playas paradisiacas, sábanas de raso y una cama compartida por las dos cantantes completan este derroche de sensualidad y química.

Cuando el "single" adelanto del próximo trabajo de Shakira vio la luz a mediados de este mes de enero ya se especulaba sobre el contenido del video que ilustraría esa historia de amor frustrado que es parte de Can't remember to forget you (No me acuerdo de olvidarte).

Se esperaba que el erotismo fuese ingrediente ineludible en el video, pero las imágenes superan todas las expectativas. Una dulce e inocente Shakira, que baila sobre unas sábanas de raso blanco, se transforma en una provocativa mujer cuyo ajustado "body" negro deja poco lugar a la imaginación.

En otro fotograma del video se la ve surgiendo de unas aguas tocadas por una luz roja. Le acompaña en este video una elegante Rihanna, que aparece vestida con un sobrio diseño negro de cuello alto que deja sus largas piernas al descubierto.

El momento más álgido llega cuando ambas juegan tumbadas en una cama y se acarician. La sensualidad de las caderas más famosas del panorama musical, las de Shakira, se mezcla con el exotismo de Rihanna en este dueto ganador que fusiona en Can't remember to forget you ritmos reggae, ska y pop.
La de Barranquilla aporta el matiz más "rock" con una escena en la que toca su inseparable guitarra. El tema formará parte del próximo trabajo de Shakira, que previsiblemente verá la luz en marzo.

En esta colaboración con Rihanna se conjugan dos estilos muy diferentes de artista (y de mujer) que, sin embargo, logran un cóctel explosivo más comprensible después de ver el video, un trabajo que adelantó Shakira en su cuenta oficial de Twitter.

Ambas son tan espectaculares que podrían haberse eclipsado la una a la otra con este dueto, pero lo cierto es que las dos brillan con luz propia en este adelanto tan espectacular que se sitúo en el número uno de la aplicación "iTunes" en decenas de países en muy pocos días.

Shakira, ganadora de dos Grammy y ocho Grammy latino, comentó, antes del estreno del Párrafo Subtítulo tema, que Rihanna le parecía "la mujer más sexy del planeta", y que había aprovechado para aprender de ella "algunos pasos de baile".








DE OTROS MUNDOS

DRAGON





viernes, 18 de marzo de 2011

Jaime Bayly / Por ti muero ahogado

Shakira Mebarak Ripoll

 Jaime Bayly


Acabo de soñar con Shakira. Son las cinco de la mañana y estoy parado escribiendo en la cocina porque tengo el brazo roto y sentado no puedo escribir.
No es la primera vez que sueño con ella. Estoy enamorado de ella desde que la conocí. Y ya son años. La conocí cuando vino a Miami y no sabía hablar inglés y vivía en un apartamento y conducía un auto rojo convertible y quería conquistar el mundo con esa voz milagrosa que viene de siglos de sangre derramada en tierras libanesas y se entremezcla con el desgarro poético de ser colombiana y vivir asomada al abismo mirando curiosa y preguntándose si volaría como una mariposa en caso de saltar, que es como viven no pocos colombianos, hechizados por la tentación del abismo, cantando, pintando o escribiendo al borde mismo del despeñadero.
Nunca nadie me había mirado como me miró Shakira aquella noche y nadie volverá a mirarme así, ni siquiera ella, que ahora sabe que yo no valía esa mirada de fuego que quemaba las entrañas.

La joven Shakira
Me miró así porque era una niña sabia que se había sentado en televisión conmigo y había descubierto que había algo que nos unía profundamente. Yo estaba sobrecogido y hechizado como si hubiese descendido de los cielos Remedios la bella y cubierto de flores aquel estudio desangelado. Sus padres, sabedores de que llevaban un pequeño milagro que acabaría por embrujar al mundo, resignados a acompañarla en esa larga travesía, no parecían sorprendidos de que nos mirásemos con esa desesperación o ardor por saber qué era aquello que tan profundamente nos unía, si el amor o algo que aún no conocíamos y tal vez jamás conoceríamos.
Cuando se iba caminando deprisa, volvió a mirarme como si sólo yo existiera, como si fuera una amapola que ella quería oler y me dijo con la mirada que la llamase, que quería meterse y perderse en mí.
Pero no la llamé porque estaba casado y era infeliz y me sentía bisexual y no tuve el coraje de contarle todo eso y tampoco que me había enamorado de ella como nunca me había enamorado de nadie, de ningún chico ni chica.

Shakira
La niña de los pies descalzos
Y fue ella, como tenía que ser, quien me llamó un día y me dijo tímidamente (porque nadie supondría que esa niña que subyuga multitudes es de una timidez casi esquizofrénica) que me invitaba al cine a ver Titanic. Y yo, cobarde, tratando de evitar mi propio naufragio, que se hundiera el matrimonio con Sofía y ella se llevara a nuestras hijas a la ciudad del polvo y la niebla como acabó llevándoselas, le dije que no podía ir al cine con ella. Nunca más volvió a llamarme. Nunca más me miró como aquella noche, diciéndome si quieres, soy tuya, ven y atrévete y pruébame y no podrás dejarme.
Si hubiera tenido el valor de ir al cine con ella, tal vez hoy estaríamos juntos, tendríamos hijos y no seríamos felices porque ella lloraría en silencio cuando yo le dijera que además de sus caricias y sus besos necesito también el amor de un hombre que me quiera como no quiso o no pudo quererme mi padre, que me dijo desde niño que yo había nacido para ser un mariconcito, que es lo que en efecto fui con Shakira y terminé siendo hasta hoy, un mariconcito al que sin embargo le gustan extrañamente las mujeres.

Shakira y los ladrones

Luego Shakira conquistó el mundo y se enamoró de Antonio el noble y, fue inevitable, yo también me enamoré de él, porque es uno de los hombres más buenos, leales y valientes que he conocido y porque cuando nos sentamos a hablar de madrugada me hace llorar por lo puta y cabrona que ha sido la vida con él y, sin embargo, por la alucinante fortuna que tuvo al hallar en esa pequeña diosa libanesa a la curandera que ha restañado sus heridas y lo ama como no he visto que se amen nunca dos amantes, aunque es verdad que casi nunca salgo de casa y a casi todos los amantes que veo los veo en las películas, unos amantes bellos, arrojados, con esa pasión suicida y poética que tenían antes, cuando daban la vida por amor. Por eso los amo sin reservas y deseo que estén juntos y felices para que nos demuestren a nosotros, los cobardes y ermitaños, que el amor sí es posible, sólo que no lo conocemos porque nos falta coraje.
Que es lo que no le faltó a Antonio, coraje, cuando vio en mis sueños que estaba ahogándome en una playa mexicana a la que me habían invitado como a veces me invitan para reírse de las vulgaridades o extravagancias que digo. Antonio me vio ahogándome, Shakira a su lado, y no dudó en meterse a salvarme. Shakira se quedó aterrada porque las olas me envolvían, devoraban y lanzaban contra el fondo arenoso y tal vez pensó que ese mediodía perdería al amor de su vida, lanzado temerariamente a rescatar a un pusilánime como yo, que no merecía tamaño riesgo.
Y ahora en mis sueños (azuzados por las pastillas que trago cada noche queriendo ahogarme en otros mares procelosos) estaba Antonio a mi lado nadando, braceando, dándome ánimos, alejándome de las olas que me arrastraban, y me tomaba del brazo y me decía tranquilo, man, ya estás conmigo, ya estamos afuera, tranquilo, man, porque Antonio me dice man cuando tomamos vino y es mi hermano. Y ahora Antonio conseguía dejarme en un lugar seguro, con piso, y enseguida una corriente pérfida como el alma del mexicano servil que te halaga y luego traiciona se lo llevaba allí donde las olas le caían encima con saña y ferocidad y Antonio se ahogaba, se hundía, no encontraba fuerzas para volver donde mí y se dejaba abatir por esa maldita emboscada del destino.

Shakira
La Loba

Entonces pasaron dos cosas memorables que, recién despertado del sueño, recuerdo ahora con vergüenza y admiración. Vergüenza porque no fui capaz de atreverme a salvar a Antonio como lo hizo él por mí: me quedé parado, inmóvil, avergonzado de mí mismo, mirando cómo moriría ahogado mi amigo. Y me sentí un pedazo de mierda, un cobarde despreciable. Y admiración porque de pronto vi a una mujer pequeña, resuelta, ajena al miedo, entrando sin vacilaciones al mar, surcando las olas, segura de que enfrentaba apenas un peligro menor que ella sabría conjurar con el aplomo que los dioses le dieron para hacer siempre el bien y jugarse la vida por las causas más nobles, como salvar la vida de su hombre noble. Y así fue como Shakira se metió hasta donde reventaban unas olas enormes y recogió los escombros de Antonio y le dijo o cantó cosas al oído y fue más fuerte que la más chúcara y matonesca de todas las olas y lo sacó hasta la arena y lo revivió besándolo y sacándole el agua que Antonio había tragado y tragando ella esa agua salinosa como si fuera un pacto de amor eterno.
Yo miraba humillado y con ganas de pedirles perdón por ser tan poca cosa, un bicho miserable al lado de ellos.

Shakira
La bella

Y entonces ocurrió algo inesperado. Y es que Antonio recobró la lucidez y Shakira se puso de pie y vino hacia mí y pensé que me daría una bofetada por cobarde. Pero no: me dio un beso impensado y me dejó en los labios el sabor salado de los labios del noble y me dijo: Antonio y yo nunca dejaremos que te mueras ahogado. Y yo le dije: Pero tú nunca me amarás como la noche que nos conocimos. Y ella me dijo: Ahora te amo más, porque sé que eres lo que eres y me gusta que seas hombre y mujer y porque quizá algún día tendremos un hijo gay. Y miré a Antonio aterrado y él sonreía como si la idea le pareciera linda. Y yo quise besarlos a los dos, decirles que era suyo, todo suyo, pero entonces desperté sólo para recordar que la última vez que abrí los ojos tan repentinamente estaba ella, Shakira, acariciando mi rostro en un sillón rojo del hotel Mandarín de Miami, que fue otra manera de salvarme de morir ahogado, intoxicado por las pastillas que me devuelven al mar del que ya no sé si podré salir.


Jaime baylY
LOS PAPELES PERDIDOS