El susurro de la lengua: migración, exilio, escritura y lengua materna
Cuando Agota Kristof tuvo que emigrar de su Hungría natal a la Suiza francesa, haciendo parte del camino a pie y con su hija pequeña en brazos, no solo perdió su terruño, sus raíces. También perdió su lengua. Más aún, durante el tiempo en el que la vida cotidiana en Neuchâtel la fue sumergiendo en la lengua francesa, la experiencia del exilio —el exilio geográfico, pero también lingüístico— la convirtió en algo que había dejado de ser a los cuatro años. La convirtió en analfabeta.