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jueves, 17 de noviembre de 2022

Monstruos, bestias y ogros literarios como reflejo de los miedos y la realidad

‘Dragón rojo y mujer vestida de sol’, de William Blake.

Monstruos, bestias y ogros literarios como reflejo de los miedos y la realidad

Una treintena de escritores, editores y catedráticos reflexiona en las Conversaciones literarias de Formentor sobre las criaturas nacidas de los terrores de la mente. Varios de esos autores cuentan a WMagazín su primer encuentro con algunos de estos seres y su vigencia en esta época.



La mente no deja de alimentar antiguos monstruos, ogros, bestias y alienígenas o de parir a otras criaturas terroríficas como reflejo, metáfora o alegoría de cada época. Son los hijos de los miedos, las incertidumbres, los misterios, las dudas y la desazón como fantasmas agazapados al otro lado de la razón o de sus lindes o en predios de la misma razón. La literatura está poblada de esos seres nacidos de la realidad o de lo que avista el escritor en el futuro con tal fuerza que incluso se pueden convertir en mitos, arquetipos o estereotipos.


Polifemo en la Odisea, de Homero, es uno de estos primeros seres que colonizan el imaginario universal. El monstruo de siete cabezas y diez cuernos del Apocalipsis, de la Biblia, es otro que no deja dormir a los católicos. Los últimos siglos han dado vida a mitos como Drácula y Frankenstein, o incluso Franz Kafka dio vida a su escarabajo en La transformación. Entre los artistas, William Blake supo reflejar muy bien algunos miedos abisales.

«Los monstruos pueden adoptar el aspecto de las criaturas terroríficas que habitan las foscas quimeras de la ilusión, encarnarse en las estrafalarias fantasías de la ciencia ficción o anidar en la trastornada deformación del propio ser humano», señalan los organizadores de las Conversaciones literarias de Formentor que este año se titulan Monstruos, bestias y alienígenas. Las foscas quimeras de la ilusión, del 20 al 22 de septiembre en Formentor, Mallorca (España). Durante las Conversaciones se entregará el Premio Formentor de las Letras a la escritora francesa Annie Ernaux por un “implacable ejercicio de veracidad que penetra los más íntimos recovecos de la conciencia”. El premio se entregará durante las Conversaciones Literarias de Formentor, organizadas por la Fundación Santillana con el mecenazgo de las familias Barceló, actual propietaria del hotel Barceló, y Buadas, antiguos propietarios y quienes dieron origen a estas jornadas y premios literarios en los años sesenta.

Una treintena de escritores, catedráticos y editores cuentan, debaten y reflexionan alrededor de seis mesas cada una de ellas especializada en una de estas criaturas literarias. Cinco de estos autores, de mesas diferentes, comparten con WMagazín cuándo y cómo fue el primer encuentro o descubrimiento de ese ser  sobre la que hablarán y que está recogido en un libro. Es su acercamiento a monstruos particulares, algunos de los cuales proyectan su sombra hasta ahora y ofrecen una vigencia inquietante.

Monstruos

Inma Monsó: La migala, de Juan José Arreola.

¿Qué cuando leí por primera vez La Migala? Descubrí a Juan José en la biblioteca de Rogelio Moreno, que es donde lo descubrí casi todo. De los cuentos de Confabulario, El miligramo prodigioso me llamó la atención, pero La Migala se fijó en mi memoria, tal vez porque llegó a mi vida en un momento en que acababa de vivir una extraña historia con un gusano. Este cuento responde de forma esencialmente literaria a una pregunta sobre una noción de la que los filósofos se han ocupado poco: “¿Qué es la perversidad?”. Quizá los pensadores se han ocupado poco de la perversidad porque sólo la narrativa de ficción puede dar cuenta de ella adecuadamente. Poe, por ejemplo. En El demonio de la perversidad la define como ese impulso primordial que nos lleva a actuar sin que nos importen las consecuencias, por devastadoras que puedan ser. Pero lo específico del acto perverso es que carece totalmente de finalidad. Esa falta de objetivo está en muchos cuentos de Poe, pero en La Migala (esa historia en que el narrador decide comprar una araña venenosa, soltarla en casa y convivir con ella a la espera del acontecimiento fatal) está excelentemente descrita. La Migala escenifica una perversidad potencialmente infinita, una perversidad que se autoabastece y se regenera sin cesar. Conseguir eso en un relato tan breve es todo un logro.

Fieras

Sara Mesa: Matadero cinco, de Kurt Vonnegut.

Dado que Matadero cinco es un libro tan psicodélico, me gusta creer que llegué a él de rebote, hace ya muchos años, gracias a la lectura de mi escritor favorito de aquel entonces, Kilgore Trout. Obviamente, quedé maravillada por la manera de escribir de Vonnegut. En Matadero cinco se habla de la guerra -él participó en la Segunda Guerra Mundial y fue testigo del bombardeo de Dresde-, pero no es un libro antibélico al uso. En él, a través del periplo del soldado Billy Pilgrim, un alma cándida que se ve inmersa en el absurdo de vivir, asistimos a una sucesión de hechos terribles, que tal como nos son narrados parecen más propios de una opereta que de la realidad. La verdad me asombra, dijo Vonnegut, que tenía la sensación de que el Creador del Universo nos estaba gastando una broma pesada cada día. Presente, pasado y futuro no son más que una rueda continua, tal como lo ven los trafalmadorianos, seres extraterrestres que miran nuestro mundo con la extrañeza que tal vez deberíamos mirarlo nosotros. Hoy, al releer este libro, descubro que encaja como pocos con este ciclo centrado en Monstruos, Bestias y Alienígenas.

  • La novela más reciente de Sara Mesa es Cara de pan Anagrama).

Bestias

Ana MerinoNovela de Andrés Choz, de José María Merino

Esta es la primera novela de mi padre, yo tenía cinco años cuando la publicó. La leí por primera vez con 11 años y tuve que usar un pequeño diccionario, y todavía tengo las anotaciones de esa primera lectura. Al releerla he vuelto a sentir la misma fascinación que cuando era niña, pero consciente, esta vez, de todas las dimensiones que esconde.

Es una novela con bifurcaciones donde lo misterioso se expresa a través de una presencia extraterrestre que contempla la realidad. Esta obra se construye en torno a la historia de Andrés Choz, un hombre maduro, que trata de escribir un libro que titula Novela del Hermano Ons mientras afronta una enfermedad terminal. En ese esfuerzo por concluir su proyecto de novela, se mezcla la trama vital que medita sobre la creación literaria, y un complejo relato de ficción científica que va creciendo hasta convertirse en la novela misma.  Andrés Choz se obsesiona con la idea de un fabuloso extraterrestre que patrulla por el espacio sideral recogiendo datos sobre la vida en los planetas. El tiempo humano apenas existe y esta criatura, llamada el Hermano Ons (en el lenguaje de estos extraterrestres los congéneres se llaman entre ellos Hermanos), se compone de una sustancia física más parecida a la de los dioses que a la de los mortales.  Tras una segunda visita de este ser a la tierra, su nave naufraga y sufre un accidente, lo que le lleva a convivir con los humanos bajo la apariencia de un perro. Mientras espera que los Hermanos le rescaten va quedándose absorto en la contemplación de los humanos y sus emociones. La novela de Andrés Choz se metamorfosea  en la del Hermano Ons, y ambas resultan ser la misma esencia.

 Alienígenas

José Enrique Ruiz-Domènec: Las gárgolas de Notre-Dame, de Michael Camille

Supe de la existencia del libro sobre “las gárgolas de Notre Dame” de una conversación ocasional que mantuve con su autor en el otoño de 1997 en París, mientras él preparaba los materiales, tras haber obtenido una beca de estudio que lo llevó a trabajar en la École des hautes études. Conocía bien a Michael Camille de haber leído alguno de sus excelentes libros y de haberle escuchado en el Palazzo Ancaiani de Spoleto en el marco de la famosa Settima di Studi sull’Alto Medioevo. Me interesé vivamente por la suerte de su trabajo que se publicó en 2009, varios años después de la muerte de su autor. Desde el primer momento vi que se trataba de una lectura original e ingeniosa de los monstruos en forma de gárgolas que se situaron en las terrazas de Notre Dame de París a raíz de la restauración realizada por Viollet-le-Duc a mediados del siglo XIX. Era una forma nueva de entender ese imaginario, alejada de las ideas del gótico fantástico, una forma que se interesa sobre todo por el efecto cultural de estas figuras en piedra en la sociedad parisina antes e inmediatamente después del desarrollo de las vanguardias artísticas. Con la traducción francesa de 2011 en la editorial Alma, con un estimulante prólogo de Roland Recht, el libro de Michael Camille ha ganado la partida en la interpretación de las gárgolas de Notre Dame de forma definitiva, es decir, para un siglo o más.

  • José Enrique Ruiz-Domenec es catedrático y director del Instituto de Estudios Medievales de la Universidad Autónoma de Barcelona. Es Académico de número de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona

Quimeras

Félix de Azúa: Noventa y tres, de Victor Hugo

El origen de mi interés por esta poco leída novela de Hugo fue el gran estudio sobre la Revolución Francesa de Simon Schama en el que contradice la leyenda tradicional de una revolución democrática y benéfica. Schama da mucha importancia a la guerra de La Vendée, una auténtica guerra civil dentro de la revolución, que produjo severas matanzas en la región del noroeste francés y fue de una crueldad insensata.

Los historiadores tradicionales la han disimulado para no estropear el cromo progresista de la burguesía romántica (Michelet, para entendernos), pero los historiadores actuales la han desvelado y documentado.

Curiosamente, tanto Victor Hugo como Balzac tienen sendas novelas sobre la guerra de La Vendée. La de Balzac es de muy escaso interés, pero la de Hugo es un documento excepcional porque lo que relata se lo contó su padre, que fue capitán de las tropas republicanas en el conflicto.

Su relevancia en nuestro tiempo debe mucho, a mi entender, a una figura esencial en el texto, el comisario político de Danton, Robespierre y Marat, muy similar a los comisarios estalinistas de la guerra civil española. Este personaje, un monstruo ideológico, es un carácter muy común en nuestros días y hay partidos que son, el partido entero, un enorme comisario político monstruoso con miles de tentáculos informáticos. La novela, por lo tanto, es de perfecta actualidad.

Ogros

Frankenstein y Drácula

Dos de los personajes más populares y arraigados en el imaginario popular son Frankenstein, de Mary Shelley, y Drácula, de Bram Stocker. El primero será tratado en las Conversaciones literarias de Formentor. Para ello es oportuno recuperar una reflexión del filósofo Jose Luis Pardo con una mirada que lo trae hasta el presente:

«La criatura del doctor Frankenstein es un mito que tiene que ver con algo que estuvo muy vigente: la confianza infinita en el progreso técnico. Qué sucedería si la ciencia llegase a dominar totalmente la naturaleza hasta producir la vida, pues, entonces naturalmente, se produciría una forma de vida que ya no sería humana. Sería el fin de la especie, de una vida natural y sería una artificial o de otra naturaleza nueva. Porque la criatura de Frankenstein no ha nacido de una madre ni de un padre, ni tampoco procede de la evolución. El drama de Frankenstein es que como solo es uno, no se ha producido en serie, pues es un hombre o un súper hombre sin sociedad, sin semejantes. Por tanto, es rechazado por diferente. Él está dispuesto a socializarse, pero es expulsado fuera de la sociedad, es así cuando se vuelve “malo”. Pero se vuelve malo un poco como en aquella canción de Jeanette: “Yo soy rebelde porque el mundo me hizo así”. Él no era malo por naturaleza. Tiene que ver con eso de Rousseau de que el hombre es bueno por naturaleza y es la sociedad la que le malea. Es un dilema característico de la modernidad ilustrada».

Sobre Drácula, José Luis Pardo dice lo siguiente:

«Drácula es la historia de alguien que sobrevive a la muerte, pero pierde la vida humana, pierde la humanidad, porque en el fondo el modo en que Drácula sobrevive a la muerte es convirtiéndose en una fiera que tiene que matar a sus semejantes para sobrevivir. ¿En el fondo no es esto lo que hacemos todos? Es decir, ¿no se basa nuestra supervivencia en la muerte de otros?… Sí, pero hay una pequeña diferencia: tenemos escrúpulos morales, nos da no sé qué matar personas… los animales tampoco es que nos preocupen. Vamos a decirlo de otra manera: podemos matar muchas personas pero tenemos que buscar justificaciones muy elaboradas.

Sin embargo, Drácula lo encuentra natural. Drácula nos recrimina nuestros prejuicios a la hora de vivir como fieras. Eso le impide formar parte de la comunidad humana por medio de la comunidad humana diurna. Es un mal socio si no no puede asociarse, no puede firmar un contrato social con alguien que no le puede garantizar la paz porque en cualquier momento puede tener una necesidad. Por tanto, Drácula es un ser solitario, condenado a vivir una no vida humana; y ese mismo carácter solitario, condenado, suscita una cierta compasión.

Pertenece el mito de Drácula a una época en la cual la frontera entre lo humano y lo inhumano, en el bien entendido eso que llamamos lo inhumano, es una cosa que está en nosotros. Digamos que la frontera, incluso en nuestro interior, entre lo humano y lo inhumano era una frontera muy vívida y muy vivida en el sentido de que la posibilidad de vivir sin escrúpulos morales es una posibilidad que reconocemos en nosotros. Podemos hacer cosas prescindiendo de los escrúpulos morales como vemos. Una de las fantasías favoritas de la cultura popular son los asesinos en serie. Pero en este momento histórico en el que sucede esta leyenda de Drácula transgredir esa frontera es sentido como una profanación».


WMAGAZINE


sábado, 20 de abril de 2019

Víctor Hugo / Tinta en llamas



Víctor Hugo
Tinta en llamas

Víctor Hugo habla sobre Notre Dame de la llama inmensa, la que se eleva hasta la punta de la llamada flecha que ahora parece un fósforo encendido, un cerillo del diablo en persona


Jorge F. Hernández
19 de abril de 2019

Lo escribió Victor Hugo en su novela Nuestra Señora de París de 1831: "Todas las miradas se dirigían a la parte superior de la catedral y era algo extraordinario lo que estaban viendo: en la parte más elevada de la última galería, por encima del rosetón central, había una gran llama que subía entre los campanarios con turbillones de chispas, una gran llama revuelta y furiosa, de la que el viento arrancaba a veces una lengua en medio de una gran humareda".
Víctor Hugo

Dos siglos después, las miradas se clavan sobre la pantalla de los teléfonos con los que todo mundo graba en video la realidad que le queda enfrente y la extraordinaria llama que sube por encima de los campanarios, con sus turbillones de chispas, es ahora contemplada desde las nubes por drones como abejas y, en el epicentro del templo, hacia el altar va rodando un vehículo que podría conquistar Marte, escupiendo medidos chorros de agua para evitar que se quemen las entrañas del templo.

Cómo Víctor Hugo y "Nuestra Señora de París" salvaron a Notre Dame de su ruina en el siglo XIX


Cómo Víctor Hugo y "Nuestra Señora de París" salvaron a Notre Dame de su ruina en el siglo XIX

Durante la Revolución Francesa, la catedral sufrió graves daños que la dejaron en un estado ruinoso. La publicación de Nuestra Señora de París fue el principal motor para restaurarla.
La famosa catedral de Notre Dame, uno de los lugares más visitados de París, sufrió graves daños con el incendio ocurrido este lunes.
El fuego devoró dos terceras partes del techo de la edificación y derrumbó la aguja central, una torre añadida en el siglo XIX y que hasta el lunes estaba rodeada de un andamiaje por obras de reparación.

lunes, 25 de diciembre de 2017

Las catacumbas / Túnel del terror en las entrañas de París



Túnel del terror en las entrañas de París

Las catacumbas de la capital francesa constituyen una red subterránea de 250 kilómetros que ha inspirado desde clásicos de la literatura hasta el más reciente cine de género.

París es una de las capitales mundiales de la neurosis.


ÁLEX VICENTE
París 4 OCT 2014 - 17:03 COT




Imagen de las catacumbas de París.
Imagen de las catacumbas de París. E. GAFFARD

Se les suele distinguir de lejos, formando una cola kilométrica y esperando mucho más de lo razonable para descender hasta una cripta donde se encontrarán cara a cara con sus mayores miedos. Hay quien ve en ellos la máxima ilustración del masoquismo contemporáneo. Decenas de turistas se amontonan cada día en la entrada de las catacumbas de la Place de Denfert-Rochereau, que en su día separaba a París de la periferia, para adentrarse en las entrañas de la ciudad, donde reposan cerca de siete millones de personas.

jueves, 29 de junio de 2017

Lecturas para el verano / Literatura traducida


Ilustración de Mauruce Sendak

Lecturas para el verano

Literatura traducida



PATRICIO PRON
28 JUN 2017 - 04:19 CDT


Homo Poeticus. Danilo Kis.


Homo poeticus

Autor: Danilo Kiš. Traducción de Luis Fernanda Garrido y Tihomir Pistelek

Edita: Acantilado

Acerca de los puntos cardinales suele decirse que son tres (Norte y Sur), pero una afirmación similar y no menos acertada sería que son nueve: la literatura, los sueños, el humor, los espíritus, la amistad, el pasado, el presente y el futuro. Del primero de ellos se ocupa magistralmente Danilo Kiš en esta selección por la que desfilan Jorge Luis Borges, Roland Barthes, Charles Baudelaire y Lautréamont, pero también las ideas y las prácticas de uno de los narradores europeos más importantes del siglo XX.

Noches sin noche y algunos días sin día. Michel Leirirs.


Noches sin noche y algunos días sin día

Autor: Michel Leiris. Traducción de David M. Copé

Edita: Sexto Piso

Michel Leiris adquirió el hábito de tomar nota de sus vivencias oníricas en 1923; sin embargo, pronto descubrió que éstas no servían para la “novela de aventuras” que tenía pensado escribir con ellas: a cambio, lo que publicó bajo el título de Noches sin noche y algunos días sin día es algo bastante más interesante, una invitación a vivir con los ojos cerrados.

Santos y eruditos. Terry Eagleton.


Santos y eruditos.

Autor:Terry Eagleton. Traducción de Teresa Arijón

Edita: El Cuenco de Plata

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento”, el revolucionario irlandés James Connolly recuerda la época en que frecuentó a Ludwig Wittgenstein y a Nikolai, el hermano de Mijaíl Bajtín; si el sentido de la ficción es detener el tiempo (como sucede aquí), también lo es contribuir a la discusión de ideas, y hay muchas en este libro; también mucho humor, algo nada sorprendente si se considera detenidamente la obra del gran (y muy serio) ensayista que Eagleton es.

Lo que dicen las mesas parlantes. Víctor Hugo.


Lo que dicen las mesas parlantes

Autor: Victor Hugo. Traducción de Cloe Masotta Lijtmaer

Edita: Wunderkammer

El autor de Los miserables y de Nuestra señora de París fue introducido al espiritismo por Delphine de Girardin en septiembre de 1853. Lo que dicen las mesas parlantes lo muestra “comunicándose” con William Shakespeare, “El Océano”, Jesucristo, “La Muerte” y Platón, casi siempre con resultados calamitosos para todas las partes, incluida la de ultratumba.




Diario de Sintra. Stephen Spender, Christopher Isherwood y W. H. Auden.


Diario de Sintra

Autor: Stephen Spender, Christopher Isherwood y W. H. Auden. Traducción de David Paradela

Edita: Gallo Nero

Stephen Spender, Christopher Isherwood y W. H. Auden fueron tres de los escritores ingleses más importantes del siglo XX y fueron amigos. En 1935 se instalaron en una casa en Sintra, donde escribieron este diario colectivo; en él hay un anhelo de libertad compartido, pero también varios dramas y la constatación de que ni siquiera las mejores amistades sobreviven a las pruebas de la política y del tiempo, mucho menos las amistades entre escritores.

Una visita a Voltaire y Rousseau. James Boswell.


Una visita a Voltaire y Rousseau

Autor: James Boswell. Traducción de José Manuel de Prada-Samper

Edita: Mondadori

A falta de otros talentos (que tuvo), el más importante del que dispuso Boswell fue el de saber rodearse: conoció a muchas personas y, casualmente, casi todas ellas eran famosas. A su amistad con el Dr. Johnson le debemos una de las obras más importantes de la literatura, su Vida de Samuel Johnson; pero sus visitas a Voltaire y a Rousseau son igualmente extraordinarias.

George Orwell fue amigo mío. Adam Johnson.


George Orwell fue amigo mío

Autor: Adam Johnson. Traducción de Carles Andreu

Edita: Seix Barral

Los personajes de George Orwell fue amigo mío son nuestros contemporáneos (también) en su incapacidad de comprender qué sucede a su alrededor; son los relatos de ficción más lúcidos sobre el presente que se hayan podido leer en unos meses en los que se han publicado otros muy buenos libros de cuentos, como los de Edith Pearlman y (un rescate) En el corazón del corazón del país, de William H. Gass.