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martes, 1 de septiembre de 2015

Wes Craven / Maestro del terror

Wes Craven
WES CRAVEN
MAESTRO DEL TERROR

La carrera de Wes Craven, fallecido ayer a los 76 años 
por un cáncer cerebral, 
fue la de un enamorado del séptimo arte



Cuesta imaginar que a Wes Craven (Cleveland, 1939 - Los Ángeles, 2015), fallecido este domingo, no le dejaran ver películas de niño. Pero así fue. La infancia que recuerda Craven estaba atada por las cadenas del fundamentalismo bautista, el que sumerge por completo en el agua al joven creyente. No entró en una sala de cine hasta la universidad. Pero ese segundo bautismo lo marcó para siempre. 
Lo primero que dirigió Craven fue un spoof de 45 minutos de Misión Imposible. No fue iniciativa suya, sino de sus alumnos. Craven enseñaba Filosofía en la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Maryland. "Me dijeron, sabemos que tienes una cámara. ¿Te gustaría consejero en una película que puedes hacer? Puedes rodarla", recordaba Craven en una entrevista concedida a la guionista y escritora Randy Lofficier. Fue el principio de todo. Tirando de pegamento para pegar los fotogramas y de proyector escolar, metiendo a media universidad y a gente relevante en la ciudad, Craven estrenó en la universidad su primer balbuceo en celuloide. Resultado, en la primera noche habían recuperado el dinero de la película.

Y el hechizo no solo funcionó en su universidad. "Lo proyectamos en otra facultad, que estaba a unos 30 kilómetros, y fue un llenazo. Hicimos mucho dinero y nos lo gastamos en una gran fiesta con el equipo de rodaje. Fue ahí cuando me picó el bicho", recuerda en la misma entrevista. El bicho lo llevó a dejar la enseñanza, empacar y marcharse a Nueva York a perseguir a la musa del cine. 
Craven comenzó a sonar con una película suicida, de guerrilla y con los 30 ya cumplidos. La última casa a la izquierda cuenta una historia sencilla y salvaje. Mari y Phillys quieren ir a un concierto, tomar droga, pasárselo bien y quien sabe si cazar a algún apuesto joven. Acabarán viviendo una pesadilla, atrapadas por un auténtico grupo salvaje de psicópatas sin la menor moral. El año era 1972, tres años después de que la masacre en el 10050 de Cielo Drive perpetrada por la familia Manson. Los críticos se cebaron. Pero Roger Ebert, a pesar de los ataques de sus colegas, le dio tres estrellas y media sobre cuatro. El crítico más poderoso de Estados Unidos lo dejaba claro: "Es cuatro veces mejor de lo que podrías esperarte. Hay maldad en esta película". Y dinero. Costó 70.000 dólares y recaudó más de tres millones, primer guiño de la dama fortuna a Craven que jamás dejó de coquetear con él. 


Póster de 'La serpiente y el arcoíris' (1988), film sobre el vudú y los muertos vivientes de Wes Craven.
Era el primer toque de corneta de los enfants terribles del horror. Dos años después, Tobe Hopper estremecía al mundo con La matanza de Texas. En el 78, John Carpenter nos hacía temer, para siempre, lo que puede traer el halloween consigo. Y en todos los casos la tendencia se repetía. Descreimiento de la América de postal. Mirada sobre la América olvidada y sus terribles secretos. Y cinéfilos, gafapastas que diríamos hoy, con actitud y aspecto progre tras las cámaras, gente que sería más fácil entender emulando a Bergman que narrando relatos terribles de canibalismo y violaciones. "Estaba intentando escribir historias muy artísticas y poéticas. Vivía con cuatro duros en Nueva York. Y de pronto me llega la oportunidad de dirigir algo que jamás me hubiera permitido crear. Y como me sentía anónimo en esa ciudad y creía que nadie la vería, me volví loco. Y entonces me hice famoso por hacer ese tipo de películas. Es irónico", apuntaba el cineasta a Lofficier.
ScreamLas colinas tienen ojosShocker, 10.000 voltios de terror la extraña y magnífica La serpiente y el arcoíris... Hay mucho que apuntar en la página de Wes Craven. Pero nada como Freddy Krueger, ese amo de los sueños que te mata mientras duermes, esa encarnación de las pesadillas en la que Johnny Depp se dio a conocer al mundo como carnaza adolescente. La idea le vino a Craven de leer un artículo muy inquietante en Los Ángeles Times, sobre cómo un gupo de refugiados camboyanos que huían del holocausto de Pol Pot morían por renunciar al sueño. La razón, terribles pesadillas que no querían revivir, aunque eso les causara la muerte. De ahí a crear a ese icónico asesino de cara quemada, trasfondo pedófilo y cuchillas por dedos. La encarnación de esa definición que Craven dio sobre el peor de nuestros miedos: "El horror más profundo, por lo que yo sé, es qué le pasa a tu cuerpo por tus propias manos o por las de otros".

"Las películas de terror no crean el miedo, lo liberan". "Creo que es bueno plantar cara al enemigo. Y el enemigo es el miedo". "Ver películas de miedo es el campamento militar de la psique". Se le daba bien a Craven hablar sobre horrores, casi tan bien como crearlos. Sin embargo, en 1984, justo el año en que firmó su obra maestra Pesadilla en Elm Street, afirmó: "Sé en mi corazón que estoy preparado para algo nuevo. Estoy harto de ser el abuelo del géneroslasher". Tres décadas después, lo sigue siendo, porque el cambio radical de timón a su carrera nunca llegó. Craven murió el domingo a los 76 años por un cáncer cerebral. Pero sus monstruos, fantasmas del siglo XX, pesadillas de la caverna, le sobreviven.

Muere Wes Craven, padre de Freddy Krueger


Muere Wes Craven, padre de Freddy Krueger

El cineasta, director de películas como 'Pesadilla en Elm Street' y 'Scream' falleció a los 76 años a causa de un cáncer cerebral




Wes Craven, el padre de Freddy Krueger, la icónica leyenda del cine de terror, ha fallecido este domingo en su casa de Los Ángeles a causa de un cáncer cerebral. El director de películas como Pesadilla en Elm Street y Scream tenía 76 años. Craven, originario de Cleveland (Ohio), era considerado en la industria como un maestro que mezclaba varios géneros cinematográficos en sus proyectos, con lo que consiguió un sello distintivo que innovó el cine de horror. Además de dirigir, escribía sus guiones y producía sus proyectos, algunos de ellos para la televisión. También fue autor de novelas.
Craven comenzó su carrera en el cine en 1972, cuando dirigió La última casa a la izquierda, sobre un par de jóvenes que son secuestrados por unos convictos psicóticos. Cinco años después, escribió y dirigió Las colinas tienen ojos, que se convirtió en un clásico del género porque salpicó el guion con mucho humor. La película consiguió una nueva versión en 2006. Fue uno de los primeros en tirar de los cómics como fuente de inspiración para proyectos cinematográficos. En 1982 filmó La cosa del pantano, basada en la historieta de Len Wein. 
Pero fue en 1984 cuando Craven logró cambiar el cine de horror para siempre y entrar de lleno en la Historia del género. Fue entonces cuando las audiencias de todo el mundo se aterrorizaron con Freddy Krueger, el asesino serial popularizado por Robert Englund en Pesadilla en Elm Street. La primera parte de la exitosa saga impulsó la carrera de Johnny Depp. 

El cineasta también probó suerte en otros terrenos. En 1999 dirigió a Meryl Streep en Música del corazón, donde una maestra trataba de enseñar a tocar el violín a jóvenes problemáticos de HarlemLa película no fue tan exitosa como los sangrientos productos de su imaginación, pero le valió a la actriz una de sus 19 nominaciones al Oscar.
El éxito arrollador regresó a la vida del cineasta en 1996, cuando se estrenó Scream. La cinta dio un nuevo impulso al género y cosechó buenas críticas. La película también triunfó en taquillas sumando más de 100 millones de dólares solo en Estados Unidos. Esto provocó que se convirtiera en la primera parte de una tetralogía. La cadena MTV lanzó una serie basada en esta saga. Los episodios, de los que Craven es productor ejecutivo, se estrenaron en junio en Estados Unidos. 



Wes Craven / La elección del arma es fundamental en un filme de terror



  • Wes Craven

"La elección del arma es fundamental 

en un filme de terror"

JACINTO ANTÓN Sitges 11 OCT 1990


El cineasta Wes Craven (Cleveland, EE UU, 1940), director de Pesadilla en Elm Street, filme que ha dado pie a cinco continuaciones y ha consagrado al villano Freddy Krueger como uno de los grandes mitos del terror, se encuentra en Sitges, en cuyo festival se presenta su película Shocker, sobre la resurrección de un ejecutado en la silla eléctrica. "Pesadilla en Elm Street está basada en un hecho real acaecido en Los Ángeles", dijo ayer Craven a EL PAÍS. De su criatura Freddy, el cineasta señaló que "odia a los jóvenes por serlo", y de las emblemáticas cuchillas con que destripa a sus víctimas, que las concibió pensando en una garra. "La elección del arma es muy importante en un filme de terror", aseguró Craven.
"Pesadilla en Elm Street tiene su origen en el hecho real de unos jóvenes que tenían pánico a dormirse a causa de las pesadillas que sufrían", explica Wes Craven. "Sucedió en Los Ángeles, y se dieron tres casos. Los jóvenes murieron. Conservé los artículos que aparecieron en la prensa y pensé que se podía hacer una buena historia con aquello".En cuanto al personaje de Freddy, "me planteé qué causaría más terror a un grupo de adolescentes, y decidí que sería un hombre mayor, una figura como la del padre y que odia a los jóvenes porque son jóvenes". Al respecto, Craven subraya que los padres de los jóvenes perseguidos por Freddy en su película "no son limpios"; "ellos mataron a Freddy y están manchados también por la culpa". El concepto de maldad parece preocupar especialmente a Craven: "El dilema es matar al malo o no matarlo; cuando el personaje bueno mata al malo en su lucha contra el horror se carga a su vez de maldad. El verdadero triunfo contra el Mal estriba en no matar al malo".
Del emblemático guante con cuchillas de Freddy, objeto que ya figura con pleno derecho en el museo imaginario del fantástico junto a la capa de Drácula o la motosierra de La masacre de Texas, Craven explica que lo diseñó tras una profunda- reflexión. "Técnicamente, el arma es muy importante en un filme de terror. En este caso pensé en el arma más básica: la mano humana. De ahí derivé hacia la imagen más implantada en el subconsciente de la mano como peligro: la garra. Y eso es el arma de Freddy, una garra. Algo tan primitivo como el cuchillo, que a su vez remite a otra forma animal, el colmillo".
¿Qué sentimientos provoca en Wes Craven el haber alumbrado una criatura como Freddy, un mito del terror? "Bueno, me hubiera gustado más crear a Micky Mouse", dice, "pero hoy en día la vida, la realidad, es más como Freddy, y hay que afrontar eso., Creo que siento un extraño orgullo por haber creado a Freddy". "No obstante", advierte, "estoy tan orgulloso de él como de los otros personajes de Elm Street, que tienen que enfrentar el mal y no se duermen".
Craven marca distancias con las secuelas de Pesadilla en Elm Street."Tras la primera película, vendí los derechos y no me he involucrado en las otras. Encuentro muy interesante que cada equipo haya efectuado sus propias interpretaciones de Freddy, aunque me parece que todos se han volcado demasiado en los efectos especiales".
"Para mí, el fantástico es el verdadero corazón del cine", dice Craven al recabársele su opinión sobre el género. "Es igual que con las personas: su esencia son los sueños". "El fantástico, por definición, está más allá de las fronteras, fuera del consenso general de lo que es real y lo que no". "Considero que quienes hacen películas de terror son los Colón y Magallanes de la mente humana, los que buscan más allá de los límites establecidos".
La próxima película de Wes Craven, también de género fantástico, se titulará La gente de debajo de la escalera, y tratará sobre la huida de una realidad de pesadilla". Craven se declara un ferviente consumidor de literatura de terror y menciona a Stephen King y Clive Barker. No obstante, cuando se le pide el nombre de su escritor favorito, no lo duda: "Poe".