Mostrando entradas con la etiqueta escritores bilbaínos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta escritores bilbaínos. Mostrar todas las entradas

sábado, 26 de octubre de 2019

Iñaki Abad: Las amargas mandarinas


Idioma original: Castellano
Año de publicación: 2019
Valoración: Muy recomendable

No todos lloramos por las mismas cosas aunque todos los seres humanos lloren y se rompan por dentro de un modo diferente, ni la palabra libertad tiene el mismo significado para unos que para otros. En una noche lluviosa, Carla llega a Palma desde Windhoek, la capital de Namibia, donde reside con su marido, diplomático, y sus dos hijos. Viene para enterrar a su padre. Así arranca esta novela de Iñaki Abad y lo que hay a lo largo de sus cuatrocientas páginas no es desde luego una despedida sino más bien un reencuentro, el descubrimiento de una persona discreta, sensata, pulcra y reservada, como esos actores secundarios siempre dispuestos a dar diligentemente pie para que se luzcan los protagonistas.

El padre de Carla es José María Fleta Loroño, un bilbaíno del 51, hijo único de una familia trabajadora criado en el muelle de Urazurrutia, al que una decisión bastante intrascendente y tomada a la ligera en una noche de septiembre de 1974 le va a condicionar de una manera definitiva durante el resto de su vida. Chema Fleta iniciará así un periplo que le alejara definitivamente de los suyos, de Bilbao y del País Vasco, aunque se mantendrá irremediablemente sometido al disparatado desquicie de ese monstruo desatado de furia, narcisismo y arrogancia que fue el denominado, incluso por don JoséMarí Aznar, Movimiento Vasco de Liberación Nacional.

Chema Fleta iniciará entonces su vida adulta en Burdeos, en los años setenta, y pese a ser de ese tipo de personas que no precisa de ir convenciendo a los demás de lo necesario, justo y bondadoso de sus propias ideas, no conseguirá situarse al margen de las embestidas de aquellos años, de aquella década tan desatada, quimérica y explosiva. Uno de los hilos que recorre toda esta trama hasta nuestros días es el sentido de las palabras, de qué significado se nutren, para qué sirven y para qué las usamos, qué señales emiten y cómo las disponemos para crear laberintos donde ocultarnos. Y su mayor atractivo, quizás, sea la discreta fuerza en la que se sustenta este personaje de Chema Fleta, que no es otro que el amor, las palabras reencontradas, la conciencia de sus labios, los ojos con los que aprendió a ver el mundo, su olfato, el paladar, fue la piel, el sexo, el temblor, el hambre y el deseo que lo saciaba, el día y todas las noches, el mar donde perderse, las tormentas y el refugio. Y me corto para no dar más detalles que chafarían el goce de descubrirlo por si mismo a quien quiera animarse a la lectura de Las amargas mandarinas.

Porque, desde luego, hacerlo tiene una excelente recompensa. De Iñaki Abad (Bilbao, 1963) no había leído ninguna de sus dos novelas anteriores, Los males adioses (2007) y El hábito de la guerra (2002) así que no puede decirse que se trate de un autor que no le dedique el tiempo preciso a sus historias. Las amargas mandarinas  es un novelón, una auténtica gozada, de esos libros que atrapan y fascinan, que te obligan a dedicarles atención y tiempo, que necesitas arañarle desesperadamente más minutos al sueño, entender, volver atrás, perderte en la profundidad de sus párrafos complejos, densos, enjundiosos. El lenguaje y el tono de la novela están tan logrados como ajustados y la narración va fluyendo con vigor, realismo y emoción, de manera asombrosa y veraz. Yo he llegado al último párrafo de la última página con un nudo en la garganta, con un puño en el estómago. Y no exagero ni un gramo. La he leído embelesado y con fruición, con las lágrimas apelotonadas y pugnando por brotar y con la imaginación sometida y entregada al fluir de la narración. Y cuando eso ocurre, tan de tanto en cuanto, hay que disfrutarlo. Por eso me parece tan y tan recomendable,

miércoles, 15 de marzo de 2017

Reseña + Entrevista. Santi Pérez Isasi: Imposibles impensables

Idioma original: español
Año de publicación: 2016
Valoración: fuera de concurso

Empecemos por impartir justicia. Si estás leyendo esto, es por culpa del autor de este libro. Obvio, claro. Pero lo que leíste ayer era también por su culpa, y lo que leerás mañana. Y esperamos que lo que leas en 2, 8, 10 años. Porque Santi, autor de este libro, es nuestro Santi. fundador de este blog que se acerca a un montón de cifras nosotros que somos de letras, 30.000 seguidores en Twitter, 3.000 reseñas (dicen algunos, ¿pero hay 3.000 buenos libros en el mundo?) y los ya ampliamente superados 10 millones de visitas que hacen que cada vez veamos menos justificada nuestra sempiterna modestia.
Y Santi escribe libros, también, cómo no. Escribió la Ilustre Ruritania Ilustrada, (siempre digo que tengo una edad), y hace unos meses este Imposibles impensables, cuya génesis está en una serie de relatos cortos que, a un ritmo frenético, publicó en su blog personal. Más de 100, de manera que, a los que solemos escribir de vez en cuando, nos parece casi inhumano encontrar cada día un motivo sobre el que extenderse más o menos y conseguir eso, publicar y ser leído. Esas entradas han sido recopiladas aquí con algún pequeño cambio y conforman un texto unitario, cohesionado por encima de los lógicos altibajos cuando hablamos de tal nivel de creatividad y tal disciplina en cumplir con la cita.
Resulta curiosa la escrupulosa elusión de la primera persona en la gran mayoría de los fragmentos. Y el chocante rol secundario que se le otorga a las personas, aventajadas por los animales y hasta por los colectivos. El tono fantástico de muchos relatos nos remite a especies animales especuladas, a países inventados, a las ciudades invisibles de Calvino, a retoques leves de la realidad que nos muestran un autor observador, respetuoso con el idioma, minucioso en la elección de los términos y los tonos (no se aprecia repetición, milagrosamente). En los 125 relatos (+un bis) encontramos humor negro (mucho), humor "blanco" (algo menos), terrores y miedos cotidianos pero casi imperceptibles y detalles escabrosos, incluso atisbos de sensualidad que de repente se coarta.
Los que hemos podido leer este "Imposibles impensables" estamos de acuerdo en que hubiéramos disfrutado algo más si algún relato hubiera ahondado en su potencial aspecto gamberro o si hubiera tenido una dosis extra de mala uva. Creemos que Santi se ha mostrado a veces algo comedido, con ese respeto que le es tan propio por el lector, esa sana intención por evitar ofensa o confrontación. Ignoramos si el traslado del entorno libertino de un blog a la solemnidad del papel escrito ha incidido en ello. Suponemos, esperamos, que todo sea un preámbulo para algo más ambicioso, más agresivo y quizás con más ganas de saltar al terreno de juego a competir a todas. Él puede y quienes le seguimos, insisto, lo esperamos y lo merecemos.

----------------------------------------------------------------------------------------------------

Santi: ¿habrá puesta de largo en un futuro? ¿Novela, ensayo?

Bueno, ya he hecho algún intento con géneros más largos, pero por ahora sin éxito. Quiero decir que no he conseguido publicarlos. Ahora mismo ando intentando escribir relatos más largos, y tengo algún proyecto para alguna novela; veremos en qué acaban. En todo caso, no me gustaría que se entendiera que el microrrelato es algo así como un "género borrador", que uno escribe antes de decidirse a escribir cosas más largas. Cada género tiene sus propias normas y su propia poética, y el microrrelato tiene su lugar, como todos. 

Situémonos en ese remoto 1 de Marzo de 2009. Responda a las siguientes preguntas.

¿Cree que seguirán en funcionamiento de aquí a ocho años?

¿Ocho años? No lo sé, como diría el Cholo Simeone [algunos años más tarde del 2009], vamos partido a partido, publicamos una reseña cada día y a ver hasta dónde aguantamos con la misma ilusión y la misma regularidad. 

¿Para cuándo espera la visita 10 millones?

Pues a ver, teniendo en cuenta que tenemos unas trescientas visitas mensuales, calculo que llegaremos a los diez millones de visitas dentro de unos 2700 años, más o menos... Vale, déjalo en 2000, si conseguimos crecer un poco...

¿Cree que Vd. sea el único que siga del equipo original para ese entonces?

La verdad, no sé si yo mismo seguiré tanto tiempo. La idea de publicar una reseña al día es bonita, pero ¿ya hay libros suficientes como para seguir así durante ocho años?

Pongámonos solemnes: amenazas y oportunidades de internet como única eventual herramienta futura de difusión de contenidos literarios. Y ya que estamos, ¿por qué esa sensación de que en un mundo hiperinformado e hipercomunicado la gente cada vez lee menos?

No sé si realmente la gente lee cada vez menos, a veces somos víctimas del síndrome "cualquier tiempo pasado fue mejor", y es muy fácil demonizar las nuevas tecnologías. Es verdad que vivimos en un mundo muy visual, y también que internet (los ordenadores en general) no favorecen la lectura pausada de textos largos, pero por otro lado vivimos inmersos en texto, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Y la lectura por placer continúa teniendo bastante fuerza, aunque quizás menos en las generaciones más jóvenes.

Creo que la literatura (en un sentido amplio) todavía no sabe muy bien cómo adaptarse a los nuevos medios, y quiere hacer lo mismo que hacía antes, pero en un formato diferente. Solo que los formatos también provocan cambios en los géneros, los hábitos, los repertorios que manejan escritores y lectores. Todavía estamos en los primeros pasos de la relación entre el libro y el ordenador, que demasiadas veces se colocan como opuestos, aunque están condenados a entenderse. 

Escribir ficción en un blog es como dejar pasquines en el metro. ¿Cómo ha sido el proceso de transcribirlo al formato papel? ¿Algo en especial sobre el proceso de la transcripción?

Escribir un blog literario es al mismo tiempo frustrante y gratificante. Frustrante porque la capacidad para llegar a un público más o menos amplio es limitada: te leen los amigos, básicamente. (Aunque pasa lo mismo si autopublicas o si publicas en una editorial de distribución limitada). Es gratificante porque el contacto con el lector es inmediato: se te ocurre una idea, la escribes, la publicas y diez minutos después ya puedes tener alguien diciendo si le gusta o no, si le sugiere alguna idea, si le recuerda a no sé qué escritor...

En cuanto a los Imposibles impensables, el proceso de transformación del blog al libro fue sobre todo de selección (de los 150 cuentos originales se salvaron unos cien) y de reordenación del material, para intentar que quedase un libro equilibrado. Hice correcciones y modificaciones, claro, pero muchos de los cuentos se publicaron en el libro tal y como aparecieron en el blog. 

¿Por qué siempre piensas en realidades que consisten en la ya existente con alguna pequeña modificación o perversión? 

Pues no lo sé, a lo mejor es así como funciona mi imaginación. Me pasa a veces ver algo u oír una frase y pensar: ¿y si esto lo llevásemos hasta sus últimas consecuencias, hasta lo absurdo o lo grotesco? Soy bastante aficionado al género de terror, tanto libros como películas, pero no me gusta el terror que se basa en fantasmas o demonios (o vampiros o zombis), sino el que parte de la realidad y busca las rendijas macabras que hay en esa realidad. Por ejemplo, la crueldad de muchas relaciones humanas, o los miedos que nos acosan a todos.

La sombra del humor negro y la ausencia de aparatosidad en los relatos. Y una cierta argamasa distópica que los aglutina. Comentemos.

Humor negro: seguro, me gustan mucho los textos irónicos y crueles, y eso intento transmitir en los relatos.
Ausencia de aparatosidad: creo que te puedes referir a dos cosas, al estilo, que es deliberadamente llano, incluso con algunas vulgaridades, o al hecho de que no haya sorpresas espectaculares o sensacionalistas; esto segundo fue una regla que me impuse al escribir los relatos, no quería que tuviesen el típico final al estilo de El sexto sentido: "entonces comprendió que..." Se han escrito demasiados microrrelatos ya con esa estructura.
Y la argamasa distópica (que podría ser un buen título para una novela, por cierto), pues sí, leyendo los relatos la verdad es que se nota una nube bastante negra sobre el mundo. Pero creo que eso se compensa con el humor. "El mundo es una mierda, pero por lo menos es divertido contarlo", podría ser el resumen.

Algo que decir sobre influencias. Veo a Borges y a Cortázar pero también creo que asoma Lovecraft y sus secuaces.

Borges y Cortázar, y Monterroso, que no menciono pero que es una influencia fundamental, son de mis primeras lecturas en el campo del relato, y me acompañarán siempre, creo, aunque ya me haya distanciado algo de ellos. También estoy descubriendo a Ana María Shua, que en el microrrelato es genial. El género de terror también está ahí, como decía antes: Poe, Stephen King, Lovecraft (no tanto los monstruos tentaculosos sino la atmósfera de amenaza constante). Y también los "bestiarios", los catálogos de biografías inventadas, las enciclopedias de lugares imaginarios... En general, todos los tipos de literatura más imaginativa. 

¿Qué coño es eso de comparatista?

Es un campo de estudio que se dedica a la literatura (y no solo) más allá de los límites nacionales en los que normalmente se estudian (literatura española, francesa, italiana, etc.), y también a la relación entre la literatura y otras áreas artísticas, científicas, filosóficas, etc. Yo concretamente trabajo sobre las interacciones entre las literaturas ibéricas (portuguesa y española, pero también catalana, vasca, gallega...).

¿Qué acabará antes con la literatura, las descargas, el amiguismo o la autoedición?

Las descargas nunca podrán acabar con la literatura: si la gente se descarga libros es porque quiere leerlos. Está claro que la piratería es un problema para la industria editorial, y también que los autores (y editores y traductores, etc.) tienen derecho a poder vivir de su trabajo; pero a veces se exagera interesadamente el tema de la piratería para no pensar en otros problemas del sector.
En cuanto al amiguismo y la autoedición, tampoco son nada nuevo: como si antes de internet no existieran las camarillas o los autores que se pagaban sus propias ediciones. (Y esto no es una vergüenza: Ramiro Pinilla sin ir más lejos se autoeditó gran parte de su obra).
Parece que andamos con cierta prisa por matar a la literatura. Y entendida en un sentido amplio (como el arte de contar o crear con la palabra) nunca va a morir, porque es absolutamente esencial al ser humano. Otra cosa es que determinados géneros o hábitos literarios mueran, pero eso tampoco es el fin del mundo (ni de la literatura).

El futuro más próximo que te atreves a predecir de los blogs y su papel en el entramado relacionado con lo literario, sea industria o no.

No es por tirar piedras contra nuestro propio tejado, pero creo que la edad de oro de los blogs está llegando a su final. Por lo menos, de los blogs como iniciativa individual (o de un grupo pequeño) que forma opinión. Creo que en el futuro habrá más plataformas de lectores o páginas de "meta-críticas" (tipo Goodreads o Rotten Tomatoes para el cine).
Tal y como están las cosas en este momento, creo que el poder de los blogs no debe ser subestimado, pero tampoco sobreestimado. Una buena (o mala) reseña en el Babelia sigue influyendo mucho más, creo, que la opinión de un bloguero o grupo de blogueros. Eso sí, existe cierto sector de lectores que desconfía de la crítica periodística profesional, y que busca en los blogs (más o menos) amateurs una honestidad que no cree encontrar en otro sitio.

¿Todo esto acaba siendo agradable?

¿Contestar a esta entrevista? ¿Escribir? ¿Hacer reseñas? ¿Vivir? En general, todo es bastante agradable. Hasta que deja de serlo, claro.

Y ahora, por favor, pongámonos de pie y démosle ese aplauso que lleva tanto tiempo esperando.


Otros libros se este autor en Un Libro Al Dïa: Ilustre Ruritania Ilustrada

domingo, 25 de diciembre de 2016

Guillermo Gómez Muñoz: Segundas oportunidades

Idioma: español
Año de publicación: 2016
Valoración: recomendable

Internet ha supuesto, es ya, un gran avance para la comunicación entre la quisquillosa especie humana, gracias al cual, por ejemplo, podemos soltar aquí nuestras parrafadas y que alguien luego las lea (eso espero). También ha conllevado un cambio en la creación y, sobre todo, en la difusión cultural; la literatura, en especial, ha encontrado todo un mundo nuevo para expandirse y gracias a la red muchos autores han conseguido una mayor repercusión de la que tendrían en el mundo analógico o incluso han surgido directamente en ella. Sobre todo ha sido un terreno fértil en el que prosperar para la lírica y para el relato corto -por no hablar de lo que conocemos como "microrrelatos"-, seguramente porque sus dimensiones se adecuan bien a la cada vez más dispersa atención que padecemos los ¿autodenominados? internautas.

Uno de los autores que utiliza internet para expresar y difundir sus cuentos es Guillermo Gómez Muñoz, que ahora ve publicados en un libro los que ya podíamos leer en su web www.segundasoportunidades.net . Se trata también de relatos breves,  casi telegráficos en algún caso, y que , aunque guarden todos el indudable aire de familia que otorga la misma paternidad, presentan una cierta variedad de registros, desde el humorístico -aunque, en realidad, el toque de humor sea una costante en la mayoría de los relatos- al de terror: hay una serie de variaciones sobre el desasosiego que se puede producir en los espacios cotidianos, entre los que destacan, a mi entender, los magníficos ¿Quiere ver el trastero? o Un zapato pulcro y elegante, sin olvidar el turbador relato vampírico Sed. Lo que podríamos llamar "surrealismo doméstico" está presente en muchos de los cuentos, como los divertidos El viernes que me declaré independiente o Estocadas piscícolas... por no hablar de las pluriempleadas ocas de La crisis. Pero en general en todo el libro encontramos la voluntad de explorar las posibilidades narrativas e incluso poéticas de la cotidianeidad: muchas veces el protagonista es un hombre joven -que bien podríamos identificar con el autor-, que vive en la ciudad de Bilbao -o que podríamos identificar como tal-, sus relaciones femeninas -sobre todo- se van repitiendo a lo largo de los diferentes cuentos, aun con variantes: Laura, Inés, Julia, hasta que al final del libro casi nos queda la sensación de haber leído una suerte de memorias, algo dislocadas y dispersas, incluso surreales, de un solo personaje.

Algo similar puede decirse acerca del estilo con que están escritos los relatos, que es natural y accesible, pero sin renunciar a su condición literaria. por lo que hace un uso inteligente de todos los recursos necesarios para lograr su fin; excelente es la utilización de la sinestesia, por ejemplo, en Paredes blancas o en Arco iris homicida. De igual forma, el autor juega con los puntos de vista para lograr efectos de sorprendente vigor... así ocurre en veinte puñaladas, una interesante crónica de uno de los asesinatos más célebres de la Historia. Igual ocurre con la divertida visión del Génesis que encontramos en la serie Creación imperfecta, ci¡on un Dios no demasiado satisfecho de cómo le habían (-amos) salido los humanos.

En fin, sin duda, entre los 66 relatos que componen el libro seguro que cualquier lector encontrará alguno que le complazca. ¿Mis favoritos? Pues dejando aparte los ya mencionados (y podría señalar muchos más), quizás sean aquellos que tienen un aire más agridulce, nostálgico incluso, o tierno, como el emocionante El niño que soñaba que era Superman o el que da título al volumen, Segundas oportunidades (también con un niño como protagonista). Esperemos, en cualquier caso, que las segundas oportunidades no sean las últimas y haya al menos unas "terceras".  O las que hagan falta... ; )

Nota: La portada mola lo suyo (¿que no?), pero que nadie se asuste, que la cosa no va en plan gore... bueno, casi nunca.


miércoles, 7 de septiembre de 2016

José Javier Abasolo: Una decisión peligrosa

Idioma: castellano
Año de publicación: 2014
Valoración: está bien

Alguna vez he comentado en este blog (tampoco es que piense que alguien se va a acordar, pero nunca se sabe) que me pirran las ucronías. Y que a los cultivadores de esta subespecie literaria les suele pirrar todo lo relacionado con la Segunda Guerra Mundial, el Tercer Reich o la Guerra Civil española. Es algo que podemos comprobar en novelas tan dispares , aunque excelentes, como son La conjura contra América, del gran Philip Roth, Patria, de Robert Harris o la más esquiva y fascinante de todas, El hombre en el castillo, del no menos esquivo y fascinante Dick. Son temas que siguen dando mucho de sí (y si no, échenle una ojeada al llamado Canal -ejem- Historia...) No podía faltar tampoco alguna versión autóctona del asunto y, en el caso vasco, aquí tenemos una ucronía pergeñada a la perfección por el escritor vizcaíno José Javier Abasolo, quien, al parecer, ya había jugado con la idea de una Euskadi independiente en El aniversario de la Independencia

Pero aquí va todavía más lejos -o más atrás- al presentarnos una realidad, en la que el reino de Navarra habría conseguido, de forma casi milagrosa, mantenerse independiente desde el siglo XVI (e incluso, por lo que parece, ampliar su territorio hasta lo que hoy en día se conoce como Euskal Herria), merced sobre todo a la conversión del Viejo reino a la religión protestante, a partir de la traducción del Evangelio al euskera por parte de Joannes de Leizarraga ("punto Jonbar" que sucedió realmente, por otro lado). Así, a las potencias protestantes del norte de Europa les habría interesado mantener un reino de la misma confesión, por pequeño que fuera, entre las dos grandes potencias católicas, Francia y España -España que, por su parte, se habría anexionado también Portugal-, lo que le hubiese permitido a Navarra sobrevivir, mal que bien, como estado libre e independiente a lo largo de los últimos cuatro siglos. Hasta que, en 1941, esa libertad se vería amenazada por la dictadura de Franco en España, por un lado, y por la ocupación alemana de Francia, por otro. El reino de Navarra, tradicionalmente amigo de los británicos, tendría entonces que decidir si mantener la neutralidad, con el riesgo de ser invadidos por España con alguna excusa provocada o entrar en la guerra y ser invadidos por Alemania, pero manteniendo ciertas opciones de independencia en caso de que la guerra la ganasen los aliados (aunque Estados Unidos aún no se contaba entre ellos). En esa coyuntura y con la presión añadida de un movimiento fascista autóctono, los llamados "Caballeros de Roncesvalles", aparece desnudo en la puerta de un burdel el cadáver del arzobispo de Iruñea, monseñor Argote, cabeza de la minoría católica navarra (minoría aún marginada en esa sociedad, como los judíos y los agotes). Podría ser la excusa perfecta para que el nacionalcatólico régimen español se decida a intervenir en Navarra, así que el viceministro de seguridad del Reino, Xabier Perurena, le encarga al comisario Da Silva -bilbaíno pero hijo de inmigrantes portugueses y por ende, católico- y al eibarrés subinspector Baskaran la resolución del caso. caso en el que se mezclarán intrigas políticas, espionaje y religión, además de otros elementos más morbosos, relacionados con las circunstancias del hallazgo del cadáver, claro...

La novela, ciertamente, resulta entretenida y del todo plausible: Abasolo sigue con lógica implacable las elucubraciones sobre lo que podría haber pasado en situaciones como las que se plantean. Ahora bien, quizás sea ese el flanco más débil de esta ucronía: aparte de la lógica histórica, una novela de estas características o género necesita también un punto o varios de sorpresa, de locura, incluso. Algo que resulte inesperado y que exija aún más complicidad por parte del lector. Y aquí, pese a lo divertida que pueda resultar la idea, por ejemplo, de una Euskal Herria independiente pero con una impronta navarra y no bizkaitarra, o incluir al padre Arrupe como misionero protestante en Japón, el caso es que todo, al final, resulta previsible, de tan correcto y casi rutinario, de tan bien pensado como está. Aún así, ya digo, una novela entretenida, aunque sea por su vertiente más policíaca y que creo que puede hacer bastante gracia a los lectores vascos y, sobre todo, navarros, que a lo mejor hasta se plantean si el pasado de su tierra ha sido el mejor que podía haber sido o no (para eso sirven las ucronías, después de todo). Eso sí, la cabra siempre tira al monte (dicho sea con cariño): a pesar de que en la realidad que ha inventado, Bilbao sólo es una pequeña ciudad de provincias frente a la gran metrópolis de Iruñea, Abasolo hace al Athletic campeón de la Liga no sé cuantos años seguidos... está claro que hay cosas con las que no se juega ; )

lunes, 11 de julio de 2016

Jon Juaristi: El linaje de Aitor

Idioma: español
Año de publicación: 1987
Valoración: recomendable (sobre todo para interesados en el tema)

Esta reseña bien podría titularse "El linaje de Aitor revisited" o algo parecido, porque he de explicar que ya leí este libro hace años, en mi cada vez más alejada y entusiasta juventud (eso sí, por prescripción facultativa, por decirlo así...), así que lo de ahora ha sido una relectura... que los años (los míos, sobre todo), han vuelto algo más entretenida y jugosa, debo admitir. Ahora bien, entiendo que este libro puede no atraer al público lector en general, y quizás lo haga solamente al que tiene más interés por la Historia y la literatura vascas o por el proceso de gestación de los elementos culturales que componen eso tan incierto que llamamos "tradición".

En es te sentido, Juaristi le da un buen repaso a todos los muñidores de esta supuesta tradición que se dedicaron a compone, a lo largo del siglo XIX y comienzos del XX, más o menos epígonos domésticos de Walter Scott, ya sea por motivos literarios, identitarios o incluso políticos. Porque muchos de estos escritores eran lo que en su momento se conocía como "fueristas" (es decir defensores del mantenimientos de los Fueros vascos e incluso, en algún caso, de su extensión al resto del territorio español), "euskalerriacos" y hasta protonacionalistas... Pero muy pocos de ellos, me temo, han logrado permanecer en la memoria del público lector... casi ninguno, en realidad; quizá tan sólo Navarro Villoslada y, por supuesto, Unamuno y Baroja, a los que el autor dedica el último capítulo de este libro (y el penúltimo a Sabino Arana, padre fundador del nacionalismo vasco, pero al que creo sí debemos considerar más político que cualquier otra cosa). No obstante, estoy seguro de que a cualquier ciudadano vasco actual le sonarán los nombres de muchos de los escritores tratados en el libro, pues son los que pueblan buena parte del callejero actual de sus localidades: hablamos de Antonio Trueba, Goizueta, Vicente de Arana -primo de sabino, por cierto-, Arturo campión, Delmas, Araquistaín, Sotero Manteli, Becerro de Bengoa, etc... la mayoría más cronistas -de aquella manera-, romanceros o legendistas mixtificadores que verdaderos novelistas, y cuyos mayores logros literarios no han pasado la prueba del tiempo. Tampoco es que sus biografías resulten demasiado apasionantes, por más que fueran representantes de unas ideas ya fenecidas pero que, de una forma u otra, han dejado cierta impronta en su "ámbito de decisión"... La excepción (siempre hay alguna) viene a ser el suletino Augustin Chaho, el más divertido, sin duda de todos estos personajes: editor, iluminista, filocarlista, prenacionalista, incluso, y creador, a partir de lo que parece una traducción erróneadel vascuence -habría que ver si intencionada o no- de la "mítica" figura del padre Aitor, que da nombre a este libro y a miles de ciudadanos de hoy en día, y no sólo vascos.

Juaristi, con la persistencia y minuciosidad de un entomólogo, repasa no sólo la obra y cirscunstancias de estos autores, entre otros, sino también las de la génesis de esa "materia de Vasconia" de la que se nutren sus obras -como ya he mencionado, circunstancias tanto literarias como políticas y sociales-, sus antecedentes -tubalismo, vascocantabrismo, vasco-iberismo- y aun sus consecuencias. En lo que a esto respecta, buen trabajo... Claro que erudición, exhaustividad y minuciosidad no son garantía de amenidad y, pese a que el autor pone lo que puede de su parte, tampoco parece que procurar ésta sea su principal objetivo. de hecho, ya he comentado que éste es un libro que resulta recomendable sobre todo para lectores interesados en el tema, aunque para los demás tampoco sería una pérdida de tiempo echarle un vistazo. Ignoro si ocurre lo mismo con otros libros que Juaristi ha dedicado a temas similares: las genealogías míticas de los pueblos de Europa, la formación de los mitos inherentes al nacionalismo español o la "invención de la tradición bilbaína" (sic), pero quizás tampoco sea mala idea leer alguno de ellos.

Una única pega al libro y a su autor: no sé si por algún tipo de rigor bibliográfico (mal entendido, en mi opinión) o por simple pedantería, las bastantes citas de obras ajenas que están escritas en otras lenguas que no son el castellano (sobre todo, inglés y francés) no se han traducido al idioma en el que está escrito este libro. Curiosamente, muchas de las que están en lengua vasca sí que han sido traducidos, aunque habría que comprobar si esto es porque también estaban traducidas al castellano en la obra original citada. En todo caso, el profesor Juaristi parece suponer que todos los lectores del libro deben de dominar también estos otros idiomas y si no, que se busquen la vida... No pasa nada, claro, que no somos niños y cada palo que aguante su vela... excepto que siempre me llamó la atención que alguien que demostró tal desprecio por sus lectores en castellano fuera luego nombrado Director de la Biblioteca Nacional (de España, se entiende) y Director del Instituto Cervantes, nada menos. Pero, en fin, ya se sabe que doctores tiene la Iglesia y a quién Dios se la dé, San Pedro se la bendiga. O, dicho de otro modo, cosas veredes...


miércoles, 1 de abril de 2015

Santi Pérez Isasi y Ainize Santos: Ilustre Ruritania Ilustrada / Irudizko Ruritania Irudiztatua

Idioma original: castellano o euskera (a elegir)
Año de publicación: 2015
Valoración: lamentabl... perdón, quiero decir imprescindible

To suck up or not not to suck up, this is the question… (es decir, pelotear o no pelotear…)
Humm… ¿Y a qué viene semejante pendejada?, se preguntará, desdeñoso, más de un lector de ULAD.  Pues me explicaré: resulta que el libro cuya reseña nos ocupa hoy es obra, al menos en lo que a la parte escrita se refiere, de un joven pero acreditado autor; ingenioso, elegante y sutil, de prodigiosa técnica narrativa e imaginación desbordante, que…  Sí, vaya –sonreirá algún otro lector, con sorna-, ni que fuera de Bilbao… Pues exactamente,  del mismísimo centro de Bilbao, con los pies metidos en la ría, como quien dice: Santi Pérez Isasi  jauna;  para más señas, nuestro CEU, el boss  o incluso el capofamiglia de este exclusivo blog de reseñas conocido por Un libro al día (él se presenta humildemente como co-coordinador, pero lo hace por modestia…y tal vez por algún asunto fiscal…ejem).
¿Qué, comprenden ustedes ahora mi dilema? ¿Debo respetar el código ético del gremio de reseñistas, nuestro Juramento Hipócrita, y respetar la verdad a la que nos debemos o puedo mentir como un bellaco para conservar mi puesto en este blog y, sobre todo, los espléndidos emolumentos que conlleva, amén de las suculentas dietas, prebendas y sobresueldos en cajas de puros con los que somos recompensados? Sin olvidar el prestigio social y, por qué negarlo, el magnetismo sexual que conlleva pertenecer a tan prestigiosa institución… Lo confieso: no sé qué hacer…
¡Ya está: publicaré dos reseñas, para que cada cual elija su preferida y, de paso, cubrirme las espaldas! Je, je… ahí va:
-Modo Peloteo On: Ilustre Ruritania Ilustrada es un libro divertido, emocionante, imaginativo; una obra inscrita en la mejor tradición utópica y ucrónica; una delicatesse literaria que garantiza a cualquier lector pasar un buen rato disfrutando dde unos regocijantes textos y unas no menos fascinantes ilustraciones: En suma, una pequeña joya que nadie debe perderse.
¿Vale? Y ahora:
-Modo Peloteo Off: Ilustre Ruritania Ilustrada es un libro divertido, emocionante, imaginativo; una obra inscrita en la mejor tradición utópica y ucrónica; una delicatesse literaria que garantiza a cualquier lector pasar un buen rato disfrutando de unos regocijantes textos y unas no menos fascinantes ilustraciones: En suma, una pequeña joya que nadie debe perderse.
¿Eh? ¿Pero qué broma es ésta?, tal vez pregunte el lector de antes (u otro. O todos). Pues no, no es ninguna broma. Resulta que, en este caso, no tengo por qué mentir y quebrantar mi Juramento Hipotenuso de reseñista: Ilustre Ruritania Ilustrada es exactamente lo que señalo en las dos versiones, a elegir, un libro delicioso y lleno de imaginación que retrata, con ininterrumpido buen humor la geografía, Historia, etnografía y leyendas de ese país, ignoto e ignorado, situado en algún lugar indeterminado de Europa y que ni siquiera existe ya, si es que existió alguna vez (cosa que yo no pongo en duda. O quizá sí). Un país de fronteras imprecisas, de bandera venticolor, de himno nacional espléndidamente desconfiado (“En fin, Ruritania, tú misma/ tú verás lo que haces/ tú sabrás./ Vete con cuidadito”, advierten sus últimos versos ). Un país sin victorias –ni derrotas- militares de las que vanagloriarse… Ciertamente, casi le dan a uno envidia los nativos de Ruritania… si no fuera porque los ruritanos se caracterizan por sus pies grandes, peludos y malolientes y sus ocas grandes y no menos malolientes. Y porque no parecen demasiado espabilados, a decir verdad… aunque también nos hacen parecer tontos a los demás. En fin, un país que, si no existe, debería existir, y que merece, sin duda, un cronista tan brillante, irónico y benévolo como Santi.
Y, por supuesto, una ilustradora como Ainize Santos, que sabe expresar en imágenes todo el humor y la inventiva del texto, y enriquece con una visión –aún más- surrealista u onírica las ya de por sí bastantes surreales noticias, semblanzas y remembranzas de esta improbable –o no- y pasmosa Ruritania.
Un libro –y en serio que no exagero- que bebe de tan ilustre fuentes como Las ciudades invisibles de Calvino, las geografías imaginarias de Borges o el humor, aparentemente blanco pero invulnerable, de Gianni Rodari. O el no tan blanco, pero igual de desarmante, de Jonathan Swift. Y, por supuesto, de Anthony Hope, el primer viajero que visitó tierras ruritanas…
Un libro, además, bárbaramente editado (en el mejor sentido de la palabra, se entiende) por /las ediciones bárbaras/. Muy bonito, de verdad (ésa a la que me debo por mi Juramente Hipotético).
Un libro, repito, que nadie se debe perder… Hagan lo que sea por conseguirlo: vendan sus órganos que no utilicen, engañen a sus cuñados, prevariquen… lo que sea con tal de conseguirlo, ¡pero ya!
(Háganlo, por favor, que mi futuro está en juego…)






Otros libros de Santi Pérez Isasi reseñados en Un Libro Al Día: Imposibles impensables

miércoles, 21 de enero de 2015

Pedro Ugarte: El país del dinero

Idioma: castellano
Año de publicación: 2012
Valoración: recomendable

El escritor bilbaíno Pedro Ugarte ha ido construyendo una sólida carrera literaria cimentada en una serie de novelas y, sobre todo, en el relato corto, formato que ha cultivado con singular fortuna. Y además, lo que me parece especialmente meritorio: lo ha hecho sin recurrir -al menos de forma evidente- a lo que conocemos como "literatura de género", que tan socorrida resulta para muchos escritores (me refiero a la novela negra, el género fantástico o el histórico...). Las historias de Ugarte, en cambio, se suelen ambientar en el tiempo presente y en una ciudad fácilmente reconocible como su Bilbao natal. Y suelen dedicarse a retratar y a veces desenredar, la madeja viscosa que sirve para tejer las relaciones personales, las familiares o las interclasistas, cuyos nudos y tortuosidades oscilan entre lo brutal y lo leve; lo obvio y lo tan sutil que resultan en ocasiones inapreciables para los propios individuos envueltos en la maraña.

Así es el escenario en el que se desarrolla ésta su hasta ahora última novela, el mismo que pueden reconocer los lectores de otras obras anteriores de Ugarte, como Los cuerpos de las nadadoras o Pactos secretos. Sin embargo, la historia que nos cuenta El país del dinero no sólo transcurre en una ciudad vasca dividida en dos -y no sólo geográficamente- por una ría que llega hasta el mar. También, y sobre todo, se desarrolla en el país que menciona el título y que se superpone a todos los demás: aquél por el que el dinero no sólo campa a sus anchas, sino que constituye la medida de todas las cosas, la savia vital de todo organismo, el lubricante universal y, ante todo, lo que determina la valía de un individuo o su clan en la urdimbre social que les rodea. El dinero como sustituto -y  tenor de una metáfora- de la patria, la religión , de la identidad... de cualquier valor o principio que parezca trascender a los demás,

Es el país al que aspira pertenecer Jorge, el protagonista y narrador de la historia: el último vástago de una familia de posibles venida a menos, que se ha criado junto a los cachorros de la oligarquía local, pero sabedor de que no disfruta de los privilegios -en algún momento, diríase que superpoderes- que otorga el dinero. Sólo consigue emprender el asalto a ese esplendoroso país merced a la ya casi lejana burbuja inmobiliaria (de la que se hace un retrato exacto y descarnado, con todos sus pormenores, pasteleos y corruptelas), junto a su amigo Simón, éste sí que super-pijo invulnerable y fatuo como él solo... El trío de personajes principales los completa Sharon, la hermosa e inaccesible hija de un barrio obrero que trata de huir de su entorno escalando el desnivel económico y social. Precisamente esta circunstancia y el que Jorge sea, hasta cierto punto, un desclasado, le permiten a Ugarte atribuirle una serie de observaciones, casi costumbristas pero también analíticas, sobre las diferentes clases sociales, sus entramados e interrelaciones, etc... observaciones que sustentan y enriquecen en buena medida  todo el transcurso de la novela.

(De todos modos, que nadie se llame a engaño y espere encontrar en esta novela un panfleto "perroflaútico-marxista-bolivariano"... o algo similar, por más que algunas reflexiones del protagonista podrían parecerlo. Sospecho que no eran ésas las intenciones del autor).

Ese "país del dinero", en cualquier caso, se nos presenta poblado por habitantes que guardan algún tipo de deformidad, no física pero sí moral... unos monstruos incapaces de empatizar con sus semejantes, a los que sólo consideran cuando están mediatizados por las relaciones económicas (casi feudo-vasalláticas, en algún caso) que se establecen entre ellos. Simón López de Chávarri aparece como un tipo absolutamente insoportable, desde cualquier punto de vista -incluso el suyo propio- y Sharon, como la enésima encarnación de la mujer fatal, gélida y manipuladora... (el único personaje, aunque no principal, que, pese a todo, parece conservar algo de su humanidad es Nuestro Hombre, el corrupto alcalde de una localidad de la Margen izquierda). Aunque quizás el más monstruoso de todos sea el propio narrador, Jorge, tan obsesionado por pertenecer al país del dinero y dominar las dinámicas que se establecen en él que es incapaz de reconocer en los defectos de sus acompañantes los signos inequívocos de la debilidad y el sufrimiento. Tal es su ceguera que quizás -sólo quizás- su curación únicamente pueda lograrse a través del amor y de la renuncia a su incapacitante egocentrismo.

Vaya, pensándolo bien, creo que el tema del que trata esta novela no es el dinero: es la redención.

También de Pedro Ugarte en ULAD: También de Pedro Ugarte en ULAD: Nuestra historiaLos cuerpos de las nadadorasEl mundo de los cabezas vacías

sábado, 31 de diciembre de 2011

Juan Carlos Márquez: Tangram

Idioma original: español
Año de publicación: 2011
Valoración: está bien


1. Cada uno de los siete personajes cuenta, en primera persona, los acontecimientos que le llevaron a ese momento de la historia. Supongo que es en las distancias cortas donde un escritor se la juega: aunque Juan Carlos Márquez (Bilbao, 1967) escribe muy, muy bien, es bien difícil dotar a siete yoes de una forma específica de narrar, y por eso, en ocasiones, alguno de esos siete habla casi de forma idéntica a otro. Me sentí un poco manipulado, en esos casos: tenía la impresión de que el autor quería llevarme exactamente hasta un punto concreto del camino, y cualquier posibilidad de sorpresa se me esfumó.

2. Como soy de Bilbao y hasta hace poco he vivido en Madrid, no puedo evitar sentir un cariño especial por las descripciones de esas dos ciudades que aparecen en el libro. Especialmente de la primera, que es tal vez la octava protagonista de la obra, en la sombra. También pensé, en algún momento, que a un lector ajeno tal vez podrían resultarle excesivos algunos detalles; la obra empieza mencionando la Universidad de Deusto y continúa, durante más de 150 páginas, derramando detalles sueltos sobre Neguri y otras zonas cercanas a Bilbao.

3. Mi problema es que tengo un prejuicio: no me suelen gustar los libros de relatos. Y claro, Tangram se parece bastante a un libro de relatos, aunque la editorial se esfuerce en presentarla como la primera novela del autor. Un narrador, como digo, extraordinario, con verdadero talento, pero que ha publicado tres libros de relatos, ha ganado numerosísimos premios y ha participado en dos antologías. De relatos. No sé si me explico.

4. Es difícil comentar algunas cosas sin desvelar otras. Así que hablaré en clave: cuando terminas de leer el segundo capítulo (de los siete) ya sabes por dónde van los tiros, es decir, ya sabes (más o menos) cómo está configurado el libro, en qué medida las historias se entrelazan, dónde puede desembocar esto, etc. He leído otras críticas por ahí y a mucha gente le ha fascinado el final. Bien: a mí no. Sobre todo porque, a la vista de lo bien que escribe el autor, me esperaba algo así: pocos cabos sueltos.

5. Me cuesta creer que, al menos, dos de las historias fueran concebidas como parte de un todo de siete hasta formar el libro. No digo que no sea así, sino que me cuesta creerlo, por lo forzadas en los bordes, quiero decir, por cómo encajan con las otras cinco en la forma que deben encajar para que la obra tenga ese aspecto de novela fragmentada.

6. Y, en efecto, es un thriller: hay secuestros, asesinatos, violencia, misterios, ladrones... Pero un thriller de personajes huérfanos, que aparecen y desaparecen para siempre, que regresan o no durante apenas unos segundos. Y también es una novela con la que te ríes, porque cuando el autor se siente a gusto y se deja llevar tiene momentos totalmente hilarantes, de un humor negro agudísimo, o una mala leche excepcional. Pero pasas la página, el narrador es otro y la historia es otra, y luego, más adelante, el libro se acaba y hace rato que no te ríes y te quedas un poco así. Como si hubieras enlazado un relato con otro pensando que era una novela.

7. Impagable la descripción que se hace del concepto de "cuadrilla". Impagable. Genial. El descojono.

También de Juan Carlos Márquez en ULAD: Los últimosLos maletines

viernes, 23 de diciembre de 2011

Juan Bas: Voracidad

Idioma original: español
Año de publicación: 2006
Valoración: se deja leer (aunque a ratos sea repugnante)

Qué mejor manera de celebrar mi vuelta (temporal) a Bilbao por Navidad, que reseñar una novela de un "bilbaíno de pro" -por mucho que ahora viva en Barcelona-, Juan Bas. Y digo que es un "bilbaíno de pro" porque no solo es que sea bilbaíno sino que ejerce de bilbaíno, también en esta novela. No es que los que no sean del botxo no vayan a entenderla, tampoco somos tan especiales, pero sí que se van a perder algunas de las referencias o de los referentes de la novela (como al ver Vaya semanita, por otra parte, y eso no impide que triunfe más allá del Ebro). Pero en fin, vamos a ello.

Voracidad es la segunda parte de Alacranes en su tinta, una novela que confieso que no he leído, pero que tampoco es imprescindible para entender esta. Cuando lo estaba leyendo, pensé lo mismo que cuando leía una novela que me envió un amigo hace poco (y que espero poder reseñar de aquí a unos meses): "esta novela es una gamberrada, pero una gamberrada bien hecha". Si por algo destaca Voracidad es por su cruel (cruelísimo) sentido del humor, políticamente incorrecto y a veces (solo a veces) ligeramente burdo, ya sabéis, del tipo de caca, pedo, pis, y en este caso sobre todo teta, culo, coño (por lo que no creo que esta novela sea muy popular entre las lectoras).

Lo que pasa es que luego llegó la última parte de la novela, y ya dejó de parecerme únicamente una gamberrada, para pasar a parecerme también una brutalidad. Querido Juan Bas que estás en las alturas (de Tibidabo): te pasaste. Transformaste una novela humorística con un ligero tono escabroso, en una novela escabrosa con un ligero tono humorístico. No hacía falta que incluyeras esos últimos capítulos, que es verdad que atan la trama reuniendo a casi todos los personajes importantes, pero que producen bastante asquito. Y te lo dice uno que se leyó enterita Cacheo de Dennis Cooper.

Hay otro aspecto que por una parte es divertido, pero por otro le quita cierto interés a la novela, y es que Bas la utiliza como arma arrojadiza contra todos aquellos que le caen mal (aunque caer mal parece un término demasiado suave, en vista de las cosas que dice de ellos): es verdad que cambia los nombres, pero no hay que ser un lince para reconocer en la novela las figuras de Aznar y Ana Botella, Kiko Argüello, Paolo Vasile, César Vidal y Pío Moa... Especial mención merece el nacionalismo vasco, que a Juan Bas le provoca una repugnancia incontenible e inocultable.

Definitivamente, Voracidad no es una novela muy navideña, pero sí es una novela muy adecuada para leer en un vuelo de camino a Bilbao. Para irse haciendo una idea de lo que le espera a uno al otro lado...

También de Juan Bas en ULAD: Ostras para DimitriAlacranes en su tinta