Nariz

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Nariz
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  Nariz.

Nariz. Es un esqueleto cartilaginoso. Es el órgano del olfato y la entrada del tracto respiratorio. Protuberancia que forma parte del sistema respiratorio en los vertebrados.

Estructura

La pirámide nasal situada en el centro de la cara es una estructura compuesta por la pirámide nasal y las fosas nasales.

Pirámide nasal

La pirámide nasal, a su vez, está conformada por un esqueleto óseo cartilaginoso, las estructuras óseas derivan del hueso maxilar superior, donde se abre la abertura periforme, los llamados huesos propios de la nariz que se articulan por sus lados con el hueso maxilar superior y por su base en el hueso frontal y las láminas papiráceas del etmoides al nivel de las órbitas.

Las estructuras cartilaginosas se encuentran hacia la base de la pirámide nasal y van a conformar la columela nasal y las alas de la nariz; existen formaciones musculares en esta zona como son los músculos dilatadores y elevadores del ala de la nariz, inervados por el VII par craneal, la irrigación de la pirámide nasal depende de ramas de la arteria facial. En el interior de las fosas nasales se encuentra hacia la parte medial el septum nasal que está constituido de arriba hacia abajo por la lámina perpendicular del etmoides, el cartílago cuadrangular y el vómer.

Fosas nasales

La pared externa de la fosa nasal tiene varias formaciones óseas que constituyen los cornetes: inferior, medio y superior, donde sólo el cornete inferior es un hueso independiente, los demás(medio y superior) derivan de estructuras del etmoides; por debajo de los tres cornetes se encuentran los meatos, el inferior se ubica desde el piso de la fosa nasal hasta el hueso del cornete inferior y en él desemboca el conducto lagrimo-nasal, el medio constituye el sitio de drenaje de los senos paranasales llamados anteriores (seno maxilar, seno frontal y celdas etmoidales anteriores) y en el superior drenan los senos esfenoidales y las celdas etmoidales posteriores.

Toda la superficie de las fosas nasales, excepto el vestíbulo nasal que está cubierto de piel, está protegida por una mucosa respiratoria, la cual tiene algunas modificaciones en la parte superior de la fosa, a la altura del cornete superior que alcanza parte de la misma zona a nivel septal, aquí esta mucosa es ligeramente pálida debido a la gran cantidad de filetes nerviosos de las neuronas del bulbo olfativo (células de Schultz) y es llamada mucosa pituitaria.

Las fosas nasales reciben una rica irrigación arterial procedente de la arteria esfeno- palatina, rama de la maxilar interna (carótida externa) las etmoidales anteriores y posteriores ramas de la oftálmica (rama de la carótida interna) y algunas ramas de la facial (arteria del subtabique). La inervación depende de las fibras nerviosas del esfeno palatino (porción posterior) y del nasal interno (porción anterior), el vestíbulo y la pirámide es inervada por la rama maxilar superior del trigémino.

Funciones

Son dos, la función olfatoria y la respiratoria. La primera, aunque evidentemente en el hombre no alcanza la importancia que tiene en los animales macrosmáticos porque la supervivencia depende de ésta, no deja de ser importante.

Se realiza mediante las estructuras neuronales bipolares del bulbo olfativo, cuyos axones amielínicos atraviesan la lámina cribosa y distribuyen sus dendritas en la zona olfatoria de la mucosa pituitaria; estas estructuras neuronales terminales actúan como receptores odoríferos, capaces de definir miles de combinaciones químicas que constituyen los olores, sensibilidad notablemente variable de un individuo a otro y que decrece con la edad.

La función respiratoria es ejercida por varias estructuras de diferentes maneras: reguladora de la presión inspiratoria, purificación del aire, calentamiento, humidificación y la función fonatoria.

La regulación de la presión inspiratoria es muy importante para la función alveolopulmonar, ya que dicha regulación se ejerce por la resistencia al paso del aire que comienza en las alas de la nariz (tienden a colapsarse durante la inspiración forzada) y la resistencia mecánica de las estructuras turbinoseptales que se añade a la anterior

Examen físico de la nariz

Se comenzará por la inspección de la pirámide nasal para detectar tumefacciones, cambios de color de la piel y otras alteraciones, a continuación debe palparse la región de los huesos propios (en caso de traumas, en busca de fracturas), posteriormente la zona de la punta y las alas de la nariz.

Un examen funcional que requiere poco tiempo y casi ningún instrumental es la exploración de la permeabilidad nasal por medio de un pequeño espejo plano de unos 10 cm, el cual se colocará debajo de las narinas ordenándole expulsar aire por la nariz al paciente, el empañamiento que provoca el vapor de agua sobre el espejo debe ser simétrico en caso de normalidad y asimétrico u abolido si existe mayor o menor grado de obstrucción nasal. El espejo puede ser sustituido por cualquier objeto metálico de superficie pulida como lo es la lámina de un depresor metálico de legua.

Rinoscopia anterior

Rinoscopia anterior: el espéculo nasal esta colocado en posición vertical para ver el área anterior septal y el meato inferior

Se utiliza el espéculo nasal bivalvas de Hartman, Toimbee, Killian u otro similar que logre abrir eficientemente la ventana nasal y nos permita observar su interior. La iluminación debe ser potente y coaxial, proveniente de un espejo reflector o de un proyector frontal de luz halógena. Colocado el instrumento se abrirán sus valvas gentilmente evitando tocar con ellas el tabique, lo cual puede ser doloroso por lo que en todo el examen su punta quedará en su luz; al terminar dicho examen cuidaremos de no cerrar completamente las valvas para no pinzar las vibrisas del vestíbulo. . Las zonas endonasales a inspeccionar comenzará en el vestíbulo nasal, el tabique o septum nasal y toda la pared externa de la fosa nasal.

Rinoscopia posterior

Este examen requiere mayores recursos instrumentales y habilidades que el anterior y en algunos pacientes resulta extraordinariamente difícil, unas veces por los excesivos reflejos y otras por el estrecho margen de espacio debido a condiciones anatómicas entre el velo y el paladar posterior.

  • Técnica de la rinoscopia posterior: Después de ordenarle al paciente que abra la boca y que se mantenga relajado respirando suavemente aplicaremos un depresor sobre los dos tercios anteriores de la lengua, con el cual haremos firme presión hacia abajo cuidando de no bascular la punta de ésta hasta lograr visualizar completamente la úvula, a continuación, con la mano izquierda tomaremos un espejo de rinoscopia posterior (unos 10 ó 12 mm de diámetro) y lo pasaremos por detrás de la úvula para de esta manera observar la imagen reflejada de la nasofaringe, a veces es recomendable atomizar sobre la pared posterior de la faringe una o dos dosis de spray de Xilocaina para reducir los reflejos.

En ocasiones el examen rinoscópico posterior resulta imposible por las dificultades antes mencionadas, y entonces se impone el uso de la llamada rinoscopia posterior forzada, cuyoproceder básico es el mismo que el descrito anteriormente; pero para levantar el velo debemos de pasar una fina sonda Nélaton calibre: 8 por la nariz, la pinzaremos cuando llegue a la faringe y al sacarla por la boca la anudaremos sobre el labio superior, esto nos permitirá una mejor visibilidad del área e incluso poder utilizar un espejito de mayor diámetro.

En la actualidad existen instrumentos llamados nasofaringoscopios de fibra óptica con gran resolución y luminosidad que han permitido hacer este examen más fácilmente y con mayores posibilidades debido a que la punta del endoscopio puede ser guiada hacia regiones de difícil acceso a la observación directa.

La rinoscopia posterior nos permite, buscando diferentes ángulos, visualizar las siguientes estructuras: pared posterior de la nasofaringe al centro, más arriba el borde posterior del septum nasal y hacia los lados de arriba a bajo: la cola de los cornetes, las fosas Rosenmüller, los rodetes tubáricos y la entrada de la trompa de Eustaquio.

Enlaces internos

Fuentes

  • Anatomía.
  • H. Rouvière. Casa Editorial Bailly-Bailliere S.A.: Anatomía Humana, descriptiva y topográfica, (3 vol.), Madrid, 1967.
  • Lic. González Pérez, Oleydis. Instructora Joven Club Puerto Padre V. Puerto Padre. 2011.