Vlad Draculea
Vlad III de Valaquia
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Príncipe de Valaquia | |
Reinado | 1448; 1456–1462; 1476 |
Nombre real | Vlad Draculea |
Nacimiento | Noviembre de 1431 Sighişoara, Transilvania, Rumania |
Fallecimiento | Diciembre de 1476 Bucarest, Valaquia |
Predecesor | Vladislav II de Valaquia, Basarab Laiotă cel Bătrân |
Sucesor | Vladislav II de Valaquia, Radu el Hermoso, Basarab Laiotă cel Bătrân |
Cónyuge/s | Cnaejna de Transilvania |
Casa Real | Casa de los Drăculești |
Padre | Vlad II Dracul |
Madre | Cneajna de Moldavia |
Vlad Draculea. Conocido por los nombres de Vlad Tepes y Vlad el Empalador. Perteneciente a la familia de los príncipes rumanos Basarab, Vlad Drácula, era descendiente directo, por filiación paterna, de Basarab I, el fundador en 1330 del principado rumano de Muntenia o Valaquia, uno de los tres principados históricos rumanos, junto con Moldavia y Transilvania.
Vlad Tepes reinó entre los años 1456 y 1462 siendo tomada su historia por el escritor Bram Stoker para su obra maestra Drácula (1897). Su figura ha quedado como paradigma de las más terribles atrocidades.
Sumario
- 1 Síntesis biográfica
- 2 Conflictos externos
- 2.1 Último ascenso al poder de Valaquia
- 2.2 Torturas y condenas
- 2.3 Eliminación de pobres y gitanos
- 2.4 Mensajeros turcos
- 2.5 El comerciante
- 2.6 Las caravanas de comerciantes
- 2.7 La amante
- 2.8 El monje empalado
- 2.9 La mujer holgazana
- 2.10 El voivoda Dan
- 2.11 Los monjes mendigos
- 2.12 La copa de oro
- 2.13 Torturas a animales
- 2.14 La crueldad del siglo XV
- 2.15 Leyenda de vampiro
- 3 Historia y leyenda
- 4 La leyenda del vampiro
- 5 El Parque de Diversiones Drácula
- 6 Enlaces externos
- 7 Fuentes
Síntesis biográfica
Fue uno de los tres hijos de Vlad II Dracul (que significa Dragón o Demonio, de donde viene el término Drácula o Drăculea: yhijo de Dracul), quien fue incluido en la Orden del Dragón de manos de Segismundo de Luxemburgo, también rey de Alemania, Bohemia y Hungría, en 1428. Dado que en la mitología rumana no existían los dragones, por analogía fonética de “Drac” (dragón en Húngaro) pasó a ser conocido como “Dracul”, que en Rumano significa “el Demonio”. Vlad era príncipe de Valaquia (antiguo principado danubiano, que formo con Moldavia el reino de Rumania). Hoy en día, constituye dos regiones geográficas bien definidas: la Mutenia, situada al este del río Olt, y la Oltenia, al oeste.
Su traumática infancia, fue muy determinante a la hora de formar su futuro como príncipe. A los 13 años, en 1444, fue entregado a los turcos como rehén junto con su hermano Radu, por su padre como muestra de sumisión al Sultán y como garantía. Fue criado por el mismo Murat II (padre de Mehmet II, el cual lo tuvo como a un hermano) en ciudades como Adrianópolis, Egniojsor, Ened y Ninfamén, siendo el propósito evitar una nueva traición por parte del padre de Vlad. Cuando volvió del exilio, su padre Vlad Dracul había muerto apaleado, por Iancu de Hunedoara en 1447, y a su hermano Mircea le quemaron los ojos con un hierro al rojo vivo antes de enterrarlo aún con vida. Ambos hechos fueron ordenados por los Boyardos (una aristocracia local), a los cuales Vlad tuvo desde entonces odio eterno.
Los turcos lo apoyaron hasta convertirlo en rey de Valaquia (antes incluso llegó a ser príncipe de Transilvania, pero sólo durante unos meses), en septiembre de 1448, pero los húngaros lo expulsaron por ordenes de Juan Hunyadi, comandante en jefe de los nobles de Hungría, antiguo aliado de su padre.
Durante ocho años Vlad estuvo viajando por los lugares limítrofes de Valaquia buscando apoyo. Se sabe que en este tiempo contactó con su primo Esteban el Grande de Moldavia, quien le ayudaría en el futuro contra los turcos cuando éste se convirtió en voivoda de su país. Además aprendió varias tácticas político-militares.
Estuvo en la corte de Juan Hunyadi, el cual, impresionado por su conocimiento de los turcos y su odio del sultán turco Mehmed II le perdonó y le tomó como consejero. Eventualmente se convertiría en el candidato húngaro al trono de Valaquia.
Principado (1456-1462)
Cuando Vlad conoció que los turcos habían sido rechazados por los húngaros se lanzó al ataque del poder que ostentaba Vladislav II, apoyado por los húngaros y la población de origen alemán y protegido de los turcos. Junto con un contingente de Transilvania derrotó al voivoda e hizo que lo ejecutaran en la plaza pública de Tirgusor (cerca de Tirgovisthe, la antigua capital de Valaquia, justo donde había muerto su hermano. Una vez convertido en príncipe, en 1456, los reinos cristianos lo reconocieron como tal. La primera parte del reino de Vlad estuvo dominada por la idea de eliminar amenazas a su poder, especialmente de grupos de nobles, especialmente los boyardos.
Esto se consiguió por eliminación física, pero también reduciendo el rol económico de la nobleza: Las posiciones más importantes en el Concilio de Príncipes, que iban normalmente a los más poderosos boyardos, fueron dados a individuos desconocidos, algunos de origen extranjero, pero leales a Vlad.
Para posiciones menos importantes Vlad también ignoró a los boyardos, prefiriendo nombrar caballeros y nombrar a campesinos libres. Una de las bases del poder de la nobleza de Valaquia eran sus conexiones a las ciudades autónomas de Transilvania pobladas por gente de origen sajón. Vlad actuó contra ellas eliminando sus privilegios en relación con Valaquia y organizando ataques contra ellos.
Fue despiadado y en las ciudades donde no lo aceptaban se realizaban ejecuciones por empalamiento de hombres, mujeres y niños, como en los casos de la ciudad Transilvana de Kronstadt (Brasov) y Hermannstadt (Sibiu), ambas ciudades habitadas por colonos alemanes que no querían comerciar con él o que no querían pagarle tributo. En 1459 hizo que 30.00 colonos alemanes (sajones) y oficiales fueran empaladas.
Con ello iniciaría su carrera de brutales masacres, entre las que se le atribuyen el exterminio de cien mil personas entre 1456 y 1462, hechos detallados en documentos y grabados de la época, que pusieron de manifiesto su gusto por la sangre y el empalamiento, por lo que se le comenzó a llamar Ţepeş que significa en rumano: empalador.
El Empalador
Si durante su vida Vlad II era conocido bajo el nombre de Drácula, después de su muerte se le impuso el apodo de El Empalador, con el propósito de recordar el ejemplar castigo (el empalamiento) que Drácula utilizaba en contra de los malhechores internos y enemigos externos, para limpiar el país de robos y preservar la independencia. El cruel procedimiento de castigo era común en la Europa de aquellos tiempos y Drácula lo utilizó mucho en contra de los invasores turcos. Aterrorizados por el príncipe rumano, lo mencionaron en documentos y literatura, después de su desaparición, como una persona espantosa y cruel.
Venganza contra los nobles boyardos
Una de sus acciones de empalamiento masivo fue en su venganza contra los boyardos, asesinos de su padre y de su hermano mayor. Vlad llevó a cabo esta venganza en la Pascua de 1459, invitando a los boyardos a una gran cena de Pascua pidiéndoles a estos que se pusieran sus mejores galas. Cuando terminaron de cenar, Vlad mandó empalar a los más viejos, mientras que a los jóvenes les obligó a ir hasta Târgoviste, hasta un castillo en ruinas que había en un monte cercano al río Arges. Los boyardos fueron a pie, y muchos perecieron en el camino, pero los que llegaron aún con vida, fueron obligados a construir el Castillo de Drácula, y así, sus preciosas ropas de gala, quedaron convertidas en harapos, mientras, obligados a construir el castillo, iban muriendo de cansancio y agotamiento a través de los meses ante el deleite del Empalador.
A Vlad le gustaba organizar empalamientos multitudinarios con formas geométricas. La más común era una serie de anillos concéntricos de empalados alrededor de las ciudades a las que iba a atacar, pour encourager l’esprit. La altitud de la estaca indicaba el rango que la víctima había tenido en vida. Con frecuencia, Vlad los dejaba pudriéndose durante meses. Un ejército turco que pretendía invadir Rumania se volvió atrás, aterrado, cuando encontró a varios miles de empalados descomponiéndose en lo alto de sus estacas, a ambas orillas del Danubio.
Los bosques de empalados contra sus enemigos
Luchó y descargó toda su brutalidad tanto contra cristianos como contra musulmanes. Dependiendo lo que le convenía en cada momento, luchaba contra aquel que le hiciera pagar tributos.
Tanto musulmanes como cristianos lo tenían por maldito, quedándose él en una posición media, obligando a musulmanes de su país a luchar contra los musulmanes turcos, y a los católicos a matar ortodoxos.
El Día de San Bartolomé de 1459, Vlad hizo empalar a la mayoría de los sajones de Brasov, una ciudad Transilvana que se había rebelado contra él ya que habían apoyado al pretendiente Dan II, junto con desleales húngaros y rumanos, y a continuación organizó un festín en el centro de este nuevo Bosque de Empalados aún aullantes, frente a la tarima donde un verdugo descuartizaba lentamente a los cabecillas de la sublevación y sus familias.
La peculiar celebración duró hasta muy entrada la noche, cuando, para iluminarse, Vlad y su ejército prendieron fuego a la ciudad ante los ojos de sus 30.000 agonizantes ciudadanos. Incluso a los que no mandó empalar los amontonó e hizo que sus soldados los mataran a sangre fría con espadas, picas y cuchillos. Poco después atacó a la ciudad de Tara Birsei, en donde también hubo varios empalamientos.
Al año siguiente arrasó las ciudades de Amlas y Fagaras por rebelión resultando la gran mayoría de sus habitantes empalados, quemados o muertos en combate. Estas ciudades tardaron varias generaciones en recuperar su población, quedando desiertas algunas poblaciones durante un siglo. Vlad al firmar la paz con Transilvania exigió que este principado no acogiera a ningún enemigo y que le pagara un tributo 15.000 florines.
Conflictos externos
Una vez hubo resuelto los conflictos internos, Vlad se alió con los húngaros, especialmente con el rey de Hungría Matthias Corvino (hijo de Iancu de Hunedoara). En 1459 dejó de pagarles tirbutos, y en 1460 se alió con Corvinuss y lanzó una serie de campañas contra los turcos. Aunque las campañas resultaron exitosas al principio, no le proporcionaron victorias duraderas debido tanto al escaso apoyo del rey húngaro Matías Corvino, como a los limitados recursos de Valaquia.
En 1461 Draculea libró una de sus más famosas batallas. El Sultán turco Mehmed II, conquistador de Constantinopla, le tendió una trampa. Envió a su encuentro al colaboracionista griego Catavolinos, en calidad de embajador, para citarle en Giurgiu, puerto danuviano cerca de Bucarest, con el fin de “solucionar un pequeño problema fronterizo”. En el lugar de la cita esperaba un destacamento al mando del general Hamza Beg. Vlad Tepes fingió caer en la trampa y se presentó con parte de los tributos pendientes e incluso algunos presenten para el sultán pero, a su vez, llevó consigo a un nutrido ejército de caballería que derrotó a los turcos con relativa facilidad. Después de esta batalla Catavolinos y Hamza Beg fueron conducidos junto al resto de los prisioneros hasta Tirgovisthe, donde murieron empalados, aunque otras fuentes aseguran que Hamza Beg fue abandonado con vida en la frontera tras serle cortados los pies y las manos.
Este mismo año, Mehmed II, un hombre al que no se le conocía precisamente por su repugnancia ante la efusión de sangre, retrocedió cuando pretendía invadir Tirgovisthe y volvió a Estambul enfermo de violentos vómitos ante la visión del Bosque de los Empalados. Este peculiar “Bosque” era un valle donde se habían talado todos los árboles para obtener estacas. Estacas suficientes para empalar a más de 23.000 prisioneros turcos, húngaros, rumanos, búlgaros y colonos alemanes y sus familias empalados allí mismo, repartidos por todo el valle, en lo alto de los palos.
Animado por estos éxitos, Vlad III cruzó el Danubio, penetrando en territorio otomano, incendiando, saqueando y derrotando a las tropas turcas. El 11 de enero de 1462 Draculea envió una misiva a Matías Corvino, informándole del recuento de las cabezas de 24.000 enemigos, a los que había que sumar los muertos en los incendios de sus casas, cuyos cadáveres no fueron recuperados. Además de la carta también envió al rey húngaro dos grandes sacos con orejas, narices y cabezas de sus víctimas. Fue tal el terror desatado entre los turcos por estas incursiones que buena parte de la población musulmana de Estambul abandonó la ciudad por miedo a que fuera conquistada por Vlad con el apoyo de los numerosos habitantes que aún echaban de menos el esplendor bizantino.
Enfurecido por el avance de los valacos, Mehmet II atacó ese año con un ejército de 150.000 hombres (según una carta que él mismo escribió a un gran visir) y una flota que ascendió por el Danubio. Estas tropas incluían a 4.000 soldados de caballería comandados por Radu el Hermoso, hermano de Vlad III. No hay acuerdo respecto a la cantidad de hombres de los que dispuso Draculea, pero diversas fuentes barajan cifras entre los 22.000 y los 30.900. Lo que sí es seguro es que Vlad III no pudo evitar que los turcos ocuparan la capital, Tarrgovişte (4 de junio, 1462), por lo que se sirvió de estrategias como la guerra de guerrillas y la “tierra quemada” para enfrentarse a los turcos durante la primavera y el verano de 1462, además de diversos ataques. El más importante tuvo lugar en junio 16-17, cuando Vlad y algunos de sus hombres disfrazados con ropas turcas se introdujeron en el campamento turco e intentaron asesinar a Mehmed. Además, para desmoralizar a los invasores, ordenó evacuar todas las ciudades de Valaquia y sacar de ellas cualquier objeto de valor. Éstos se retiraron tras fracasar en el asedio a la fortaleza de Kilia (al sur de Moldavia, con sus tropas diezmadas por la Peste y dejaron a Radu el hermoso para que continuara la lucha.
Esta sería la última gran batalla de Draculea. Pese a las victorias, a Vlad se le oponía la nobleza, que apoyó a su hermano Radu. Mehmet II, una vez en Estambul logró, usando una serie de intrigas que incluyeron la falsificación de documentos, que Matías Corvino encarcelase a Vlad III en agosto de 1462.
El ejército turco, dirigido por su medio-hermano Radu, rodeó la fortaleza de Poenari, donde se había refugiado el príncipe valaco. Un arquero lanzó una flecha a través de la ventana, avisando que el ejército turco se acercaba. Mc Nally y Florescu explican que el arquero era un antiguo sirviente de Vlad, que lanzó el aviso por lealtad, pese a haberse convertido al Islam para escapar de la esclavitud por los Turcos. Su mujer, la princesa Cnaejna, al leer el mensaje se arrojó a un afluente del río Argeş para evitar ser apresada. De acuerdo con la leyenda, dijo que “prefería que su cuerpo se pudriera y ser comida por los peces del Argeş antes que ser apresada por los turcos”. Hoy el afluente es llamado Râul Doamnei (el río de la dama). El mismo Vlad fue recluido en la torre real cerca de Buda, tomando posesión del trono su hermano Radu, quien actuó como un títere de los turcos.
Último ascenso al poder de Valaquia
No se sabe por qué, Draculea fue liberado en torno a 1474, pero no hay duda de que participó en la batalla de Vaslui (en la región de Jashi, Moldavia), junto al príncipe Esteban Bathory de Transilvania. Juntos invadieron Valaquia con un ejército formado por transilvanos, boyardos valacos y un pequeño número de moldavos enviados por el primo de Vlad Draculea, el príncipe Esteban el Grande de Moldavia. Tras esta batalla Draculea recuperó el trono, pero Esteban Bathory volvió a Transilvania, dejándole en una posición muy débil frente a sus enemigos.
Su última acción fue tres días después, cuando Vlad se lanzó a atacar a los turcos. Estos habían preparado otro gran ejército para conquistar Valaquia y poner en el poder a Basarab Laiota. Los turcos estaban apoyados por los nobles boyardos, quienes les dejaron vía libre para penetrar en Valaquia. Y fue Basarab quien se lanzó contra Vlad Drácula en una emboscada en la que murió éste y la mayoría de su guardia personal de moldavos, de los que sólo quedaron diez soldados. Tras su muerte su cara y su cabellera fueron separadas del cráneo y llevadas como trofeo a Estambul.
Tradicionalmente se ha considerado el monasterio la isla de Snagov como el lugar de enterramiento de Drácula y ciertamente se encuentra allí, junto al altar, una tumba con su nombre, aunque en su interior sólo se han hallado restos de animales. La posible explicación parece ser, como desvela el documental “Los padres de Drácula” (Bloodlines: Dracula’s family tree”), que los monjes griegos, que se hicieron tiempo después con el monasterio, no quisieron que un personaje tan despiadado estuviera enterrado en el lugar más sagrado del monasterio, así que sacaron sus restos y los enterraron en otra tumba junto a la entrada. Recientemente esa tumba se derrumbó por efecto de una riada y los restos de Drácula se perdieron en el lago. Una excavación se realizó en 1931 encontró un sepulcro vacío Vlad III Draculea tuvo dos hijos con la princesa Cnaejna: Vlad IV Tepelus, muerto en 1500 y Minhea III “el Malo” (1462-1510), príncipe de Valaquia de 1508 a 1510.
Torturas y condenas
Aunque el empalamiento era, evidentemente, la diversión favorita de Vlad, también gozaba con la aplicación de otros métodos a quienes de un modo u otro le habían hecho enfurecer, normalmente en la intimidad de sus castillos. Entre los métodos de tortura favoritos del Príncipe de Valaquia se contaban también la amputación de miembros, narices y orejas; la extracción de ojos con ganchos; el estrangulamiento, la hoguera, la castración, el desollamiento, la exposición a los elementos o a fieras salvajes, el vaciado de ojos, la parrilla y la lenta destrucción de pechos y genitales, especialmente de las mujeres.
Eliminación de pobres y gitanos
Otra de sus actuaciones en su reinado fue cuando la población se quejaba de los continuos robos que sufrían por parte de ladrones y asaltadores en sus territorios, además de los pobres, que según Vlad no aportaban nada al país. Para erradicar esto propuso un gran festín en una gran casa de las afueras de las ciudades para pobres, ladrones, tullidos, leprosos, enfermos, pordioseros, en donde las grandes viandas y el vino estaban por doquier. Cuando ya todos estaban bien servidos de comida y borrachos de vino, Vlad y su guardia se plantaron en la casa y preguntó a todos los allí reunidos si querían una vida sin privaciones ni preocupaciones y que todos los días se dieran festines como aquel, a lo que los mendigos y demás personas respondieron que sí y que había sido el mejor día de sus vidas. Vlad les sonrió y mandó a sus soldados que cerraran todas las puertas de la casa y prendieran fuego sobre ella. Nadie quedó con vida. Eliminó la pobreza acabando con los pobres. Estas atrocidades se fueron repitiendo con todos los mendigos en cada comarca de su principado. Llegaron a morir 3 600.
El siguiente grupo para él improductivo con el que quiso acabar, fue el de los gitanos. Vlad reunió a los trescientos de una comarca, mandó que asaran a los tres líderes para que los demás los comieran o a cambio se alistaran al frente turco, sino todos serían asados. Los gitanos optaron por lo segundo.
Mensajeros turcos
A unos mensajeros turcos les preguntó que por qué eran tan irrespetuosos y no se sacaban el turbante en muestra de respeto ante su presencia. Los mensajeros respondieron que no acostumbraban a hacerlo. Vlad decidió reforzar sus costumbres y los devolvió a Estambul con los turbantes clavados a los cráneos, para que nunca se los sacasen.
El comerciante
Un buen día, un comerciante florentino se presentó en su castillo para denunciar que le habían robado una bolsa de monedas de oro. El príncipe le dijo que volviera al día siguiente. Cuando el mercader retornó al día siguiente, los ladrones y todos los miembros de sus familias estaban empalados en el patio de castillo. Frente a ellos, Vlad devolvió la bolsa robada. Entonces el Empalador le pidió al comerciante que contara las monedas de la bolsa, para comprobar si faltaba alguna. El aterrorizado extranjero las contó cuidadosamente, y probablemente demasiado asustado para mentir, musitó finalmente: -Sobra una.
Vlad le contestó:
Las caravanas de comerciantes
Ocurrió que unas caravanas de comerciantes alemanes en su ruta desde Serbia hasta Hungría no llegaron a pararse en Valaquia y comerciar con Vlad. Éste, al enterarse de la falta de respeto hacia él y su pueblo, mandó capturar las caravanas y asesinar a los 600 comerciantes que las componían exceptuando a dos, a uno de ellos le sacó los ojos y a otro le cortó la lengua y les hizo volver con las cabezas de los comerciantes a Serbia.
La amante
Vlad tuvo muchas amantes a lo largo de su vida, probablemente debido al hecho de que le duraban muy poco. Un día que Vlad estaba de mal humor una de sus amantes le dijo para complacerle que estaba embarazada de él. Vlad le envió una matrona para que la examinase y cuando ésta le dijo que no había tal embarazo le rajó literalmente el vientre a su amante gritando que quería ver el fruto de sus entrañas.
Castigó duramente el adulterio y no dudó en empalar a todas aquellas mujeres que fueran acusadas de ello.
El monje empalado
Un día cuando Vlad paseaba con un monje junto a un bosque de empalados, éste le dijo que el hedor era insoportable, pero se lo dijo en tono de sorna. Vlad lo miró con ojos incendiarios y ordenó que lo empalaran en el palo más alto que hubiera. Cuando el monje ya estaba empalado el príncipe le preguntó si allí arriba olía mejor.
La mujer holgazana
Vlad se encontró con un hombre trabajando en el campo que parecía falto de mujer por el aspecto de sus ropas. Al preguntarle si no estaba casado éste le dijo que sí. Vlad hizo traer a la mujer y le preguntó qué hacía en sus días, y ésta le dijo que lavar, hacer el pan y coser. Señalando a las ropas de su marido, Vlad no le creyó y decidió empalarla a pesar de que el marido afirmaba estar satisfecho con ella. Luego obligó a otra mujer a casarse con este hombre no sin antes amenazarla con el mismo destino si no cuidaba bien del campesino.
El voivoda Dan
Otra de sus acciones fue la muerte al voivoda usurpador Dan, a causa de que éste quiso derrocar a Vlad del poder de Valaquia, no sin que antes Dan cavara su propia tumba y asistiera a sus propios funerales. Ocurrió en 1460.
Los monjes mendigos
Cuando Vlad fue de visita a un pueblo de Valaquia, vio como dos monjes le pedían limosna. El príncipe les preguntó que porqué pedían limosna si podían vivir sin penurias colaborando en cualquier iglesia y éstos le respondieron que mendigando podrían saber si iban a entrar o no en el reino de los cielos, a lo que Vlad sin más miramientos, les mandó empalar y les dijo que así sus dudas quedarían resueltas de inmediato.
La copa de oro
También puso en una fuente de la plaza de la capital de Valaquia, Tirgoviste, una copa de oro para que todo el mundo bebiera en ella, pero aquel que la robara se sometería a la justicia del príncipe. Durante los años de su reinado nadie osó robar la copa de oro. Incluso tras su muerte la copa siguió durante un largo período en la fuente debido al temor que había infundido Vlad en los habitantes.
Torturas a animales
Incluso cuando estaba prisionero o en el exilio, se dedicaba a torturar y mutilar pájaros y otros animales pequeños, como ratones, y ardillas, y llegaba también a empalar maxis montañeses silvestres.
La crueldad del siglo XV
Justicia y sadismo, sangre y tortura, bosques de empalados y valentía sobrehumana. Los historiadores que defienden a Vlad III el Empalador como un héroe nacional destacan que, en aquel tiempo y lugar, el ejercicio del terror total era la única manera de mantener a raya a las fuerzas abrumadoramente superiores que, desde un lado y otro, se disputaban las puertas de Europa y de Asia. Desde esta perspectiva, Vlad Tepes habría sido simplemente un hombre de su tiempo, con la moral de su tiempo e incluso dotado de un sentido de la justicia y el patriotismo poco usual para una época tan convulsa, quien hizo estrictamente lo necesario para acobardar a los masivos ejércitos extranjeros y a los desestabilizadores del interior.
Leyenda de vampiro
En la literatura y el cine fue el modelo del género de terror y del vampirismo, ya que se dice que bebía la sangre de sus víctimas en copas mientras comía delante de los empalados. Su sádica personalidad la tomó Bram Stoker como modelo para su obra Drácula, escrita en 1897. Para 1976, el gobierno comunista de Nicolae Ceauşescu lo declaró Héroe de la nación al cumplirse el V Centenario de su muerte. Se han realizado infinidad de películas sobre el personaje pero siempre desde la perspectiva del vampiro y no de su biografía real durante todo el siglo XX.
Historia y leyenda
El abuelo de Vlad Drácula, el príncipe Mircea el Viejo, jugó un papel trascendente en la historia de contención de la expansión turca en Europa en el siglo XIV. El padre de Vlad Drácula fue el príncipe Vlad I, quien reinó en el principado rumano de Muntenia durante tres períodos, entre 1436-1442, en 1443 y en 1447. Dracul fue un apodo adquirido por Vlad I y más tarde transformado en el apellido Drácula por su hijo. En 1431, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Segismundo de Luxemburgo (1386-1437), otorga a Vlad I el título de caballero de la Orden de los Dragones (Ordinis Draconis en latín), por sus logros en la defensa del catolicismo en contra de los turcos. Ordinis Draconis fue fundada en 1408 por el emperador Segismundo con el fin de participar en las Cruzadas.
El símbolo de los caballeros de la Orden era un dragón, draco en latín. En rumano dracul significa diablo. Cada caballero llevaba puesto un collar de oro con la representación del dragón, el draco o el dracul, como lo asimilaron los rumanos. Vlad I llevaba el collar de dracul, además acuñó monedas con la efigie del águila real en el anverso y dracul en el reverso. A todos estos signos de dracul relacionados con Vlad I se les agrega la locución rumana este dracul gol (es el diablo mismo), que refiere a una persona muy valiente y emprendedora. De ahí al príncipe Vlad I le vino el apodo de Dracul. Su hijo, el príncipe Vlad II el Empalador, adoptó el apodo de Dracul y lo transformó en su apellido agregando a la palabra Dracul el sufijo patronímico "a" que significaba "el hijo de Dracul".
Con este nombre, Drácula o Dráculea firmaba Vlad II el Empalador y bajo este nombre era mencionado en los documentos oficiales y diplomáticos de su época. Drácula nació en 1431 en la ciudad Transilvana de Sighisoara, cuando su padre Vlad I gobernaba con el título de duque en nombre del emperador Segismund el sur transilvano (Fagaras, Almas y Barsa, con las ciudades de Brasov, Sibiu, Medias, Sebes, Sighisoara). Entre 1443-1448 Drácula y su hermano Radu vivieron en Adrianopolis como rehenes de los turcos, quienes así se aseguraban de que el padre de los jóvenes, el príncipe de Muntenia, Vlad I, no los atacara o manifestara hostilidad hacia el imperio turco. Durante ese período Drácula estudió la filosofía griega y turca y conoció de cerca la vida y organización de los otomanos, a quienes se enfrentaría más tarde en el campo de batalla. Drácula fue príncipe de Muntenia durante tres períodos: 1448, entre 1456-1462 y en 1476.
La leyenda negra
Vlad se hizo famoso por tres cosas: su increíble arrojo y valentía (murió luchando con un ejército de tan solo 300 hombres contra un ejército de 120.000 turcos, algo que había hecho antes varias veces con éxito), su implacable sentido de la justicia y su extraordinaria crueldad, capaz de llamar la atención incluso en aquellos tiempos sangrientos. Como su apodo Tepes indica, su argumento contundente favorito era el empalamiento, una técnica de tortura y ejecución que consiste en introducir un palo de aproximadamente 3.50 m. de largo sin punta (ya que esto aseguraba un mayor sufrimiento en la víctima), por el ano o la vagina hasta la boca o el hombro, fijarlo a la carne con un clavo y después levantarlo para que la víctima muera allí lentamente, entre dolores atroces. Al menos cien mil personas, murieron de esta manera a manos de los hombres del Empalador durante los siete años que duraron sus sucesivos reinados: enemigos, traidores, delincuentes de todo tipo y las familias de todos ellos, incluyendo a los bebés, y a elementos de su propia milicia que “merecían” ser castigados.
Un delegado papal en la corte húngara lo describió así:
Vlad hizo y deshizo alianzas tanto con turcos como con húngaros siempre por los intereses de su patria, Valaquia. Durante todo su reinado se caracterizó como un auténtico patriota y siempre defendió los intereses de su pueblo ya que tanto húngaros como turcos miraban a sus territorios como región a conquistar. Casi siempre contó con un ejército reducido y muchas veces utilizó las tácticas de la guerrilla (utilizaba la táctica de tierra quemada, infectaba los pozos de agua, mandaba enfermos de tuberculosis a los campamentos turcos) para luchar contra sus enemigos.
La leyenda del vampiro
En 1897, el irlandés Abraham Stoker publicó la novela de terror Drácula, cuyo personaje principal era un conde de Bistrita, presentado como vampiro que vivía en un castillo en los Cárpatos rumanos, en la frontera de Muntenia con Transilvania. La novela conoció un gran éxito en el mundo anglosajón y fue seguida por un sinnúmero de piezas de teatro y películas que popularizaron la imagen aterradora del vampiro con poderes sobrehumanos, con capacidades de controlar a cualquier persona e influir en las fuerzas de la naturaleza.
Lo del vampiro chupa sangre viene de otro personaje histórico: la condesa húngara Erszebeth Bathory, quien tenía un castillo en Transilvania, cerca de Bistrita, además de otros en Hungría y Eslovaquia. La condesa para mantener su juventud se bañaba en sangre de vírgenes, hasta que fue descubierta y sentenciada. Superponiendo la figura de Drácula con la de la condesa de Bathory y agregando mucha fantasía, Stoker creó un personaje que debido a su nombre, a la ubicación geográfica de la acción, a la crueldad y singularidad de los hechos, paulatinamente fue confundido con el príncipe Drácula.
El Parque de Diversiones Drácula
Para el sensacionalismo occidental, el vampiro Drácula constituye un importante atractivo, y esto despertó el interés de la industria turística rumana que analiza actualmente la posibilidad de construir el Parque de Diversiones Drácula, en Rumania.
El proyecto está todavía en discusión. Si los extranjeros sacan dinero utilizando la imagen distorsionada de un príncipe rumano, por qué no lo harían los propios rumanos y en su propio beneficio argumentan los partidarios del proyecto. Los que se oponen consideran que no hay que ampliar la confusión entre el Príncipe y el vampiro. Ante tal inquietud, los partidarios estiman que los turistas después de divertirse en el Parque Drácula, desearán detalles sobre el personaje histórico, el Príncipe Drácula; de esta forma lejos de ampliarse la confusión el visitante se irá del país con una imagen más clara de la historia y la época de uno de los más importantes héroes de los rumanos y de la lucha antiotomana del siglo XV.
Hay quienes consideran muy extraño el hecho de que los rumanos tengan que comprar los derechos de la imagen del vampiro a los estudios universal de Hollywood para emplearla en el Parque Drácula, pero las cosas son muy claras y lógicas. El rostro del Príncipe rumano Drácula no tiene nada que ver con la figura espantosa del vampiro con colmillos que dichos Estudios crearon y utilizaron en las siete películas filmadas entre 1930 y 1960. Para hacer uso de esta imagen es obvio que, en el marco de las leyes de propiedad, haya que comprar los derechos a su autor. El parque de diversiones tendrá como tema al vampiro y no al Príncipe.
Para resumir, el Príncipe Drácula es un personaje histórico real, de gran trascendencia. El vampiro Drácula es un personaje de ficción, en cuya construcción el novelista Stoker utilizó elementos del entorno y la fama adquirida por el Príncipe. Como en muchos otros casos, nos guste o no, las leyendas e historias enlazan en proporciones diversas lo fantástico con lo real, así ha ocurrido con Drácula.
Enlaces externos
- Historia y leyenda de Vlad III, El empalador. Disponible en:Multicine
Fuentes
- Drácula. Disponible en: Portal Planeta
- Vlad Draculea III de Valaquia, Vlad el Empalador o Vlad Tepes. Disponible en: Entregeeks