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martes, 11 de enero de 2022

Andrea Abreu: Panza de burro

 


SINOPSIS  

«Reconozco que al principio, cuando Panza de burro solo había crecido unos capitulitos, pensé que sería una novela sencilla y hermosa que abriría un hachazo en esa tela de invernadero que parecía ocultar un imaginario y un mundo que debían ser mostrados. Más adelante, la grandeza del libro, la inteligencia y el salvajismo de Andrea, su pulso poético y su falta total de miedo hicieron trizas la rafia, y quedó a la vista una plantación intrincada, dolorosa, inmensa, nada sencilla. Hice la primera edición en un salón de Lisboa, y creo que fue allí cuando me di cuenta de que el libro era mucho más grande de lo que imaginé. También, y esto es importante, sentí envidia. Una envidia por la imposibilidad de escribir yo algo así». —Sabina Urraca.



miércoles, 1 de abril de 2020

Vicente Blasco Ibáñez - Cañas y barro

 CAÑAS Y BARRO - VICENTE BLASCO IBÁÑEZ







SINOPSIS

Situada en el agreste escenario de la Albufera valenciana, que parece prestar a la obra su poderosa violencia, la obra narra la declinación del humilde clan de los Palomas, encarnada en la figura trágica de su último vástago, Tonet individuo abúlico y de débil personalidad. En el conflicto generacional entre abuelo y padre por una parte, esforzados extractores de los magros recursos que ofrece una naturaleza salvaje, y el hijo que rehúye una tradición de trabajo a cambio de una existencia especulativa, se puede advertir un trasunto de las tensiones que latían en una España convulsionada entre dos siglos.



jueves, 25 de octubre de 2018

Reseña: Luvina - No oyes ladrar a los perros

LUVINA - NO OYES LADRAR A LOS PERROS DE JUAN RULFO

Este jueves os traigo de nuevo la reseña de dos relatos breves, de Juan Rulfo, un escritor, guionista y fotógrafo mexicano, perteneciente a la generación del 52. Los dos relatos pertenecen a la antología El llano en llamas, el primero es el décimo y el segundo el decimoquinto y los situaríamos dentro del realismo mágico.

Luvina

En este relato de no más de 10 páginas leemos un diálogo, pero en él no hay un intercambio de opiniones ya que uno de ellos solo habla y el otro, únicamente escucha, por lo que más bien parece un monólogo.

Los personajes no tienen rostro, sólo la voz del que desgrana la historia de Luvina, un pueblo del que nos dice que es el cerro más alto y pedregoso del sur.

No llegamos nunca a situar el pueblo, tampoco el lugar del que nos llega la conversación. El relato parece que empieza contado por un narrador omnisciente pero en seguida nos damos cuenta que es al revés, el narrador omnisciente solo interviene tres o cuatro veces y para dejar constancia de que sigue ahí, su papel es como testigo del monólogo del que habla.

Lo mejor del relato es lo que nos trasmite, la soledad del paisaje, la desolación del lugar, acentuada por el tono del narrador que habla con nostalgia del sitio que dejó y que no sabemos muy bien a que distancia queda de la cantina donde está ahora. Y sí, habla con nostalgia de un sitio donde no hay nada para comer y donde la muerte es una esperanza, parece que ese pueblo lo dejó sin fuerzas para nada más. 

Como veis, sabemos muy poco de todo, de quién habla, de donde está, donde queda Luvina...pero no tiene ninguna importancia para su desarrollo, es un relato que se lee no tan deprisa como puede parecer por su longitud ya que nos vamos deteniendo con algunas palabras cuyo significado no sabemos pero que deducimos por el contexto, pero el estilo narrativo del escritor es para disfrutar despacio, sin prisas para terminarlo y si hace falta, releyendo párrafos anteriores.

En definitiva, es un relato que me gustó aunque no lo leí, lo escuché en Youtube y de verdad que recomiendo totalmente que si os ha gustado lo que os he contado, lo oigáis ya que es el propio Rulfo el que lo va leyendo, con una voz monótona, con una ausencia casi total de sentimientos, que le va de maravilla a lo que nos cuenta.

Os dejo el enlace para que podáis escucharlo si os apetece:



No oyes ladrar a los perros


Es un relato aún más corto que el anterior, ocupa unas 5 o 6 páginas y nos cuenta como un padre leva a su hijo herido al pueblo donde será curado, finalmente el padre verá el pueblo y en él oirá ladrar a los perros.
A través de estas pocas páginas vamos intuyendo la relación entre padre e hijo, como el primero le recrimina al otro a pesar de la situación en la que se encuentran.

Como en la historia anterior, estamos de nuevo frente a un monólogo en el que el hijo nunca responde, no sabemos por qué. 

Tampoco conocemos muy bien el terreno por el que se mueven o el nombre del hijo. Únicamente nos describe un momento concreto de la vida de los dos.

Es una historia que nos trasmite desasosiego, inquietud, no sabemos porqué no responde el hijo, ¿está herido de gravedad, ha muerto? 
Igual que el padre lo único que queremos es escuchar a los perros, señal de su llegada y de la ayuda que el padre promete al hijo. 

Un relato que se lee -o escucha- en 7 minutos más o menos, y que te deja con una sensación de angustia que te acompañará cada vez que pienses en él. 

Como en el caso anterior, os dejo el enlace a Youtube donde le autor lee su historia:




Los dos relatos me han gustado, un poco más el primero que el segundo, pero he disfrutado escuchando al propio autor leyendo su obra, el tono monótono de Rulfo es como los paisajes que describe, trasmite soledad y tristeza a partes iguales.


VALORACIÓN:







martes, 24 de julio de 2018

Reseña: Entre turrones: R. Berrueco

ENTRE TURRONES: RUBEN BERRUECO





SINOPSIS

Pablo recibe una llamada de teléfono que le sirve para escapar de Barcelona con la excusa de recoger el legado que su abuelo Agustín le ha dejado en Jijona, el pueblo en el que el anciano había pasado gran parte de su vida. Allí, entre las intrincadas calles que suben al castillo, las fábricas de turrón, las leyendas del pueblo y las fiestas de moros y cristianos, el joven descubre los secretos que escondía su abuelo, se enfrenta a los suyos propios y por fin llega a comprender el verdadero significado de algo que solía decirle su tía Pilar: “Al destino te lo terminas encontrando por los caminos que precisamente escoges para librarte de él”.