
Esta mañana, mientras repartía el correo en Castellar, al ir a entregar una notificación de la Diputación de Jaén, y al no saber de memoria su DNI, Anatolia me hizo pasar a su cocina. Allí esperé mientras buscaba una "cartilla del banco" donde estuviese el dichoso número. Tenia la chimenea encendida, y varias comidas en proceso de manufactura. Me preguntó: "¿Te gustan las aceitunas?, Prueba estas." A mi francamente, me encantan de todas las formas posibles.

Pues estas eran muy especiales: rajadas, con los aliños bien visibles, mucho tomillo, varas de hinojo, cáscaras de naranjas, hojas de laurel y cambio constante del agua. Este agua tenia un secreto, cuidadosamente medida la cantidad, estaba enriquecida con CENIZA. Comí una, luego otra y otra más. ..Y dije, "Voy un momento a la moto por la cámara de fotos".
Siempre la llevo conmigo, ya sé que no es lo mismo, pero por el aspecto podéis imaginar lo exquisitas que estaban estas aceitunas aliñadas a la ceniza. Impresionantes. Me preparó una bolsita con unas pocas para llevar. Ah, entregué la notificación, después de que apareciera el número, y con la promesa de Anatolia de memorizarlo.

En la calle Camino del Ayozar, en mis últimos puntos de entrega, ya cercanos a la Fuente de homónimo nombre, y a la Ermita de San Benito, pude disfrutar de esta vista de las Sierras de Cazorla y del Pozo. Ese cordón de nubes las estaba atravesando, se veía nieve en algunas cumbres y los olivos en primer plano. Esta panorámica azul me anima. Aunque el sábado he de trabajar, tengo casi cuatro días de descanso... Rumbo: PLAYA-MEDITERRANEO (a recuperar todos los oligoelementos perdidos y a llenar los pulmones de brisa marina). Lo cuento a la vuelta. Sed felices!