Como bien dice mi abogado (mi queridísima amiga Idemes) hay que formalizar un contrato donde queden perfectamente reflejadas las posibles contingencias de este nuevo proyecto, al que me he lanzado sin pensarlo demasiado... me niego a firmar! Para mi la FOTOGRAFÍA es sobre todo DIVERSIÓN, y sólo desde esta óptica SEGUIRÉ en el BERENJENAL... y por supuesto este es mi INTENTO, cada día una foto, pero sin agobios, eh! Puedo quedarme sin conexión (publico al día siguiente), sin imaginación (espero paciente a que vuelvan las musas), sin ganas (echo mano de aquella memoria que dejé en barbecho fotográfico el año pasado)... en fin qué sigo!
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martes, 11 de enero de 2011
miércoles, 8 de diciembre de 2010
aguas bravas en el Piélago...
Los sitios, esos paisajes que te cautivan y te dejan su impronta, cambian... una crecida extraordinaria del río Guarrizas a su paso por el Monumento Natural El Piélago, después de días de intensa lluvia, hizo que me detuviera en ese lugar de los Puentes Romanos de Vadollano. Espectacular visión. El agua nuevamente volvía a danzar sobre la piedra, sobre los granitos...
En una visión más amplia, la fuerza del Guarrizas se traga los puentes más pequeños, sobrepasándolos. La corriente se embala como si se deslizara por un tobogán, encajándose en bloques de granito y salvando desniveles... dos brazos que vuelven a unirse en un cúmulo de agua teñida más mansa. Aguas abajo el Guarrizas se enfila para juntarse con el Guadalén y desembocar ambos al Guadalimar (que es el afluente de la margen derecha del Guadalquivir).
Son sitios por los que paso, y que me hacen detener mi viaje... Me pregunto ¿Cómo estará mi encina? ¿Y mi puente romano? ... ¿Resistirán? Siempre que puedo, desvío mi ruta algunos kilómetros y me me paso. Y me detengo. Y disfruto intentando vivir esos instantes...
sábado, 16 de enero de 2010
el puente romano de Vadollano
Cuantas veces en mis viajes desde Castellar a Jaén, y viceversa, al pasar por este punto leí un cartel marrón que reza: EL PIÉLAGO MONUMENTO NATURAL 1,5 Km; cuantas veces pensé en acercarme a conocer ese paraje. Tantas veces pasé de largo cuando iba... "¿qué sería aquello de El Piélago? A mi me sonaba a mar ¿en el Paraíso Interior?"... y otras tantas lo ignoré cuando venía de vuelta. Pero en una de éstas, me detuve. Exploré e investigué la zona, tomé fotos, y quedé sobrecogida por la belleza del lugar. Os lo muestro. Aquel día la luz era un premio al descubrimiento, y fotografiando ese puente no dejaba de pensar !Cómo me lo había perdido, durante tanto tiempo!.
El Piélago es un paraje que se encuentra entre la campiña y las estribaciones de Sierra Morena, declarado Monumento Natural por la Junta de Andalucía en 2.003, y que se sitúa a caballo entre los municipios de Vilches y Linares. En su ámbito, se incluye el Puente de Vadollano, puente romano del siglo III a. C., que está declarado BIC. Se accede desde la carretera A-312 de Linares a Arquillos, a la altura del kilómetro 9.
En estos días el Puente del Piélago o Puente Romano de Vadollano, está desbordado por la fuerza con la que circulan las aguas bravas del río Guarrizas. Este río se encajona en enormes bloques de granito y el agua rompe con la fuerza del mar. El cauce tiene que salvar una serie de desniveles originando dos pequeñas cascadas. Más abajo se vuelven a unir los brazos del río en un profundo cúmulo de agua brava teñida de marrón por el barro. Y un poco más allá, el Guarrizas culmina su ímpetu tributando en el Guadalén.
Es un lugar de especial interés paisajístico, los granitos se ve acompañados por un bosque de ribera con acebuches, fresnos, sauces, y adelfas. El puente es una modesta muestra de ingeniería romana para facilitar la comunicación hacía el Levante, que alcanzó su mayor auge por las explotaciones mineras de aquella época. Esta construcción formaba parte de la Vía Augusta, que conectaba la capital del Imperio, Roma, con Gades, la actual ciudad de Cádiz.
El puente cubre un desnivel de 80 metros de ancho y 12 metros de profundidad máxima en el centro del mayor de los dos arcos que aún se conservan; de los ojos que subsisten sólo queda en pie la estructura pelada de sus arcos, resistiendo osados la potencia bravía de la corriente.
Del lat. pelăgus, y este del gr. πέλαγος.
Si etimológicamente piélago tiene que ver con el mar o con una cantidad inmensa de agua, tal nombre adquiere más que nunca propiedad en lo descriptivo: Aquello que por su abundancia es dificultoso de enumerar y contar/ Parte del mar, que dista mucho de la tierra/Terreno cuya cavidad se llena con agua. Después de tantos días de lluvia y las últimas nieves, venir a conocer este paraje es todo un espectáculo que no defrauda a nadie. Como dice José A. García-Márquez, hace unos días en el IDEAL: todos queremos presenciar "la danza del agua sobre la piedra".
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