Y nuevamente volví a La Lobera... esta tarde la pasé allí, en el Santuario Ibérico, había mucha paz y pude disparar a placer. Los almendros floridos, el cielo limpio, los senderos por fín señalizados, paneles informativos para profundizar, bancos, papeleras, barandillas de seguridad... la tarde cálida y magia, mucha magia en el lugar. Si un íbero tuviera que elegir un animal, este sería un caballo o un perro. Eran cazadores y recolectores... tal vez los almendros les facilitaran un fruto nutritivo y energético, y consideraban a la granada como fruta sagrada. Es curioso que almendros y granados aún estén presentes en esta colina, donde se asienta el Santuario, de los Altos del Sotillo.
La Diputación de Jaén, y el Ayuntamiento de Castellar parece que estén haciendo sus deberes: adecentar este lugar (gran desconocido por todos, pero publicitado ampliamente en el viaje al tiempo de los iberos). En fin las mejoras son notables, aunque aún queda por hacer o se sigue haciendo. A la salida del pueblo, dirección Sorihuela del Guadalimar, junto a los depósitos del agua, comienza el camino, comienza la aventura...
Nos adentramos en un espacio de culto de más de 2300 años de antiguedad, cientos de exvotos de bronce fueron depositados en este Santuario, en estas cuevas rocosas, que miran a la Vega y a Sierra Morena. Nuestros antepasados los íberos venían aquí a solicitar favores a sus dioses... dicen algunos autores que los españoles debemos nuestro modo de ser y nuestra imagen internacional a este pueblo que llegó antes que otros y marcó su carácter hasta nuestros días.
Venid a la Lobera... un paseo que os encantará, unas vistas para retener y unas impresiones de sitio de poder, de magia, de paz y serenidad. Os espero!
Recomendable mirar, los dos post anteriores dedicados a los íberos, que completan esta triada que me propuse: