En este recodo del arroyo de las Batuecas, el agua tan clara nos invitaba a contemplar el cielo y las nubes. También se asomaban al espejo cristalino la vegetación de ribera, buscando su reflejo en las aguas. Pero algunas ondas sutiles y concéntricas indicaban la presencia de otros seres más pequeños en continuo ajetreo.
Siempre me asombraron estos pequeños insectos, llamados comúnmente zapateros (Guerris lacustris) que se pasean por la superficie del agua, en los remansos de los ríos y arroyos de agua dulce.
Posan sus patas y avanzan sobre la lámina de agua con gran pericia. Esto es debido, a parte de su ínfimo peso, a la tensión superficial de las moléculas de agua, en su límite superior, que les permite posarse sin llegar a atravesarla, y de este modo se desplazan.