Mostrando entradas con la etiqueta musgo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta musgo. Mostrar todas las entradas

jueves, 14 de octubre de 2010

compartir el musgo...


Si algo me quedó claro, en esta excursión a la cueva de la Lobera, es que la amistad era muy grande, enorme... mucho más de lo que llegué a imaginar. Desde que Luky, esa cachorilla de casi un año, llegó... sus vidas cambiaron.



En el sendero que conduce al Santuario Ibérico de Castellar, en la zona conocida como los Altos del Sotillo, María disfrutó del paisaje, aunque no lo dijo; tiró fotos con su fantástica Canon, con satisfacción contenida; observó como su Luky, que era pura actividad exploradora, era feliz sin parar de corretear a lo largo del camino. Partió una almendra, y se la dio a probar, y una bellota ... sabores que le gustaron, no tanto los granos de la granada, ni las majoletas. En cada roca cubierta de musgo, Luky establecía su campamento provisional... y nuevamente a olisquear explorándolo todo.


Las cuevas de la Lobera son un sitio mágico cercano donde poder jugar e investigar entrando y saliendo por las ventanas. María, intentó tomar una buena instantánea del pueblo de Chiclana de Segura, que surgía tras otra de las ventanas naturales de la cueva, como un cerro blanco. Tomar una foto en cuatro pasos. Preparación, enfoque, disparo y comprobación de la imagen... mientras Luky no paraba de investigar a su vera.


Recordando un post ¿A qué huele el musgo? de los inicios del blog, observo que María ahora comparte el musgo con Luky, y se lo muestra... parece atenta, esas almohadillas verdes y blanditas le gustan. Qué delicia, pensaría Luky, ir a cuatro patas, sobre estas mullidas alfombras de verdín fresquito...

- ¿Cómo dijiste que se llamaba?
- Musgo, m u s - g o

Esta vez no hablamos de política ni siquiera de los sueños de juventud... nos pusimos al día con palabras sencillas como sinceridad, trabajo, responsabilidad... y también nos reímos mucho. Una tarde especial para recordar siempre.

miércoles, 14 de enero de 2009

¿A qué huele el musgo?

Teníamos poco tiempo, la tarde fría y soleada amenazaba con irse. La puesta de sol llegaría pronto. Salimos del pueblo, Santisteban del Puerto, por el camino de la sierra, dejando atrás olivos para adentrarnos en las dehesas.

Al pasar por la puerta de la Carnicera, nuestra sierra se mostró esplendorosa, rezumante de agua y plena de vida. Un bosque mediterraneo de gran diversidad, sin demasiadas amenazas aún y bien conservado. Se dejaron ver numerosas reses, grupos de ciervas y algún ciervo más esquivo. No estuve muy fina con la fotografía de los cérvidos. Ninguna foto memorable.

Tomamos el camino del Puerco, buscando otra puerta de salida de la sierra hacia Aldeahermosa y completar de este modo el circular, pasando por Castellar. La fuente del Puerco manaba agua abundante. Una parada en la ruta. Conversabamos amenamente sobre todo. Hablamos de política, de la crisis, de nuestras ministras, de Obama, de Gaza, de los sueños de juventud, de la vida... Y mientras explorabamos una pequeña huerta que hay bajo la fuente, una revelación:

María dice:
-Había olvidado como olía el musgo.
Le pregunto:
-¿A qué huele el musgo?

Y ella responde, después de meditar un instante y aún con un poco de musgo en la mano:

-No se. Pero se que lo había olvidado.


***
Crecemos, nos hacemos mayores, eso es natural. Comenzamos a olvidar algunas cosas, eso también es natural. Recobramos un olor perdido y olvidado en el tiempo, este momento es un REGALO, un DON, un PRESENTE. !No lo dejes escapar más¡ !Va por ti, amiga¡