Mis días de mar dejaron sabores salados y recuerdos serenos...,en aquella playa desierta las últimas luces de la tarde difuminaron de rosas y violetas el horizonte.
Paseando entre cactus y crasas en el Parque de la Paloma, en Benalmadena, el omnipresente mar, nos da la mano y fija el contraste.
Y esas blancas chimeneas de ventilación, más estéticas que funcionales, sin humo de combustión, se erigen altas hacia el cielo azul...
y estas otras miran al mar, sobre su tejado. Modernas atalayas, desde las que contemplar y divisar...
Como la torre-almenara de Torrequebrada, que rodeada de construcciones resiste aún el paso del tiempo, oteando su destino incierto. En un próximo post serán protagonistas estas torres vigías, las tres que tengo localizadas en la costa de Benalmadena, las enlazaré por la línea costera y andaremos La ruta de las almenaras: desde Puerto Marina hasta Torre Muelle.