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domingo, 21 de diciembre de 2014

"Alas rotas" editada por "La Esfera Cultural"


De nuevo la amistad se hace presente en estos días que estamos a punto de comenzar. De nuevo puedo presumir de ser protagonista inmerecido de un relato navideño. ¿Por qué cómo interpretar que en la víspera de Navidad, a un escritor que casi no escribe, le editen una novela cuya primera versión viene de 2003...?

Pero vayamos al grano.


Francisco Concepción Álvarez es alguien muy difícil de definir, porque es imposible encasillarlo en ninguna parte. Si dijera que se trata de un editor ajeno a los moldes habituales, no sería cierto, aunque tampoco mentiría. Si dijera que es un promotor cultural, tampoco se me podría acusar de falsear la realidad, pero podrían acusarme de poco tiento en mis valoraciones.

Quizá con decir que es un espíritu inquieto, intranquilo, insatisfecho, y, además un apasionado de la literatura en todas sus vertientes, probablemente me amoldaría mucho mejor a la realidad. Nada le es ajeno de cuanto tiene que ver con lo literario: ni la escritura, ni la tipografía, ni la composición, ni la impresión, ni la edición, ni la venta... A todo se arriesga y con todo disfruta, aunque sepa en la mayoría de casos que otros conceptos como negocio, rentabilidad, beneficios, etcétera, se han quedado fuera de sí.

Y, además, cuando algo le gusta no para hasta conseguir sus propósitos.

Mirad si no, lo que, entre otras cosas dice en la entrevista a la que os remitía anteriormente:

Antonio, si tu me confiesas una cosa, yo te voy a confesar otra: habitualmente y en cualquier situación, durmiendo, caminando, en la ducha... me vienen a visitar unos seres muy extraños que me meten en la cabeza ideas extrañas y proyectos a realizar y hasta que no los veo materializados no descanso. ¡Estoy muy preocupado! -aquí, Francisco, se parte de risa, destila ironía- Ahora en serio, lo que te cuento podría ser muy similar a lo que me sucede, no tengo una explicación. Se me ocurre o me lo proponen y lo concreto.

Aquí entro en juego.

Desde que Francisco leyó Alas rotas empezó a sugerirme que él podría hacerse cargo de su edición.

Alas Rotas
Portada de "Alas Rotas"
Edita: La Esfera Cultual
Tenerife diciembre 2014
Esta novela es muy especial para mí, y cada tanto tiempo reaparece en mi existencia. Y este año, por si hasta ahora hubiera sido poco, "La Esfera Cultural" ha decidido editármela en papel.

Así que ya puedo añadir, gracias a esta joven editorial y gracias a la amistad, el octavo título de mi bibliografía que crece de modo extraño... Pero eso es harina de otro costal.

Os dejo el texto de la contraportada de la novela, y si os interesa adquirirla, podéis hacerlo en esta dirección... Ah, y como oferta especial de estos días navideños, sin gastos de envío.

De todos modos, visitad la dirección que acabo de dejaros, si no os interesa Alas rotas, cosa comprensible, en la misma página podréis elegir algún otro libro de los diez que, de momento, forman el catálogo de esta pequeña editorial, cuyo trabajo es artesanal, humilde y digno, pero imparable y repleto de ilusión y entrega hacia la literatura.

Alas Rotas, reflexiona sobre el camino de deterioro de una parte del ser humano que el autor no sabe muy bien situar ni acaso definir, un sutil lienzo que se aloja entre el cerebro, el alma, la psiqué. Esta novela, a través de un diálogo entre el protagonista y su propia conciencia —que se convierte en la voz narrativa de la historia—, recuerda y casi revive el proceso de la enfermedad de su mujer que ha concluido con el entierro de ella en un pequeño cementerio de un pueblo de Castilla.

Alas Rotas es fruto de una serie de vivencias del autor que una buena noche entrechocaron en su cerebro y produjeron esta especie de paso previo al monólogo interior. Una novela dolorosa y densa que, sin embargo —y a pesar de conocer desde la primera línea su desenlace—, acaba por atrapar al lector. Una relato en el que su autor ha buscado también —influido por su tendencia hacia la poesía— cuidar especialmente el ritmo de la frase.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Alas rotas. Capítulo Primero

En otro de mis blogs, EURITMIA EN LA RED, acabo de iniciar la publicación de mi novela Alas rotas, cuya primera versión escribí durante el verano de 2004. Los capítulos se publicarán los jueves de cada semana.

Por fin descansa, han dicho tras tu espalda todavía encorvada después de la primera paletada de tierra. Lo has escuchado pues ha sido algo más que un cuchicheo, pero no podrías afirmar que aquella voz pretendiera ser oída. Más bien se trataba de una idea traslúcida moldeada en voz alta, dúctil como cera. Ha sido como un soplo de brisa, casi acallado por el ruido sordo de la arena que caía llorando sobre la madera de nogal del féretro.
Sin poderlo evitar has vuelto tu cabeza invadida por una batahola gris de reflexiones. La has girado, pero por nada especial: no pretendías descubrir su emisor, probablemente en tu estado, aunque hubiera sido tu hermano —ése que nunca tuviste—, no le hubieras reconocido; tampoco pretendías criticar su opinión, pues, en realidad, recibir desde las afueras de tu mente tal afirmación ha sido un bálsamo para tu ánimo herido. Más bien se trata de que el comentario te ha sorprendido. Has sentido tu pensamiento hecho carne, piel, sangre, voz en otra persona: un lucero en medio de la concurrencia. Hace treinta y tantas horas que una sensación idéntica golpea, o acaricia, alguna de tus neuronas cansadas, tan cansadas… La frase te ha distraído definitivamente de las últimas palabras que el cura del pueblo ha arrojado sobre su cadáver, quizá demasiado mecánica y rutinariamente: otra paletada de tierra; aunque una vez más, como el resto de la tarde, no te ha importado nada lo que dijera el buen cura. Por fin descansa. Has preferido el sonido casi dulce de esa frase, caricia que consuela, a la lluvia sorda de arena, a las palabras mecánicas, como lluvia de arena, a las palmadas huecas, como lluvia de arena.
Por fin descansa.

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