Mostrando las entradas para la consulta "Charly Bravo" ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta "Charly Bravo" ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

sábado, 4 de enero de 2025

ESOS LOCOS CUATREROS

Nos sabemos hasta el dedillo la cantinela de lo muy mucho que cinematográficamente molaron los años ochenta. Y aunque, desde hace ya una temporada, hay quien intenta aplicarlo a los noventa (y más pronto que tarde ocurrirá con los primeros dos mil), los ochenta siguen reteniendo ese áurea especial. Sea o no justificada. Personalmente, además, opino que lo mejor de la década se encontró, justamente, en medio: 1985. Por lo menos mirado desde la perspectiva de nuestra situación geográfica, donde algunos films llegaban un año (o más) tarde de su lanzamiento autóctono por ahí los USA (país que produjo lo más destacado de la dichosa época, guste o no) Y a 1985 pertenece "Esos locos cuatreros" lo que, ya de entrada, denota ciertas garantías.
¿¿Qué ocurriría si cogiéramos a un cowboy de la vieja escuela, un auténtico buen chico, heroico, noble y puro, típico de las rancias películas del oeste producidas en los años cuarenta, y lo trasladáramos a un entorno más "realista" y salvaje, menos romántico, de tan significativa época y género?? Justo, es con ese contraste con el que juega, durante los agradecidos 82 minutos que dura la función, el guionista y también director, Hugh Wilson, quien experimentaba su momento de mayor esplendor tras haber estrenado un año antes el super-hit "Loca academia de policía". Supongo que, por ello, la "major" de turno confió en él para que hiciera lo que le saliera del choto. Y lo hizo. Pero fracasó. De ahí que su carrera, a pesar de algún título intermedio medianamente llamativo ("La ratera", "Tess y su guardaespaldas"...), no volviese a relucir igual. Murió en 2018. Descanse en paz.
Rex O'Herlihan se define a sí mismo como el vaquero cantante. Viste de pulcro blanco. Es prodigiosamente rápido con el revólver (eso sí, jamás mata, su especialidad consiste en disparar a las manos de sus contrincantes). Canta como los pájaros y, por supuesto, es bondadoso y guapo. Las mujeres se pirran por él. ¡AH! y rechaza cualquier clase de bebida alcohólica, lo suyo es la leche. Literalmente. Además, tiene otra cualidad, se sabe de memoria todos los clichés adscritos al western. Todas las fórmulas narrativas y recurrentes por lo que, como dice él, puede ver el futuro. Así las cosas, aplicará sus talentos para ayudar a unos granjeros que viven atormentados por el villano de turno y sus lerdos secuaces.
"Esos locos cuatreros" llamó bastante la atención en nuestras tierras porque, justo, fue aquí donde se rodó. No resulta muy complicado deducir que el escenario exterior elegido fue el de tantos y tantos espagueti westerns, Almería y sus alrededores (para los interiores se recurrió a los "Estudios Bronston" sitados en Madrid). De ahí que la revista "Fotogramas" (conocida también como "Fotogrumos") visitara el plató y se sacara de la manga un completo reportaje que tuve el inconmensurable detalle de escanear y compartir con todos ustedes, por si gustan aquí disponen de la primera página, y aquí de la segunda y última. Es lógico pues que, a lo largo del film, pululen muchos rostros autóctonos, como los de Fernando Rey encarnando a otro de los villanos (considerando su culto bagaje previo, debió fliparlo colores al soltar todas esas frases tan absurdas), Emilio Linder, Charly Bravo y muchos otros que sabrán reconocer aquellos más puestos que yo. También ello se extiende al personal detrás de las cámaras, con José Luis Alcaine dedicándose a la dirección fotográfica, Gil Parrondo a la artística, Julián Mateos a los decorados o Francisco Lara Polop como... er... "production manager", que no se qué cojones implica ello. De productor asociado tenemos a Hervé Hachuel, ¿franchute? de lustrosa carrera todavía activa afincado en nuestras tierras y perfectamente reivindicable (hizo algo de ruido en 1986 dirigiendo "Banter" y en 1991 con "Besos en la oscuridad", producción de un Roger Corman experimentando con las españas como posible país colaborador, aunque la cosa no prosperó).
Por supuesto, y sin salirnos de nuestras fronteras, el título patrio no tiene ninguna relación con el original. La película nació como "Rustlers' Rhapsody" (el que la muy posterior "The Ballad of Buster Scruggs" de los hermanos Coen guarde algunos puntos de conexión en su título, y su arranque parodiando la misma temática con varios elementos parecidos, pensaba que era delirio mío... no obstante, no soy el único que se ha dado cuenta), pero por entonces, como bien sabemos, los distribuidores españoles vivían convencidos de que cualquier comedia con tintes más o menos modernos se vendería mejor si llevaba la palabra loco o loca en el título -precisamente gracias al super éxito con la academia de maderos del mismo Hugh Wilson, lo que justifica especialmente su utilización en el caso que nos ocupa-, táctica de la que existen mil ejemplos y se llegó a estirar cual chicle.
Efectivamente, "Esos locos cuatreros" es ochentera de pies a cabeza. Ya no se hacen "de risas" como esta
. Combina un tipo de humor más terrenal con gotas de "slapstick" (no falta el trompazo directo a la entrepierna) y algo de agradecido "spoof" (aunque sin llegar a los dulces excesos de unos ZAZ), sobre todo por la ristra de gags de puro meta-cine, como la ya reseñada continua alusión a los tópicos narrativos del western (incluida una graciosa cita a aquellos de producción italiana) No obstante, y a diferencia de mucha de la comedia de entonces, el nivel de mal gusto es bajo. Muy bajo. Casi parece diseñada para ser consumida por toda clase de audiencias. De ahí que la violencia esté muy suavizada y los clásicos chistes de drogas (las raíces que come el prota y le ponen contento) u homofóbicos tan propios del momento tengan presencia, pero sin abrumar. A colación de esto último, se juega muchísimo con la idea de que Rex O'Herlihan no sea lo suficientemente macho y dude de su hombría. Justamente, una de las ocurrencias más inspiradas consiste en que, tras asumir los villanos que no hay manera humana de acabar con él, buscan a otro cowboy cantante e igualmente buen chico para hacerle frente, lo que iniciará un conflicto a la hora del inevitable duelo: Perderá aquel cuyo curriculum sea menos moralmente intachable. Si encima nos buscamos al mismísimo hijo del mismísimo John Wayne para encarnar a dicha némesis, pues todos contentos.
Recuerdo perfectamente cuando "Esos locos cuatreros" fue lanzada en su día. De ver el trailer en la tele, el mencionado artículo en "Fotogramas" y luego su presencia por video-clubs. Pero jamás llegué a consumirla. Jamás. Tal vez porque no sea yo muy de western. O porque, sabiendo que España andaba metida, me daba pereza, suponiéndola cutre y deprimente. Gracias a los servicios de streaming gratuitos me estrené hace escasos días. ¿Y? Pues no les voy a engañar, me entretuvo bastante, divirtió comedidamente y dejó un poso agradable. Solté alguna risa salerosa... pero únicamente a ratos. Tampoco es, ni mucho menos, una comedia brillante y desternillante. En ese apartado flojea. Y la mezcla de humor super-tonto con humor super-absurdo eventualmente desconcierta. Cuando no resulta gracioso, el delirio en busca del efecto cómico se torna, simple y llanamente, surrealismo casi inquietante. En fin, no sabría decir... pero hasta eso hace de ella algo medianamente visible.
El reparto principal (equipo hispanoparlante aparte) no podía ser más llamativo. Un joven y guapo Tom Berenger. El gran G.W. Bailey como borrachín del pueblo. Así de primeras puede que no les suene, pero si digo que dio vida al "Teniente Harris" en las academias, seguro que saben de quien hablo. Justo, su segunda entrega se rodó a la par que el film reseñado, de ahí la presencia casi anecdótica del actor en aquella. Marilu Henner, la pechugona -cualidad muy explotada a lo largo de su carrera- protagonista femenina de la serie "Taxi" y que venía de asomar sus encantos en otro "spoof" fallido comercialmente hablando pero -en mi opinión- superior, "Johnny Peligroso". El super televisivo Andy Griffith (volvería a verse inmerso en la comedia paródica once años después con "Espía como puedas"). Y, hablando de ello, no perderse la escueta pero antológica intervención de Jim Carter en plan pistolero malcarado... ¿quién? el inmortal y bigotudo "Déjà Vu" de ese clásico imperecedero del "spoof" titulado "Top Secret". Lo complementan Sela Ward, Brant von Hoffman (otro habitual cadete de la academia loca y el cine de Hugh Wilson), Christopher Malcolm (tiene una carrera fascinante, aunque los más enfermos le reconocerán como uno de los pilotos rebeldes de "El imperio contraataca") o Billy J. Mitchell (el manager de "Nick Rivers" en... sí, tu otra vez, "Top Secret").
Lo crean o no, entre los productores yankis de "Esos locos cuatreros" localizamos nada menos que a Walter Hill... ¿cómo se quedan?.

lunes, 28 de julio de 2014

BUSCANDO A PERICO

Antonio del Real, que tiene la particularidad de ser, sin comerlo ni beberlo, el único director español actual que hace un tipo de cine muy deudor de “La Españolada”, paradójicamente, inició su carrera como un miembro más de “La nueva comedia española”, es decir, que viene de un cine distinto al que hace ahora. Esto es, que al igual que los Colomos y  Truebas de turno, del Real hacía un tipo de comedia contemporáneo, marcado por la transición y la izquierda de inicios de la década de los ochenta, dónde la política, la delincuencia, la droga y el post modernismo formaban parte de esa nueva comedia, dejando atrás todos los tópicos de lo que la comedia española había sido hasta ahora. Es decir, comedia para “progres”. Y si en 2006 del Real se atrevió a hacer algo tan fuera de época como es “Desde que amanece apetece”, en 1982, y tras el éxito que supuso su opera prima “El poderoso influjo de la vida”, rueda algo tan actual para su momento como fue “Buscando a Perico”, dónde, quinquis, fachas, rojos y cocaína, forman el particular universo de esta película.
Un aristócrata de viaje por algún exótico país latinoamericano, se trae a España un cargamento de cocaína oculto en un paquete de cocos. Su ayudante, que se encarga de ellos de vuelta a españa y que ignora lo que los cocos contienen en realidad, los deja en el asiento trasero del coche. Al día siguiente, cuando va a comprar el periódico, dos quinquis le roban el coche, estando dentro de él los cocos con la coca y el hijo de este, Perico. Y de ahí el título “Buscando a Perico”. A partir de ahí, mafia, policía, drogadictos y demás morralla, entran en escena, buscando a los dos “Pericos”, con las situaciones cómicas que esto acarreará.
Hay que ver con lo moderna que resultaba esta película en su momento, lo desfasada que se queda a día de hoy. Teniendo buen recuerdo de ella de haberla visto años atrás, el volver a verla ha sido un ejercicio soporífero, a pesar del ritmo endemoniado que gasta la película.
Vendría a ser un remedo a la española de “Los Locos del Cannoball”, en la que muchos y variopintos personajes van a por algo a la carrera, todo ello convenientemente adaptado  al españolismo ochentero y haciendo alarde de lo políticamente incorrecto, como era común en el humor de aquellos días, recién salido el país de una dictadura. Y no dudo que la combinación en la época fuera explosiva – de hecho, fueron a verla más de 500.000 espectadores al cine, pero dónde de verdad tuvo tirón la película, fue en los vídeo clubs- pero a día de hoy no funciona en absoluto. No conseguí reírme nada de nada, a pesar de la predisposición que tengo yo con este tipo de productos. Ni tan siquiera entretenerme. Con la de cosas que pasan. Ya es difícil.
El reparto, plagado de grandes como Luis Escobar, Antonio Gamero, Agustín González, Santiago Ramos, Guillermo Montesinos, Ricardo Palacios o Charly Bravo, es además excéntrico hasta el punto de tener en sus filas destacadas presencias de la televisión infantil de aquellos días comoFernando Chinarro (“El gran circo de T.V.” “El loco mundo de los payasos”) o José Riesgo (“Terror en el tren de media noche”) y Juan Ramón Sánchez, Julián y Chema, respectivamente en “Barrio Sésamo” y que aquí interpretan a un mafioso y a un heroinómano respectivamente, o del mundo de la canción como puedan ser Caco Senante, o el criminal Teddy Bautista, en un rol que parodia al Alex DeLarge de “La Naranja Mecánica”.
Curiosa. Pero no ha aguantado el visionado. Una lástima, porque quería que me gustase, pero…

sábado, 21 de octubre de 2023

TEX Y EL SEÑOR DE LOS ABISMOS

Teniendo en cuenta que el western no me tira casi nada, y su versión italiana muchísimo menos, ¿qué demonios hago yo viendo y reseñando una "del ramo"? Pues porque hay una historia detrás que marca cierta diferencia. "Tex" es, junto a "Diabolik" y "Dylan Dog", uno de los astros indiscutibles del comic ítaloparlante. Supe de su existencia a raíz de que mi querida y recurrente prensa francesa hablara en sus páginas de "Tex e il signore degli abissi", la primera traslación a la gran pantalla, en carne y hueso, del personaje, encarnado además por alguien tan adecuado como el gran Giuliano Gemma y dirigida por un auténtico especialista, Duccio Tessari. ¿Y a qué se debía tal interés si, como digo, la cosa iba del oeste? Porque, tal y como lo vendían en Francia, parecía la enésima versión "exploitativa" de "Indiana Jones", más teniendo en cuenta que el film venía fechado nada menos que en 1985, cuando el western -espagueti o no- andaba casi casi bajo tierra (la gran excepción aquí sería "Silverado" de ese mismo año, pero ya me entienden) Así pues, aprovechando mi viaje de fin de curso a Italia, recorrí los quioscos de la zona buscando un tebeo de "Tex", hasta que lo encontré y me llevé una gran decepción al descubrir que eran las historias de indios y vaqueros tradicionales (nota: en uno de aquellos intentos, topé con un quiosquero veneciano que no me lo quiso vender por ser del país que era/soy. Además, entonces desconocía por completo que el personaje había sido editado en España) Por todo ello, cuando finalmente la película llegó a nuestros video-clubs, cortesía de "Vision Films Video", mi posible interés se había reducido a cero.
Hay que aclarar que lo del parentesco con "Indiana Jones" es exclusivamente cosa de uno de los carteles disponibles, gloriosamente ilustrado por E.Sciotti. Ahí aparece hasta con látigo -utensilio que "Tex" NO usa en la película-, y unas pintas más propias del famoso arqueólogo, metido en un especie de templo maldito. El cartel oficial es distinto, y no resulta tan tramposo, mucho más fidedigno al lenguaje genuino del western de toda la vida. Entonces, ¿el rollo "Indy" es cosa del aquí expuesto o está en el largometraje? Pues estar, está.
Al no haber leído con atención ningún tebeo de "Tex", no puedo afirmar ni negar que esos toques más fantasiosos sean cosa exclusiva del film. Pero algo me dice que fue una imposición de los productores, teniendo claro como tenían que, en plenos años 80, y con el cine Spielbergiano de aventuras fantásticas petándolo, era el único modo de encarar la materia si pretendían despertar el interés del público, especialmente el de tirón juvenil, bastante ajeno al western. No es la primera vez que lo vemos. Un caso muy muy parecido -y mucho más descarado- lo tenemos en la traslación del aviador británico de novela "Biggles" a la gran pantalla, metiéndolo en un berenjenal de ciencia-ficción nada propio de él.
En cualquier caso, la historia de "Tex y el señor de los abismos" gira en torno a un carro mangado repleto de rifles. Recurren al prota para localizarlo y castigar a los culpables. Entre medias, aparece una tribu de indios que odian al blanco invasor y, con la excusa de adorar a un dios azteca, solo quieren destruirlo. Esta última parte es la que toma prestados más elementos del cine Spielbergiano. Para empezar, los dardos que lanzan convierten instantáneamente a sus víctimas en momias gracias a un encantador, aunque algo tosco, efecto especial (cortesía de los hermanos Paolocci, quienes a partir de ahí currarían en títulos tan variados como "Miedo Azul", "Body Count", "Los bárbaros" y algunas películas de Bruno Mattei o Claudio Fragasso). Además, responden a las órdenes del tal señor del abismo, un menda vestido con harapos instalado en una gruta repleta de lava. El enfrentamiento final con "Tex" es de lo más tonto y deslucido (induce a pensar aquello de "¿tanto rollo para esto?") aunque, eso sí, da pie a que la gruta se derrumbe y el volcán estalle. Ya saben.
Entre las cosas buenas, los tiroteos, intensos. Los "stunts", algunos espectaculares. La polvorienta ambientación. Y que no hay historia de amor. De hecho, el único personaje femenino de toda la película es una india malvada de escasa presencia. Curioso.
Al estar rodada en España -inevitable-, los rostros autóctonos ya legendarios son innumerables, algunos con roles escuetísimos: Aldo Sambrell, José Luis de Vilallonga, Charly Bravo, Frank Braña o Ricardo Palacios. Diría que también ronda Tony Isbert. Completa la tarta "eurotrash" la presencia de William Berger como el habitual colega de "Tex", "Kit Carson".
Me gustó más el arranque que la parte final, pero bueno, considerando su naturaleza, el visionado terminó resultando pasable. Ya es algo.