“My career as a Jerk” es un documental de noventa minutos de duración dedicado a un grupo de punk rock / hardcore por el que siempre he sentido mucho afecto: “Circle Jerks”. Su responsable directo no es un mindundi cualquiera sin puñetera idea de lo que está hablando, muy al contrario, David Markey lleva metido a fondo en la escena punkera de Los Angeles desde los albores de la década de 1980. Se dedicó a tocar la batería en algunos grupos y editar un fanzine llamado “We got power!”. Aunque donde realmente destacó fue en el terreno audiovisual. Solía pillar la cámara de Super 8 y hacer cortos (que tuve ocasión de ver en un dvd editado años después y, ciertamente, no me dijeron nada). Un día quiso ir más allá y se curró un largometraje contando con la participación de todos sus colegas. El resultado fue “Desperate Teenage Lovedolls”, una especie de comedia transgresora sobre el ascenso y caída de un grupo punk rock formado por chicas. Se le dio cancha y funcionó de perlas, tanto como para parir una segunda parte, “Lovedolls Superstar”. Sin embargo, el verdadero mérito de David Markey residía en su círculo social, compuesto de auténticos astros del mundillo punk / HC que, con los años, han terminado granjeándose un respeto y una admiración que, de rebote, ha salpicado al cineasta. Así, cuando el post-punk lo petó a principios de los 90, seguido muy de cerca por el grunge, él estaba ahí para facturarle video-clips a “Sonic Youth” y grabar un documental que generó bastante ruido gracias a la notable presencia de "Nirvana" -alias, el grupo que lo jodió todo-, “1991: The Year Punk Broke”. Markey siguió haciendo sus cositas, viviendo un poco de los residuos que dejaban por el camino sus colegas músicos y, hoy por hoy, vive de otra clase de residuo: la nostalgia. Regodeándose sin descanso en todo aquello que el punk / HC aportó durante su juventud, tan venerado por las nuevas e impresionables generaciones.
Y ahí es donde entra “My career as a jerk”, que narra la trayectoria de la banda en cuestión, a base de imágenes de archivo y entrevistas con todos aquellos que formaron parte de sus filas a lo largo de los años, destacando los más constantes, el voceras Keith Morris y el guitarra Greg Hetson. Quizás lo curioso de esa escena es que estaba en buena parte integrada por chavales salidos de los suburbios, un poco en contraste con el punk original, de ahí que entre los padres de algunos “Jerks” encontremos un abogado y un miembro del ayuntamiento. También entra en el apartado curiosidad cómo ha sido realizado el documental. Markey sabe obtener buenos planos y sonido decente usando cámaras de consumo casero. Incluso me parece que un móvil. Y yo, por supuesto, lo celebro.
Es jodidamente difícil seguir la carrera al completo de cualquier creador, sea del medio que sea, y no encontrar errores. Todos los tienen (y todos los tenemos). De lejos pueden parecernos cagadas inmensas, pero si nos situamos en el contexto, comprendemos que tenían razón de ser y son perfectamente excusables. Los “Circle Jerks” pueden presumir de tres primeros discos muy decentes. “Group Sex”, “Wild in the streets” y “Golden Shower of Hits”. Luego, las cosas comienzan a torcerse. Durante muchos años viví convencido de que derivaron al heavy metal, que era “la norma” en la época. Pero no, es cierto -tal y como dice el guitarrista- que optaron por un rock más estándar. Sin embargo, y a pesar de no ser heavy metal, tampoco era el sonido que les había identificado en sus primeras grabaciones. De esta guisa parieron su peor trabajo, “Wonderful” (aunque la canción que le da nombre está muy potable), y uno que, sin ser demasiado estupendo, no me desagrada del todo, “VI”. Fue en medio del periodo de cambios cuando conocieron a Alex Cox y se apuntaron al rodaje de “Repo Man”, aportando canciones y presencia, en una divertida escena en la que fingen ser una banda insulsa de esas que tocan en bodas. Pasan los años y, ¡pumba!, llega el “nuevo punk” gracias al éxito de “Green Day”. Los “Jerks” piensan aquello de “nosotros merecemos sacar tajada de esta moda, estábamos antes” y se apuntan con resultados decentes aunque no deslumbrantes: “Oddities, Abnormalities and Curiosities”.
El documental parece concluir con la absoluta, total y completa disolución de la banda, y de la amistad entre sus integrantes, pero a día de hoy los “Circle Jerks” continúan activos y siguen viviendo de los viejos éxitos.
Aunque la parte dedicada a sus años gloriosos está muy interesante, con todas las típicas batallitas, la que más disfruté es aquella centrada en su “decadencia” . Suelo encontrar apasionantes estas historias, porque es “fácil” gozar de un buen momento, pero no tanto cuando llegan las vacas flacas, ahí es donde realmente reside la verdadera verdad de todo, y el genuino valor y mérito de un creador, tirar palante a pesar de las inclemencias. Por algo estas partes suelen ignorarse.
“My career as a jerk” es material exclusivo para fans del grupo e interesados en el punk y todas sus vertientes. Pueden localizarlo en YouTube con subtítulos en castellano.
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sábado, 12 de septiembre de 2020
sábado, 5 de noviembre de 2022
DIRECTOS AL INFIERNO
Entre "Sid y Nancy" y "Walker (Una historia verdadera)" Alex Cox dirigió esta "Directos al infierno" ("Straight to hell" en v.o. La he visto bautizada por ahí como "Derechos al infierno", pero la mía es una copia grabada en su día de Televisión Española, y figura tal y como reza el encabezamiento), una cosa extrañísima que parece improvisada porque, en fin, lo está. Es decir, el guion firmado por Cox y su actor / colega / punk de afiliación Dick Rude contaba 66 escasas páginas y fue tecleado en cuatro únicos días. No es difícil deducir que, durante el rodaje, se inventaron mucho. De hecho, la historia de la gestación es tan curiosa como que Alex Cox quería organizar un tour de bandas más o menos punkeras con el fin de rejuntar financiación. Sin embargo, el tema se fue al garete. Así, aprovechando que todos los grupos comprometidos disponían ahora de tiempo libre -y hacer "Directos al infierno" salía más barato que organizar lo otro-, se lanzaron a parir la peli, con las consecuentes prisas. Claro, dele usted una cámara, mucho tiempo y más libertad al frontman de los "Clash", Joe Strummer, a los "Pogues" al completo, al bajista de los "Circle Jerks", Zander Schloss, a Elvis Costello, Courtney Love (¡mira que era fea! ¿qué le vería Kurt?), Edward Tudor-Pole, a Jim Jarmusch, Dennis Hopper y Grace Jones en plan cameo, y a los habituales de Cox, Sy Richardson, el mismo Dick Rude, Miguel Sandoval, Del Zamora y Luis Contreras y ¿qué obtendrá? Pues una película que, básicamente, parece una fiesta muy bien fotografiada por Tom Richmond y, sin duda, durante la que lo pasaron pipa jugando a lanzar un guiño legañoso al espagueti-western. Tan concienzudamente que incluso se trasladaron en piña hasta Almería. No era la primera vez que Cox visitaba nuestro particular plató del oeste. Siendo joven hizo allí un corto arty a base de sacar imágenes fijas de todas y cada una de las casas del poblado. La cuestión aquí es, ¿nos lo pasamos nosotros igual de bien viendo "Directos al infierno"?
Unos ladrones de poca monta vacían un banco y huyen por el desierto, para recalar en un polvoriento poblado repleto de gentuza, bandidos y entes de mal vivir. Al principio encajan bien, pero cuando corre la voz que disponen de un botín, comienzan las rencillas. Inevitablemente, todo terminará en un tremendo tiroteo.
Y es esta parte la que arregla la película. Una masacre en la que muy pocos sobreviven y acaba dejando buen sabor de boca. Suerte, porque lo precedente, salvo inspirados momentos de cruel humor negro, es bastante caótico. No hay realmente una trama. Solo una sucesión de momentos, diálogos chorrísimos inventados sobre la marcha y tonterías que no aportan nada pero se soportan, ni que sea gracias a la curiosísima galería de rostros que van pululando.
Si a ello sumamos la escueta -y previsible dadas las circunstancias- duración, pues resulta que "Directos al infierno" termina siendo una de las mejores películas de su director. Si no la mejor. Y, también, la más punk de todas, en el sentido real que, pal caso, se refiere a la actitud y su espíritu libre. Supongo que esas cosas pasan cuando te rodeas de las personas adecuadas.
Unos ladrones de poca monta vacían un banco y huyen por el desierto, para recalar en un polvoriento poblado repleto de gentuza, bandidos y entes de mal vivir. Al principio encajan bien, pero cuando corre la voz que disponen de un botín, comienzan las rencillas. Inevitablemente, todo terminará en un tremendo tiroteo.
Y es esta parte la que arregla la película. Una masacre en la que muy pocos sobreviven y acaba dejando buen sabor de boca. Suerte, porque lo precedente, salvo inspirados momentos de cruel humor negro, es bastante caótico. No hay realmente una trama. Solo una sucesión de momentos, diálogos chorrísimos inventados sobre la marcha y tonterías que no aportan nada pero se soportan, ni que sea gracias a la curiosísima galería de rostros que van pululando.
Si a ello sumamos la escueta -y previsible dadas las circunstancias- duración, pues resulta que "Directos al infierno" termina siendo una de las mejores películas de su director. Si no la mejor. Y, también, la más punk de todas, en el sentido real que, pal caso, se refiere a la actitud y su espíritu libre. Supongo que esas cosas pasan cuando te rodeas de las personas adecuadas.
jueves, 17 de junio de 2010
DÍAS DE GLORIA
Bien, hasta cierto punto podemos decir que esta es la peli oficial, el retrato generacional, del revival punk de los 90... o mejor, del boom punk-pop/Hardcore melódico que asoló las listas de éxitos (¿indies?) en aquellos tiempos. El punk de "Epitaph" o, mejor, el punk de MTV. Sus protas, especialmente el personaje de Affleck, son fiel reflejo de aquella tendencia, punkito universitario de clase media que habita los suburbios y luce camisetas/gorras con los emblemas de "Alternative Tentacles", "NOFX" o "Nomeansno". Sin contar que, como decía, la banda sonora está repleta de grupos del momento (no olvidemos que, por fuera de lugar que parezcan estar "The New Bomb Turks", eran parte del catálogo de "Epitaph") y, sí, su director, Rich Wilkes, luce orgulloso su cresta azúl en IMDB y, como guionista, es reponsable de otros films con el punk, o alguna clase de rock de tirón enérgico, en su trama, como son "Cabezas Huecas", "The Jerky Boys" o "Punk like me" (documental que se desarrolla en un sitio tan común para esa clase de música como eran las Warped Tours!). Curioso.
A pesar de las comparaciones con "Desmadre a la americana", "Días de gloria" no es exactamente una comedia... y si tiene algo de ello, no se puede decir que sea muy desmadrada. En realidad se trata más de un drama, de cómo un grupo de estudiantes apunto de graduarse entran en pánico cuando ven que van a tener que enfrentarse al mundo real. Comienzan a dudar, a comerse la olla y a intentar recuperar el pasado. Todo ello sin una trama propiamente dicha, sin una historia en el sentido estricto del término, más bien a base de retazos de vivencias varias. Por cierto, dos cosas curiosas, uno de los personajes es dibujante de comics y aunque hay mucha birra, y algún símbolo propio de porreros, en realidad el consumo de drogas es totalmente ignorado durante toda la peli. No es que me parezca ni mal ni bien, pero me llama la atención.
Sin embargo, lo realmente "fuerte" de este film es su reparto, repleto de nombres hoy conocidos pero que, entonces, comenzaban a despegar. A un Ben Affleck pre-"Mallrats"/"Persiguiendo a Amy" podemos sumarle a Sam Rockwell, Alyssa Milano, John Rhys-Davies (que para variar, no se enfrenta a ningun animal mutante), la cult-star Mary Woronov, a Matthew McConaughey y Brendan Fraser en papeles enanos, Matt Damon directamente sin frase alguna, la guapa y desaprovechada Meredith Salenger (la viste en "El Beso" y "El pueblo de los malditos") y, esta sí que es curiosa, Alfred Sole, director de "Alice Sweet Alice" y "Pandemonium", en un cameo muy bizarro. Lo que yo os decía, un reparto inusual.
El caso es que la peli me gustó, sí señores, me entretuvo, me identifiqué con algunas de las dudas existenciales que plantea y me recordó al Kevin Smith de los "buenos tiempos". Merece verse.
sábado, 19 de diciembre de 2020
REPO MAN
Alex Cox entra directamente en esa poco grata lista de cineastas de los que creía ser fan pero a los que, en el fondo, únicamente admiraba como concepto. Ciertamente, creo que nunca disfruté del todo ninguna de sus películas. "Walker" tenía gracia con todos esos anacronismos. Y "Directos al infierno" molaba por su naturaleza improvisatoria. También estaban un rato bien los traqueteos de cámara de "El patrullero". Pero siendo honestos, ninguna me parecía genuinamente cojonuda. La idea de un director de cine de supuesta sensibilidad punk, especialmente interesado en hablar de punk y meter a punks en sus películas, era demasiado jugosa como para darle la espalda (aunque viendo la pasable "Sid y Nancy" costara creerlo, con todas las incongruencias "punkistas" y todos esos punks medio retrasados, totalmente adscritos al estereotipo propio del desinformado y que parecen dibujos animados). ¡¡Tenía que molar, cojones!! Y me esforcé mucho en aprender a apreciarlo. Sin éxito. Aunque, tal vez, la mayor frustración era no lograr conectar con la que, se suponía, era su película más venerada y popular, "Repo Man". La vi varias veces, pero siempre me aburría mortalmente. Así que, como suele ser habitual, decidí aprovechar el paso de las décadas para darle una nuevo muerdo.
Otto es un "punk blanco de suburbio", como él mismo se define, sin demasiadas perspectivas en la vida. Un día es liado por un extraño para que mangue un coche ajeno. O, mejor, lo recupere. A partir de ahí, Otto entra a formar parte de los llamados "repo men", tipejos de mala vida especializados en agenciarse por la fuerza automóviles con letras impagadas por sus propietarios. Entonces aparece un coche por el que todo el mundo está dispuesto a matar, uno que en el maletero oculta los cadáveres radioactivos de unos extraterrestres. Otto decidirá hacerse con el, cueste lo que cueste.
Pues mira que puse toda mi atención... pero nada, me sigue pareciendo una peli aburrida, con una historia tontaina que se desarrolla pesadamente, sin rumbo. Incluso los diálogos, que tienen fama de ingeniosos, me sonaron a ristra de chorradas. Así que, confirmado, no me mola "Repo Man". Al final, lo único que me produjo algo de gustirrinín fue, tal y como pasó cuando la consumí siendo chaval, toda la parte "punkista", es decir, la banda sonora. Oír el "Coup D´Etat" de los "Circle Jerks" y verlos interpretando graciosamente una versión "loungue" de su "When the shit hits the fan" vestidos con traje de Domingo. Lo demás, comida pa los cerdos.
A partir de "Repo Man", la carrera de Alex Cox fue desinflándose de manera exponencial. Se metió demasiado en el papel de anarquista / anti-sistema / anti-hollywood y comenzó a encadenar cagada tras cagada. Fracaso tras fracaso. Tal vez el más gordo fuese no aceptar la oferta para dirigir "Robocop" por considerarla fascista!!!. Gesto este que dice mucho de su poca imaginación y limitado talento cuando, en manos de Paul Verhoeven, un director igual de radical políticamente, sino más, se convirtió en una auténtica obra maestra, un blockbuster transgresor que hacía chufla / parodia inteligentemente de todo ese supuesto fascismo de chichinabo propio de los actioners de la década. Por algo Verhoeven es un grandísimo cineasta y Cox... bueno, es lo que es. Acabó poniendo el ojete con "El ganador", peli en la que cedió a los designios comerciales de Hollywood para fracasar a lo bestia y, no solo arrasó con su propia carrera, también con la de Rebecca DeMornay, protagonista, productora e impulsora del proyecto. Hoy por hoy Alex Cox se dedica a la enseñanza audiovisual y dirige películas hechas con sus estudiantes. En 2009 osó incluso parir una cosa horrible a base de cromas cutres titulada "Repo Chick". Muy lamentable todo, ciertamente.
Otto es un "punk blanco de suburbio", como él mismo se define, sin demasiadas perspectivas en la vida. Un día es liado por un extraño para que mangue un coche ajeno. O, mejor, lo recupere. A partir de ahí, Otto entra a formar parte de los llamados "repo men", tipejos de mala vida especializados en agenciarse por la fuerza automóviles con letras impagadas por sus propietarios. Entonces aparece un coche por el que todo el mundo está dispuesto a matar, uno que en el maletero oculta los cadáveres radioactivos de unos extraterrestres. Otto decidirá hacerse con el, cueste lo que cueste.
Pues mira que puse toda mi atención... pero nada, me sigue pareciendo una peli aburrida, con una historia tontaina que se desarrolla pesadamente, sin rumbo. Incluso los diálogos, que tienen fama de ingeniosos, me sonaron a ristra de chorradas. Así que, confirmado, no me mola "Repo Man". Al final, lo único que me produjo algo de gustirrinín fue, tal y como pasó cuando la consumí siendo chaval, toda la parte "punkista", es decir, la banda sonora. Oír el "Coup D´Etat" de los "Circle Jerks" y verlos interpretando graciosamente una versión "loungue" de su "When the shit hits the fan" vestidos con traje de Domingo. Lo demás, comida pa los cerdos.
A partir de "Repo Man", la carrera de Alex Cox fue desinflándose de manera exponencial. Se metió demasiado en el papel de anarquista / anti-sistema / anti-hollywood y comenzó a encadenar cagada tras cagada. Fracaso tras fracaso. Tal vez el más gordo fuese no aceptar la oferta para dirigir "Robocop" por considerarla fascista!!!. Gesto este que dice mucho de su poca imaginación y limitado talento cuando, en manos de Paul Verhoeven, un director igual de radical políticamente, sino más, se convirtió en una auténtica obra maestra, un blockbuster transgresor que hacía chufla / parodia inteligentemente de todo ese supuesto fascismo de chichinabo propio de los actioners de la década. Por algo Verhoeven es un grandísimo cineasta y Cox... bueno, es lo que es. Acabó poniendo el ojete con "El ganador", peli en la que cedió a los designios comerciales de Hollywood para fracasar a lo bestia y, no solo arrasó con su propia carrera, también con la de Rebecca DeMornay, protagonista, productora e impulsora del proyecto. Hoy por hoy Alex Cox se dedica a la enseñanza audiovisual y dirige películas hechas con sus estudiantes. En 2009 osó incluso parir una cosa horrible a base de cromas cutres titulada "Repo Chick". Muy lamentable todo, ciertamente.
sábado, 26 de marzo de 2022
WALKER (UNA HISTORIA VERDADERA)
No hay discusión posible respecto a la naturaleza política de "Walker (Una historia verdadera)". Lo que ocurre es que, a mi, es un tema que no me interesa nada. Y no me suelen gustar las películas panfletarias. En orden cronológico: me aburre y me aburren. Así pues, evitaré enfocar mi reseña por esa vertiente. No sabría qué decir y, seguramente, metería la pata. Si les llama todo esto, busquen por ahí que hay peña mucho más puesta que yo escribiendo de forma asombrosamente lúcida y profunda (siempre extranjeros, por supuesto, no se fíen nunca de los gacetilleros patrios) En mi caso, solo me atraen dos cosas: el factor entretenimiento y el factor extravagancias. Asín de simple soy. Del primero no hay mucho en esta película, lo cierto es que resulta bastante palizas. Pero de lo segundo, ¡ay madre!, tienen para dar y regalar. Eso fue lo que, en su día, me encandiló.
Estamos ante un biopic sobre las hazañas de William Walker, el primer norteamericano que fue a Nicaragua por ahí 1850ypico y se auto impuso presidente a hostia pura. Una historia que en el año de producción de la peli, 1987, le iba como un guante al normalmente "radicalmente político" -y británico- Alex Cox para condenar la intervención de los USA en aquel mismo país. Lo asombroso del asunto es cómo logró que "Universal Pictures" le financiara semejante locura, la distribuyese y que el gran Ed Harris diera vida al protagonista. Encima, se piraron a Nicaragua a rodar, asegurando así cierta ayuda económica. Muy subversivo, diría alguien sesudo. Aunque no todo se limita al elemento político, también al creativo. La película comienza muy modosita, muy normal. Incluso prometedoramente. Pero a medida que avanza, y que Walker va metiendo mano a Nicaragua más y más, todo se torna delirante. Anárquico. Caótico. Incluso surrealista. Un poco como otra peli de Alex Cox que quiero revisar, "Directos al infierno". La diferencia es que aquella era más modesta y el riesgo menor. Con "Walker" el cineasta puso fin a su relación con los grandes estudios, los poderes fácticos de Hollywood. Hizo añicos toda posibilidad de ganarse el rol de filmmaker joven y arriesgado-dentro-de-un-orden.
Como decía, ese caos impide que haya una historia coherente y, por tanto, nos aburrimos. Pero a ratos despertamos gracias a arrebatos desquiciantes. Destacando los muchos anacronismos que, poco a poco, van poblando la peli. Revistas modernas, botellas de Cocacola, tabaco Marlboro, automóviles y más que no desvelaré. Pero esos son los "normales", prefiero centrarme en los otros. Entre mis favoritos están la escena en la que, mientras unos señores hablan de política, al fondo un niño toca un violín de manera infernalmente desafinada. Cuando los Nicaragüenses reciben a Walker con una pancarta en la que aparece mal escrito su nombre. El momento que unos mercenarios huyen de dinamita apunto de estallar, y lo hacen a cámara rápida, en plan slapstick. O, el rey de todos, William Walker arrancando un trozo de carne a un herido y ¡¡¡devorándolo con delectación!!!!. Obviamente, todo ello tiene su metáfora... pero a mi me la suda. Molan porque son instantes que rompen la monotonía... y de que manera.
Luego tenemos la inevitable influencia de Sam Peckinpah con esos tiroteos ultra-sangrantes (o, directamente, viendo como a uno le arrancan el brazo de cuajo), detalle con mucho sentido si consideramos que el guionista de "Walker" es el prestigioso Rudy Wurlitzer, quien curró en su momento con Peckinpah. Alex Cox se marca la machada de destacarlo en los créditos por encima de él. Aunque habría que ver si no era un modo de compensarle al haberse pasado su guion por el forro de los cojones. Porque lo parece.
Tal vez debamos alabar o culpar de toda esta locura al productor ejecutivo, Edward R. Pressman, un tipo acostumbrado a lidiar con proyectos un poco arriesgados, como hiciera en su momento con "El fantasma del paraíso", "Crimewave. (Ola de crímenes, ola de risas)", "Teniente Corrupto" o "American Psycho". No siempre se saldaba con éxito -como "Walker", mismamente- pero valía la pena vivir la aventura.
Hay muchos otros nombres la mar de interesantes. Ya saben que me pirra enumerarlos. En el reparto localizamos a Richard "La Cosa" Masur, Rene Auberjonois, Peter Boyle (tirándose sonoros cuescos), Marlee Matlin o Gerrit Graham. Mucho hispano ilustre: Alfonso Arau, Pedro Armendáriz Jr., Roberto López Espinoza, Blanca Guerra (la mamá diabólica de "Santa Sangre") y Miguel Sandoval. Y los habituales de Alex Cox: Sy Richardson, el músico punk Edward Tudor-Pole, mister Joe "The Clash" Strummer himself (autor también de la banda sonora), Zander Schloss (bajista de los "Circle Jerks") y Dick Rude. La mayoría de ellos -especialmente Harris- hipersobreactuados (aunque tal vez también eso forme parte de la locura reinante buscada de modo expreso)
Ya comenté en su momento que llegué a ser muy fan de Alex Cox. Pero a medida que me hago vieja, y reviso sus películas, me percato de que era un cineasta bastante mediocre y no tiene nada que realmente merezca la pena. Es así. Me encantaban mucho esos delirios suyos, presentes en gran parte de su filmografía, pero me temo que nada más. Y "Walker (una historia verdadera") no va a modificar esa impresión, desde luego. Aún así, como rareza, como anomalía dentro del cine mainstream ochentoso, se deja ver.
Estamos ante un biopic sobre las hazañas de William Walker, el primer norteamericano que fue a Nicaragua por ahí 1850ypico y se auto impuso presidente a hostia pura. Una historia que en el año de producción de la peli, 1987, le iba como un guante al normalmente "radicalmente político" -y británico- Alex Cox para condenar la intervención de los USA en aquel mismo país. Lo asombroso del asunto es cómo logró que "Universal Pictures" le financiara semejante locura, la distribuyese y que el gran Ed Harris diera vida al protagonista. Encima, se piraron a Nicaragua a rodar, asegurando así cierta ayuda económica. Muy subversivo, diría alguien sesudo. Aunque no todo se limita al elemento político, también al creativo. La película comienza muy modosita, muy normal. Incluso prometedoramente. Pero a medida que avanza, y que Walker va metiendo mano a Nicaragua más y más, todo se torna delirante. Anárquico. Caótico. Incluso surrealista. Un poco como otra peli de Alex Cox que quiero revisar, "Directos al infierno". La diferencia es que aquella era más modesta y el riesgo menor. Con "Walker" el cineasta puso fin a su relación con los grandes estudios, los poderes fácticos de Hollywood. Hizo añicos toda posibilidad de ganarse el rol de filmmaker joven y arriesgado-dentro-de-un-orden.
Como decía, ese caos impide que haya una historia coherente y, por tanto, nos aburrimos. Pero a ratos despertamos gracias a arrebatos desquiciantes. Destacando los muchos anacronismos que, poco a poco, van poblando la peli. Revistas modernas, botellas de Cocacola, tabaco Marlboro, automóviles y más que no desvelaré. Pero esos son los "normales", prefiero centrarme en los otros. Entre mis favoritos están la escena en la que, mientras unos señores hablan de política, al fondo un niño toca un violín de manera infernalmente desafinada. Cuando los Nicaragüenses reciben a Walker con una pancarta en la que aparece mal escrito su nombre. El momento que unos mercenarios huyen de dinamita apunto de estallar, y lo hacen a cámara rápida, en plan slapstick. O, el rey de todos, William Walker arrancando un trozo de carne a un herido y ¡¡¡devorándolo con delectación!!!!. Obviamente, todo ello tiene su metáfora... pero a mi me la suda. Molan porque son instantes que rompen la monotonía... y de que manera.
Luego tenemos la inevitable influencia de Sam Peckinpah con esos tiroteos ultra-sangrantes (o, directamente, viendo como a uno le arrancan el brazo de cuajo), detalle con mucho sentido si consideramos que el guionista de "Walker" es el prestigioso Rudy Wurlitzer, quien curró en su momento con Peckinpah. Alex Cox se marca la machada de destacarlo en los créditos por encima de él. Aunque habría que ver si no era un modo de compensarle al haberse pasado su guion por el forro de los cojones. Porque lo parece.
Tal vez debamos alabar o culpar de toda esta locura al productor ejecutivo, Edward R. Pressman, un tipo acostumbrado a lidiar con proyectos un poco arriesgados, como hiciera en su momento con "El fantasma del paraíso", "Crimewave. (Ola de crímenes, ola de risas)", "Teniente Corrupto" o "American Psycho". No siempre se saldaba con éxito -como "Walker", mismamente- pero valía la pena vivir la aventura.
Hay muchos otros nombres la mar de interesantes. Ya saben que me pirra enumerarlos. En el reparto localizamos a Richard "La Cosa" Masur, Rene Auberjonois, Peter Boyle (tirándose sonoros cuescos), Marlee Matlin o Gerrit Graham. Mucho hispano ilustre: Alfonso Arau, Pedro Armendáriz Jr., Roberto López Espinoza, Blanca Guerra (la mamá diabólica de "Santa Sangre") y Miguel Sandoval. Y los habituales de Alex Cox: Sy Richardson, el músico punk Edward Tudor-Pole, mister Joe "The Clash" Strummer himself (autor también de la banda sonora), Zander Schloss (bajista de los "Circle Jerks") y Dick Rude. La mayoría de ellos -especialmente Harris- hipersobreactuados (aunque tal vez también eso forme parte de la locura reinante buscada de modo expreso)
Ya comenté en su momento que llegué a ser muy fan de Alex Cox. Pero a medida que me hago vieja, y reviso sus películas, me percato de que era un cineasta bastante mediocre y no tiene nada que realmente merezca la pena. Es así. Me encantaban mucho esos delirios suyos, presentes en gran parte de su filmografía, pero me temo que nada más. Y "Walker (una historia verdadera") no va a modificar esa impresión, desde luego. Aún así, como rareza, como anomalía dentro del cine mainstream ochentoso, se deja ver.
sábado, 24 de enero de 2015
MINUTOS MUSICALES
Me gusta el punk. Me gusta en todas sus variantes (el pop-punk, el hardcore, el garaje, el crust, aquel con ribetes metaleros...), pero no me considero parte del colectivo. Hace años lo intenté, o lo fui, sobre todo en terreno fanzinero. Sin embargo, me acabé hartando. Demasiados dogmas, demasiados rollos, demasiada pose, demasiado panfletismo. No thanx, me quedo con la música. Soy un mero consumidor externo. Estoy "only in it for the music" como criticaba, justamente, uno de los grupos que vienen a continuación (pista: "Extreme Noise Terror").
Hace un tiempo creé un apartado musical en este blog, pero no funcionó y lo cerré. Había fabricado una serie de vídeos con canciones que me molaban y que terminaron abandonados en una carpeta de mi disco duro.
Pues bien, ahora que ha pasado el tiempo, y que todo me la sopla bastante más, es la ocasión perfecta para rescatarlos y dejárselos aquí con el sano fin de que, si es de menester acorde a sus apetencias sonoras, puedan disfrutarlos.
Veamos qué tenemos....
Los "Angry Samoans" son un grupo de punk rock and roll muy apreciado por los aficionados, sin embargo su último lp (el último de verdad, antes de su poco lustrosa vuelta a finales de los 90) es el que peor fama tiene, "STP not LSD" (1988).
Curiosamente a mi es el que más me gusta y, justamente, esta canción es mi favorita, "Attack of the mushroom people".
Hace un tiempo creé un apartado musical en este blog, pero no funcionó y lo cerré. Había fabricado una serie de vídeos con canciones que me molaban y que terminaron abandonados en una carpeta de mi disco duro.
Pues bien, ahora que ha pasado el tiempo, y que todo me la sopla bastante más, es la ocasión perfecta para rescatarlos y dejárselos aquí con el sano fin de que, si es de menester acorde a sus apetencias sonoras, puedan disfrutarlos.
Veamos qué tenemos....
Los "Angry Samoans" son un grupo de punk rock and roll muy apreciado por los aficionados, sin embargo su último lp (el último de verdad, antes de su poco lustrosa vuelta a finales de los 90) es el que peor fama tiene, "STP not LSD" (1988).
Curiosamente a mi es el que más me gusta y, justamente, esta canción es mi favorita, "Attack of the mushroom people".
Ni soy demasiado fan de la llamada música "dis" (que consiste en fotocopiar a los famosos "Discharge"), ni me gustan especialmente los "D-Clone", grupo japonés del estilo que conocí en una época que me dio por investigar bandas cañeras de esos parajes. Sin embargo, quedé absolutamente prendado de este tema... por su intensidad, su sonido, su ruido y su brutalidad....
En cambio sí fui bastante seguidor, al menos durante una temporada, de los "Downliners Sect", grupo británico "beat" formado a inicios de los años 60 y que han seguido tocando, intermitentemente, hasta hoy. Aunque su primer lp me mola y tiene temas míticos, sentía especial simpatía por un disco que sacaron a finales de los 70 coincidiendo con el boom del punk y la "new wave" en las islas británicas, "Showbiz".
Concretamente es la última canción del pack, "Let´s Ride", con su imparable y contagiosa energía, la que más farruco me pone. Y suena tal que asín...........
Concretamente es la última canción del pack, "Let´s Ride", con su imparable y contagiosa energía, la que más farruco me pone. Y suena tal que asín...........
Hubo un tiempo en que anduve muy metido en el llamado "crust", una de las facciones más extremas surgidas del punk, o del hardcore... en fin, llámenlo como quieran. Y mi grupo preferido era, justamente, el más representativo de dicha tendencia, los "Extreme Noise Terror" (fascinante nombre), con sus dos características voces y su brutal brutalidad.
En 1995 sacaron su mejor disco, en el que se limitaban a regrabar y, según se mire, mejorar algunos de sus clásicos, "Retro-Bution" (pal legendario sello de metal cafre "Earache"), entre ellos el que es mi absoluto favorito, "Work for never". Esta versión actualizada dura unos cuantos segundos más que la original, pero para nada la estropean... más bien todo lo contrario.
En 1995 sacaron su mejor disco, en el que se limitaban a regrabar y, según se mire, mejorar algunos de sus clásicos, "Retro-Bution" (pal legendario sello de metal cafre "Earache"), entre ellos el que es mi absoluto favorito, "Work for never". Esta versión actualizada dura unos cuantos segundos más que la original, pero para nada la estropean... más bien todo lo contrario.
Si hubo un sello musical durante los 90 que me encandiló, ese fue "Crypt Records", a quien debemos la modernización del término "garaje", una actitud eminentemente festiva y desenfadada (sin panfletismos y con continuas puyas a bandas "mainstream") y, también, una estética fabulosa presente en todas sus ediciones. Sin mencionar grupos tan cojonudos como "New Bomb Turks" (en su primera época), "Gaunt", "Nine Pound Hammer", "Oblivians", "Thee Headcoats" o "Mighty Caesars" y, sí, el grupo más representativo del sello y su "savoir-faire", "The Raunch Hands", la perfecta simbiosis del término punk + rock, y aunque tienen un huevo de temas altamente disfrutables, este es el que me llevaría
a una casa de putas desierta:
(posdata: hace años traté in person con el que fuese su batera durante una temporada. Incluso le entrevisté pa un fanzine, pero la grabadora era una mierda y el material resultante resultó -valga de “redundancian”- inservible).
a una casa de putas desierta:
(posdata: hace años traté in person con el que fuese su batera durante una temporada. Incluso le entrevisté pa un fanzine, pero la grabadora era una mierda y el material resultante resultó -valga de “redundancian”- inservible).
Hubo otro tiempo en que me consideraba "straight edge"... ya saben, esa facción del punk y el hardcore que, en principio, se muestra contrario al consumo de drogas y alcohol. Hasta que presencié a un grupo de "straight edges" de línea dura en un concierto y, en fin, decidí "salirme del gueto”.
Pero me "llevé" a algunos grupos conmigo, como los garrulos de "Slapshot". Hoy me cansan con facilidad, por machacones y por sus discursos moralistas a hostia pura, pero algunos temas me siguen molando (de hecho, casi me atrevo a decir que el disco que más me gusta de ellos es uno altamente despreciado por sus fans más acérrimos, "Unconciousness"), como el que sigue.
Pero me "llevé" a algunos grupos conmigo, como los garrulos de "Slapshot". Hoy me cansan con facilidad, por machacones y por sus discursos moralistas a hostia pura, pero algunos temas me siguen molando (de hecho, casi me atrevo a decir que el disco que más me gusta de ellos es uno altamente despreciado por sus fans más acérrimos, "Unconciousness"), como el que sigue.
Y lo mejor pal final...
Si tuviese que quedarme con diez grupos punkos favoritos, tranquilamente los "Weirdos" estarían en las primeras posiciones (junto a los "Circle Jerks").
Muchas son las canciones que me molan de ellos... de hecho, puede que mi absoluta preferida sea "Solitary Confinement", presente en ese recomendabilísimo "Weird World Vol.1", pero resulta que "Terrain" es un tema que me pone mucho, mucho. Es de esos que cuando lo escuchas sientes cómo tu adrenalina despega y te entran ganas de saltar de la silla y ponerte a hacer la "air guitar" ahí todo flipao.
Así que, con todos ustedes..............
Si tuviese que quedarme con diez grupos punkos favoritos, tranquilamente los "Weirdos" estarían en las primeras posiciones (junto a los "Circle Jerks").
Muchas son las canciones que me molan de ellos... de hecho, puede que mi absoluta preferida sea "Solitary Confinement", presente en ese recomendabilísimo "Weird World Vol.1", pero resulta que "Terrain" es un tema que me pone mucho, mucho. Es de esos que cuando lo escuchas sientes cómo tu adrenalina despega y te entran ganas de saltar de la silla y ponerte a hacer la "air guitar" ahí todo flipao.
Así que, con todos ustedes..............
sábado, 29 de junio de 2024
PROFETAS DE LA CARRETERA
Corría primera mitad de los noventa. Ingenuamente interesado por el, en brevísimo sobreexplotado y desvirtuado, "cine independiente norteamericano", andaba muy enganchado a lecturas como la revista "Film Threat", directores del calibre de Alex Cox (que era inglés, sí, pero ya me comprenden) o Amos Poe y la siempre recurrente, cinematográficamente hablando, estética urbana y decadente transitada por perdedores errantes en busca de una oportunidad. Por eso mismo, el día que leí sobre "Profetas de la carretera" ("Roadside Prophets" 1992) en la mentada publicación, comencé a sentir tembleques. Escrita y dirigida por Abbe Wool, quien había sido pareja sentimental de Alex Cox y es co-autora del guion de la discutible "Sid & Nancy", protagonizada por John Doe (nombre real: John Nommensen Duchac, y anda que no suena bien), actor, cantante y guitarra + bajista de la seminal banda punk "angelina" "X", y, peliculeramente hablando, con toda la pinta de encajar en aquello que ansiaba consumir: Joe, motero de buen corazón, se hace amigo de otro, Dave, recién incorporado a su gris curre en una fábrica. Durante un visita al bar, este le habla de un casino maravilloso donde uno se hace rico y tiene acceso a tías estupendas, situado concretamente en el legendario Eldorado, así todo junto (lugar al que Richard Driscoll dedicó una película entera) Justo entonces, Dave muere electrocutado mientras juega a los marcianitos. A partir de ahí, Joe decide llevar sus cenizas hasta ese supuesto paraíso. Embarcarse en un viaje incierto para localizarlo. Naturalmente, ello desembocará en uno de los formatos predilectos por el cine "indie": la "road movie" de ambientación desértica, con inevitable tufo a "Easy Rider" y, sobre todo, "Paris, Texas", que en "Roadside Prophets" se ve referenciada al incluir al prota de aquella, Harry Dean Stanton, en la banda sonora.
Sin embargo, centrarse en esos datos sería quedarse muy corto. Porque hay mucho, mucho más. "Roadside Prophets" se deja ver, no diré lo contrario, pero al carecer de genuina trama -solo es una acumulación de escenas, en las que el protagonista va conociendo personajes peculiares y viviendo situaciones igualmente nada convencionales- termina siendo un poco coñazo. Esto lo sé ahora, que por fin he tenido oportunidad de verla, porque, aunque sí llegó a España, o nunca la localicé en mis vídeo-clubs (raro considerando que la distribuía MGM) o para entonces todo mi interés se había evaporado, cosa perfectamente posible.
Lo realmente divertido del visionado ha sido, pues eso, ir reconociendo nombres, caras, voces y demás. Un juego que, opino, a poco que sean ustedes unos cinéfilos medianamente curiosos, e interesados por cierta subcultura o contra-cultura a la que el film apela completamente, disfrutarán.
Pero comencemos por el principio, la directora y guionista Abbe Wool. Asumo que "Roadside Prophets" no funcionó ni medianamente, porque jamás retomó las tareas de dirección, limitándose a formar parte de los equipos técnicos en un porrón de títulos más que variados, hasta 2014. Luego desapareció.
El productor, Peter McCarthy, tampoco era manco. Debutó junto a Alex Cox en "Repo Man". Siguió con "No me grites que ya te veo" (vehículo para John Cusack y Tim Robbins en plan pareja cómica), "Voy a por ti" (la "célebre" parodia del "blaxploitation" cortesía de Keenen Ivory Wayans) y lo probó en la dirección. Suyas son "Floundering" (otra con pinta de encajar a la perfección en el molde noventero del cine "indie") o "Death & Taxes" (que puso fin a su carrera en el fatídico 2014). Aunque el ejemplo más raro lo tenemos con "Motín en el planeta prisión", neo-western futurista a mayor gloria de Michael Paré que, por una serie de conflictos varios, McCarthy se vio obligado a co-dirigir.
Justo, en esta última localizamos al director de fotografía de la reseñada, Tom Richmond, ejerciendo como tal. No sorprende que, igualmente, terminaría colaborando con Alex Cox... pero sí nos deja ojipláticos descubrir en su filmografía títulos del "calibre" de "Hard Rock Zombies", "Kill Bots" o "Amityville IV: La fuga del diablo". Un jefe.
"Roadside Prophets" pertenece al catálogo de "New Line Cinema", todavía interesados en apoyar un cine bastante más minoritario a pesar de llevar poco menos de una década petándolo gracias al fenómeno Freddy. Y si la "New Line" de los noventa andaba de por medio, también lo hacía su presidente Bob Shaye. Y quien dice Bob Shaye, dice Lin Shaye, hermana y actriz "nepotista" (hoy día popular por su recurrente rol en la saga "Insidious") que, pal caso, interpreta a una mujer sidosa casada con un hombre canceroso.
Más nombres curiosos: Timothy Leary, famoso defensor de las drogas alucinógenas (quien, graciosamente, se marca un discurso anti-drogas duras), David Carradine pegándose el gusto de cantarnos una canción propia (no olvidemos que darle al estribillo y las cuerdas era su otra gran pasión. Tal vez la primera), John Cusack como alocado revolucionario tuerto, Arlo Guthrie (hijo de famoso cantautor Woody Guthrie), un joven Don Cheadle, el eterno secundario Stephen Tobolowsky y Adam Horovitz, más conocido como uno de los "Beastie Boys" (bajo el nombre de Ad-Rock) Lo cierto es que co-protagoniza el film junto a John Doe en el rol de un chaval desquiciado que, básicamente, persigue al protagonista desesperado por encontrar a sus desaparecidos progenitores. Lo he relegado a este rincón por una cuestión de gustos personales: su personaje resulta de lo más cargante, irritante y agobioso. A mi juicio, uno de los aspectos más flojos del largometraje.
En un momento dado, la pareja aterriza en un pub donde un grupo "lounge" de lo más hortera ("Too Free Stooges") toca una canción romántica. Uno de sus componentes es el omnipresente Flea (de larga y lustrosa carrera musical y cinematográfica) Junto a él dos "crooners", encarnados por un par de personajes sumamente apetitosos. Dick Rude, uno de los más mejores amigos de Alex Cox, actor en sus primeras películas y co-guionista de "Directos al infierno" y Manny Chevrolet, una especie de showman / humorista de segunda. Se convirtió en habitual de la realizadora de video-clips y cortometrajes Modi, una pava surgida del punk que asistió a Penelope Spheeris en el rodaje de "The Decline of Western Civilization", "Los tachuelas" y "Hollywood Vice Squad", donde tenía un papelito junto a su padre, y actor secundario de carácter Ben Frank (pueden verlo también en "Yo soy la justicia") Esa faceta de actriz la continuó explotando para el SOV de culto "Dark Romances" y el célebre punk-film superochero "Lovedolls Superstar" de Dave Markey. Hizo buenas migas con Exene Cervenka, cantante de los mismos "X" donde pululaba John Doe (él y Exene eran pareja), pariendo a pachas el guion de "Bad Day", cortometraje rodado en super 8 a modo de western de espíritu cómico que contaba en el reparto con el mismo Doe y nada menos que Kevin Costner. Así, Modi debutaba como directora. Aunque seguidamente pasaría a centrarse en el videoclipismo, de vez en cuando volvía a las pequeñas ficciones -siempre currando bajo el nombre de su productora "Modivation"- Muchas de ellas vehículos de lucimiento para, justo, Manny Chevrolet (compartiendo plano con otro de los habituales de Modilandia, Henry Rollins) "Rosa Mi Amor" fue el que lo petó más, llevándose varios premios en sendos festivales. Tal vez alguno de ustedes recuerde el monográfico que el programa de "cultura alternativa" del segundo canal de TVE, "Metrópolis", le dedicó a la chica. Tras aquel pequeño subidón, Manny Chevrolet intentó pasarse a la política sin mucho éxito. Y Modi, viendo el aparente fin del negocio musical con la llegada de "Napster", se piró a Texas, fue mamá y abrió una tienda de temática "vintage". Dice que anda currando en una serie formato "streaming", así que no ha dejado del todo las cámaras. Curiosos, pueden visitar su página web.
Efectivamente, la reseña de "Roadside Prophets" era una excusa para hablar de ella.
Pero volvamos al film de Abbe Wool, en plan colofón.
Como ya supondrán a estas alturas, la música tiene un papel preponderante. Aparte de la presencia de los ya mentados Exene Cervenka y John Doe marcándose un par de canciones, localizamos a -inevitablemente- "Beastie Boys", Gary U.S. Bonds, "The Pogues" o "Pray for Rain" -encargándose de la fanfarria incidental-, estos dos últimos muy presentes en el cine de Alex Cox. Aunque, a mi gusto, la guinda la tenemos al final, con una copla bastante guapa canturreada por la reconocible voz rasposa de Keith Morris, vocalista de los míticos "Circle Jerks" -otros Coxistas convencidos- que, pal caso, se parapeta tras el nombre grupal de "Bug Lamp". No es el único "Jerk" que rula por la banda sonora, Zander Schloss, bajista de aquellos, también participa.
Sin embargo, centrarse en esos datos sería quedarse muy corto. Porque hay mucho, mucho más. "Roadside Prophets" se deja ver, no diré lo contrario, pero al carecer de genuina trama -solo es una acumulación de escenas, en las que el protagonista va conociendo personajes peculiares y viviendo situaciones igualmente nada convencionales- termina siendo un poco coñazo. Esto lo sé ahora, que por fin he tenido oportunidad de verla, porque, aunque sí llegó a España, o nunca la localicé en mis vídeo-clubs (raro considerando que la distribuía MGM) o para entonces todo mi interés se había evaporado, cosa perfectamente posible.
Lo realmente divertido del visionado ha sido, pues eso, ir reconociendo nombres, caras, voces y demás. Un juego que, opino, a poco que sean ustedes unos cinéfilos medianamente curiosos, e interesados por cierta subcultura o contra-cultura a la que el film apela completamente, disfrutarán.
Pero comencemos por el principio, la directora y guionista Abbe Wool. Asumo que "Roadside Prophets" no funcionó ni medianamente, porque jamás retomó las tareas de dirección, limitándose a formar parte de los equipos técnicos en un porrón de títulos más que variados, hasta 2014. Luego desapareció.
El productor, Peter McCarthy, tampoco era manco. Debutó junto a Alex Cox en "Repo Man". Siguió con "No me grites que ya te veo" (vehículo para John Cusack y Tim Robbins en plan pareja cómica), "Voy a por ti" (la "célebre" parodia del "blaxploitation" cortesía de Keenen Ivory Wayans) y lo probó en la dirección. Suyas son "Floundering" (otra con pinta de encajar a la perfección en el molde noventero del cine "indie") o "Death & Taxes" (que puso fin a su carrera en el fatídico 2014). Aunque el ejemplo más raro lo tenemos con "Motín en el planeta prisión", neo-western futurista a mayor gloria de Michael Paré que, por una serie de conflictos varios, McCarthy se vio obligado a co-dirigir.
Justo, en esta última localizamos al director de fotografía de la reseñada, Tom Richmond, ejerciendo como tal. No sorprende que, igualmente, terminaría colaborando con Alex Cox... pero sí nos deja ojipláticos descubrir en su filmografía títulos del "calibre" de "Hard Rock Zombies", "Kill Bots" o "Amityville IV: La fuga del diablo". Un jefe.
"Roadside Prophets" pertenece al catálogo de "New Line Cinema", todavía interesados en apoyar un cine bastante más minoritario a pesar de llevar poco menos de una década petándolo gracias al fenómeno Freddy. Y si la "New Line" de los noventa andaba de por medio, también lo hacía su presidente Bob Shaye. Y quien dice Bob Shaye, dice Lin Shaye, hermana y actriz "nepotista" (hoy día popular por su recurrente rol en la saga "Insidious") que, pal caso, interpreta a una mujer sidosa casada con un hombre canceroso.
Más nombres curiosos: Timothy Leary, famoso defensor de las drogas alucinógenas (quien, graciosamente, se marca un discurso anti-drogas duras), David Carradine pegándose el gusto de cantarnos una canción propia (no olvidemos que darle al estribillo y las cuerdas era su otra gran pasión. Tal vez la primera), John Cusack como alocado revolucionario tuerto, Arlo Guthrie (hijo de famoso cantautor Woody Guthrie), un joven Don Cheadle, el eterno secundario Stephen Tobolowsky y Adam Horovitz, más conocido como uno de los "Beastie Boys" (bajo el nombre de Ad-Rock) Lo cierto es que co-protagoniza el film junto a John Doe en el rol de un chaval desquiciado que, básicamente, persigue al protagonista desesperado por encontrar a sus desaparecidos progenitores. Lo he relegado a este rincón por una cuestión de gustos personales: su personaje resulta de lo más cargante, irritante y agobioso. A mi juicio, uno de los aspectos más flojos del largometraje.
En un momento dado, la pareja aterriza en un pub donde un grupo "lounge" de lo más hortera ("Too Free Stooges") toca una canción romántica. Uno de sus componentes es el omnipresente Flea (de larga y lustrosa carrera musical y cinematográfica) Junto a él dos "crooners", encarnados por un par de personajes sumamente apetitosos. Dick Rude, uno de los más mejores amigos de Alex Cox, actor en sus primeras películas y co-guionista de "Directos al infierno" y Manny Chevrolet, una especie de showman / humorista de segunda. Se convirtió en habitual de la realizadora de video-clips y cortometrajes Modi, una pava surgida del punk que asistió a Penelope Spheeris en el rodaje de "The Decline of Western Civilization", "Los tachuelas" y "Hollywood Vice Squad", donde tenía un papelito junto a su padre, y actor secundario de carácter Ben Frank (pueden verlo también en "Yo soy la justicia") Esa faceta de actriz la continuó explotando para el SOV de culto "Dark Romances" y el célebre punk-film superochero "Lovedolls Superstar" de Dave Markey. Hizo buenas migas con Exene Cervenka, cantante de los mismos "X" donde pululaba John Doe (él y Exene eran pareja), pariendo a pachas el guion de "Bad Day", cortometraje rodado en super 8 a modo de western de espíritu cómico que contaba en el reparto con el mismo Doe y nada menos que Kevin Costner. Así, Modi debutaba como directora. Aunque seguidamente pasaría a centrarse en el videoclipismo, de vez en cuando volvía a las pequeñas ficciones -siempre currando bajo el nombre de su productora "Modivation"- Muchas de ellas vehículos de lucimiento para, justo, Manny Chevrolet (compartiendo plano con otro de los habituales de Modilandia, Henry Rollins) "Rosa Mi Amor" fue el que lo petó más, llevándose varios premios en sendos festivales. Tal vez alguno de ustedes recuerde el monográfico que el programa de "cultura alternativa" del segundo canal de TVE, "Metrópolis", le dedicó a la chica. Tras aquel pequeño subidón, Manny Chevrolet intentó pasarse a la política sin mucho éxito. Y Modi, viendo el aparente fin del negocio musical con la llegada de "Napster", se piró a Texas, fue mamá y abrió una tienda de temática "vintage". Dice que anda currando en una serie formato "streaming", así que no ha dejado del todo las cámaras. Curiosos, pueden visitar su página web.
Efectivamente, la reseña de "Roadside Prophets" era una excusa para hablar de ella.
Pero volvamos al film de Abbe Wool, en plan colofón.
Como ya supondrán a estas alturas, la música tiene un papel preponderante. Aparte de la presencia de los ya mentados Exene Cervenka y John Doe marcándose un par de canciones, localizamos a -inevitablemente- "Beastie Boys", Gary U.S. Bonds, "The Pogues" o "Pray for Rain" -encargándose de la fanfarria incidental-, estos dos últimos muy presentes en el cine de Alex Cox. Aunque, a mi gusto, la guinda la tenemos al final, con una copla bastante guapa canturreada por la reconocible voz rasposa de Keith Morris, vocalista de los míticos "Circle Jerks" -otros Coxistas convencidos- que, pal caso, se parapeta tras el nombre grupal de "Bug Lamp". No es el único "Jerk" que rula por la banda sonora, Zander Schloss, bajista de aquellos, también participa.
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