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lunes, 7 de enero de 2013

DESEO DE MUERTE

Fue un amigo el que un día me preguntó si las novelas de Brian Garfield que habían inspirado la creación de la saga "Death Wish" existían en edición española. Nunca me lo había planteado, entre otras cosas porque aunque me encanta leer, no me gusta la novela, la ficción escrita, yo soy más de ensayos, artículos y biografías de gente interesante (que la hay!). Sin embargo, el tema era lo suficientemente atractivo como para investigar, y tras un viaje por Google, descubrí que en castellano no, o al menos no recientemente (recordemos que las obras de Garfield son setenteras), pero en catalán, sí. De hecho, "Death Wish" (que inspiró "El justiciero de la ciudad") y "Death Sentence" (secuela de aquella, pero no adaptada hasta la llegada de James Wan), conocieron versión catalana a inicios de los 90 en una colección que fue muy popular en mi tierra dedicada íntegramente a la novela policiaca. Animado, busqué por bibliotecas y, sí, di con ambas. Decidí superar mi inicial aversión por la literatura narrativa y leerlas (a lo que ayudaba mucho que no fueran un tocho), así de paso tal vez curaría mi incapacidad de concentración ante una página repleta de ficción escrita.
Naturalmente, una de las más notables motivaciones consistía en comparar las novelas con sus versiones cinematográficas. Especialmente la primera de ellas. Era ya un dato conocido (en parte gracias al estupendo libro "Bronson´s Loose!", que releí nada más acabar con las novelicas) que Brian Garfield no era nada amigo de lo que Michael Winner hiciera con Charles Bronson... y necesitaba conocer las razones. Bien, ahora ya puedo entender a ambas partes. "Death Wish", novela (aquí traducida literalmente como "Deseo de muerte" / "Desig de mort"), cuenta básicamente lo mismo que la peli, pero con algunas alteraciones, entre ellas el nombre del personaje, que mientras en la pantalla se llama Paul Kersey, en las novelas es Paul Benjamin.
Un tipo la mar de normal y pacífico se convierte en una máquina de aniquilar delincuentes callejeros cuando algunos de estos atacan a su mujer e hija, matando a la primera y dejando catatónica de por vida a la segunda, tras violarla brutalmente. Bien, en la novela el justiciero no es arquitecto, sino contable, y además, uno bastante bajito y fondón. La gran diferencia es que toda ella se desarrolla desde el interior de la cabeza del personaje, con un gran poso psicológico e introspectivo. Vivimos el miedo y la paranoia a través de los pensamientos de Paul Benjamin y, realmente, no comienza su cruzada hasta pasada la mitad de la historia. Otro aspecto bien diferenciado de su versión cinematográfica (y uno de los que más detesta Brian Garfield) es que en el libro no se nos narra el ataque a la mujer y la hija, cuando comienzas la lectura, estos sucesos YA han acaecido. Tiene sentido, puesto que todo lo que ocurre en "Deseo de muerte" es a través de la mirada de su protagonista, y es un hecho que él no fue testigo del asalto, ergo, únicamente le llegan la noticia y los datos a través de la policía. En la peli, Paul Kersey tampoco está ahí para ver cómo su mujer muere en manos de los malvados pinches, por lo que mostrarla con todo crudo detalle únicamente tiene un fin: influenciar en el espectador para que sienta simpatía por el justiciero, que no dude de sus violentos actos. Pues sí, algo de razón tiene el escritor, como también la tiene al opinar que Charles Bronson NO era el actor ideal para encarnar a Paul Benjamin. Caray, si el propio Bronson opinó lo mismo tras leer el guión y,  muy inteligentemente, recomendó a Dustin Hoffman.
Y es que el fin del "Death Wish" novelesco es ver cómo un tipo de lo más corriente, mundando y mediocre, incapaz de matar una mosca, se convierte en todo lo contrario cuando se deja llevar por sus deseos de venganza... de muerte. En ese sentido, un actor especializado en personajes grises hubiese sido más adecuado y efectivo (en un primer intento, el film lo iba a protagonizar Jack Lemmon bajo la batuta de Sidney Lumet... ¡interesante!), porque Charles Bronson tiene pinta de todo menos de contable pacífico. Aún así, que nadie se equivoque, soy un gran fan de la franquicia "Death Wish". Pero una cosa no quita la otra... comprendo las quejas de Brian Garfield y, sí, hubiese sido muy guapo ver un "Death Wish" más introspectivo y realista, solo por curiosidad. Con todo, la novela no es gran cosa, se hace algo monótona y no despierta ninguna clase de emoción.
Otras diferencias curiosas: La famosa escena del metro en la que Kersey se carga a unos quinquis, en la novela el tipo está a punto de hacerlo, pero finalmente les deja marchar. En la peli, Kersey viaja a Arizona donde le regalan una pistola que usará en su cacería callejera. En el libro, la pistola la compra y al menos aquí sí nos cuentan cómo esta logra pasar por el aeropuerto sin ser detectada. De hecho, lo que de verdad hace Benjamin cuando va allí, es follar. El policía Frank Ochoa en la peli tiene un papel muy destacado, en cambio, en el libro aparece solo de pasada. Benjamin es un poco más hijo de puta eligiendo sus blancos, entre los que encontramos chavales que únicamente roban televisores o tiran piedras al metro, en la peli Kersey únicamente dispara a aquellos que intentan atracarle usando también armas.
Como bien sabéis, "El justiciero de la ciudad" fue un super-hit, un auténtico fenómeno social, la gente iba en piña a las salas y coreaba al justiciero cada vez que mataba a un delincuente. La mayoría de las críticas atacaban al film por su "mensaje" y acusaban de irresponsables a sus autores. Brian Garfield, molesto y escandalizado por la locura desatada, decidió escribir su propia secuela desmitificadora... "Sentencia de muerte", pero de eso hablaré en una futura y no muy lejana reseña.

miércoles, 9 de enero de 2013

SENTENCIA DE MUERTE

Hace unos días hablaba de "Deseo de muerte", la novela que inspiró "El justiciero de la ciudad" y, de paso, la saga "Death Wish" al completo. Hoy toca hablar de la segunda entrega, formato libro, escrita también por Brian Garfield y que nada tiene que ver con el "Death Wish 2" película (o "Yo soy la justicia"). Tal y como comenté entonces, el mega-éxito del film de Bronson/Winner escandalizó a muchas mentes bien pensantes, entre ellas la del mismo autor de la novela, convencido de que el film tergiversaba la idea original de su obra. "El justiciero de la ciudad" glorifica la imagen del vigilante urbano, convirtiéndolo en un héroe, alguien que disfruta matando. Muy al contrario, "Deseo de muerte" nos explica cómo seguir la senda del justiciero no aporta nada bueno, agravando el problema. En esencia nos dice que no podemos combatir la violencia con más violencia. Bien, dado que los responsables de la peli se pasaron ese concepto por el forro de las pelotas (para nuestro mayor gozo), Garfield decidió optar por el lado contrario con "Sentencia de muerte", para lo cual en cierto modo adaptó las señas de identidad del film, su dependencia de ciertas fórmulas, olvidando así el tono introspectivo y más "intelectual" de la primera novela. Quizás el fin era parodiar la peli, o simplemente sermonear a los fans de "El justiciero de la ciudad" usando su propio lenguaje, para lo cual nos presenta a un Paul Benjamin que se traslada de ciudad (si no recuerdo mal, se larga a Chicago) y todas las noches sale de caza, matando a cuanto delincuente pilla por el camino. "Sentencia de muerte", sin ser la diversión personificada, tiene más acción que "Deseo de muerte", hay más tiroteos y menos rollo psicológico. Aún así, y por aquello de desmitificar la imagen de Paul Kersey, Benjamin termina disparando sobre gente que tampoco merece un castigo tan severo (es decir, equivocándose) y pariendo a un imitador.
La idea de un Paul Kersey/Benjamin obligado a cazar a su propio imitador que, en un alarde de inutilidad, dispara sobre personas inocentes, es cojonuda, y podría haber dado mucho de sí. Pero Garfield no sabe explotarla debidamente y deja escapar la oportunidad, limitando ello a las últimas páginas. De hecho, al escritor no parece que se le dé muy bien eso de adaptarse a una fórmula, y la verdad es que el libro apesta un poco a baratillo, como esos que venden en el quiosco y guardas en el bolsillo trasero. El final es previsible, tontorrón y facilón: Paul Benjamin decide abandonar su cruzada afectado por los remordimientos... sin embargo, ya es tarde, otro imitador más sale a las calles para seguir con la tradición.
Siempre creí que cuando hicieron "Death Wish 2" ignoraron la novela de Garfield por la imagen poco heróica que este otorgaba al vigilante, pero no, ahora creo que así lo hicieron sencillamente por mala. Años después, vino James Wan y decidió llevarla a la pantalla con Kevin Bacon de prota. Y aunque la peli está bastante bien, nada tiene que ver con el libro... de hecho, parece una excusa para, en realidad, adaptar "Deseo de muerte" sin tener que pagar derechos al productor que los tuviera.
A pesar de todo, cuando la "Cannon" decidió producir "Death Wish 4" o "Yo soy la justicia 2", se puso en contacto con Brian Garfield y le propuso que presentara un esbozo de posible guión y este, deseoso no de muerte sino de meterse un bocata en el estómago (algo muy respetable y lógico), aceptó... sin embargo, esta vez fue Charles Bronson el que rechazó su idea. Garfield asegura que era mucho mejor que "la basura habitual" pero, tras leer "Sentencia de muerte", permítanme que lo dude.
Y es que algo de retorcido habrá cuando, al comenzar a leer el libro, descubres que este está dedicado -sin cinismo que valga- al infame Roger Ebert, aquel crítico que en los 80 encabezó una encarnizada batalla contra el cine violento, con especial interés en borrar del mapa "slashers" y pelis de justicieros, siendo justamente la saga "Death Wish" el principal blanco de sus ataques (afortunadamente, no lo consiguió, y es que un crítico cuyos razonamientos no se deben a cuestiones cinematográficas, sino a aspectos morales y políticamente correctos, carece de todo valor y sentido).

sábado, 2 de junio de 2007

BRONSON´S LOOSE!

Ya lo he dicho alguna que otra vez, pero lo repito aquí. Me gustan mucho las películas de justicieros, es un subgénero que adoro desde muy chaval y, aún a día de hoy, me siguen resultando atractivas y, hasta en el mejor de los casos, me molan (como la más reciente adaptación de "El Castigador", aunque la anterior también me gustó lo suyo). Sin embargo, el cine de justicieros está muy mal visto, seguramente por lo que algunos dicen es su "discutible ideología", lo que es una chorrada porque, ante todo, estamos ante cine, entretenimiento, fantasía pura y dura, y los que se lo toman demasiado en serio, directamente son tontos del culo. Por ello mismo, el día que casualmente -ojeando un "Videowatchdog"- descubrí que habían editado un libro que repasaba de pe a pa la saga "Death Wish" protagonizada por Charles Bronson (algo así como la madre del cine de justicieros urbanos, si no tenemos en cuenta la obra maestea "Harry, el sucio" que, a fin de cuentas, hablaba de tipos con placa, no de "gente corriente") no dudé un puto segundo en comprarlo gracias a los servicios de Amazon.
Recuerdo haber leído previamente una reseña en la que se "criticaba" que el libro no se centrara en el inmenso fenómeno popular que resultó el primer "Death Wish" ("El justiciero de la ciudad") y dedicara "innecesarios" textos a sus más oscuras y mediocres continuaciones. Pues precisamente era esta parte, la dedicada a indagar en unos films de segunda que, por norma, jamás serían estudiados en ninguna publicación, lo que me resultaba más interesante.Otro elemento que lo hacía apetitoso era la procedencia del autor, Paul Talbot. Que un crítico especializado me escriba sobre cine de género, puede estar bien, pero que lo haga un tio que, además de escribir sobre cine fantástico para sendas publicaciones, haya dirigido tres películas de terror de serie Z (una de ellas distribuida por la infame Troma, la otra motivo de un extenso artículo en el mítico fanzine "Draculina", todas con Gunnar "Leatherface" Hansen en el reparto) es garantía de que estoy ante algo bueno.Y así es. "Bronson´s Loose!" resulta una lectura de lo más amena. Se trata de un libro bastante delgado y de aspecto fanzinero, pero no por ello iba a resultar peor, of course. Se lee rapidísimo, Talbot no pierde el tiempo y nos ofrece quilos de información en muy pocas líneas, inmortalizando anécdotas curiosas como cuando Bronson se quejó de que estaba demasiado viejo para su papel en "Death Wish 3" y Michael Winner, el dire, le dijo: "Charlie, se supone que tienes que acabar con una banda callejera entera, ¿cómo lo vas hacer pues?, ¿montando un puesto de perritos calientes envenenados?".
Cuánto más oscura es la película, más interesante el texto... mola especialmente cuando uno de los guionistas (el de la cuarta parte) cuenta íntegramente el argumento pensado inicialmente para el film y que finalmente fue desechado por los productores, y es una pena, porque hubiese sido un "Death Wish" de lo más original y divertido.
Lectura ideal para pasar un buen rato y culturizarse con lo que realmente importa.

jueves, 21 de febrero de 2008

JUSTICIEROS DE NUEVA ALCURNIA

Corren malos tiempos para los justicieros, o eso es lo que uno saca en conclusión tras ver los flojos resultados en taquilla de los dos ejemplos del subgénero más recientes que ha parido Hollywood, "La extraña que hay en ti" y "Death Sentence", esta última aún pendiente de estreno por estos lares. Es una pena, desde luego, y más para un fan de esa clase de películas como es el que firma, sin embargo, podemos consolarnos disfrutando de las dos producciones comentadas porque, y más en el caso de la segunda, se encargan de dejar el listón bastante arriba.
Me moría de ganas de ver "Death Sentence" desde que supe de su existencia. El director de "Saw" y de la más que disfrutable "Dead Silence", dando órdenes a un actor por el que siento especial afecto, Kevin Bacon. Pero antes, tocaba ver el título que la precedió, en el que nada menos que Jodie Foster se encarga de emular a Charles Bronson en sus correrías nocturnas, y todo ello orquestado por un cineasta al que jamás te esperarías tras un film de semejante temática, Neil Jordan.
Curiosamente, "La extraña que hay en ti" está mucho más cercana al espíritu Bronsiano y, específicamente, a "El justiciero de la ciudad" (la primera) que "Death Sentence". Mientras esta segunda gira en torno a la batalla sin cuartel entre la víctima y los asesinos de su imprescindible ser querido, en "La extraña...", aunque también figura ese motivador (obligado en el subgénero), el abanico se amplía. Como "Paul Kersey" en "Death Wish", Jodie Foster acribilla a maleantes anónimos que han tenido la desgracia de cruzarse en su camino. De hecho, el film hace gala de una secuencia de ajusticiamiento en el metro absolutamente idéntica a otra de la peli madre y que, a su vez, se inspira en el hecho real que dio pie a la novela, su posterior adaptación a la gran pantalla y al desarrollo, crecimiento, degeneración y asentamiento de un tipo de cine generalmente muy criticado y denostado por aquellos sopla pollas que van de progres y no hacen otra cosa que mirarse al ombligo sin entender nada de nada. Ni siquiera, a estas alturas, "La extraña que hay en ti" se libró de las predecibles acusaciones de fascistoide, a pesar de que Jordan y la prota se esfuerzan en no caer en el terreno propio del "exploitation" y adornar su propuesta con más profundidad y humanidad de la que uno podría esperar ante semejante empresa (eso hizo que, por otro lado, les llovieran críticas de hipocresía, y se citaban como mucho más honestas en su planteamiento las desventuras del Bronson más macarra). Irónicamente, la peli que más prestigio se supone que tiene, o debe tener, por el caché de sus responsables, es la más radical y extrema en su planteamiento ideológico.
Por su lado, "Death Sentence", se muestra como un vibrante thriller, oscuro, tenso, violento y estupendísimo, que merecía mucha más suerte a la hora de acumular billetes verdes. Es la mejor peli de James Wan, y el amigo Bacon está soberbio en su descenso a la locura y desesperación. Sus reacciones ante los primeros actos violentos que acomete son mucho más creíbles y realistas que los de la Foster. Como decía, "Death Sentence", argumentalmente delimita la acción a unos personajes específicos, la banda que asesina al hijo de Bacon y éste, un buen padre aburguesado que, poco a poco, se va transformando en una máquina de matar nihilista y a la que no le importa otra cosa que la venganza. Digamos que arranca como "El justiciero de la ciudad" y lentamente va mutando a un "Taxi Driver", hasta el clímax final, muy deudor del de la peli de Martin Scorsese, sobre todo en su gráfica (muy gráfica) y arrebatadora ultra-violencia.
La "ideología del vigilante" queda más velada que en "La extraña que hay en ti" en el momento en el que Bacon no decide acabar con la chusma de las calles, si no que se centra única y exclusivamente en aquellos que le han agredido a él y su familia. Es, en esencia, una cinta de acción, aunque con un contundente baño dramático.
Un detalle que, extrañamente, parece haber pasado inadvertido a la mayoría de críticos y cronistas (sobre todo Españoles, cómo no), es que "Death Sentence" está basada en una novela de Brian Garfield, es decir, el autor de "Death Wish", el libro que lo empezó todo. El mismo Garfield, nada contento con la adaptación que de su novela había hecho Michael Winner exaltando la violencia y el juego de la venganza como algo "bueno", decidió escribir su propia secuela a "Death Wish" con una intención muy clara: Demostrar que el papel del justiciero no tiene nada de heroico. Naturalmente, en pleno apogeo del Bronson más carnicero, nadie quiso llevar esa segunda epopeya a la pantalla conscientes de que estaban ante un planteamiento más negativo de lo habitual en el tipo de películas que, por entonces, reinaban en la taquilla. Quizás todo eso explique por qué, a pesar de su baño de sangre y de ese Kevin Bacon transformado los últimos 25 minutos en un especie de "Punisher", en esencia "Death Sentence" no hace un retrato favorable de la imagen del vigilante. El film nos muestra que la violencia solo lleva a más violencia, y que actuando de la manera que lo hace el protagonista de la función, únicamente lograremos agrandar la herida y convertirnos en exactamente aquello contra lo que luchamos. No por nada, Garfield tuvo muy buenas palabras con respecto a la peli.
Resumiendo, que “Death Sentence” está de puta madre.

lunes, 2 de abril de 2018

EL JUSTICIERO

Una breve sinopsis y entramos en materia: A un medico honrado, un buen día, le entran unos delincuentes en casa con la intención de robar y en el periplo acaban asesinando a su mujer y dejando parapléjica a su hija. Como la policía no hace lo suficiente, este médico decide armarse y buscar a los asesinos de su familia, mientras por el camino se lleva por delante a tantos delincuentes como se encuentra.
 Desde luego, en unos años en los que es tendencia el remakear todo lo remakeable, con según que  películas, el material a rehacer es su principal aval, pero también, su principal lastre. Una película como “El Justiciero” tiene que pelear con la sombra de la película en la que se basa, “El justiciero de la ciudad” de Michael Winner, y además, tiene que salir airosa en el intento. Es injusto, pero es lo que sucede. Las hordas de fans van a mirar con lupa cualquier movimiento en falso y se van a tirar a la yugular del director, cuando no, directamente, su trabajo va a consistir en destruir esa obra (en sentido figurado).
Sin embargo,  cuando yo era jovencito y vi por primera vez “La Cosa” de John Carpenter —por poner un ejemplo—, la vi virgen. Quiero decir, que no tenía ni pajolera idea de que se trataba de un remake de “El enigma de otro mundo”, un pequeño clásico de la serie B más añeja. Sin embargo, a la película se la atacó por los mismos motivos que se ataca hoy cualquier remake de una película con notable fandom. Lo de siempre.
Ahora, nostalgias y fanatismos a parte, imagino que las nuevas generaciones no tendrán ni pajolera idea de que “El Justiciero” está remakeando un clásico de los 70… ¿Qué opinión tendrán ellos, que llegan vírgenes a la justicia impartida por Paul Kersey? Me gustará saberlo.
Por otro lado, yo soy un fan incondicional de la saga de “Death Wish”, me flipan esas películas, y marcan momentos de mi vida inolvidables, por lo que la nueva  versión de Eli Roth, con Bruce Willis como Kersey, de primeras lo tenía complicado conmigo. La sombra de Charles Bronson es alargada. Y decidí ir al cine a verla intentando juzgarla desde cero, como si las películas de Bronson no existieran. No pude hacerlo. Comparé de principio a final.  Y obviamente, esta nueva versión, si la comparamos con “El Justiciero de la ciudad” sale perdiendo. ¡Ojo! sale perdiendo, sí, pero en absoluto es una mala película. De hecho es muy buena. Incluso, sería mejor que algunas de las secuelas de la saga madre, sin lugar a dudas.
Entonces, aunque parezca mentira, “El Justiciero” consigue mantener el listón de “Death Wish” bastante arriba. No se ha suavizado la formula, no elude los clichés, es consciente del material que está tratando, y lo moderniza sin dejar sus discutibles valores morales a un lado, quiero decir, que si Paul Kersey se supone que es un personaje amoral porque se toma la justicia por su mano, aquí, Willis supera a Bronson en amoralidad y hasta se permite una escena de tortura, cosa que el Kersey original no hacía. Y me parece estupendo.
Por otro lado, Bruce Willis no me cuadraba a mí en este papel.  No me gustaba de hecho. Hasta que le veo las arrugas y como afronta el personaje. Primordial es que Bruce Willis se despoja de su carisma. No es una peli de Bruce Willis, es una peli del justiciero. Además ya es demasiado viejo, ya no es un héroe de acción, por lo que resulta de lo más creible como Kersey.  Y no es un personaje especialmente simpático, es un pijo, un tontolapolla. Lo hace tan bien… le vemos tan desvalido al principio de la película… rápidamente me ganó.
Entonces, tenemos buenas escenas de acción, macarrismo, frases lapidarias tan en desuso, pero sin abusar, y un Paul Kersey que mola. ¿Qué resulta?  Entretenida de cojones. Estupenda.
Por otro lado, entra el factor Eli Roth. Mucha gente hecha pestes de él, sus películas no acaban de cuajar en el fandom. A mí sin embargo, me gusta Eli Roth, me gusta “El infierno verde” y me gusta “Toc, Toc” y ese tono que le da a sus películas como de serie B de lujo. Me gusta su estilo, me gusta su última etapa, y su cadencia. En ese sentido, “El justiciero” es puro Eli Roth. Ha cogido el material, le ha dado un limpiado de cara y ha puesto al personaje en su universo, por lo cual, la película se torna bastante violenta y gore. Y algo que es de agradecer; en manos de Roth, todo este material corría el peligro de resultar paródico. No lo es. Impregna todo de una seriedad que le viene muy bien a una película de justicieros que en pleno 2018 puede pecar de desfasada. Todo en sus dosis justas y de la mejor manera. De hecho, Roth se tomó el proyecto en serio. Incluso, pasó jornadas junto a la policía de Chicago con el fin de empaparse del ambiente policial al cual era completamente ajeno.
Claro, haters, a Roth y al remake, no le han faltado. He leído de todo. Las opiniones, pues ya se sabe. Es más, las críticas han sido espantosas en la prensa yankie, además de influir el hecho de que se estrenó tan solo unos días después del tiroteo en el instituto de Stoneman Douglas. Ya saben como son los americanos para estas cosas.
Por otro lado diré que me hace mucha gracia el cambio de profesión de Paul Kersey con respecto a las  de Bronson; aquí es médico ¡Como en el exploitation de Paul NaschyLa noche del ejecutor”! obviamente, eso es producto de la casualidad, pero no sería raro que Roth conociera la película de Jacinto Molina. Me gusta fantasear con que ha tomado ese detalle prestado.
Otras licencias, para nada molestas, son el hermano que le encaloman a Paul Kersey, que la película transcurre en Chicago (como en alguna de las novelas en las que se basa todo este pifostio) y no en Nueva York,  o la sustitución de otro de los personajes míticos de las películas originales,  el teniente Frank Ochoa interpretado por Vincent Gardenia,  que aquí pasa a llamarse Kevin Raines, y tiene una acompañante femenina. Vincent D’Onofrio sería el hermano de Kersey, y Dean Norris y Kimberly Elise, la pareja de policías que investiga el caso del justiciero.
Como esposa de Kersey, tenemos a Elisabeth Sue, que está muy bien. Lástima que esté ahí solo para morir.
Muchas vueltas dio el proyecto desde el día que Silvester Stallone se pondría con él hasta que este parecía que iba a ser cosa de Joe Carnahan —quién escribiría finalmente el guion, y que, dicen, que aunque así aparece acreditado en el film, no hay ni una sola página de su guion que permanezca en la película, al ser este rescrito por Roth y otros guionistas— hasta acabar en manos de Eli Roth, quien finalmente lo llevó a buen puerto. Sin duda, me gusta más lo que he visto que la idea inicial de Stallone, en la que quería que Kersey fuera un policía que jamás había tocado un arma, y me gusta más Bruce Willis que Stallone, o cualquiera de los que aspiraban al papel  (desde Will Smith a Brad Pitt) siendo el favorito de la crítica Lian Nelson, el actor que lo iba a interpretar en la versión de Carnahan, y del que dicen que hubiera sido el actor adecuado. Joe Carnahan, de hecho, se salió de la película cuando la producción decidió sustituirlo por Bruce Willis. Me sigo quedando con Willis.
Distribuida por la siempre en mala racha Metro Goldwin Meyer, en España se encarga de hacerlo la Filmax, que hacía tiempo que no daba señales de vida. Y como anécdota al respecto, decir que en el poster promocional, ponen una franja roja en el lado superior en el que asegura que ha tenido “Más de 30.000.000 de recaudación”, como si eso fuera un mega taquillazo… ese es su presupuesto. Mientras escribo esto, ya ha superado los 40 millones, pero a duras penas ha recuperado la inversión y se puede hablar de fracaso de taquilla.
En definitiva, no sabía muy bien con qué me iba a encontrar y lo que me encontró me dejó satisfecho, no solo en lo referente a la saga de “Death Wish”, sino también en lo concerniente al cine de acción, que hace años que no me motiva lo que veo. “El Justiciero”, sí.

jueves, 24 de septiembre de 2009

LA CENTINELA

Consecuencia directa del "boom" sobre cine satánico producido en los USA por ahí mediados / finales de los 70 (con "El Exorcista" como detonador y "La Profecía" como mimado hijo bastardo), "La Centinela" me dio auténticas pesadillas de chaval a causa de sus numerosas secuencias de inquietante y extraño surrealismo truculento. El director no es otro que Michael Winner (basándose en una novela de Jeffrey Konvitz), responsable de los tres primeros films de la saga "Death Wish", y cuenta con un reparto considerable, que se extiende incluso a papeles minúsculos, ahí va la lista (en orden imdbiano): Chris Sarandon, Martin Balsam, John Carradine, José Ferrer, Ava Gardner, Arthur Kennedy, Burgess Meredith, Sylvia Miles, Deborah Raffin, Eli Wallach, Christopher Walken, la sexy Beverly D'Angelo (futura esposa ficticia de Chevy Chase en las pelis de la chiflada familia americana, y que protagoniza una escena de onanismo muy potente), Tom Berenger (en un rol tamaño ladilla), Jeff Goldblum (que ya había currado para Winner en "Death Wish" haciendo de violador y con el que tenía muy buena relación) y ¡Richard Dreyfuss de extra!. La verdadera prota de la función, la sosita Cristina Raines, terminaría con sus escuetos huesos en la caja tonta. De los efectos visuales y maquillajes se responsabilizan dos grandes, Albert Withlock (quien había colaborado en pelis de Hitchcock) y Dick Smith, respectivamente.
Una modelo y su novio buscan piso. Encuentran uno amplio, de aspecto algo gótico, pero a precio de ganga. Tras instalarse (ella sola, es una chica muy de los 70) conoce a los vecinos, que son una panda de tipos y tipas raro/as. Encima, por la noche, escucha ensordecedores estruendos en el piso de arriba. Enfadada, va a reclamar a la dueña del lugar y esta le dice que flipa, pues salvo un siniestro cura ciego asomado día y noche a la ventana del ático, hace años que nadie más habita allí.
La premisa es tan interesante como suena, y el film está plagado de pequeños momentos francamente efectivos, sobre todo cuando la moza, de madrugada, solana y linterna en mano, sube al piso ruidoso y se encuentra con una sorpresa escalofriante. A ratos Winner pierde el pedal y se pasa de rollo efectista, pero para un fan del cine de terror de bajo viente como yo, ya mola. Atención al desenlace, con la enfermiza intervención de auténticos fenómenos de feria, de aspecto turbador, sí, pero poco dotados para la interpretación.
Con todo, un pequeño film muy estimable que el propio Winner intentó remakear hace poco, sin conseguirlo.

miércoles, 22 de julio de 2015

LOS FOTOCROMOS (Y LA CARATULA DEL VHS) DE “YO SOY LA JUSTICIA 2”

Con el cariño que tenemos en este blog a las películas de la saga que encasilló e hizo inmortal a Charlie Bronson (sí amantes del cine clásico, jódanse porque así es), en su rol del justiciero “Paul Kersey”, agrupadas y compiladas todas ellas bajo el título común de “Death Wish”, ya comenzaba a resultar catastrófico que aún no hubiésemos colado fotocromos de ninguna de ellas. Hasta hoy.
La afortunada ha sido “Death Wish 4: The crackdown”, que en España se tituló “Yo soy la justicia 2” por cosas de esas de nuestros distribuidores retardados, y que Víctor explicó muy bien en su respectiva y necesaria reseña (en realidad no lo hizo, pero era un buen modo de introducirla… la reseña, digo). A mí personalmente me parece una peli muy simpática, sencilla y entretenida. Me cae bien… aunque curiosamente en ella “Kersey” deje de ser un solitario vengador callejero para convertirse en un sicario, lo que no es tan “romántico”, pero… ¿qué más dará mientras acribille, reviente, envenene y mutile a los pillastres?.
La banda sonora mola también, así como el cartel que ilustró el gran Sciotti en su momento… claro que no es ese el que llegó a nuestros hogares vía la inevitable “Izaro-Cannon” y que poseo con orgullo en mis estantes (junto a las tres primeras… la quinta o la veo mu barata, o paso) y que, costumbre obliga, se la dejo tras los fotocromos pa hacer el pastel más completito (y presumir, ¡sí!).
Estos, cómo no, son cortesía pura y dura del “Paul Kersey” de Sitges himself, Alex Gardés.














jueves, 12 de septiembre de 2013

VENGANZA DESNUDA

Carla Harris es una auténtica desgraciada. Actriz sin demasiado éxito locamente enamorada de su -acaudalado- maridito, una temible noche ve cómo, intentando defender a una dama, este es asesinado por un vicioso violador. Lógicamente afectada no solo por lo sucedido, sino también porque parece que la policía no va a lograr detener al culpable, se larga a su pueblo natal, a vivir una temporada con los padres. Da la puta casualidad que el mentado emplazamiento está un 90% habitado por hombres sexualmente insatisfechos y más salidos que un mono un Sábado por la noche y en menos de 24 horas recibe varias proposiciones indecentes. Naturalmente, Carla rechaza todas y cada una de ellas, e incluso va a la oficina del sheriff a denunciar los hechos, pero se la toman a pitorreo. Esa misma noche todos los machos a los que la mujer ha herido en su orgullo acuden a su casa y la agreden sexualmente. Desafortunadamente papá y mamá se presentan en plena vorágine y, claro, terminan acribillados a balazos por la pandilla que, para redondear, se ventilan a uno de los suyos, el único con remordimientos que trataba de escapar y, de paso, le cargan con la culpa. Carla ha sobrevivido y es internada en estado de shock en el hospital del pueblo. Claro que está fingiendo, y escapará dispuesta a vengarse del modo más crudo posible.
Aunque en la caratula del estupendo VHS editado por "Lightning Video" se cite a "Death Wish" como influencia (otorgándole el equivocado título español de "Yo soy la justicia", cuando este pertenecía como sabéis a "Death Wish 2"), en realidad "Venganza Desnuda" ("Naked Vengeance" en v.o., nada que objetar) debe infinitamente más a la absurdamente sobrevalorada "La violencia del sexo" (es decir, "I spit on your grave", con la que comparte muchas ideas, destacando una castración con cuchillo bajo el agua), incluso a "Perros de paja", antes que a las desventuras de "Paul Kersey". Sin embargo, y a pesar de su indiscutible mentalidad "exploitation", sorprende que, mientras en cuestiones de violencia la puta peli apunta alto (siempre dentro de lo razonable, tenemos coches aplastando entrepiernas, tipos metidos en máquinas de picar hielo o cuchillos clavados en primerísimo primer plano... aunque tampoco nada retorcidamente gráfico), en cuestiones sexuales es bastante mojigata. De hecho, a pesar de que inevitablemente entre de lleno en el grupo de las llamadas "rape & revenge" (violación y venganza), de forcejeo carnal hay mas bien poco... por no decir que no lo hay. No es que lo lamente, of course, pero me pareció curioso y más siendo un producto del año 1985 (claro que el hecho de que fuese distribuida por "Metro Goldwyn Meyer" podría aclarar el enigma). Básicamente la venganza no viene tanto motivada por el "rape" como por el asesinato de los padres de la víctima.
Sea como fuere hay que reconocerle un mérito al film... uno que, a la larga, casi se vuelve en su contra: no da tiempo a que nos aburramos, algo a lo que contribuyen los escasos 80 minutos que dura. ¿Y en qué es ello perjudicial?, en que todo pasa TAN rápido ante nuestros ojos que, básicamente, cuesta mucho creérnoslo. Vamos, que no dan tiempo a que lo hechos se sucedan con lógica. Los malos se encaprichan de la moza nomás verla (aspecto este también algo difícil de digerir si tenemos en cuenta que tampoco es que sea un bellezón, hablando claro), deciden atacarla pasados únicamente un par de días y a causa de un rechazo de lo más tontorrón... no hay ninguna posibilidad de crear vínculos con ningún personaje, bueno o malo, todos son clichés que llevan su sello identificatorio estampado en la frente y actuarán según el rol que les pertoca sin plantearse dudas ni nada por el estilo. ¿Es eso malo?, no, para nada, pero claro, contribuye a que a ratos "Venganza desnuda" resulte involuntariamente cómica, a pesar de su supuesta -que no- escabrosa trama. Es tal la velocidad, que los personajes se olvidan de las cosas fácilmente, como cuando el jefe del grupo de agresores esputa: "¡Borrad las huellas!", todos afirman, pero nadie lo hace y simplemente se largan de allí sin borrar nada de nada. En fin.
Chorradas aparte, como decía la peli se aguanta bien y entretiene dentro de lo razonable, pa ser lo que es y de quién es... ¿cómo que de quién?, ¡¡Cirio H. Santiago!!, el rey del "exploitation" Filipino-Americano de los 80 que tantos subproductos firmó para Roger Corman, sobre todo pseudo-"Rambos" y, of course, pseudo-"Mad Maxes 2", destacando ese mítico "Stryker", estrenado "Mad Max 3" en España (en el póster el nombre del director fue abreviado a Cirio H. Santiag, sin la o, por aquello de descastellanizarlo). Un jefe, un mito entrañable.
"Venganza desnuda" se puede disfrutar perfectamente con la actitud correcta... o incorrecta, según se mire.

viernes, 18 de marzo de 2011

HARRY BROWN

Un anciano jubilado y viudo pierde la paciencia definitivamente tras ver como los gamberros del barrio matan a su único amigo. Es entonces cuando recupera lo aprendido durante la guerra y decide aplicarlo para hacer justicia.
Con semejante argumento, siendo yo como soy un devoto del cine de justicieros, y teniendo a Michael Caine, al gran Michael Caine, de prota, estaba cantado que esta peli tenía que verla. De entrada y tras conocer el argumento, uno piensa que esto podría haber sido "Death Wish 6" de no estar muerto Charles Bronson. También podríamos ser un poco cabroncetes y decir que, en esencia, es un remake no oficial de "Death Wish 3" (¡risas per favore!). Pero claro, hay algo que -de entrada- nos echa para atrás: su procedencia Británica. ¡UPS!, los ingleses no son muy dados al cine de justicieros, y teniendo en cuenta lo petado que está aquello de aspirantes a putos Ken Loach dando la vara con el rollo de las diferencias de clases y el paro, todo apuntaba a que "Harry Brown" iba a ser más como "Dead Man´s Shoes", es decir, una peli de justicieros "respetable" pero salpicada de un tono ultra-realista, casi-social e incluso -y no es el caso de "Dead Man´s Shoes"- algo crítico con la idea del que se toma la justicia por su mano. Afortunadamente, la respuesta es no.
Tras verla ayer noche puedo asegurarles que "Harry Brown" tiene los suficientes alicientes para poder ser etiquetada de producto de género. Michael Caine, estupendo como siempre, tiene sus momentos de puro lucimiento, hay violencia (lástima que la sangre sea digital), los malos pagan, los buenos ganan y, en definitiva, esto es puro "thriller" sin moralina ni sermones. Vamos, que no se condena al justiciero, algo que siempre me ha molado.
Qué duda cabe que la secuencia que marca la diferencia es aquella en la que Caine acude a unos yonquis/traficantes en busca de armas. Todo el tono realista se pierde, y la cosa adquiere unos aires de sordidez y de maravilloso efectismo que te hacen desplegar una amplia sonrisa. En todo momento deseas que el abuelo imponga su ley a sangre y fuego, y como ocurría en los casos de Charles Bronson o Clint Eastwood, cuando lo logra te dan ganas de vitorearle. De hecho, yo lo hice. ¿Algo que criticar?, el primer asesinato que comete es un tanto asá... pero se perdona.
Y ya que hablamos de Eastwood, viene que ni pintado añadir -y tal y como comentaba el amigo Aratz en privado- que "Harry Brown" podría compararse perfectamente a la estupenda "Gran Torino". No en cuanto a intenciones y resultado (la de Caine es incluso más violenta y sangrante), pero sí en cuanto a tono.
Entretenida y recomendable.

sábado, 2 de junio de 2007

EL JUSTICIERO DE LA NOCHE (DEATH WISH 3)

Se trata de la tercera entrega de la saga del justiciero, y después de la primera, seguramente la más popular de todas ellas, ya que la Cannon (que ya metió mano en la segunda) se emperró en adaptar el film al tono reinante de entonces gracias a films como "Rambo", "Desaparecido en combate" o "Invasión USA", por poco que ello le pegara a las correrías del bueno de Paul Kersey. Sin embargo el resultado, lejos lejísimos del nivel de sus predecesoras, resultó todo un éxito y con el tiempo se ha granjeado una reputación de culto. Y es que "El justiciero de la noche" no es, para nada, una película normal. Recordaba perfectamente que en mis años mozos la tenía en un pedestal, era mi favorita de la saga "Death Wish" y estaba especialmente fascinado con todo el tramo final, lo veía una y otra vez. De hecho, incluso me molaba la banda sonora de Jimmy Page, de la que tanto se ha rajado en círculos especializados. Por eso tenía unas ganas inmensas de revisarla y os puedo asegurar que no fue ninguna decepción.
Lo primero que sorprende de "El justiciero de la noche" es su ritmo, acelerado, endiablado, todo ocurre a gran, gran velocidad, a lo que contribuye la ágil, fresca y nada encorsetada dirección de Michael Winner, así como el frenético montaje y esos zooms tan setenteros (a pesar de ser una producción inconfundiblemente ochentera!!). La mejor palabra para definir esta peli es DELIRANTE, no hay nada de verosímil en ella... lo que no deja de ser curioso, puesto que el crudo realismo es lo que hizo famosas las dos primeras entregas, sobre todo la peli-madre. Este especie de surrealismo ya es destacado por Paul Talbot en su libro (y Rick Sullivan en su fanzine "The Gore Gazette"), algo que indudablemente la hacía enemiga jurada de los críticos antes de estrenarse y que, al mismo tiempo, con los años le ha dado este estatus tan especial que posee.
De entrada ya es imposible creerse a Bronson como héroe de la función, está muy viejo. Podría pasar por un justiciero silencioso que se mueve por los oscuros callejones de New York, pero no cuela como el pseudo-Rambo que es (al menos en esta entrega). Otro elemento poco creíble (¿poco?, ¡¡NADA!!), es el cutre-romance que se inventan para él... está claro que la chavala la meten ahí con calzador, de modo muy forzado, con el único fin de cargársela y motivar a Kersey a masacrar a todo dios (y eso que a esas alturas de la peli está más que motivado), lo que ya resulta ridículo, pues un par de polvos y una llamada no creo que puedan crear una unión sentimental TAN fuerte como para que Bronson sienta lástima por la moza y decida requetevengarse (que además, es muchísimo más joven que él, y se encapricha del abuelo de un modo tontísimo y sin sentido alguno).
Pero quitando ese par de cosas (o, ¡que coño!, gracias a ellas), "El justiciero de la noche" resulta un divertimento fabuloso, super-entretenido y muy gozable... aunque sea a costa de risas no intencionadas (pero muy respetuosas y llenas de cariño). La peli es como un gran e inmenso tebeo barato, todo son estereotipos, cliches ultra-básicos y en general el tono de caricatura es sumamente remarcado. Desde ese barrio ultra-chungo a los malos de la función, con exagerados y aparatosos uniformes de "tribu urbana", tipos sin sentimientos, nacidos para hacer el mal, destruir y matar aunque no venga a cuento. Y hablando de matar, resulta curioso que el que más gente mata aquí sea el bueno de la historia... porque una cosa es que Charlie dispare sobre los asesinos de su hija, y otra es que lo haga del modo más frío sobre dos pobres gilipuertas que le están intentando robar el coche (por otro lado, una de las mejores secuencias de la película), o a otro únicamente por pisparle la cámara de fotos (y además nada de pistolitas, Kersey utiliza un pistolón de cuidado... otro elemento muy propio del cine de acción de esa década).
Sin embargo, es el final donde "El justiciero de la noche" toca el cielo. Una extensa mini-guerra entre bandas callejeras y vecinos enfurecidos que incluso matan a escobazos, repleta de explosiones, disparos, peleas... todo ello coreografiado de modo poco natural, pero que te hace saltar de la butaca y gritar cada vez que Kersey se come a balazos a alguno de los malos. Suerte tiene el abuelo de que estos tengan tan mala puntería, y de su super-chaleco anti-balas... destaca especialmente un momento en el que, para matar a dos pillastres, se sitúa cómodamente, apunta y dispara. En ese lápsus de tiempo, los malandrines no han parado de disparar sobre el super-justiciero y no le han alcanzado ni una vez, incluso la frustración se refleja en sus rostros. Mítico donde los haya.
El fin de fiesta no podría ser mejor: El jefe de la banda fenece de un cañonazo propiciado por un señor bazooka que Charlie guardaba pacientemente junto a la mesita del teléfono. Luego pilla los trastos, se va y créditos finales. Así, sin más, pim-pam, sin perder el tiempo, sin florituras... absolutamente brillante.
Recuerdo que en una ocasión, y con motivo de un programa-debate muy serio de la tele dedicado a los justicieros, echaron "El justiciero de la noche" como película-ilustradora... y cuando acabó, uno de los invitados dijo de ella que parecía un documental sobre la entonces de actualidad guerra del Golfo. Cuánta razón tenía el tipo... sin embargo, lo bien que me lo pasé yo aquella noche!!!.

martes, 28 de junio de 2016

ASH VS. EVIL DEAD

Entramos en terreno peliagudo. Los habituales de este blog sabéis de mi amor por el clásico de Sam Raimi, la original. Todo lo demás, bueno, lo puedo mirar con simpatía, me puede gustar, etc… pero nada llega al nivel de la primera y, en el fondo, me mosquea un poco cómo la han desvirtuado con lo que vino después. Y claro, de entrada, una serie de televisión basada en “Posesión Infernal” daba mucho mucho miedito. Esto me lo dicen de chaval, cuando acababa de verla y alucinar con ella y, en fin, me da un ataque de risa que me dura hasta hoy. Pero los tiempos han cambiado y pensé que, tal vez, no estaría tan mal. Así que me agencié el primer capítulo. Lo vi aceptando desde buen principio su obvia condición de semi-comedia (ya sabéis lo que opino al respecto), de verdadera continuación de “El ejército de las tinieblas” antes que las dos precedentes y, en fin, pasé un buen rato en el trayecto. Así que no dije “nain” al segundo capítulo, solo que esta vez mi reacción fue menos positiva. Me resultó previsible y aburrido. Esquemáticamente parecido al primero, y pensé “Buf, si esto va a ser toda la serie, que cada nueva entrega sea la llegada de "Ash" a un escenario concreto, muerte truculenta de un poseído, y vuelta a la carretera, vamos mal”. Así que, honestamente, decidí no continuar.
Con el tiempo y una caña, me llegaron imágenes de "Ash vs. Evil Dead" en las que salía de nuevo la cabaña del bosque, lo que despertó un poco al fan que hay en mi ya que, después de todo, es la esencia de la franquicia y nunca me convenció mucho que sacaran a "Ash" de ella. Si volvían a tan emblemático lugar, tal vez valdría la pena darle otra oportunidad. Así que recurro a un amigo para que se descargue material a partir del episodio tres. Y lo hace. Y me los manda. Y la veo. Y resulta que el tres es mejor que el dos. Y cuatro que el tres. Poco a poco deja de resultar previsible. Además, aumenta el elemento terror y se mantiene el truculento, mezclando CGI con efectos "old school". Y encima, se sacan un monstruo de la manga requetechulo (“Eligos”). Oye, pues si hasta me está gustando y todo.
En este justo instante puedo decir que ya he visto entera la primera temporada y que, a pesar de las apariencias, la cosa se ha resuelto muy positivamente. Vamos, que sí, que me ha gustado "Ash vs. Evil Dead". Y es que, cojones, eso de que los últimos tres capítulos se desarrollen en la cabaña, y además de rebajar un pelo el tono cómico y aumentar el bizarro, vaya tirando de pequeños guiños a las pelis precedentes, con alusiones directas de toda clase (desde ideas que son retomadas a imágenes de los dos primeros "Evil Dead" perfectamente insertadas), pues ¿qué quieren que les diga?, inevitablemente apela al gilipollas romántico y nostálgico que hay en mí. Y me lo pasé teta.
¿Lo que precede a ese material?, pues también está bien. Unos capítulos son mejores que otros, algunos son mero relleno que aportan bien poco, hay ideas y efectos de CGI discutibles (¡¡ese terrible esqueleto surgido de las llamas!!) y el personaje al que da vida Lucy Lawless que, bueno, sí, está bien, pero apesta un poco (sobre todo a nepotismo, que para algo es Doña Tapert). Pero también hay secuencias muy potentes, como la masacre en el restaurante y, ¡qué carajo!, unas pocas dosis de incorrección política, que tampoco vienen mal. Se cargan algunos niños y el personaje de Bruce Campbell es realmente un cretino insufrible. Pero es quien es, y lo perdonas (¡sobre todo cuando en un diálogo echa pestes de "El Padrino" y alaba "Death Wish"!).
Otro detalle inesperadamente potente es la selección musical, realmente lograda, muy adecuada y coherente con el tono de la serie. Destaca la aparición del grupo pre-punk "Death", por el tema, por donde lo colocan y porque, bueno, molan mucho.
Lo dicho, que la serie está guapa. Los fans de la franquicia de "Evil Dead" (incluyo aquí las tres pelis, los tebeos, el merchandising, etc), con todos sus altibajos y cambios de tono, babearán desde el primer capítulo. Los otros, los que son un poco más puñeteros y consideran que como la primera, ninguna, tendrán que intentar dejar esas manías en la puerta antes de darle al "play" porque, si lo hacen, encontrarán no pocos momentos de gozo espiritual.
La pregunta del millón es, ¿ahora que ya han jugado la carta de la cabaña en el bosque?, ¿cuál será el gancho de la segunda temporada?. Mmmmmh, no sé. Supongo que, simplemente, habrá que verla. Y sí, pienso hacerlo.

martes, 19 de mayo de 2009

EL SILENCIO DE LOS BORREGOS

El universo está repleto de enigmas, preguntas sin respuesta y grandes dudas. Pero, probablemente, la mayor de todas ellas, aquella que tortura a grandes y pequeños, sea esta: ¿Cómo es posible que un actor/director Italiano de tercera división lograra que los americanos le respaldaran en un proyecto nacido para morir y, encima, contara con la participación de algunos actores de bastante prestigio?. No hay solución para tal misterio, aunque uno puede hacerse una leve idea cuando entre los créditos descubre a Julie Corman (la señora de Rogelio) como productora. Ello no aclara, no obstante, la presencia de John Carpenter y Joe Dante en el mismo plano e interpretando un chiste barato de lo más zafio y tópico.
“El silencio de los borregos” mezcla los argumentos de “El silencio de los corderos” y “Psicosis” y puede integrarse tranquilamente en el “spoof”, pero línea chusquera, es decir, acumulación por acumulación de chistes, el 95% de ellos muy malos, y un leve 5% bastante simpáticos (“¿Le puedo ser franco?”, “Ah! Pensaba que usted se llamaba Joe!”) y mezclado al mismo tiempo con una concepción muy italiana de la comedia, donde prima redundar los gags, insistir en ellos hasta que pierden la gracia o explicarlos cuando uno ya los ha pillado a la primera. Que el prota se llame Jo Dee Foster (¡!), que Martin Balsam recupere su papel del detective de “Psicosis” y se haga llamar… ¡Martin Balsam! o que un tipo sea acuchillado en la ducha por el mismo Alfred Hitchcock es lo que yo digo humor barato de patio de colegio.
Ezio Greggio co-protagoniza, guioniza, dirige y produce ejecutivamente (¡guau!) esta mega-astracanada de peli que, por exceso, acaba resultando hasta entretenida, aunque te pases media proyección diciendo aquello de “¡Joder, que malo!”. Pero dejémonos de moñadas, vamos a por lo que realmente impresiona, que es su reparto de protagonistas, secundarios y cameos (siguiendo el orden de imdb, of course): Billy Zane, cuando aún no estaba tan acabado, Dom De Luise (interpretando a la parodia de “Hannibal Lecter” con el original nombre de “Dr.Animal Cannibal Pizza” ¿¿??), Joanna Pacula, el mentado Martin Balsam (que, como John Hurt en “Spaceballs”-“Alien” recrea la escena de su muerte en “Psicosis” precedido por un “¡Oh no! ¡Otra vez!”), Stuart Pankin (rostro habitual de orden segundón, muy típico de comedias americanas), John Astin (el que fuera progenitor de la “Familia Addams” en la pequeña pantalla durante los años 60 que, lógico, recrea aquí muchos tics relacionados con dichos personajes), Bubba Smith (Hightower en la saga “Loca academia de policía”, de esta también podemos ver a Lance Kinsey, es decir, el teniente Proctor), Rip Taylor, Shelley Winters, Nedra Volz (la abuela cegata de “Locademia de conductores”, interpretando básicamente al mismo personaje), Henry Silva (al que no vi por ningún lado), John Roarke (el doble de George Bush padre, que ya lo parodiara en "Agárralo como puedas 2 1/2"), Tony Cox (el enano negro habitual en las "Epic, Date o Disaster Movies"), Irwin Keyes (rostro imborrable del cine "exploitation" más auténtico por sus inconfundibles facciones de mongo, lo hemos visto en montones de pelis, "El Exterminador", "Viernes 13", "Death Wish 4" o, más recientemente, "La casa de los 1000 cadáveres"), Eddie Deezen (cómico de tercera habitual en el cine de Fred Olen Ray), Rudy De Luca (mano derecha de Mel Brooks, interpretando al mismo personaje, 30 años después, que encarnara en "Máxima Ansiedad") y un montón más que seguramente se me escapan. Completan la jugada los cameos de John Landis, Mel Brooks (cómo no, es obvia la admiración que Greggio siente por este al incluir a varios de sus habituales. La jugada le salió bien, ya que el judío contaría con el Italiano para sus siguientes películas) y los citados Carpenter y Dante.
"El silencio de los corderos" y "Psicosis" aparte, también tenemos referencias directas a "Instinto Básico", "Star Wars" o "Desafío Total". La voz en off que va narrando, así como algún gag muy puntual, son copia directa y total de los "Agárralo como puedas". Lo mismo podemos decir con el baile de falsas identidades en el desenlace, que recuerda excesivamente a "Un cadáver a los postres".
Lo dicho, sigo sin comprender la existencia de esta película (rodada además con medios más que potables), sigo preguntándome qué pensarían los actores yankis (y los técnicos) mientras la iban realizando... aún así, aunque solo sea como mera rareza, como un accidente de la meca del cine... bien merece que le echéis un vistazo... igual incluso os reís un rato y todo, ¿quien sabe?.

viernes, 28 de abril de 2023

VACACIONES PUNKY

Un disparate insípido y aburrido que, a priori, llama la atención por esa propuesta en el aire sobre punks de vacaciones. Por supuesto la película se agarra al estereotipo punk del cine de explotación de los 80 y lo que nos presenta es un híbrido de punk entre lo post-apocalíptico y los que se cargaba Charles Bronson en la saga de “Death Wish”. Huelga decir que son los malos de la función y, además, como dice uno de los personajes, también son comunistas. Es tal la caricatura que se nos muestra que, de no ser porque es americana, “Vacaciones Punky” bien podría ser una entrega más de la saga mexicana de “Intrepidos Punks”, solo que la que nos ocupa no es ni la mitad de demencial y divertida que cualquiera de estas. Esto es más parecido a un telefilm setentero de tercera categoría ambientado en la América redneck que a cualquier otra cosa.
El artefacto va de unos punks que se meten en un restaurante y uno de ellos se lía a hostias con una máquina expendedora. El dueño del local le increpa por ello y, en consecuencia, el punk le dispara a sangre fría, causándole la muerte. De este modo, las fuerzas vivas de la localidad donde esto ha sucedido, tomaran las armas para acabar con estos punks que, mientras, se han adentrado en el desierto y tomado como rehén a la hija del dueño del restaurante. Comienza así el festival de diálogos tontos y disparos que suenan, pero no se ven.
Mala hasta rabiar, “Vacaciones Punky” es la consecuencia de confiar la dirección de una película de bajo presupuesto a un novato recién licenciado en el American Film Institute que no se había puesto tras las cámaras más que en algún ejercicio de prácticas. Le salió esta infamia y, comenzado el rodaje en 1984, paralizado hasta 1987 por falta de pasta y finalmente estrenada en vídeo en 1990, decidió firmarla bajo el seudónimo de Stanley Lewis. Por supuesto, el tal Lewis no se le han vuelto a acreditar más películas tras esta, pero, quien se esconde tras el seudónimo, a día de hoy es un misterio.
Por lo demás no hay nada en “Vacaciones Punky” que destaque o invite a ser consumida. Es la negación absoluta, el suplicio hecho celuloide. Solo un plano detrás de otro sin mucho orden ni concierto. No hay humor involuntario, la acción es sosa e insípida y las interpretaciones comedidas. Bienvenidos a la nada más absoluta.
De todas formas a los americanos les gusta preservar todo y, siendo “Vacaciones Punky” una película que no cuenta precisamente con un fandom enfervorecido como otros títulos de similar calaña, no hace mucho fue rescatada por Vinegard Syndrome para una edición en Blu Ray de lujo cargada de extras.
“Punk Vacation” en nuestro país no cuenta con edición física alguna ni en VHS ni DVD, se estrenó directamente en televisión en algún canal autonómico donde fue bautizada con el título que ilustra la reseña y que nos cuela en el mismo ese alegre “punky” que es como se le llamaba aquí a los punks en los 80 y 90, al menos a aquellos del calimocho, el rollo político y los pies negros; los “punkys”. 

lunes, 5 de enero de 2009

FREAKSHOW

Seamos francos, amigos. Esta película es insufrible. Vamos, que no hay por donde pillarla. Sin embargo, y a pesar de que me juré a mi mismo no reseñar films de los que únicamente pudiera decir mierda, por esta vez me saltaré tal norma pues uno de sus responsables es un personaje no carente de interés.
"Freakshow" es una peli de episodios, de historias. Gunnar Hansen, el que fuera el "Leatherface" de la obra original de Tobe Hooper, interpreta al maestro de ceremonias de una feria ambulante de monstruos y cuenta a un chaval el origen de todas y cada una de sus criaturas (por cierto, lo que luce entre las manos Mister Hansen en el cartel no es su polla, sino un feo bastón). Le sigue Veronica Carlson, con un pasado más que lustroso en el terror gótico setentero. Algunos episodios son cortitos, y otros eternos. Cuatro en total.
El resultado es tremendamente soso, insaboro, tosco, acartonado, amateur en el peor sentido de la palabra (ya saben que el amateurismo puede ser maravilloso, cuando es entendido y explotado con gracejo por sus responsables... cuando intenta ser ocultado, como aquí, la cosa se tuerce), los actores son terribles y los efectos especiales tremendamente chuscos (ojo al bebé monstruoso, para partirse el ojal).
Tras toda esta infamia se esconden Paul Talbot y William Cooke. Este par de pazguatos venían de rodar "Campfire Tales", exactamente lo mismo que "Freakshow" y con idéntico "actor famoso" encabezando el cartel. Recuerdo haber leído sobre ella en la revista "Draculina" y esencialmente se trataba de una producción ultra-indie de resultados, por lo visto, muy parecidos al film aquí tratado. Tras éste, Talbot se lo montó en solitario con "Hellblock 13", oootra peli de episodios, oootra vez con Hansen y en esta ocasión con la Troma por medio distribuyendo. Después, quizás consciente de que lo suyo en esto del séptimo arte no acababa de rular, se puso a escribir un libro, un interesante estudio dedicado a explorar por entero la saga Bronsiana de "Death Wish", y si quieren conocer más detalles, repasen la reseña que en su momento escribí al respecto.
Y es que claro, cuesta mucho echar por la borda una peli cuando su director es un confeso fan no sólo del género del horror, sino también de otras prácticas tan deliciosas como el vigilantismo callejero de línea videoclubera... pero, oiga, las cosas como son... "Freakshow" es un tostón de tres pares de cojones!!!.

martes, 12 de octubre de 2010

DAVID THE ROCK NELSON, ED WOOD OF 21ST CENTURY

Ayer me vi entero este documental de reciente factura, gracias a mi compañero Víctor. Y también los extras. Por la noche he soñado con David "The Rock" Nelson. Tiene delito.
El tipo siempre me ha parecido interesante, fascinante si quieren, pero ayer tuve sobredosis de The Rock. Y suerte que dejé el largometraje que incluye el pack para otro día, porque si no, me hubiese dado un soponcio.
Ex-marine, ex-boxeador y ex-predicador callejero, Nelson no es un tipo corriente. Gran amante del cine de monstruos (y de "Harry, el sucio", la saga "Death Wish" y las pelis de James Bond... odia/detesta el gore, el horror y todo lo que esté pensado para dar asco y mal rollo), desde inicios de los 90 se ha aficionado a grabar sus propias epopeyas en formato vídeo haciendo gala de un estilo muy particular. Digamos que no tiene ni puta idea de cine, pero eso no lo impide llevar adelante sus sueños (lo que está muy bien!!). Cámara en trípode, se sitúa delante disfrazado de monstruo o de lo que sea, y graba largos y absurdos monólogos. Otras veces, se pone un guante y recorre festivales atacando a los famosillos que por ahí pululan, para luego exclamar "¡Bill Hinzman, el primer zombie de la historia del cine, sale en mi película!". No hace falta decir que estas obras son eternas, duran horas y horas y que Nelson, como "outsider" que es, hace casi vanguardismo sin proponérselo. La negacion técnica, las obviedades (material propio de video casero, su pobre madre enfrentándose a una mosca de goma gigante...) y todo lo que para muchos sería la antítesis del cine, aquí se convierte en un sello muy personal y francamente alucinante. Claro que estamos con lo de siempre, los fans de Nelson se ríen de él, y yo no sé hasta que punto él es consciente. Que sí, que el hombre no anda muy fino de la testa.
Teniendo todo eso en cuenta, este documental dedicado a su persona me ha resultado muy decepcionante. No aprovecha el material del que dispone. Los que lo han hecho no se puede decir que se lo hayan currado mucho. Han enfocado a Nelson con su cámara y han dicho "Habla!!". Y si algo le mola a The Rock es parlotear. Puede comenzar haciéndolo de peras y terminar en el hombre yendo a Marte o el calentamiento global. No tiene fin.
En este vídeo el amigo David nos cuenta mil cosas, su faceta como marine, en el boxeo, predicando la palabra de Jesús, de cómo hizo de extra en "Atrapado en el tiempo", el suicidio de su hermano, la vez que casi le disparan por negarse a chupar una polla, o cuando estuvo en Granada, Spain, gozando de nuestras putas. Ataca a sus detractores y echa pestes de "Hostel" o "La matanza de Texas". Y habla, y habla, y habla....... y no para de hacerlo.
Yo me esperaba algo más dinámico, con entrevistas a fans o famosillos, más extractos de sus pelis, más referencias... no se... pero comerse 60 minutos de David "The Rock" Nelson paliqueando es agotador. Incluso puedes llegar a cogerle un poco de tirria. Flaco favor le han hecho los perpetradores de este documento.

sábado, 22 de marzo de 2025

STONEY, EL FRÍO

No solemos ser tan oportunos, pero el cruel destino ha obrado en nuestro favor. Tenía el siguiente tocho programado para dentro de dos semanas.... y justo me entero del fallecimiento de Wings Hauser, legendario astro del cine barato y prota absoluto del film en cuestión. Es por ello que he decidido adelantar su publicación a modo de tributo. Descanse pues en paz, caballero.
Dice asín...
En la reseña de "Police Force" acusaba al productor, mister todoterreno Sandy Howard, de haberme engañado con otra de sus películas previas, "Stoney, el frío", vendiendo -por título- una falsa epopeya justiciera "a lá Harry Callahan". Luego, en -precisamente- frío, lo consideré un poco injusto por mi parte, ya que la "estafa" fue cosa de los distribuidores españoles (el único país donde se tiró de tal estratagema) quienes optaron por ese bautismo troleante, cuando en realidad la película fue estrenada en USA como "Deadly Force", un rato molón (claro que traducido suena más genérico, "Fuerza Mortal"). Sin embargo, me informo -es decir, visito Imdb- y descubro que el film SÍ nació con la intención de arrancar una nueva franquicia de vigilante repartiendo tiros, citándose muy claramente "Harry, el sucio" y "Death Wish" como inspiración (así lo de "Deadly Force" cobra más sentido. Un título al que le pega mucho una posible numeración continua, "Deadly Force 2", "Deadly Force 3"... ¿a que sí?). Desconcertante, muy desconcertante, porque una vez consumida por segunda vez -cortesía de mi querido "consiguietor" Enorm- tras la inevitable y mentada decepción juvenil, no veo paralelismos por ningún lado. La cuestión es que Sandy Howard quedó impresionadísimo con el carisma y talento desplegado por Wings Hauser en su colaboración anterior, "La jauría del vicio", donde hacía de villano ultra-cabrón, y decidió fabricarle un vehículo de lucimiento, con el protagonista -esta vez un héroe- totalmente diseñado para él. No obstante, Hauser desenmascaró su limitado registro interpretándolo casi como si fuese otro villano -o eso dicen los que saben-, de ahí la imposibilidad de conectar con su condición supuestamente heróica y, de rebote, con el público. El inevitable fracaso resultante puso fin a la intención "franquiciadora" y a las colaboraciones entre productor y actor. A saber el mal rollo que generaría todo ello.
No obstante, según mi teoría -la de los que saben poco-, el descalabro no solo es cosa del amigo Wings. La película, toda ella, carece de elementos medianamente llamativos. Tal vez el enfrentamiento final entre el héroe y su némesis resulte algo más interesante, ni que sea por la inhabitual cantidad de estopa que recibe el primero. Pero, en general, abunda el muermo. Falta acción, falta violencia, falta sordidez, falta de todo. Podría pasar como semi entretenimiento de tarde de domingo, consumido mientras miras el móvil o piensas en tus mierdas, pero nada más. No deja ninguna clase de poso y Hauser da vida a un tipo demasiado normal como para resplandecer en el rol de justiciero. Es sociable, simpático, enseña el culo, está enamorado de su mujer a la que ama (fuerza un polvete reconciliador) y, en fin, no hay mucho de duro, frío y despiadado en él. Tampoco nadie se venga aquí, lo que rebaja totalmente la posible adrenalina que ello provocaría en nosotros, ilusos consumidores, y eso incluye la poco gustosa muerte del malo... uno que se supone sorpresa, pero ves venir desde lejos y sobradamente. Al parecer, el director, Paul Aaron (a quien debemos films como el "Fuerza 7" con Chuck Norris, la comedia "Maxie" con Glenn Close o -en funciones únicamente de productor- "El alucinante viaje de Bill y Ted"), aseguraba a los medios del momento que había evitado rodar "la típica peli de polis matando a diestro siniestro". Considerando ello, casi podríamos señalarle a él como total y absoluto culpable. Eso es justo lo que tendría que haber sido "Stoney, el frío".
Hay un maníaco suelto en la ciudad que elige sus víctimas a boleo. Ha asesinado a una jovenzuela cuyo abuelo pide ayuda a su amigo Stoney Cooper para que averigüe algo. Este, detective de profesión -fue expulsado de la policía, no dicen por qué razón, pero suponemos que será cosa de métodos expeditivos... ¿no es siempre así?-, se dedicará a resolver el entuerto, recuperar a su ex y, de paso, enfrentarse a viejos enemigos.
Inevitablemente, y siendo una película del año 1983, localizamos unos cuantos nombres curiosos. En cuestiones de reparto, destacan Paul "El precio del poder" Shenar, Al "El padrino parte III" Ruscio, Lincoln "Fortaleza Infernal" Kilpatrick -ambos de extensísima y sorprendente carrera-, la Estelle Getty de "Las chicas de oro" (haciendo gala ya de ese desparpajo que, en su vejez, la catapultaría hacia lo más alto), Aaron Norris -hermano de Chuck, es decir, enchufado- como policía y el bueno de Ned Eisenberg en plan ratero callejero, lo reconocerás como chico malo / víctima en "La Quema", pandillero en "El Exterminador", soldado israelí en "Ultimatum" y aficionado a la ultra-violencia en "Locademia de conductores". ¡¡Carrerón!!.
El caso de la "partenaire" de Hauser es un poco atípico. Joyce Ingalls venía de interpretar a una prostituta en "La cocina del infierno" de / con Stallone. Por lo visto, en la época el famoso actor y ella fueron pareja, o follamigos (me pregunto si cuando Estelle Getty y Sly coincidieron años después en "¡Alto! o mi madre dispara", cuchichearían al respecto). Tras "Stoney, el frío", Ingalls se lió con movidas beatas. A causa de ello, dejó la interpretación, que no retomó hasta 1998 con "Arma Letal 4". Eso sí, en un rol de enfermera, casi como extra. Debió satisfacerla más bien poco porque ya no reincidió. En 2015 abandonó esta dimensión.
En los efectos de maquillaje un clásico, Mark Shostrom, de más que lustrosa trayectoria. Aquí no es que le dejen lucirse mucho, pero cumple.
Y, ya concluyendo, en tareas de guion tenemos a un "mostro" del "exploitation" como era Robert Vincent O´Neil, padre de la saga "Angel". A Barry Schneider, responsable del libreto de "Ruby", del de la comedia "Apáñatelas como puedas" y de dos para Mark Lester, "Roller Boogie" y nada menos que "Curso 1984". Vale la pena señalar que en esta no figura acreditado, siendo el reputado Tom Holland quien se lleva la medalla. He buscado información (es decir, he vuelto a mirar a fondo Imdb), pero sin suerte. Aunque para misterios, el tercer guionista de "Stoney, el frío" (¡¡tres personas pa escribir esto!! tiene delito) Ken Barnett. Posee un único segundo crédito como guionista, otro producto Sandy Howard titulado "Las aventuras de Hambone". Lo llamativo es que, justo Ken Barnett, fue el nombre elegido por Freddie Francis y Ken Wiederhorn para ocultar sus respectivas (ir)responsabilidades con respecto a la fallidísima "Torre de cristal", recuerden, aquella de terror rodada en Barcelona el año 1987 usando como escenario exterior la Torre Trade. Aquí pueden leer al respecto. Ya, ya, seguramente haya unos cuantos Ken Barnett pululando por los USA, pero la coincidencia tiene su coña y la duda no se disipa del todo al descubrir que "Torre de cristal" venía producida por el amigo Sandy Howard..... ¡¿hein?!.

miércoles, 31 de marzo de 2010

LA VENGANZA DE LOS PUNKS

Los diabólicos punks de "Intrépidos Punks" vuelven, esta vez dirigidos por un más efectivo Damián Acosta Esparza ("El violador infernal"), en una secuela en la que deciden vengarse del policía que se metía con ellos, masacrando a toda su familia durante una celebración. Al poli no se lo cargan ya que, según "Tarzán", líder de los punks, “Debe seguir vivo para maldecir este día por los restos”. Por supuesto, el policía dimite del cuerpo con intención de ajusticiar como dios manda a todos los miembros de la banda de maléficos punks.
Lo cierto es que debería haberse titulado “La venganza del Paul Kersey Mexicano”, puesto que, en realidad, lo que nos encontramos aquí es un descarado plagio de cualquiera de los "Death Wish". De hecho, Fidel Abrego, el actor que da vida al policía justiciero es un clon de Charles Bronson, buscado además aposta. Es igualito, bigotillo fino, cara de estreñido e incluso han procurado que el vestuario sea similar a los modelitos que lucía Charlie en su maravillosa saga.
Así pues, se intercalan las ya clásicas secuencias en las que los punks violan y hacen de la violencia su bandera, con otras en las que este Bronson de pacotilla da cuenta de manera creativa de todos estos energúmenos. Incluso se saca de la manga 
un lanzallamas  (¿mangoneo a "El Exterminador"?).
El resultado es mejor que el de su predecesora, pero desciende el nivel de sangre y violencia y se echa de menos una carismática canción punk que acompañe las fechorías de estos.
Del reparto original solo queda "Tarzán", interpretado por un tal “El fantasma” que intuyo se trata de algún luchador de "wrestling". Lo que sí es cierto es que, aparte de estas dos entregas de los punks, no volvió a aparecer en más pelis.
Está majilla.

lunes, 3 de agosto de 2009

BRONSON

Extraño y apestosamente “Kubrickiano” film que narra las peripecias del preso más conocido de Reino Unido, Charles Bronson. Ustedes dirán ¿cómo que Charles Bronson?, y yo les diré que el tipo se llamaba de otra manera, pero tal era su ego que decidió cambiarse el nombre por el de una estrella de cine. Al principio pensó en Charlton Heston, aunque su devoción por la saga "Death Wish" le hizo cambiar de idea.
Estamos ante una película de "arte y ensayo y hostias", que además homenajea el cine de género y que, encima, es un biopic. Una rara avis de factura Inglesa en co-producción con otros países, entre ellos Dinamarca, de donde sale el director, Nicolas Winding Refn, y protagonismo de Tom Hardy.
Un buen día, un tipo entra a robar en una oficina de correos y se lía a puñetazos con todo el mundo. Le detienen -llevándose los respectivos policías una somanta de palos en el trasiego- y termina en la cárcel. Allí se siente como en casa. De hecho, considera su celda una suite de hotel, y se pasa el día apalizando a funcionarios y carceleros. Es constantemente cambiado de prisión hasta que, por su inclinación hacia la violencia extrema y sin razón, le dan por loco y es ingresado en el manicomio. Una vez en libertad, decide ganarse un dinero con peleas ilegales, en las que incluso lucha contra perros de presa. Será aquí cuando decida cambiarse el nombre a Charles Bronson e, inevitablemente, regrese a prisión, donde es feliz hostiando a todo el mundo. Más o menos, y sin orden ni concierto, esto es lo que nos cuenta la peli. Añádanle que el prota narra sus hazañas vestido de ¿clown? subido al escenario de un teatro.
El director se recrea artísticamente, dotando a la película de imágenes súper complicadas, filmándolo todo de manera “marcapaquete” intentando imitar a Kubrick, lográndolo ligeramente, pero quedándose a medio camino, y es justo ese el motivo por el que la peli, aunque consumible y visualmente espectacular, no logra engancharnos, porque es mayor su afán por "Kubrickear" que mostrarnos la interesante historia de este skinhead violento y de enormes bigotes. Más “mira que buen director soy y que bien lo hago” que “mira que peli más buena he hecho”.
Con todo, si obviamos los momentos aburridos, que son muchos, y nos centramos en las hostias, que también las hay a pares, podemos pasarlo hasta bien. Pero hay que estar ya muy curtido.