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sábado, 18 de noviembre de 2023

TERMINAL FORCE

Nick Tyree es un policía alcohólico de gatillo fácil. Y no un gatillo cualquiera, hablamos de toda una magnum 44, nada menos, el revólver más potente del mundo, capaz de vo.... bueno, ya se saben el resto. En cualquier caso, el hombre es suspendido por cargarse a un maleante que quería atracar una licorería. Justo entonces, un mafioso de lo más temible, Johnny Ventura, secuestra a la hija de un camionero dispuesto a testificar en su contra. Así las cosas, deciden devolverle la placa a Nick para que vaya al rescate. Él, muy a regañadientes, acepta.
"Terminal Force" vendría a ser uno de los títulos menores, y más prescindibles, en la "etapa dorada" (o la menos marrón) de la carrera de Fred Olen Ray. Ya, ya, suena a chiste usar las palabras "menores" y "prescindibles" en este contexto, pero sí, tiene sentido. Fue todo un precedente de aquello en lo que, superados los 90, devendría la filmografía completa de su director, productos sosos, aburridos, desalmados y sin chispa de vida, ni ninguna otra clase. No obstante, incluso así, "Terminal Force" es... mmmmh, usar la palabra "mejor" sería excesivo, lo dejaremos en más entrañable que todos aquellos. No por la sobadísima trama. Ni por la habitual ejecución directiva de Ray, tan inimaginativa y perezosa, a base de planos fijos de gente hablando y hablando sin parar. Es una cosa bárbara, en serio. Creo que en toda la película hay un 15% de acción. 20 si me apuran. Y el resto es verborrea desatada, incluso para contar las mayores chuminadas. U otras tan evidentes que no lo necesitaban. Pero son esos 35 milímetros maravillosos con los que fue rodada (en cinco días), esos actores -sobre todo secundarios- más acartonados que un pack de tetrabriks y, sobre todo, la interminable ristra de rostros simpáticos, mucho habitual del subproducto e, inevitable, un montonaco de los integrantes de la secta Olen Ray, lo que "salvan" la papeleta. Bueno, y sus escasos 83 minutos de duración, por supuesto.
Richard Harrison no necesita presentación en este blog pero, vamos, el papel le va que ni pintado. Troy Donahue aparece como segundo de cartel (de hecho, su rostro se come más de la mitad de la caratula del VHS patrio), aunque lo cierto es que su papel es tan insignificante como irrelevante. Siendo un jovenzuelo de lo más guapete tuvo un arranque prometedor, asomando en "Invitación a la vida" de Douglas Sirk. Sin embargo, y conociendo a Olen Ray, sus gustos y manías, apuesto a que lo fichó únicamente porque en 1958 actuó en "Monster in the campus", considerada uno de los momentos menos inspirados de Jack Arnold. En cualquier caso, poco a poco la carrera del joven Donahue se fue desinflando, lo que, inevitablemente, le llevó al abuso de toda suerte de sustancias, especialmente bebercio (anda que... entre él y Harrison, menudo plantel). James R. Sweeney era ya todo un veterano del subproducto, había aparecido en la "sex comedy" "Esta chica es mía" y, seguidamente, prestó sus servicios para gentuza como David DeCoteau, Richard Gabai o Rick Sloane (quien, by the way, se encarga de diseñar los feos títulos de crédito de "Terminal Force"). No mucho después, Sweeney repitió con Olen Ray en "Bad Girls from Mars". Y hablando de girls, mencionar al bombón que interpreta a la secuestrada, Angela Porcell, una actriz que, seguramente, iba para "scream queen" pero se cansó de enseñar ese par de tremendos melonazos que gastaba, retirándose cuando apenas había sumado seis títulos en su filmografía. Claro que, menudos son. Localizamos otra vez a Rick Sloane con "Academia antivicio", "Deadly Reactor" del infamemente famoso David Heavener, "Chance" con el ínclito Joseph Merhi metido de por medio y la que todo lo empezó, "Glitch!", "sex comedy" firmada Nico Mastorakis. Impresionante. Tanto como las ubres de la muchacha, que en "Terminal Force" Olen Ray filma con gratuitosa delectación. Es que incluso le dedica primeros planos sin venir a cuento. Puro "exploitation" para ojos perversos como los míos y los suyos, por supuesto. De ahí que decidiera sacar este hermoso par -nunca mejor expresado- de instantáneas....


Otro que merece ser mencionado es Cleve Hall. De hecho, daría para un artículo entero. En "Terminal Force" interpreta a un asesino demente con pinta de rockero gótico -ya que pertenecía de forma genuina al gremio- y la cara de Pablo Carbonell. Es un actor pésimo, pero resulta muy gracioso. Se le puede ver en "El amo del calabozo", "La gran aventura de Pee-Wee", "Sueños Tortuosos", "Roller Blade Warriors: Taken by Force" de Donald G. Jackson, alguna de DeCoteau y otras tantas de Olen Ray. Aunque, realmente, lo suyo eran los efectos especiales, iniciándose nada menos que en "Pesadillas de una mente enferma" para, luego, pasar a currar con "Empire" en un montón de sus subclásicos (entiendo que asistiendo a John Carl Buechler) y clásicos. Una de sus últimas aportaciones fue fabricar al bicho protagonista de "El ataque del tiburón de dos cabezas", dirigida por Chris Ray, el hijo de Fred Olen Ray quien, ya puestos, tiene cameo en la misma "Terminal Force" como repartidor de periódicos. ¿No es encantador?. Al parecer, en 2012 Hall protagonizó un "reality" para "Syfy Channel" dedicado a su labor en el campo del látex titulado "Monster Man", lo que le otorgó cierta fama. Según la secretaria, colaboró en la confección del libro "It Came from the 80s!". Habría molado entrevistarle a fondo, pero por desgracia murió hace dos años. ¡Ah! olvidaba un último dato que aclara y contextualiza muchísimo de lo comentado hasta ahora, Cleve era hermano de Kenneth J. Hall.
Cerrando ya el apartado dedicado a los intérpretes "no Rayanos", queda Vincent Barbi, el típico superviviente de la era dorada del "exploitation" que Olen Ray fichaba por puro fanatismo. En sus años mozos, Barbi curró en el "The Blob / La masa devoradora" original de 1958. Luego, se prestó a salir en un puñado de los subproductos vomitados por Ted V. Mikels, en la serie y la película del "Batman" de Adam West, en la hoy reputada "Dolemite" y... a partir de aquí ya comienza a tantear terreno Rayano, coincidiendo con James R. Sweeney en "Capone", dirigida por el habitual colega/socio de Fred, Steve Carver (quien aparece en los agradecimientos de "Terminal Force") o haciendo de víctima en "El día después del juicio final" para entrar a formar parte de la mafia Olen Ray. Justo antes de palmar, Barbi tiene papelito en una cosa rarísima de naturaleza "indie" titulada "Suture". La vi en el Festival de Sitges, y se suponía el gran nuevo descubrimiento del palo, rollo "Reservoir Dogs", "El Mariachi" o "Clerks" (al fin y al cabo, estábamos en 1993), pero no coló. Incluía cierto elemento absurdo en su trama que provocó el rechazo de crítica y público.
Y, ahora sí, nos metemos de cabeza en el puro Fredolenrayismo... o esta reseña no terminará nunca. Los habituales que le acompañaban a todas partes durante los 80 y 90. Comenzando por su ex-mujer, Dawn Wildsmith, siguiendo con el gran gran Jay Richardson poniendo fondo y forma al mafioso jefe, un personaje detestable que el actor hace simpático. La inevitable Michelle Bauer, mostrando sus operadas ubres, claro. Ralph Lucas, que en "Beverly Hills Vamp" hacía del criado de las vampiras, esas que se papeaban a los amigos "nerds" del protagonista, uno de los cuales, Tom Shell, también asoma en "Terminal Force", solo que cambiando totalmente de registro. Aquí es el baranda que casi -casi- se tira al personaje de Angela Porcell. Hoy día, Shell se ha reciclado a director de productos desangelados, pero dispone de una filmografía como actor que es... verla para creerla. No pueden faltar tampoco el bueno de Joseph Pilato (acreditado Josef Piato) o el subdirector de subcine Dan Golden.
Pasemos directos a detrás de las cámaras. El fuerte de Ernest D. Farino han sido siempre los efectos especiales (y no solo de subproductos, también algunas películas de primer orden) pero, inquieto él (de joven editaba un fanzine dedicado íntegramente a Ray Harryhausen), en ocasiones lo ha intentado con la dirección y, como es el caso, la escritura de guion. Concretamente tres veces. Sorprende que de una mente tan imaginativa salga algo tan soso como lo reseñado, pero, en fin, ya se sabe. Sus otras dos aportaciones han sido igualmente para Fred Olen Ray, "Wizard of the demon sword" y la ya muy mencionada -y genuinamente divertida- "Beverly Hills Vamp".
Produce (entre otras cosas) Grant Austin Waldman, otro de los creyentes en la causa Ray. Pones la filmografía de uno al lado de la del otro, y casi van a la par. Waldman también lo ha intentado como director de sus propias cacotas, destacando entre las pocas "Teenage Exorcist".
A la hora de ilustrar esta interminable reseña, he echado mano de la sosa caratula del VHS español, básicamente porque así es como la alquilé en su día. Sin embargo, me ha sido imposible resistirme a sumarle la exageradísima y graciosa ilustración que corretea por ahí como cubierta de alguna edición extranjera. Más que nada porque es puro y duro "exploitation". Pilla los cuatro elementos atractivos, desmádralos, y añade alguna mentirijilla piadosa (ese Harrison hiper-musculado!!). Aaaaay (suspiro) los buenos viejos tiempos.

lunes, 17 de junio de 2013

BIOHAZARD

"Biohazard" tiene el honor de ser la primera película rodada en 35mm (y dentro de ciertos sistemas de producción tirando a profesionales) por el inefable Fred Olen Ray, un personaje de lo más habitual en este blog. Anteriormente, se había movido en los parámetros del amateurismo y los 16mm, como bien demuestran la entrañable "Alien Dead" y la soporífera "Scalps".
Estamos a mediados de los 80, y por entonces Fred Olen Ray mola. Y molará durante años, llegando a convertirse en el absoluto rey de la serie B/Z en su tierra. Desafortunadamente, a partir de los 90 comenzaría a desinflarse y hoy por hoy, aunque no para de currar como un cabrito, lo que hace dista mucho de tener ni tan siquiera un sutil encanto (ya que la mayoría son productos de lo más desangelados destinados a la tele por cable). Y es que "Biohazard" tiene encanto. Es un truñón de órdago, desde luego, pero con cierto gracejo. Veamos por qué.
En España se la conoce con más de un título (como "Experimento secreto"), aunque mi favorito es aquel con el que la alquilé siendo adolescente, ya fascinado por su director, "Alien 3"!!. O mejor, "Alien 3 llega a la tierra", lo que hace que me pregunte si el distribuidor no tendría la intención de hacernos creer que seguía al famoso (y nada desdeñable) "Alien 2 sobre la tierra" de Ciro Ippolito. Suena descabellado pero, a estas alturas ya sabemos que en aquellos tiempos en los video-clubs de España podía pasar cualquier cosa.
La historia que nos cuenta es todo lo trillada que cabría esperar, aunque partiendo de una idea interesante muy poco explotada por su realizador. Una tipa tiene un poder mental que le permite introducirse en dimensiones paralelas, agarrar objetos y traerlos de vuelta. Guay!. Lástima que esto se reduzca a lo anecdótico y sirva de mera excusa para, una vez efectuado el experimento de marras, internarnos en terrenos más que conocidos (incluso ya para su época). La malvada criatura oculta en un sarcófago interdimensional se escapa de las manos del -escueto- ejército y comienza a matar indiscriminadamente. El prota y la chica de los poderes unirán fuerzas para cazarlo. That´s all folks!.
Todo ello rodado a lo Ray, pero un poco más chungamente, que a fin de cuentas era aún novatillo. Largos planos generales, diálogos interminables y, en su mayoría, absolutamente estúpidos (del tipo "rellenametrajes"), una ausencia total de ritmo de ninguna clase y los inevitables elementos "exploitation", aunque a nivel torpón y light. Como era de esperar, "Biohazard" acaba convertida en una auténtica comedia involuntaria con cierto tono inocente que la hace simpática (es especialmente hilarante el momento en que asistimos a un ataque del marciano y, automáticamente, sin salirnos del mismo espacio temporal durante la noche donde se desarrolla todo, vemos como otro personaje comenta ese mismo crimen, demostrando la eficacia de los servicios informativos por aquellos lares), a pesar de que Ray cuele elementos humorísticos paridos de modo expreso, algo que terminaría siendo uno de sus sellos inconfundibles. El más sonado (si exceptuamos el final, que luego comentaré) es aquel en el que el marciano hace trizas y pisotea de modo encolerizado un póster de "E.T. El extraterrestre" (por entonces aún muy reciente). Me pregunto cómo le sentaría la coña a su hijo de cinco años Christopher, que es quien se oculta dentro del disfraz del monstruo, diseñado por Kenneth J. Hall, detalle este justificado de antemano por un científico que asegura que el invasor tendrá una corta estatura. Christopher terminaría convertido en director de ponzoñas para "The Asylum", la mayoría de ellas, y siguiendo la estela paterna, sobre monstruos de dos cabezas, tres ojos y diez anos. Por su parte, Hall sumaría a sus actividades las de guionista oficial de la serie B/Z (escribiría para David DeCoteau) y director. Su primer largometraje venía auspiciado por el mismo Fred, la mítica "Engendro Satánico" (o "Evil Spawn"), sobre la que pueden leer en nuestro libro.
Fiel al que durante años fue su método de trabajo, Olen Ray se agenció decorados ajenos para rodar, destacando el laboratorio donde realizan el experimento y que, si no me falla la memoria, pertenece a Roger Corman, es más, podría ser el mismo sitio donde se rodó "Galaxia Prohibida". Resulta muy regocijante reconocer en la banda sonora algunos efectos extraídos del famoso archivo de la BBC. En España estos iban empaquetados en dos discos o cintas de cassette que cualquier artífice de cortometrajes caseros tenía en su poder. El más explotado es el del grito masculino, aunque también suena por ahí un perro rabioso que, pal caso, pone "voz" a un extraterrestre. Más datos fricazos: la cabeza cercenada que aparece al final en realidad es un préstamo de Steve Johnson, técnico de efectos especiales cuyo trabajo has podido disfrutar en montañas de títulos bien reconocibles (visita Imdb, pinfloi!) y que anduvo casado con una de las musas de Ray, Linnea Quigley. El ya fallecido cineasta zetoso Donald G. Jackson, culpable de "El infierno vuelve a Frogtwon" (también presente en nuestro libro) o la infame "The Demon Lover" (en España atribuida erróneamente al mismo Fred Olen Ray en una de sus ediciones en vhs), asiste al director y se marca junto a él un cameo como paramédico.
Pero hablar de "Biohazard" significa hacerlo de su ya legendario final. De otro modo, nos estaríamos perdiendo lo que, al fin y al cabo, es lo mejor de la película. Imaginaos el percal: Estás viendo el tenso y aterrador desenlace, en el que la chica con poderes mentales confiesa al protagonista que ella también es una extraterrestre de aviesas intenciones. Se produce el silencio, el prota mira asombrado la mutación de la moza que unas horas atrás quería follarse... de pronto su expresión cambia y, a la par que cruza la mano por su cuello simulando una degollación, exclama medio sonriente: "¡Cortad esto ya!". Suena una alegre y dicharachera canción rockandrollera estilo años 50 y comienzan a sucederse los créditos compuestos no sólo de letras, también de numerosas y curiosas tomas falsas. Así como lo leen. En ellas podemos ver errores técnicos, el método express con el que Ray dirige al reparto, risas, cómo un actor escupe sangre falsa al objetivo de la cámara, al hijo del director moviéndose torpemente dentro de su disfraz o a este mismo posando picaronamente con la actriz protagonista justo al final de un rollo. Fascinante. Naturalmente el fin de tan chocante táctica es alargar el escueto metraje de la película, que a duras penas alcanza los 80 minutos (lo que la hace más disfrutable, of course), sin embargo, también es verdad que, aunque puede que inapropiado y cutre para muchos, estas son las cositas que hicieron de Fred Olen Ray alguien "grande" y diferente. Ningún realizador de Z-movies, cuadriculado y con miedo a que su película no disimulara lo suficientemente bien su espíritu zopenco y cafre, osaría mostrar todo ese material. Tomárselo tan a cachondeo. Fred Olen Ray sí, y por eso se salía de la norma, por eso destacó y por eso me fascinaba. Estas chorradas (o los títulos de crédito del inicio de "El misterio de la pirámide") era lo que yo denominaba con afecto "el toque Ray" y lo que convirtió a "Biohazard" en algo más que un simple refrito cutre de las monster movies clásicas. Al menos para mi.
Merece la pena que dediquemos unas líneas a la mentada "alegre y dicharachera canción rockandrollera estilo años 50". Se titula "Rockabilly Rumble" y sus artífices responden al nombre de "Johnny Legend and The Skullcaps". Johnny Legend no es un cualquiera, se trata de un hombre orquesta de reconocible aspecto (es delgado, altísimo y luce una larguísima barba blanca) que si nos interesa es porque, entre muchas de sus actividades, dedicó tiempo a adorar, estudiar y promocionar las veleidades del cine "trash". O del de terror, simplemente. Le has visto como actor en "La novia de Re-Animator" o "2001 Maníacos". Durante los 80 produjo una serie de vídeos en los que se recopilaban trailers de clásicos del "trash" conocidos como "Sleazemania!". Justamente, Fred Olen Ray firmó un par. También ha sido director, su obra más famosa es "My Breakfast with Blassie", protagonizado por el mismísimo Andy Kaufman. Todo un personaje.
En el reparto de "Biohazard" aparecen algunas caras curiosas, destacando la de un acabadísimo Aldo Ray, ya en lo más bajo de su descendente carrera, o la neumática y morbosa Angelique Pettyjohn, conocida a nivel "cult" por su intervención en un capítulo de la serie original de "Star Trek" (en el que William Shatner caía rendido a sus tetas... er digo, pies) o la mítica -y filipina- "Mad doctor of blood island". Otros nombres que repetirían con el realizador son William Fair (volvimos a ver su faz de héroe de tebeo en "Del espacio profundo"), Richard Hench (este incluso estuvo en "Scalps", también en "Del espacio profundo" y en "El misterio de la pirámide", "Mob Boss" o "Prison Ship", en la que repetía Aldo Ray), aunque el más reconocible es David O´Hara, prota de la siguiente peli de Ray, la mentada "El misterio de la pirámide" que también anduvo en "El poder de las armas" o en Z-movies tan míticas como "Hard Rock Zombies" (en nuestro puto libro!!) o "Ángel de la venganza", del legendario Ted V. Mikels. Igualmente, en el apartado técnico encontramos nombres que volveremos a ver, como los de Bart y Bret Mixon (el primero había realizado los créditos animados de "Alien Dead" y ambos terminarían metidos en películas de lo más mainstream) o T.L.Lankford, director y productor que solía currar como guionista para Fred Olen Ray. En este caso no es que se luzca mucho, ya que su función en "Biohazard" es la de escribir diálogos adicionales... y visto lo visto, mejor que se hubiera dedicado a recoger flores o pasear canes meones.
Por sorprendente que suene (¡¿más?!), en 1995 Fred Olen Ray produce "Biohazard: the alien force", dirigida por Steve Latshaw, una especie de remake/secuela que, básicamente, cuenta lo mismo que la original menos por lo de la tía con poderes mentales. ¡Para una idea buena que tienen!. Aquí el bicho surge de un experimento genético... pero el resto, lo mismo. De siempre.
Buena Mierda.

sábado, 18 de marzo de 2023

ALMAS CONDENADAS

Han pasado 16 años desde que el llamado "El Destripador" rebanara el cuello a unas cuantas víctimas, incluida su propia esposa. Aunque supuestamente fue cazado, no consiguieron encontrar el cadáver y los chavales nacidos el último día que actuó (entre ellos su hijo), viven convencidos de su pronto regreso para seguir matando. Como era de esperar, comienza la escabechina y los caídos son esos mismos teenagers ¿Es uno que se está cepillando al resto o el criminal original?
Le tenía muchas ganas a "Almas Condenadas". Y no porque la recordara con cariño, más bien lo contrario. Pero era uno de los títulos olvidados e ignorados de la filmografía de Wes Craven. Un Craven que, entre mediados y finales de los 2000, andaba más de capa caída que nunca. Tuvo mogollón de problemas con "La maldición (Cursed)", el plomo aquel sobre hombres lobo protagonizado por la otrora apetecible Christina Ricci (que mal le sentó adelgazar, oiga) Se apartó un poquito del terror metiéndose de lleno en el thriller con "Vuelo Nocturno", una cosucha pasable con regusto a telefilm. Y volvió al género que le vio alcanzar el estrellato con "Almas Condenadas" ("My soul to take" en v.o.) Siempre hemos sabido que tío Wes estaba hasta el gorro de su vinculación con el terror. Como hombre de negocios y frustrado intelectual, lo abordaba progresivamente con menos pasión y entusiasmo. Lo que también es lógico. En "Almas Condenadas" la cosa anda ya bajo mínimos. No se muy bien qué pasó por su cabeza cuando se puso con el guion. Por un lado, estamos ante una tortilla confusa y caótica con ribetes de psicología de manual. Y por otro, un slasher en el que, incluso, parece que el cineasta intenta sacarse otro Freddy de la manga (como ya hiciera con "Shocker, 100.000 voltios de terror") a base de asesino de voz rara esputando puntuales chascarrillos. En fin, todo muy confuso, muy plasta, especialmente cuando nos metemos de lleno en terreno "adolescentes con problemas". La película todavía cuenta con una introducción intensa, pero la posterior caída a los abismos  lo manda todo al carajo.
Encima, dura 1 hora y 47. ¡No hacía falta, leñe! Le sobran 15 minutos, como poco. El clímax es un coñazo, me dormí en mi más reciente intentona. Y el enigma muy fácil de resolver. Más potables son los créditos finales, sobre todo por el despliegue del story-board casi completo.
El fracaso de la película (no me extraña que nadie hable de ella, nació para ser olvidada... hasta que vengan los esnobs de Bloody Disgusting y sentencien que en realidad es una obra maestra incomprendida) no contribuyó nada a hacer despegar la carrera de su joven reparto. El único que ha logrado algo a posteriori ha sido Frank Grillo. El resto, pues muchos terminaron como carne de serie televisiva. Destacaría a Emily Meade, solo por la cara de hijaputa que gasta, dando vida a un rol muy típico en el cine norteamericano ambientado en instis, el de la estudiante con alma de líder a la que todos siguen, escuchan y temen. No sé si eso se da mucho en los colegios actuales desssspaña, pero en mi época no ocurría y, por ello, me cuesta tanto entenderlo.
Entre la peña currando tras la cámara, encontramos al bueno de Kenneth J. Hall, uno de esos personajes que merecerían más atenciones. Eventualmente se ocupa de efectos especiales, moldear criaturas o fabricar disfraces estrambóticos (y le va muy bien, es a lo que se dedica profesionalmente hoy día), pero también pasaba el rato escribiendo guiones para leyendas de la serie Z y, directamente, dirigiendo. Suya es la mítica -por las razones equivocadas- "Engendro Satánico", incluida en nuestro pest-seller.
Desesperado ante la situación, el siguiente paso de Wes Craven fue obvio y previsible, retomar su éxito más reciente en el tiempo, "Scream, vigila quien llama", con una cuarta y también muy poco recordable entrega. Y de la tumba creativa, a la humana. Descansen en paz, él y "Almas Condenadas"

martes, 4 de agosto de 2009

JACK FROST

Leyenda del folklore británico readaptada por Hollywood en dos o tres ocasiones, Jack Frost es el nombre de un muñeco de nieve con vida propia. Existe la versión infantil, con Michael Keaton en cabeza, y otra -de idéntico título- adscrita al terror... pero a un terror muy de los 90, que es la que me dispongo a comentar ahora.
Un asesino psicópata muy peligroso (de nombre Jack Frost, claro) es rociado accidentalmente por un líquido experimental que funde su cuerpo con la nieve reinante en épocas navideñas. Aprovechando su nueva forma, el asesino intentará vengarse del policía que lo atrapó y, de paso, se cargará a unos cuantos por el camino.
En 1996 estaban totalmente asentados los asesinos / monstruos carismáticos de verborrea fácil. Todo se lo debemos a Freddy Krueger, por supuesto, pero en el caso de la peli en cuestión, también hay cierta influencia de Chucky. De hecho, si lo vas a mirar, la idea es la misma: criminal reencarnado en "objeto" normalmente inofensivo, de uso infantil. A este Jack Frost le encanta hacer chistes malos, sobre todo después de cometer los asesinatos, algunos de ellos bañados de notable humor negro. Y es que, naturalmente, y dada su trama, esta peli tira mucho del cachondeo... de hecho, no da miedo ni lo pretende, es pura comedia de horror. Los mismos responsables saben que no pueden tomarse muy en serio el material que manejan, y se permiten notables bromas, algunas descabelladas, y unos títulos de crédito finales rociados de frases riéndose del mismo film que acabamos de ver. A todo esto, y sin salir del tema créditos, mencionar que los de arranque son muy originales, la cámara va siguiendo los nombres del reparto y equipo técnico escritos en varios adornos que cuelgan de un árbol, mientras de fondo oímos un adulto contarle, con retorcido placer sádico, el cuento de Jack Frost, versión terrorífica, a una niña asustada.
En este film la criatura es capaz de muchas cosas... lanzar estalactitas por las manos cual dardos, "violar" a una moza utilizando su zanahoria como arma atacante (por cierto, que la violada es Shannon Elizabeth, la tipa que enseñaba las tetas en "American Pie"), derretirse y volver a formarse con facilidad o convertir sus dientes en puntiagudos trozos de hielo con los que desgarrar la carne humana (aunque no se hagan ilusiones, que en cuanto a gore la cosa es muy estándar). Y es que los efectos especiales son uno de los fuertes del film, pero no por su máxima calidad, al revés, sino por su condición de artesanía pura, "puppets" con todas las de la ley, muñecotes simpáticos que hoy día serían pasto de ordenador, algo que le restaría mucho encanto al despiporre (anotar que el responsable de su diseño no es otro que Kenneth J. Hall, habitual de la serie Z, guionista de David DeCoteau y director de "Evil Spawn").
Con todo, y gracias a sus elementos más gilipollas, "Jack Frost" termina resultando una tontería muy simpática (y muy de los 90, repito) para ver con los amigotes. Tan bien funcionó en los vídeo-clubs, que llegó a producirse una secuela de fascinante subtítulo, "Jack Frost 2: Revenge of the Mutant Killer Snowman" (en esta sí habían efectos infográficos).

miércoles, 20 de octubre de 2021

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 1 (PROYECTOS ABORTADOS)

Imágenes extraídas de las fermosas páginas de "Mad Movies", "L´Ecran Fantastique" y otras revistas franchutes que me alegraron la adolescencia por ahí los años 80/90....


Antes de convertirse en el truño de Brian Yuzna que todos
hemos sufrido, la adaptación del sexy y sangriento cómic
"Faust" iba a llevar el sello de Stuart Gordon en la dirección
y el de la scream queen Brinke Stevens en el apartado tetil.
Este es el fabuloso pre-cartel. El personaje titular lucía aquí
bastante mejor que lo que finalmente fue. A veces no hace falta
tanto látex y tanta mandanga para conseguir algo digno.



En 1967 el legendario maquillador Dick Smith tenía un sueño,
crear una momia de look moderno -para la época- y genuinamente
aterrador. La excusa era adaptar la novela "Lot 249" de Sir Arthur
Conan Doyle, pero no logró convencer a ningún productor.
Tuvieron que pasar un porrón de años para que esta entrara a formar
parte de la antología "El gato infernal" (o "Tales from the darkside,
the movie"), aunque sin ninguna vinculación con el Sr.Smith.
Lo de arriba es la imagen de ese fracasado intento.



Aunque comparten título, este "Storm Warning" nada tiene que ver con
la película de Jamie Blanks. Por lo que vemos, aquí la cosa iba de nazis
mutados en zombies atacando chicas despelotadas. Pura serie Z con pinta altamente
sabrosona. Pero, al parecer, el film nunca llegó a buen puerto. ¿Nos lamentamos?.
Según los datos disponibles, el director se llamaba Bill Dever y en el reparto
figuraba una scream queen por entonces -1992- algo verde aún, Debbie Rochon.


"The Dirty Filthy Slime" contaba con dirección de David DeCoteau
y guion de Kenneth J. Hall. Seguramente habría terminado formando 
parte de las arcas de "Beyond Infinity Films". Pero nunca se rodó. Tampoco creo
que haya que lamentarse, probablemente hubiese sido un truño gordo...
sin embargo, para la posteridad queda ese título maravilloso que,
traducido, sería algo como "La sucia y asquerosa masa" o
"La sucia y asquerosa baba"... por ahí irían los tiros.
Sensacional.



Y cerramos la paradita con otra del ínclito DeCoteau.
Otra que nunca se hizo... la segunda parte de su
famosa y costrosa "Creepozoides". Como ven, volvía
el niño mutante, volvía Linnea Quigley y... en fin...
¿¿qué más dará a estas alturas??.

lunes, 24 de enero de 2011

CAZADOR DEL ESPACIO, AVENTURAS EN LA ZONA PROHIBIDA

No cabe duda que esta peli nació con la sana intención de parir un nuevo héroe, y una nueva franquicia. Pero no coló. "Cazador del espacio, aventuras en la zona prohibida" hace tufo a "escuela Spielberg/Lucas", a cine espectáculo de los 80. Desde el logotipo del título (este incluído), hasta su rimbombante y animada banda sonora johnwilliamsesca (cortesía de Elmer Bernstein), pasando por sus arquetípicos personajes y situaciones. El héroe es un descarado remedo de Han Solo e Indiana Jones (interpretado con barba de cuatro días y actitud de golfo simpático por Peter Strauss), la chica que le sigue es la inevitable picarona graciosa que al inicio se lleva a matar con el prota, pero luego se pillan cariño mutuo (a la que pone planta Molly Ringwald, poco antes de convertirse en reina de la comedia romántica de la época), el socio del héroe, negro -cómo no- y con el que mantiene una masculina relación de amor/odio (el bueno de Ernie Hudson) y el malo, pues tan feo y cibernético como un "Darth Vader" de andar por casa, al que da vida el especialista en malvados Michael Ironside. Un buen plantel. Produce el invento nada menos que Ivan Reitman, un año antes de parir la mítica "Los Cazafantasmas" (con Ernie Hudson en el reparto, por cierto). El dire es un veterano de la caja tonta, Lamont Johnson. "Cazador del espacio..." se estrenó en formato 3D, pero de cuando dolía a los ojos y al cerebro.
Un crucero galáctico sufre un accidente. Las únicas supervivientes, tres mozas de buen ver, se salvan aterrizando con su cápsula en un planeta asolado por una enfermedad y habitado por dos "tribus" en constante batalla. Los buenos (vestidos con harapos) y los malos (vestidos con cuero negro). A todo esto, el Han Solo de nuestra historia se entera de que ofrecen una buena recompensa por las churris, y decide ir a por ellas, enfrentándose a toda clase de peligros.
Y sí, la trama es tan básica y lineal como parece. Un peligro tras otro, hasta llegar a la guarida del malo, armarla parda y salvar a las mozas. Puro videojuego, vamos. Ese es el mayor defecto de esta peli, lo previsible y aburrida que termina resultando. Se nutre de todo el material que en los 80 hacía triunfar en taquilla (añadan aquí una buena dosis de "Mad Max 2", con ese desierto por el que transitan grotescos automóviles), pero no sabe cocinarlos bien y el resultado es soso y carece de carisma alguno. Los efectos especiales no están ni tan mal, así como los maquillajes (entre los muchos responsables tenemos a Tom Burman y a ¡Kenneth J. Hall!, futuro director de "Engendro Satánico" y guionista habitual del David DeCoteau pre-gay). Tenemos un dragón de agua, unas amazonas, niños mutantes que lanzan bombas y unos gordos monstruosos. Pero como digo, esta es una peli de aquellas que suenan mejor contadas que visionadas, es todo aparatoso y una vez puesto frente a la cámara, no saben sacarle la espectacularidad requerida. Una lástima.
Para nostálgicos y curiosos.

lunes, 31 de mayo de 2010

EL MISTERIO DE LA PIRÁMIDE

Hubo un tiempo, hace ya años, en el que era fan de Fred Olen Ray, uno de los más característicos cineastas de "serie B/Z" de los ochenta. Y hubo un tiempo, hace ya años, en el que era totalmente capaz de sacarle tropecientos aspectos positivos a una peli como "El misterio de la pirámide" (también conocida como "El tesoro de la tumba egipcia" o "The Tomb" en su versión original). Ya saben, el amor es ciego. Hoy, desfredolenrayado y curado, puedo decir que me he quitado la venda de los ojos y ya no me dejo engañar (o un poco menos). ¡"El misterio de la pirámide" es una castaña de mucho cuidao!, peeeeero, es una castaña dirigida por Fred Olen Ray tres décadas atrás, por lo que, aunque los motivos sean extra-cinematográficos, se le puede perdonar todo... comenzando por el aburrimiento y terminando en.... hummm, ¡el aburrimiento!.
Un ladrón de tumbas, de rulo por Egipto, libera a una diosa malcarada que le seguirá hasta los USA con el fin de hacerle pagar por su osadía y recuperar ciertas reliquias. Y bla, bla, bla. El guión lo firma Kenneth J. Hall, todo un astro de las letras en esa época dorada del cine parido directamente pal vídeo-club a quien debemos, en tareas de director (o uno de los varios que participó), aquel entrañable engendro conocido como... ¡pues eso!, "Engendro Satánico" (¡"Evil Spawn", polla!).
Según mis largos años de estudios, tengo entendido que "The Tomb" fue la primera peli "realmente profesional / estándar" de Olen Ray, quien rodó una especie de promo en los decorados de un anuncio de tejanos que recreaba un poco la moda de entonces, "Indiana Jones". Mostró dicho atentado a una productora / distribuidora de segunda y le dieron luz verde para facturar un largo. Es cierto que la peli intenta colarnos un poco el rollo aventurero que tanto molaba a todo el mundo entonces (de hecho, en España también pretendían hacérnosla pasar por un seudo-"Rambo", como bien se ve en la caratula), pero en realidad se trata de un film de terror ( o un "thriller sobrenatural") más deudor de "La Momia" que de látigos y sombreros de ala. Eso sí, todo ello haciendo gala (que no ala) de la mitológica incapacidad de Fred Olen Ray para dotar de ritmo a sus productos. En "El misterio de la pirámide" todo es bla, bla, bla y más bla, cámara estática y actores pasando por delante sin hacer gran cosa. Escuetos momentos de "horror", aún más escuetos momentos de sangre... algunos momentos de tetilla (la hermosa Michelle Bauer hace de mala, luciendo palmito. Justamente, una escena de este film fue extirpada -por motivos moralistas- y reutilizada posteriormente por el cineasta para su superior "Beverly Hills Vamp") y la sosería, y el aburrimiento (of course), habitual en esta clase de cine. Vamos, que ayer la aguanté entera haciendo un esfuerzo sobrehumano.
Al final, lo mejor son los momentos de humor (Ray nunca se tomaba muy en serio a sí mismo, y se agradece), las cagadillas (ver foto, se supone que ese señor que sujeta el sarcófago -quien, diría, es el mismo director- no debería estar ahí, claro que todo pinta a incompatibilidad de formatos), los títulos de crédito geniales (os los dejo al final del texto, formato vídeo. Este tipo de cosas eran las que, en mi época de fan, consideraba muy "estilo Fred Olen Ray", motivo por el que le admiraba... ejem) y el colorido reparto. Por un lado, las viejas glorias (Cameron Mitchell, John Carradine), por otro, los habituales del universo Alfredo (la Bauer, Susan Stokey, Dawn Wildsmith, Richard Alan Hench) y en último lugar, las "frikadas" (micro-rol para la todopoderosa Sybil Danning y otro para la ex-musa de Russ Meyer, Kitten Natividad, mostrando generosamente sus ultra-tetas).
Pero creedme, es más divertido reseñarla, que verla. Ahí va el vídeo....





Y ahí, la caratula completa del VHS...

miércoles, 7 de febrero de 2024

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 33 (EL RAY DEL RECICLAJE)

Imágenes extraídas de las fermosas páginas de "Mad Movies", "L´Ecran Fantastique", "Impact" y otras revistas franchutes que me alegraron la adolescencia por ahí los años 80/90....

Saben de sobras el afecto que siento por Fred Olen Ray. Así, a lo tonto, este blog se está convirtiendo en el sitio web oficial en castellano dedicado al tipo y sus correrías. Y, entre estas, destaca una por méritos propios: la de reciclador. Si algo se le daba "bien", era reaprovechar material, ya fuesen decorados, atrezo, vestuario e imágenes de films ajenos o los suyos propios. Menudo hijoputa genial, ¿verdad?. Y de eso van los escaneos bonitos de hoy, de repasar algunos de sus fechorías más descaradas y enternecedoras.

En tiempos que perdía el ojete por Sir Olen Ray, existía una película en su extenso catálogo imposible de localizar, "Star Slammer" o "Prison Ship" (los dos títulos disponibles), su aportación a la ciencia ficción aventurera. Pal caso, el tema reciclador afectaba a las secuencias de naves batallando, los decorados (Roger Corman tuvo mucho que ver en ambos casos) así como atrezo previamente explotado en alguna serie televisiva. Vamos, que a Ray la broma le salió muy barata (todo lo contrario que al otro pobre y alcoholizado Ray, Aldo, obligado a lucir esas ridículas pintas de cyborg) Y ahí anduve, buscándola, sobre todo porque, por fecha de realización, se situaba en la era dorada del zineasta. Desafortunadamente, cuando finalmente tuve acceso fue en versión original sin subtítulos. Algo que puedo tolerar si la peli chorrea calidad y no limita su esencia a diálogo rellenametrajes. Como saben, esto último lo era y es todo en el cine fredolenrayante, así que no pude acabarla. Además, sus maneras planas y desalmadas me sientan bastante peor que antaño. Lástima. Digamos que era demasiado tarde ya para iniciar una historia de amor fou con ella.

"Demon Cop" gira en torno a un poli que por las noches se convierte en una suerte de bestia demoníaca. El resultado, inédito para mí, tiene más mala prensa que Alaska en una convención de gente honesta. Como siempre, es el material visual / promocional el que salva la papeleta. Fue adquirida para su distribución por Olen Ray quien, consciente de su condición basurácea (él mismo reconoce que no hay dios que la soporte), le añadió una intro de tres minutillos con un Cameron Mitchell al que se le escapaban los pedos (eso sí, figura como protagonista en los créditos, faltaría plus), se la coló a alguna infradistribuidora y, ¡ea! a dar guita (si es que algo habrá dado esto) Una estrategia de la que nuestro héroe ya solía echar mano eventualmente. Ahí tenemos el famoso caso de la infame "Días de horror y muerte".

Imagine que es usted Fred Olen Ray, dispone de un grupo de inversores a los que liar para que pongan pasta en un nuevo proyecto. No es mucho, básicamente lo que gastaba James Cameron en putas, pero se juega el pan. Dado el caso, ¿osarían dejar la consiguiente película en manos de un tipo en cuyo currículum figura un documental elogioso dedicado a Andy Milligan? Ese es Steve Latshaw, fan reciclado a director que ya había currado para Ray dirigiendo "Jack-O", un pequeño cult film de tercera. Vale, en realidad el docu sobre Milligan fue posterior a todo lo expuesto, pero era demasiado tentador no retorcer los hechos para sacar un mal chiste de ello.
En cualquier caso, la película en cuestión producida por Ray y,¡¡cuidao!!, Jim Wynorski (toma geroma, la plana mayor del zetismo yanki. Solo falta David DeCoteau y nos corremos en comuna) se titula "Biohazard: The Alien Force" y, sí, se supone semi-secuela de la legendaria "Biohazard / Alien 3 llega a la tierra / Experimento secreto" del mismo Alfredo. Claro que, en estas movidas, esos detalles siempre andan algo emborronados.
En el reparto, ese máquina del "eurotrash" llamado Chris Mitchum. Nada menos que William Grefé dándoselas de actor (fue el director de la mítica zetada "La maldición de Tartu", protagonizada por ¡Mayra Gómez Kemp! y semi-remakeada por Fred Olen Ray con su "Scalps") y un monstruo tan chulo como el del escaneo. Que sí, lo digo sin sorna. Es muy guapo... y seguramente se papeó el 95% del presupuesto disponible.
Fiel a su condición, la última película oficial de Steve Latshaw es "Return of the Killer Shrews", secuela de una "trash movie" de los 50 bastante inaguantable (pero no peor que el remake digital en tono paródico parido el 2016 por otros mindundis, "Attack of the Killer Shrews!")

Decía que en esto de las secuelas fredolenrayanas hay algo turbio. Comienzan como tales, pero luego cambian para convertirse en supuestas películas originales, aunque el argumento sea el mismo que su precedente. Ese es el caso que ilustra el escaneo aquí dispuesto.
En un principio se iba a titular "Metamorphosis 2", con la coña implícita de no existir un "Metamorphosis 1" (en realidad por la misma época se hizo un "Metamorphosis: The Alien Factor", pero no liemos más la troca) Igualmente, de haber existido no importaría, porque su supuesta condición de secuela lo era en realidad de "Evil Spawn", es decir, "Engendro Satánico", la legendaria zetada de Kenneth J. Hall alegremente reseñada en nuestro pest-seller (y que, a su vez, era un remake encubierto de "La mujer avispa", según San Corman). Así pues, ambas cuentan lo mismo: Mujer atormentada por el alzamiento de las arrugas, se mete un suero rejuvenecedor que la mutará en criatura sedienta de sangre. Da igual, al final Fred Olen Ray -productor- decidió desvincularla de cualquier basura previa y darle entidad propia bautizándola como "The Alien Within", dejándole el muerto a otro de sus aprendices, Ted Newsom. Este, como Steve Lathsaw, era un fan mutado a filmmaker. Y tras la experiencia aquí narrada, básicamente encaminó sus pasos hacia la dirección de documentales cinéfilos. Lo retorcido del caso es que, al parecer, Newsom fue el director real de "Engendro Satánico", solo que Ray le sustituyó. Así pues, la conexión entre ambos films existe más allá de la trama... y de que se reciclan imágenes... entre ellas esas eternas chapas de un John Carradine pre-zombie a las que Fred sacó tanto suco.
Junto a este, en el reparto abundan nombres igualmente míticos en su condición "trash", agárrense los machos: Forrest J. Ackerman, Gordon Mitchell, la "scream queen" Melissa Moore, el grandioso Jay Richardson (agredido por un mostro en una de las imágenes arriba expuestas) y.. bueno, muchos más, aunque todos forman parte del generoso material reaprovechado.
¿Que si he visto la película? ¿en serio? ¡¿qué más dará?! seguro que lo narrado hasta ahora resulta mucho más interesante y emocionante, carallo.

Cerramos el recorrido con una imagen que, honestamente, no pertenece a mis revistas. Simplemente la saqué de interné. Pero va como anillo al dedo. Primero porque en ella vemos a un orondo Fred Olen Ray en plena faena, rodando con una hermosa cámara de 16mm. Y segundo, porque lo que rueda es una escena de "Evil Spawn / Engendro Satánico". Así pues... ¡¡¿¿a quien debemos la paternidad de la interfecta??!! ¿Ray, Newsom o Hall? ¿quizás los tres? o, a tenor de los resultados, ¿nadie?. Misterio.

sábado, 17 de junio de 2023

ROBOT NINJA

Si levantas la vista en plena noche y miras al cielo, verás estrellas. Siempre me fascinó saber que las que NO parpadean, son en realidad planetas de nuestro sistema solar. Pero la mayoría sí parpadean. Y cuando digo mayoría, me refiero a miles en el firmamento. Casi tantas como decepciones en este blog. He usado esa palabra infinidad de veces. Si la buscas en el diccionario de la Real Academia, sale mi jeto justo al lado de su definición. Son incontables las películas que he abordado con ilusión y me han dejado hecho trizas porque no eran lo que esperaba. Especialmente siendo jovencito, en plena efervescencia de mi curiosidad y aprendizaje. Pero puede que el podio lo encabece una sola, "Robot Ninja". ¿Por qué esta en particular? porque además de las obvias expectativas propias del inocente consumidor de cine que era cuando alquilé la edición patria cortesía de "Lauren Home Video", estaba el hecho de que conocía su existir, gracias a la prensa especializada franchute, y a parte del personal implicado, admiraba a su máximo responsable, J.R.Bookwalter... antes de ver nada genuinamente suyo, aunque dispusiera de una copia totalmente auto editada de su book(walter) "Attack of the B-Movie Makers". Al productor, David DeCoteau, sí lo tenía perfectamente ubicado, y ya me había dado unas cuantas sonoras castañas consumiendo sus ñordas, pero entonces aún sentía afecto por él. Llámenlo síndrome de Estocolmo. Resulta que en pleno apogeo de sus años encabezando el "top ten" de los exploiters modernos, a DeCoteau se le ocurre crear un sello dedicado a producir y distribuir basurilla directa a los estantes de los video-clubs, "Cinema Home Video". Y para rellenar las arcas, busca material a un nivel inferior del que él mismo transita. ¿Da miedo, eh? Claro, así, lo que se agencia son cosas prácticamente amateurs, muy muy zopencas. De entre el mogollón destaca su asociación con ¿el rey de todo ello? J.R.Bookwalter, que por entonces lo había "petado" con su largometraje de muertos vivientes en súper 8 "The dead next door" (me niego a mentar el título español) DeCoteau ficha al ilusionado aspirante y le encarga que de vida a una idea, un título y un póster super-chanante que tiene ahí, entre sus papeles, "Robot Ninja". Por supuesto, a cambio de cuatro reales, lo que le obligará a currar con una cámara de 16 mm y los colegas (muchos de los cuales, o casi todos, estaban en los créditos de la epopeya zombie superochera) A Bookwalter no le mola nada el título, le parece ridículo, pero acepta el encargo y, muy influenciado por "Robocop" -según él mismo ha declarado-, le da la vuelta a la idea, contando la historia de Leonard Miller, un dibujante de comics con mucho éxito, creador del mentado robot, que presencia el cruento asesinato de una inocente parejita en manos de una panda de delincuentes realmente malvados (con una latina por jefa, y a los que se tilda de "punks" en más de una ocasión) Ello motivará que Leonard decida convertirse en "Robot Ninja" para acabar con los villanos. Pero claro, la vida real no es como los comics, y correrá la sangre a borbotones.
Retomando el tema de las decepciones, les aseguro que la resultante de ver "Robot Ninja" en su día fue de órdago. La encontré tan cutre, oscura, tosca, chabacana, aburrida e incluso desagradable en su forma de abordar la violencia (el modo sádico y despiadado en el que los malos ejecutan a sus víctimas y como la cámara se recrea gustosamente en ello) A partir de ahí, no quise saber más de J.R.Bookwalter. De haber tenido un póster de su peli previa en mis paredes, lo habría arrancado con ira (en todo caso, lo que hice fue venderme su libro) Los años pasaron, pero mi opinión sobre "Robot Ninja" no cambió un ápice. Hasta que hace poco, y empujado por la siempre peligrosa nostalgia, Bookwalter, entonces "retirado" del "cine", la relanzó en Blu-Ray con un notable lavado de cara digital y sendas mejoras. Apelando no a la nostalgia sino a la más enfermiza curiosidad, decidí volver a consumirla.
Es cierto que, uno, sabiendo a lo que me exponía, no habría decepción. Dos, la mejora estético formal del film, ayuda. La imagen es mucho menos oscura, los colores brillan más, y los 16 mm cantan hermosamente. Consciente Bookwalter de que los títulos de crédito de la época eran especialmente horribles (los parió él mismo con ayuda de su Commodore Amiga 2000, convencido de que era lo más de lo más), estos han sido actualizados y ahora son "demasiado cool" para el tipo de película que parapetan. Aunque sigan contando con, probablemente, una de las mayores flaquezas del film, las viñetas del supuesto tebeo de "Robot Ninja", by la torpe mano de David Lange. Eran espantosos entonces, y lo siguen siendo hoy día, por mucha mariconada computeril que los acompañe. En cuanto al resto... pues bueno, siendo compasivos, y teniendo en cuenta todo lo que hay que tener en cuenta, la peli se erige como una cosilla simpática, maja, chapucera pero de buen corazón. Ves que había ilusión tras ella, y eso compensa. No mata de aburrimiento, no más que muchas otras de su misma catadura. Y, sobre todo, la historia que narra tiene un plus. He hablado mucho de cagadas en esta reseña, pero toca hacerlo de aciertos. El mayor de "Robot Ninja" es que se adelantó por completo a conceptos como los de "Kick-Ass" y "Super", es decir, el tipo normal que decide convertirse en superhéroe y descubre, a través del dolor y mucha sangre, que la realidad queda lejos de parecerse a los tebeos. Así que, un gallifante para J.R. por ser pionero en ese sentido y reconocerle también que, sí, entre interpretaciones malas, chorros de inverosimilitud, fallos de raccord e incongruencias narrativas, consigue que su pequeña película transmita algo de sordidez, de mal estar, logre desmitificar al superhéroe de tebeo y, oiga, eso tiene su mérito.
Podría doblar la longitud de la reseña llenándola de datos, fricadas y demás material pajero. Es algo que me gusta, y suelo hacer. Pero pal caso he decidido contenerme. La cantidad de guiños (chorromil posters de películas de género bien conocidas y -algunas- adoradas), homenajitos (todos los personajes llevan apellidos muy sonoros y reconocibles), citas y demás mandanga fan-osa (de fan, como una escena desarrollada en un video-club) son incontables. Interminables. Si les apetece, vean el film y jueguen al juego.
Entre los amigos de Bookwalter y demás peña, destacan unos pocos nombres. Papelitos para el "Robin" de la serie de los sesenta, Burt Ward, haciendo guasa de su propio legado. Linnea Quigley como rubia tonta. Scott Spiegel desplegando su vena más payasa. Y David DeCoteau + Kenneth J. Hall en una pantalla de televisión.
Déjenme rubricar la reseña anunciando que, tras años de parón, J.R.Bookwalter ha vuelto a la dirección con una cosa de estupenda + espantosa pinta titulada "Side Effects May Vary". La veré, por supuesto, porque, esperando nada de nada, se que esta vez no habrá decepción. Ventajas de la vejez.