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miércoles, 6 de noviembre de 2013

AQUARIUS

Durante mucho tiempo consideré "Aquarius" como "la última película buena del cine de terror moderno italiano". Revisada recientemente, cambio el slogan a: "La -casi- única película buena del cine de terror moderno italiano".
Seamos prácticos, visto hoy, el trabajo de gente como Lucio Fulci, Sergio Martino, Umberto -papanatas- Lenzi o, especialmente, Lamberto Bava, resulta bastante aburrido. O, mejor, totalmente mortecino. Sin embargo, "Aquarius" no solo mantiene el tipo, además logra algo casi imposible de encontrar en un producto ítaloparlante adscrito al género de mis amores: No aburre. Y no solo no aburre, ¡entretiene!. Eso sí que es un milagro. Dentro de tal elitista tendencia también cabe el amigo Dario Argento, especialmente en sus mejores tiempos. Y no es puta casualidad, pues los lazos entre el padre de "Inferno" y Michele Soavi, director debutante en "Aquarius", eran bien fuertes. De hecho, la gracia de esta película es que se erige casi como testamento de la era dorada del terror italiano post-Mario Bava por así decirlo, el de los 70 y, muy especialmente, los 80. Y lo firma el pupilo más aventajado posible, el amigo Soavi, en cuyo curriculum previo encontramos el famoso documental que dedicó a su maestro Argento con "Il mondo dell'orrore di Dario Argento" para quien, antes de currar como director, lo hizo como asistente y actor (en "Tenebre", "Phenomena" y "Ópera"). Pero Argento no fue el único, también dio lo suyo para Lamberto Bava en idénticas funciones ("Cuchillos en la oscuridad", "Demons", el remake de "La máscara el demonio" y "Blastfighter, la furia de la venganza", en la primera hacía de -si la memoria no me falla- asesino travesti y en la segunda era el tipo de la media-máscara que reparte propaganda del estreno del film diabólico en el metro). Su vinculación al horror italiano no se queda ahí, ya que Soavi ha ejercido exclusivamente de intérprete en films tan característicos como "Alien 2", "Miedo en la ciudad de los muertos vivientes" (la de Fulci, para quien también colaboró en "El destripador de Nueva York"), "El día del cobra" (de Enzo G. Castellari), "Los invasores del abismo" (de Ruggero Deodato) o "Il gatto nero" (de Luigi Cozzi -amigo de Víctor-). Y aunque curiosamente su nombre siempre va asociado al de Argento, en realidad otro para quien curró a destajo en sus inicios fue el no menos legendario Aristide Massaccesi, más conocido como Joe D´Amato. Michele fue actor, co-guionista no acreditado y asistente en títulos tan variados y demenciales como "Bronx lucha final", "2020 Los rangers de Texas", "Terror sin límite", "Calígula 2" o "Ator el poderoso". Tal vez por ello fue Massaccesi, y no Argento, el primero en producirle un largometraje comercial, es decir, este mismo "Aquarius" que Aristide apadrinó desde su flamante "Filmirage" y que, como guinda del pastel, cuenta con un guión original de Luigi Montefiori, más conocido como George Eastman, el caníbal de "Gomia, terror en el mar Egeo" (dirigida por D´Amato, of course), que pal caso se esconde tras el alias de Lew Cooper. Ahí es nada. Visto lo visto, está claro que solo Michele Soavi podía cerrar el círculo aplicando lo aprendido y, encima, tan bien (y americanizando su nombre a Michael, como debe ser).
Un puñado de actores hambrientos, y su director, ensayan desesperadamente un espectáculo teatral de danza moderna sobre un anónimo asesino. Todo pinta que va a ser un desastre. Esa noche, la prota de la función, aquejada de dolores en el tobillo, hace caso omiso al jefe y se marcha al hospital más cercano para que le venden la pupa. Su presencia motivará la huida de un peligrosísimo psicópata que se le cuela en el coche, se carga a la chica de guardarropía del teatro y desaparece. Llega la policía, registra el lugar, no encuentra nada y se marcha dejando únicamente dos agentes que de poco servirán (uno de ellos encarnado por el propio Soavi). El director decide aprovechar el suceso y convierte su obra en un inesperado biopic del psycho-killer visitante... así que, pa meterse caña con los ensayos, se encierra a si mismo y a los actores en el teatro, escondiendo la llave. Poco saben todos ellos que el homenajeado también ronda por allí, dispuesto a cargárselos y, para más inri, la primera persona a la que asesina es la única que sabe dónde está escondida la llave de la puerta principal. La noche que les espera será de órdago.
"Aquarius" fui a verla el día de su estreno, al cine. Lo recuerdo muy bien porque los Viernes por la tarde solía reunirme con los idiotas de mis ex compañeros de EGB para acudir a las películas. En aquella ocasión, elegí yo. Naturalmente entonces ya sabía mucho sobre la peli de marras gracias a mis queridas revistas francesas, aunque la reconocía más por el título que allí recibió, "Bloody Bird". Al entrar, un sensacionalista cartel que el mismo cine se había sacado de la manga, nos advertía que lo que íbamos a ver era muy fuerte porque resultaba "totalmente verosímil". Menuda chorrada!!. De hecho, y aunque lo pasamos muy bien durante el visionado, al terminar uno de mis "amigos" criticaba el desenlace del film aludiendo, justamente, a su falta de verosimilitud. En fin, jóvenes presuntuosos. A mi todo aquello me daba igual, me la sudaba, había disfrutado como un enanito y salí bien saciado, ya que por entonces lo que buscaba con desesperación en un film de horror era la más generosa y gráfica truculencia y, en ese sentido, "Aquarius" iba la mar de bien servida. ¡Qué tiempos aquellos en los que el cine de terror incluía gore valiente y gráfico, pero en sus justas dosis, sin caer en el exceso por el exceso, ni el humor, ni la estilización en busca de la aprobación de las élites políticamente correctas!, preocupándose más por ser "una de miedo con gore" que "una gore con miedo" o, peor, "una gore con gore" o, ya de pesadilla, "una gore con risas".
El caso es que, menos experimentado en estas lides, consideraba "Aquarius" una muestra moderna de "giallo". Bien cierto es que guarda algunas características propias de esa clase de cine, pero en realidad la obra de Michele Soavi encaja mucho mejor en la etiqueta de "slasher". ¿Una mezcla de lo mejor de ambos bandos?, pues sí, me parece bien. Por parte "slasher" tenemos a un asesino mudo e imparable ataviado con un uniforme negro y una máscara de lo más chanante. Esa cabeza de búho gigante es ya legendaria. Tenemos el grupo de jóvenes servidos para ser asesinados con las más variadas armas y los crímenes más impactantes y sangrientos, que incluyen cosas tan clásicas como hachas o una surrealista pero efectivísima sierra mecánica. Y tenemos el climax en el que la "final girl" y el malo se enfrentan cara a cara, así como la aparente invulnerabilidad del segundo. En el terreno del "giallo" encaja el mini-puzzle que resolver del final, el asesinato enfocado como todo un arte (los cadáveres de las víctimas reunidos es algo muy "slasher", pero no lo de presentarlos de forma tan artística) y, en general, la concepción elegante, bonita y estilizada que Soavi tiene del terror, algo directamente heredado de su amigo y vecino Dario y que destaca especialmente con la hipnótica y pomposa banda sonora, así como con esas plumas flotantes o los números musicales de la obra que ensayan los protagonistas (el sumum de lo cual viene cuando la que conoce la ubicación de la llave es asesinada brutalmente delante de todos, convencidos de que el agresor es el actor disfrazado. Ese es uno de los momentos más "giallo", más Argento, de la fiesta, a base de soundtrack orquestal e iluminación azulada).
Hace unas líneas hablaba de los asesinatos truculentos y salvajes. Déjenme volver a ello. En la época se consideraba "Aquarius" como una película "fuerte" y seguramente en 1987 sí encajaba en la etiqueta. No estábamos tan acostumbrados a ver de modo claro y sin disimulos cómo una sierra mecánica abría el estómago a un tipo, y aquí es algo que está bien presente y, además, rodado de modo muy efectivo, muy tétrico, con una linterna como única fuente de luz, el asesino con la máscara salpicada de sangre y la víctima, gritando agónicamente, rodeados de oscuridad y asentados sobre un Argentiano suelo inundado de agua. Brillante. En posteriores entrevistas Soavi decía que no se consideraba muy amigo del gore (¡ni del terror de los ochenta!, al que acusa de poco imaginativo), pero que aceptaba que un film de terror iba ligado a la muerte y la sangre, y que en cierto modo esta última era lógicamente inevitable. También comentaba que el presupuesto con el que contaron para "Aquarius" era mínimo, y que lo efectos especiales se resolvieron del modo más rudimentario. Hay una chica -embarazada!- que es partida por la mitad y cuando se revela su medio-cuerpo, nos damos cuenta que se trata de un auténtico maniquí al que han pegado unas tripas. No digo que cante hasta el extremo de resultar risible y chapucero, para nada, pero sí es verdad que el momento pasa fugazmente ante nuestros ojos evitando resultar demasiado evidente. Lo mismo que la decapitación del director de la obra de teatro. Pero que nadie se confunda, porque esa pobreza queda totalmente compensada por la inmensa capacidad de Michele Soavi, que se muestra como un cineasta de lo más talentoso a la hora de dotar de ritmo a su película, de sacar buen partido del montaje y, en fin, de jugar con el suspense. "Aquarius" es impactante y sangrienta, sí, pero también emocionante. Digamos que podríamos partirla en cuatro cachos. Arranque, masacre (donde mueren el 90% de los personajes secundarios, sin descanso), enfrentamiento y desenlace. El enfrentamiento es el segmento más delicado porque, casi sin diálogos, y a base de sonido e imagen, el director se centra en el puro suspense, cuando el psycho-killer tiende una trampa a la "final girl" que debe agenciarse la llave de la puerta sin que su agresor se de cuenta, aunque lo tenga a medio metro. Muy logrado momento de puro cine, que eclosiona con el inevitable bis a bis de la  pareja, destacando el instante de él colgando del techo y deslizándose por un grueso cable hacia ella. De infarto.
Quizás uno de los puntos más flojillos de la película sean algunos de sus actores, ya sabemos que en la mayoría de las pelis de terror italianas suelen ser muy malos, ridículos. Aquí se salvan de la pura quema por los pelos, aunque queda sitio para algunas sobreactuaciones notables. Sin embargo, la mayor de todas ellas da el pego, porque se trata del director de la función teatral, un tipo ególatra, cruel y manipulador al que el rollo histriónico le va como anillo al dedo. De hecho, es uno de los personajes que más recuerdo dejan y para mi significó descubrir al actor que le da vida, David Brandon y sus notables orejones. Había protagonizado "Caligula 3" para el mismo Joe D´Amato (un evidente exploitation de la de Tinto Brass, donde ya coincidió con Soavi), y luego también saldría en el "Crímenes en portada" de Lamberto Bava. Pero su rol más extraño y atípico es el primero, haciendo de ángel "Ariel" para Derek Jarman en su epopeya arty-punk "Jubilee" (connotaciones de una carrera paralela en el teatro y otras artes más elevadas y respetadas).
Barbara Cupisti es la guapa "final girl" de rigor que has visto también en películas de algunos clásicos como Fulci ("El destripador de Nueva York", ¡su debut!), Argento ("Ópera"), o el fucking Lenzi ("La porte dell´inferno"), así como en "El engendro del diablo" y "Mi novia es un zombie" del mismo Soavi (a lo tonto él y la moza llevaban años coincidiendo en la pantalla, así que será verdad eso de que son o fueron pareja, apunte este que no he podido corroborar).
Sin embargo, el rostro más mítico de todo el film es el de un -habitualmente- sobreactuado Giovanni Lombardo Radice (alias John Morgen) haciendo de supergay. La fama a nivel fandom le llegó cuando Fulci decidió taladrarle la cabeza en "Miedo en la ciudad de los muertos vivientes" y Lenzi castrarlo para "Caníbal Feroz". Lo vi in person en su visita a un festival patrio, pero -paradójicamente- era más soso que una cocacola con solo cinco cucharadas de azúcar.
Terminamos este repasito con la fea Mary Sellers (sin vínculos con el inspector Clouseau) y que también mostraba su poca atractiva faz en el temible remake de "La máscara del demonio", cortesía de Bava hijo de... Mario, "Contamination .7" (de D´Amato) y "Ghost House", de -oootra vez- Umberto Lenzi currando para "Filmirage". Curiosamente esta costrosa peliculita que consumí en un cine porno justo cuando probaba suerte proyectando otra clase de productos menos grumosos (¡¡vamos, ni el puto "deuce" y sus cutre-cines!!), reciclaba el soundtrack completo de "Aquarius" que -como ya he señalado- está muy bien y tiene un peso importante en la película. Uno de sus tres responsables, probablemente el más reconocible, es Simon Boswell, inevitablemente ligado al universo de Dario Argento y que también ha puesto su talento al servicio de una ralea de films sin desperdicio: "Phenomena", "Demons 2", "Crímenes en portada", "Karate Kimura" (!), "Santa Sangre" (estupenda su partitura para este clásico de Alejandro Jodorowsky producido por el hermano de Dario), "Hardware, programado para matar" y "Dust Devil" (Richard Stanley siempre se ha declarado admirador del dire de "Suspiria"), "El señor de las ilusiones" (de Clive Barker) y, muy recientemente, "The Theatre Bizarre" (obviamente en el capítulo firmado por Stanley) y la horrenda e incomprensiblemente reputada "The ABCs of death".
¿Y qué le pasó a Michele Soavi después?, pues que Terry Gilliam vio "Aquarius" y le gustó tanto, que decidió ficharlo como director de segunda unidad en "Las aventuras del barón Munchausen". Contaba también Gilliam que el amigo dio bastantes problemas durante el rodaje a la hora de agenciarse más dinero del acordado por obra y gracia de cierto "grupo de presión" de poca recomendable casta. Con todo, Soavi declaraba en "L´Ecran Fantastique" que había decidido subirse al carro para vivir la experiencia y aprender. Movidas raras pero, al parecer, no tan graves porque años después Gilliam y el italiano volverían a encontrarse, repitiendo roles, en la espantoide "El secreto de los hermanos Grimm"... así que, nunca se sabe.
Luego llegaron "El engendro del diablo" y "La secta" (esta vez, sí, producidas por su querido Dario Argento, que metió bastante la mano en ambas) y la peli que le consagró, la bonita, curiosa, chorra y rara "Dellamorte Dellamore", subnormalmente titulada en España "Mi novia es un zombie" de la que Martin Scorsese posee una copia en su colección privada. Cuando parecía que Soavi iba a alcanzar la cima (le llegaban ya propuestas desde Hollywood, como dirigir la vomitosa "Abierto hasta el amanecer"), movidas de corte personal/familiar le retiraron del cine durante cinco largos años, truncando su prometedora carrera. Retomó la silla del director para la televisión italiana, donde dirigió algunos telefilms policíacos que ni he visto, ni me apetece ver. Hace poco leí que el muchacho tenía intención de regresar a la big screen y con una de terrores, pero habrá que ver qué pasa, porque los tiempos han cambiado mucho y tal vez su creatividad haya caducado. O no, veremos. De momento y hasta entonces, podremos gozar ad infinitum de este "Aquarius", clásico del terror moderno mundial que, como dicen los yankees, es "highly recomended". Sin duda alguna.

sábado, 4 de diciembre de 2021

GOMIA, TERROR EN EL MAR EGEO

Tenemos el póster. Tenemos los fotocromos. Solo nos falta la reseña oficial. Lo cierto es que la hubo, y tras pasarse un tiempo publicada en este blog, terminó reciclada hace ahora diez años en las páginas de nuestro particular "pest-seller" "Malas pero divertidas". Y les diré algo, me arrepiento tanto de lo que escribí entonces, como de haberla incluido en dicha obra. Ya cuando procedí sabía que seguramente me equivocaba, y ahora lo confirmo. "Gomia..." será muchas cosas, pero NO es una película "mala pero divertida", como tampoco es, después de todo, una película mala. De ahí que, motivado por una reciente revisión (a su vez motivada por un ataque de remordimientos), decidí resarcirme y "arreglar el entuerto" con el texto que sigue...
¿Por dónde empiezo? Es verdad que "Gomia, terror en el mar Egeo" (fabuloso título español -¿qué es un "Gomia"?- del no menos fabuloso "Antropophagus") resulta algo costrosa, zetosa e imperfecta. Sí. Dentro de los esquemas del horror italiano ochentero de línea gruesa, se sitúa a un nivel un poco más modesto -en lo que a medios se refiere. Está rodada en 16 mm- de lo que hacía, por ejemplo, Lucio Fulci. Pero, a su vez, y no se sabe muy bien por qué, goza de una serie de atributos indiscutibles que la salvan de la absoluta quema y le otorgan un puesto de honor entre las suyas. El legendario "mercader de la sordidez" que la dirigió, Aristide Massaccesi / Joe D´Amato, siempre dijo estar muy satisfecho del resultado. Y no es para menos. Seguramente nos encontremos ante su mejor película. Es lenta, puede que un poco aburrida, de acuerdo, ¿pero qué peli de Massaccesi -director- no lo es? ¿y qué producto italiano horrorífico de la década no lo es -los hay, pero se cuentan con los dedos de la mano de un manco-? Esta, al menos, tiene cosas que molan.
Cosas como el gore. En la época nos pareció más excesivo y en mayores cantidades, pero lo cierto es que, salvo ya saben qué escena, no hay pa tanto. La atmósfera. Muy lograda, especialmente para ser la clase de film que es, donde caben tanto la tormenta nocturna como otra que comentaré dentro de unas líneas. Y, joder, la trama. El argumento mismo tiene mucho gracejo. Es una locura maravillosa: Un tipo naufraga con su mujer e hijo. Este último muere y papá decide comérselo. Mamá se opone y por accidente acaba acuchillada. Así que papá se vuelve loco -¿entendemos que papá se papea a los dos?- y cuando llega a la costa, no piensa más que en seguir deglutiendo. Incluidos los protas, que tendrán que defenderse. Lo gracioso es que el guion lo firma el mismo señor que hace de monstruo, el gran gran George Eastman, alias de Luigi Montefiori (también se encargó de teclear -entre otras- el libreto de la estupenda "Aquarius", lo que confirma que era bueno en ese campo). Aunque, qué duda cabe, "Gomia, terror en el mar Egeo" se erige sobre TRES momentos. Dos escenas gore, con el caníbal devorando un feto extraído a lo bruto y sus propias tripas como acto final previo a la muerte, y una totalmente inquietante, el paseo por las siniestras catacumbas, acompañado de una música tan extraña como efectiva, algo que se extiende al resto de la banda sonora.
Massaccesi y Montefiori volvieron a unir fuerzas poco después en una especie de secuela, "Terror sin límite" o "Absurd", pero no lograron repetir la jugada. Vamos, que se reduce a una o dos escenas gore chulas rodeadas de tremebundo aburrimiento. Tampoco podemos olvidarnos del infame remake vídeo mediante que parió ese Covid-19 que fue para el cine -y digo "fue" con alivio- llamado Andreas Schnaas. La cosa se tituló "Anthropophagous 2000" y, por comparación, el "Gomia" original parece la mayor obra maestra de la historia del cine. Que, por mucho que me guste, desde luego no es.
E ignoren lo que escribió el gilipollas ese en "Malas pero divertidas".

martes, 29 de enero de 2013

LA NOVIA DE RE-ANIMATOR

Lógicamente, el éxito cosechado por esa obra maestra que es “Re-Animator”, dio pie a una secuela.
Ya muerta la mítica Empire, mutada en la más pequeña FullMoon y con Stuart Gordon colando un pie en el mainstream, Brian Yuzna, que había dirigido la sobre valorada “Society” y que había supuesto un éxito, decidió levantar esta segunda parte, buscándose otra productora pequeñita e independiente a la que sacarle los cuartos, rescatando a la mayor parte del elenco de “Re- Animator” y convencido de su talento como director, poniendose tras las cámaras.
Y tras su paso por distintos  festivales especializados, finalmente la película se estrenó directamente en video clubs. Y hasta muchos años después que más o menos se la reivindicó, pasó inadvertida para la mayoría del público.
El doctor West y el doctor Cain, se encuentran en Perú dónde continúan sus experimentos de reanimación de los muertos.
De vuelta al hospital universitario de Miskatonic, donde inexplicablemente, y tras la masacre de ocho meses atrás en la que estaban metidos de pleno, siguen ejerciendo la medicina (¡¡¡). El doctor West descubre que se pueden animar las partes del cuerpo por separado. Como conservan el corazón de la fallecida novia del doctor Cain, estos deciden crear una mujer por piezas e inyectarle el suero verde en el corazón para que lo distribuya a las distintas partes del cuerpo. Con la policía investigando el caso de la masacre pisandoles los talones, estos experimentos no acaban de salir del todo bien.
Huelga decir, que busca un homenaje al clásico de la Universal “La novia de Frankenstein”.
Obviamente, la secuela comparada con la original, es un pedazo de mierda infecta. Sin embargo, Yuzna no era tan manazas como lo es hoy en día y si bien no es una secuela digna, al menos es una película entretenida con momentos muy logrados.
Ahora, que quede clara una cosa: quien diga que en el cine de género no hay lugar para el sello personal, el sello de autor, que se mire bien estas películas. Porque el primer “Re-animator”, tiene el sello de Stuart Gordon bien impregnadito, al igual que “La novia de Re-Animator” tiene el de Brian Yuzna, vamos, que se nota que una es del uno, y la otra es del otro.
En los aciertos de esta secuela está el hecho de que West cada dos por tres experimenta uniendo distintas partes del cuerpo para darles vida (un brazo y una pierna, unos dedos y un ojo, incluso le pone un brazo humano a un perro), creando una galería de aberrantes monstruitos que tiene cierta gracia. Por otro lado, tenemos la presencia de doctor Hill, ya saben, la cabeza del malo de la función de la primera película, que se cose (y reanima) dos alas de murciélago en a modo de orejas, con lo que tenemos una cabeza voladora pululando por ahí. Sin embargo, este personaje antagonista, simplemente hace acto de presencia, su importancia en la película es mínima, prácticamente desaparece su rol de archienemigo del doctor West, y la verdad, el meterle ahí y que no la líe parda, es una chapuza de tomo y lomo.
Más cagadas; Ok que el Doctor Hill hable y piense razonablemente como sucedía en la primera, aunque no se nos explique el por qué, pero en la primera los reanimados actuaban de forma primitiva y violenta. En esta secuela ¿Por qué cojones tienen que hablar y demostrar sentimientos? Hay incluso una secuencia de celos entre el policía reanimado y su mujer reanimada, lo cual me parece una puta mierda. Y es que si en el primer “Re-animator” los CUESTINABLES toques de humor, solo los supieron ver cierto sector un poco mentecato del público, y en todo caso, estos serían mínimos, en esta, ya están impuestos ahí a sabiendas, lo que sigue siendo una gran putada.
Así pues, como continuación de la de Stuart Gordon, esto es infame e indigno, sin embargo como película de Brian Yuzna, es una de las mejores.
Nada  malo que decir sin embargo acerca de los artesanales efectos especiales a cargo de John Carl Buechler y Screamin Mad george.
Así, que en realidad, no es tan mala como cabe de esperar y justamente está entretenida.
Lo que vendría después si que es para matarlos a todos, y esconderle la farlopa a Brian Yuzna.
Como frikada decir, que en nuestro país, en la era dorada del vide club, se le anticipó una producción italiana dirigida por Luigi Montefiori (director de “2020, los rangers de Texas”, junto con Aristide Massaccesi), más conocido como George Estman, que como guardaba cierta similitud en el argumento con la primera “Re-animator” los sin vergüenzas de los distribuidores no tuvieron remilgos y la titularon “Re-Animator II”. Así mismo, en los usa, serían incontables las “fan movies” que se rodaron acerca del tema, pero, con edición en vhs en Argentina (¿) se editó un “Re-animator 2”, con un argumento un tanto parecido al de esta “La novia de Re-Animator”.
Adjunto sendos carteles.



sábado, 15 de junio de 2013

AQUELLAS CARATULAS MARAVILLOSAS (32): EL PERPETUO ACTO DE AMOR ENTRE MICHAEL Y STEVE



Mirado hoy, casi parece surrealista recordar los tiempos en los que la factoría "Cannon" dominaba en las taquillas del planeta tierra con sus subproductos de cutre-acción macarra y patriotera (según el día). De hecho, lo sorprendente no es ya que lograran taquillazos o recaudaciones considerables, el simple hecho de que consiguieran estrenarlos ya despierta mi mayor admiración. Pelis como la mítica "El guerrero americano" del adecuado año 1985, con la que "Cannon" seguía encabezonada en explotar la imagen del ninja que tantos dividendos le había reportado con ayuda del insigne Sho Kosugi. La diferencia es que ahora querían a uno con rasgos occidentales (y americanos, claro), así que se decidieron por Michael Dudikoff, un señor que, consecuentemente, anduvo durante unos años entre los primeros puestos de los "action heroes" cinematográficos, hasta que el "boom" comenzó a perder fuelle y terminó rodando productos de tercera división, algunos de ellos incluso a las órdenes del entrañablemente inocuo Fred Olen Ray. A pesar de eso, o justamente POR eso, el amigo Mike bien merecería formar parte del reparto de la próxima entrega de "Los Mercenarios". Y si no, que sea la siguiente.
El caso es que "El guerrero americano", o "The american ninja", dio mucha guita, así que en 1987 "Cannon" estrena "El guerrero americano 2", otra vez con Dudkioff, el eterno Steve James (también en la primera) y con el mismo director que lo comenzó todo, el "dame lo que sea que te lo filmo, pero si es con ninjas mucho mejor" Sam Firstenberg. También la segunda funcionó, así que no tardaron en preparar la que hacía tres. El problema es que, probablemente, a Michael Dudikoff ya se le habrían subido los humillos y querría interpretar papeles más serios y respetables (¡todo es cíclico en este planeta!, que aburridos que somos los humanos, par diez), así que se buscaron a un sustituto, otro pazguato al que lanzar como nuevo "action hero", y ese fue David Bradley. Junto a él, Steve James de nuevo. Y de director, alguien distinto, Credric Sundstrom. Esto ocurría en 1989.
Ya metidos en 1990, una agónica "Cannon", fieles a la entonces habitual y desesperada táctica de explotar a perpetuidad sus franquicias de éxito en busca de alegrías, produce la que hace cuatro, "American Ninja 4: The Annihilation". Dudikoff que, me supongo, se habría percatado de que nadie más le quería como prota, decide regresar a la saga y hacer doblete junto a David Bradley y el director Sundstrom. El que falta ahora es Steve James... y ojo, que en 1990 aún estaba vivo.
Yo hacía tiempo que le había perdido la pista a la franquicia. De hecho, no recuerdo si ni tan siquiera llegué a ver la tercera parte. En cualquier caso, para 1993 se estrena "The American Ninja 5", con el Sr.Bradley retomando sus responsabilidades protagónicas junto a ¡¡Pat Morita!!. Ni la he visto, ni quiero, pero dicen por ahí que es horripilante y está confeccionada básicamente para plateas adolescentes. Todo muy light y con inadecuado humor. Originalmente nació como un producto ajeno a la saga (de ahí que Bradley, a pesar de repetir, ¡interprete a OTRO personaje distinto!) pero la "Cannon" decidió titularla del modo que la tituló en plan "a ver si pica alguien". Y no debieron de picar muchos porque, según la lista de Imdb, "The American Ninja 5" es su última película. El director se llama Bob Bralver y a mi me impogta un cagajo. 
El caso es que, como todo lo que atañe a la nostalgia ochentera, "El guerrero americano" ha ido ganando cierto estatus entre los fans del action-hero clásico. Yo nunca lo he entendido, básicamente porque nunca me ha gustado. Y no hablo por hablar, hará un año y poco que revisé la primera en formato VHS y la encontré soporífera. De hecho, la tiré a la basura y todo... eso sí, no sin antes sacar la caratula del estuche y guardarla en mi carpeta-para-caratulas-de-VHS... que me ha ido de perlas a la hora de gestionar esta entrada.
Paralelamente a la invasión del cine de acción macarra en nuestras pantallas por parte de las grandes -y medianas- compañías, las pequeñas, sobre todo las de países exóticos y/o asiáticos especialistas en artes marciales, se ocupaban de saturar los estantes de los video-clubs. Y lo hacían con brío, descaro y sinvergüenzería. Plagiando a los productos de clase A. Estratagema esta de la que participaban -conscientemente, o no- las distribuidoras españolas que, a la hora de diseñar sus caratulas, no se cortaban un pelo recortando y calcando imágenes de las pelis más populares. Pelis como la misma "El guerrero americano". Y a las pruebas me remito....
Si cogemos la caratula arriba expuesta, y miramos las fotos de la parte trasera, destaca esta:


En ella, Michael Dudikoff y Steve James se ahostian sin demasiada saña. Es la escena en la que sus personajes, previamente enemigos, se convierten en coleguitas y, luego, colaboradores.
Bien, algo de homoerótico tendrá el tema como para que, a la hora de copiar la caratula de "El guerrero americano", haya resultado ser la imagen preferida de unos y otros, tal y como aclara la siguiente galería...



Estamos ante dos productos de la insigne-ficante "Filmark", la factoría de salchichas caducadas de Tomas Tang, señor -¿o ente?- especialista en el reciclaje descarado y desvergonzado habitual en este puto blog
En la caratula de "El tigre amarillo" la imagen de los chicos atizándose se sitúa justo en el medio, ahí, en plan destacada. Y destacaría más si no fuese por un pequeño detalle bizarro y estrambótico que me ha cegado de fascinación... ¡¡¿¿qué coño hace ahí arriba el puto COCHE FANTÁSTICO??.... vale, los nombres de Michael Dudikoff y David Haselhoff se parecen fonéticamente pero ¿tanto como para confundir productos? (no busquen respuesta, es un gag).
Por lo menos se toman la molestia de cambiar el color de las camisetas de los interfectos, cosa que no hicieron los manguis que diseñaron la caratula de "Dark Day Express" (película comentada por nuestro Aratz), ya que los dos lucen los colores caqui de la imagen original (aunque, por contra, Steve James tiene la cabeza un poco más ladeada).
Pero no todo se limita a los dominios de mister Tang, hay más....


No he visto "America Rugiente" ni tengo intención, pero por lo que deduzco se trata de un drama de acción carcelario de origen italiano, viendo como veo que su prota no es otro que George Eastman, el mítico Luigi Montefiori de las pelis de terror italo parlantes de los años ochenta. 
No cabe duda de que los mozos de la parte de atrás pertenecen a otra peli (pinta de italianos no tienen, no). Así como la imagen superior de delante (los de "Soho video" eran auténticos especialistas en el recorta y pega). Pero los que aquí nos interesan, obviamente, son Michael Dudikoff y Steve James, que pal caso ni tan siquiera es una ilustración disimulada. Se trata de la auténtica foto, tal cual, a la que han añadido un cuchillo cayendo de la mano de Steve... porque pensarían que le daba un rollo más carcelario, supongo.
Dejando a un lado la puñetera foto de los machos peleando, pero sin salirnos de "El guerrero americano" y de Michael Dudikoff en particular, déjenme animarles a mirar detenidamente la caratula que sigue. Luego hablamos de ella.


Como "America Rugiente", "Sobre el camino" es también un drama carcelario, pero no Italiano, este es americano tal y como su título original indica, "On the yar". ¿¿Qué cojones es "yar"??... bueno, es que al diseñador le faltaría la D del Letrasset, pero en realidad la peli se titula "On the yard" que, sí, traducido significa algo parecido a "Sobre el camino". ¡¿Cómo sería la traducción de "On the yar"?!, pues "Sobre el camin", digo yo. Se trata de un film de 1978 con fama de soso... tanto que, en fin, nadie lo recuerda.
Merece destacarse la imagen de ese señor encerrado en una celda. Que yo sepa la peli no habla de prisiones militares. ¿Entonces de qué esos ropajes color caqui?. Pero... anda... a mi que me suena ese tio... a ver, acerquémonos más...


¡¡Canastos!!, pero si es Michael Dudikoff. Un Michael Dudikoff al que alguien se tomó la molestia de pintar ¡¡unas gafas de sol, un bigote y un cigarro!!. Y con punta fina. ¡¡La madre que los parió!!. Esto me recuerda a otras dos estratagemas parecidas urdidas por otras cutre-distribuidoras y de las que ya hablé en su momento (AQUÍ y AQUÍ).
Como decía arriba, los de "Soho Video" eran auténticos especialistas en el reciclaje descarado e indigno. Seguro que la imagen del tio con la camisa ensangrentada es también de otra película, aunque no puedo localizar a cual pertenece. De lo que sí estoy seguro es que, igual que Michael Dudikoff no aparece en el reparto de "Sobre el camino", Harvey Keitel tampoco. ¡¿Qué hace el fucking Harvey Keitel en la parte trasera de la caratula?! (Y no desvarío, a continuación les dejo la imagen original, perteneciente a "Malas calles", en la que Harvey posa violentamente junto a Robert De Ninja... er, digo, De Niro. Eso sí, en versión no-invertida).


Únicamente "Soho Video" tiene la respuesta. Y "Metropolis Home Video". Y "Group W Productions". Que maravilla, cuanto morro, cuanta jeta junta... nadie diría que hablamos de distribuidoras españolas... con lo honesto y legal que es todo el mundo en este país nueso.

ACTUALIZACIÓN (6-2-2015):
Y sin comerlo ni beberlo, de pronto hace su aparición una caratula más que explota el acto de amor entre Michael y Steve, esta que sigue...



En definitiva otro subproducto asático repleto de nombres raros que no aparecen ni en "Imdb", y si lo hacen nunca es en las funciones que se supone ejercen aquí. Para más inri, la peli fue editada por la legendaria "Chock Video", cuyo catálogo no tenía desperdicio...
¿Cuantas más habrá?... a saber.

jueves, 25 de diciembre de 2014

CARPETAS CINÉFAGAS (Y OTRAS ESPECIAS)

Había en mis tiempos de escolapio una característica del todo típica que consistía en adornar tu carpeta o carpesano con imágenes representativas de tus gustos y apetencias. Podías tirar de las pegatinas que regalaban las revistas destinadas a la porción del mercado que tu representabas o demostrar algo más de personalidad y currártelas tu, a base de recortar, fotocopiar o incluso dibujar.
Yo, como buen aficionado al cine de género, con especial y orgullosa inclinación por el terror, no iba a ser menos. A lo largo de mi no demasiado extensa y sí notoriamente fracasada carrera estudiantil, lucí muchas carpetas armoniosamente decoradas, siempre acorde a cuales eran mis obsesiones en el momento. También pude disponer de algunas ya diseñadas para tal menester, aunque esas fueran las menos.
Afortunadamente tuve la buena idea de conservarlas casi todas, en parte por su aún útil función archivadora. Únicamente lamento la pérdida de una de ellas, pero que no forme hoy parte de mi colección obedece a una aplastante lógica: su tamaño. Estaba pensada para salvaguardar hojas de formato Din-A3 y, claro, acabó siendo un trasto gordo, pesado y molesto que terminé aniquilando. Sin embargo, recuerdo perfectamente qué imágenes la ilustraban. Ambas, obvio, acorde a su tamaño: La de la familia matarife de "La matanza de Texas 2", ahí posando, pero sin letra ni logo alguno, y una secuencia muy llamativa de "En los límites de la realidad", aquella que nos muestra a una moza de espaldas abriendo una puerta por la que asoma un ojo gigantesco. Recuerdo perfectamente que, en el metro y de camino al cole, la estampa de "Leatherface" y los suyos era inevitable blanco de muchas miradas, cosa que me incomodaba, sí, pero no tanto como para renegar de ella. Ni por el forro.
Por fortuna, el resto de mis carpetas escolares reposan en el armario. Y un buen día se me ocurrió que sería divertido y entrañable recuperarlas todas, fotografiarlas y desmenuzarlas aquí, en este nuestro/vuestro blog, dedicado -en parte- a rememorar cinéfagas primeras experiencias.



Cuando intentaba recordar cuál de todas las carpetas que siguen era la primera, hubo una pista que me ayudó a decidirme por una candidata. ¿Y en qué consiste esa pista?, pues en su mala ejecución. No a la hora de elegir las imágenes, ni mucho menos, si no a la hora de situarlas. Tal como quedó, una de las caras estaba boca abajo en relación a la otra. Error. Que no lo hiciese correctamente en esta ocasión es lógica muestra de mi inexperiencia (ya que no volví a cagarla igual again), ergo, esa ha de ser la primera.
¿Y qué encontramos en ella?, pues un muestrario infinito y generoso de lo más variado. Propio también del novatillo, con los gustos aún no del todo definidos. Por ejemplo, en la cara A, por así llamarla, encontramos clásicos del calibre de "La Niebla" o "Halloween 3". Uno de mis slashers favoritos, "La Quema". Un poco de la música que me gustaba entonces ("Blues Brothers", "Motorhead".... y bastante heavy, lo que me choca porque nunca me tiró mucho ese tipo de sonido, aunque supongo que me atraía más a un nivel estético, por sus habituales cubiertas a base de elementos horroríficos... como ese "Eddie" ("Iron Marisamaiden") en plan piloto de guerra. También vemos a los "Creedence" -que me molaban entonces por su participación en los soundtracks de John Landis- y ¿¿¿Pink Floyd?? que imagino sería puro relleno. Si no, no me lo explico). También nos damos de bruces con referentes a algunos "blockbusters" clásicos como "Los Cazafantasmas" y "Regreso al futuro" (cuyo vinilo gozaba mucho escuchando) y sendas cubiertas de las bonitas novelas de terror editadas por Martínez Roca (ver más abajo). Complementan el sarao dos calaveras dibujadas por el menda, siendo la más grande una imitación de la que protagonizaba la versión en comic de "El día del padre", según "Creepshow", de la mano de Bernie Wrighston. La guinda la pone Monty Python y la que entonces era mi peli favorita del grupo, "El sentido de la vida". ¡Y que no falte "Viernes 13"/Jason!, aunque sea en plan "cameo carpetil".


En la segunda cara retomamos el tema "Creepshow" -por entonces mi absoluta number one. Hoy es la number two, lo que tampoco es moco de pavo-, destacando esa curiosa ilustración promocional extraída de un "Fotogramas" de la época. Una no muy sincera declaración de amor al noveno arte a base de imágenes mangadas de "Vampus" o "Rufus", referencias a Richard Corben -mi dibujante favorito en el momento, junto a Wrighston-, a Moebius (??) y a "Torpedo", que me gustaba mucho. En lo musical nos encontramos con el "Salve" de la "Polla Records" (entonces recién comprado en formato casete), un guiño punk -en esos tiempos comenzaba a interesarme por la subcultura del imperdible- y una tímida referencia al "Thriller" de Michael Jackson. Sí, amigos, yo fui de los que se cagaron de miedo viéndolo. Destaca H.P.Lovecraft en lo literario, autor al que me acerqué a través del cine, y aunque intenté leer algunos de los libros que aparecen en la foto, nunca logré conectar con ninguno de ellos. Arriba de todo, el encabezamiento de las tiras humorísticas y macabras de Pierino extraídas de "El Papus". Era un dibujante que me gustaba y se adecuaba mucho a mis apetencias grotescas.
Lo que más me llama la atención es que gran parte de los recortes aquí expuestos, sobre todo los de música y literatura -y de escueto tamaño- están recortados de un popular catálogo que solía llegarnos a casa por correo, "Discoplay" (¡gracias Don Olid!).


Como apéndice, comentar de pasada la costumbre que tenía de incluir "caramelos" en el interior. Y pal caso, lo que aquí tenemos es la adecuada incursión de portadas de la colección súper terror de Martínez Roca, destacando las antologías de "Las mejores historias de terror" o la adaptación de "La noche de los muertos vivientes" de John Russo. El "Spy vs. Spy" de la revista "Mad", que entonces leía. El libro de H.G.Wells que inspiró una de mis pelis antiguas favoritas, "El tiempo en sus manos" y, cómo no, el mítico "Stryker" de Cirio H. Santiago.
Brutal.



Pa la siguiente carpeta decidí no matarme tanto y tiré por lo fácil. Carteles grandes, ambos extraídos de las páginas del "Fotogramas", justo cuando se estrenaban oficialmente ambas películas. El de "Viernes 13, 3ª parte", que explotaba a tope el elemento tridimensional, siempre me ha parecido precioso, uno de mis favoritos de la saga.


El otro, pues a decir verdad únicamente lo escogí por la presencia de Clint Eastwood sujetando una gran pistola, a lo "Harry Callahan" que, como verán a continuación, ha sido siempre una presencia constante en mis preferencias decorativas. Aquí no interpreta al gran "Dirty Harry", y la película resultante ni siquiera me gusta, pero pal caso, no importaba mucho.


La fricadilla la pone el breve anuncio del video-juego, por entonces aún una práctica bastante verde, inspirado en "Viernes 13". No es que lo tuviese, o lo hubiese jugado en casa de un amigo... de hecho, nunca llegué ni a verlo, pero se trataba de algo relacionado con la saga en cuestión, lo que era ya suficiente argumento para recortarlo y añadirlo.


En este caso recurrí de nuevo al tema imágenes grandes, solo que aquí tuve la decencia de utilizar algo hoy bien valorado por el aficionado medio, una fotografía promocional de "Re-Animator", de esas que solían adornar las vitrinas de los cines (vamos, lo que llaman "fotocromo"... y por cierto, ¡¡menudo es!!, ¿dejarían hoy día usar una imagen así de extrema?). En ella vemos uno de los momentos álgidos, más sangrientos, grotescos y gran guiñolescos del famoso y estupendo film de Stuart Gordon, cuando un zombie (el papá de Megan) le revienta los ojos a la cabeza del Dr.Hill, poco antes de aplastarla como un melón. No hace falta decir que me ALUCINABA ese panorama, por su exageración, su locura, su demencia y su rojo abundante. Absolutamente salvaje. Recuerdo cuando una persona adulta vio la carpeta y cínicamente me dijo: "Veo que ahora te va el romanticismo". Con todo debo abrirme a ustedes y confesarles que, por entonces, aún no había visto "Re-Animator", así que con material como ese mi imaginación volaba libre y peligrosamente.


La cara B resulta harto reveladora. Como ven, son los carteles franceses de "From Beyond/Re-Sonator", "Howard, un nuevo héroe", "El día de los muertos" y "Viernes 13, 6ª parte: Jason Vive", lo que significa que me encontraba en pleno apogeo de mis lecturas gabachas. Todo ese material salió de las páginas de "L´Ecran Fantastique" que, junto a "Mad Movies" e "Impact", conformaba mi generosa dieta de lectura cinematográfica por esos tiempos.
No hace falta decir más.



Por lo visto eso de poner un solo cartel no me satisfacía tanto, y para la ocasión -y la siguiente- decidí retomar el tema "collages", solo que aquí partiendo directamente de fotocopias. Eran los tiempos en los que había descubierto la revista "Fangoria" -la yankee, claro- y con ella el fascinante espectro oscuro y chungo del cine fantástico y de terror, su lado más "trash", algo que se refleja mucho muchísimo en esta interminable galería de rostros.
Lo normal era que los chicos adornaran sus carpetas con cantantes sexys, modelos, actrices. O en un caso pre-homosexual, jugadores de furgol. ¿¿Y qué es lo que hago yo??, colar las caras de un puñado de señores de mediana edad o más -cada uno con su respectivo nombre debajo-, casi todos hombres de negocios de escaso talento y algunos más interesados en sacar dinero del bolsillo de los posibles espectadores impresionables que de crear cine. ¿Quiénes eran estos elementos?, fácil: Al Adamson, Andy Milligan, Jesús/Jess Franco, Frank Henenlotter, Aristide Massaccesi (Joe D´Amato), David DeCoteau, Ted V. Mikels, Charles Band, David Friedman, Herschell Gordon Lewis, Lucio Fulci, Roger Corman y Fred Olen Ray (en una foto que casi está de espaldas). La créme de la créme. Junto a ellos, temas tan propios de ese tipo de movidas como el cine de caníbales o "Santo, el enmascarado de plata". Nótese ciertas manchas de rojo-granate en las esquinas de las fotos... sí queridos, era tempera, en un intento de hacer más cantoso el tono "sangriento" del invento (dulces ingenuidades).
Y por aquello de no perder las buenas costumbres: "Harry Callahan" en un ladito (con un contundente "My hero!" encima de la foto) y el Steven Seagal de "Por encima de la ley".
A esta carpeta podríamos bautizarla tranquilamente como la "trash-carpet".
Fascinante.


Si el caso anterior era algo bizarro, el de ahora roza la locura.
¡¿Fred Olen Ray, el ínclito cineasta zetoso, como motivo central de una carpeta?!. Miedo da. Pero sí, queridos, así de fan era yo entonces del director de "Alienator" (que decora ampliamente el collage), "Del espacio profundo", "Los Dreggs", "Días de horror y muerte", "Commando para matar", "El poder de las armas", "El misterio de la pirámide" y otras que no aparecen en la imagen como "Biohazard", "Alien Dead" o "Beverly Hills Vamp".
Recuerdo que, tras mirarla atentamente, un compañero de aula me dijo: "¿Te gusta la violencia, eh?". Pues sí, pero solo en la pantalla, chavalote.



En la cara B del caso que nos ocupa se recupera un poco cierta cordura. Aunque tampoco mucho.
"Blood Feast", el inevitable "Harry Callahan", su entrañable parodia televisiva "Sledge Hammer", más macarrismo con "Yo, el jurado", el cartel de "Re-Animator 2/Metamorphosis" según san Luigi Montefiori (que es una puta bazofia, pero esa ilustración me gustaba mucho... ¿será de E.Sciotti?, eso explicaría muchas cosas) y, consecuentemente acorde a la presencia de San Fred Olen Ray, un guiño a Jim Wynorski con dos de sus obras cumbre, "The Return of Swamp Thing" y, sobre todo, la inmortal "Deathstalker 2".

Posdata: La imperdonable ausencia de imágenes en ambos lados, a base de tijera bruta, obedece a alguna causa de reciclaje que, ahora mismo, no recuerdo claramente (aunque puede distinguirse el nombre de Linnea Quigley, lo que significa que la carpeta también luciría cierto erotismo barriobajero).


MENCIONES ESPECIALES:

Las dos carpetas que siguen se alejan un poco del grupo. Una por temática y otra por fabricación. Pero merecen estar aquí... entre otras cosas porque, en fin, son las que faltaban para completar el repaso… y porque me sale de los cojoncillos.


El punk rock como temática ha salido ya alguna vez, tímidamente, a lo largo de este periplo, pero realmente no se impuso hasta mediados de los años 90.
Pal caso tenemos a Jayne/Wayne County (el travesti punk del Nueva York originario que hacía poco había visto “live”). Una ilustración extraída de un número de la revista "Vibraciones" del año 77. En esa época era muy fan (y mantenía relación epistolar) con el grupo "Wat Tyler" y a falta de alguna imagen más representativa, utilicé esa del bailarín tirolés. A su lado, la pegata número uno de mi fanzine "Suburbio", y el nombre de una banda que desentonaba un poco en el conjunto (de ahí que su presencia fuese tan poco llamativa), los militantes "Crass". A su lado, un dibujo muy especial de John Holmstrom, el famoso padre de la revista "Punk Magazine" y portadista de "Ramones". En medio, y ahí luciendo a lo grande, la que era mi banda absolutamente favorita, "The Lurkers". Justamente, el tipo con el perro y la bandera es Arturo Bassick, que en aquellos tiempos lo lideraba.
Retornamos a la parte baja, extremo izquierda, y descubrimos la pegatina número dos de "Suburbio".
A su lado, el logo de los mediocres "Chelsea", "Sham 69" (y no entiendo muy bien el motivo de que estén ahí) y la divertida imagen macarra de uno de los integrantes de "Spider Babies", grupo de garaje cazurro.



Y estos, pues no necesitan presentación.
A día de hoy dudo mucho que los "Toy Dolls" fueran genuino punk. Siempre he visto a su líder, Olga, como un currante que se disfraza cuando toca y luego vuelve a la normalidad de su rutinaria existencia. Pero eso no quita que, en sus buenos tiempos, los "Toy Dolls" me ENCANTABAN y, de hecho, en cierto modo fueron los culpables de mi afición al punk rock. Así que merecían un lado entero de la carpeta para ellos solos... y más con una imagen tan ideal como la de este single de su divertida canción "James Bond lives down our street".


A esta, obviamente, lo que le tengo es mucho cariño, tratándose como se trata de merchandising oficial surgido a raíz del estreno del legendario "Superman" de Richard Donner con Christopher Reeve. Comprado en la época, se entiende. Sorprendentemente ha durado en bastante buen estado hasta nuestros días. Tengo algunos amigos completistas del personaje que han demostrado interés en hacerse con ella guita mediante, pero de momento prefiero conservarla.