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miércoles, 17 de agosto de 2011

NO VAYAS CERCA DEL PARQUE

Cuando alquilé esta peli en el famoso "Video Instan", consciente ya entonces de su condición de indiscutible clásico del cine más "trash" (en parte por pertenecer a la infame/famosa lista de los "Video Nasties"), al llegar a casa me encontré con que estaba en inglés, sin doblaje y ni un mísero subtítulo. ¡¡Que raaaaro!!. Intenté verla pero, entre que entonces mi conocimiento del británico era limitadito y que estas pelis o las ves dobladas (porque incluso así cuesta aguantarlas) o resultan totalmente insufribles, me dejó con la sensación de ser un truñaco inmenso de esos incomprensiblemente sobrevalorados. Ayer noche pude visionarla por fin en castellano y, sorprendentemente, la experiencia no me resultó tan agónica como temía.
A ver, explicar de qué va tiene su intríngulis: En la prehistoria, dos trogloditas (con pinta de Dominguero) reciben una mala noticia por parte de su madre, están malditos y vivirán eternamente a base de comerse las entrañas de gente joven. Damos un salto hasta los años ochenta. El varón de la pareja, después de zamparse las vísceras de un pobre idiota que estaba pescando, se liga a una jovencita, hermosa y aún novatilla Linnea Quigley (que ya enseña carnaza, claro), se casa con ella y tienen una hija. Cuando esta alcanza la adolescencia se escapa de casa, ya que está harta de ver cómo madre la odia por el amor que le dispensa padre. En su fuga casi resulta violada, pero se oculta en una cabaña. Allí conoce a un niño de 10 años, también fugado, que intenta meterle mano, y a un jovencito guapito con el que se enrolla a los 2 minutos de decirle "Hola". Resulta que la dueña de la cabaña en cuestión es la otra troglodita, la hembra. Total, que el niño se hace amigo de un cincuentón quien le cuenta toda la leyenda sobre la piba caníbal que habita el lugar. De ahí saltamos al clímax, donde el padre de la chavala reaparece vestido de Pedro Picapiedra e ¡intenta follársela!. En el proceso, los dos trogloditas lanzan rayos cutrexpas por los ojos y sus víctimas se levantan cual zombies para devorarlos y... aún pasan más cosas. El final es en plan sorpresa. ¡¡Exhausto me he quedado, amigos!!.
Nadie puede negarle a "Don´t go near the park" (título original) su intento de marcarse una sinopsis cuanto menos original y diferente, lejos de apuntarse al carro del slasher que era lo que imperaba entonces. Y sí, tal vez eso ayude a que el visionado sea soportable y hasta casi entretenido. Lo que lo pone algo difícil es todo lo demás, los diálogos chorras, las situaciones absurdas e inverosímiles, los efectos especiales algo torpes (sobre todo los que pretenden envejecer a los actores, porque los de canibalismo aún dan el pego), cagadas a tutiplen (Linnea Quigley se conserva igual a pesar de los 16 años que transcurren entre el inicio del film y su parte media) y en fin, todo aquello que hace remarcable a una buena serie Z.
A parte de la Quigley, reconocemos a Aldo Ray en el rol del cincuentón. Antaño actor de films notorios, sus excesos con el bebercio lo condenaron al lado más oscuro y grasiento del séptimo arte. También actuó para el amigo Fred Olen Ray.
El director, Lawrence D. Foldes, tiene en su curriculum otros anti-clásicos como "Jóvenes Guerreros" y "Nightforce". En el 2003 lo intentó con un drama serio, "Finding Home" (¡si sale Geneviève Bujold y todo!) pero no debió irle muy bien porque fue su última peli.
Recomendada para deglutidores de rarezas y chungueces.

domingo, 22 de abril de 2012

MUTRONICS

Auténtico referente del cine más idioto de los 90, "Mutronics" se suponía basada en un famoso manga japonés con el que compartía título original, "Guyver". Su, presupongo, fracaso hizo que en algunos países fuese retitulada "Mutronics" por aquello de que en el reparto hay muchos monstruos e igual podrían hacerlo pasar por algun pseudo-"Gremlins". O esa es mi teoría. Curiosamente el film arrastra algunos nombres de peso... o de poco peso, pero considerablemente populares entre el fandom. Para empezar se trata de una producción Brian Yuzna, de cuando el bigotudo aún conservaba cierto estatus. En la dirección encontramos a dos notables creadores de efectos especiales, Screaming Mad George y Steve Wang. El primero, que en sus años mozos tenía un grupo punkero bastante curioso llamado justamente "The Mad", había dejado su sello en títulos como "Pesadilla en Elm Street 4" y "La novia de Re-Animator". El segundo hizo tres cuartos de lo mismo con "Una pandilla alucinante", "Pesadilla en Elm Street 5" o "Gremlins 2". Antes de "Mutronics" había rodado una peli amateur en Super 8 titulada "Kung-Fu Rascals" y que remakearía después de "Mutronics" con medios más estandards. En el reparto destaca Mark "Luke Skywalker" Hamill, que alcanza niveles de notorio patetismo convirtiéndose al final de la peli en una cucaracha gigante. Le siguen Michael Berryman y, sobre todo, Jeffrey Combs y David Gale, juntos de nuevo tras su enfrentamiento en "Re-Animator". Completa el casting un cameo de Linnea Quigley... haciendo de Linnea Quigley, pero sin quitarse la ropa.
Narrativamente, la cosa no se complica mucho: Una gran corporación comandada por monstruos ocultos tras apariencia humana tiene en su poder una armadura llegada del espacio. Uno de sus científicos, preocupado por todo el mal que podrán hacer con ella, la roba y huye. Es cazado por los malos de turno que se lo cepillan, pero antes logra ocultar la mentada armadura. Casualmente esta cae en manos del prota, un pipiolo que practica artes marciales y, llegado su momento, será quien se convierta en el mentado "Guyver" y se dedique a matar a los malos y salvar el mundo.
Bien, el caso es que el manga original (y el inevitable anime) destacaban por una notable dosis de violencia (gore incluido) y chanismo... pero a la hora de saltar a la pantalla con actores reales (o "actores" reales), todo eso cambió. "Mutronics" buscaba complacer al público adolescente o, incluso, infantil (las "Tortugas Ninja" aún coleaban por ahí, e incluso hay una cita directa a ellas) y por ello el nivel de violencia fue rebajado al mínimo (salvo algún desliz puntual) y el de humor incrementado al máximo, hasta resultar molesto y cansino, a lo que contribuye la presencia de un monstruo que rapea y todo (ugh!). Estos, siendo majos al estar paridos en látex, resultan también un poco cutres, especialmente los secundarios, y las (largas) peleas entre ellos y el "Guyver" alcanzan límites de genuina ridiculez risible. Es evidente que el presupuesto, sin ser muy bajo, tampoco era como para tirar cohetes, y a "Mutronics" le falta acción y le sobra palique. Con todo, y sin querer darle más valor del que realmente tiene, la peli puede verse, si antes te mentalizas de lo que te espera. Ayudan mucho el sentido del humor y la compasión. 
Curiosamente, y este es un dato que desconocía hasta hoy, en 1994 (tres años después) Steve Wang se curra en solitario una secuela, "Guyver: Dark Hero" menos popular pero, según parece, más seria, violenta y fiel al manga. Hummm... ello da que pensar si tal vez la interferencia de Brian Yuzna en la primera fuese más dañina de lo que puede parecer. Su ausencia en la segunda parte dio carta blanca a Wang para hacer lo que realmente quiso. Oiga, pues igual hasta búscola y veóla.

domingo, 7 de marzo de 2021

IN SEARCH OF DARKNESS PART 2

Fíjate tu, en la reseña de la primera parte de "In search of darkness" me preguntaba ande andaban Tom Savini o Linnea Quigley, a los que les gusta más una cámara que a un tonto una piruleta. Pues ahora ya lo sabemos: esperando salir en la segunda parte. Y aquí están. Casi parece que mi queja fuese tomada en consideración, porque pal caso no se limitan a hablar de las pelis en las que metieron mano, disponen también de su propio rincón, donde rememoran las respectivas trayectorias casi al completo. Justamente, esa vendría a ser la genuina novedad de este "In search of darkness part 2" con respecto a la precedente, que además de los ya conocidos repasos a toda velocidad de sendos títulos emblemáticos de los años ochenta (y que, en esta ocasión, se expanden no solo a cosas más oscuras y costrosas como "The Boogens", "Hollywood Chainsaw Hookers" de nuestro amigo Fred Olen Ray o un par de títulos de la pizpireta Jackie Kong, también a otras extremadamente populares y cuya presencia en un documental sobre cine de terror podría ser discutida, como la maravillosa "La tienda de los horrores") incluyen cápsulas en las que se detienen a charlar extensamente -todo lo que permite el espacio que le reservan- de temas como el terror italiano, los vídeo-juegos de temática horrorífica, proyectos no-natos o movidas más genéricas, así como los arriba mentados recorridos por las filmografías de otros invitados de lujo del calibre de Robert Englund o Nancy Allen. Se siguen echando de menos habituales como Bruce Campbell o John Landis, e insisto en ello a ver si, así, salen en la tercera.
Entre los momentos álgidos, tenemos a Joe Dante hablando otra vez de los exploitations de sus títulos de éxito, en el caso anterior eran las secuelas de "Aullidos", aquí se centra en "Gremlins" y lo que la siguió. A Joe Bob Briggs esputando una gran verdad sobre aquellos films que, estirando el elemento humorístico, pretenden ganarse de forma deshonesta un lugar de honor en el podio de las cult-movies (un zasca a la Troma??). O al técnico de efectos especiales Steve Johnson que, al haber participado en una gran parte de los títulos diseccionados, puede añadir mucha información. Y, de paso, nos aclara el misterio de cómo Linnea Quigley y él se hicieran pareja tras tener que sacarle un molde de las tetas para "La noche de los demonios" (coñas aparte, lo cierto es que conocía esa historia y verla, por fin, contada por sus protagonistas me hizo mucha gracia).
En el lado de lo criticable, está algo que ya veíamos en la primera, esos ridículos "speechs" en los que se habla del cine de terror como si fuese la cura para el cáncer, pretendiendo de este modo darle una pátina de respetabilidad o, peor, positividad de cara al mainstream (y el media que suele detestarlo y acusarlo de violento) que no necesita para nada. ¡Cómo odio esas cosas!. Me encanta la devoción del yanki medio, pero en estos aspectos suele perder el pedal y tomárselo demasiado en serio, aplicando un exceso de emotividad a algo que, ciertamente, no le pertoca (es ya cansino el rollo de que las "final girls" de los slashers inspiran para superar momentos duros de la vida de uno... ¡no me jodas!).
Con todo, y teniendo en cuenta la extensa duración, "In search of darkness part 2" sigue siendo igual de disfrutable que la otra. Imposible no emocionarse si creciste consumiendo todos estos títulos impepinables y, sí, es cierto: Ya no se hacen así, ni se harán nunca, ni -lo más importante- nadie ha sido + es capaz de mimetizarlas de modo correcto, así que basta ya de intentarlo, por favor (o de ocultar sus incapacidades tras la cantinela para engañar a los fanes).

jueves, 27 de diciembre de 2012

CALLES SALVAJES

Verano en Torredembarra. Solía ir cada año a pasar quince días en casa de mi amigo Dani. Nada más llegar al pueblo, el coche se detuvo delante del cine para ver qué daban y, si se prestaba, acudir ese mismo fin de semana. "Dan una que se llama "Calles Salvajes"". "Guau", pensé, "Esa ha de ser muy heavy". Poco tiempo tuve de fantasear. La madre de Dani corrió a soltar la sentencia: "No, esa no la veréis, estas películas son muy violentas". El coche arrancó y nos alejamos de allí. Tuve que esperar unos años para poder comerme "Calles Salvajes", en formato VHS, claro, el mismo con el que la revisé ayer por la noche.
Todo comienza con el encontronazo, algo tonto, entre una panda de macarras punkis que llevan emblemas de "The Damned" en sus chupas y un grupito de golfas deslenguadas, pero de buen corazón, capitaneadas por una Linda Blair luciendo, a través de una prenda fina y bien ceñida, sus imponentes pechotes (papel este inicialmente previsto para la frontman del grupo "The Runaways"). La acompaña una jovencita Linnea Quigley pre-Scream Queen en el papel de sordomuda empalagosamente inocente y monjil. El caso es que el mentado encontronazo empeora mucho cuando los macarras violan a la virginal muchacha. Y se dispara del todo cuando se cargan a una de las chicas de la pandilla, nada menos la que estaba en estado y lista para contraer matrimonio (que sí, que muy chulonas y callejeras ellas, pero cuando se trata de casarse, por la iglesia y con el vestido más blanco de todos). Como no podía ser de otro modo, la ex-niña exorcisada pillará una ballesta (incómoda cuando se trata de vengarse, aunque muy "cool") e irá a por los malotes.
Probablemente la madre de mi amigo tenía razón, "Calles Salvajes" nos hubiera impactado mucho en 1984 por sus elementos crudos y ultra-violentos. Era todo muy "joputa", como se estilaba entonces. El problema es que los años no pasan en balde y la pobre ha envejecido mal. Ahora es casi ridícula. Por lo menos, la que sí da un poco de pena/risa es la amiga Linda luciendo esa pose de chuloputas y ese vestuario pretendidamente golfo (aunque lo compensa dándose un baño en pelota picada y mostrándonos esas tetazas que, de tan grandes, flotan en el agua). Tampoco pasan examen los típicos diálogos "supuestamente juveniles y pasotistas" de los macarras, así como su actitud exagerada de continuo cachondeito y descerebre. Y como ocurre en casi todas las pelis de la época que intentaban retratar un ambiente alternativo entre punkero y nuevaolero, las canciones "rockeras" del "soundtrack" son horriblemente pastelosas, así como la banda que aparece tocando en un escenario... algo que desde que tengo uso de razón, me lleva siempre a la misma pregunta: "¿Pero cómo pueden todos bailar con tanta entrega y diversión una música tan aburrida y monótona?". Misterios del cine juvenil de los ochens.
Pero no seamos tan duros con "Calles Salvajes", dejando de lado todas esas apreciaciones, la peli se deja ver 
(a pesar de su fotografía ultra-oscura, aunque tal vez sea cosa de la edición VHS) y entretiene razonablemente, pese a ese clímax final innecesariamente eterno. Digamos que es un compendio entre varios de los temas recurrentes del "exploit" de la década: aulas turbulentas, bandas callejeras en conflicto y un poco de  "rape and revenge". Muy completa, y pasable para un visionado casual.
Junto a la Blair y la Quigley encontramos al carismático John Vernon y a la neumática (y muy atractiva) Rebecca Perle, quien volvería a mostrar sus encantos en "En la cuerda floja" y "Vampiro del espacio". Como dato curioso, señalar que en un principio "Calles Salvajes" iba a dirigirla Tom DeSimone, responsable de "Hell Night" -de nuevo con Linda Blair-, pero por alguna razón desconocida fue sustituido. Con todo, su hermano Bob sí aparece en la peli, en un rol segundón de profe, y haría tan buenas migas con el sustituto que actuaría también en su siguiente peli, la muy recuperable "Viernes 13 - 5ª parte", haciendo de ambulanciero farlopero. Les hablo del malogrado Danny Steinman.
Danny Steinman, que curiosamente falleció hace escasos días (el 18 del mes en curso), es un personaje muy interesante. Venía del porno (¡como Tom DeSimone!, por lo visto era lo normal entonces) y se metió en el cine más o menos "standard" con el aburrido pseudo-slasher "Gemidos en la oscuridad" (que firmó con seudónimo). De ahí pasó a la peli hoy comentada y la quinta entrega de las aventuras de "Jason Voorhees". Esta última, aunque funcionó bien en taquilla, fue muy mal recibida por todo el mundo. De hecho, se la considera la peor... y no por su acabado, sino por sus intenciones. Se dice de ella que tiene una estructura totalmente de peli pornográfica, que es la que más crímenes ofrece (al menos hasta entonces) y la más amoral (recordemos que una de las chicas moría de un machetazo en el coño, cosa luego censurada). Yo opino que era la más honesta de las secuelas del clásico de Sean S. Cunningham, por ser la que se dejaba de monsergas y daba a los fans de la franquicia lo que queríamos ver, un tío con una máscara matando con saña a todo quisqui (aunque luego resultara que ese tío no era quien debía ser). Sin embargo, los incontables problemas que hubieron durante el rodaje, así como todo lo narrado, hundieron la carrera de Steinman, que nunca más volvería a dirigir. Dicen que también influyó un grave accidente de bicicleta, y que estuvo en la lista de posibles directores para un remake de "La última casa a la izquierda" finalmente pospuesto... y es una pena, porque una revisión de ese clásico del cine chungo en manos de este señor seguro que hubiera sido mucho más cabrona y retorcida que lo que finalmente se estrenó. RIP.

miércoles, 31 de agosto de 2022

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 14: SUBPRODUCTOS YANKIS (PART FOUR, "CREEPOZOIDES")

Imágenes extraídas de las fermosas páginas de "Mad Movies", "L´Ecran Fantastique" y otras revistas franchutes que me alegraron la adolescencia por ahí los años 80/90....

Ya estaban avisados... ponemos punto y final a nuestro periplo estrictamente visual por los contornos de "Beyond Infinity Films" echando mano de su, posiblemente, película más famosa, "Creepozoides" (que, como ya deberían saber, casi tuvo una secuela). Delétiense con el material que sigue porque no tiene desperdicio.


Tal y como explicó Tim Kincaid, todos los productos
"Beyond Infinity..." comenzaban con un póster guapo -donde, como es
el caso, predominaban los elementos exploitation- que, luego,
había que convertir en película. Por eso rara vez estaban a la altura.


Aunque lo intentaban. Sexo y monstruos (a pesar
de que el de la imagen luzca un pelín menos
espectacular que en el póster)


Aquí peleándose con el héroe.



La peli también incluye ratas mutantes que, como
ven, se ceban con el reparto femenino.
La moza de arriba es, ¡yes!, Linnea Quigley.
La de abajo era la, normalmente, actriz porno Ashlyn Gere.



Arriba un esqueleto podrido, debajo su escena.

Lo que viene es una galería de fotos del monstruo estrella
de "Creepozoides", el bebé mutante....




Aquí con su orgulloso "padre", David DeCoteau quien, again, posa
debajo con el disfraz del bicho que aparece en las  imágenes del principio.
Sí, esta foto ya la publicamos en la primera 
entrada dedicada
a "Beyond Infinity Films" pero es que... 
¡¡es tan chula!!

miércoles, 17 de septiembre de 2008

EL REGRESO DE LOS MUERTOS VIVIENTES (PELÍCULA)

Es un hecho demostrado que en el cine de terror "moderno" no abundan las películas inteligentes con algo más que sustos y pechugonas troceadas. Afortunadamente entre las escasas excepciones está "El regreso de los muertos vivientes", producción del año 85 que se presupone secuela directa de "La noche de los muertos vivientes", detalle este que no gustó ni pizca a su director, George A. Romero, quien luchó contra los productores de "El regreso..." con el fin de evitar que se utilizara ese título. No lo consiguió.
Lo de "película de terror inteligente" no debe extrañarnos nada si tenemos en cuenta que el papá / guionista de "Alien, el 8º pasajero", y tantos otros clásicos modernos de la ciencia ficción, Dan O´Bannon, se encuentra detrás de la dirección, así como de su libreto. La idea original de la que parte el film se la debemos a John Russo, co-guionista y zombie en "La noche...", así como rémora del universo Romero, quien no estuvo de acuerdo con el enfoque de O´Bannon, ¡¡ja!!, perdedor hasta el final.
"El regreso de los muertos vivientes" está plagada de horror y de un sentido del humor muy negro y macabro, nota esta deudora de la factoría de comics "E.C"., quien no solo inspira el tono, sino también los diseños en general (tal y como confesaba William Stout, su responsable). La truculencia abunda, aunque no agobia, y O´Bannon se pasa por el forro las leyes del "buen zombie" presentando a estos como entes que piensan, hablan, gastan bromas de mal gusto, son indestructibles y sienten una especial atracción por los cerebros humanos antes que por sus entrañas (tanto es así, que en el "mainstream" se ha impuesto esa dieta como la oficial). Les acompañan en el reparto un puñado de punks alejados de clichés, el veterano actor de "serie B" Clu Gulager, la futura reina del grito Linnea Quigley y el grupo de rockabilly "The Cramps" que, además de interpretar a varios no-muertos, se curran un tema para una banda sonora repleta de las más oscuras y auténticas bandas de rocknroll y aledaños, imprescindible y de la que ya hablé en este blog.
Y es que, aparte de todo eso, "El regreso de los muertos vivientes" lleva consigo un auténtico mensaje anti-militarista del que ya querrían hacer gala todos esos directorcillos pretendidamente comprometidos que abundan en las salas de arte y ensayo. Aspecto este que se refleja en un contundente desenlace.
Como bien sabéis, el film conoció hasta cuatro secuelas. La primera de ellas vulgarizaba el elemento humorístico, sustituyendo ingenio por bufa. La segunda secuela se alejaba por completo de tono e historia y terminaba por ser un rollazo. Y de las dos últimas, rodadas seguidas, mejor no hablar.
"El regreso de los muertos vivientes" es, simple y llanamente, PERFECTA.

martes, 9 de febrero de 2010

ESCALOFRÍO, THE FREAKS / AULLIDOS 6

Nos encontramos ante la sexta entrega de la franquicia de los aulladores videocluberos. Esta en concreto siempre tuvo bastante buena prensa, más considerando lo mal encaminada que iba la saga a esas alturas. Y sí, tras el visionado nocturno de ayer puedo confirmaros que no está ni tan mal, aunque la mejor nota se la lleva la idea de base, porque el conjunto va perdiendo piezas a medida que avanza.
A un pueblecito de mala muerte llegan un forastero, amable pero misterioso, y una siniestra feria. Coincidiendo con eso, una habitante (la responsable del banco) desaparece, ¿alguien la ha asesinado?... ¿es posible que ese forastero sea un hombre lobo?... claro, y también que el propietario de la feria sea un vampiro, ¡no te jode!... pues han acertado en ambos casos. De hecho, el chupasangre se muere por cazar al licántropo y añadirlo a su exitosa colección de monstruos y deformidades.
Está guapo eso de que en esta peli el hombre lobo sea el bueno, incapaz de matar a un gatito (además, literalmente) y los crímenes, que de entrada y por supuesta lógica le atribuimos, son en realidad obra del otro.
¿Hombre lobo contra vampiro?, ¡guau!, hoy es algo que lo tenemos hasta en la puta sopa, pero en 1991 aún era relativamente novedoso. Como digo, la historia está bastante entretenida y bien desarrollada, por lo menos mantiene el interés hasta el minuto 50, lo que ya es mucho. A partir de entonces comienzan las absurdas incongruencias, como cuando el pueblo entero descubre que el forastero es lo que es y no parece impresionarles en exceso. Finalmente, y tras varias trifulcas, los dos monstruos se enfrentarán cuerpo a cuerpo (naturalmente ganará el peludo, lo que me permite remarcar que la muerte del vampiro está muy curiosa en cuanto a efectos).
En el reparto destacan algunos rostros sutilmente reconocibles, Bruce Payne (el malo de la peli de "Dragones y mazmorras"), el enano Deep Roy (multi-empleado como "Oompa Loompa" en la horrorosa "Charlie y la fábrica de chocolate" de Tim Burton) o Carol Lynley (en "Dark Tower"). El director de sonoro nombre, Hope Perello, tiene un escueto curriculum en un campo puramente zetoso. En los efectos destaca Steve Johnson (si miras en el imdb, verás su nombre asociado a multitud de films muy conocidos) que en aquella época estaba demasiado distraído follándose a Linnea Quigley... supongo que eso explica el miserable aspecto de su hombre lobo, lo peor del pifostio.
Si no tienes nada mejor que hacer, o llueve en el exterior o eres un adicto a la saga "Aullidos", pues sí...

sábado, 19 de agosto de 2023

THE COMIC

No han sido pocas las veces que en este blog, y otros medios, hemos lamentado la incursión de herramientas digitales en el "séptimo arte". Somos conscientes que, actuando de tal modo, parecemos un par de viejas amargadas y llenas de manías. Pero es que, por mucho que lo intentemos, y por muy abierta que tengamos la mente, los ejemplos que nos van llegando de lo que podría denominarse "cine digital" no hacen más que demostrar lo justificado de dicha tirria. Dejando a un lado todos aquellos jovenzuelos pringadillos con más ansias de autodenominarse "filmmaker" que de facturar algo mínimamente decente o interesante con su jodido móvil, lo más crispante afecta a los veteranos. Directores de cine que activaron sus respectivas carreras en tiempos de celuloide, de un coste mínimo + un empeño máximo, de cuando facturar largometrajes era un pelo, y digo un pelo, más difícil, y no se hacía con la chorra. De cuando la etiqueta "trash" o "mala pero divertida" tenía sentido porque el esfuerzo, tanto humano como creativo, obligaba a dar lo mejor de uno mismo... si lo había. Si no lo había, era ya una cuestión de ADN. Pero desde luego, nada impostado. Dicho de otro modo, los años más "gloriosos" de Ted V Mikels, Doris Wishman, Ray Dennis Steckler, Herschell Gordon Lewis, Jesús Franco o Ulli Lommel. Cineastas que, llegado cierto momento, se quedaron sin montante. Nadie quería prestarles un chavo para llevar adelante sus delirios. Y se vieron obligados al retiro (o al frenazo, caso de Franco). Hasta la nefasta aparición de las herramientas digitales, descubriendo así que, no solo podían volver a hacer películas invirtiendo cantidades irrisorias -incluso facturarlas desde su puta casa, montando con el ordenata-, además eran totalmente libres. Sin dar cuentas a nadie, a ningún productor o distribuidor. Iban a hacer literalmente lo que les diera la santísima gana, demostrando al mundo -por fin- su genialidad. ¡Ouch! fatídico día aquel. Porque muchos de ellos -¿todos?- eran en realidad unos patatas. Siempre lo fueron. Y solo la intervención de un productor que les frenaba los desmanes de ego descontrolado o, por contra, un montador profesional dispuesto a repararles sus muchas cagadas, daban como resultado películas malísimas... pero con encanto, y "algo" que las hacía medianamente digeribles. Bien, la tecnología digital lo mató. Lo destruyó. Defecó en ello.
Lo sé, lo sé, no es esta una teoría muy popular. Pero, oiga, dejémonos de monsergas. Es así. Vale ya de romanticismo barato. Vale ya de dárselas de "cool" por adorar a incapaces con una cámara. Las obras de todos estos señores eran basurilla, lo que hizo la herrumbre digital fue aumentar el pestufo.
Por supuesto estoy hablando de "películas" de naturaleza "exploitation", cuyo fin es hacernos picar a través de un póster y una trama totalmente engañosos/as. Cine comercial en el sentido más puro del término. Destinado a complacer los bajos instintos de una audiencia. Si esos caballeros querían dárselas de artistas y hacerse video-pajas, pues que tuvieran la decencia de no tomar el pelo a nadie, asumiendo su condición "experimentosa" y, por tanto, minoritaria o directamente marginal. Un poco de honestidad, porfaplis.
Y ese es, exactamente, el caso de Richard Driscoll. Británico que debutó como director en el sagrado año 1985 con una cosa rarísima titulada "The Comic". Tras un par de films más, abandonó el cine. No hizo prácticamente nada durante los 90. Retomándolo en los 2000 gracias al despuntar de las nuevas tecnologías. Entonces, se puso a producir frenéticamente auténticas vasuras, con v de vídeo, innombrables e insoportables en su negación. Absolutamente deprimentes. Como esa secuela ilegal de "Grindhouse" titulada "Grindhouse 2wo" en la que una Linnea Quigley dolorosamente patética, situada frente a un croma, horriblemente maquillada de enfermera loca y leyendo muy descaradamente sus frases de una cartulina fuera de foco, introduce historias que no hay quien salve. Cuando los productores del "Grindhouse" original se enteraron, advirtieron a Driscoll que cambiara el título o le caía una demanda, de ahí que luego existiera otra versión (o a-versión) titulada "Grindhouse Nightmares". También tenemos "Eldorado 3D", batiburrillo protagonizado por un alcohólico y muy acabado Michael Madsen (porque resulta que Driscoll es mmmmuuuuyyyy fan de Tarantino, llegando a imitarle y parodiarle obsesivamente) que llevó a su director a la cárcel por evasión de impuestos. Salió un poco antes acompañado de un tío que se vendía como productor. Malas compañías. O compañías de inexplicable origen. Nadie comprende como Driscoll ha logrado, a lo largo de su carrera digital, contar con Peter O´Toole (ya muy maltrecho, y grabado en plan plano fijo + croma), Daryl Hannah, David Carradine, Jeff Fahey, Patrick Bergin, Brigitte Nielsen, Steve Guttenberg, Bill Moseley, Caroline Munro o el genial cómico Rik Mayall. Es decir, sí se comprende porque en la mayoría de los casos son gente que estaba ya muy pocha (de hecho, Moseley vivió una experiencia semejante -o peor!!- con "Mugworth"), y sus papeles se reducen casi a cameos (o a la voz, caso de Christopher Walken, y a saber si no estaba mangada de otro sitio). Pero es que el nivel de Richard Driscoll es TAN BAJO, que incluso estos nombres desentonan. Parece mentira que disponga de películas reales en su filmografía, con cara y ojos, rodadas en celuloide, haciendo gala de cierto esforzado estilismo. Lo que lleva pariendo los últimos años es más propio de un debutante sin muchas luces, ni muchas ideas, que se limita a seguir tendencias como una oveja inculta + descarriada, desesperada por sumar el mayor número posible de "clicks" en las plataformas de rigor, y deben toda su existencia a la economía de lo digital (vamos, un Dustin Ferguson cualquiera).
"The Comic" 
ya daba pistas de lo que estaba por venir. Driscoll hace gala de una auténtica negación a la hora de contarnos una historia. De entretenernos, darle algo de ritmo y lustre a su epopeya. Viéndola no te enteras de mucho. Y de lo que te enteras, tampoco merece demasiado la pena.
Digamos que estamos en un futuro Orwelliano. Hay un cómico de "stand up" que lo peta en los locales de moda. Y luego otro que se muere de envidia. Tanta como para provocar un asesinato. El cómico aspirante se carga al cómico de éxito y le quita el puesto. Afortunadamente algo de talento tiene, por lo que el público le adora y todo comienza a coger mejor color. Aparece una chavala que termina liada con él. Se aman, tanto como para tener una hija. Sin embargo, nos hacen saber que en realidad todo es el plan de una mano oculta para que la pava manipule al protagonista una vez lo tenga bien agarrado. Solo que no procede. Y aquel es detenido por una policía de tintes fascistoides -suponemos que por el asesinato del cómico famoso-, llevado a prisión y torturado. Entonces, la mujer se da a las drogas y la mala vida. Y... er.... ¿¿qué demonios me estás contando??...
De las muchísimas batallitas hilarantes protagonizadas por Richard Driscoll, ahí va mi favorita: Fue invitado a proyectar "The Comic" en una maratón de películas de terror. Llegado su momento, el público presente comenzó a aullar tan mosqueado y con tal fuerza, que el director se vio obligado a detener la proyección y salir por patas con las latas bajo el brazo. En su lugar pusieron "Terroríficamente muertos". No me sorprende lo más mínimo, "The Comic" queda lejos de ser terror. En realidad, es una especie de thriller con ribetes "artys", o de autor, tirando a indigentes. Muy "ochens" -como dicen los modernos- en lo estético (niebla a porrillo, luces de colores...) y en "tics" tan propios de la época como ese especie de video-clip que nos cuelan en medio de la película.
Lo cierto es que muchos de estos "filmmakers" provocan antipatía. Si fuesen seres humanos humildes y sin ínfulas, podríamos incluso disfrutar de sus cagadas audiovisuales por bien intencionadas, simpáticas, apasionadas, etc (por ejemplo, H.G.Lewis. Es cierto que le podía más el vil metal que nada, pero al menos sabía lo que hacía y no se tomaba en serio a sí mismo). Desafortunadamente, la mayoría gastaban un ego que espanta. Les perdía la soberbia. Se creían grandes artistas, genios incomprendidos. Y el caso de Richard Driscoll roza lo tolerable. "The Comic" es hasta pretenciosa. Y eso, cuando el talento está al nivel del cero absoluto, no se perdona. Para muestra, un botón: al concluir el aborto, el tipo da las gracias a aquellos que le ayudaron a finiquitarlo. El tamaño de las letras de su nombre -además subrayado- en comparación a las del mensaje, lo delatan.

miércoles, 20 de octubre de 2021

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 1 (PROYECTOS ABORTADOS)

Imágenes extraídas de las fermosas páginas de "Mad Movies", "L´Ecran Fantastique" y otras revistas franchutes que me alegraron la adolescencia por ahí los años 80/90....


Antes de convertirse en el truño de Brian Yuzna que todos
hemos sufrido, la adaptación del sexy y sangriento cómic
"Faust" iba a llevar el sello de Stuart Gordon en la dirección
y el de la scream queen Brinke Stevens en el apartado tetil.
Este es el fabuloso pre-cartel. El personaje titular lucía aquí
bastante mejor que lo que finalmente fue. A veces no hace falta
tanto látex y tanta mandanga para conseguir algo digno.



En 1967 el legendario maquillador Dick Smith tenía un sueño,
crear una momia de look moderno -para la época- y genuinamente
aterrador. La excusa era adaptar la novela "Lot 249" de Sir Arthur
Conan Doyle, pero no logró convencer a ningún productor.
Tuvieron que pasar un porrón de años para que esta entrara a formar
parte de la antología "El gato infernal" (o "Tales from the darkside,
the movie"), aunque sin ninguna vinculación con el Sr.Smith.
Lo de arriba es la imagen de ese fracasado intento.



Aunque comparten título, este "Storm Warning" nada tiene que ver con
la película de Jamie Blanks. Por lo que vemos, aquí la cosa iba de nazis
mutados en zombies atacando chicas despelotadas. Pura serie Z con pinta altamente
sabrosona. Pero, al parecer, el film nunca llegó a buen puerto. ¿Nos lamentamos?.
Según los datos disponibles, el director se llamaba Bill Dever y en el reparto
figuraba una scream queen por entonces -1992- algo verde aún, Debbie Rochon.


"The Dirty Filthy Slime" contaba con dirección de David DeCoteau
y guion de Kenneth J. Hall. Seguramente habría terminado formando 
parte de las arcas de "Beyond Infinity Films". Pero nunca se rodó. Tampoco creo
que haya que lamentarse, probablemente hubiese sido un truño gordo...
sin embargo, para la posteridad queda ese título maravilloso que,
traducido, sería algo como "La sucia y asquerosa masa" o
"La sucia y asquerosa baba"... por ahí irían los tiros.
Sensacional.



Y cerramos la paradita con otra del ínclito DeCoteau.
Otra que nunca se hizo... la segunda parte de su
famosa y costrosa "Creepozoides". Como ven, volvía
el niño mutante, volvía Linnea Quigley y... en fin...
¿¿qué más dará a estas alturas??.

jueves, 20 de noviembre de 2008

DRIVE-IN MADNESS!

Los recopilatorios de trailers tienen una cosa buena, y otra mala. La buena es que algunos de ellos son inéditos, o de films altamente extraños, y en muchos casos mejores que la propia película. La mala es que terminan por saturar y aburrir. 
Tim Ferrante, ex-fanzinero, colaborador de la revista "Fangoria" y director de "Drive-in Madness!", producción de 1987, intenta evitar ese defecto entrevistando a personalidades del cine de terror y exploitation entre trailer y trailer con el fin de que cuenten sus experiencias personales en relación al título, los drive-ins, es decir, los autocines.
En los años 60, y buena parte de los 70, los autocines de los USA eran sinónimo de serie Z y dobles programas alucinantes. En los 80 llegó el vídeo y los arrasó. De hecho, resulta muy curioso ver cómo este es tildado del malo de la función, cuando actualmente sería el bueno. ¡Lo que hacen el paso de los años y la nostalgia!.
"Drive-in Madness!" habla de pelis exploitation de los 60, más de los 70 y algo de los 80. Así de memoria cito "From Beyond", "La noche de los muertos vivientes", alguna de Paul Naschy,
"Deadtime Stories", "Midnight", una cosa -para mi- inédita con pinta estupenda, "Bloodeaters (Butchers of the damned)", algo de erotismo rancio y, eso si, un aluvión tremendo de producciones "Independent-International Pictures", el sello de Sam Sherman y Al Adamson, reyes de los autocines. Sus avances son los más divertidos y exagerados, y destaca un aspecto muy curioso, la manía de meter como fondo sonoro, en casi todos ellos, los jadeos de un monstruo... ¿¿??.
A lo largo del metraje hablan Forrest Ackerman, Linnea Quigley, George Romero, Tom Savini, John Russo... y, entre algún otro que se me escapa, James Karen, especialmente conocido por su papel en "El regreso de los muertos vivientes".
En los créditos finales sorprende encontrarse con dos realizadores de roña directa para vídeo, Donald Farmer y Warren F. Disbrow (este segundo especialmente activo).
Lo dicho, no es que sea muy entretenida (y eso que dura menos de 90 minutos), pero por su contenido resulta inevitablemente simpática.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

LOS FOTOCROMOS (Y EL POSTER) DE "ESTAMOS MUERTOS... ¿O QUÉ?" (+ CHUCHE NAVIDEÑA)

Supongo que no voy errado si culpo al inefable José Frade del extravagante y poco ajustado título Español de esta peli originalmente nacida como "Dead Heat". Lo digo porque Frade fue su distribuidor y porque, ¿cómo logras que "Dead Heat" se mute en... "Estamos muertos... ¿o qué?"?. ¡¡Fascinante!!.
Nos encontramos ante una obra menor surgida durante la segunda mitad de los 80 y de la que casi nadie parece acordarse. Esencialmente se trata de una comedia, o una comedia de acción con amplios ribetes fantásticos. También encajaría de perlas en la etiqueta de "buddy movie de la vieja escuela".
“Dead Heat” cuenta con una muy buena idea de base algo desaprovechada por culpa de la carencia de medios. Dos polis, uno más conservador y seriote (armado con una magnum 44) y el otro más golfo y despreocupado, se quedan asombrados al acribillar a un par de delincuentes que parecen indestructibles. La investigación del caso les lleva hasta una gran corporación farmacéutica que cuenta con una máquina capaz de revivir a los muertos. Uno de estos ronda por allí y, durante la inevitable pelea, el poli encorbatado fallece. Su colega y la chica guapa de la peli (a la que le espera un final realmente impactante) le devuelven a la vida por tiempo limitado, oportunidad esta que el tipo aprovechará para acabar de resolver el entuerto, llevándose a unos cuantos por delante.
Quizás lo más logrado de "Estamos muertos... ¿o qué?" sea la parte final, en la que, casi a modo de "Terminator", el poli zombie, visiblemente desmejorado tras recibir un baño de fuego, se presenta en la guarida de los malos y la emprende a tiros con todos sin inmutarse (a pesar de los muchos que también recibe). Resulta que entre estos se encuentra nada menos que el inmortal Vincent Price en la que sería una de sus últimas actuaciones para el cine. Le acompaña otro nombre entrañable, Darren McGavin, más conocido como "Kolchak", el periodista especializado en casos sobrenaturales que tanta huella dejó en su pase por las televisiones del mundo civilizado por ahí los 70.
A los polis les dan vida/muerte Treat Williams, actor de irregular carrera que descubrí gracias a esta película, y Joe Piscopo, un comediante surgido de la cantera del "Saturday Night Live", con sus músculos, su "mullet" y su cara de pasmao, del que no sabía nada entonces y que poco ha hecho después.
Completan el reparto en escuetos roles Robert Picardo (habitual de Joe Dante), Keye Luke (el Master Po de la serie "Kung-Fu", pero que los de mi quinta conocerán sobre todo por ser el anciano cuidador del gremlin "Gizmo") y Shane Black, guionista de "blockbusters" y director de "Iron Man 3". Por ahí aparece sin acreditar la "scream queen" Linnea Quigley, que poco después se liaría en plan serio con el tipo que se encargaba de buena parte de los maquillajes, Steve Johnson.
Terry Black, guionista, posteriormente firmaría un buen puñado de los manuscritos del "Tales from the crypt" televisivo.
Del director ya he hablado con anterioridad, Mark Goldblatt, montador de primera división a quien debemos el corta y pega de varias cult-movies ("Piraña", "Humanoides del abismo", "Aullidos") y tantos otros estandartes del cine de acción ochentero ("Terminator", "Rambo", "Commando"). Debutaba como mandamás en el caso que nos ocupa, lo que le llevó a dirigir la injustamente mal tratada pero apreciable "The Punisher/Vengador" con Dolph Lundgren. Esta última, y salvo un desliz televisivo, significaría el fin de su carrera como director.
En definitiva, estamos ante una película sencilla, nada deslumbrante, trufada de errores (se supone que los zombies no sangran, pero los impactos de bala que recibe Treat Williams son bien rojos), aunque medianamente entretenida y simpática. 

En cuanto a los fotocromos, llama la atención la notable cantidad de imágenes que luego NO aparecen en el largometraje. Veamos: Ese zombie verde estrangulando a la chica o Joe Piscopo echando babas son dos momentos que yo no vi cuando me la puse hace un par de días, y tampoco cuando la consumí de chaval. Raro. Pinta a caos durante la producción y remontaje desesperado. A saber dónde está ese material y porqué no fue finalmente utilizado. Algún día conoceremos la historia completa. De mientras les invito a gozar de lo que sigue, que no carece de gracejo, especialmente el póster, con esos dos polis ¿descabezados? que, para variar, se unen al carnaval de grotesquerías propias de nuestra distribución cinematográfica.














Pero no acaba aquí la cosa, queridos.
Dadas las fechas en las que nos encontramos, y dado lo muy Navideños que somos en este blog -además de verdad-, he decidido finiquitar con la sorpresa que me llevé al darle la vuelta a los fotocromos para ponerlos en el escaner. Está claro que el dueño del cine -el "Retiro" de Sitges- no valoraba mucho el material, porque lo usaba para otras funciones más allá de colgarlos en las vitrinas. En este caso se trataba de anunciar una curiosa doble sesión que el hombre se sacó de la manga para la platea infantil: "Estamos muertos... ¿o qué?" y "Abyss". Habría que debatir si estas dos pelis podrían considerarse adecuadas para un público de esa edad (una por violenta y la otra por "demasiado seria"... ¡o demasiado aburrida!), pero no deja de resultar curioso que ambas tengan dos puntos de conexión: Que sus directores venían de la factoría de Roger Corman y que en ambas participaba en los efectos visuales Ernest D. Farino, quien gracias a Cameron dio el salto al cine de gran presupuesto, pero que en sus inicios curró para Don Dohler, Jim Wynorski o en pelis tan oscuras como "Extraño" (y no lo digo porque se desarrolle en los interiores de una gruta). ¡¡Que maravilloso es el mundo del cine fantástico, amigos!!... ¡¡y qué maravillosa es la Navidad!!.
¡Felices Fiestas a todos, putos!.





viernes, 27 de noviembre de 2009

EL DÍA DE LA GRADUACIÓN

Este clasiquísimo slasher de 1981 tiene muy buena prensa. Está considerado uno de los mejores en su rollo. Y yo no se por qué.
Naturalmente que a mi ¡me encanta!, como fan del slasher no pongo pegas a ninguno producido entre finales de los 70 e inicios de la era "Scream", pero eso no quiere decir que no sepa ver cuando son estúpidos o ridículos, y "El día de la graduación" lo es ¡¡¡MUCHO!!!, puede que el que más, mira lo que te digo.
Una chavala, que pertenece al equipo de atletismo de la uni, se esfuerza tanto en ganar una carrera que le da un chungo y se muere. Ello desencadenará una serie de crímenes con el resto de atletas como blanco de interés del asesino, que por cierto va disfrazado de practicante de esgrima, un "look" de lo más anodino para cualquier psycho-killer que se precie. Eso sí, creativo lo es un rato... entre esa pelota de rugby con largo punzón adosado... y los pinchos ocultos bajo la colchoneta del sato de pértiga... tenemos un manitas que haría sonrojar al mismísimo "McGiver".
Pero vamos, que aunque "El día de la graduación" es perfectamente disfrutable, en realidad se trata de un film rematadamente idiota... caótico... un auténtico carnaval en el que parece que los actores improvisan continuamente (a lo que ayudan varias secuencias de personajes hablando todos al mismo tiempo pisándose unos a otros), las situaciones absurdas se suceden sin descanso y el guion está escrito en la parte de atrás de un "ticket" de metro. En el apartado "chorra" destacan la banda sonora a base de disco-music, la larguísima escena en la que un asesinato se nos va mostrando al son de una canción de rock algo horterilla, tocada por el grupo de rigor (luciendo maquillajes y vestimentas muy "new wave") en una improvisada roller-disco y los arrebatos de montaje pre-videoclipero, y semi-vanguardista, de su director, Herb Freed, totalmente excesivos e inadecuados pero que, llegados a los 60 minutos, desaparecen por completo.
En el reparto encontramos algunos rostros conocidillos. Tenemos a Christopher George ("El Exterminador", "Miedo en la ciudad de los muertos vivientes"), Michael Pataki (era el policía en los "Spider-man" televisivos de los 70), la morbosa Linda Shaye ("Los Rompecocos"), Vanna White y Billy Hufsey (ambos en la serie de tv "Fama", dato este que he leído) y la mítica Linnea Quigley que, como no podía ser de otro modo, enseña las tetas (básicamente son las únicas que se ven) La sangre y la truculencia, por otro lado, son muy justitas. Eso sí, a lo largo de todo el film hay una extrañísima y continua presencia del color amarillo... que culmina con la imagen de un taxi al final del todo... inquietante.
"El día de la graduación" es lo que yo llamo "basura exquisita".

sábado, 31 de mayo de 2025

WITCHTRAP: EL ESPÍRITU DE LA MANSIÓN DE LOS LAUTER

Pos no, "Witchtrap: el espíritu de la mansión de los Lauter" NO es una secuela, o "spin-off" -como podría parecer-, de "Witchboard (Juego Diabólico)", la primera y exitosa película del entrañable Kevin Tenney, director de ambas. Originalmente fue parida como "The Haunted" y, sencillamente, encajaba a la perfección (excesiva, diría yo) en el esquema de las casas encantadas. Los desalmados distribuidores la rebautizaron como la rebautizaron, procurando hacerla pasar por esa secuela -en espera de un nuevo pequeño "hit"- que no era. Curiosamente, y contradiciéndose con tal dato, en la parte trasera de la caratula del vhs (yanki) se advertía de su genuina naturaleza "no continuosa" (¿¿hein?? ¿¿imposición legal del señor director??). En cualquier caso, el cacareado y esperado "Witchboard 2" acabaría llegando, sí, en 1993 y con Tenney de nuevo a los mandos (si la cazo algún día, será debidamente reseñada). También les diré que no hubo una tercera, lo que nunca es buena señal.
Aún así, se puede entender perfectamente que alguien se tome "Witchtrap" como la secuela de la otra 
cuando J.P.Leubsen, quien pusiera rostro -y amenazante mirada de loco- el villano en aquella, luce exactamente igual -y con exacta mirada de loco- en esta. Inevitablemente, ello induce a conectar narrativamente ambas películas, y da igual si el resto del reparto reincidente da vida a personajes de distinto nombre.
Como decía, "Witchtrap" es la prototípica película de mansiones encantadas, una en la que se instala el no menos prototípico grupo de investigadores de lo paranormal, para que sean debidamente asesinados por el fantasma presente. A la pandi se unen tres detectives con fines protectores, uno de los cuales, el protagonista, resulta altamente imbécil y desagradable. Asumo que Tenney, responsable también del guion, pretendía meter con él la notita semi humorística, pero puta gracia hace el baranda.
Y, en general, puta gracia hace la película. Desangelada, plana como una tabla de surf, desalmada, sosa, inimaginativa, elemental y de dirección ultra-básica, no la salva nada. Encima, el poco gore quedó más reducido después que la MPAA metiera unos cuantos tijeretazos. Y el asunto tetas, pues sin sorpresas, especialmente contando con las más que trilladas -siliconadas y tampoco muy bonitas- de Linnea Quigley, casi chistosamente despachada en la ducha (aunque sin compañero masculino). Tal vez el destete de la otra actriz protagonista sea más llamativo, por lo pronto que asoma y las maneras, tan casuales, poco erotizantes y gratuitas.
El propio Kevin Tenney interpreta un rol con cierto peso. Pero no por gusto, solo mera necesidad. De la música, como siempre, se ocupa su hermano, Dennis Michael Tenney. Y hay papelillo para Greg Lewolt, director de chusquedades en su tiempo libre, como "Voodoo Soup".
"Witchtrap: el espíritu de la mansión de los Lauter" es más mala que un dolor... pero visible si la pones de fondo, mientras dedicas la mitad de tus atenciones a otras cuestiones.

martes, 19 de octubre de 2010

NIGHT OF THE DEMONS

Honestamente, nunca he acabado de comprender el estatus de culto del "Night of the Demons" original. En su época fui atraído por su espectacular carátula. La alquilé y quedé prendado ante unos títulos de crédito en dibujos animados realmente flipantes. El arranque prometía, con ese enorme caserón encantado (que molaba más que el de la peli que nos ocupa) listo para una noche de horror. Y al final recuerdo que quedé totalmente decepcionado. El film de Kevin S. Tenney (dire también de "Witchboard" o "Brain Dead", y que en el remake ejerce de productor) resultó ser una imitación sosa y sin gracia de "Posesión Infernal". Pero por lo visto, y para mayor alegría de sus productores, cuajó y con el tiempo salieron dos secuelas más, utilizando al personaje de Angela (la primera chica poseída con su oportuna indumentaria gótica) como reclamo principal (un especie de Freddy Krueger con tetas). La segunda era horripilante, aunque salía una chavala con las ubres más hermosas que he visto nunca. Y la tercera (también conocida como "Demon House") era casi telefilmesca (a pesar de una morbosa felación al cañón de una pistola, que la Angela de esta nueva versión recrea un poco, aunque mediante botella).
Y ahora, en plena fiebre de remakes de clásicos del horror ochentero, a alguien se le ocurre rehacer "La noche de los demonios". ¡¡¿¿En serio??!!, ¿pero tanto es su culto que merece una nueva versión?. Ya sabéis aquello de que más vale que a la hora de remakear se decanten por pelis mediocres fácilmente mejorables, en lugar de grandes títulos que únicamente puedan estropear. Es evidente que "Night of the demons" entra de lleno en el primer caso... lo curioso es que este remake esté confeccionado desde las tripas de la más rutilante "serie B", el mismo gueto al que pertenecía la primera.
La trama de base es la misma, lo que no dice mucho ya que incluso en 1988 resultaba previsible. Noche de Halloween, grupo de jovencitos idiotas se montan una fiesta en un enorme caserón con fama de encantado. Se desatan los infiernos, y el grupo de supervivientes (cada vez más escueto) tendrá que luchar contra los demonios, hasta la salida del sol. Luego hay toda una serie de cambios sutiles que, en fin, tampoco es que sean la repanocha, pero dado la básico del asunto, supongo que podemos agradecerlos.
No se si los parecidos con "Posesión Infernal" son porque la original ya se inspiraba mucho en ella, o porque han querido mandarle un guiño directo. Pero sí, tenemos raíces con vida propia que agarran a sus víctimas, y una sospechosa puertezuela directa al sótano por la que , en un momento dado, asoman unas manos demoníacas.
¿Y qué más nos ofrece este "Night of the demons"?, pues bueno, estética neo-gótica, muchos colorines, una cámara nerviosa del copón, montaje acelerado, soundtrack cargado de rock-metal-gótico (destacan por diferentes y buenos los "Tsol"), todo sutilmente estilizado y con ese tufo sintético propio de estos tiempos. Algo que, por norma, me resulta desagradable. Sin embargo, muy consciente de ello antes de empezar el visionado, aquí lo dejo pasar. Efectos especiales dignos, algo de buen gore (aunque menos crudo de lo que esperaba. Tampoco la versión de Tenney era un cúmulo de atrocidades) y, eso sí, tías buenas y algunas tetas molonas. Se recrean (y se mejoran... o se exageran) los pocos momentos míticos de la peli del 88, como ese famoso lápiz de labios incrustado en un seno.
El reparto es notable (en un sentido "babeable"), Shannon ("American Pie") Elizabeth como la nueva Angela, la tremendísima Monica ("Freddy vs Jason") Keena como la heroína de la función (¡que mala actriz que es la jodida, pero que poco importa!, aunque en "Freddy vs Jason" estaba algo más carnosa que aquí, lo que le favorecía), Tiffany Shepis (scream queen de tercera, que se marca un rol escueto) y, ¡sí!, el amigo Edward Furlong como nota discordante. Hay que ver cómo este menda empeora interpretativamente a medida que crece, a lo largo y a lo ancho... pobrecillo. Naturalmente, hay cameo para una desmejoradísima Linnea Quigley, vestida igual que lo hiciera en el film-madre. El director no nos interesa... un matao de esos.
¿Resumiendo?, pues no está mal este nuevo "Night of the demons". Vale, le falta el relativo encanto del original (encanto que ha adquirido con los años y por su condición ochentosa, claro, porque cuando la vi en su momento era un producto más del montón), pero la verdad es que le gana en cuanto a entretenimiento, ideas visuales y.... ¡reparto femenino!... cosas estas que, hablando claro, eran muy fáciles de superar.
Recomendada para pasar el rato o ver con los coleguitas.

sábado, 14 de agosto de 2021

AL FILO DE LA VENGANZA

"Al filo de la venganza" forma parte de la ristra de películas que, en la era del videoclubismo, me hicieron titubear. Es decir, las alquilé consciente de y atraído por su naturaleza. Una vez consumidas, me resultaron tan insoportables que las devolví sin efectuar la reglamentaria y consecuente copia. Pero luego, motivado por la culpa, regresé a por ellas. Las vi de nuevo... y seguía sin cogerles el tranquillo. Eran causas perdidas para mí (otras que andan en el listado son "Scalps", "Terror Caníbal", "Eliminator", "Creature" y "En busca del dragón dorado").
Sin embargo, pasadas varias décadas de aquel primer intento, era momento de darle una nueva oportunidad a "Al filo de la venganza". Así que me la agencié y... aquí tienen el respectivo rollete.
Cuenta la historia de dos chavalas taradas, ambas hijas de mafiosos, que salen del manicomio y, para celebrarlo, montan una party repleta de machos. No pasará mucho tiempo hasta que aparezca una figura (cuya identidad se supone un misterio pero, vamos, canta desde buen principio) dispuesta a aniquilarlos a todos... a los invitados que poseen rabo, digo. Y eso es todo. Efectivamente, estamos ante un slasher tardío (1989) y un poco rarito, así que olvídense de la directa alusión a "Arma Letal" que hacen el título original -"Murder Weapon"- y, sobre todo, el póster. Nada, todo mentiras para atraer a incautos.
Que el ínclito y legendario exploiter David DeCoteau -produciendo desde su flamante pero fugaz "Cinema Home Video"- firmara la película resultante con el seudónimo de Ellen Cabot (según leí, el nombre de una compañera del colegio a la que detestaba) demuestra claramente que era consciente de la roña que estaba facturando.
Porque sí, my friends, vista hoy "Al filo de la venganza" sigue siendo increíblemente costrosa. Horripilante. Mala como el demonio... pero, claro, sabiéndolo de antemano, y con la pátina del transcurrir del tiempo en su favor, pasamos de odiarla a considerar su condición basuresca entrañable y graciosa. Tiene toda la pinta de ser una de esas típicas operaciones que se hacían dentro de los parámetros del zetismo Californiano, a base de sacar provecho a la disponibilidad del equipo sobrante de un film previo. Es decir, tienes la cámara, el casoplón y sendos actores o técnicos para cinco días más... pues venga, hagamos otra peli. Da igual lo qué, pero hagámoslo. Por eso me cuesta un huevo no pensar que durante el rodaje hubo un buen chorro de improvisación. Es el único modo de explicar esos diálogos increíblemente idiotas, sin sentido, banales e innecesarios -listos para rellenar la mayor cantidad de metraje posible- y muchas de las situaciones ridículas.
Sí, hay momentos para el descojone ¿involuntario?. Mi favorito es cuando el asesino, luciendo chupa y con el rostro cubierto con un saco, se planta de sopetón, cuchillo en alto, a una distancia considerable de dos machos armados con pistolas cargadas de balas. ¿Y cómo reaccionan al verle? ¡gritan asustados y corren a esconderse, agachados, en un rincón de la estancia! Cualquiera diría que DeCoteau lo hiciera así aposta, en plan chiste, pero la duda contribuye a nuestro alucine y posterior risotada.
Tampoco es moco de pavo el arranque del film (rodado seis meses antes que el resto). Una auténtica locura casi surrealista (se supone es un sueño), con la churri que no para de untarse el cuerpo a base de aceite o crema solar, una y otra vez, incluso cuando daba la sensación de que ya había terminado. Casi parece parida por el Jesús Franco de los ochenta... lo que no es tan raro porque David DeCoteau se ha declarado fan de aquel en alguna que otra ocasión.
En general los efectos de maquillaje y tal son un poco chuscos (destacando ese cuchillo capaz de degollar con el filo puesto de lado) pero, por contra, contiene un crimen brutal putamadremente facturado: la cabeza hecha trizas mediante mazo. Según los créditos, J.R.Bookwalter (director de "The dead next door", "Ozone" + "Robot Ninja") y parte de su equipo andan metidos en la tarea.
En el reparto destacan nombres -y ubres- muy características del gremio en aquel momento. Tenemos a la pizpireta (y bastante negada) Linnea Quigley, cuyos supuestos encantos se ven ensombrecidos por los de su compañera de reparto, la tremenda Kate Russell y esas hermosamente feas/enormes tetas naturales que piden ser mordidas y lamidas. Entre los machos brilla con luz propia, inevitablemente, Eric Freeman (oculto tras el alias de Damon Charles), quien previamente nos había dejado a todos ojipláticos sobreactuando que daba gusto en "Noche de paz, noche de muerte parte 2". Sin embargo, ninguno de los mentados figura como protagonista, esa tarea recae en manos de Lyle Waggoner, a pesar de que el suyo sea un rol extremadamente secundario. ¿Por qué ello? Simplemente porque disponía de una carrera extensa en el mundo de la caja tonta y, por lo visto, en su época alcanzó cierta popularidad, así que por categoría -en una peli y un equipo donde escaseaba- le tocaba ser la estrella principal... aunque, supongo, al veterano actor tampoco le haría mucha gracia dadas las circunstancias.
Citar la presencia, televisión mediante, de Michelle Bauer y Brinke Stevens (que fea se nos está volviendo con la edad!) en "Nightmare Sisters" del propio DeCoteau. Resulta jocoso que uno de los personajes que la está viendo exclame: "¿Pero quién escribe esta mierda?". La refrescante tendencia de los cineastas zetosos de aquella época a no tomarse en serio, ni a sí mismos ni sus trabajos -también presente en San Fred Olen Ray-, contribuía a que me cayeran tan bien y me inspiraran tanto, a pesar de su incuestionable nulidad.
Bien mirado, "Al filo de la venganza" (que podría retitularse, visto lo visto, "Al filo de la vergüenza (ajena)") no es otra cosa que un remake del primer largo -no porno- de su director, "Dreamaniac": una fiesta anodina repleta de material desechable y diálogos tontos, puntualmente interrumpidos por sendos crímenes. Un coñazo. Pero, al menos, en este caso uno puede divertirse a su costa, cosa que no ocurría con la otra. Mira, ¡algo aprendió David DeCoteau en el intervalo!.

Como colofón, dejen que suelte aquí una captura muy graciosa en la que, gracias al cambio de formato, vemos a un lado de la imagen asomar un foco y a un técnico del rodaje, birra en mano. Este último dato podría aclarar un poco el desmadre general. No sé, igual estaban todos borrachos cuando hicieron "Al filo de la venganza". Y también sirve para que nos sorprenda descubrir que, tras una peli tan rastrera, con pinta de haber sido improvisada por cuatro colegas un finde, había un verdadero equipo de profesionales. Considerando esto -la existencia de peña currando para lograr algo digno y potable- se incrementa la sensación de que el talento escaseaba en el ADN de su director.