La legendaria bajada de pantalones del gran Paul Verhoeven.
Tras los semi-fracasos de las incomprendidas "Starship Troopers (Las brigadas del espacio)" y "Showgirls", al holandés no le quedan más cojones que transigir con los caprichos -morales- de Hollywood si quiere seguir currando. Por ello, aborda la realización de "El hombre sin sombra" como un resignado artesano cumplidor, evitando sus habituales salidas de tono. Claro que, Verhoeven es mucho Verhoeven, e incluso así, con todas las limitaciones e imposiciones, logra echar palante un producto que, sí, carece de su toque (bueno, algo hay, aunque poquita cosa), pero sigue siendo perfectamente deglutible y entretenido, por mucho que él lo califique como lo peor de su filmografía.
Estamos ante una puesta al día -del año 2000- de uno de los "monstruos clásicos", el hombre invisible... aunque, estructuralmente, esto remita más a "La Mosca" de David Cronenberg. El super genio Sebastian Caine ha inventando la fórmula de la invisibilidad procediendo en plan "resolución para lerdos", es decir: sentado frente al ordenador, no consigue resultados. Pone cara de palo y se cabrea. Entonces, tiene un momento de inspiración. Le da a tres teclas. En la pantalla vemos varios colorinches. Y,¡¡voilà!!, la mueca de cabreo pasa a la de alegría. ¡Lo ha resuelto!. Así, ambicioso como es, decide aplicársela. Pero a la hora de recuperar la forma visible, todo falla. Poco a poco, ello le va minando la mente, una que ya de por sí tendía a la megalomanía. De esta guisa, se vuelve más malo que la tiña para mayor desesperación de sus compañeros de laboratorio.
Cine "mainstream" en su mejor y máximo exponente al que contribuye, sin duda, el reparto, con el siempre eficaz Kevin Bacon como villano, Elisabeth Shue combatiéndole, Josh Brolin en medio del caos, el veterano William Devane (Verhoeven es muy fan de Alfred Hitchcock, así pues, contar con aquel que actuara en la última película del orondo cineasta, "La Trama", debió ser para él toda una flipada) y Rhona Mitra enseñando las tetas de silicona. Porque sí, tenemos algo de sexo y violencia.... aunque reducir el "estilo Verhoeven" a eso sería injusto, superficial y facilón, pues su talento va más allá. No obstante, en este blog somos bastante injustos, superficiales y facilones, así que celebramos con algarabía la agradecida dosis de ambas cosas, más para los estándares de Hollywood, siempre mojigatos (entonces un poco menos).
Aunque, no nos engañemos, la verdadera estrella de "El hombre sin sombra" son unos tremendos efectos especiales mediante un CGI algo verde que ha soportado muy bien el paso de los años. Por primera vez veíamos la invisibilidad en su vertiente más realista y cruda, con esos cuerpos reducidos progresivamente a músculos, venas y/o esqueletos. Un diez.
"El hombre sin sombra" fue otro semi-fracaso a nivel taquillero, aunque se resarció en los vídeo-clubs. Tanto como para generar una secuela seis años después exclusivamente destinada a ese mismo mercado y con protagonismo de un cada vez más acabado Christian Slater. Viendo el agrio panorama, Paul Verhoeven abandona Hollywood y se las pira a su tierra natal aludiendo falta de libertad y demás monsergas... el cuento de siempre. No obstante, bienvenido fue el cambio, porque desde entonces ha ido rodando cosas tan decentes y visibles como "El libro negro", "Elle" o "Benedetta". Y ahí sigue, con más proyectos en marcha.
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sábado, 24 de mayo de 2025
miércoles, 5 de octubre de 2022
STARSHIP TROOPERS (LAS BRIGADAS DEL ESPACIO)
Aunque no le llegue a la altura del betún a "Robocop", es cierto que "Starship Troopers" guarda ciertas similitudes con aquella y, a su manera, tampoco está ni tan mal. Aparte de las obvias (Paul Verhoeven dirigiendo, Ed Neumeier co-guionizando, su naturaleza de ciencia ficción con ribetes de acción, la contundente violencia, etc) "Starship Troopers" gasta también una notable mala leche. Cuando vimos "Robocop" en su estreno, muchos flipamos al encontrarnos una película un pelo distinta. No sabíamos muy bien la razón, pero estaba claro que se alejaba bastante del tono general afín a lo que entendíamos por "acción hollywoodiense". Sería el humor, sería el sarcasmo brutal. No estaba muy claro, más allá de que el dire era europeo y eso, para bien o para mal, marcaba la diferencia.
"Starship Troopers" llegó a nuestras pantallas en 1997. Entonces Paul Verhoeven era ya más que célebre, así como su tendencia provocadora. Por eso no entendí que mucha gente fuese incapaz de ver la guasa oculta. Estábamos demasiado acostumbrados a blockbusters elementales, simples, sin estrías, que nos lo daban todo claro y masticado, a base de blancos y negros perfectamente definidos. Pero aquella aventura galáctica gastaba un tufo a propaganda nazi tan evidente que, en fin, solo podía ser una broma. Sobre todo teniendo en cuenta quien era el director. Es cierto que se inspiraba en una célebre novela de ciencia ficción que, dicen los expertos, acarrea toda esa naturaleza derechista de forma seria y consciente (escrita por Robert A. Heinlein) Lo fácil hubiese sido o mantenerla o extirparla. Sin embargo, los responsables del film prefirieron jugar con ella. Ni tomársela demasiado en serio, ni demasiado en coña, aposentando la duda en el espectador. Había que pensar un poco para pillarlo, y eso es algo que no le puedes pedir al gran público. Los más listos, o mejor informados, lo cogerían. Los otros, seguramente, se ofenderían. Y vaya si los hubo. Cuando fui a verla en su momento, al terminar, en medio de una exaltada propaganda militarista, hubo quien gritó "¡Fascistas!". Me puedo imaginar al típico progre trasnochado, de tendencia anti-yankee, cegado por su discurso de maternales e incapaz de ver más allá de lo evidente. Leer entre líneas. Tan impactado quedé por aquella reacción, que corrí a escribir la respectiva reseña destinada a un fanzine amigo, basándome, por supuesto, en que todo era un enorme chiste por parte del gamberro Verhoeven. Aún hubo quien, tras leerla, confesaba no haberse dado cuenta. Algunos se lo olían pero... no estaban muy seguros. ¿En serio? ¿es que nadie conocía al director, su origen y su filmografía previa? Es más ¿y "Robocop"? allí ya se notaba mucho de aquello. En fin. Cabe decir que hubo otra clase de ofendidos, los fans de la novela, a los que no sentó nada bien lo que hicieron con ella.
La movida va de un futuro distópico muy militarista en el que se desarrolla una terrible guerra entre humanos y unos alienígenas de aspecto insectívoro. La historia se centra en un grupo de amigos que terminarán metidos de lleno en el conflicto -motivados únicamente por amoríos y desamoríos varios- y cómo este afectará a sus existencias. De entre todos ellos destaca Rico (interpretado por el erectador de penes homosexuales Casper Van Dien), que pasará a convertirse en todo un héroe.
El caso es que, aunque adoré todo el elemento polémico, tampoco es que "Starship Troopers" me hiciera saltar de la butaca. La consideré medianamente buena, sin más. Pero a base de acumular años, y visionados, se me fue ganando. Cada vez más. Hoy ya puedo confesar abiertamente que tengo el dvd en mi colección (con un audiocomentario de Verhoeven y Ed Neumeier donde, por si aún dudaban, se aclara la naturaleza de la guasa implícita)
Esos mismos elementos fueron los que, creo yo, la hicieron fracasar en su paso por salas. No es que fuera un super batacazo -de hecho, el cine al que acudí estaba hasta los topes-, pero tampoco acabó de funcionar como se esperaba. Muy al contrario, su distribución en vídeo-clubs se saldó con un éxito tremendo. ¿Y qué hacía Hollywood en esos casos? Pues parir secuelas, solo que invirtiendo menos capital -y talento- para lanzarlas directamente al mercado del vídeo. De esta guisa, "Starship Troopers" conoció dos continuaciones de imagen real. También largometrajes de animación, pero eso no nos interesa. Nos centraremos en las otras que, a pesar de sus aspiraciones modestas, reservan algunas llamativas sorpresas. Con esta reseña entramos de cabeza en la "semana strashiptroopers", en la que, de aquí al domingo, daremos un repaso a las tres entregas de la trilogía. Vuelvan dentro de tres días y sépanlo todo respecto a "Starship Troopers 2: El héroe de la federación".
"Starship Troopers" llegó a nuestras pantallas en 1997. Entonces Paul Verhoeven era ya más que célebre, así como su tendencia provocadora. Por eso no entendí que mucha gente fuese incapaz de ver la guasa oculta. Estábamos demasiado acostumbrados a blockbusters elementales, simples, sin estrías, que nos lo daban todo claro y masticado, a base de blancos y negros perfectamente definidos. Pero aquella aventura galáctica gastaba un tufo a propaganda nazi tan evidente que, en fin, solo podía ser una broma. Sobre todo teniendo en cuenta quien era el director. Es cierto que se inspiraba en una célebre novela de ciencia ficción que, dicen los expertos, acarrea toda esa naturaleza derechista de forma seria y consciente (escrita por Robert A. Heinlein) Lo fácil hubiese sido o mantenerla o extirparla. Sin embargo, los responsables del film prefirieron jugar con ella. Ni tomársela demasiado en serio, ni demasiado en coña, aposentando la duda en el espectador. Había que pensar un poco para pillarlo, y eso es algo que no le puedes pedir al gran público. Los más listos, o mejor informados, lo cogerían. Los otros, seguramente, se ofenderían. Y vaya si los hubo. Cuando fui a verla en su momento, al terminar, en medio de una exaltada propaganda militarista, hubo quien gritó "¡Fascistas!". Me puedo imaginar al típico progre trasnochado, de tendencia anti-yankee, cegado por su discurso de maternales e incapaz de ver más allá de lo evidente. Leer entre líneas. Tan impactado quedé por aquella reacción, que corrí a escribir la respectiva reseña destinada a un fanzine amigo, basándome, por supuesto, en que todo era un enorme chiste por parte del gamberro Verhoeven. Aún hubo quien, tras leerla, confesaba no haberse dado cuenta. Algunos se lo olían pero... no estaban muy seguros. ¿En serio? ¿es que nadie conocía al director, su origen y su filmografía previa? Es más ¿y "Robocop"? allí ya se notaba mucho de aquello. En fin. Cabe decir que hubo otra clase de ofendidos, los fans de la novela, a los que no sentó nada bien lo que hicieron con ella.
La movida va de un futuro distópico muy militarista en el que se desarrolla una terrible guerra entre humanos y unos alienígenas de aspecto insectívoro. La historia se centra en un grupo de amigos que terminarán metidos de lleno en el conflicto -motivados únicamente por amoríos y desamoríos varios- y cómo este afectará a sus existencias. De entre todos ellos destaca Rico (interpretado por el erectador de penes homosexuales Casper Van Dien), que pasará a convertirse en todo un héroe.
El caso es que, aunque adoré todo el elemento polémico, tampoco es que "Starship Troopers" me hiciera saltar de la butaca. La consideré medianamente buena, sin más. Pero a base de acumular años, y visionados, se me fue ganando. Cada vez más. Hoy ya puedo confesar abiertamente que tengo el dvd en mi colección (con un audiocomentario de Verhoeven y Ed Neumeier donde, por si aún dudaban, se aclara la naturaleza de la guasa implícita)
Esos mismos elementos fueron los que, creo yo, la hicieron fracasar en su paso por salas. No es que fuera un super batacazo -de hecho, el cine al que acudí estaba hasta los topes-, pero tampoco acabó de funcionar como se esperaba. Muy al contrario, su distribución en vídeo-clubs se saldó con un éxito tremendo. ¿Y qué hacía Hollywood en esos casos? Pues parir secuelas, solo que invirtiendo menos capital -y talento- para lanzarlas directamente al mercado del vídeo. De esta guisa, "Starship Troopers" conoció dos continuaciones de imagen real. También largometrajes de animación, pero eso no nos interesa. Nos centraremos en las otras que, a pesar de sus aspiraciones modestas, reservan algunas llamativas sorpresas. Con esta reseña entramos de cabeza en la "semana strashiptroopers", en la que, de aquí al domingo, daremos un repaso a las tres entregas de la trilogía. Vuelvan dentro de tres días y sépanlo todo respecto a "Starship Troopers 2: El héroe de la federación".
domingo, 9 de octubre de 2022
STARSHIP TROOPERS 3: ARMAS DEL FUTURO
Independientemente del regusto mejor o peor que pudo dejar "Starship Troopers 2", por lo visto en el terreno videoclubista dio un pastizal considerable, así que cuatro años después llegó la inevitable tercera entrega, "Starship Troopers 3: Marauder", aquí conocida como "Starship Troopers: Armas del futuro". Pal caso, la intención consistía en aproximarse mucho más al espíritu de la película original. Y se consigue, pero solo en parte. Ayudan a ello -y lo justifican- la dirección del hasta ahora guionista Ed Neumeier. Casper Van Dien en el reparto retomando al personaje de Rico (por entonces su carrera ya andaba zambullida entre subproductos y telefilms, por lo que no sería muy complicado ficharle) y el nombre de Paul Verhoeven al principio de todo, "apadrinando" la movida, aunque no queda muy claro cual es su verdadera función (probablemente solo se trate de un favor que el holandés hizo a su pupilo yankee) Pero claro, Neumeier NO es Verhoeven. Y se nota. El presupuesto sigue siendo modesto, aunque tampoco mísero. Medios hay, lo que ocurre es que las ambiciones del director debutante son muy altas, y no llega. Especialmente en lo que respecta a efectos visuales, con mucho cantoso y doloroso CGI.
Al parecer, frustrado porque el público masivo no "captó la broma" en el "Starship Troopers" primigenio, esta vez Neumeier decidió pasar de sutilidades y vomitarlo todo sin miramientos. Para que quedara más claro. Lo malo es que, de esta guisa, se pierde parte del gracejo, del "punch", que hacía del film de Paul Verhoeven algo diferente. Especial. Y por aquello de redondear la jugada, se incluye la religión como parte de los elementos parodiables... aunque, en este caso, consiguen hacerte dudar de si se trata de guasa o exaltación.
La historia gira en torno a un mariscal que, a su vez, es una verdadera estrella del pop. Visita unas trincheras high-tech comandadas por Rico, pero durante su estancia el sistema de seguridad se va al traste y los bichos entran para comenzar con la carnicería (una resuelta a base de mutilaciones chorreantes, aunque menos que en la segunda entrega) El mariscal y un grupo más de individuos escapan, pero por accidente acaban recalando en otro planeta igualmente infestado de monstruos, siendo uno de ellos el más mega-listo, mega-supremo y mega-grande de todos. Rico tendrá que ir al rescate, para lo que se valdrá del nuevo "juguete" de la federación.
Lo frustrante de "Starship Troopers 3" es la numerosa cantidad de elementos interesantes, atractivos y con posibles, que pululan ante nuestros cansados ojos pero, sin embargo, no terminan de funcionar como conjunto y, más pronto que tarde, asoma el temible aburrimiento. Sobre todo en algunos pasajes donde da la sensación que prolifera cierto caos narrativo.
Desde luego, está por encima de otros productos de su categoría (como las cosas que suelen pasar por el "Syfy Channel"), pero se queda en una traca que no peta como sería deseable. Supongo que podríamos culpar a la poca experiencia de Neumeier en la silla del dire... o de que, sin Verhoeven como pareja creativa, no se produce la magia. A saber.
En cualquier caso, la peña -aún dolorida por la experiencia con la segunda parte- esta vez no picó y, aunque no lo sé a ciencia cierta, puedo deducir que comercialmente la cosa pegó flojo, así que nunca hubo una cuarta. Pero sí varios largometrajes y series de animación (con participación de Casper Van Dien en una de ellas), lo que no es tan raro si tenemos en cuenta que la primera adaptación de la novela de Robert A. Heinlein fue en formato anime japonés del año 1988 como "Uchû no senshi".
La contribución más reciente al universo estarshiptruperiano viene fechada en 2022 de la mano de un corto -de repugnante "look" artificial- parido por fans titulado "Starship Troopers Deadlock" que, obviamente, verá su tía.
Al parecer, frustrado porque el público masivo no "captó la broma" en el "Starship Troopers" primigenio, esta vez Neumeier decidió pasar de sutilidades y vomitarlo todo sin miramientos. Para que quedara más claro. Lo malo es que, de esta guisa, se pierde parte del gracejo, del "punch", que hacía del film de Paul Verhoeven algo diferente. Especial. Y por aquello de redondear la jugada, se incluye la religión como parte de los elementos parodiables... aunque, en este caso, consiguen hacerte dudar de si se trata de guasa o exaltación.
La historia gira en torno a un mariscal que, a su vez, es una verdadera estrella del pop. Visita unas trincheras high-tech comandadas por Rico, pero durante su estancia el sistema de seguridad se va al traste y los bichos entran para comenzar con la carnicería (una resuelta a base de mutilaciones chorreantes, aunque menos que en la segunda entrega) El mariscal y un grupo más de individuos escapan, pero por accidente acaban recalando en otro planeta igualmente infestado de monstruos, siendo uno de ellos el más mega-listo, mega-supremo y mega-grande de todos. Rico tendrá que ir al rescate, para lo que se valdrá del nuevo "juguete" de la federación.
Lo frustrante de "Starship Troopers 3" es la numerosa cantidad de elementos interesantes, atractivos y con posibles, que pululan ante nuestros cansados ojos pero, sin embargo, no terminan de funcionar como conjunto y, más pronto que tarde, asoma el temible aburrimiento. Sobre todo en algunos pasajes donde da la sensación que prolifera cierto caos narrativo.
Desde luego, está por encima de otros productos de su categoría (como las cosas que suelen pasar por el "Syfy Channel"), pero se queda en una traca que no peta como sería deseable. Supongo que podríamos culpar a la poca experiencia de Neumeier en la silla del dire... o de que, sin Verhoeven como pareja creativa, no se produce la magia. A saber.
En cualquier caso, la peña -aún dolorida por la experiencia con la segunda parte- esta vez no picó y, aunque no lo sé a ciencia cierta, puedo deducir que comercialmente la cosa pegó flojo, así que nunca hubo una cuarta. Pero sí varios largometrajes y series de animación (con participación de Casper Van Dien en una de ellas), lo que no es tan raro si tenemos en cuenta que la primera adaptación de la novela de Robert A. Heinlein fue en formato anime japonés del año 1988 como "Uchû no senshi".
La contribución más reciente al universo estarshiptruperiano viene fechada en 2022 de la mano de un corto -de repugnante "look" artificial- parido por fans titulado "Starship Troopers Deadlock" que, obviamente, verá su tía.
sábado, 4 de marzo de 2023
EL 4º HOMBRE
Un escritor amargado, alcohólico, misántropo y, lo que es más importante, homosexual torturado, acude a un pueblucho para dar una conferencia. Allí conoce a una mujer misteriosa con la que se lía, básicamente porque le recuerda a un jovencito, uno como el que vio en la estación de tren antes de partir. Pues bien, resulta que este es otro amante de la misma pava. El prota, que estaba listo para escapar de ella, decide venderle la moto que se queda con la excusa de dedicarle un libro, pero su verdadera intención consiste en conocer y follarse al efebo. Lo que no sabe todavía, es que todos los maridos de la tipa han muerto en extrañas circunstancias. Eran tres... ha llegado el momento de un cuarto.
Thriller psicológico dirigido en 1983 por el gran Paul Verhoeven, dentro de terreno Holandés, según un guion de Gerard Reve, inspirado a su vez en una novela de Gerard Soeteman (con tanto Gerard, es lógico que el protagonista de la historia se llame igual) Le acompañan nombres propios y autóctonos que luego también harían carrera en Hollywood como el de Jan de Bont dándole lustre a la fotografía, y los rostros de Renée Soutendijk (pueden verla jugueteando con una polla de verdad, sin truco, en otro film previo de Verhoeven, "Vivir a tope") o Jeroen Krabbé (también habitual del cineasta. En su carrera angloparlante haría papeles para "Vengador", "007: Alta Tensión" o "El fugitivo", nada menos. Por cierto, y hablando de nabos, en "El 4º hombre" lo muestra alegremente) Se une a la party Hans Veerman, que tuvo papelito ese mismo año en "El ascensor", del otro holandés ilustre Dick Maas.
En esencia, la peli narra las trifulcas de una viuda negra. Pero siendo el director quien es, viene trufada de mucha locura, imágenes de impacto (con sus dosis de gore. Ojo al accidente brutal en el que un personaje pierde, además de la vida, un... pues eso, ojo. Todo ello obra del legendario Christopher "En compañía de lobos", "El hombre elefante" Tucker) y bastante material provocador a costa del catolicismo. Todo muy en plan simbólico y con ciertas dosis surreales que, no me extrañaría -sobre todo por la fijación con el globo ocular- algún listo calificara de Buñuelianas.
"El 4º hombre" básicamente viene a decir que las mujeres son más malas que el demonio o, parafraseando a mi ex-suegro: "el ser más despreciable de la tierra" ¡palabras suyas, no mías! Encontrándome como me encuentro -mientras escribo- en plena ruptura con mi pareja, resulta muy difícil no dejarse llevar y calificarlo como certera verdad. Seguro que Verhoeven no pretendía limitarse a una idea tan troglodita y haya más chicha detrás... pero a mi, en este momento, me la suda. Creo lo que quiero creer y digo, "Gracias Paul por una película no especialmente brillante y, sin embargo, tan visible, valiente, fresca, felizmente alejada de la mojigatería del cine norteamericano y deliciosamente misógina".
Thriller psicológico dirigido en 1983 por el gran Paul Verhoeven, dentro de terreno Holandés, según un guion de Gerard Reve, inspirado a su vez en una novela de Gerard Soeteman (con tanto Gerard, es lógico que el protagonista de la historia se llame igual) Le acompañan nombres propios y autóctonos que luego también harían carrera en Hollywood como el de Jan de Bont dándole lustre a la fotografía, y los rostros de Renée Soutendijk (pueden verla jugueteando con una polla de verdad, sin truco, en otro film previo de Verhoeven, "Vivir a tope") o Jeroen Krabbé (también habitual del cineasta. En su carrera angloparlante haría papeles para "Vengador", "007: Alta Tensión" o "El fugitivo", nada menos. Por cierto, y hablando de nabos, en "El 4º hombre" lo muestra alegremente) Se une a la party Hans Veerman, que tuvo papelito ese mismo año en "El ascensor", del otro holandés ilustre Dick Maas.
En esencia, la peli narra las trifulcas de una viuda negra. Pero siendo el director quien es, viene trufada de mucha locura, imágenes de impacto (con sus dosis de gore. Ojo al accidente brutal en el que un personaje pierde, además de la vida, un... pues eso, ojo. Todo ello obra del legendario Christopher "En compañía de lobos", "El hombre elefante" Tucker) y bastante material provocador a costa del catolicismo. Todo muy en plan simbólico y con ciertas dosis surreales que, no me extrañaría -sobre todo por la fijación con el globo ocular- algún listo calificara de Buñuelianas.
"El 4º hombre" básicamente viene a decir que las mujeres son más malas que el demonio o, parafraseando a mi ex-suegro: "el ser más despreciable de la tierra" ¡palabras suyas, no mías! Encontrándome como me encuentro -mientras escribo- en plena ruptura con mi pareja, resulta muy difícil no dejarse llevar y calificarlo como certera verdad. Seguro que Verhoeven no pretendía limitarse a una idea tan troglodita y haya más chicha detrás... pero a mi, en este momento, me la suda. Creo lo que quiero creer y digo, "Gracias Paul por una película no especialmente brillante y, sin embargo, tan visible, valiente, fresca, felizmente alejada de la mojigatería del cine norteamericano y deliciosamente misógina".
sábado, 15 de noviembre de 2025
ROBOCOP 4, POLICÍA DEL FUTURO
Conocemos la irritante manía de los yankis por estirar sus logros hasta hacerlos sangrar. Centrándonos en el cine y, más concretamente, ciertos personajes icónicos, no existe uno más perjudicado por tal práctica que "Robocop". Considerando naturaleza, tono, maneras y esencias de su maravillosa e inmortal película de debut, "Robocop" jamás tendría que haber sufrido los envites de la secuelitis, el merchandising y todo lo demás, incluidos comics, dibujos animados y, como veremos, series televisivas. Estaba hecho para una única ocasión y luego, palacaja. Habría sido una estrategia inteligente.... cualidad esta ausente en las oficinas de Hollywood cuando es el montante el que habla. Y oiga, no pretendo arrebatarle el mérito a sus padres putativos sobre el papel, Ed Neumeier y Michael Miner, pero, visto lo visto, está claro que fue la mano de Paul Verhoeven la que otorgó todo lo bueno, único e irrepetible a "Robocop". Y a las pruebas me remito: El año 1994, Neumeier y Miner recibieron el encargo de convertir a su creación en personaje de caja tonta y a ello se pusieron (partiendo de un libreto originalmente pensado para cine). El resultado es la dolorosa prueba fehaciente de que, sin el holandés loco de por medio, la cosa no funciona igual. Ya, claro, algo totalmente extensible a las secuelas cinematográficas, pero en aquellas el guion, como saben, corrió a cargo del prestigioso Frank Miller y, contrariamente a lo que muchos dicen por ahí, soy de la opinión que el laureado comiqueante lo hizo peor, imposible. Por supuesto, este señala las presiones y exigencias de la producción como culpables de que su labor se viera enturbiada. Pero no me lo trago. El padre de "Batman: el regreso del caballero oscuro" MATÓ a "Robocop" (igual que, equis años después, mató a "The Spirit", causa que tengo pendiente revisar).
"Robocof, cof 4, policía del futuro", fue lanzada en su día en España por "Manga Films" -bajo el subsello "Strong Video"- como continuación directa de las películas. En realidad se trataba del episodio piloto, titulado "The Future of Law Enforcement" y partido en dos para su emisión en USA. "Manga Films" llegó a editar una "quinta dosis", aunque en aquella ocasión no ocultaba su serialización incorporando, justo, los episodios siguientes al piloto. Al final la serie dio de sí 23 capítulos. Por mucho que he buscado, no he localizado más (había oído rumores que se alcanzaron hasta ocho entregas), tal vez la cosa funcionó peor de lo esperado... quien sabe. Toda información será bien recibida (Actualización: escribe el amigo Javi Pueyo y nos aclara que, cuanto menos, hubo una sexta dosis. Gracias caballero. Seguimos para bingo).
La trama principal gira en torno a un científico loco que crea una especie de entidad cibernética partiendo de cerebros humanos -extraídos en vida y de modo totalmente clandestino- dispuesta a controlar la ciudad. Con ayuda de un malvado ejecutivo de la "OCP" conseguirá acariciar su objetivo, hasta la llegada de "Robocop". Entre medias, dos tramas paralelas. Por un lado las trifulcas familiares del ciber-madero y, por otro, la misma entidad cibernética, que acaba adquiriendo la forma de la persona humana sacrificada para su creación y ayudando al bueno de "Robo".
Muchas de las características reconocibles de la franquicia están ahí: los telediarios con noticias extravagantes. Los anuncios publicitarios no menos delirantes (hay uno muy decente de dibujos animados sobre un superhéroe consumista). Sendos "tics" propios de los films precedentes (la compañera de "Robocop" haciendo globos con su chicle, la cámara subjetiva mientras el robot reposa en el taller, sus intocables directrices...) de los que, sospecho, se mangan algunas escenas. No estoy seguro, ni me apetece hacer la comparación, pero diría que sendas explosiones apestan a reciclaje (una práctica bastante común en estas cosas. De hecho, el título principal, ahí con su tipografía y ese vuelo rasante por el "skyline", es el mismo del "Robocop" original). Y es que, lógicamente, ver al poli de hojalata en acción cuesta mucho dinero, algo de lo que no disponen sus artífices, así que, ya se sabe, la cosa viene muy limitada. Básicamente tenemos escenas de tiros y mamporros al principio, en medio y al final. El resto es imparable verborrea y un "Robo" "de baja" durante un buen puñado de minutos a causa de un intento por destruirle. Era normal verle sufrir desperfectos graves en las películas, pero aquí le sacan partido extra.
Quizás el aspecto más elogiable, y pura consecuencia de la presencia de Neumeier y Miner, sea la misma persona de "Robocop". Diríase que la intención por respetar su primigenia naturaleza era genuina, evitando los momentos ridículos y vergonzantes que Frank Miller incorporó a las secuelas. Aquí "Robo" es tremendamente serio, más trágico que nunca, prácticamente inexpresivo, frío, austero y habla poco. Cuando no lleva el casco, lo rodean de penumbra (tal vez para disimular el maquillaje, pero funciona de esa otra manera). Todo ello me pareció maravilloso. Aplaudible. Pero nada más... el resto no podría ir más en contra de lo que mostraban las películas (y aquí incluyo las tres), y siendo este "Robocop 4" un producto "cajatontil" de los noventa, se pueden imaginar a qué me refiero: la violencia no solo escasea, es que el mismo robopoli evita sesgar vidas, deteniendo a los villanos sin hacerles más daño que algún moratón. Y utiliza su icónica pistola lo menos posible. Tampoco el humor negro y la mala uva que Paul Verhoeven inyectó en su clásico asoman por ningún lado. Cuando acá se tira de comedia, es bufa, simplona y cargante (especialmente respecto a los personajes del científico loco y su socio, cuya cruel maldad tendría que haber sido justamente castigada con una muerte dolorosa) Y, como en "Robocop 3", que no falte el crío repelente, rematado por un final ñoño de cojones.
No soy tan tonto como parezco, y cuando me puse a ver esto lo hice sabiendo a qué me exponía, esperando lo peor. Por ello, tal vez, la primera mitad todavía entró más o menos bien. Pero cuando "Robocop" desaparece de escena, la cosa comienza a ponerse realmente pesadita. Pasa un poco como con el "Superman" de Christopher Reeve. Molaba tanto verle con el bonito atuendo, que importaba poco la calidad del material envolvente... hasta que su presencia pasaba a cero y comenzaban a doler los glúteos. Además, al robopoli siguen acompañándole las notas de su esplendoroso himno machacón (o una reconocible variación del mismo). Otro ingrediente que funciona.
El desconocido Richard Eden se encarga de sustituir las mandíbulas de Peter Weller y Robert Burke (aunque el doblador español es el mismo, detalle a agradecer). Claro, tampoco es que el pobre hombre aporte mucho, de ahí que su carrera posterior continuara por derroteros parecidos, todo series y telefilms.
Muerta la compañera de "Robo" en las películas, le buscan una nueva, interpretada por Yvette Nipar (ni papa). Y el resto del reparto, pues lo mismo. No repite ningún personaje de la gran pantalla, todos son sustituidos por actores y actorcillos. Destaca Cliff De Young sobreactuado como científico loco (al no palmar cuando debía, saldría en dos capítulos más).
Paul Lynch, director, arrancó su carrera con bastante buena mano responsabilizándose de dos slashers con cierta solera, especialmente el primero de ellos, "Prom Night". El otro fue "Humongous". También se implicó en la confección de la antología "Manía". Pero, salvo estos títulos, la mayor parte de su filmografía la compone mucha morralla televisiva. Eso sí, el hombre ha currado a destajo, nadie lo pone en duda.
Por si les interesa saberlo, este "Robocop" televisivo no pasó de una primera temporada gracias a las bajas audiencias y peores críticas. Otros directores interesantes implicados en la refriega fueron Mario Azzopardi y Timothy Bond. Sin embargo, y porque los yankis no aprenden, en 2001 lo intentaron de nuevo. "Robocop: Prime Directives" tenía la loable intención de retomar las maneras duras y violentas del film original, pero tampoco creo yo que colara mucho porque, en fin, ¿sabían ustedes de su existencia?. Para la ocasión se contó con otro matao oculto bajo el disfraz. Luego vendría un decepcionante remake y el continuo anuncio -¿amenaza?- de que, el día menos pensado, tendremos al madero cibernético de nuevo en nuestras pantallas, grandes, pequeñas, medianas o minúsculas.
Quizás el aspecto más elogiable, y pura consecuencia de la presencia de Neumeier y Miner, sea la misma persona de "Robocop". Diríase que la intención por respetar su primigenia naturaleza era genuina, evitando los momentos ridículos y vergonzantes que Frank Miller incorporó a las secuelas. Aquí "Robo" es tremendamente serio, más trágico que nunca, prácticamente inexpresivo, frío, austero y habla poco. Cuando no lleva el casco, lo rodean de penumbra (tal vez para disimular el maquillaje, pero funciona de esa otra manera). Todo ello me pareció maravilloso. Aplaudible. Pero nada más... el resto no podría ir más en contra de lo que mostraban las películas (y aquí incluyo las tres), y siendo este "Robocop 4" un producto "cajatontil" de los noventa, se pueden imaginar a qué me refiero: la violencia no solo escasea, es que el mismo robopoli evita sesgar vidas, deteniendo a los villanos sin hacerles más daño que algún moratón. Y utiliza su icónica pistola lo menos posible. Tampoco el humor negro y la mala uva que Paul Verhoeven inyectó en su clásico asoman por ningún lado. Cuando acá se tira de comedia, es bufa, simplona y cargante (especialmente respecto a los personajes del científico loco y su socio, cuya cruel maldad tendría que haber sido justamente castigada con una muerte dolorosa) Y, como en "Robocop 3", que no falte el crío repelente, rematado por un final ñoño de cojones.
No soy tan tonto como parezco, y cuando me puse a ver esto lo hice sabiendo a qué me exponía, esperando lo peor. Por ello, tal vez, la primera mitad todavía entró más o menos bien. Pero cuando "Robocop" desaparece de escena, la cosa comienza a ponerse realmente pesadita. Pasa un poco como con el "Superman" de Christopher Reeve. Molaba tanto verle con el bonito atuendo, que importaba poco la calidad del material envolvente... hasta que su presencia pasaba a cero y comenzaban a doler los glúteos. Además, al robopoli siguen acompañándole las notas de su esplendoroso himno machacón (o una reconocible variación del mismo). Otro ingrediente que funciona.
El desconocido Richard Eden se encarga de sustituir las mandíbulas de Peter Weller y Robert Burke (aunque el doblador español es el mismo, detalle a agradecer). Claro, tampoco es que el pobre hombre aporte mucho, de ahí que su carrera posterior continuara por derroteros parecidos, todo series y telefilms.
Muerta la compañera de "Robo" en las películas, le buscan una nueva, interpretada por Yvette Nipar (ni papa). Y el resto del reparto, pues lo mismo. No repite ningún personaje de la gran pantalla, todos son sustituidos por actores y actorcillos. Destaca Cliff De Young sobreactuado como científico loco (al no palmar cuando debía, saldría en dos capítulos más).
Paul Lynch, director, arrancó su carrera con bastante buena mano responsabilizándose de dos slashers con cierta solera, especialmente el primero de ellos, "Prom Night". El otro fue "Humongous". También se implicó en la confección de la antología "Manía". Pero, salvo estos títulos, la mayor parte de su filmografía la compone mucha morralla televisiva. Eso sí, el hombre ha currado a destajo, nadie lo pone en duda.
Por si les interesa saberlo, este "Robocop" televisivo no pasó de una primera temporada gracias a las bajas audiencias y peores críticas. Otros directores interesantes implicados en la refriega fueron Mario Azzopardi y Timothy Bond. Sin embargo, y porque los yankis no aprenden, en 2001 lo intentaron de nuevo. "Robocop: Prime Directives" tenía la loable intención de retomar las maneras duras y violentas del film original, pero tampoco creo yo que colara mucho porque, en fin, ¿sabían ustedes de su existencia?. Para la ocasión se contó con otro matao oculto bajo el disfraz. Luego vendría un decepcionante remake y el continuo anuncio -¿amenaza?- de que, el día menos pensado, tendremos al madero cibernético de nuevo en nuestras pantallas, grandes, pequeñas, medianas o minúsculas.
miércoles, 20 de septiembre de 2023
ROBOCOP SAGA
"ROBOCOP 1": La primera película Americana del holandés Paul Verhoven es un absoluto clásico de la ciencia ficción - acción, del que, la verdad sea dicha, se me ocurren bastantes pocas cosas sobre las que escribir salvo las recurrentes: que sentó precedentes, que le salieron copias de múltiples nacionalidades, que le preceden dos secuelas, unos dibujos animados y una infame serie de televisión...
Y se podrían decir montones de cosas buenas sobre esta peli y sobre Verhoeven. A mí me encanta, pero tengo que ponerme un poco tiquis miquis. No siempre hay que decir las virtudes de las pelis clásicas que nos marcaron ¿no?. Vamos a obviar lo que supuso "Robocop" para un tipo que hoy sobrepasa la treintena; A mi juicio, el tiempo se ha portado francamente mal con ella. La última vez que la vi, será como hace diez años, la disfruté a tope. Sin embargo, ayer (y pueden echarle la culpa a la edad, la mentalidad o a lo que quieran) la encontré un pelín floja. Sigo pensando que los F/X, culpa de Rob Bottin, son increíbles, que las dosis de violencia y sangre no son nada desdeñables... pero la encontré sosa. Y me preocupé (¡¡¡por todos los santos, me he aburrido viendo "Robocop"!!!),pero es que en una película ambientada en el Detroit del futuro, me cargaron sobremanera los cardados y pintas ochenteras que vemos en la discoteca y la socarronería que desprenden unos gags que están de más, en una película que pide a gritos un buen montón de seriedad. Y me cargó un ritmo pausado y caduco, con el que antaño vibré. Sin embargo, me resisto a echarle la culpa a la peli. Es que estoy mayor y ya el gusto me ha cambiado. Puede ser. No quiero cebarme más. Dentro de unos años la veré de nuevo y a ver qué opino entonces.
Y se podrían decir montones de cosas buenas sobre esta peli y sobre Verhoeven. A mí me encanta, pero tengo que ponerme un poco tiquis miquis. No siempre hay que decir las virtudes de las pelis clásicas que nos marcaron ¿no?. Vamos a obviar lo que supuso "Robocop" para un tipo que hoy sobrepasa la treintena; A mi juicio, el tiempo se ha portado francamente mal con ella. La última vez que la vi, será como hace diez años, la disfruté a tope. Sin embargo, ayer (y pueden echarle la culpa a la edad, la mentalidad o a lo que quieran) la encontré un pelín floja. Sigo pensando que los F/X, culpa de Rob Bottin, son increíbles, que las dosis de violencia y sangre no son nada desdeñables... pero la encontré sosa. Y me preocupé (¡¡¡por todos los santos, me he aburrido viendo "Robocop"!!!),pero es que en una película ambientada en el Detroit del futuro, me cargaron sobremanera los cardados y pintas ochenteras que vemos en la discoteca y la socarronería que desprenden unos gags que están de más, en una película que pide a gritos un buen montón de seriedad. Y me cargó un ritmo pausado y caduco, con el que antaño vibré. Sin embargo, me resisto a echarle la culpa a la peli. Es que estoy mayor y ya el gusto me ha cambiado. Puede ser. No quiero cebarme más. Dentro de unos años la veré de nuevo y a ver qué opino entonces.
"ROBOCOP 2": Si el primer "Robocop" fue la primera película americana de Paul Verhoeven, la que ahora nos ocupa sería la última película hasta la fecha de Irvin Kershner, director muy respetado por los fans de "Star Wars", precisamente por ser responsable de "El imperio contraataca", aunque si yo me he de quedar con alguna de sus pelis, me quedo con el Bond no oficial "Nunca digas nunca jamás", que tiene doble merito si tenemos en cuenta que huyo como de la peste de todo aquel producto con el sello 007.
A "Robocop 2", que entra ya en la categoría de "películas noventeras", el tiempo no le ha hecho ningún daño... mas bien la ha eliminado de la faz de la tierra. ¡Que película más ridícula! Quizás Frank Miller, que se le ocurrió la historia y la guionizó, sea el culpable de este desmadre cómico.
Pero ahora una cosa buena: Cójanla, traspasen todo ello a las páginas de un comic y, en ese caso, creo yo que la cosa funcionaría. Pero se trata de una peli, así que... de una muy mala, además. Como muy bien opina Naxo, "Robocop 2" intenta nutrirse de los méritos de la primera entrega, sin éxito, para multiplicarlos por dos y cebarnos. El humor en esta, con todos esos chistes y horrorosos robots aspirantes a ser el nuevo Robo-poli, son terribles. La película incluye infinidad de chistes (ese "Robocop" reparado que acaba siendo un lastre por culpa de las nuevas directrices que le han programado, siendo educado y dando discursos moralistas a los niños, es de vergüenza ajena) pero, al final, la propia película acaba siendo un chiste en sí misma. ¡Y que viva el nuke!.
Sobre todo, tengan presente que, aunque me esté cebando (una excusa para no hablar siempre de lo maravillosos que son todos estos productos), que sepan que le tengo gran cariño y que si alguna de las pelis que se estrenan actualmente fuesen la mitad de flojas que "Robocop 2", ya se estarían facturando obras maestras. Además, el "Murphy" sufridor y animatrónico de Rob Bottin sigue siendo una obra maestra.
A "Robocop 2", que entra ya en la categoría de "películas noventeras", el tiempo no le ha hecho ningún daño... mas bien la ha eliminado de la faz de la tierra. ¡Que película más ridícula! Quizás Frank Miller, que se le ocurrió la historia y la guionizó, sea el culpable de este desmadre cómico.
Pero ahora una cosa buena: Cójanla, traspasen todo ello a las páginas de un comic y, en ese caso, creo yo que la cosa funcionaría. Pero se trata de una peli, así que... de una muy mala, además. Como muy bien opina Naxo, "Robocop 2" intenta nutrirse de los méritos de la primera entrega, sin éxito, para multiplicarlos por dos y cebarnos. El humor en esta, con todos esos chistes y horrorosos robots aspirantes a ser el nuevo Robo-poli, son terribles. La película incluye infinidad de chistes (ese "Robocop" reparado que acaba siendo un lastre por culpa de las nuevas directrices que le han programado, siendo educado y dando discursos moralistas a los niños, es de vergüenza ajena) pero, al final, la propia película acaba siendo un chiste en sí misma. ¡Y que viva el nuke!.
Sobre todo, tengan presente que, aunque me esté cebando (una excusa para no hablar siempre de lo maravillosos que son todos estos productos), que sepan que le tengo gran cariño y que si alguna de las pelis que se estrenan actualmente fuesen la mitad de flojas que "Robocop 2", ya se estarían facturando obras maestras. Además, el "Murphy" sufridor y animatrónico de Rob Bottin sigue siendo una obra maestra.
"ROBOCOP 3": No hay director con filmografía más escueta y simpática que la de Fred Dekker: El terror llama a su puerta", "Una pandilla alucinante" y este "Robocop 3" que nos ocupa.
Recuerdo que, cuando se estrenó, pasó sin pena ni gloria, e incluso yo mismo pensaba que el tema estaba ya un poquillo desfasado. Aún así, fui a verla. Y revisada hoy, es la menos perjudicada por el paso del tiempo. Con ello no quiero decir que no le hay hecho daño, si no que en menor cantidad. También porque es relativamente buena. En estos días he estado "echando pestes" de las otras dos en el sentido de que en una película futurista la gente llevara pintas ochenteras. Bien, pues esto sí que tiene delito: En una de 1993, ¡siguen explotando las pintas ochenteras de sus precedentes! de hecho, hay una banda de punks con enormes crestas rosadas, más propio de aquella época que de los noventa, lo que no ha dejado de parecerme curioso.Manías a parte, el tercer Robopoli es una película mucho más pequeñita que sus antecesoras, en el que desaparece la violencia, la sangre y los chistes y se convierte más en un materia para todos los públicos.
Peter Weller abandona la franquicia y en su lugar nos cuelan un Robert Burke, muy bien maqueado para que se parezca a Weller, por lo que el resultado no es cantoso. Repite Nancy Allen, al menos en la primera mitad de la historia, y se introduce a Rip Torn. Frank Miller sigue en las tareas de guionista.
Es la que mejor se deja ver (actualmente) y consciente de que no puede llegar a ser como sus antecesoras, nos quita un montón de cosas, pero a cambio nos da un "Robocop" desmontable, que puede insertarse lanzallamas en el brazo y que, gracias a un propulsor, puede volar. Entretenidilla, sin más.
miércoles, 7 de junio de 2023
MINUTOS MUSICALES 13: DIRT
Una de las cosas que más me enervaban durante la movida gore-caspa de los noventa, era que muchos grupos punk y hardcore, de tirón panfletario anti-sistema, cuando se ponían a hablar del cine que consumían, sacaran a relucir todos los títulos entonces recurrentes dentro del género del terror y, especialmente, el gore. Lo veía en parte incoherente. Entre otras cosas porque dichas películas chocaban de frente con su discurso. Eran productos ultra-comerciales, extremadamente violentos, donde abundaba la misoginia, mensajes moralistas, incluso puede que cristianos... y sin embargo, toda esta peña flipaba con ellos. Y eso me pasa exactamente con "Dirt", uno de los muchos grupos dentro del colectivo / sello / grupúsculo comandado por los anarquistas "Crass", tan admirables en su seriedad y dedicación como... un poco coñazos, y un muy plastas, a base de experimentos sonoros y, sobre todo, una brasa panfletaria que, por muy bien razonada que estuviese, no dejaba de ser eso, brasa.
A diferencia de otros combos del colectivo, al menos "Dirt" sonaban cañeros, veloces y estridentes. Y, curiosamente, a pesar de su condición okupa y politicastra, me sorprendí cuando en sendas canciones escuché extractos de dos películas que adoro y que, desde luego, nunca habría asociado al anarco-punk (claro que eran posteriores a su "etapa Crass", tal vez eso tendría algo que ver), por un lado las risas histéricas del mobiliario al completo en "Terroríficamente muertos" al final de "Plastic Bullets" y, más llamativo aún, el "speech" de "Emil Antonowsky" (es decir, Paul McCrane) en "Robocop" cuando aterroriza a un currante de una gasolinera diciéndole aquello de "Apuesto a que te crees muy listo, chico... ¿más listo que una bala, eh?", al inicio de "Man Hunter". Es cierto que el inmortal clásico de Paul Verhoeven tiene mucho de transgresión, es muy punk en su espíritu, pero daba por sentado que mentes tan cuadriculadas como -asumo serían- las de "Dirt" y bandas afines, solo verían una película made in Hollywood cargada de violencia, sin más. Parece que no, parece que estos cabrones tenían buen gusto a la hora de sentarse frente a la tele, decantándose por cine de género en lugar de aburridos tochos rusos sobre anarquismo. Bien por ellos.
Sin embargo, ni "Plastic Bullets" ni "Man Hunter" son lo mejor de "Dirt". Para redondear este rollete con la inevitable muestra sonora, me he decantado por la que, creo, es su más lograda canción, "Lunacy", disponible en el disco "Scent of the kill"... y suena like this...
A diferencia de otros combos del colectivo, al menos "Dirt" sonaban cañeros, veloces y estridentes. Y, curiosamente, a pesar de su condición okupa y politicastra, me sorprendí cuando en sendas canciones escuché extractos de dos películas que adoro y que, desde luego, nunca habría asociado al anarco-punk (claro que eran posteriores a su "etapa Crass", tal vez eso tendría algo que ver), por un lado las risas histéricas del mobiliario al completo en "Terroríficamente muertos" al final de "Plastic Bullets" y, más llamativo aún, el "speech" de "Emil Antonowsky" (es decir, Paul McCrane) en "Robocop" cuando aterroriza a un currante de una gasolinera diciéndole aquello de "Apuesto a que te crees muy listo, chico... ¿más listo que una bala, eh?", al inicio de "Man Hunter". Es cierto que el inmortal clásico de Paul Verhoeven tiene mucho de transgresión, es muy punk en su espíritu, pero daba por sentado que mentes tan cuadriculadas como -asumo serían- las de "Dirt" y bandas afines, solo verían una película made in Hollywood cargada de violencia, sin más. Parece que no, parece que estos cabrones tenían buen gusto a la hora de sentarse frente a la tele, decantándose por cine de género en lugar de aburridos tochos rusos sobre anarquismo. Bien por ellos.
Sin embargo, ni "Plastic Bullets" ni "Man Hunter" son lo mejor de "Dirt". Para redondear este rollete con la inevitable muestra sonora, me he decantado por la que, creo, es su más lograda canción, "Lunacy", disponible en el disco "Scent of the kill"... y suena like this...
lunes, 22 de septiembre de 2014
INSTINTO BÁSICO
“Instinto Básico” tenía la ardua tarea de superar el paso del tiempo. Algo que para cualquier película noventera es un absoluto reto. Por mi parte, debía enfrentarme a ella veinte años después, con la animadversión que me provocan las películas de aquella década –y más cuando hicieron tanto ruido como esta- teniendo a su favor, únicamente, que ya no gasto tantos prejuicios a la hora de ver cine, a pesar de todo.
Pues tras el visionado puedo decir que “Instinto Básico” ha
superado con creces la prueba, y que, vista hoy, no se trata de
una grandísima película, pero pocas existen más entretenidas que esta. Con un
tempo y una atmósfera rarísima, unos diálogos –eso sí- algo idiotas, y
sobretodo una iluminación soberbia que le otorga ese look que, una vez visto
por primera vez, ya no se marcha de tu retina y que vas rememorando según vas
viendo la película. Es como consumirla por enésima vez, pero dando la impresión de
que sea la primera. Una sensación rara.
Ya saben; un “thriller” en el que un policía, de oscuro pasado, se ve inmerso en un caso de asesinato en el que la principal
sospechosa es una escritora quien en una de sus novelas describe con pelos y señales el asesinato que se acaba de cometer, por lo que será la principal
sospechosa. Cuanto más avanza el caso, compañeros y psicóloga –a la que el poli
se tira- van complicando la cosa, y más
se nos complica a nosotros, a la vez que se van dando pistas, falsas o no, para
que el espectador saque sus conclusiones, mientras que el poli cae en una
espiral de descarnado sexo con la sospechosa.
Una cosa simple pero efectiva, que como ya digo se disfruta
más en la actualidad, en parte por cierto sabor añejo que la acompaña, en parte porque es una
máquina fabricada para combatir el aburrimiento. Y es que detrás de ella está el mejor Paul Verhoeven, el de los primeros noventa, al que precedían un montón de éxitos en
los ochenta (¿hace falta mentarlos?).
Así pues, una película que recomiendo fervientemente, y que será recordada con el paso del tiempo. Fue un éxito mundial absolutamente rentable que
en nuestro país congregó a 4.000.000 de espectadores y se convirtió en un
fenómeno social. Por aquél entonces, en cualquier parte se hablaba sobre “Instinto
Básico”, en el cole, en el banco, en la compra… raro será cualquiera que no la alquiló cuando salió en vídeo, y más raro será cualquiera que
no se haya masturbado, bien con las escenas sexuales protagonizadas por la Stone, como las protagonizadas por Jeanne Tripplehorn (quien debutaba
mostrándonos hasta las amígdalas). Y
bien merecido se tiene Sharon Stone el título de mito erótico, aunque, vista
ahora la película, podamos comprobar que sus duros pechines son operados.
Buscando algo de info, doy con algunos
datos curiosos, como los referentes a la versión final.
Verhoeven presentó a la censura tres distintas. ¿El
motivo? Que cada vez que procedía se la clasificaban “X”, lo que afectaría
absolutamente a su carrera comercial. Finalmente supo darle el toque para que resultase explosivamente erótica (a día de hoy,
este erotismo es nada) y no una vulgar película pornográfica.
Así mismo, la elección de Michael Douglas como duro
detective follador, papel que le viene que ni al pelo, no fue la primera. Hasta
que se decidió por él se barajaron los nombres de
Wesley Snipes, Bruce Willis, Charlie Sheen e incluso ¡Stallone! La verdad es
que cualquiera de ellos da bien el papel. Aunque las caras de gusto y gemidos
de placer que suelta el hijo de Kirk Douglas, creo que serían difíciles de
superar por cualquiera de estos.
El papel de Sharon Stone tiene unos toques
de homosexualismo. Vamos, que le da a las pollas, pero también a los
coños. Bien, pues este hecho insignificante puso en alerta a los diversos
colectivos de lesbianas americanas, que tocando los huevos como los tocaron los
maricones en su día con “A la caza”, las liaron pardas porque decían que el personaje de
la Stone daba una mala imagen de ellas. Ya saben, fanatismos yankis.
La película ha dado pie a un montón de “exploitations” que,
curiosamente, han sido tan recurrentes dentro del mainstream como lo fueron dentro del cine de baja alcurnia –ahí el subgénero caló a lo bestia, lógico considerando su carga sexual-
En muchos casos, eran remedos con repartos marcianísimos; por
poner dos ejemplos, “Nunca hables con extraños” con Antonio Banderas y Rebecca de Mornay, o “La marca del asesino”
con James Belushi y Lorraine Bracco.
Ha sido una buena experiencia volver a ver "Instinto Básico" que, por si lo habían olvidado, contó con una absurda y tardía secuela,
a la cual dedicaré mi próxima reseña.
sábado, 19 de diciembre de 2020
REPO MAN
Alex Cox entra directamente en esa poco grata lista de cineastas de los que creía ser fan pero a los que, en el fondo, únicamente admiraba como concepto. Ciertamente, creo que nunca disfruté del todo ninguna de sus películas. "Walker" tenía gracia con todos esos anacronismos. Y "Directos al infierno" molaba por su naturaleza improvisatoria. También estaban un rato bien los traqueteos de cámara de "El patrullero". Pero siendo honestos, ninguna me parecía genuinamente cojonuda. La idea de un director de cine de supuesta sensibilidad punk, especialmente interesado en hablar de punk y meter a punks en sus películas, era demasiado jugosa como para darle la espalda (aunque viendo la pasable "Sid y Nancy" costara creerlo, con todas las incongruencias "punkistas" y todos esos punks medio retrasados, totalmente adscritos al estereotipo propio del desinformado y que parecen dibujos animados). ¡¡Tenía que molar, cojones!! Y me esforcé mucho en aprender a apreciarlo. Sin éxito. Aunque, tal vez, la mayor frustración era no lograr conectar con la que, se suponía, era su película más venerada y popular, "Repo Man". La vi varias veces, pero siempre me aburría mortalmente. Así que, como suele ser habitual, decidí aprovechar el paso de las décadas para darle una nuevo muerdo.
Otto es un "punk blanco de suburbio", como él mismo se define, sin demasiadas perspectivas en la vida. Un día es liado por un extraño para que mangue un coche ajeno. O, mejor, lo recupere. A partir de ahí, Otto entra a formar parte de los llamados "repo men", tipejos de mala vida especializados en agenciarse por la fuerza automóviles con letras impagadas por sus propietarios. Entonces aparece un coche por el que todo el mundo está dispuesto a matar, uno que en el maletero oculta los cadáveres radioactivos de unos extraterrestres. Otto decidirá hacerse con el, cueste lo que cueste.
Pues mira que puse toda mi atención... pero nada, me sigue pareciendo una peli aburrida, con una historia tontaina que se desarrolla pesadamente, sin rumbo. Incluso los diálogos, que tienen fama de ingeniosos, me sonaron a ristra de chorradas. Así que, confirmado, no me mola "Repo Man". Al final, lo único que me produjo algo de gustirrinín fue, tal y como pasó cuando la consumí siendo chaval, toda la parte "punkista", es decir, la banda sonora. Oír el "Coup D´Etat" de los "Circle Jerks" y verlos interpretando graciosamente una versión "loungue" de su "When the shit hits the fan" vestidos con traje de Domingo. Lo demás, comida pa los cerdos.
A partir de "Repo Man", la carrera de Alex Cox fue desinflándose de manera exponencial. Se metió demasiado en el papel de anarquista / anti-sistema / anti-hollywood y comenzó a encadenar cagada tras cagada. Fracaso tras fracaso. Tal vez el más gordo fuese no aceptar la oferta para dirigir "Robocop" por considerarla fascista!!!. Gesto este que dice mucho de su poca imaginación y limitado talento cuando, en manos de Paul Verhoeven, un director igual de radical políticamente, sino más, se convirtió en una auténtica obra maestra, un blockbuster transgresor que hacía chufla / parodia inteligentemente de todo ese supuesto fascismo de chichinabo propio de los actioners de la década. Por algo Verhoeven es un grandísimo cineasta y Cox... bueno, es lo que es. Acabó poniendo el ojete con "El ganador", peli en la que cedió a los designios comerciales de Hollywood para fracasar a lo bestia y, no solo arrasó con su propia carrera, también con la de Rebecca DeMornay, protagonista, productora e impulsora del proyecto. Hoy por hoy Alex Cox se dedica a la enseñanza audiovisual y dirige películas hechas con sus estudiantes. En 2009 osó incluso parir una cosa horrible a base de cromas cutres titulada "Repo Chick". Muy lamentable todo, ciertamente.
Otto es un "punk blanco de suburbio", como él mismo se define, sin demasiadas perspectivas en la vida. Un día es liado por un extraño para que mangue un coche ajeno. O, mejor, lo recupere. A partir de ahí, Otto entra a formar parte de los llamados "repo men", tipejos de mala vida especializados en agenciarse por la fuerza automóviles con letras impagadas por sus propietarios. Entonces aparece un coche por el que todo el mundo está dispuesto a matar, uno que en el maletero oculta los cadáveres radioactivos de unos extraterrestres. Otto decidirá hacerse con el, cueste lo que cueste.
Pues mira que puse toda mi atención... pero nada, me sigue pareciendo una peli aburrida, con una historia tontaina que se desarrolla pesadamente, sin rumbo. Incluso los diálogos, que tienen fama de ingeniosos, me sonaron a ristra de chorradas. Así que, confirmado, no me mola "Repo Man". Al final, lo único que me produjo algo de gustirrinín fue, tal y como pasó cuando la consumí siendo chaval, toda la parte "punkista", es decir, la banda sonora. Oír el "Coup D´Etat" de los "Circle Jerks" y verlos interpretando graciosamente una versión "loungue" de su "When the shit hits the fan" vestidos con traje de Domingo. Lo demás, comida pa los cerdos.
A partir de "Repo Man", la carrera de Alex Cox fue desinflándose de manera exponencial. Se metió demasiado en el papel de anarquista / anti-sistema / anti-hollywood y comenzó a encadenar cagada tras cagada. Fracaso tras fracaso. Tal vez el más gordo fuese no aceptar la oferta para dirigir "Robocop" por considerarla fascista!!!. Gesto este que dice mucho de su poca imaginación y limitado talento cuando, en manos de Paul Verhoeven, un director igual de radical políticamente, sino más, se convirtió en una auténtica obra maestra, un blockbuster transgresor que hacía chufla / parodia inteligentemente de todo ese supuesto fascismo de chichinabo propio de los actioners de la década. Por algo Verhoeven es un grandísimo cineasta y Cox... bueno, es lo que es. Acabó poniendo el ojete con "El ganador", peli en la que cedió a los designios comerciales de Hollywood para fracasar a lo bestia y, no solo arrasó con su propia carrera, también con la de Rebecca DeMornay, protagonista, productora e impulsora del proyecto. Hoy por hoy Alex Cox se dedica a la enseñanza audiovisual y dirige películas hechas con sus estudiantes. En 2009 osó incluso parir una cosa horrible a base de cromas cutres titulada "Repo Chick". Muy lamentable todo, ciertamente.
sábado, 17 de abril de 2010
C.O.P.S. FUERZA FUTURA
En "C.O.P.S. Fuerza Futura" la policía es una entidad privada, el malo el dueño de una corporación implacable y, a falta de presupuesto para un traje de robot de cuerpo entero, aquí nos obsequian con una mano cibernética que el prota, un desganadísimo, aburrido e inflado David Carradine (exactamente igual que en "Warlords"), utiliza en los momentos que más necesidad (y no, olvídense de chistes sobre onanismo, que a los muertos hay que respetarlos). El caso es que el personaje en cuestión se encabezona en proteger a una presentadora de televisión que todos se quieren cepillar y bla, bla y bla.
Naturalmente, cualquier parecido con el maravilloso clásico de Paul Verhoeven queda ahí. "C.O.P.S. Fuerza Futura" es un coñazo de aúpa, y no hay nada más triste que una peli de acción aburrida, estéticamente plana y chaposa. David A. Prior es incapaz de mover la cámara con gracejo y darle alguna clase de ritmo, brío y vigorosidad a esta cosilla tan insípida y olvidable, carente incluso del encanto que algunas pelis de parecido calibre pueden tener.
Ni siquiera el momento en que la mano mecánica, y en pleno vuelo, le manda un gesto de complicidad buenrollista a Carradine es motivo suficiente para zampársela.
Y sin embargo, hubo secuela, "Future Zone" que, según dicen, al menos es más risible. No sé qué creer, la verdad.
sábado, 2 de abril de 2011
MANIAC COP
martes, 30 de septiembre de 2008
WANTED, SE BUSCA (EL CÓMIC)
No entraré a comparar cómic y película, ya que esta última no la he visto, salvo el detalle de "Fox", en aquella es Angelina Joline y en las viñetas Halle Berry.
El cómic creado por el guionista Mark Millar es una tomadura de pelo, una gamberrada, un “me voy a reír de todos vosotros, pobres lectores, y además os lo digo a la cara”, esta ultima frase seria la que mejor lo describe (quien haya leído el ultimo numero sabrá a que me refiero)
La historia ya la conocéis, pringado que resulta que es hijo de uno de los mejores asesinos del mundo que, es entrenado por la organización de su difunto padre. Tiros, tetas, leches ….etc, vamos lo típico para ir de guay. La trama hasta aquí es simplona, cutre y está requetevista, pero hay un as guardado en la manga del Sr. Millar. Esa idea que hace que el cómic sobresalga del montón: Antes había superhéroes y supervillanos por todo el mundo. Pero cierto día, todos los supervillanos deciden unir fuerzas y acabar con todos los superhéroes a la vez. Lo consiguen y los supervillanos se alzan dueños del planeta. A su vez, borran la memoria de todo el mundo para que se olviden de la existencia de superhumanos y así seguir con sus artimañas ilegales desde la sombra. Y aquí es donde empieza la historia.
La obra en sí es enfermiza y desagradable, tiene un protagonista de moralidad anulada hasta tal punto que mata, viola o roba por el simple placer de hacerlo, y nos esputa a los lectores que eso es libertad. Sinceramente, para mi eso es caos y anarquía. Que luego la obra tiene sus matices y no todo es matar, violar, arrasar, pero casi.
Puede que estemos ante una gran coña, una parodia sarcástica como lo fue "Robocop", solo que no y además tampoco. Desgraciadamente Paul Verhoeven no hace cómics.
El cómic creado por el guionista Mark Millar es una tomadura de pelo, una gamberrada, un “me voy a reír de todos vosotros, pobres lectores, y además os lo digo a la cara”, esta ultima frase seria la que mejor lo describe (quien haya leído el ultimo numero sabrá a que me refiero)
La historia ya la conocéis, pringado que resulta que es hijo de uno de los mejores asesinos del mundo que, es entrenado por la organización de su difunto padre. Tiros, tetas, leches ….etc, vamos lo típico para ir de guay. La trama hasta aquí es simplona, cutre y está requetevista, pero hay un as guardado en la manga del Sr. Millar. Esa idea que hace que el cómic sobresalga del montón: Antes había superhéroes y supervillanos por todo el mundo. Pero cierto día, todos los supervillanos deciden unir fuerzas y acabar con todos los superhéroes a la vez. Lo consiguen y los supervillanos se alzan dueños del planeta. A su vez, borran la memoria de todo el mundo para que se olviden de la existencia de superhumanos y así seguir con sus artimañas ilegales desde la sombra. Y aquí es donde empieza la historia.
La obra en sí es enfermiza y desagradable, tiene un protagonista de moralidad anulada hasta tal punto que mata, viola o roba por el simple placer de hacerlo, y nos esputa a los lectores que eso es libertad. Sinceramente, para mi eso es caos y anarquía. Que luego la obra tiene sus matices y no todo es matar, violar, arrasar, pero casi.
Puede que estemos ante una gran coña, una parodia sarcástica como lo fue "Robocop", solo que no y además tampoco. Desgraciadamente Paul Verhoeven no hace cómics.
sábado, 5 de agosto de 2023
POLICÍA DE ACERO
Madre mía, madre mía, de lo que ayer noche fueron testigos mis ojos no tiene nombre. Pero más por el cómo que por el qué. Dejen explayarse a esta sucia boca.
Así de entrada, mirada por encima, "Policía de acero" no sería más que otra imitación de "Robocop" parida en plenos años 90, 1995 para ser exactos. Es decir, ocho después del clásico de Paul Verhoeven. ¿Por qué tan tarde?. Y digo "Robocop" a conciencia, pues no hay ninguno de los restantes referentes expoliados recurrentes en esta clase de subproductos. Es decir, ni "Terminator", ni "Mad Max 2", ni nada semejante. Aquí el hurto comienza y acaba con "Robocop", solo que yendo por la estrategia fácil, cambiemos a Peter Weller por una chica rubia de buen ver. El resto, casi idéntico, con escenas que incluso rozan la línea de lo legal cual un Bruno Mattei cualquiera.
Hay un grupo de moteros malvadísimos comandados por un sobreactuado Richard Grieco de "look" ultra macarra. Entre ellos se ha infiltrado una churri policía. La descubren y se la cepillan (sin hacerle demasiados desperfectos). Un científico convence a la alcaldesa que puede coger el cadáver y revivirlo mediante suero para convertirla en una super-policía. Proyecto "Lázaro" lo llama (¿no había un nombre menos trillado?). Así que proceden. La rubia sufre una crisis de identidad cuando descubre que ha vuelto de la muerte y, tras escenas de drama chusquero, se hace a la idea de que es una "superhéroa", se viste como tal, con mucho negro, incluso lleva una máscara que le cubre la mitad de la faz y, enga, a meter piruetas, matar malos a base de posturitas guapas y, por supuesto, vengarse de Don Grieco, que se hace tarde.
Por una vez los distribuidores patrios tuvieron suficiente ojo para rebautizar al film con fines clarificadores. En inglés se titula, muy farragosamente, "The Demolitionist" (difícil de mentar, "demolishionis", "La demoledora". Hay una escena en la que la califican de "Demo" y queda muy chanin, así tendrían que haber titulado la peli, o "Demo Cop" si me apuran), y en las Españas pues "Policía de acero", en evidentísima referencia a nuestro querido madero de hojalata.
Claro, tras leer todo esto pensarán "Menuda basurilla, ¿Quién osó hacer esto en los noventa? Wynorski, Corman, Band....?" pues no, y ahí radica realmente lo chocante del invento, y motivo por el que la consumí íntegra y sin avance rápido, a pesar de haber tenido un día duro: la gente que asoma por delante y detrás de la cámara son personajes de la farándula horrorífica / fantastique, bien conocidos y queridos por todos nosotros. Muchos con un pasado, y un posterior futuro, bastante más lúcido, impropio de gente a la que asociaríamos con un plagio barato de "Robocop".
La culpa total y absoluta de este desaguisado la tiene Robert Kurtzman, quien aquí debutaba en la dirección. Dos años después se ocupó de la más popular y lograda "Wishmaster" para, a partir de entonces, ir cayendo en picado a base de productos más bien olvidables como "The Rage" o "Enterrados Vivos". Cerraría el círculo en 2010 con una de acción, "Impacto Mortal". Conocen, o deberían, la otra ocupación del caballero, como técnico de efectos especiales en muchos títulos de solera, especialmente al lado de sus queridos Howard Berger y Greg Nicotero, con quienes formó la legendaria "KNB Group". Y sí, no solo estos firman los truquitos -tampoco muy abundantes- de "Policía de acero". En cuestión de cameos, Berger no quiso saber nada, pero Nicotero sí. Gracias a sus greñas y barbas, hace de motero malote.
Visto lo visto, Kurtzman tendría el caprichito de parir su propio "Robocop", deseo compartido con su señora esposa de entonces, que para algo ambos firman la historia (tampoco se esforzaron mucho). Luego, le pasaron el encargo de escribir el guion a un par de mindundis con nombre de mafioso y mucho currele televisivo a sus espaldas, Brian DiMuccio y Dino Vindeni. Lo siguiente fue tirar de lista de colegas, a los que liarían completamente. Me los imagino siendo conscientes de lo marciano de la operación, pensando "tío, esto en una copia de "Robocop"" pero callando like putas, ¿Cómo defraudar a un amigo?. Así que, enga, ponme en la peli, pero no me hagas hablar mucho, cuanto más se reduzca lo mío a cameo, mejor.
Y de esta guisa encontramos a Tom Savini como esbirro del villano (asoma en más planos que muchos de sus compañeros, pero nada excesivo, y apenas habla), Reggie Bannister (el calvito de la saga "Phantasma") como un alcaide visto y no visto, lo mismo que Jack "Cabeza Borradora" Nance en plan cura. A Joseph Pilato le toca lucirse un poquito más gracias a sus excesos interpretativos, le reconocerás como el malvado "Rhodes" de "El día de los muertos". El gran Dan Hicks, paleto en "Terroríficamente muertos" o encargado de supermercado en "Intruso en la noche", muriendo rápido. Sarah Douglas, la villana de "Superman 2", en un vivo ejemplo de cameo irreconocible, dando vida a una cirujana que, si no me falla la memoria, ni se quita la mascarilla. Nada menos que Heather Langenkamp, la prota de "Pesadilla en Elm Street", en un infame papelito de periodista / locutora. Y Derek Mears, futuro "Jason Voorhees" en la película del 2009. Aunque el cameo más curioso, porque ni tan siquiera sale acreditado, se lo debemos a Bruce Campbell en el recurrente rol de motero maloso.
Los papelotes destacados recaen, Grieco aparte, en Peter Jason como policía corrupto (lo has visto en chorrocientas películas de John Carpenter), Susan Tyrrell como alcaldesa (normalmente muy histriónica, desfasaba que daba gusto en "Cry-Baby" o "La zona prohibida / Forbidden Zone") y Bruce Abbott, el "Dan" de "Re-Animator", como el científico que inventa a la policía de acero, es decir, otra vez reviviendo cadáveres mediante suero. Este chico no aprende. Y, a todo esto, el insulso protagonismo de la función se lo lleva Nicole Eggert, vigilanta de la playa.
John Esposito, productor ejecutivo, tuvo la poco fortuna de coproducir ese aborto titulado "Abierto hasta el amanecer" y últimamente ha guionizado para la mediocre serie de tele inspirada en "Creepshow".
Y en una película como esta, con toda la peña mentada, no pueden faltar las citas descaradísimas a "Fangoria" y las "fricadas" a servicio del fan. Nada más comenzar, Richard Grieco y su socio esperan en la celda a que los ejecuten (luego escaparán y bla, bla), mientras ven una peli en plan "kaiju-eiga" por la tele (con un especie de pez espada gigante destruyendo casitas) y se parten de risa. El tipo sujeta un "Fangoria" entre las manos y, por si acaso no han pillado el guiño, tiene la pared de atrás embadurnada de más y más cubiertas. Sutilidad es mi segundo nombre, bro.
En cuanto a la sensación general que deja "Policía de acero" -que, obvio, concluye con una canción metalera de lo más pegadiza y macarra- es de estupor. Como decía, la soporté íntegra. Y me cayó en gracia a pesar de que los momentos dramáticos cortan el rollo. Pero, claro, estoy requeteseguro que fue gracias a la ristra de nombres. Era la mar de gracioso ir reconociéndolos. Como encontrarse con un viejo amigo al que ves haciendo algo de lo que, sabes, luego se avergonzará. Aunque, a tenor de los años transcurridos, no había motivo. Casi nadie parece saber de la existencia de esta película. Bien mirado, al final la fortuna les sonrió.
Así de entrada, mirada por encima, "Policía de acero" no sería más que otra imitación de "Robocop" parida en plenos años 90, 1995 para ser exactos. Es decir, ocho después del clásico de Paul Verhoeven. ¿Por qué tan tarde?. Y digo "Robocop" a conciencia, pues no hay ninguno de los restantes referentes expoliados recurrentes en esta clase de subproductos. Es decir, ni "Terminator", ni "Mad Max 2", ni nada semejante. Aquí el hurto comienza y acaba con "Robocop", solo que yendo por la estrategia fácil, cambiemos a Peter Weller por una chica rubia de buen ver. El resto, casi idéntico, con escenas que incluso rozan la línea de lo legal cual un Bruno Mattei cualquiera.
Hay un grupo de moteros malvadísimos comandados por un sobreactuado Richard Grieco de "look" ultra macarra. Entre ellos se ha infiltrado una churri policía. La descubren y se la cepillan (sin hacerle demasiados desperfectos). Un científico convence a la alcaldesa que puede coger el cadáver y revivirlo mediante suero para convertirla en una super-policía. Proyecto "Lázaro" lo llama (¿no había un nombre menos trillado?). Así que proceden. La rubia sufre una crisis de identidad cuando descubre que ha vuelto de la muerte y, tras escenas de drama chusquero, se hace a la idea de que es una "superhéroa", se viste como tal, con mucho negro, incluso lleva una máscara que le cubre la mitad de la faz y, enga, a meter piruetas, matar malos a base de posturitas guapas y, por supuesto, vengarse de Don Grieco, que se hace tarde.
Por una vez los distribuidores patrios tuvieron suficiente ojo para rebautizar al film con fines clarificadores. En inglés se titula, muy farragosamente, "The Demolitionist" (difícil de mentar, "demolishionis", "La demoledora". Hay una escena en la que la califican de "Demo" y queda muy chanin, así tendrían que haber titulado la peli, o "Demo Cop" si me apuran), y en las Españas pues "Policía de acero", en evidentísima referencia a nuestro querido madero de hojalata.
Claro, tras leer todo esto pensarán "Menuda basurilla, ¿Quién osó hacer esto en los noventa? Wynorski, Corman, Band....?" pues no, y ahí radica realmente lo chocante del invento, y motivo por el que la consumí íntegra y sin avance rápido, a pesar de haber tenido un día duro: la gente que asoma por delante y detrás de la cámara son personajes de la farándula horrorífica / fantastique, bien conocidos y queridos por todos nosotros. Muchos con un pasado, y un posterior futuro, bastante más lúcido, impropio de gente a la que asociaríamos con un plagio barato de "Robocop".
La culpa total y absoluta de este desaguisado la tiene Robert Kurtzman, quien aquí debutaba en la dirección. Dos años después se ocupó de la más popular y lograda "Wishmaster" para, a partir de entonces, ir cayendo en picado a base de productos más bien olvidables como "The Rage" o "Enterrados Vivos". Cerraría el círculo en 2010 con una de acción, "Impacto Mortal". Conocen, o deberían, la otra ocupación del caballero, como técnico de efectos especiales en muchos títulos de solera, especialmente al lado de sus queridos Howard Berger y Greg Nicotero, con quienes formó la legendaria "KNB Group". Y sí, no solo estos firman los truquitos -tampoco muy abundantes- de "Policía de acero". En cuestión de cameos, Berger no quiso saber nada, pero Nicotero sí. Gracias a sus greñas y barbas, hace de motero malote.
Visto lo visto, Kurtzman tendría el caprichito de parir su propio "Robocop", deseo compartido con su señora esposa de entonces, que para algo ambos firman la historia (tampoco se esforzaron mucho). Luego, le pasaron el encargo de escribir el guion a un par de mindundis con nombre de mafioso y mucho currele televisivo a sus espaldas, Brian DiMuccio y Dino Vindeni. Lo siguiente fue tirar de lista de colegas, a los que liarían completamente. Me los imagino siendo conscientes de lo marciano de la operación, pensando "tío, esto en una copia de "Robocop"" pero callando like putas, ¿Cómo defraudar a un amigo?. Así que, enga, ponme en la peli, pero no me hagas hablar mucho, cuanto más se reduzca lo mío a cameo, mejor.
Y de esta guisa encontramos a Tom Savini como esbirro del villano (asoma en más planos que muchos de sus compañeros, pero nada excesivo, y apenas habla), Reggie Bannister (el calvito de la saga "Phantasma") como un alcaide visto y no visto, lo mismo que Jack "Cabeza Borradora" Nance en plan cura. A Joseph Pilato le toca lucirse un poquito más gracias a sus excesos interpretativos, le reconocerás como el malvado "Rhodes" de "El día de los muertos". El gran Dan Hicks, paleto en "Terroríficamente muertos" o encargado de supermercado en "Intruso en la noche", muriendo rápido. Sarah Douglas, la villana de "Superman 2", en un vivo ejemplo de cameo irreconocible, dando vida a una cirujana que, si no me falla la memoria, ni se quita la mascarilla. Nada menos que Heather Langenkamp, la prota de "Pesadilla en Elm Street", en un infame papelito de periodista / locutora. Y Derek Mears, futuro "Jason Voorhees" en la película del 2009. Aunque el cameo más curioso, porque ni tan siquiera sale acreditado, se lo debemos a Bruce Campbell en el recurrente rol de motero maloso.
Los papelotes destacados recaen, Grieco aparte, en Peter Jason como policía corrupto (lo has visto en chorrocientas películas de John Carpenter), Susan Tyrrell como alcaldesa (normalmente muy histriónica, desfasaba que daba gusto en "Cry-Baby" o "La zona prohibida / Forbidden Zone") y Bruce Abbott, el "Dan" de "Re-Animator", como el científico que inventa a la policía de acero, es decir, otra vez reviviendo cadáveres mediante suero. Este chico no aprende. Y, a todo esto, el insulso protagonismo de la función se lo lleva Nicole Eggert, vigilanta de la playa.
John Esposito, productor ejecutivo, tuvo la poco fortuna de coproducir ese aborto titulado "Abierto hasta el amanecer" y últimamente ha guionizado para la mediocre serie de tele inspirada en "Creepshow".
Y en una película como esta, con toda la peña mentada, no pueden faltar las citas descaradísimas a "Fangoria" y las "fricadas" a servicio del fan. Nada más comenzar, Richard Grieco y su socio esperan en la celda a que los ejecuten (luego escaparán y bla, bla), mientras ven una peli en plan "kaiju-eiga" por la tele (con un especie de pez espada gigante destruyendo casitas) y se parten de risa. El tipo sujeta un "Fangoria" entre las manos y, por si acaso no han pillado el guiño, tiene la pared de atrás embadurnada de más y más cubiertas. Sutilidad es mi segundo nombre, bro.
En cuanto a la sensación general que deja "Policía de acero" -que, obvio, concluye con una canción metalera de lo más pegadiza y macarra- es de estupor. Como decía, la soporté íntegra. Y me cayó en gracia a pesar de que los momentos dramáticos cortan el rollo. Pero, claro, estoy requeteseguro que fue gracias a la ristra de nombres. Era la mar de gracioso ir reconociéndolos. Como encontrarse con un viejo amigo al que ves haciendo algo de lo que, sabes, luego se avergonzará. Aunque, a tenor de los años transcurridos, no había motivo. Casi nadie parece saber de la existencia de esta película. Bien mirado, al final la fortuna les sonrió.
sábado, 11 de mayo de 2024
INMACULADA
Para nada tenía previsto yo escribir una reseña de "Inmaculada" Sin embargo, estas últimas jornadas he experimentado un par de epifanías que, sumadas al indiscutible regusto positivo obtenido tras el visionado (¡si! no pienso pedir disculpas por ello), han empujado a sentarme frente al teclado, dispuesto a reivindicarla moderadamente.
Primero. Justo ayer vi la cacareada "Vermin. La plaga" y me dejó algo frío. Es cierto que dispone de un par o tres de escenas muy potentes, intensas. Y está muy bien acabada toda ella. Pero, por equis motivos (me disgustan mucho los protagonistas, sobre todo en su condición de semi delincuentes, macarrillas, cholos y chonis, mientras a la policía se la pinta como villana), quedó lejos de deslumbrarme (su director ya ha firmado para un nuevo "Evil Dead"... ¡¡agh!!). Entonces, tras el consumo favorable de "Inmaculada", recordé lo jodidamente difícil que es, a día de hoy, dar con una de terror buena. Aquellas que cumplan con la categoría, pues, merecen ser atendidas... especialmente si la audiencia las ignora. Y ahí entramos en el segundo punto. Hablándolo con un amigo, comentó que no tenía previsto ver "Inmaculada" porque pintaba a que era lo mismo de siempre y estaba harto de monjas poseídas. Ahí me dije yo ¡¡tate!! ¡¡no, mal, wrong, caca, te equivocas!! ¿por qué lo sé? porque a mí me pasó lo mismo. Saquen papel + boli y tomen nota, julais...
Me daba una perezaco de la leche ver "Inmaculada". Como el colega arriba referido, estaba aún dolido por las recientes muestras de películas terroríficas con monjas de por medio. Todas un horror en el peor sentido, plus un coñazo (sí, incluyo aquí el tochazo descolorío de Paquito Plaza) Pero mi -en ocasiones maldecida- función de fan del género me obligaba a deglutir "Inmaculada" (¡¡gratis, of course!!). Bueno, vaaaale, y la presencia de la neumática y deseable Sydney Sweeney. ¿Fea? No, ni mucho menos. Simplemente dispone de una belleza distinta. ¿Mala actriz? Tampoco. Mejorará con el tiempo, no lo duden, cuando sus dos hermosas y turgentes tetas dejen de ser la única razón por la que supera castings (lejos queda esa niña que asomaba el inocente careto en la última y flooooja película de San John Carpenter, "Encerrada"). Y, justo, ahí quería yo llegar (en realidad, ahí querría yo pasar el resto de mi vida), el indiscutible erotismo que destila Doña Sweeney. Quizás a ustedes les pasó como a mí y, al enterarse que interpretaba a una monja, pensarían "¡No jodas! ¡qué desperdicio!" (graciosamente, eso mismo suelta un personaje cuando ella le cuenta sus castos planes en la vida) "Ya está la última tía güena de Hollywood buscando papeles ultra-opuestos a su imagen para ganarse un punto o dos" Pero resulta que no, my friends, en "Inmaculada" la muchacha hace gala, y no poco, de sus encantos (aunque sin llegar a los niveles de una, por así decirlo, "Inmaenculada") "Lightmente", sí, a través de camisones mojados, o escenas de ducha en las que cubre como puede ese par de aldabas (casi sin lograrlo) Pero se agradece requetemucho. Y no es la única, hay otra novicia en el film mostrando sutil cacho. Así que, sorpresón. Tras las descafeinadas muestras de reciente terror monjil, era lo último que esperaba.
A ello, añadan una trama que NADA tiene de posesiones demoníacas y tal. Ni salen fantasmas de nariz larguirucha. Sustos, los justos. Sería más un thriller con elementos horroríficos. Condimentado, encima, con algunos escuetos pero agradecidos momentos de truculencia y ni tan siquiera 90 minutos de duración. ¿Han leído bien? ¡¡ni 90 minutos!!. Los créditos salen a la hora y 28 de película, tras un desenlace cojonudo. Esto sí es un milagro y no el que supuestamente experimenta Sweeney en "Inmaculada". La chavala, virgen como es (ñummm!) se queda preñada. Y, claro, todos flipan. Pero no, hay trampa... y de la buena.
Vale, algunos han perdido el pedal hablando de la recuperación del subgénero de monjas cachondas tan propio de los setenta (¡nah!... tampoco tanto, eso ya lo hizo, y muy bien, Paul Verhoeven con "Benedetta") y ¿algo de horror italiano?... bueeeeno, con pinzas. ¡Ay, este fandom que se descontrola por nada! que mala es la abstinencia (de buen cine de género, digo)
A Michael Mohan (director) y Andrew Lobel (guionista) ni los conocía. Puede que a partir de ahora les siga con algo más de atención.
Tampoco me entiendan mal, no estoy aquí soltando que "Inmaculada" sea una obra de arte. Un nuevo hito del horror. Un clásico... inmaculado (ejem) Pero sí es una de terror decente, motivo de celebración y, sobre todo, consumición. Eviten ser tan lerdos como yo -y mi amigo- juzgando el libro por la portada. Tal vez hasta me lo agradezcan.
Primero. Justo ayer vi la cacareada "Vermin. La plaga" y me dejó algo frío. Es cierto que dispone de un par o tres de escenas muy potentes, intensas. Y está muy bien acabada toda ella. Pero, por equis motivos (me disgustan mucho los protagonistas, sobre todo en su condición de semi delincuentes, macarrillas, cholos y chonis, mientras a la policía se la pinta como villana), quedó lejos de deslumbrarme (su director ya ha firmado para un nuevo "Evil Dead"... ¡¡agh!!). Entonces, tras el consumo favorable de "Inmaculada", recordé lo jodidamente difícil que es, a día de hoy, dar con una de terror buena. Aquellas que cumplan con la categoría, pues, merecen ser atendidas... especialmente si la audiencia las ignora. Y ahí entramos en el segundo punto. Hablándolo con un amigo, comentó que no tenía previsto ver "Inmaculada" porque pintaba a que era lo mismo de siempre y estaba harto de monjas poseídas. Ahí me dije yo ¡¡tate!! ¡¡no, mal, wrong, caca, te equivocas!! ¿por qué lo sé? porque a mí me pasó lo mismo. Saquen papel + boli y tomen nota, julais...
Me daba una perezaco de la leche ver "Inmaculada". Como el colega arriba referido, estaba aún dolido por las recientes muestras de películas terroríficas con monjas de por medio. Todas un horror en el peor sentido, plus un coñazo (sí, incluyo aquí el tochazo descolorío de Paquito Plaza) Pero mi -en ocasiones maldecida- función de fan del género me obligaba a deglutir "Inmaculada" (¡¡gratis, of course!!). Bueno, vaaaale, y la presencia de la neumática y deseable Sydney Sweeney. ¿Fea? No, ni mucho menos. Simplemente dispone de una belleza distinta. ¿Mala actriz? Tampoco. Mejorará con el tiempo, no lo duden, cuando sus dos hermosas y turgentes tetas dejen de ser la única razón por la que supera castings (lejos queda esa niña que asomaba el inocente careto en la última y flooooja película de San John Carpenter, "Encerrada"). Y, justo, ahí quería yo llegar (en realidad, ahí querría yo pasar el resto de mi vida), el indiscutible erotismo que destila Doña Sweeney. Quizás a ustedes les pasó como a mí y, al enterarse que interpretaba a una monja, pensarían "¡No jodas! ¡qué desperdicio!" (graciosamente, eso mismo suelta un personaje cuando ella le cuenta sus castos planes en la vida) "Ya está la última tía güena de Hollywood buscando papeles ultra-opuestos a su imagen para ganarse un punto o dos" Pero resulta que no, my friends, en "Inmaculada" la muchacha hace gala, y no poco, de sus encantos (aunque sin llegar a los niveles de una, por así decirlo, "Inmaenculada") "Lightmente", sí, a través de camisones mojados, o escenas de ducha en las que cubre como puede ese par de aldabas (casi sin lograrlo) Pero se agradece requetemucho. Y no es la única, hay otra novicia en el film mostrando sutil cacho. Así que, sorpresón. Tras las descafeinadas muestras de reciente terror monjil, era lo último que esperaba.
A ello, añadan una trama que NADA tiene de posesiones demoníacas y tal. Ni salen fantasmas de nariz larguirucha. Sustos, los justos. Sería más un thriller con elementos horroríficos. Condimentado, encima, con algunos escuetos pero agradecidos momentos de truculencia y ni tan siquiera 90 minutos de duración. ¿Han leído bien? ¡¡ni 90 minutos!!. Los créditos salen a la hora y 28 de película, tras un desenlace cojonudo. Esto sí es un milagro y no el que supuestamente experimenta Sweeney en "Inmaculada". La chavala, virgen como es (ñummm!) se queda preñada. Y, claro, todos flipan. Pero no, hay trampa... y de la buena.
Vale, algunos han perdido el pedal hablando de la recuperación del subgénero de monjas cachondas tan propio de los setenta (¡nah!... tampoco tanto, eso ya lo hizo, y muy bien, Paul Verhoeven con "Benedetta") y ¿algo de horror italiano?... bueeeeno, con pinzas. ¡Ay, este fandom que se descontrola por nada! que mala es la abstinencia (de buen cine de género, digo)
A Michael Mohan (director) y Andrew Lobel (guionista) ni los conocía. Puede que a partir de ahora les siga con algo más de atención.
Tampoco me entiendan mal, no estoy aquí soltando que "Inmaculada" sea una obra de arte. Un nuevo hito del horror. Un clásico... inmaculado (ejem) Pero sí es una de terror decente, motivo de celebración y, sobre todo, consumición. Eviten ser tan lerdos como yo -y mi amigo- juzgando el libro por la portada. Tal vez hasta me lo agradezcan.
domingo, 4 de diciembre de 2016
LOS (POCOS) FOTOCROMOS DE "ROBOCOP"
Desafortunadamente son poquitos, únicamente tres. Los únicos de los que disponemos. Pero ese no es motivo suficiente como para no publicarlos, y menos cuando algunos de ellos son tan majos. Y es que, con una pedazo de peli como es el "Robocop" original, difícilmente no iban a molar. Ha sido siempre una película capaz de hacerme vibrar, independientemente de cuando la viera.
Mi primera vez fue en un cine, semi vacío. Flipé como ya no logro flipar hoy día, sobre todo con los numerosos momentos sorprendentes, nunca antes vistos en una pantalla. Al salir, un tipo disfrazado de "Robocop" regalaba posters del film. Me llevé uno a casa y ahí anduvo colgado hasta que un accidente lo hizo trizas. Tanto me gustó la peli, que poco después convencí a varios amigos para ir a verla. La diferencia es que, en esta ocasión, la cola era inmensa. Había corrido la voz y la brillante, brutal, sarcástica, espectacular y macro-inteligente obra de Paul Verhoeven llenaba salas sin mucho esfuerzo. Concretamente, para este segundo caso, tuvimos que subir a la parte de arriba pues el cine andaba hasta los topes. Que hermosos tiempos aquellos. Evidentemente la gocé como la primera vez y así comenzó mi lógica e inevitable robo-obsesión.
No hace falta decir que ninguna secuela, y ningún exploitation, estuvieron nunca a la altura de las expectativas. Pero ese es otro tema que da para otro rollo patatero.
De momento, disfruten de las desventuras fotocromiles del robopoli Murphy o, como suelo decir, "de cuando el cine molaba".
Mi primera vez fue en un cine, semi vacío. Flipé como ya no logro flipar hoy día, sobre todo con los numerosos momentos sorprendentes, nunca antes vistos en una pantalla. Al salir, un tipo disfrazado de "Robocop" regalaba posters del film. Me llevé uno a casa y ahí anduvo colgado hasta que un accidente lo hizo trizas. Tanto me gustó la peli, que poco después convencí a varios amigos para ir a verla. La diferencia es que, en esta ocasión, la cola era inmensa. Había corrido la voz y la brillante, brutal, sarcástica, espectacular y macro-inteligente obra de Paul Verhoeven llenaba salas sin mucho esfuerzo. Concretamente, para este segundo caso, tuvimos que subir a la parte de arriba pues el cine andaba hasta los topes. Que hermosos tiempos aquellos. Evidentemente la gocé como la primera vez y así comenzó mi lógica e inevitable robo-obsesión.
No hace falta decir que ninguna secuela, y ningún exploitation, estuvieron nunca a la altura de las expectativas. Pero ese es otro tema que da para otro rollo patatero.
De momento, disfruten de las desventuras fotocromiles del robopoli Murphy o, como suelo decir, "de cuando el cine molaba".
sábado, 17 de septiembre de 2011
LO MEJOR (¿O LO ÚNICO BUENO?) DE "TIBURÓN, DUELO A MUERTE"
Algún día alguien escribirá un libro sobre la imagen del tiburón asesino en el cine, y la curiosa fascinación que provoca. Si no fuera por los putos escualos psicópatas, muchos infraproductores de serie B/Z no tendrían ni para habichuelas. Un ejemplo de los miles que hay es este "Tiburón, duelo a muerte", producción Italiana rodada en USA que en 1990 llevó a término, en funciones productiles (y de director de foto, así como co-director cuando el contratado se las piró), Aristide Massaccesi desde su flamante fábrica de ñordos -salvo por "Aquarius"- "Filmirage".
Me la puse el otro día, creyendo que era otro film (¿"La noche del tiburón" tal vez?)... y lo más sorprendente es que la vi entera. Digamos que es un cruce entre "Cuenta Conmigo" y "Tiburón", sobre unos chavales super-amigos de toda la vida que deciden cazar un tiburón asesino después de que se zampe a uno de los integrantes de la pandilla. Todo ello mezclado con mucho drama de saldo y esas formas tan costrosas que en aquellos años los italianos gastaban cuando pretendían hacernos creer que sus productos eran cien por cien yankees, contratando a maniquíes y robots en lugar de actores. "Tiburón, duelo a muerte" se puede ver... pero te olvidas de ella con un simple estornudo.
Nada destacable salvo dos cosas. Las inevitables imágenes recicladas del Castellariniano "Tiburón 3" y la que ahora les dejo...

En la oficina del sheriff reposa una caja de esas de embalaje, o como se diga, tamaño humano, con un cartel pegado y escrito a mano en el que se lee "Robocop". ¿Homenaje?.... noooo!!!, el fin de la peli es demasiado crematístico como para plantearse un acto afectuoso. Sencillamente figura que los policías de esa oficina son muy amigos de la coña, y esa en referencia al clásico de Paul Verhoeven es una de varias. Sin embargo, me pareció lo suficientemente graciosa y ocurrente como para destacarla aquí... más teniendo en cuenta el mar de mediocridad que la envuelve.
Fin.
Me la puse el otro día, creyendo que era otro film (¿"La noche del tiburón" tal vez?)... y lo más sorprendente es que la vi entera. Digamos que es un cruce entre "Cuenta Conmigo" y "Tiburón", sobre unos chavales super-amigos de toda la vida que deciden cazar un tiburón asesino después de que se zampe a uno de los integrantes de la pandilla. Todo ello mezclado con mucho drama de saldo y esas formas tan costrosas que en aquellos años los italianos gastaban cuando pretendían hacernos creer que sus productos eran cien por cien yankees, contratando a maniquíes y robots en lugar de actores. "Tiburón, duelo a muerte" se puede ver... pero te olvidas de ella con un simple estornudo.
Nada destacable salvo dos cosas. Las inevitables imágenes recicladas del Castellariniano "Tiburón 3" y la que ahora les dejo...
En la oficina del sheriff reposa una caja de esas de embalaje, o como se diga, tamaño humano, con un cartel pegado y escrito a mano en el que se lee "Robocop". ¿Homenaje?.... noooo!!!, el fin de la peli es demasiado crematístico como para plantearse un acto afectuoso. Sencillamente figura que los policías de esa oficina son muy amigos de la coña, y esa en referencia al clásico de Paul Verhoeven es una de varias. Sin embargo, me pareció lo suficientemente graciosa y ocurrente como para destacarla aquí... más teniendo en cuenta el mar de mediocridad que la envuelve.
Fin.
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