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sábado, 9 de noviembre de 2024

MI MARCIANO FAVORITO

Felices tiempos aquellos en los que hablar de Jeff Daniels y Christopher Lloyd, dos actores por los que siento mucha simpatía, no suponía automáticamente mentar "Dos tontos muy tontos" ni "Regreso al futuro". Años de calma, cuando el "geekismo" todavía no se había convertido en una secta, o una plaga. Y por eso -por lo de la simpatía- me llevé toda una sorpresa el otro día, tras lustros del primer y único visionado, al (re)encontrármelos compartiendo plano en "Mi marciano favorito". Recordaba la presencia de Lloyd, pero no la de Daniels. Tampoco sorprende la reacción de mis escasas neuronas, porque estamos ante un producto destinado a ser olvidado en tiempo récord. Puro "fast food", consciente y orgulloso, de mano de -nada menos- una Disney todavía no devorada por la fiebre Woke, ni por esa asquerosa codicia que todo lo impregna y destruye. Incluso se permiten algunos gags picantes y un pelo escatos... siempre para los estándares de la compañía del ratón, claro, pero comparado a como está hoy el patio, resulta refrescante.
Supongo que podemos culpar al "Misión: Imposible" cinematográfico, y su tremendo éxito, de la fiebre que le entró a Hollywood con eso de llevar series de televisión más o menos clásicas a la gran pantalla, modernizando tono y maneras. Un proceder que por esos lares siempre ha funcionado, pero en la segunda mitad de los noventa, primera de los dosmiles, se volvió bastante recurrente. 
"Mi marciano favorito" es la puesta al día de un "tv show" sesentero del que tenía constancia, pero jamás había/he visto. Así pues, no puedo recurrir al juego de las comparaciones. En cualquier caso, la cosa va de un extraterrestre llegado de Marte que se hace amigo de un periodista en horas bajas y el consiguiente revuelo que causa en su vida. El alienígena original, Ray Walston, se marca prácticamente el mismo papel en la nueva versión, algo también muy habitual en estos productos, presentarse casi como secuelas del material primigenio, contando con los actores de aquel retomando -más o menos- a sus personajes, si es que aún estaban vivos, claro. Desafortunadamente, no es el caso del compa humano de Walston, nada menos que Bill Bixby, "Bruce Banner" (o "David Bruce Banner") en la famosa y setentera serie de "La Masa". Para la llegada de 1999, año de producción de la puesta al día, el pobre llevaba ya seis bajo tierra.
He leído, en plan reproche, que la película prefiere apostar por los efectos especiales y el humor más "slpastick" en lugar de la típica materia dialoguista y enredante propia de la "sitcom" que era. Hombre, también es normal, digo yo. Se tira mucho de un CGI algo verde aunque pasable, destacando la estrella del sarao, el traje con vida propia
 del marciano. Vendría a ser la comparsa cómica y, ciertamente, acaba resultando irritante y agotadora. Por mucho que he investigado, no lo he detectado en la serie, así que podría ser una invención del film. Ni idea. Y tampoco importa, porque, como decía, este "Mi marciano favorito" noventero cumple con su función más elemental, entretener. Se mueve a toda leche, no da respiro, provoca alguna risilla comedida, aporta puntuales secuencias razonablemente espectaculares (la carrera del coche miniaturizado por las alcantarillas) y, al terminar, deja la sensación de haber consumido una chorrada máxima, pero sin llegar al insulto. Bien. Decente.
A Daniels, Walston y un bastante sobreactuado Lloyd, gozando como una perra a base de explotar esa inconfundible mueca suya de loco que tanto le ha reportado (desde "Alguien voló sobre el nido del cuco" hasta.... ya saben cual), los acompañan algunos nombres sin desperdicio. Una ridículamente atractiva Elizabeth Hurley como tía buena / niña mimada bastante despreciable (¿permitiría hoy el Wokeismo un personaje femenino tan sexual y negativo?), Daryl Hannah como lo opuesto, la angelical / un poco lela rubia que bebe los vientos por Jeff Daniels (¿permitiría hoy el Wokeismo una.....? ¡¡bah, olvídalo!!), el gran Michael Lerner, Wallace Shawn igualmente desatado (en realidad, todos lo están, supongo que el film invita a ello), papelillo para T.K. Carter -el "Nauls" de "La Cosa"-, y Dawn Maxey como apetitosa "bimbo" acosada por el traje parlanchín en un probador (¿permitiría hoy el Wokeismo ver cómo este le azota el culo? ¿en un producto Disney?).
Dirige un inocuo y cumplidor Donald Pretie. Comenzó en la tele, dio su primera oportunidad real a Julia Roberts con "Mystic Pizza" y, aluego, pariría cosas como "Niño Rico", la de Macaulay Culkin, "Miss Agente Especial", "Cómo perder un chico en diez días" o "Bienvenido a Mooseport"... para terminar regresando a la caja tonta. Una carrera fascinante. Me pregunto qué impulsa a un director como este a meterse en el cine. Qué le mueve. Qué le motiva. ¿Ganar dinero? ¿mejor esto que ser dependiente del "McDonalds"?... ¿O solo se trata de severa miopía a la hora de elegir los proyectos? Un genuino misterio para mí.

lunes, 7 de marzo de 2016

PASIÓN DE HOMBRE

Tras la fiebre –o moda- del cine quinqui, y aunque en los noventa retomaría su obsesión por “El Vaquilla” con la infame “Tres días delibertad”,  José Antonio de la Loma retoma sus faenas de cineasta, a veces, afín a los géneros, pero perdiendo todo el “punch” que con las pelis de macarras pudiera tener. Ya venía tiempo atrás, desde “Escuadrón”, haciendo estas peliculitas de presupuestos casi ínfimos pero con repartos internacionales para ver si podían colar en el extranjero, y si bien el,  por aquél entonces emergente “Nuevo cine español” no comulgaba con las pelis de tiros que de la Loma venía cultivando, en esta ocasión, en 1988, decide marcarse un dramón de tres pares de cojones que, una vez visto, bien podría entrar en la categoría de “Malas pero divertidas”, porque vaya puñetera chorrada.
En ella, una actriz debe ir a Londres a cumplir con un contrato, así que decide llevar a su hijo a vivir con su abuelo, un pintor bohemio con el que al principio choca un tanto, pero que luego poco a poco le introducirá en esa bohemia. Y cuando más se quieren nieto y abuelo, llega la actriz para llevarse al primero.
La película, distribuida en su momento por el magnate Manuel Salvador, estrenada en los USA con el título de “A Man of Passion” y firmada allí por de la Loma como J. Anthony Loma,  se lanzó a las salas con una campaña promocional que incluía el lanzamiento simultaneo en librerías de la novela “Pasión de hombre: Mi abuelo y yo” escrita por el propio de la Loma y que editaría Planeta; pues aún así, la fueron a ver a las salas tan solo 53.000 espectadores del año 89. Y eso que en el reparto tenía a Anthony Quinn como absoluto protagonista –y que en los ochenta trabajaba en españa con bastante frecuencia, ya que eran momentos de, más o menos, decadencia- secundado por la ex-chica Bond, Maud Adams, Elisabeth Ashley y Ray Walston, amén de tener al hermanísimo de Charlie y Emilio e hijo de Martin, Ramón Sheen (que menudo carretón se gastaba habiendo rodado a las órdenes de de la Loma o de Jess Franco en “La Bahia Esmeralda”-. Pero es que era una película muy cutre y chabacana, no solo la historia no interesa un carajo, sino que tendemos a confundirnos en todo momento, porque, tal y como es mostrada la relación entre Anthony Quinn y su hija, parece que vamos a adentrarnos en una espiral de incesto con abrazos demasiado afectivos y besos en la boca, para luego no tener la historia nada que ver con eso, tan solo que está todo tan mal mostrado, que parece que vaya a haber incesto; nada más lejos de la realidad.
Por otro lado, el niño protagonista, R.J. Williams, es de un  repelente que tira de espaldas, por lo que cada vez que aparece en plano, el espectador reza para que ese niño se vaya con su madre.
Muy mala, pero es una cosa curiosa que solo por eso hay que ver. Aunque la puta peli no arranque nunca y lo que pase en ella es como si no pasara.

viernes, 2 de abril de 2010

CIENCIA FICCIÓN DEL NUEVO MUNDO

No hay duda de que una de las etapas más interesantes del Roger Corman productor se dio con su compañía (luego vendida) "New World Pictures", de donde salieron muchas pequeñas joyitas que, aunque nacían con mentalidad exploitation, siempre aportaban algun detalle fresco y original. La lista de títulos es notable ("Piraña", "Rock and Roll High School", "Humanoides del abismo", "Big Bad Mama", "Death Race 2000", "Battle Beyond the Stars", "Deathstalker", etc...), pero da la casualidad que en los últimos días me he visto dos de sus mejores aportaciones a la ciencia ficción, una totalmente pulp y la otra un pelín más seria.
La primera es "La galaxia del terror", puro cine de culto que, incomprensiblemente, también encabeza algunas listas de lo peor de su década. James Cameron curró aquí de director de segunda unidad y diseñador de producción, aportando ideas visuales que posteriormente desarrollaría más a fondo, y con más dinero, en "Aliens, el regreso". "La galaxia del terror" parece una imitación de "Alien" pero solo los primeros minutos, luego se desentiende por completo aportando una historia 
distinta y sorprendentemente "filosófica" para tratarse de lo que se trata. Yo la vi de chaval y me impactó muchísimo todo el gore, que no solamente es gráfico, también retorcido y enfermizo, como ese cristal moviéndose bajo la piel, la cabeza de una tipa estallando por efecto de la presión o la famosa secuencia del gusano gigante violador. A pesar de su condición de ciencia ficción, esta peli encaja más en los parámetros del terror, contando la epopeya de unos tipos enviados a un planeta para descubrir la procedencia de la misteriosa señal que emite una enorme pirámide que será la puerta a la materialización de sus mayores terrores. Efectos especiales simples pero efectivos, tono oscuro e inquietante y, eso, truculencia a tutiplen. El reparto es muy jugoso, Robert Englund, Sid "La casa de los 1000 cadáveres" Haig, Grace "Twin Peaks" Zabriskie, el entonces futuro director especializado en erotismo rancio Zalman King (de "Orquidea Salvaje") y un clásico, Ray Walston.
La segunda es "Androide", un film más versado en los personajes y menos en los efectos especiales, justos y totalmente al servicio de la historia. Esta gira en torno a un doctor (el mítico Klaus Kinski) especializado en la fabricación de androides y obsesionado con crear a la mujer -artificial- perfecta. Al lugar (un laboratorio flotando en el espacio) llegan unos fugados de la prisión, con la peculiaridad que uno es hembra. Todos se vuelven locos con ella. Max, el androide-ayudante casi humano sueña con poseerla sexualmente y el doctor con traspasar su libido a su creación, pero la tipa prefiere tirarse al más macarra y bastardo de sus compañeros. Vamos, una auténtica alegoría del poder de la vagina, capaz de ponerlo todo patas parriba, contada sin prisa pero sin pausa, logrando mantener nuestro interés durante toda la proyección y dotando a lo narrado de un notorio realismo. Destaca en el papel de Max ese enigmático/feo actor/guionista llamado Don Opper, al que muchos recordarán como el tonto del pueblo en los primeros films de la saga "Critters" (y que, según Imdb, curró en el rodaje de "La galaxia del terror").
Curiosamente, ninguno de los dos directores, B.D.Clark y Aaron Lipstadt respectivamente, ha hecho nada más destacable con el resto de sus carreras.
Dos perlitas a recuperar.

sábado, 20 de mayo de 2023

JOHNNY PELIGROSO

Recuerdo cuando "Johnny Peligroso" se estrenó en 1985 y los medios de comunicación le dedicaron unos breves minutos. Al fin y al cabo, solo era otra comedia tonta más para lucimiento de ese actor de comedias tontas llamado Michael Keaton. Las imágenes me llamaron la atención por absurdas, dando a entender que aquello era una "spoof movie" con todas las de la ley. Sin embargo, a pesar de ser devoto del subgénero, no fui a verla. Su ambientación gangsteril rollo años 30 no me llamó -ni me llama- cinematográficamente hablando. Pasaría un tiempo hasta que la consumí en vídeo. Y otras tantas décadas para que se ganara mi simpatía.
Efectivamente, "Johnny Peligroso" es puro "spoof", y de los gordos. En 1984, que es cuando se rodó, el tema aún tenía tirón... aunque por poco tiempo (fue el año de "Top Secret!" y su fracaso en taquilla). Así, como todo buen producto del ramo, el argumento podría servir perfectamente para una película seria: Auge y caída de un gangster. Cómo entra en una poderosa familia, escala puestos, le sale un competidor, aparece una chica de la que se enamora y su hermano se convierte en su mayor perseguidor al ejercer de fiscal. En realidad, nada nuevo. Es el modo de contarlo donde, obvio, reside la gracia. Y, pal caso, dicho más a conciencia que nunca.
De entrada, sorprende, y para bien, que el tema musical central lo canturree Weird Al Yankovic, un nombre perfectamente vinculado al formato de la bufa absurda, quien hizo exactamente lo mismo para "Espía como puedas", además de marcarse un buen puñado de cameos en la saga "Agárralo como puedas". Y, hablando de la reina de Roma, hay un gag en la primera de ellas que lo habíamos visto cuatro años antes en "Johnny Peligroso". ¿Plagio? Mmmmh... no sabría decir, debemos tener en cuenta que en los créditos finales se menciona a Pat Proft y Neal Israel -entonces casado con la directora del film- como "consejeros". Juntos y revueltos, los nombres de esos caballeros se asocian a una ristra de títulos cómicos que quitan el hipo: Varias 
"Locas academias de policía", varios "Agárralos como puedas", "Locademia de conductores" o "Despedida de soltero". Es decir, dos titanes de la nueva comedia yanki asentada en los ochenta.
Por todo ello (y teniendo en cuenta que entre los guionistas de "Johnny Peligroso" localizamos también a Norman Steinberg, quien formó parte de los creadores de "Sillas de montar calientes" nada menos) el humor del film no es solo tonto hasta el tuétano, además de un modo absolutamente orgulloso y abundante. Hay tantísimos gags que la calidad varía, pero desde luego sin llegar jamás a la basura arrastrada de muchas muestras recientes de "spoof" (salvo, quizás, "Weird", justamente apadrinada por Weird Al Yankovic). Entre los mejores, y que me hicieron reír, destacaría la guasa a costa de las antiguas películas sobre higiene sexual, en esta concretamente nos muestran -incluida animación- como el exceso de sexo puede hacer estallar los testículos. El retrato robot de Johnny Peligroso que, según los rasgos del dibujo, es... ¡el jodido Sylvester Stallone! La anciana madre de Johnny, con su pelo blanco y arrugas, que resulta contar únicamente con 29 primaveras, "Espero llegar a los 30", anhela. El polvo entre Johnny y su interés amoroso viene acompañado por la inevitable ristra de fuegos artificiales en los cielos. Al verlos su jefe desde otro lado de la ciudad, exclama: "Yo diría que Johnny está follando". Un titular de la prensa reza así: "Moroni deportado a Suecia. Dice que no es de allí" (con esta me descojoné a gusto). El médico que visita a la madre de Johnny, y siempre le encuentra pupas, afirma con vehemencia: "Es la tiroides", "¿Qué le pasa?" pregunta el hijo,"Que no la encontramos". Un gag muy agradecidamente de la época, por su tono políticamente incorrecto, hace referencia a la sirvienta experta en insultos racistas para todas las etnias imaginables. Tenemos un coche con los frenos manipulados que, al acelerar, acelera también la velocidad de la canción que suena por la radio. Y así seguiría y seguiría, porque quedan un buen montón de coñas más igual de graciosas y que, sin hacer de "Johnny Peligroso" un entretenimiento infalible, sí resulta una comedia loca la mar de simpática que te ayudará tranquilamente a pasar una tarde, o echar algo de claridad a un exceso de negros nubarrones.
Contribuye, y mucho, el amplio reparto, generoso en toda suerte de rostros familiares, algunos en primera fila, otros casi en función de extra. Todos entrañables. Aparte del mismo Michael Keaton, exultante en su momento de gloria como comediante, encontramos a Joe "Estamos muertos... ¿o qué?" Piscopo, seguido de un sensacional Peter Boyle, Griffin Dunne, el gran Dom De Luise en un cameo absolutamente idiota y, por tanto, muy gracioso, un inesperado Danny De Vito (protagonizando un gag surrealista que aún no sé si calificarlo de brillante o ridículo. Él y Keaton coincidirían de nuevo en "Batman Vuelve"), el cómico clásico Ron Carey (como con De Luise, habitual de Mel Brooks), Ray Walston (protagonizando un gag de "vendedor de periódicos agredido" que recuerda mucho a otro visto en "La última locura" de... sí, Mel Brooks). Alan Hale Jr, que menciono únicamente porque en 1975 aparecía en "The giant spider invasion" de Bill Rebane, y eso es motivo suficiente. Scott Thompson, uno de los esbirros del Teniente Harris en "Loca academia de policía". Gary Watkins quien, justo después, protagonizó el "Ruedas de fuego" de Cirio H. Santiago, nada menos. El feo y carismático Hank "El justiciero de la ciudad" Garrett. Jack "Cabeza Borradora" Nance haciendo de cura. Rick Rosenthal, director de "Halloween 2 (Sanguinario)", como juez. Y un titán del calibre de Carl Gottlieb, cuyo nombre va ligado a títulos de variable pero significativo peso como "Cavernícola", "Tiburón", "Un loco anda suelto" o "Amazonas en la luna", dando vida a un médico. Algo menos llamativas son las actrices principales, como Marilu Henner (habitual de la famosa serie "Taxi") y Maureen Stapleton quien, habiendo recibido un Oscar -por otra peli, of course-, debería conocer... pero no es el caso, lo que delata mi ignorancia supina. La lista sigue, no se crean, sin embargo, para ir terminando ya, me centraré en los roles vistos y no vistos de otro gran feo del cine, Vincent Schiavelli (el fantasma del metro en "Ghost" o el director de la cadena televisiva en "Man on the moon", era inseparable de Milos Forman) y un jovencísimo Lukas Haas -con sus enormes orejas- dando vida a la versión infante de Griffin Dunne. ¡¡BUF!! agotado estoy, oiga.
Todo esto lo cocina, en funciones de directora, Amy Heckerling, quien posteriormente alcanzaría una notable relevancia al responsabilizarse de "Las vacaciones europeas de una chiflada familia americana", las dos primeras entregas de "Mira quien habla", "Clueless" y un mogollón de series televisivas, algunas bastante conocidas. Resulta curioso ver cómo la mujer no tuvo manías en materializar muchos de los chistes tirando a machistas y generosamente vulgares. Sí, tal vez solo quería currar y recibir el cheque (de hecho, el fracaso comercial de "Johnny Peligroso" propició que decidiera escribir sus propios libretos, en lugar de filmar los de otros). O, tal vez, entonces estas cosas se tomaban menos a la tremenda que ahora. Buenos tiempos aquellos.
Como colofón simpático, mencionar que, por lo visto, Brian De Palma es muy fan de "Johnny Peligroso". El día del pre-estreno se partía de risa con ella.