No solemos ser tan oportunos, pero el cruel destino ha obrado en nuestro favor. Tenía el siguiente tocho programado para dentro de dos semanas.... y justo me entero del fallecimiento de Wings Hauser, legendario astro del cine barato y prota absoluto del film en cuestión. Es por ello que he decidido adelantar su publicación a modo de tributo. Descanse pues en paz, caballero.
Dice asín...
En la reseña de "Police Force" acusaba al productor, mister todoterreno Sandy Howard, de haberme engañado con otra de sus películas previas, "Stoney, el frío", vendiendo -por título- una falsa epopeya justiciera "a lá Harry Callahan". Luego, en -precisamente- frío, lo consideré un poco injusto por mi parte, ya que la "estafa" fue cosa de los distribuidores españoles (el único país donde se tiró de tal estratagema) quienes optaron por ese bautismo troleante, cuando en realidad la película fue estrenada en USA como "Deadly Force", un rato molón (claro que traducido suena más genérico, "Fuerza Mortal"). Sin embargo, me informo -es decir, visito Imdb- y descubro que el film SÍ nació con la intención de arrancar una nueva franquicia de vigilante repartiendo tiros, citándose muy claramente "Harry, el sucio" y "Death Wish" como inspiración (así lo de "Deadly Force" cobra más sentido. Un título al que le pega mucho una posible numeración continua, "Deadly Force 2", "Deadly Force 3"... ¿a que sí?). Desconcertante, muy desconcertante, porque una vez consumida por segunda vez -cortesía de mi querido "consiguietor" Enorm- tras la inevitable y mentada decepción juvenil, no veo paralelismos por ningún lado. La cuestión es que Sandy Howard quedó impresionadísimo con el carisma y talento desplegado por Wings Hauser en su colaboración anterior, "La jauría del vicio", donde hacía de villano ultra-cabrón, y decidió fabricarle un vehículo de lucimiento, con el protagonista -esta vez un héroe- totalmente diseñado para él. No obstante, Hauser desenmascaró su limitado registro interpretándolo casi como si fuese otro villano -o eso dicen los que saben-, de ahí la imposibilidad de conectar con su condición supuestamente heróica y, de rebote, con el público. El inevitable fracaso resultante puso fin a la intención "franquiciadora" y a las colaboraciones entre productor y actor. A saber el mal rollo que generaría todo ello.
No obstante, según mi teoría -la de los que saben poco-, el descalabro no solo es cosa del amigo Wings. La película, toda ella, carece de elementos medianamente llamativos. Tal vez el enfrentamiento final entre el héroe y su némesis resulte algo más interesante, ni que sea por la inhabitual cantidad de estopa que recibe el primero. Pero, en general, abunda el muermo. Falta acción, falta violencia, falta sordidez, falta de todo. Podría pasar como semi entretenimiento de tarde de domingo, consumido mientras miras el móvil o piensas en tus mierdas, pero nada más. No deja ninguna clase de poso y Hauser da vida a un tipo demasiado normal como para resplandecer en el rol de justiciero. Es sociable, simpático, enseña el culo, está enamorado de su mujer a la que ama (fuerza un polvete reconciliador) y, en fin, no hay mucho de duro, frío y despiadado en él. Tampoco nadie se venga aquí, lo que rebaja totalmente la posible adrenalina que ello provocaría en nosotros, ilusos consumidores, y eso incluye la poco gustosa muerte del malo... uno que se supone sorpresa, pero ves venir desde lejos y sobradamente. Al parecer, el director, Paul Aaron (a quien debemos films como el "Fuerza 7" con Chuck Norris, la comedia "Maxie" con Glenn Close o -en funciones únicamente de productor- "El alucinante viaje de Bill y Ted"), aseguraba a los medios del momento que había evitado rodar "la típica peli de polis matando a diestro siniestro". Considerando ello, casi podríamos señalarle a él como total y absoluto culpable. Eso es justo lo que tendría que haber sido "Stoney, el frío".
Hay un maníaco suelto en la ciudad que elige sus víctimas a boleo. Ha asesinado a una jovenzuela cuyo abuelo pide ayuda a su amigo Stoney Cooper para que averigüe algo. Este, detective de profesión -fue expulsado de la policía, no dicen por qué razón, pero suponemos que será cosa de métodos expeditivos... ¿no es siempre así?-, se dedicará a resolver el entuerto, recuperar a su ex y, de paso, enfrentarse a viejos enemigos.
Inevitablemente, y siendo una película del año 1983, localizamos unos cuantos nombres curiosos. En cuestiones de reparto, destacan Paul "El precio del poder" Shenar, Al "El padrino parte III" Ruscio, Lincoln "Fortaleza Infernal" Kilpatrick -ambos de extensísima y sorprendente carrera-, la Estelle Getty de "Las chicas de oro" (haciendo gala ya de ese desparpajo que, en su vejez, la catapultaría hacia lo más alto), Aaron Norris -hermano de Chuck, es decir, enchufado- como policía y el bueno de Ned Eisenberg en plan ratero callejero, lo reconocerás como chico malo / víctima en "La Quema", pandillero en "El Exterminador", soldado israelí en "Ultimatum" y aficionado a la ultra-violencia en "Locademia de conductores". ¡¡Carrerón!!.
El caso de la "partenaire" de Hauser es un poco atípico. Joyce Ingalls venía de interpretar a una prostituta en "La cocina del infierno" de / con Stallone. Por lo visto, en la época el famoso actor y ella fueron pareja, o follamigos (me pregunto si cuando Estelle Getty y Sly coincidieron años después en "¡Alto! o mi madre dispara", cuchichearían al respecto). Tras "Stoney, el frío", Ingalls se lió con movidas beatas. A causa de ello, dejó la interpretación, que no retomó hasta 1998 con "Arma Letal 4". Eso sí, en un rol de enfermera, casi como extra. Debió satisfacerla más bien poco porque ya no reincidió. En 2015 abandonó esta dimensión.
En los efectos de maquillaje un clásico, Mark Shostrom, de más que lustrosa trayectoria. Aquí no es que le dejen lucirse mucho, pero cumple.
Y, ya concluyendo, en tareas de guion tenemos a un "mostro" del "exploitation" como era Robert Vincent O´Neil, padre de la saga "Angel". A Barry Schneider, responsable del libreto de "Ruby", del de la comedia "Apáñatelas como puedas" y de dos para Mark Lester, "Roller Boogie" y nada menos que "Curso 1984". Vale la pena señalar que en esta no figura acreditado, siendo el reputado Tom Holland quien se lleva la medalla. He buscado información (es decir, he vuelto a mirar a fondo Imdb), pero sin suerte. Aunque para misterios, el tercer guionista de "Stoney, el frío" (¡¡tres personas pa escribir esto!! tiene delito) Ken Barnett. Posee un único segundo crédito como guionista, otro producto Sandy Howard titulado "Las aventuras de Hambone". Lo llamativo es que, justo Ken Barnett, fue el nombre elegido por Freddie Francis y Ken Wiederhorn para ocultar sus respectivas (ir)responsabilidades con respecto a la fallidísima "Torre de cristal", recuerden, aquella de terror rodada en Barcelona el año 1987 usando como escenario exterior la Torre Trade. Aquí pueden leer al respecto. Ya, ya, seguramente haya unos cuantos Ken Barnett pululando por los USA, pero la coincidencia tiene su coña y la duda no se disipa del todo al descubrir que "Torre de cristal" venía producida por el amigo Sandy Howard..... ¡¿hein?!.
Mostrando las entradas para la consulta "Wings Hauser" ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta "Wings Hauser" ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
sábado, 22 de marzo de 2025
miércoles, 10 de julio de 2013
LA JAURIA DEL VICIO
Auténtico clásico menor del cine ochentero, "La jauría del vicio", o "Vice Squad" para el estreno en su país de origen, es una de aquellas películas puramente "exploitation" que nacen con espíritu provocador y polémico... pero que, pasados 30 años, se muestran lógicamente inofensivas y desgastadas. En 1982 era una auténtica "película dura", como "Escoria", de aquellas que temías visionar para no acabar sintiéndote sucio. Su temática, basada en el ingrato trabajo del escuadrón anti-vicio de la policía de Los Ángeles, su ambientación "lumpen", con proxenetas, prostitutas, bandas e incluso temibles gays, las secuencias de servicios carnales en las que se muestran ciertas desviaciones y sus diálogos forzadamente escabrosos repletos de tacos y referencias sexuales, hacían de "La jauría del vicio" un fruto prohibido que agarrar con pinzas cuando ibas al vídeo-club. Pero, como digo, el paso del tiempo es implacable.
Ramrod es un chuloputas de lo más joputo y psicótico. Acosa a sus chavalas y les mete palizas. Un día, se pasa con una de ellas y se la carga. La policía, hasta las pellas del cabrón en cuestión, chantajea a una prostituta de noche/madre modelo de día para que le seduzca y, así, poder cazarlo. Todo parece ir bien hasta que, mientras es llevado a comisaría, Ramrod se escapa y planea una terrible venganza contra la prosti que ayudó a tenderle la trampa.
A pesar de disponer de un florido reparto de caras más o menos conocidas (algunos policías secundarios, el chófer del abuelo aficionado a la necrofilia high-class...), el que destaca por encima de todos es el de Wings Hauser. El amigo Wings venía de la televisión y debutaba aquí en la gran pantalla dando vida a un asesino realmente terrorífico y amenazador, te crees que es capaz de cualquier barbaridad. Gracias a su labor, Hauser logró ser el prota absoluto de su siguiente film, donde esta vez era él el que cazaba a un psicópata, "Stoney, el frío". A día de hoy se sigue considerando su actuación en "La jauría del vicio" como lo mejor que ha hecho. Y no es para menos. Resulta tan odioso como carismático. Por lo demás, pues una peli correctilla, para ver una vez y olvidar con facilidad. Como decía al principio de esta innecesaria reseña, ha envejecido un poco mal, y toda la parte pretendidamente sórdida se queda algo floja. Destaco en ese sentido a los gays de rollo "leather", a los que les encanta posar en plan estatuas en la puerta de su club predilecto, ahí luciendo músculo, cadenas y bigotes. Todos iguales. Tampoco resulta fácilmente desdeñable la secuencia en la que Hauser se cuela en casa de otro proxeneta, este negro, gordo y, me parece, también gay, y decide castrarle off-camera por considerar que es demasiado blando con sus chicas y no tiene "lo que hay que tener". No desmerece el personaje de la prostituta protagonista (que, recuerden, de día ejerce como respetable mamá soltera) quien, para resultar más "agradable" a la vista del ingenuo espectador, es la que se acuesta con los fetichistas de buen corazón o los inválidos. Que maja ella.
El director, Gary Sherman, tiene un curriculum bastante simpático en el que destacan dos de terror, la fallida (pero interesante) "Sub-humanos" y la reputadísima "Muertos y enterrados". Le siguen el thriller de acción "Se busca vivo o muerto" (aquel que enfrentaba a Rutger Hauer con Gene Simmons) o el tercer y olvidable "Poltergeist". Uno de los guionistas no es otro que Robert Vincent O´Neill, especialmente conocido por ser el director de los dos primeros films de la saga "Angel" (viendo las tramas de estos y la del film que nos ocupa, es evidente lo mucho que a O´Neill le tiraba eso del "puta de noche/chica ejemplar de día", ¡¡viciosillo!!) y que lleva el "exploitation" en sus venas, ya sea dirigiendo (también son suyas las fábulas de terror "The psycho lover" o "Blood Mania") como guionizando (el chungo-exploit de "King Kong", "The mighty Gorga", la simpática "Cavernas fantasmas", el tercer "Angel" o, fíjate tu, la antes mentada "Stoney, el frío"), un auténtico jefe. Le ayuda en las letras, y produce, Sandy Howard, a quien debemos films como "Un hombre llamado caballo" -y secuelas-, "La lluvia del diablo", "Embryo", "Meteoro", los dos primeros "Angel", las mentadas "Cavernas fantasmas" y "Stoney, el frio" y un especie de "exploitation" del "exploitation" con "Hollywood Vice Squad", semi-secuela de la reseñada y remake no reconocido de "Hardcore, mundo oculto" dirigido nada menos que por la siempre oportunista Penelope Spheeris. ¡Marcianada!.
Resumiendo: "La jauría del vicio" es pasable, se ve, se disfruta comedidamente y mañana será otro día.
Ramrod es un chuloputas de lo más joputo y psicótico. Acosa a sus chavalas y les mete palizas. Un día, se pasa con una de ellas y se la carga. La policía, hasta las pellas del cabrón en cuestión, chantajea a una prostituta de noche/madre modelo de día para que le seduzca y, así, poder cazarlo. Todo parece ir bien hasta que, mientras es llevado a comisaría, Ramrod se escapa y planea una terrible venganza contra la prosti que ayudó a tenderle la trampa.
A pesar de disponer de un florido reparto de caras más o menos conocidas (algunos policías secundarios, el chófer del abuelo aficionado a la necrofilia high-class...), el que destaca por encima de todos es el de Wings Hauser. El amigo Wings venía de la televisión y debutaba aquí en la gran pantalla dando vida a un asesino realmente terrorífico y amenazador, te crees que es capaz de cualquier barbaridad. Gracias a su labor, Hauser logró ser el prota absoluto de su siguiente film, donde esta vez era él el que cazaba a un psicópata, "Stoney, el frío". A día de hoy se sigue considerando su actuación en "La jauría del vicio" como lo mejor que ha hecho. Y no es para menos. Resulta tan odioso como carismático. Por lo demás, pues una peli correctilla, para ver una vez y olvidar con facilidad. Como decía al principio de esta innecesaria reseña, ha envejecido un poco mal, y toda la parte pretendidamente sórdida se queda algo floja. Destaco en ese sentido a los gays de rollo "leather", a los que les encanta posar en plan estatuas en la puerta de su club predilecto, ahí luciendo músculo, cadenas y bigotes. Todos iguales. Tampoco resulta fácilmente desdeñable la secuencia en la que Hauser se cuela en casa de otro proxeneta, este negro, gordo y, me parece, también gay, y decide castrarle off-camera por considerar que es demasiado blando con sus chicas y no tiene "lo que hay que tener". No desmerece el personaje de la prostituta protagonista (que, recuerden, de día ejerce como respetable mamá soltera) quien, para resultar más "agradable" a la vista del ingenuo espectador, es la que se acuesta con los fetichistas de buen corazón o los inválidos. Que maja ella.
El director, Gary Sherman, tiene un curriculum bastante simpático en el que destacan dos de terror, la fallida (pero interesante) "Sub-humanos" y la reputadísima "Muertos y enterrados". Le siguen el thriller de acción "Se busca vivo o muerto" (aquel que enfrentaba a Rutger Hauer con Gene Simmons) o el tercer y olvidable "Poltergeist". Uno de los guionistas no es otro que Robert Vincent O´Neill, especialmente conocido por ser el director de los dos primeros films de la saga "Angel" (viendo las tramas de estos y la del film que nos ocupa, es evidente lo mucho que a O´Neill le tiraba eso del "puta de noche/chica ejemplar de día", ¡¡viciosillo!!) y que lleva el "exploitation" en sus venas, ya sea dirigiendo (también son suyas las fábulas de terror "The psycho lover" o "Blood Mania") como guionizando (el chungo-exploit de "King Kong", "The mighty Gorga", la simpática "Cavernas fantasmas", el tercer "Angel" o, fíjate tu, la antes mentada "Stoney, el frío"), un auténtico jefe. Le ayuda en las letras, y produce, Sandy Howard, a quien debemos films como "Un hombre llamado caballo" -y secuelas-, "La lluvia del diablo", "Embryo", "Meteoro", los dos primeros "Angel", las mentadas "Cavernas fantasmas" y "Stoney, el frio" y un especie de "exploitation" del "exploitation" con "Hollywood Vice Squad", semi-secuela de la reseñada y remake no reconocido de "Hardcore, mundo oculto" dirigido nada menos que por la siempre oportunista Penelope Spheeris. ¡Marcianada!.
Resumiendo: "La jauría del vicio" es pasable, se ve, se disfruta comedidamente y mañana será otro día.
sábado, 4 de abril de 2009
MUTANT
Esta peli hace gala de dos características muy definidas. La buena es que supura ochenterismo por todos los poros, la mala es que es bastante brasas.
Dentro del apartado bueno, tenemos a su protagonista, el carismático Wings Hauser, auténtico "héroe de video-club" que en sus mejores tiempos incluso osó dirigir sus propios vehículos de lucimiento. Le acompaña Bo Hopkins, que se pasa todo el metraje con cara de buencha. En la silla del dire aposenta su culo toda una leyenda, John "Bud" Cardos, personaje de biografía fascinante, que incluye a tipejos como Alfred Hitchcock (Cardos curró controlando los pajaricos de "The Birds"), Sam Peckinpah (fue director de segunda unidad en "Grupo Salvaje") o... ¡Al Adamson! (para quien ejerció de actor y "stuntman"), entre otras filigranas. También dirigió la deliciosa "Kingdom of the Spiders" (con William Shatner).
En el apartado malo, el resto. Un pueblo de la América profunda ve como sus habitantes comienzan a convertirse en seudo zombies azulados chillones que beben sangre humana usando unos orificios en las palmas de las manos (!). El colega Hauser será el encargado de resolver el misterio y matar a unos cuantos.
Si algo destaca en "Mutant" es la incontrolable verborrea que sufren sus personajes. Se pasan toda la peli hablando, y solo la parte final se anima un poquito. Otra cosa que merece destacarse es su engañoso cartel publicitario, en el que un pueblo es amenazado por una nube que casi parece diseñada por H.R.Giger... nada de eso hay en la peli, aunque no se lo recriminaré porque, bueno, ¡es de lo más guapo!.
Dentro del apartado bueno, tenemos a su protagonista, el carismático Wings Hauser, auténtico "héroe de video-club" que en sus mejores tiempos incluso osó dirigir sus propios vehículos de lucimiento. Le acompaña Bo Hopkins, que se pasa todo el metraje con cara de buencha. En la silla del dire aposenta su culo toda una leyenda, John "Bud" Cardos, personaje de biografía fascinante, que incluye a tipejos como Alfred Hitchcock (Cardos curró controlando los pajaricos de "The Birds"), Sam Peckinpah (fue director de segunda unidad en "Grupo Salvaje") o... ¡Al Adamson! (para quien ejerció de actor y "stuntman"), entre otras filigranas. También dirigió la deliciosa "Kingdom of the Spiders" (con William Shatner).
En el apartado malo, el resto. Un pueblo de la América profunda ve como sus habitantes comienzan a convertirse en seudo zombies azulados chillones que beben sangre humana usando unos orificios en las palmas de las manos (!). El colega Hauser será el encargado de resolver el misterio y matar a unos cuantos.
Si algo destaca en "Mutant" es la incontrolable verborrea que sufren sus personajes. Se pasan toda la peli hablando, y solo la parte final se anima un poquito. Otra cosa que merece destacarse es su engañoso cartel publicitario, en el que un pueblo es amenazado por una nube que casi parece diseñada por H.R.Giger... nada de eso hay en la peli, aunque no se lo recriminaré porque, bueno, ¡es de lo más guapo!.
lunes, 26 de octubre de 2020
LAS PESADILLAS DE FREDDY
El próximo día 31 es Halloween, festividad a la que no tenemos ninguna manía en "Aquí Vale Todo" (y que pensamos puede convivir perfectamente con la propia). Por ello, esta semanita se la vamos a dedicar estrictamente al género del terror y aledaños, comenzando hoy Lunes con todo un clásico... aunque en vertiente "povera".
Siempre me ha escamado que se incluya la saga de "Pesadilla en Elm Street" en la etiqueta de "slasher" junto a "Viernes 13" o "Scream". Para nada creo yo que encaje, por su generoso elemento sobrenatural y, sobre todo, su asesino, un personaje excesivo y charlatán carente de toda áurea inquietante. Sin embargo, sí hubo una ocasión en la que Freddy Krueger estuvo cerca de considerarse "slasher" y fue en el primer capítulo de la serie de televisión "Las pesadillas de Freddy", lógicamente esputada a partir de su gran éxito.
Al narrar el origen del personaje, antes de su paso a sueñilandia, tenemos un Freddy con toda la carne pegada a los huesos y que mata en el mundo físico, agazapándose en la oscuridad para atacar. A mi, toda esta parte, me encaja perfectamente en los parámetros del cine de acuchillamientos. Pero claro, luego vienen los padres de las víctimas que, enfadados al ver al de las garras librarse de la silla eléctrica, corren hasta su guarida y le prenden fuego. Entonces sí, de ahí pasamos a terreno conocido (externo ya al del "slasher" puro). Los sueños, las visiones surrealistas y un Freddy bocazas e irritante que se toma la revancha.
De este modo, lo que queda es una especie de versión condensada y extremadamente sosa de una típica peli de "Pesadilla en Elm Street". Los elementos truculentos brillan por su ausencia, siendo una época en la que aún no se permitía mostrar sexo y violencia en la caja tonta.
Dirige Tobe Hooper ¿Se imaginan lo que, en otras circunstancias, habría significado que el responsable de "La matanza de Texas" firmara un capítulo de la serie de Freddy Krueger? ¿Sensacional, verdad?. Pues no. El hombre se aburre tanto con la materia, que nos contagia. Y lo que son 45 minutos de duración parecen alcanzar dos horas interminables. Una pena. Y un mal arranque para una serie que, en un principio, pretendía comerme entera e ir comentando capítulo a capítulo. Pero, ciertamente, resultó una experiencia tortuosa. Terrible. No es que fuese mala, más bien lo siguiente. Es horrorosa y todos los episodios, durando esos 45 minutos, se hacen eternos. Tanto aquellos que incluyen a Freddy en la trama (y que se aferran exactamente a la misma premisa: Personaje -normalmente adolescente- sufre las torturas "light" por parte del de las garras a base de surrealismo, situaciones extrañas, ridículas y terriblemente cansinas) como los que únicamente le otorgan el cargo de "host" (igualmente insufribles).
Es cierto que eventualmente encontramos rostros curiosos (Lar "Viernes 13 - 7" Park-Lincoln, Lori Petty, Jill Whitlow, Diane Franklin, George Lazenby, Bill Moseley, Jeffrey Combs, William Butler, Dick Miller, Charles Cyphers, Tracey Walter, Wings Hauser, Sandahl Bergman, John DiSanti y Brad Pitt!!) o firmas igualmente curiosas (Tom "Viernes 13 - 6ª parte" McLoughlin, Mick Garris, Ken Wiederhorn, Tom DeSimone, John Lafia, Dwight H. Little, William Malone), pero no sirve absolutamente de nada. Supongo que las prisas por realizar el producto y agenciarse unos cuantos milloncejos más les pasaron factura a los de "New Line". Por eso he decidido olvidar mi intención inicial de reseñar todos los capítulos limitándome, en plan testimonial, al primero (básicamente porque trata el origen de Freddy).
Mal, mu mal, totalmente desaprovechada.
Siempre me ha escamado que se incluya la saga de "Pesadilla en Elm Street" en la etiqueta de "slasher" junto a "Viernes 13" o "Scream". Para nada creo yo que encaje, por su generoso elemento sobrenatural y, sobre todo, su asesino, un personaje excesivo y charlatán carente de toda áurea inquietante. Sin embargo, sí hubo una ocasión en la que Freddy Krueger estuvo cerca de considerarse "slasher" y fue en el primer capítulo de la serie de televisión "Las pesadillas de Freddy", lógicamente esputada a partir de su gran éxito.
Al narrar el origen del personaje, antes de su paso a sueñilandia, tenemos un Freddy con toda la carne pegada a los huesos y que mata en el mundo físico, agazapándose en la oscuridad para atacar. A mi, toda esta parte, me encaja perfectamente en los parámetros del cine de acuchillamientos. Pero claro, luego vienen los padres de las víctimas que, enfadados al ver al de las garras librarse de la silla eléctrica, corren hasta su guarida y le prenden fuego. Entonces sí, de ahí pasamos a terreno conocido (externo ya al del "slasher" puro). Los sueños, las visiones surrealistas y un Freddy bocazas e irritante que se toma la revancha.
De este modo, lo que queda es una especie de versión condensada y extremadamente sosa de una típica peli de "Pesadilla en Elm Street". Los elementos truculentos brillan por su ausencia, siendo una época en la que aún no se permitía mostrar sexo y violencia en la caja tonta.
Dirige Tobe Hooper ¿Se imaginan lo que, en otras circunstancias, habría significado que el responsable de "La matanza de Texas" firmara un capítulo de la serie de Freddy Krueger? ¿Sensacional, verdad?. Pues no. El hombre se aburre tanto con la materia, que nos contagia. Y lo que son 45 minutos de duración parecen alcanzar dos horas interminables. Una pena. Y un mal arranque para una serie que, en un principio, pretendía comerme entera e ir comentando capítulo a capítulo. Pero, ciertamente, resultó una experiencia tortuosa. Terrible. No es que fuese mala, más bien lo siguiente. Es horrorosa y todos los episodios, durando esos 45 minutos, se hacen eternos. Tanto aquellos que incluyen a Freddy en la trama (y que se aferran exactamente a la misma premisa: Personaje -normalmente adolescente- sufre las torturas "light" por parte del de las garras a base de surrealismo, situaciones extrañas, ridículas y terriblemente cansinas) como los que únicamente le otorgan el cargo de "host" (igualmente insufribles).
Es cierto que eventualmente encontramos rostros curiosos (Lar "Viernes 13 - 7" Park-Lincoln, Lori Petty, Jill Whitlow, Diane Franklin, George Lazenby, Bill Moseley, Jeffrey Combs, William Butler, Dick Miller, Charles Cyphers, Tracey Walter, Wings Hauser, Sandahl Bergman, John DiSanti y Brad Pitt!!) o firmas igualmente curiosas (Tom "Viernes 13 - 6ª parte" McLoughlin, Mick Garris, Ken Wiederhorn, Tom DeSimone, John Lafia, Dwight H. Little, William Malone), pero no sirve absolutamente de nada. Supongo que las prisas por realizar el producto y agenciarse unos cuantos milloncejos más les pasaron factura a los de "New Line". Por eso he decidido olvidar mi intención inicial de reseñar todos los capítulos limitándome, en plan testimonial, al primero (básicamente porque trata el origen de Freddy).
Mal, mu mal, totalmente desaprovechada.
sábado, 18 de agosto de 2012
LOS CENTINELAS
Que duda cabe que, a mediados de los años ochenta, Albert Pyun era el cineasta "de la modernez" por excelencia. Sus pelis iban repletas de protas -se supone que- adolescentes, rock del más actual como banda sonora, integrantes de "tribus urbanas" (sobre todo punks y nuevaoleros, que era lo que se llevaba entonces), vestuarios y peinados adecuados para la década, fluorescentes y unas gotas de estética video-clipera. De entre todos los films que integran esta etapa de su carrera, el más famoso -y que encaja perfectamente en todo lo antes expuesto- posiblemente sea "Sueños Radioactivos". Y "Los centinelas" ("Dangerously Close" en v.o.) le va a la zaga, aunque dentro de otro género, el thriller.
Producida por el sello "Cannon", para quien Pyun curró en más de una ocasión, la peli se sitúa en un instituto de niños ricos en el que un grupito de estudiantes se dedican a controlar a los maleantes y entes de mal vivir. Naturalmente este segundo grupo lo forman los chavales pobres que han ido a parar allí gracias a un programa estatal y entre los que abunda el pelo largo, el maquillaje nuevaolero y alguna cresta. Sin embargo, a los vigilantes (que se auto-denominan, obvio, "Los Centinelas") se le va la olla y sus castigos comienzan a sobrepasar los límites, hasta que uno de los indeseados fallece. Otro de ellos, el insufrible pseudo-punk-nuevaolero-medionewromantic, chillón, estúpido, cargante y mal educado (acorde a los cánones propios de la época) tiene por amigo al chico pobre-pero-guapo-y-buen-estudiante que quiere ser periodista e investigará los hechos para dar con los culpables.
"Los centinelas" podría funcionar a un nivel propiamente nostálgico en su estética y forma, el problema es que resulta de lo más insulsa y plomiza, es incapaz de emocionarnos, ni hacernos reír, ni hacernos vibrar, nada... todo se desarrolla de un modo tan parsimonioso y correcto que, en fin, podemos llegar hasta el "the end" vivos, pero nos cuesta. Y es una lástima, porque el desenlace del desenlace, tiene su gracejo.
El reparto es de lo más simpático y florido. John Stockwell, habitual en el cine de Pyun y actualmente realizador, interpreta al "malo/bueno" de la historia, una historia de la que él mismo es medio responsable en funciones de co-guionista (el muchacho ya apuntaba maneras). Al prota-prota, J. Eddie Peck, no lo recuerda nadie. La guapa Carey Lowell llegaría a lucirse en algunos títulos de interés, de entre los que rescato el injustamente olvidado film Bondiano "Licencia para matar". A Thom Mathews lo has visto en la sexta parte de "Viernes 13" (haciendo de Tommy Jarvis, el que fuera héroe de la saga durante unos pocos títulos) y las dos primeras de "El regreso de los muertos vivientes". Justamente, y curiosamente, otro de los secundarios, Miguel A. Núñez Jr., salía tanto en "El regreso de los muertos vivientes" (haciendo de punko, igual que en "Los centinelas") como en ¡la quinta de "Viernes 13"!. También tenemos a la siempre encantadora Dedee Pfeiffer, hermana de Michelle y que has visto en "Vamp". Y justamente en "Vamp" ejercía de co-protagonista masculino Robert Rusler, que en "Los centinelas" tiene un papel enanísimo de camarero con ansias vengativas. ¡¡Todo queda en familia!!, ¿no es curioso?... de hecho, posiblemente estas coincidencias en el reparto juvenil de "Los centinelas" sea lo más interesante de ella, porque por lo demás, ni vale la pena molestarse.
La banda sonora no tiene desperdicio: "The Smithereens", "TSOL", "The Lords of the New Church", "Fine Young Cannibals", "Depeche Mode" y el bueno de Robert Palmer.
Para acabar, una pregunta misteriosa: ¿Qué hace Wings Hauser en la contra-portada de la caratula si NO aparece en ningún fotograma de la peli? (ampliar imagen para una mejor comprobación). Que en la época nos engañaran distribuidoras rancias lo comprendo y acepto pero... ¿¿Ízaro-Cannon??... ¿acaso querían superar en desidia y descaro a su primo bastardo Pícaro-Zannon?. ¡¡Qui lo sa!!.
Producida por el sello "Cannon", para quien Pyun curró en más de una ocasión, la peli se sitúa en un instituto de niños ricos en el que un grupito de estudiantes se dedican a controlar a los maleantes y entes de mal vivir. Naturalmente este segundo grupo lo forman los chavales pobres que han ido a parar allí gracias a un programa estatal y entre los que abunda el pelo largo, el maquillaje nuevaolero y alguna cresta. Sin embargo, a los vigilantes (que se auto-denominan, obvio, "Los Centinelas") se le va la olla y sus castigos comienzan a sobrepasar los límites, hasta que uno de los indeseados fallece. Otro de ellos, el insufrible pseudo-punk-nuevaolero-medionewromantic, chillón, estúpido, cargante y mal educado (acorde a los cánones propios de la época) tiene por amigo al chico pobre-pero-guapo-y-buen-estudiante que quiere ser periodista e investigará los hechos para dar con los culpables.
"Los centinelas" podría funcionar a un nivel propiamente nostálgico en su estética y forma, el problema es que resulta de lo más insulsa y plomiza, es incapaz de emocionarnos, ni hacernos reír, ni hacernos vibrar, nada... todo se desarrolla de un modo tan parsimonioso y correcto que, en fin, podemos llegar hasta el "the end" vivos, pero nos cuesta. Y es una lástima, porque el desenlace del desenlace, tiene su gracejo.
El reparto es de lo más simpático y florido. John Stockwell, habitual en el cine de Pyun y actualmente realizador, interpreta al "malo/bueno" de la historia, una historia de la que él mismo es medio responsable en funciones de co-guionista (el muchacho ya apuntaba maneras). Al prota-prota, J. Eddie Peck, no lo recuerda nadie. La guapa Carey Lowell llegaría a lucirse en algunos títulos de interés, de entre los que rescato el injustamente olvidado film Bondiano "Licencia para matar". A Thom Mathews lo has visto en la sexta parte de "Viernes 13" (haciendo de Tommy Jarvis, el que fuera héroe de la saga durante unos pocos títulos) y las dos primeras de "El regreso de los muertos vivientes". Justamente, y curiosamente, otro de los secundarios, Miguel A. Núñez Jr., salía tanto en "El regreso de los muertos vivientes" (haciendo de punko, igual que en "Los centinelas") como en ¡la quinta de "Viernes 13"!. También tenemos a la siempre encantadora Dedee Pfeiffer, hermana de Michelle y que has visto en "Vamp". Y justamente en "Vamp" ejercía de co-protagonista masculino Robert Rusler, que en "Los centinelas" tiene un papel enanísimo de camarero con ansias vengativas. ¡¡Todo queda en familia!!, ¿no es curioso?... de hecho, posiblemente estas coincidencias en el reparto juvenil de "Los centinelas" sea lo más interesante de ella, porque por lo demás, ni vale la pena molestarse.
La banda sonora no tiene desperdicio: "The Smithereens", "TSOL", "The Lords of the New Church", "Fine Young Cannibals", "Depeche Mode" y el bueno de Robert Palmer.
Para acabar, una pregunta misteriosa: ¿Qué hace Wings Hauser en la contra-portada de la caratula si NO aparece en ningún fotograma de la peli? (ampliar imagen para una mejor comprobación). Que en la época nos engañaran distribuidoras rancias lo comprendo y acepto pero... ¿¿Ízaro-Cannon??... ¿acaso querían superar en desidia y descaro a su primo bastardo Pícaro-Zannon?. ¡¡Qui lo sa!!.
miércoles, 2 de marzo de 2011
RUBBER
¿Y entonces, qué?, ¿es eso que sospechaba?... bueno, un poco sí, pero no del todo. Quentin Dupieux (filmmaker) añade unos extras a la idea del neumático asesino valiéndose de la simpática excusa de que su peli es un homenaje al "sin sentido" o la "sin razón" (la introducción que hace uno de los personajes explicando que esa es una característica muy habitual en el séptimo arte, incluidos títulos más que famosos y respetados, es graciosa). Así pues, tenemos a unos espectadores que siguen la historia a través de unos prismáticos (y, ojo al dato, uno de ellos resulta ser el antiguo héroe de los video-clubs Wings Hauser!!!) y que obligan a los actores a seguir fingiendo, aunque ya no les queden ganas.
Total, que sí, que "Rubber" tiene sus aciertos estéticos, su humor surrealista divertido ("¡Se ha reencarnado en un triciclo!", es la frase que más me hizo reír), pero también sus ideas trilladas (la quema de neumáticos, el desenlace) y excesivamente estúpidas (el neumático duchándose o viendo la tele). Vale, hay unas dosis de gore, pero tampoco compensa. Al final tienes la sensación de haber visto algo que hubiera funcionado mucho mejor como mediometraje, o corto, y que en esencia es una chorrada como un piano de gorda.
sábado, 8 de febrero de 2025
POLICE FORCE
Durante mi obsesión juvenil por consumir toda suerte de películas sobre andanzas justicieras, llegué a un punto en el que, tras devorar los títulos respetados y respetables, e inyectarme una dosis de sus coetáneos italianos, tuve que recurrir a un escalón todavía más bajo (aunque no el último, ese pertenece al "actioner" filipino): subproductos norteamericanos directos al vídeo-club por cortesía de nombres tan poco recomendables como los de Joseph Merhi & Richard Pepin, David A. Prior o Cirio H. Santiago. Entre muchos más, todos igual de insalubres. La única condición que les ponía era la existencia de cierto parecido con "Paul Kersey" o, sobre todo, "Harry Callahan". Es decir, poli encabronado buscando venganza y armado con juguete de gran calibre. Así, de memoria, recuerdo haberme papeado, siguiendo tal estrategia, películas como "The Big Score" de/con Fred Williamson (se rumoreaba -erróneamente- que partía de un guion para el propio "Harry Callahan" finalmente no realizado), "L.A.Heat" (del amigo Merhi), "Max Force" (con John Matuszak -el "Sloth" de los "Goonies"- impartiendo justicia) o "Juez, Jurado y Ejecutor". "Police Force" tenía, a primera vista, todos los números para encajar en la lista. Ya desde su tremenda caratula (se la dejo abajo, cortesía -lo mismo que el respectivo ripeo- de mi queridísimo Enorm), cuyo póster lució en mis paredes un tiempo (supongo que los del vídeo-club iban a tirarlo y conseguí que me lo regalaran), el original yanki -donde se la conoce como "Nightstick", año 1987 por cierto- ultra-macarra (y ultra-engañoso... más incluso que la versión pal mercado hispano), su trama de base... hasta el apellido del héroe, Calhoun -muy fonéticamente parecido a "Callahan"-.
Y sí, Calhoun es un poli duro -tampoco demasiado-, en perpetua lucha contra sus superiores (nos lo presentan con la típica escena heroica, en la que se hace pasar por médico para detener a un psycho armado. Retrotrae a aquella de "Callahan" fingiendo ser piloto en "Harry, el fuerte"). Será el responsable de pillar a una banda de hermanos malísimos que amenazan con infestar Nueva York de bombas si no les dan dinero (por número, método e intenciones, diríanse la combinación perfecta entre el "Scorpio" de "Dirty Harry" y los terroristas jipis de su tercera entrega, "Harry, el ejecutor"). ¿Exagero? Bien, ¿y si les digo que uno de los actores de "Police Force" es John Vernon, quien interpretara al alcalde en el clásico de Don Siegel, y aquí da vida a un poderoso hombre de negocios extorsionado? Dato tan descarado como cuando Sylvester Stallone fichó para "Cobra" a Reni Santoni y Andrew Robinson (socio y enemigo de "Callahan" respectivamente en el primer film).
Por desgracia, todos esos paralelismos con mi poli favorito se quedan en la superficie, porque "Police Force", a pesar de sus esforzados intentos a base de ritmo acelerado y cierta sutil estilización, termina resultando más bien desaboría. ¿Motivo? pues que estamos ante un telefilm en toda regla, y de los ochenta, cuya naturaleza queda del todo delatada cuando en el reparto localizamos a dos veteranos por entonces más que habituales en estas lides, Robert Vaughn y un Leslie Nielsen apuntito de zafarse de semejante infierno para renacer como "Frank Drebin" (y, a su modo, meterse en otro infierno, el del encasillamiento). Al "Harry Callahan" de mentirijillas lo interpreta Bruce Fairbairn, actor habitual en series bien conocidas (como "La Masa", "Los ángeles de Charlie", "El coche fantástico", "Remington Steele", "Los vigilantes de la playa"...), quien también habría nadado ocasionalmente entre subproductos. Ese mismo 1987 venía de interpretar a otro policía en "Cyclone, al filo de la muerte" del omnipresente Fred Olen Ray. Pero previamente contaba con un crédito de lo más exótico como protagonista, "Vampire Hookers" para -otra vez tú- Cirio H. Santiago, nada menos. Le complementa David Mucci, el matón feúcho finalmente decapitado en "Prom Night", como uno de los villanos.
Por tanto, y por supuesto, el 99% de la carrera de Joseph L. Scanlan, director de "Police Force", se desarrolló entre los márgenes de una pantalla cuadrada. Estaba cantado, vamos.
Al productor, Sandy Howard, ya lo hemos tratado por acá. Un auténtico hombre de cine, capaz de apadrinar desde productos de primera, a cosas más cochambrosas o, como es el caso, telefilms. Graciosamente, no era aquella la primera vez que me decepcionaba, ya lo hizo cuando convirtió a Wings Hauser en un poli no sucio, pero sí frío, de nombre "Stoney".
Que "Police Force" se parió para la caja lerda lo denota también cierta censura moral. Entre la poquísima chicha que hay, tenemos la ejecución de un policía por parte del criminal de turno. Cuando vemos a aquel en el suelo, apunto de recibir el balazo, distinguimos una cantosa aplicación de látex pegada a la frente. Es evidente que su finalidad consistía en falsear un supuesto impacto mortal... pero no llegamos a presenciarlo.
En el tercer acto, los malos exigen que sea Calhoun quien les lleve las maletas con el dinero, previa instrucción telefónica (otra conexión con "Harry, el sucio"), además, han secuestrado a su chorba, por lo que el policía acude más que motivado. No obstante, ni siquiera así se enfunda en el "look" ultra-chanin del cartel yanki, ni saca un pistolaco como el de la caratula del vídeo-club, algo que podría haber sospechado viendo la foto promocional de la parte trasera en la que sujeta una pistolica mas bien mierdosa.
Y sí, Calhoun es un poli duro -tampoco demasiado-, en perpetua lucha contra sus superiores (nos lo presentan con la típica escena heroica, en la que se hace pasar por médico para detener a un psycho armado. Retrotrae a aquella de "Callahan" fingiendo ser piloto en "Harry, el fuerte"). Será el responsable de pillar a una banda de hermanos malísimos que amenazan con infestar Nueva York de bombas si no les dan dinero (por número, método e intenciones, diríanse la combinación perfecta entre el "Scorpio" de "Dirty Harry" y los terroristas jipis de su tercera entrega, "Harry, el ejecutor"). ¿Exagero? Bien, ¿y si les digo que uno de los actores de "Police Force" es John Vernon, quien interpretara al alcalde en el clásico de Don Siegel, y aquí da vida a un poderoso hombre de negocios extorsionado? Dato tan descarado como cuando Sylvester Stallone fichó para "Cobra" a Reni Santoni y Andrew Robinson (socio y enemigo de "Callahan" respectivamente en el primer film).
Por desgracia, todos esos paralelismos con mi poli favorito se quedan en la superficie, porque "Police Force", a pesar de sus esforzados intentos a base de ritmo acelerado y cierta sutil estilización, termina resultando más bien desaboría. ¿Motivo? pues que estamos ante un telefilm en toda regla, y de los ochenta, cuya naturaleza queda del todo delatada cuando en el reparto localizamos a dos veteranos por entonces más que habituales en estas lides, Robert Vaughn y un Leslie Nielsen apuntito de zafarse de semejante infierno para renacer como "Frank Drebin" (y, a su modo, meterse en otro infierno, el del encasillamiento). Al "Harry Callahan" de mentirijillas lo interpreta Bruce Fairbairn, actor habitual en series bien conocidas (como "La Masa", "Los ángeles de Charlie", "El coche fantástico", "Remington Steele", "Los vigilantes de la playa"...), quien también habría nadado ocasionalmente entre subproductos. Ese mismo 1987 venía de interpretar a otro policía en "Cyclone, al filo de la muerte" del omnipresente Fred Olen Ray. Pero previamente contaba con un crédito de lo más exótico como protagonista, "Vampire Hookers" para -otra vez tú- Cirio H. Santiago, nada menos. Le complementa David Mucci, el matón feúcho finalmente decapitado en "Prom Night", como uno de los villanos.
Por tanto, y por supuesto, el 99% de la carrera de Joseph L. Scanlan, director de "Police Force", se desarrolló entre los márgenes de una pantalla cuadrada. Estaba cantado, vamos.
Al productor, Sandy Howard, ya lo hemos tratado por acá. Un auténtico hombre de cine, capaz de apadrinar desde productos de primera, a cosas más cochambrosas o, como es el caso, telefilms. Graciosamente, no era aquella la primera vez que me decepcionaba, ya lo hizo cuando convirtió a Wings Hauser en un poli no sucio, pero sí frío, de nombre "Stoney".
Que "Police Force" se parió para la caja lerda lo denota también cierta censura moral. Entre la poquísima chicha que hay, tenemos la ejecución de un policía por parte del criminal de turno. Cuando vemos a aquel en el suelo, apunto de recibir el balazo, distinguimos una cantosa aplicación de látex pegada a la frente. Es evidente que su finalidad consistía en falsear un supuesto impacto mortal... pero no llegamos a presenciarlo.
En el tercer acto, los malos exigen que sea Calhoun quien les lleve las maletas con el dinero, previa instrucción telefónica (otra conexión con "Harry, el sucio"), además, han secuestrado a su chorba, por lo que el policía acude más que motivado. No obstante, ni siquiera así se enfunda en el "look" ultra-chanin del cartel yanki, ni saca un pistolaco como el de la caratula del vídeo-club, algo que podría haber sospechado viendo la foto promocional de la parte trasera en la que sujeta una pistolica mas bien mierdosa.
viernes, 29 de enero de 2010
LA CAVERNA MALDITA
Las comparaciones son odiosas, cierto... pero para hablar de "La caverna maldita" es imposible no recurrir a "The Descent", la logradísima película del británico Neil Marshall. Ambas van de lo mismo y están fechadas en el 2005, ¿cuál fue la primera?... hombre, a mi me gustaría pensar que "The Descent", pero esas cosas nunca se saben. Partiendo de esa base (que Neil Marshall estuvo antes), "La Caverna Maldita" vendría a ser el "The Descent" para tontos, o así es como la califiqué en su momento. ¿Por qué?, porque es la perfecta y calculada respuesta Hollywoodiense al film del británico. Y todo ello a base de sonados contrastes. Veamos pues... un grupo de espeleólogos se mete en una profunda cueva donde se las verán con unos monstruos malcarados que quieren papeárselos. Asín como suena. Cojan "The Descent" y pásenla por el filtro de la meca del cine, de ese modo, el grupo de chicas más o menos majas y humanas, se convierte en una panda de guaperas / musculados de ambos sexos y bien estereotipados. Las grutas de la primera, oscuras y apretujadas, en "La caverna maldita" parecen el puto "Corte Inglés"... o un estadio de fútbol. Los monstruos, en la primera humanoides, en esta son bichos enormes, mutantes, que vuelan y se parecen a "Alien". Obviamente, en "La caverna maldita" el gore es mínimo y la acción se pretende máxima, con su acelerado montaje videoclipista, olvidando de este modo cosas tan necesarias como la atmósfera (y más en una cueva). En su lugar, idean la mamarrachada que uno de los integrantes (nada menos que Cole Hauser, el hijo de Wings) puede conocer telepáticamente las intenciones de los monstruos gracias a una herida infligida por estos.
Sin embargo, y a pesar de contar con más medios (que "The Descent") y tal, "La caverna maldita" resulta muy aburrida, fría y previsible.
Usar y tirar en el sentido más estricto del término.
Sin embargo, y a pesar de contar con más medios (que "The Descent") y tal, "La caverna maldita" resulta muy aburrida, fría y previsible.
Usar y tirar en el sentido más estricto del término.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)