La historia de “555” no es distinta, ni mejor, que la de la gran mayoría de los SOV facturados a mediados de los ochenta; con el auge del vídeo domestico algunas almas creativas vieron negocio en dicho formato, y se lanzaron de cabeza a rodar su propia película directa a vídeo, por supuesto, adscrita al género de terror que podría ser más rentable que cualquier otro. Y con esa idea Wally Koz reúne a un buen número de amigos y conocidos con el fin de rodar su película en vídeo.
“555” es un slasher de lo más trillado en el que un individuo vestido con atuendo hippie se carga a todo jovencito incauto que se encuentra por el camino, con el aliciente de que cuando mata a una fémina después se folla el cadáver. En la otra mano, un par de detectives investigan el caso llegando a la conclusión de que este asesino tan solo actúa los días 5 del mes de Mayo cada 5 años —por eso la película se llama 555—. Es un rollo macabeo que se compone en un 90% de conversaciones entre los distintos miembros de la policía que intentan resolver el caso, y en un 10% por los asesinatos artesanales y los casi caseros efectos gore a base de látex y jarabe de arce que por otro lado están muy logrados, siendo la dueña de la función una vistosa y resultona decapitación que, además, sirvió para ilustrar la carátula. También destacaría lo pasmosamente en serio que la película se toma a sí misma, motivo este que la diferencia de otros SOV de la época sin duda más despendolados. Y poco más.
Sin embargo con el culto que a posteriori —como es natural en estos casos— ha suscitado esta película, parece que nadie ha parecido darse cuenta de que “555” es un precedente absoluto de “Seven” de David Fincher en versión cutre y salchichera; el argumento es francamente parecido y, en esencia, prácticamente cuenta la misma historia, amén del título numérico que hace referencia a la resolución del caso en el que se centra esta. Es decir, que si “555” se hubiera rodado con medios y un director solvente, y no con una vídeo cámara casera de aquellas que se cargaban a la espalda con Wally Koz & Family tras el proyecto, quien sabe… igual alguien acusaba de plagio a Fincher.
Como sea, ver “555” resulta una experiencia tediosa de cualquier forma.
Una vez rodada, Koz creó una productora a la que bautizó King Vídeo Distribuitors con el fin de mercadear con las cintas de VHS que había fabricado por todos los videoclubes de USA en los que había demanda de este tipo de productos. Sin embargo, al poco de poner la cinta en circulación, los estamentos gubernamentales se percataron de que Wally Koz no había calificado legalmente la película, motivo este por el que fue incautada y retirada de circulación, quedando en el mercado, durante el año 1988, únicamente 50 copias de VHS rulando por esos lugares de dios. En consecuencia “555” se convirtió en una película de culto por la que, durante años, se pagaban grandes sumas en todo tipo de subastas de coleccionistas. Por suerte o por desgracia, se puso fin a esta especulación gracias a la edición en DVD repleta de extras que en 2011 lanzó la gente de "Massacre Video" y con la que todos los aficionados al género pudieron comprobar con sus propios ojos lo rematadamente malísima que era esa película ignota de la que tanto habían leído u oído hablar.
Y fin de la historia… A Wally Koz le salió mal el negocio y no pudo mantener King Video Distribuitors. No volvió a rodar ni una sola película, aunque durante el trasiego sí que le dio tiempo a costear el material publicitario del que, en teoría, iba a ser su próximo proyecto, uno de eso imposibles crossovers que 20 años después se pondrían de moda entre los directores amateuroides yankees (recuerdo el “Freddy vs Ghostbusters” de Hank Branxtan, por ejemplo), y que llevaría por título, agárrense los machos, “Dirty Harry meets The New York Ripper”. Nunca llegaría a materializarse, por supuesto.
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lunes, 21 de marzo de 2022
viernes, 3 de mayo de 2024
HOLLOW GATE
Extraño SOV surgido durante la época dorada del vídeo, pero en su condición de baja estofa, es decir, uno de tantos aparecido a mediados de los 80 con el videoclub (americano) como campo de acción, pero sin lograr granjearse un culto posterior al nivel de “Blood Cult” o “555”. Solo recientemente ha sido redescubierta en la era de Internet generando cierto fandom.
Rodada durante 1986 y montada a lo largo de los dos años siguientes, siendo así su lanzamiento retrasado en el tiempo tras un estudio de mercado realizado por los productores Joseph Merhi, Richard Pepin y Ronald L. Gilchrist (auténticos astros del "exploitation") con el fin de encontrar el momento de mayor rentabilidad, “Hollow Gate” sería una de las últimas películas distribuidas por "City Lights Entertainment", experta en productos de bajísimo presupuesto para explotar en vídeo —el propio Merhi firmó la comedia “Hollywood in trouble”, uno de los “grandes éxitos” de la compañía que llegaría a nuestro país en formato magnetoscópico—, iría medrando hasta especializarse en material televisivo bajo un nuevo nombre, el de "PM Enterteinment Group" (entendemos que PM por Pepin/Merhi) En el fondo, una compañía de "losers" que dejó de existir en los albores del 2000.
"Hollow Gate" cuenta la historia de un niño que jugando a intentar coger manzanas con la boca dentro de un cubo de agua, es casi ahogado por su propio y enajenado padre. Esto, que ocurrió durante la celebración del Halloween, generará que el muchacho crezca traumatizado y odiando la festividad. Años después, unos adolescentes decidirán pasarlo bien donde nuestro hombre... y durante Halloween, por supuesto. Así, el tipejo, disfrazado cada vez de una cosa diferente, dará cuchillo a los chavales que se interpongan en su camino entre traqueteos de trípode y eternas conversaciones de los personajes sin apenas inmutarse.
“Hollow Gate” es una genuina y estrepitosa película mala, de esas que nunca llegarán al olimpo de las suyas porque el público potencial, posmoderno, no comprenderá el tedio y falta de humor del que hace gala. Es una de cuchilladas desgarbada y grabada en vídeo, punto. Sin embargo, tiene cosas destacables, como el hecho de estar —más o menos— bien iluminada (hay un efecto de luz detrás de una persiana veneciana que me parece súper cinematográfico y efectivo para una producción de este tipo, en el que predomina la sombra de los actores tras el focazo y la imagen quemada), sendos momentos conseguidos (una muñeca de porcelana que aparece durante los créditos iniciales, da bastante mal rollo) o alguna idea potable, como que el asesino cambie de disfraz con cada crimen (claro que eso también lo vimos previamente en "El tren del terror"). Por lo demás, máximo aburrimiento y sensación de asfixia. Parece que no va a acabar nunca. Es decir, lo normal. Su visionado se queda en mera anécdota.
En cuanto al director, Ray Di Zazzo, no volvería a responsabilizarse de una película más en su vida, aunque es poseedor de una productora llamada "Dizazzo Media" y hay quien especula que parte de su tiempo libre lo dedica a la poesía.
Poco más… “Hollow Gate” es, sencillamente, terrible.
Rodada durante 1986 y montada a lo largo de los dos años siguientes, siendo así su lanzamiento retrasado en el tiempo tras un estudio de mercado realizado por los productores Joseph Merhi, Richard Pepin y Ronald L. Gilchrist (auténticos astros del "exploitation") con el fin de encontrar el momento de mayor rentabilidad, “Hollow Gate” sería una de las últimas películas distribuidas por "City Lights Entertainment", experta en productos de bajísimo presupuesto para explotar en vídeo —el propio Merhi firmó la comedia “Hollywood in trouble”, uno de los “grandes éxitos” de la compañía que llegaría a nuestro país en formato magnetoscópico—, iría medrando hasta especializarse en material televisivo bajo un nuevo nombre, el de "PM Enterteinment Group" (entendemos que PM por Pepin/Merhi) En el fondo, una compañía de "losers" que dejó de existir en los albores del 2000.
"Hollow Gate" cuenta la historia de un niño que jugando a intentar coger manzanas con la boca dentro de un cubo de agua, es casi ahogado por su propio y enajenado padre. Esto, que ocurrió durante la celebración del Halloween, generará que el muchacho crezca traumatizado y odiando la festividad. Años después, unos adolescentes decidirán pasarlo bien donde nuestro hombre... y durante Halloween, por supuesto. Así, el tipejo, disfrazado cada vez de una cosa diferente, dará cuchillo a los chavales que se interpongan en su camino entre traqueteos de trípode y eternas conversaciones de los personajes sin apenas inmutarse.
“Hollow Gate” es una genuina y estrepitosa película mala, de esas que nunca llegarán al olimpo de las suyas porque el público potencial, posmoderno, no comprenderá el tedio y falta de humor del que hace gala. Es una de cuchilladas desgarbada y grabada en vídeo, punto. Sin embargo, tiene cosas destacables, como el hecho de estar —más o menos— bien iluminada (hay un efecto de luz detrás de una persiana veneciana que me parece súper cinematográfico y efectivo para una producción de este tipo, en el que predomina la sombra de los actores tras el focazo y la imagen quemada), sendos momentos conseguidos (una muñeca de porcelana que aparece durante los créditos iniciales, da bastante mal rollo) o alguna idea potable, como que el asesino cambie de disfraz con cada crimen (claro que eso también lo vimos previamente en "El tren del terror"). Por lo demás, máximo aburrimiento y sensación de asfixia. Parece que no va a acabar nunca. Es decir, lo normal. Su visionado se queda en mera anécdota.
En cuanto al director, Ray Di Zazzo, no volvería a responsabilizarse de una película más en su vida, aunque es poseedor de una productora llamada "Dizazzo Media" y hay quien especula que parte de su tiempo libre lo dedica a la poesía.
Poco más… “Hollow Gate” es, sencillamente, terrible.
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