Una de las películas adscritas al plan de bajo coste de Paramount tras la huelga de directores de 1981 (un plan que consistía en rodar películas por cinco o seis millones y estrenarlas con todos los honores para ver si rentaba ese bajo sistema de producción), concebida exclusivamente para el ingenio de Richard Pryor. Una idea de peón caminero en realidad, o una excentricidad de Don Simpson que, tras leerse la novela “Some kind of hero”, un drama desgarrador sobre las vicisitudes de un ex prisionero de guerra que tiene serias dificultades al ser devuelto a la sociedad, pensó que esa sería una historia cojonuda para una comedia de Richard Pryor (¿). Ni corto ni perezoso, Simpson envió una copia del guion a Pryor que en seguida se prendó de él, porque la película en sí podía ser un verdadero vehículo para el lucimiento de sus capacidades dramáticas. Lo que el actor no sabía es que el estudio tramaba realizar una desmadrada comedia con ese material.
Una vez comenzado el rodaje, tras un tejemaneje entre Richard Pryor y el estudio, el astro negro consiguió que se mantuviera el tono dramático de la novela. El estudio aceptó, sin darse cuenta Pryor que, al final, el guion de “Una especie de héroe” fue escrito con la orden estricta de que ser adaptado a la idiosincrasia de Richard Pryor, por lo que el resultado general es muy extraño. Yo diría que, efectivamente, se mantiene el tono dramático, pero que en momentos contados de naturaleza muy dura, Pryor hace lo que ha hecho siempre sin poder evitarlo, por lo que la película comienza como una comedia bélica desmadrada a lo “El pelotón chiflado”, para, poco a poco, irse volviendo más dramática, hasta el punto de que la comedia desaparece por completo. En ese sentido, Richard Pryor, como actor puro y duro, no tiene nada que hacer, y no domina ni por lo más remoto el registro dramático. Quizás por eso nunca se prescinde del todo del chascarrillo soltado a tiempo.
Durante la Guerra de Vietnam, el soldado Keller es hecho prisionero, encarcelado y sometido a vejaciones. Pasa cinco años en esa tesitura y, a su regreso a los Estados Unidos, es homenajeado con honores pero descuidado económicamente. Para más inri, descubre que su mujer ahora tiene otra pareja y se han gastado todos sus ahorros. Para colmo, su madre está gravemente enferma. Lo único agradable con lo que se encuentra a su vuelta de la guerra es a una prostituta de la que se medio enamorisquea.
Ante una situación tan desesperada, el ex soldado se lanzará a delinquir, planeando un atraco que tendrá inesperadas consecuencias para él.
Desde luego, la novela elegida y el tipo de película es de lo más inadecuado para Richard Pryor, hasta tal punto que el espectador se siente culpable cuando llega algún chiste negroide insertado a destiempo, del mismo modo que, por el contrario, en los momentos más cómicos espera ese tipo de chistes. Sin embargo es una película entretenida, muy del montón, que se deja ver sin mayores estridencias. Ver y olvidar. De hecho, probablemente sea la película de la filmografía de Richard Pryor (junto con su biopic en vida, “Yo Yo Dancer”) más olvidada de todas, cosa que es de entender porque, aunque esté bien, no es desternillante, y ¿quién quiere ver a Pryor en un rol semi-serio?
Costó ocho millones de dólares (el alto caché del actor propició que el presupuesto se pasara un par de milloncejos por encima de lo estipulado), llegando a recaudar casi veinticuatro, por lo que en términos generales acabó resultando un éxito. Señal de lo todopoderosa que era la presencia de Richar Pryor en el cine durante la década de los ochenta.
Le secunda en el reparto una ajada Margot Kidder, con la que luego compartiría créditos en “Superman III”, haciendo de la prostituta amiga del soldado. Es sabido por todos que la Kidder. con los años. se fue deteriorando a causa de severos problemas de salud mental. Aquí, seguramente ya aquejada de algo de esto, luce especialmente fea. De hecho, sorprende lo hecha polvo que está en esta película en relación a lo rodado un par de años antes.
“Una especie de héroe” incluye una escena erótica entre Richard Pryor y Margot Kidder, además bastante tórrida, en la que ella se contonea sobre el negro casi como si se lo estuviera follando de verdad. Se dice que en realidad se rodaron muchas más escenas de sexo interraciales que, por algún extraño motivo, desaparecieron del corte final generando así las protestas tanto de la Kidder como del director Michael Pressman. Richard Pryor no protestó, a Richard Pryor se la sudaba todo.
Pressman tiene una carrera longeva que incluye mucho telefilme y mucha serie de televisión, además de una suerte de films que o no he visto, o no me han interesado. Pero citaré, por curiosos, dos de ellos. “Doctor Detroit”, otra película olvidada esta vez al servicio de Dan Aykroyd y “Tortugas Ninja II: El secretro de los mocos verdes” ¡Ahí es nada!
Mostrando las entradas para la consulta Margot Kidder ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta Margot Kidder ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
lunes, 8 de enero de 2024
lunes, 25 de noviembre de 2013
EL PAYASO A MEDIA NOCHE
La hija de una cantante opera que fue asesinada en el
pasado, se apunta a un grupo de teatro sito en el lugar dónde masacraron a su
señora madre. Allí, tendrá ensoñaciones y visiones de asesinatos,
mientras el payaso del título hace acto de presencia y va dando cuenta de todos
esos repelentes adolescentes.
Una película que se sirve de todos los tópicos y,
sobretodo, de su condición telefilmica
para permitirse un tempo mucho más lento del que es habitual en proyectos de
esta calaña destinados a salas. Más allá de eso, tampoco hay mucho que contar
aquí.
La gracia de esta película está en la galería de actores que
circulan por ella. Tenemos a Margot Kidder, en decadencia desde “Superman”, que
la gracia no está ya en ver lo avejentada que está, la gracia está en que por
la época en que se rodó la película, Kidder sufría un fuerte trastorno mental,
y creo que queda patente en la expresión de su rostro. Interpreta a una
profesora que pinta bastante poco por allí.
Por otro lado tenemos a Christopher Plummer, que de joven
tuvo una carrera decente y ahora es un oscarizado actor de prestigio, pero en
los noventa arrastraba cierta decadencia que le obligaba a dar con sus huesos
en productos como este. Eso si, su cara es de “¿Qué cojones hago yo haciendo
esta mierda?”.
Y por ultimo tenemos a Tatiana Aly, la “Ashley” de “El
principe de Bel Air”, que como todos los que aparecieron en esa serie, se vio
eclipsada por la fama del todopoderoso Will Smith y ya su carrera se redujo a
pasear su palmito por telefilmes del más variado pelaje. Claro que su talento
es limitado.
Y bueno, por estas presencias, “El payaso a medianoche” se
hace curiosa, pero por lo demás, nada del otro mundo ni nada que no hayamos
visto antes en producciones más ambiciosas y hábiles.
Dirige Jean Pellerin, habitual director de vídeo clips de
heavys como “Skid Row” y “Mötley Crüe” que luego se prodigó en alguna
producción pequeñita para el cine y un par de telefilmes.
sábado, 25 de enero de 2020
NAVIDADES NEGRAS
Hoy se cumple justo un mes de algo muy poco original por mi parte: zamparme una sesión doble nocturna de terror Navideño. Para lo cual elegí un clásico que ya había visto antes y otra moderna.
De la primera se ha escrito ya mucho, yo incluido, "Navidades Negras" o "Black Christmas", el incunable film de Bob Clark que se adelantó cuatro años al supuesto nacimiento del slasher según San John Carpenter. No era la primera, antes estuvo esta otra, pero es indudable que, en muchos sentidos, aportó buena parte del material que luego sería recurrente en el subgénero. La diferencia es que Clark lo hizo con clase. Mucha clase. Característica esta para nada trasladable a la ristra de imitadores que surgirían los años siguientes.
Unas chicas universitarias pasan la Navidad tranquilas en su fraternidad, hasta que comienzan a recibir llamadas aterradoras de una voz chillona que les dice cosas raras y las amenaza de muerte. Resulta que el perpetrador de las mismas se les ha colado en casa y habita el desván, solo que ellas aún no lo saben. Y puede que nunca lleguen a saberlo, aunque él decida salir de su escondite para cazar.
"Navidades Negras" es una de esas películas que funcionan o no depende de cómo te pillen. La ocasión que la consumí previa a la presente me pareció aburrida. Sin embargo, el pasado 25 de Diciembre volví a gozarla como el primer día. Redescubrí sus muchísimos atributos, aunque sin duda el mayor de todos ellos es su asesino, probablemente uno de los más terroríficos que ha dado el cine, Billy, primero porque no conocemos su origen ni su motivación criminal, segundo porque nunca le vemos la cara, solo las manos y un ojo que da escalofríos cuando te apunta fijamente, tercero por esas llamadas espeluznantes que hace a las chicas, poniendo voces de dibujo animado, chillando, desvariando... acongojantes, y cuarto... bueno, por el desenlace de la peli que no desvelaré. Maravilloso. Qué buenos tiempos aquellos en los que los asesinos de las pelis de terror no eran carne de merchandising, esencialmente porque no podían serlo.
A todo ello sumen una atmósfera cojonuda, tan absolutamente navideña como totalmente inquietante, que chorrea misterio y suspense por los poros. La banda sonora, minimalista y que desaparece cuando la situación lo requiere, dando paso a los efectos de sonido. Unos personajes trabajados y humanos, con problemas y personalidad, no simples marionetas pechugonas puestas ahí para ser asesinadas. Y por supuesto la justa dosis de crímenes (pocos si lo comparamos a slashers posteriores), sin abuso de truculencias, comedidos, sobrios e impactantes.
Ya no se hacen como esta, amigos. Ni se harán. El terror ha dejado de ser adulto, ha dejado de tener clase. Hoy día eso último se confunde con ser pedante y meter arrebatos artys, que no es el caso de "Navidades Negras", una muestra de cine de género estupendo, sin excusas. Y ahí va una demostración de lo que digo: En el 2006 se hizo un remake, apadrinado por el propio Bob Clark, que aún teniendo algunos atributos visuales, no funcionaba. Y cometían dos errores de peso, dar una historia y un rostro al asesino y meter efectismos baratos. Para rematarlo, recientemente se ha estrenado ooootro remake y esta vez, de modo oportunista y barriobajero, apuntándose a todo este rollo del nuevo feminismo y bla, bla... como era de esperar, se metió una buena galleta en taquilla para mayor disgusto de sus perpetradores, la peña de "Blumhouse", que cada vez anda más y más perdida. Pues yo me alegro. Me alegro tanto como que las nuevas "Ángeles de Charlie" pasaran idéntico trago por las mismas razones. Siempre habrá quien tire de la excusa perfecta, achacándolo a su condición femenina y al rechazo que ello provoca en el macho dominante, pero yo creo que se debe única y simplemente a que son malas películas. En cualquier caso, que se jodan. ¡Cómo odio que me sormoneen y más desde mi género favorito!.
Una de las cosas que llaman la atención de "Navidades Negras" son sus pequeños y nada invasivos momentos de humor, que ya anunciaban el tipo de cine al que no mucho después Bob Clark acabaría anclado, el de risas. Es curioso como, a diferencia de otros muchos casos, él no quedó encasillado en el terror de por vida. Tal vez se deba a que sus aportaciones tampoco obtuvieron el estatus instantáneo de pelis de culto o films a considerar. Tardaron un cacho. Como debe ser, por otro lado. Así, el tipo tuvo tiempo de desviarse y meterse en otros berenjenales.
Para rematar todos los indiscutibles atributos de "Navidades Negras" (como su ajustado tempo, la narrativa clásica pero no acomodaticia en la que todo se desarrolla y confluye de manera inteligente, etc, etc... ¡¡y mira que tenía talento el puñetero Bob Clark!!), disponemos de un reparto colorido, simpático y entrañable como el solo: Olivia Hussey, Keir Dullea, Margot Kidder, John Saxon, Art Hindle y el eterno secundario carismático Leslie Carlson.
En fin, ¿qué más puedo añadir? una excelente película de terror que recomiendo encarecidamente. Y si la ven y no les acaba de funcionar, prueben dentro de un tiempo, porque a veces eso es lo que necesitan las cosas buenas, tiempo para apoltronarse en tu psique y darte una dosis de gustirrinín y escalofríos, aspecto este que hoy día, con tanta prisa para todo y tan poca paciencia cuando hay que sentarse frente a una pantalla, ya no se estila.
Si han llegado ustedes hasta aquí, puede que se pregunten aquello de "¿Y qué viste después?", pues se lo diré, una cosa titulada "A Christmas Horror Story" tan chillona, cargante, excesiva y aturdidora que a los viente minutos ya la estaba quitando. Terror de 1974 versus terror de 2015.... los resultados hablan por sí solos.
De la primera se ha escrito ya mucho, yo incluido, "Navidades Negras" o "Black Christmas", el incunable film de Bob Clark que se adelantó cuatro años al supuesto nacimiento del slasher según San John Carpenter. No era la primera, antes estuvo esta otra, pero es indudable que, en muchos sentidos, aportó buena parte del material que luego sería recurrente en el subgénero. La diferencia es que Clark lo hizo con clase. Mucha clase. Característica esta para nada trasladable a la ristra de imitadores que surgirían los años siguientes.
Unas chicas universitarias pasan la Navidad tranquilas en su fraternidad, hasta que comienzan a recibir llamadas aterradoras de una voz chillona que les dice cosas raras y las amenaza de muerte. Resulta que el perpetrador de las mismas se les ha colado en casa y habita el desván, solo que ellas aún no lo saben. Y puede que nunca lleguen a saberlo, aunque él decida salir de su escondite para cazar.
"Navidades Negras" es una de esas películas que funcionan o no depende de cómo te pillen. La ocasión que la consumí previa a la presente me pareció aburrida. Sin embargo, el pasado 25 de Diciembre volví a gozarla como el primer día. Redescubrí sus muchísimos atributos, aunque sin duda el mayor de todos ellos es su asesino, probablemente uno de los más terroríficos que ha dado el cine, Billy, primero porque no conocemos su origen ni su motivación criminal, segundo porque nunca le vemos la cara, solo las manos y un ojo que da escalofríos cuando te apunta fijamente, tercero por esas llamadas espeluznantes que hace a las chicas, poniendo voces de dibujo animado, chillando, desvariando... acongojantes, y cuarto... bueno, por el desenlace de la peli que no desvelaré. Maravilloso. Qué buenos tiempos aquellos en los que los asesinos de las pelis de terror no eran carne de merchandising, esencialmente porque no podían serlo.
A todo ello sumen una atmósfera cojonuda, tan absolutamente navideña como totalmente inquietante, que chorrea misterio y suspense por los poros. La banda sonora, minimalista y que desaparece cuando la situación lo requiere, dando paso a los efectos de sonido. Unos personajes trabajados y humanos, con problemas y personalidad, no simples marionetas pechugonas puestas ahí para ser asesinadas. Y por supuesto la justa dosis de crímenes (pocos si lo comparamos a slashers posteriores), sin abuso de truculencias, comedidos, sobrios e impactantes.
Ya no se hacen como esta, amigos. Ni se harán. El terror ha dejado de ser adulto, ha dejado de tener clase. Hoy día eso último se confunde con ser pedante y meter arrebatos artys, que no es el caso de "Navidades Negras", una muestra de cine de género estupendo, sin excusas. Y ahí va una demostración de lo que digo: En el 2006 se hizo un remake, apadrinado por el propio Bob Clark, que aún teniendo algunos atributos visuales, no funcionaba. Y cometían dos errores de peso, dar una historia y un rostro al asesino y meter efectismos baratos. Para rematarlo, recientemente se ha estrenado ooootro remake y esta vez, de modo oportunista y barriobajero, apuntándose a todo este rollo del nuevo feminismo y bla, bla... como era de esperar, se metió una buena galleta en taquilla para mayor disgusto de sus perpetradores, la peña de "Blumhouse", que cada vez anda más y más perdida. Pues yo me alegro. Me alegro tanto como que las nuevas "Ángeles de Charlie" pasaran idéntico trago por las mismas razones. Siempre habrá quien tire de la excusa perfecta, achacándolo a su condición femenina y al rechazo que ello provoca en el macho dominante, pero yo creo que se debe única y simplemente a que son malas películas. En cualquier caso, que se jodan. ¡Cómo odio que me sormoneen y más desde mi género favorito!.
Una de las cosas que llaman la atención de "Navidades Negras" son sus pequeños y nada invasivos momentos de humor, que ya anunciaban el tipo de cine al que no mucho después Bob Clark acabaría anclado, el de risas. Es curioso como, a diferencia de otros muchos casos, él no quedó encasillado en el terror de por vida. Tal vez se deba a que sus aportaciones tampoco obtuvieron el estatus instantáneo de pelis de culto o films a considerar. Tardaron un cacho. Como debe ser, por otro lado. Así, el tipo tuvo tiempo de desviarse y meterse en otros berenjenales.
Para rematar todos los indiscutibles atributos de "Navidades Negras" (como su ajustado tempo, la narrativa clásica pero no acomodaticia en la que todo se desarrolla y confluye de manera inteligente, etc, etc... ¡¡y mira que tenía talento el puñetero Bob Clark!!), disponemos de un reparto colorido, simpático y entrañable como el solo: Olivia Hussey, Keir Dullea, Margot Kidder, John Saxon, Art Hindle y el eterno secundario carismático Leslie Carlson.
En fin, ¿qué más puedo añadir? una excelente película de terror que recomiendo encarecidamente. Y si la ven y no les acaba de funcionar, prueben dentro de un tiempo, porque a veces eso es lo que necesitan las cosas buenas, tiempo para apoltronarse en tu psique y darte una dosis de gustirrinín y escalofríos, aspecto este que hoy día, con tanta prisa para todo y tan poca paciencia cuando hay que sentarse frente a una pantalla, ya no se estila.
Si han llegado ustedes hasta aquí, puede que se pregunten aquello de "¿Y qué viste después?", pues se lo diré, una cosa titulada "A Christmas Horror Story" tan chillona, cargante, excesiva y aturdidora que a los viente minutos ya la estaba quitando. Terror de 1974 versus terror de 2015.... los resultados hablan por sí solos.
viernes, 25 de febrero de 2022
MR. MIKE'S MONDO VIDEO
Tenía yo ganas de hincarle el diente a este documento muy buscado durante los 90 por los aficionados, pero que en plena era Internet ya está disponible para todos aquellos que lo deseen en cualquier formato imaginable. “Mr. Mike’s Mondo Video” es una prueba de que no todo lo que salió del “Saturday Night Live” tiene por qué ser genial o divertido, es más, esto es bastante desagradable, poco gracioso y desconcertante, y desde luego, es un producto concebido al amparo de las toneladas de cocaína que consumían sus artífices.
En los años 70, el documental mondo italiano estaba en auge, y en concreto “Este perro mundo”, había suscitado la controversia de rigor, sobre todo, en los Estados Unidos que es el lugar idóneo para que el populacho pique el anzuelo de los italianos.
Por otro lado Michael O’Donoghue, por aquel entonces valor en alza de la National Lampoon y guionista destacado de “SNL”, tenía un encargo de la NBC para que realizara un especial que sirviera para sustituir el programa madre durante las vacaciones, y a Donoghue no se le ocurrió otra cosa que hacer una particular parodia en clave humorística de los documentales mondo, fijándose sobre todo en la estructura, precisamente, de “Este perro mundo”. El resultado del experimento es este “Mr. Mike’s Mondo Video” que utiliza la estructura del mondo para hilvanar una serie de sketchs que, no solo no tienen puta gracia, sino que incluso se pasan de la raya mostrándonos imágenes de ligero maltrato animal —de las que no entraré en detalles— quizá no tan denunciables como las que nos ofrecía el género mondo en sí, pero igual de deleznables, porque encima se conciben con el fin de hacer reír al respetable. Una absoluta ida de pinza de un Michael O’Donoghue en su momento de mayor megalomanía en un producto que pretendiendo ser de mal gusto, resulta ser el delirio de un drogadicto que se cree muy gracioso.
Así, van desfilando los sketchs ante la impasibidad del espectador, destacando en todo caso uno en el que Dan Aykroid dice ser un mutante real y muestra a cámara los dedos palmeados de sus pies demostrando que son reales con la ayuda de un destornillador, o uno en el que el elenco femenino de “SNL” se dirige a cámara para decir que son las cosas que más les ponen de los hombres y estas, en tono sexy, dicen que las uñas negras, el mal aliento o la grasa en el pelo. A parte de eso, el resto, mierda. Y estos que he destacado tampoco es que sean un alarde de genialidad.
Los sketchs van unidos a través de presentaciones que hace el propio O’Donoghue e incluyen actuaciones musicales como la de Sid Vicious cantando el “My Way”.
Cuando O’Donoghue presentó esta basura a los ejecutivos de NBC, estos, rechazaron de facto el especial alegando la vulgaridad y baja calidad del mismo, por lo que lo nunca llegó a emitirse. Sin embargo, se le ofreció a O’Donoghue la cesión de derechos del especial por los 300.000 dólares que había costado producirlo, siempre y cuando no se emitiera en ningún canal televisivo, es decir, que si quería exhibir su trabajo tendría que ser en cine. Michael O’Donoghue aceptó el trato.
Por supuesto, el material había sido grabado en vídeo, por lo que tuvo que inflar este a 35 mm, además de buscar más material para poder llegar a la duración mínima de un largometraje si quería estrenarlo, así que incluyó unos cortometrajes de animación con plastilina sobrantes de una de las secciones de “SNL” que fueron cedidos por su autor. Así llegamos a la hora y media de metraje.
“Mr. Mike’s Mondo Video” se estrenó en cines con más pena que gloria, pero al final resultó un producto rentable porque O’Donoghue pudo venderlo a la televisión por cable donde se emitiría con los pertinentes cortes, así como se distribuiría en vídeo en los albores de los 80, convirtiéndose en una película de culto para los adoradores de “SNL”, aunque solo sea porque no es un producto demasiado bueno.
Asimismo esta película generó controversia cuando se editó en DVD por primera vez, puesto que Paul Anka, autor de la letra del “My Way” que en la película canta Sid Vicious, se negó en rotundo a que su canción apareciera en “Mr Mike’s Mondo Video”, así que en formato digital la escena en cuestión aparece sin audio y con una inscripción que reza que Paul Anka no ha dado su permiso para que suene la canción en la película. En su estreno teatral o en su primigenia edición en vídeo, sí que se podía escuchar.
De este modo tenemos una autentica rareza proveniente del mainstream que, más allá de eso, no sirve para nada. Es tonta, confusa y desagradable, pero sobre todo, nada graciosa.
Como en esencia se trata de un producto “SNL”, muchos de los sketchs están interpretados por el elenco original del programa o personalidades afines al mismo, por lo que podremos ver, además de al anteriormente citado Dan Aykroid, a Bill Murray, Carrie Fisher, Terri Garr, Margot Kidder, Deborah Harry o Gilda Radner.
Sin embargo, esto es purria de primer orden, además de, como diría José Mójica Marins, delirios de un anormal.
En los años 70, el documental mondo italiano estaba en auge, y en concreto “Este perro mundo”, había suscitado la controversia de rigor, sobre todo, en los Estados Unidos que es el lugar idóneo para que el populacho pique el anzuelo de los italianos.
Por otro lado Michael O’Donoghue, por aquel entonces valor en alza de la National Lampoon y guionista destacado de “SNL”, tenía un encargo de la NBC para que realizara un especial que sirviera para sustituir el programa madre durante las vacaciones, y a Donoghue no se le ocurrió otra cosa que hacer una particular parodia en clave humorística de los documentales mondo, fijándose sobre todo en la estructura, precisamente, de “Este perro mundo”. El resultado del experimento es este “Mr. Mike’s Mondo Video” que utiliza la estructura del mondo para hilvanar una serie de sketchs que, no solo no tienen puta gracia, sino que incluso se pasan de la raya mostrándonos imágenes de ligero maltrato animal —de las que no entraré en detalles— quizá no tan denunciables como las que nos ofrecía el género mondo en sí, pero igual de deleznables, porque encima se conciben con el fin de hacer reír al respetable. Una absoluta ida de pinza de un Michael O’Donoghue en su momento de mayor megalomanía en un producto que pretendiendo ser de mal gusto, resulta ser el delirio de un drogadicto que se cree muy gracioso.
Así, van desfilando los sketchs ante la impasibidad del espectador, destacando en todo caso uno en el que Dan Aykroid dice ser un mutante real y muestra a cámara los dedos palmeados de sus pies demostrando que son reales con la ayuda de un destornillador, o uno en el que el elenco femenino de “SNL” se dirige a cámara para decir que son las cosas que más les ponen de los hombres y estas, en tono sexy, dicen que las uñas negras, el mal aliento o la grasa en el pelo. A parte de eso, el resto, mierda. Y estos que he destacado tampoco es que sean un alarde de genialidad.
Los sketchs van unidos a través de presentaciones que hace el propio O’Donoghue e incluyen actuaciones musicales como la de Sid Vicious cantando el “My Way”.
Cuando O’Donoghue presentó esta basura a los ejecutivos de NBC, estos, rechazaron de facto el especial alegando la vulgaridad y baja calidad del mismo, por lo que lo nunca llegó a emitirse. Sin embargo, se le ofreció a O’Donoghue la cesión de derechos del especial por los 300.000 dólares que había costado producirlo, siempre y cuando no se emitiera en ningún canal televisivo, es decir, que si quería exhibir su trabajo tendría que ser en cine. Michael O’Donoghue aceptó el trato.
Por supuesto, el material había sido grabado en vídeo, por lo que tuvo que inflar este a 35 mm, además de buscar más material para poder llegar a la duración mínima de un largometraje si quería estrenarlo, así que incluyó unos cortometrajes de animación con plastilina sobrantes de una de las secciones de “SNL” que fueron cedidos por su autor. Así llegamos a la hora y media de metraje.
“Mr. Mike’s Mondo Video” se estrenó en cines con más pena que gloria, pero al final resultó un producto rentable porque O’Donoghue pudo venderlo a la televisión por cable donde se emitiría con los pertinentes cortes, así como se distribuiría en vídeo en los albores de los 80, convirtiéndose en una película de culto para los adoradores de “SNL”, aunque solo sea porque no es un producto demasiado bueno.
Asimismo esta película generó controversia cuando se editó en DVD por primera vez, puesto que Paul Anka, autor de la letra del “My Way” que en la película canta Sid Vicious, se negó en rotundo a que su canción apareciera en “Mr Mike’s Mondo Video”, así que en formato digital la escena en cuestión aparece sin audio y con una inscripción que reza que Paul Anka no ha dado su permiso para que suene la canción en la película. En su estreno teatral o en su primigenia edición en vídeo, sí que se podía escuchar.
De este modo tenemos una autentica rareza proveniente del mainstream que, más allá de eso, no sirve para nada. Es tonta, confusa y desagradable, pero sobre todo, nada graciosa.
Como en esencia se trata de un producto “SNL”, muchos de los sketchs están interpretados por el elenco original del programa o personalidades afines al mismo, por lo que podremos ver, además de al anteriormente citado Dan Aykroid, a Bill Murray, Carrie Fisher, Terri Garr, Margot Kidder, Deborah Harry o Gilda Radner.
Sin embargo, esto es purria de primer orden, además de, como diría José Mójica Marins, delirios de un anormal.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)