Telefilme de corte erótico de los años 90 con cierto culto entre los pajilleros más desprejuiciados, porque, si le damos a la pausa en un par de momentos concretos, esta película bien vale una invocación a Onán. E incluso dos.
Se trata de una de esas que se conciben exclusivamente para aumentar la libido de señoras de mediana edad que sueñan con un varón interesante que les haga ver las estrellas de gozo. Una previa, como no, a “50 sombras de Grey”. Pero estamos en 1995, no tenemos muy lejana “Instinto básico” como paradigma de lo erótico y lo atrevido, y al final lo que consigue “El masaje” es obtener un efecto contrario al deseado, tener a los varones bien pendientes de lo que sucede en pantalla, más que las féminas, porque aunque la intención es estimularlas a ellas, la película entera se recrea en una Mimi Rogers entrada en los cuarenta, desnuda, bamboleante, suelta, fresca y velluda que se deja manosear por un Bryan Brown cincuentón que, mientras, le lleva la contraria en conversaciones a cerca de arte, filosofía y pareja.
La Rogers es una marchante de arte forrada que cada semana recibe un masaje que la deja como nueva. Pero un día en lugar de su masajista habitual, joven, bello y hábil, llega un señor cincuentón y malcarado (Brown) que le sustituye porque este se ha ido de viaje. A la marchante parece no hacerle ni puta gracia el cambio, pero cuando recibe el masaje no solo acaba descubriendo que su masajista habitual es homosexual, sino que le ha gustado la conversación que le ha dado el cincuentón, por lo que le invita a continuar viniendo cada semana a su casa en lugar del que lo hace normalmente. Y ese es todo el argumento. Durante una hora y media hablan, hablan y hablan, al ritmo que marcan las manos de Bryan Brown sobando las enormes peras a la Rogers.
Material pajero a parte, lo que más destaco de “El masaje” es que, pese a que los personajes nos importan un pimiento, no hay apenas historia y en realidad tenemos a dos pollopera hablando de sus cosas, la película está extrañamente entretenida. No se como lo consigue pero la combinación de magreo y parloteo pseudo intelectual logra captar nuestra atención hasta que, cuando termina, nos damos cuenta de que la cosa ha estado bien. Con matices, pero se aguanta perfectamente.
El merito de eso lo tiene su director, porque no nos encontramos ante cualquier directorcito de escuela que debuta con un telefilm, no, tenemos a Nicolas Roeg que, extrañamente acabó trabajando para la televisión ya sea en series o telefilms de esta índole, pero que venía precedido por el prestigio que le otorgaron en los 70 su ópera prima, “Performance”, con papel protagonista para el líder de los Rolling Stones, Mick Jagger, “El hombre que cayó de la tierra” con David Bowie o "Amenaza en la sombra". También se marcó alguna cosa eminentemente mainstream como “La maldición de las brujas”. Después ya se dedicaría casi en exclusiva a la televisión, y ahí es donde entra esta “El masaje”. Y yo creo que se aguanta perfectamente por el buen hacer de su director.
Mimi Rogers, probablemente más conocida por ser la primera esposa de Tom Cruise allá en los 80 que por el buen número de películas en las que intervino, cuenta que aceptó hacer el papel porque los diálogos —que en realidad son sonrojantes— le parecieron súper interesantes y por tener la oportunidad de trabajar para Roeg, pero, al final no se sintió nada a gusto, porque tenía que estar todo el día en pelotas, tumbada en una mesa fría. Además, en ese momento solo pasaban cuatro meses después de haber parido, por lo que la Rogers no se encontraba a gusto con su cuerpo que en tiempos pasados era mucho más escultural. Yo digo que precisamente ese cuerpo imperfecto de mujer madura es lo que hace que esta película merezca completamente la pena, que nos pongamos como motos viéndola, y me pregunto si Bryan Brown no le ocurriría igual con tanto sobeteo, magreo y apretamiento. Se merecía un Oscar.
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lunes, 3 de abril de 2023
viernes, 17 de noviembre de 2023
DIMENTICARE PALERMO
“Dimenticare Palermo” es una película italiana de 1990 confeccionada para ser llevada a la pantalla por un director de prestigio como era Francesco Rosi, basada en la novela homónima de Edmonde Charles – Roux, con un libreto coescrito entre el propio Rosi y Gore Vidal, que cuenta con una banda sonora excepcional firmada por Ennio Morricone, y con un reparto internacional representado por los nombres de Philippe Noiret, Vittorio Gassman y Mimi Rogers. Por eso no deja de chocar que un film como este, destinado a ganar premios, a obtener cierto estatus y a ser estrenado en medio mundo, esté protagonizado nada menos que por ¡James Belushi! ¿Qué hace Belushi en una película de estas?
Sin embargo, de “Dimenticare Palermo” no se sabe prácticamente nada. Se le ha dado poco bombo y no destaca nunca en las filmografías seleccionadas de Francesco Rosi. El motivo, lógicamente, es que, en co-producción con Francia, la productora se había gastado una suma escandalosa de dinero en rodarla. Se trataba de una película de alto postín y… no la vio absolutamente nadie. En España no se estrenó nunca y tan siquiera salio directa a vídeo. A día de hoy permanece inédita.
Podríamos pensar, a bote pronto, que meter a James Belushi en “Dimenticare Palermo” sería un error. Lo mismo que hacer un reboot de “El Padrino” encabezado por Adam Sandler y, quizás, ese sea el motivo del fracaso. Pero no. Resulta que lo mejor de la película es el propio Belushi, quien se está tomando su papel en serio —quizás consciente de la oportunidad que se le abría si esta producción europea funcionaba—, está comedido y en su sitio, nada forzado, en lo que podría haber sido uno de los mejores roles de su carrera... de no ser porque la historia misma no deja mucho espacio para su lucimiento actoral.
“Dimenticare Palermo” cuenta la historia de Carmine Bonavia, un candidato a alcalde de la ciudad de Nueva York de ascendencia italiana, que no parte como favorito en las elecciones. Con el fin de salir electo, y aprovechando que la ciudad está asediada por la droga, el hombre basa la campaña electoral en su legalización regulada. Durante el trajín, Bonavia se casa y fija como destino de su viaje de novios la madre patria, es decir, Palermo. Al llegar allí, será víctima de extorsión, engaños y amenazas por parte de la mafia, que tiene como único fin que el aspirante a alcalde retire su propuesta.
La película consiguió sendas nominaciones a la mejor fotografía y mejor escenografía en los premios Claqueta de oro que otorgaba la revista italiana “Ciak”, aunque no consiguió nada. Y eso que la fotografía es de primerísimo primer orden.
Sin embargo —y a eso achaco yo el fracaso y posterior silenciamiento de “Dimenticare Palermo”—, Francesco Rosi no capea bien con el material literario del que parte y hace una película absolutamente soporífera en la que, básicamente, tenemos a Jim Belushi y Mimi Rogers dándose paseitos y hablando de política por Nueva York durante la primera hora, para, en la segunda, trasladar la acción a Palermo y, allí, darse más paseitos mientras continúan hablando de política. A Belushi también le de algo de tiempo para irse a ver a Vittorio Gassman, una suerte de príncipe que vive confinado huyendo de la mafia, y hablar también de política con él, dos veces. Y finito.
No existe en el mundo película más sosa y aburrida que esta. Carece de suspense o de drama. Nada de lo que ocurre nos importa un pimiento y parece que a nuestros protagonistas tampoco. Con lo que el resultado es una hora cuarenta de actores americanos y europeos haciendo nada. Y ese es el verdadero motivo del fracaso. Lo insípida y plana que es.
No obstante, se trata de una de las películas de corte prestigiosos más singulares y fallidas de la historia, así que, aunque solo sea por eso, suma puntos como cinta rara misteriosa y desperada, y le dedicamos un visionado, y hacemos el esfuerzo de atender (e intentar entender) el italiano, a pelo y sin subtítulos, que es la única manera en la que se puede ver. Por suerte, el italiano se entiende bastante bien, aunque el verdadero problema no está en la barrera idiomática.
La recomiendo, aunque solo sea para que vean un gran ejemplo de tedio y desidia cinematográfica. Y un cúmulo de malas elecciones.
Sin embargo, de “Dimenticare Palermo” no se sabe prácticamente nada. Se le ha dado poco bombo y no destaca nunca en las filmografías seleccionadas de Francesco Rosi. El motivo, lógicamente, es que, en co-producción con Francia, la productora se había gastado una suma escandalosa de dinero en rodarla. Se trataba de una película de alto postín y… no la vio absolutamente nadie. En España no se estrenó nunca y tan siquiera salio directa a vídeo. A día de hoy permanece inédita.
Podríamos pensar, a bote pronto, que meter a James Belushi en “Dimenticare Palermo” sería un error. Lo mismo que hacer un reboot de “El Padrino” encabezado por Adam Sandler y, quizás, ese sea el motivo del fracaso. Pero no. Resulta que lo mejor de la película es el propio Belushi, quien se está tomando su papel en serio —quizás consciente de la oportunidad que se le abría si esta producción europea funcionaba—, está comedido y en su sitio, nada forzado, en lo que podría haber sido uno de los mejores roles de su carrera... de no ser porque la historia misma no deja mucho espacio para su lucimiento actoral.
“Dimenticare Palermo” cuenta la historia de Carmine Bonavia, un candidato a alcalde de la ciudad de Nueva York de ascendencia italiana, que no parte como favorito en las elecciones. Con el fin de salir electo, y aprovechando que la ciudad está asediada por la droga, el hombre basa la campaña electoral en su legalización regulada. Durante el trajín, Bonavia se casa y fija como destino de su viaje de novios la madre patria, es decir, Palermo. Al llegar allí, será víctima de extorsión, engaños y amenazas por parte de la mafia, que tiene como único fin que el aspirante a alcalde retire su propuesta.
La película consiguió sendas nominaciones a la mejor fotografía y mejor escenografía en los premios Claqueta de oro que otorgaba la revista italiana “Ciak”, aunque no consiguió nada. Y eso que la fotografía es de primerísimo primer orden.
Sin embargo —y a eso achaco yo el fracaso y posterior silenciamiento de “Dimenticare Palermo”—, Francesco Rosi no capea bien con el material literario del que parte y hace una película absolutamente soporífera en la que, básicamente, tenemos a Jim Belushi y Mimi Rogers dándose paseitos y hablando de política por Nueva York durante la primera hora, para, en la segunda, trasladar la acción a Palermo y, allí, darse más paseitos mientras continúan hablando de política. A Belushi también le de algo de tiempo para irse a ver a Vittorio Gassman, una suerte de príncipe que vive confinado huyendo de la mafia, y hablar también de política con él, dos veces. Y finito.
No existe en el mundo película más sosa y aburrida que esta. Carece de suspense o de drama. Nada de lo que ocurre nos importa un pimiento y parece que a nuestros protagonistas tampoco. Con lo que el resultado es una hora cuarenta de actores americanos y europeos haciendo nada. Y ese es el verdadero motivo del fracaso. Lo insípida y plana que es.
No obstante, se trata de una de las películas de corte prestigiosos más singulares y fallidas de la historia, así que, aunque solo sea por eso, suma puntos como cinta rara misteriosa y desperada, y le dedicamos un visionado, y hacemos el esfuerzo de atender (e intentar entender) el italiano, a pelo y sin subtítulos, que es la única manera en la que se puede ver. Por suerte, el italiano se entiende bastante bien, aunque el verdadero problema no está en la barrera idiomática.
La recomiendo, aunque solo sea para que vean un gran ejemplo de tedio y desidia cinematográfica. Y un cúmulo de malas elecciones.
martes, 6 de abril de 2010
PELIGROSAMENTE UNIDOS
Esta peli la consumí en su momento vía vhs, después de que pasara por el Festival de Sitges. En esa época (1991) Rutger Hauer cada vez se adentraba más en el terreno del cine pensado exclusivamente para el vídeo-club, y "Peligrosamente unidos" fue una de sus últimas apariciones protagoniles en un film netamente "mainstream" (sin contar colaboraciones especiales y demás, como las que se marca en "Batman Begins" o "Sin City"). La recordaba como un simpático thriller de usar y tirar, por eso el otro día aproveché la oportunidad que se me brindaba para repasarla... y sí, mi memoria no me fallaba.
Lo que en el "Perseguido" -con Arnold Schwarzenegger- era una idea más, aquí es básicamente el eje central de la historia: Collares explosivos. Un especialista en electrónica es engañado para participar en un robo de joyas y luego traicionado. Termina encerrado en una cárcel ultra-moderna en la que no hay guardias, ni rejas, ni ná... solo unos collares que, si su portador intenta escapar de los límites del recinto, estallarán... salvo si se dan una serie de circunstancias que no me apetece explicar. El caso es que se dan, y el amigo Rutger huye, con todo lo que conlleva.
"Peligrosamente unidos" es puro entretenimiento, evasión al máximo grado, todo orquestrado con sabiduría y sin estridencias por un artesano con pedigree, Lewis Teague, director de "La bestia bajo el asfalto", "La joya del Nilo", "Cujo" o "Los ojos del gato", entre otras. A un fondón Hauer le acompañan actores muy del momento como Mimi Rogers, Joan Chen, James Remar y el carismático secundario Stephen Tobolowsky. La peli tiene sus dosis de humor, de acción, de intriga y unas gotas de gore ante los efectos de los collares explosivos. Eso si, es mucho más gozable la parte de la prisión (nota alta para la resolución del enfrentamiento entre Hauer y el abusón de turno) que la escapada en sí, algo larga y repetitiva.
Pero vamos, minucias, si lo que buscas es pasar un buen rato sin complicaciones, dale al "Play".
Lo que en el "Perseguido" -con Arnold Schwarzenegger- era una idea más, aquí es básicamente el eje central de la historia: Collares explosivos. Un especialista en electrónica es engañado para participar en un robo de joyas y luego traicionado. Termina encerrado en una cárcel ultra-moderna en la que no hay guardias, ni rejas, ni ná... solo unos collares que, si su portador intenta escapar de los límites del recinto, estallarán... salvo si se dan una serie de circunstancias que no me apetece explicar. El caso es que se dan, y el amigo Rutger huye, con todo lo que conlleva.
"Peligrosamente unidos" es puro entretenimiento, evasión al máximo grado, todo orquestrado con sabiduría y sin estridencias por un artesano con pedigree, Lewis Teague, director de "La bestia bajo el asfalto", "La joya del Nilo", "Cujo" o "Los ojos del gato", entre otras. A un fondón Hauer le acompañan actores muy del momento como Mimi Rogers, Joan Chen, James Remar y el carismático secundario Stephen Tobolowsky. La peli tiene sus dosis de humor, de acción, de intriga y unas gotas de gore ante los efectos de los collares explosivos. Eso si, es mucho más gozable la parte de la prisión (nota alta para la resolución del enfrentamiento entre Hauer y el abusón de turno) que la escapada en sí, algo larga y repetitiva.
Pero vamos, minucias, si lo que buscas es pasar un buen rato sin complicaciones, dale al "Play".
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