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viernes, 11 de agosto de 2017

OFICIAL Y CABALLERO

No había visto yo nunca – y desconozco el motivo real, puesto que a mí las pasteladas románticas suelen gustarme- este “Oficial y Caballero” considerado ya un clásico con 36 años de edad, y la verdad es que el estatus de clásico del que goza se lo tiene de sobra merecido. Se trata de una película cojonuda y de una vigencia absoluta, que se mantiene como si hubiera sido rodada ayer. Y puedo decir esto pues llegué a ella virgen, no hay condicionante por mi parte a la hora de evaluarla, y  E.T´s”, “Goonies”, “Indianas Jones” y “Star Warses” aparte, “Oficial y Caballero” es una de las mejores muestras para comprender por qué el cine de los ochenta era tan cojonudo, al margen del cine espectáculo nacido en aquella década, tan popular hoy entre el populacho. Si hablamos de “Oficial y Caballero”, tan alejada -y tan cercana en cierto modo- de todo aquello, hablamos de gran cine, del que perdura, del que se disfruta dando igual la década en que nos veamos la película y del que se ha ganado a pulso el estatus de clásico del cual disfruta.
Protagonizada por Richar Gere y Debra Winger (aunque nombres como el de Travolta, que rechazo el papel, Geena Davis, Jennifer Jason Leigh,Jeff  Bridges o Christopher Reeve, se barajaron para protagonizar la película), cuenta la historia de un par de cadetes aspirantes a pilotos de los Marines de los USA que, aún advertidos de la presencia por la zona de “Caza-oficiales” (mujeres casaderas que buscan cazar a un oficial en busca de una vida mejor), se encoñan con un par de ellas, y mientras que uno acaba tomándose la relación más en serio –motivo este que le inducirá al suicidio- el otro ofrece sexo honesto desde el principio. Entre tanto, tendrán que lidiar con el vehemente del Sargento instructor, que se las hará pasar putas en su camino hacia la graduación.
Resulta muy curioso, que esta película que costó tan solo 6 millones de dólares y que recaudó más de 200 (en nuestro país la vieron más de dos millones y medio de personas), haya llegado a convertirse en lo que es hoy, puesto que durante su concepción no las tenía todas consigo; Don Simpson, el productor, ávido de cocaína y pastillotes, odiaba el guion, no le gustaba la película en general, ni le gustaba Debra Winger. Los continuos días de lluvia ponían en peligro los rodajes diarios y cuando escampaba, se quedaba una luz natural muy chunga, que por otro lado y pese a todo, favoreció el look de la película. Para más inri, la pareja protagonista se llevaba a matar, Winger decía que Gere era un desaborío y Gere le tenía envidia a la Winger, acusándola de, cuando ambos estaban en escena, robarle los planos, de ser más carismática que él.
Por otro lado, ese maravilloso final en el que Richard Gere, ya licenciado, entra en la fábrica de papel en la que trabaja Debra Winger, y a pesar de todo lo anteriormente vivido, se la lleva en brazos para darle la vida que ella buscaba –huelga decir que su amor se intuye verdadero-, un final tan icónico como la propia película, un final que madres de la época y jovencitas adolescentes recuerdan con especial excitación, y un final que posiblemente sea el verdadero motor del éxito de la película, a punto estuvo de no ser rodado; Tanto Don Simpson, como el director Taylor Hackford, como el propio Richard Gere, coincidian en que el final era una moñada  y que los derroteros de la cinta iban por otros senderos más duros. No se iba a rodar ese final. Pero ante la insistencia del guionista Douglas Day Stewart, que si que defendía el guion, como para que se callara, Hackford decidió rodarlo en una sola toma con la idea de desecharlo. Sin embargo, cuando lo rodaba, en las instalaciones reales de una fábrica de papel, dos de las trabajadoras que hacían de extra para la escena, al ver a Gere saliendo de allí con Winger en brazos, se emocionaron y se pusieron a llorar como dos benditas. Supo entonces Hackford, que ese final iba a funcionar. Cuando finalmente montaron la escena, con la música de Joe Cocker, y lo vieron juntos Gere, Simpson y el director, decidieron incluirlo porque, aunque en un principio eso no les gustaba, comprendieron que le daría un sentido distinto a la película, y que eso les iba a proporcionar un éxito mayor. Y así fue. De hecho, lo más recordado de la película, es su final.
La película fue un éxito mundial sin precedentes.
Por otro lado, le valió el Oscar como actor secundario a Louis Gosset Jr. que interpreta al hijoputa del sargento, y que como le pasó a todos los actores negros que ganan Oscars como secundarios –caso mismo de Cuba Gooding Jr.- después del premio, pocos papeles relevantes protagonizaría después, encasillandose Gosset en papeles de militar con mala hostia.
Debra Winger por el contrario, despegaría en su carrera, aunque poco después acabaría hasta el coño de Hollywood reduciendo así su intervención según avanzaba el tiempo, Richard Gere se convertiría en galán y Súper-Estrella en una carrera que se prolongó hasta, prácticamente, nuestros días, y el director, Taylor Hackford, rodaría unos cuantos films de éxito, si bien, ninguno llegaría a las cotas de popularidad y calidad que el que nos ocupa. Como muestra de su trabajo, citaré, “Noches de Sol”, al servicio de Gregory Hines y “Pactar con el diablo”con Al Pacino.
Qué gran película.

viernes, 12 de julio de 2013

MAN OF STEEL

De Zack Snyder he visto sus tres películas más conocidas, El Amanecer de los Muertos, 300 y Watchmen, a la que ahora sumo esta Man of Steel. En ninguna de ellas he salido decepcionado, es más, en todas creo que he salido ilusionado y con la sensación de haber aprovechado bien el tiempo. Habrá quien 300 o Watchmen, pudieran saturarles en colorido, o de la primera en la simpleza de la trama, pero si lo único que quiero es que me entretengan, yo creo que Snyder lo consigue, al menos conmigo. Ya adelanto, como se lee, que esta Man of Steel ha sido de mi agrado.

La historia ya la conocemos todos, Jor-el, el padre de Superman, lo manda a la tierra para que viva, ya que Kripton, su plantea natal, está a punto de destruirse. En la Tierra, el joven Kriptionano será cuidado y educado por una pareja de Kansas. En el momento de mayor necesidad, Superman deberá de revelarse al mundo para ocuparse de los últimos de su raza que amenazan con acabar con toda la vida en el planeta.

Así a bote pronto es la historia de Man of Steel, pero hay mucha más chica dentro. Kripton se destruye porque sus habitantes han agotado sus recursos naturales hasta el mismísimo núcleo ¿mensaje ecologista?. Todo el rollo mesiánico y religioso de Superman ya provenía de la idea original del comic, así que no debería de pillar por sorpresa a nadie,  quien se escandalice por ello a estas alturas…. Pues bueno, hay quien se escandaliza por ver a una mujer dar de mamar a su hijo, así que de todo hay. En cuanto a la polémica de si Superman mata o no, en los comics de los años 40, a Superman no le temblaba el pulso a la hora de acabar con sus enemigos, principalmente mafiosos y criminales, solo que más adelante se rehízo la imagen del personaje, no sé si ya por la entrada del Comics Code o incluso algo antes. En universos paralelos Superman ha matado, incluso en nuestro universo también. Vale que Doomsday terminara en coma y no muerto, pero la intención de Superman con su ultimo puñetazo es la de acabar con él. En Superman 2 arroja a Zod contra un muro de la fortaleza de la soledad y este cae por un barranco. Tampoco hace nada por salvar a los otros dos Kriptonianos, así que Superman SI mata. No es habitual en él pero lo hace si es necesario. Y en Man of Steel, que tenemos que recordar es un nuevo Superman, como lo era el Batman de Nolan, matar a Zod es  también una forma de demostrar que Superman es más humano que Kriptoniano, ya que como dice Faora (la Kriptoniana maciza) ellos no tienen moral, por lo que no tienen reparos en crear su mundo sobre las cenizas de otro. Ahí es donde entra el personaje de Zod, el villano, pero puede que no tanto. Zod tienen una causa, salvar a su raza, y se abraza a ella hasta las últimas consecuencias y pese lo que le pese, como es matar a su amigo Jor-el, algo que como dice en el filme, recuerda todos los días amargamente, pero que si tuviera que volver hacerlo, lo haría. Así pues la amoralidad de Zod lo pone en contra de Superman, son polos opuestos con un mismo fin, salvaguardar a los que aman. 

Sobre los actores. Henry Cavill es un Clark Kent más real que aquel alfeñique inocentón que interpretaba Christopher Reeve, y su Superman es más inseguro, más humano. A Cavill no solo le queda muy bien el traje, sino que la capa parece hecha para sus hombros, no hay plano en la que no le caiga bien. Michael Shannon, hace un Zod que si bien no es físicamente amenazante, si dispone de una rabia contenida que lo delata como villano desde la primera escena. Russell Crow no ha tenido que esforzarse mucho, su actual aspecto y edad ya le da ese aire de respetabilidad paterna, de guía en la vida, por lo que su participación en la película es intachable. Kevin Costner es un gran Jonathan Kent, aunque puede que peque de cansino, ya que en todas sus escenas le recuerda a Clark su origen y su necesidad de algún día darse a conocer ante los humanos. Esto es debido a que solo aparece en flashbacks, y por lo tanto no se vea el personaje más desarrollado, pero la verdad es que físicamente no imagino a nadie mejor en la actualidad para hacer del típico granjero de Kansas y que además es buena persona. Ayelet Zurer es Lana la madre biológica de Superman, su papel es escueto, pero la escena en la que posa su hijo en la nave, es bastante emotiva. Diane Lane es para Martha Kent lo mismo que Kevin Costner para el papel de Jonathan Kent, ideal. La verdadera bondad de Clark proviene de esta mujer, que lo ha criado y querido como si lo hubiera parido ella misma. En su actuación podemos ver como una madre mira a un hijo, por lo que no hay nada que objetar. Antje Traue, es Faora, la Kiptoniana, sale, dice su frase, luce palmito, da buenas hostias y ya. No lo hace mal pero tampoco tienen mucho papel, al igual que Amy Adams como Louis Lane,  también cumple pero su personaje puede que no sea muy espectacular. Es decir si, sube a la nave de Zod, está metido en todos los fregados, pero siempre está ahí, como apartada. Puede que las mujeres no hayan tenido grandes momentos en esta película, si es que queréis buscarle un punto negativo a los personajes.

Acción, historia, acción, ese es el resumen de la película. Puntuación: Deseando que salga la secuela.

sábado, 12 de noviembre de 2011

AQUELLAS CARATULAS MARAVILLOSAS (3): "SÁBADO 14"



Mucho me temo que, para la ocasión, tendría que haber entrecomillado "maravillosas". Sin embargo, de lo que aquí se trata es de revivir los momentos mágicos que nos proporcionaron los estuches video-cluberos de algunas películas (sin importar demasiado si estas molaban o no).
Cada vez tengo más claro que yo, de chaval, tenía un sexto sentido para esto de las pelis horribles. Da la puta casualidad que muchas de las que evité alquilar entonces, porque me daban mala espina, o por el motivo que fuese, las he visto más mayor y, efectivamente, en casi todos los casos mis testículos han acabado rodando por el suelo. Dicho de otro modo, ¡sabía lo que hacía!. Recuerdo perfectamente que tuve este "Sábado 14" en las manos unas cuantas veces, pero siempre una vocecita interior me advertía de que no me la llevara a casa, porque me iba a aburrir mortal y sangrantemente. Jamás dejé de seguir su consejo... hasta hace unas semanas. Me agencié una copia y me la puse, consciente de que como "slasher" ochentero sería un coñazo, pero entusiasmado ante el hecho de su pertenencia a la era dorada del subgénero (concretamente 1981).
En realidad "Sábado 14" se llama, curiosamente, "Scream". Sí, como la de Wes Craven mismamente. Ya hay otro "Sábado 14" que no tiene nada que ver con este y que apuesta más por el lado humorístico y paródico del asunto. Ojalá Byron Quisenberry, director de la peli que nos ocupa, hubiera tirado por esa vía.
La historia va de un grupo de excursionistas que se instalan en un pueblo minero abandonado y, poco a poco, van siendo asesinados por un ente misterioso. Sin gota de sangre, sin gota de sexo... y con un concepto del aburrimiento que roza lo tolerable. Ya sabemos, tal y como decía arriba, que los "slashers" suelen ser un poco chapas... pero el caso de "Sábado 14" clama al cielo... no es aburrido... es INSOPORTABLE!!!!. Paseos, y paseos, y más paseos. Diálogos, y diálogos, y más diálogos. Y aquí nunca pasa nada. Hay un personaje gordito que es la comparsa cómica/patética/ridícula/humillatoria. Y por ahí pulula el tio que atizaba a Christopher Reeve en "Superman 2". También hacia el final asoma la calva Woody Strode... pero de este dato no estoy muy seguro, porque para entonces mis ojos andaban ya medio cerrados.
Sí queridos, me he dormido HASTA CUATRO VECES viendo "Sábado 14". Por mucho que lo intente, jamás consigo llegar al final sin quedarme sopa. Eso me pasaba con el "Stalker" de Tarkovsky, pero bastaron tres sesiones para acabarlo. "Sábado 14" ha superado... no, ha pulverizado el récord. Tanto es así que... desisto. No pienso intentarlo de nuevo.
Aquí lo tienen amigos, el "slasher" que venció a mi paciencia.

viernes, 1 de abril de 2016

AMERICAN GIGOLÓ

“American Gigoló” es una de esas películas emblemáticas de los ochenta –emblemática además de por los valores comerciales que todos conocemos, por poner en el mapa tanto a Richard Gere, aún desconocido, como a la marca de Giorgio Armani – que sin ser un auténtico bombazo de taquilla (en españa apenas reunió 400.000 espectadores), si que se ha granjeado, a posteriori, cierto culto. Hasta el inefable Rob Schneider en su “Gigoló” osó parodiar a Richar Gere haciendo pesas colgado del techo. Conocida por todos es su eléctrica banda sonora a cargo de Giorgio Moroder  y su póster es todo un símbolo del cine de los ochenta menos amable y nostálgico. Sin embargo, y desconozco los motivos, yo nunca había visto “American Gigoló”. Hasta hoy.
Cuenta la historia de un Gigoló de Beverly Hills, que presta sus servicios sexuales a toda suerte de señoras maduras, entradas en años y sobradas de millones. En una de estas, su “Chulo”, le consigue un trabajo en el que tendrá que follarse a una mujer delante de su marido, con tan mala suerte que esa misma noche, ella acaba asesinada de manera violenta. Entonces, a la par que el Gigoló se enamora de la mujer del senador, un detective iniciará una investigación para con nuestro hombre, la cual parece indicar que el culpable de dicho asesinato es él. Intentando demostrar su inocencia, no hará más que  complicar las cosas.
Estamos en 1980 y el cine de la anterior década, tan frío, tan serio y tan cojonudo por otro lado, está dando sus últimos coletazos; las superproducciones palomiteras , Spielberg, Lucas y demás ralea, vienen pegando fuerte y le van a dar la vuelta a la industria como si de un calcetín se tratara, y justo en esa transición se encuentra “American Gigoló”, escrita y dirigida por Paul Schrader, que tras hacerse el guion de “Taxi Driver” y dirigir dos películones como son “Blue Collar” y “Hardcore: Un mundo oculto” entra en los 80, como director, en el peor momento posible. “American Gigoló” es una película que bebe del cine recién muerto, justo en un momento en el que se pide todo lo contrario. Al ser una película de estudio, esta abandona toda sordidez y mal rollo en pro de un estilo más aséptico que ya venía estilándose en otras producciones, por lo que la culpa de que “American Gigoló” no sea una de esas películas memorables y perturbadoras, la tiene, exclusivamente, el cambio de década.
Y es que sin que sea una mala película, que en absoluto lo es, si que se ve claramente que Schrader se está mordiendo la lengua, que no puede contar la película como a él le gustaría, porque los estudios ya no quieren eso. Entonces, estando entretenida,  si que notamos que es una película terriblemente contenida que, por otro lado, esa misma contención, impide que las dos tramas principales, la de la vida de Richard Gere como puto, y el asesinato del que le acusan, avancen debidamente, quedándose la película a medio camino de todo y en tierra de nadie. Da la sensación que es más importante el lanzar una banda sonora reconocible y bailable o el darle al asunto una ambientación pop, que el ejecutar la película como está mandado, que seguro, era más oscura y deprimente el en guion de Schrader. Y con todo, el sello de autor se ve por todas partes, eso si, y como ya he dicho antes, de manera contenida.
Al final “American Gigoló” resulta una película rara y totalmente desubicada que, sin embargo, se deja ver. Pero los 80, le sentaron muy mal a la película, y por ende, a un tipo tan de la generación del nuevo Hollywood como Paul Schrader.
Eso si, “American Gigoló” aportó notoriedad a Richard Gere, que por aquél entonces no era todavía la estrella que llegó a ser. Y fue elegido para la película tras las negativas de Christopher Reeve, que cobraba un pastón, y John Travolta que se negó en rotundo a interpretar a un puto. Mejor para Gere, que de aquí iría directamente a protagonizar “Oficial y Caballero”.

miércoles, 8 de abril de 2015

LOS FOTOCROMOS DE "EL REPORTERO DE LA CALLE 42"

Seguimos aprovechando el tiróncillo de "Cannon", y lo hacemos con una película maravillosa "El Reportero de la calle 42" Ansiado proyecto de Christopher Reeve cuyo precio fue el volverse a enfundar las mayas y la capa en "Superman IV: En busca de la paz".
Muy bonicos!!!












domingo, 25 de octubre de 2015

LOS FOTOCROMOS DE "LOS 3 SUPERMEN EN LA SELVA"

Estoy convencido de que al otro lado de la pantalla habrá peña mucho más puesta que yo en cuanto a las películas de “Los 3 Supermen”, así que no esperen un aluvión de datos por mi parte, porque no. Solo sé que se trata de una extensa franquicia eminentemente italiana compuesta de numerosos títulos entre 1967 y 1984 (los últimos deben ser especialmente regocijantes), cuyo fin era chupar de James Bond, las series de “Batman” y “Green Hornet”, algo de “El hombre enmascarado”, algo de lucha libre Mexicana y unas gotas de artes marciales, todo ello rebozado en un humor de lo más tonto, incluso para su época.
La única bella historia que puedo contarles sin titubear respecto a “Los 3 Supermen en la selva” (de 1970, co-producida por España y con el todoterreno Santiago Moncada entre los guionistas) es que es la primera película que alquilé en video por decisión propia siendo chaval. Concretamente en la desaparecida cadena de video-clubs “Soncosa”. Previamente había agarrado de los estantes “Santo y el águila real”, pero mi padre exclamó: “¡No, esto no, que es muy malo!”, ja ja ja, bendito sea. Tampoco la opción B se saldó con mayor suerte. Tenía la edad adecuada para dejarme deslumbrar por superhéores brillantes y/o de colores, sin saber entonces cual era su nivel de cutrismo (poco después volvería a picar con otro que tal bailaba).
La peli no me gustó nada, quedaba lejos de las hazañas del Christopher Reeve embutido en azul y rojo. Únicamente recuerdo la secuencia en la que los 3 Supermen se meten dentro de una nave encabezada por un gran taladro destinado a escarbar los interiores del planeta y en el momento que se activa, y comienza a hacer el agujero, la cámara no la enfoca, solo muestra un poco de tierra salpicando la cara de los supuestos testigos. Pronto aprendería las sucias triquiñuelas del cine de baja estofa, pero en esos tiempos mis ojos aún eran demasiado verdes (además de verdad, que los tengo de ese bello color).
Años después me agencié, no recuerdo cómo, el press-book de su estreno en España. Lo guardé con cariño un tiempo, consciente ya del significado de aquel film, pero terminé dándolo o tirándolo o vaya usted a saber. Hoy vengo con algo parecido, sus fotocromos (¡coloreados!), cortesía del cuarto Supermen, Alex Gardés, y esta vez no los voy a dar, ni tirar… lo que hago es escanearlos y mostrárselos a ustedes para su mayor disfrute. Aquí y ahora.















miércoles, 16 de noviembre de 2022

EL OTRO BAÚL DE TÍO VICENTE 19 Y FINAL - GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS

Llegamos al final de esta sección. No negaré que con cierto júbilo, pues ya comenzaba a estar hasta el gorro. Me ha costado dios y ayuda terminarla. Y, en plan hermosa rubrica, procedemos conectando con la otra sección más o menos habitual dedicada a bonitas imágenes escaneadas. Así, de todo el material exclusivamente visual aparecido en la ristra de ejemplares de "Casablanca" que el tío Vicente tuvo a bien cederme, me he quedado con las siguientes por llamativas, bellas, curiosas y nostálgicas.
Es pues el momento de ejecutar el ritual por última vez, el agradecido grito de guerra que, hoy, muta a "¡Hastaaaa siempreeee tío Vicenteeee!"

¿Por qué? Porque siempre mola ver al bueno de
Christopher Reeve luciendo el uniforme de Superman.


Tanto o más que el cartel de la tercera entrega de "Viernes 13".
Para mí, el mejor de la franquicia... incluso si luce en blanco y negro.



¿Se acuerdan de cuando "Tron" se anunciaba como lo siguiente
más mejor en cuanto a taquillazos? Mira que pintaba bien.
Esta portada de "Metal Hurlant" aparecía como publicidad en la
contraportada del respectivo ejemplar de "Casablanca".


Si he elegido el anuncio de esta ácida comedia británica es porque, siendo
chaval, sus imágenes me daban mal rollo. Ver a ese Malcom McDowell 
lleno de cicatrices atacando a sus médicos... no sé... resultaba algo perturbador. 
Era un joven impresionable, sin duda.


Y de McDowell a McDowell y tiro porque me toca.
Este es Curt, alumno aventajado del gran George Kuchar y director
de esa bizarrada titulada "Thundercrack!", de la que hablamos
largamente en formato podcast. Que gente como él -o como Kuchar-
salieran en la prensa especializada -nacional- de la época era algo
tan raro que merecía destacarse. Sin embargo, hay que señalar -en favor
de "Casablanca"- que ocasionalmente solían hacerlo. De hecho, en una
ocasión llegaron a hablar largamente de George. ¿Que por qué no
lo metemos en el blog? Pues tal vez en una próxima ocasión... si la hay.

miércoles, 18 de enero de 2012

AQUELLAS CARATULAS MARAVILLOSAS (8): LA SAGA -CASI- FALSA DEL "EXTERMINADOR"

Es un tema sobre el que ya he dado la chapa unas cuantas veces, pero si me lo permiten, la daré al menos una vez más: De películas reales de "El Exterminador" solo hubieron dos. El resto, todo mentira. Hasta ahora este era un rollo que me limitaba a soltar letra mediante, pero hoy he decidido aplicarme eso de "más vale una imagen que mil palabras"....



Películas como "Exterminador 2" las hubo, las hay y las habrá. Con todo lo "divertida" o entrañable que pueda ser, "Exterminador 2" no tiene nada de especial. Sin embargo, películas como "El Exterminador" las hubo... pero ni las hay, ni las habrá. Es imposible. Primero porque surgió en plena fiebre del cine de justicieros (moda esta situada en un espacio y tiempo socialmente muy específicos) y segundo, porque gasta una mala hostia que hoy ningún productor se atrevería a llevar a la pantalla. "El Exterminador" es una joya absoluta en su especie, un film super-políticamente incorrecto y con una violencia enfermiza y retorcida que, de hacerse actualmente, sería suavizada con los típicos excesos estilísticos o, peor aún, tics referenciales que todo lo estropean. Si hoy se hiciera un film como este clásico de James Glickenhaus, se vendería tal que "Una peli de justicieros como las de antes, ultra-violenta y políticamente incorrecta" y se usaría "El Extermindaor" como referente. Sí, vale, está gracioso ver las imitaciones/homenajes y regodearse en ella/os... pero nada puede compararse a lo auténtico. "El Exterminador" era auténtica, era honesta en todos los sentidos, incluso los malos. Una explotación descarada de la saga "Death Wish" sin un referente previo al que imitar en cuanto a su truculencia y sordidez. Este film es así, porque así se hacían en la época. Secuencias tan brutales como la lenta decapitación de un soldado yankee en el Vietnam (confeccionada por el fallecido Stan Winston quien, avergonzado, según donde solía ocultar su implicación en esta peli), el gangster en la trituradora, la puta quemada -¿y violada?- con un soldador o el político pederasta que recibe un disparo en la entrepierna, no eran vistosas por sus efectos especiales o su espectacularidad (bueno, salvo la de Winston!!!), eran vistosas por su sencillez, su radicalidad y su increíble mala hostia. Eso, hoy día, está muerto. Por ese motivo, "El Exterminador" es un clásico en su especie (y por eso, la segunda no lo es).



Nunca hubo un "Exterminador 3" porque la segunda parte -a diferencia de la primera- fue un fracaso en todos los sentidos. De hecho, su director nunca volvió a situarse tras una cámara... no al menos en esas funciones. Sin embargo, varios años después, a algun (o algunos) distribuidor Español se le ocurrió la absurda idea de pillar dos películas protagonizadas por Robert Ginty, es decir, el rostro/cuerpo del exterminador real, y lanzarlas al mercado como secuelas de aquella. De hecho, salió primero la cuarta, seguida de la tercera.
En realidad, "El Exterminador 3" se titulaba "The Bounty Hunter" y se hizo el año 1990. Ginty interpreta a un cazarecompensas en busca de su víctima. Curiosamente, él era también director (faceta esta que explotó mucho y bien en la televisión hasta su triste fallecimiento). Yo la vi de chaval y la recuerdo insoportable (tendría que repetir ahora a ver qué tal). "Exterminador 4" en realidad se titula "Out on bail" y está fechada un año antes que la anterior. Aquí Ginty interpreta a un tipo que es confundido por un criminal y puteado por la policía de un pueblo. El director no es otro que el veterano y reputado Gordon Hessler, en cuyo curriculum encontramos títulos como "La caja oblonga", "El viaje fantástico de Simbad" o "Indestructible: ruega por tu muerte", entre otros muchos. También la vi de chaval y, bueno, me pareció mejor que la supuesta tercera parte... pero no por ello menos mediocre.
Lo más curioso del caso es que, aún hoy, todavía hay gente que cree que estas secuelas bastardas eran legímitas.




No hubo "Exterminador 5" o "Exterminador 6", pero sí intentos de colarnos spin-offs igual de falsos. Probablemente el más descarado sea "Misión Comando" ("Gold Raiders"), producción del año 1983 (es decir, un año anterior a "Exterminador 2") entre Inglaterra y Tailandia y que, tanto en España como en Alemania, mostraba un slogan nada sutil: "El Exterminador ha regresado".
Menos descarada, pero tampoco coja, era "White Fire", hoy día un auténtico clásico del "trash" más descerebrado en cuya portada se lee alto y claro: "EXTERMINACIÓN es el tributo de los ricos". No hace falta decir más, ¿no?.
Y es que igual que Sean Connery con "James Bond" o Christopher Reeve con "Superman", Robert Ginty siempre fue, es y será "El Exterminador". Era la peli que le representaba y la que le inmortalizó, como bien demuestra la carátula de otro de sus films, "Vietnam, Texas". Mientras que bajo el nombre del co-protagonista asático, Haing S. Ngor, leemos un título de prestigio, "Los gritos del silencio", bajo el de Ginty leemos, como no, "El Exterminador". ¡Con dos cojones!.
Para ir terminando ya, y a modo de fricosismo, permítanme colar aquí un subproducto italiano dirigido por Sergio Martino, "Los halcones del esfalto" -en realidad su anti-clásico del horror "Torso, violencia carnal" en una edición pirata y engañosa- cuya carátula (cuanto menos en lo referente a esta edición de "American Home Video") muestra una imagen de lo más reconocible y chanante... y no nos extraña, porque si algo tenía de bueno "El Exterminador" era su increíble, fascinante, macarra e incluso inquietante portada.


Dicho esto, espero no tener que volver a repetirlo, porque ya serán unas cuantas veces las que he intentado hacer saber a los cuatro vientos que de "Exterminadores" solo hay dos, y que lo demás es mentira.

sábado, 12 de noviembre de 2016

LORD OF THE COCKRINGS (+ ELF PANTIES, THUS SPAKE ZARATHUSTA)

Siempre he tenido muy claro que nuestro querido Nick Zedd era un colzonazos. Todas sus obras tienen detrás la influencia de una olorosa vagina, aquella en la que el intrépido artista metía su notable rabo de modo consentido. Es decir, su pareja del momento. Y no es algo exclusivo de la edad adulta. Ya con 14 añitos ideó un corto para que una chica que le gustaba formara de algún modo parte de su existencia. Pero ella lo rechazó. La vida ya preparaba al joven Zedd para lo que sería el pan de cada día en el futuro.
En los 80 se lió con Donna Death, una gótica pseudo-punka fan del cine de terror. Bajo su tutela -y absoluto protagonismo- filmó "They Eat Scum", la famosa parodia del punk visto desde el media rodada en súper 8 y en la que aparecen zombies y canibalismo. El siguiente proyecto del cineasta era una peli anti-religión, pero Donna le convenció de que el mejor modo de financiarla era haciendo primero algo comercial e invirtiendo luego las supuestas ganancias. ¿Y qué esputó tal estratagema?, pues "Geek Maggot Bingo", parodia de las pelis de monstruos añejas, con vampiros y... Donna Death (comentada a fondo en un AVT podcast). El film estaba pensado para sacar a Zedd del underground, pero se estrelló, atrapando a nuestro héroe en la marginalidad hasta hoy. Lo que no duró tanto fue su relación con la chica oscura, que desapareció de sus cortos.
Después vino el Cine de Transgresión. No sabemos qué hembra influyó en este caso, pero por entonces Zedd andaba loco por una pava que encajaba en el rollo y se llamaba -o se hacía llamar- Susan Manson (muy adecuado el apellido). En este periodo también se enchochó de la diosa del movimiento, y del underground de la época, Lydia Lunch, lo que esputó el corto "The wild world of Lydia Lunch", en el que Zedd la sigue por todas partes filmándola con una cámara de súper 8 mientras de fondo oímos la cinta que la misma Lunch mandó al muchacho, poco antes de que el material rodado llegara del revelado, para informarle que su relación había terminado.
Ya en los 2000, Nick se echa nueva pareja, la obsesionada con los elfos Reverend Jen. ¿Resultado?, pues salta a la vista, "The Adventures of Electra Elf", una serie para la televisión de acceso público con ella de prota interpretando a una superhéroe elfo y enfocada para todos los públicos, lejos del rollo chungo habitual de Zedd. Y este "Lord of the cockrings", con guión y protagonismo de Reverend Jen donde interpreta a.... ¡la reina de los elfos!. Da hasta miedo.
Un nerd fan de "Star Trek", e informático para más señas, entra en un sex shop y se compra un anillo para la polla. Cuando se lo pone (es evidente que el falo que vemos no es el del actor y seguramente sea el del mismo Zedd, dado lo mucho que le mola presumir de sus atributos físicos) se desmaya y despierta en un mundo de fantasía en el que una hada increíblemente tetuda (pueden gozarla en la absolutamente DIVINA caratula del corto que les dejo a modo ilustrativo) le explicará lo malo que es el anillo y que debe ir a tirarlo al interior de un volcán. Por el camino se encontrará todo tipo de extravagantes personajes. Después de 25 minutos, el lío acaba con un "happy end" propio de una mente femenina inmadura (o de un ejecutivo de Hollywood obcecado en sacar cuartos a las mentes femeninas inmaduras). Según se mire, el invento retrotrae levemente al espíritu de parodias semi-porno como "Las aventuras de Flesh Gordon" o "Alicia en el país de las porno maravillas" (¡gracias Bill Osco!).
"Lord of the cockrings" está grabada en delicioso vídeo formato cuadrado. Para los fondos y efectos especiales Nick Zedd recupera la estética de "Geek Maggot Bingo", buscando la super-artificialidad de las cosas a base de papel pintado y otras delicias por el estilo. Hay unas cuantas tetas (algunas muy bonitas) y un dragón macarra que es un maromo con una máscara tirando a chapuzas y una cola hecha con cartulina o vaya usted a saber. ¡Adorable!. Completan el cuadro un tipo parodiando al "grunge" medio (¡era la época!), un porrón de efectos de sonido propios de "cartoon", la leche de errores de raccord y, lo más notorio, canciones. Sí amigos, "Lord of the cockrings" es, ante todo, un musical. Las composiciones están a la altura del tono general, crudas, desafinadas pero con gracia. Mola la escena del dragón cantando y todos bailando torpemente.
Resumiendo: tal y como le dije al amable caballero que me la pasó, Romerito, "Lord of the cockrings" es una tontunada... pero una simpática. Sin más.
Completan el pack los cortos "Elf Panties", una chorradica grabada en una tarde con Reverend Jen interpretando a otra elfo, solo que esta se moja las bragas cuando lee a Tolkien y chupa polos como si fueran pollas, y "Thus spake Zarathusta", un corto estéticamente interesante (haciendo gala de un chiste cruel a costa de Christopher Reeve) pero con un problema: su innecesaria intelectualización, resultado de las inseguridades y los complejos de un Zedd que protagoniza y co-dirige junto a un tío llamado Jon Vomit (¡muy chulo el seudónimo!, y muy buena su aparición como inquietante vecina chismosa).

sábado, 15 de noviembre de 2025

ROBOCOP 4, POLICÍA DEL FUTURO

Conocemos la irritante manía de los yankis por estirar sus logros hasta hacerlos sangrar. Centrándonos en el cine y, más concretamente, ciertos personajes icónicos, no existe uno más perjudicado por tal práctica que "Robocop". Considerando naturaleza, tono, maneras y esencias de su maravillosa e inmortal película de debut, "Robocop" jamás tendría que haber sufrido los envites de la secuelitis, el merchandising y todo lo demás, incluidos comics, dibujos animados y, como veremos, series televisivas. Estaba hecho para una única ocasión y luego, palacaja. Habría sido una estrategia inteligente.... cualidad esta ausente en las oficinas de Hollywood cuando es el montante el que habla. Y oiga, no pretendo arrebatarle el mérito a sus padres putativos sobre el papel, Ed Neumeier y Michael Miner, pero, visto lo visto, está claro que fue la mano de Paul Verhoeven la que otorgó todo lo bueno, único e irrepetible a "Robocop". Y a las pruebas me remito: El año 1994, Neumeier y Miner recibieron el encargo de convertir a su creación en personaje de caja tonta y a ello se pusieron (partiendo de un libreto originalmente pensado para cine). El resultado es la dolorosa prueba fehaciente de que, sin el holandés loco de por medio, la cosa no funciona igual. Ya, claro, algo totalmente extensible a las secuelas cinematográficas, pero en aquellas el guion, como saben, corrió a cargo del prestigioso Frank Miller y, contrariamente a lo que muchos dicen por ahí, soy de la opinión que el laureado comiqueante lo hizo peor, imposible. Por supuesto, este señala las presiones y exigencias de la producción como culpables de que su labor se viera enturbiada. Pero no me lo trago. El padre de "Batman: el regreso del caballero oscuro" MATÓ a "Robocop" (igual que, equis años después, mató a "The Spirit", causa que tengo pendiente revisar). 
"Robocof, cof 4, policía del futuro", fue lanzada en su día en España por "Manga Films" -bajo el subsello "Strong Video"- como continuación directa de las películas. En realidad se trataba del episodio piloto, titulado "The Future of Law Enforcement" y partido en dos para su emisión en USA. "Manga Films" llegó a editar una "quinta dosis", aunque en aquella ocasión no ocultaba su serialización incorporando, justo, los episodios siguientes al piloto. Al final la serie dio de sí 23 capítulos. Por mucho que he buscado, no he localizado más (había oído rumores que se alcanzaron hasta ocho entregas), tal vez la cosa funcionó peor de lo esperado... quien sabe. Toda información será bien recibida (Actualización: escribe el amigo Javi Pueyo y nos aclara que, cuanto menos, hubo una sexta dosis. Gracias caballero. Seguimos para bingo).
La trama principal gira en torno a un científico loco que crea una especie de entidad cibernética partiendo de cerebros humanos -extraídos en vida y de modo totalmente clandestino- dispuesta a controlar la ciudad. Con ayuda de un malvado ejecutivo de la "OCP" conseguirá acariciar su objetivo, hasta la llegada de "Robocop". Entre medias, dos tramas paralelas. Por un lado las trifulcas familiares del ciber-madero y, por otro, la misma entidad cibernética, que acaba adquiriendo la forma de la persona humana sacrificada para su creación y ayudando al bueno de "Robo".
Muchas de las características reconocibles de la franquicia están ahí: los telediarios con noticias extravagantes. Los anuncios publicitarios no menos delirantes (hay uno muy decente de dibujos animados sobre un superhéroe consumista). Sendos "tics" propios de los films precedentes (la compañera de "Robocop" haciendo globos con su chicle, la cámara subjetiva mientras el robot reposa en el taller, sus intocables directrices...) de los que, sospecho, se mangan algunas escenas. No estoy seguro, ni me apetece hacer la comparación, pero diría que sendas explosiones apestan a reciclaje (una práctica bastante común en estas cosas. De hecho, el título principal, ahí con su tipografía y ese vuelo rasante por el "skyline", es el mismo del "Robocop" original). Y es que, lógicamente, ver al poli de hojalata en acción cuesta mucho dinero, algo de lo que no disponen sus artífices, así que, ya se sabe, la cosa viene muy limitada. Básicamente tenemos escenas de tiros y mamporros al principio, en medio y al final. El resto es imparable verborrea y un "Robo" "de baja" durante un buen puñado de minutos a causa de un intento por destruirle. Era normal verle sufrir desperfectos graves en las películas, pero aquí le sacan partido extra.
Quizás el aspecto más elogiable, y pura consecuencia de la presencia de Neumeier y Miner, sea la misma persona de "Robocop". Diríase que la intención por respetar su primigenia naturaleza era genuina, evitando los momentos ridículos y vergonzantes que Frank Miller incorporó a las secuelas. Aquí "Robo" es tremendamente serio, más trágico que nunca, prácticamente inexpresivo, frío, austero y habla poco. Cuando no lleva el casco, lo rodean de penumbra (tal vez para disimular el maquillaje, pero funciona de esa otra manera). Todo ello me pareció maravilloso. Aplaudible. Pero nada más... el resto no podría ir más en contra de lo que mostraban las películas (y aquí incluyo las tres), y siendo este "Robocop 4" un producto "cajatontil" de los noventa, se pueden imaginar a qué me refiero: la violencia no solo escasea, es que el mismo robopoli evita sesgar vidas, deteniendo a los villanos sin hacerles más daño que algún moratón. Y utiliza su icónica pistola lo menos posible. Tampoco el humor negro y la mala uva que Paul Verhoeven inyectó en su clásico asoman por ningún lado. Cuando acá se tira de comedia, es bufa, simplona y cargante (especialmente respecto a los personajes del científico loco y su socio, cuya cruel maldad tendría que haber sido justamente castigada con una muerte dolorosa) Y, como en "Robocop 3", que no falte el crío repelente, rematado por un final ñoño de cojones.
No soy tan tonto como parezco, y cuando me puse a ver esto lo hice sabiendo a qué me exponía, esperando lo peor. Por ello, tal vez, la primera mitad todavía entró más o menos bien. Pero cuando "Robocop" desaparece de escena, la cosa comienza a ponerse realmente pesadita. Pasa un poco como con el "Superman" de Christopher Reeve. Molaba tanto verle con el bonito atuendo, que importaba poco la calidad del material envolvente... hasta que su presencia pasaba a cero y comenzaban a doler los glúteos. Además, al robopoli siguen acompañándole las notas de su esplendoroso himno machacón (o una reconocible variación del mismo). Otro ingrediente que funciona.
El desconocido Richard Eden se encarga de sustituir las mandíbulas de Peter Weller y Robert Burke (aunque el doblador español es el mismo, detalle a agradecer). Claro, tampoco es que el pobre hombre aporte mucho, de ahí que su carrera posterior continuara por derroteros parecidos, todo series y telefilms.
Muerta la compañera de "Robo" en las películas, le buscan una nueva, interpretada por Yvette Nipar (ni papa). Y el resto del reparto, pues lo mismo. No repite ningún personaje de la gran pantalla, todos son sustituidos por actores y actorcillos. Destaca Cliff De Young sobreactuado como científico loco (al no palmar cuando debía, saldría en dos capítulos más).
Paul Lynch, director, arrancó su carrera con bastante buena mano responsabilizándose de dos slashers con cierta solera, especialmente el primero de ellos, "Prom Night". El otro fue "Humongous". También se implicó en la confección de la antología "Manía". Pero, salvo estos títulos, la mayor parte de su filmografía la compone mucha morralla televisiva. Eso sí, el hombre ha currado a destajo, nadie lo pone en duda.
Por si les interesa saberlo, este "Robocop" televisivo no pasó de una primera temporada gracias a las bajas audiencias y peores críticas. Otros directores interesantes implicados en la refriega fueron Mario Azzopardi y Timothy Bond. Sin embargo, y porque los yankis no aprenden, en 2001 lo intentaron de nuevo. "Robocop: Prime Directives" tenía la loable intención de retomar las maneras duras y violentas del film original, pero tampoco creo yo que colara mucho porque, en fin, ¿sabían ustedes de su existencia?. Para la ocasión se contó con otro matao oculto bajo el disfraz. Luego vendría un decepcionante remake y el continuo anuncio -¿amenaza?- de que, el día menos pensado, tendremos al madero cibernético de nuevo en nuestras pantallas, grandes, pequeñas, medianas o minúsculas.



El amigo Enorm nos manda las restantes caratulas. Gracias compañero.


jueves, 25 de diciembre de 2014

CARPETAS CINÉFAGAS (Y OTRAS ESPECIAS)

Había en mis tiempos de escolapio una característica del todo típica que consistía en adornar tu carpeta o carpesano con imágenes representativas de tus gustos y apetencias. Podías tirar de las pegatinas que regalaban las revistas destinadas a la porción del mercado que tu representabas o demostrar algo más de personalidad y currártelas tu, a base de recortar, fotocopiar o incluso dibujar.
Yo, como buen aficionado al cine de género, con especial y orgullosa inclinación por el terror, no iba a ser menos. A lo largo de mi no demasiado extensa y sí notoriamente fracasada carrera estudiantil, lucí muchas carpetas armoniosamente decoradas, siempre acorde a cuales eran mis obsesiones en el momento. También pude disponer de algunas ya diseñadas para tal menester, aunque esas fueran las menos.
Afortunadamente tuve la buena idea de conservarlas casi todas, en parte por su aún útil función archivadora. Únicamente lamento la pérdida de una de ellas, pero que no forme hoy parte de mi colección obedece a una aplastante lógica: su tamaño. Estaba pensada para salvaguardar hojas de formato Din-A3 y, claro, acabó siendo un trasto gordo, pesado y molesto que terminé aniquilando. Sin embargo, recuerdo perfectamente qué imágenes la ilustraban. Ambas, obvio, acorde a su tamaño: La de la familia matarife de "La matanza de Texas 2", ahí posando, pero sin letra ni logo alguno, y una secuencia muy llamativa de "En los límites de la realidad", aquella que nos muestra a una moza de espaldas abriendo una puerta por la que asoma un ojo gigantesco. Recuerdo perfectamente que, en el metro y de camino al cole, la estampa de "Leatherface" y los suyos era inevitable blanco de muchas miradas, cosa que me incomodaba, sí, pero no tanto como para renegar de ella. Ni por el forro.
Por fortuna, el resto de mis carpetas escolares reposan en el armario. Y un buen día se me ocurrió que sería divertido y entrañable recuperarlas todas, fotografiarlas y desmenuzarlas aquí, en este nuestro/vuestro blog, dedicado -en parte- a rememorar cinéfagas primeras experiencias.



Cuando intentaba recordar cuál de todas las carpetas que siguen era la primera, hubo una pista que me ayudó a decidirme por una candidata. ¿Y en qué consiste esa pista?, pues en su mala ejecución. No a la hora de elegir las imágenes, ni mucho menos, si no a la hora de situarlas. Tal como quedó, una de las caras estaba boca abajo en relación a la otra. Error. Que no lo hiciese correctamente en esta ocasión es lógica muestra de mi inexperiencia (ya que no volví a cagarla igual again), ergo, esa ha de ser la primera.
¿Y qué encontramos en ella?, pues un muestrario infinito y generoso de lo más variado. Propio también del novatillo, con los gustos aún no del todo definidos. Por ejemplo, en la cara A, por así llamarla, encontramos clásicos del calibre de "La Niebla" o "Halloween 3". Uno de mis slashers favoritos, "La Quema". Un poco de la música que me gustaba entonces ("Blues Brothers", "Motorhead".... y bastante heavy, lo que me choca porque nunca me tiró mucho ese tipo de sonido, aunque supongo que me atraía más a un nivel estético, por sus habituales cubiertas a base de elementos horroríficos... como ese "Eddie" ("Iron Marisamaiden") en plan piloto de guerra. También vemos a los "Creedence" -que me molaban entonces por su participación en los soundtracks de John Landis- y ¿¿¿Pink Floyd?? que imagino sería puro relleno. Si no, no me lo explico). También nos damos de bruces con referentes a algunos "blockbusters" clásicos como "Los Cazafantasmas" y "Regreso al futuro" (cuyo vinilo gozaba mucho escuchando) y sendas cubiertas de las bonitas novelas de terror editadas por Martínez Roca (ver más abajo). Complementan el sarao dos calaveras dibujadas por el menda, siendo la más grande una imitación de la que protagonizaba la versión en comic de "El día del padre", según "Creepshow", de la mano de Bernie Wrighston. La guinda la pone Monty Python y la que entonces era mi peli favorita del grupo, "El sentido de la vida". ¡Y que no falte "Viernes 13"/Jason!, aunque sea en plan "cameo carpetil".


En la segunda cara retomamos el tema "Creepshow" -por entonces mi absoluta number one. Hoy es la number two, lo que tampoco es moco de pavo-, destacando esa curiosa ilustración promocional extraída de un "Fotogramas" de la época. Una no muy sincera declaración de amor al noveno arte a base de imágenes mangadas de "Vampus" o "Rufus", referencias a Richard Corben -mi dibujante favorito en el momento, junto a Wrighston-, a Moebius (??) y a "Torpedo", que me gustaba mucho. En lo musical nos encontramos con el "Salve" de la "Polla Records" (entonces recién comprado en formato casete), un guiño punk -en esos tiempos comenzaba a interesarme por la subcultura del imperdible- y una tímida referencia al "Thriller" de Michael Jackson. Sí, amigos, yo fui de los que se cagaron de miedo viéndolo. Destaca H.P.Lovecraft en lo literario, autor al que me acerqué a través del cine, y aunque intenté leer algunos de los libros que aparecen en la foto, nunca logré conectar con ninguno de ellos. Arriba de todo, el encabezamiento de las tiras humorísticas y macabras de Pierino extraídas de "El Papus". Era un dibujante que me gustaba y se adecuaba mucho a mis apetencias grotescas.
Lo que más me llama la atención es que gran parte de los recortes aquí expuestos, sobre todo los de música y literatura -y de escueto tamaño- están recortados de un popular catálogo que solía llegarnos a casa por correo, "Discoplay" (¡gracias Don Olid!).


Como apéndice, comentar de pasada la costumbre que tenía de incluir "caramelos" en el interior. Y pal caso, lo que aquí tenemos es la adecuada incursión de portadas de la colección súper terror de Martínez Roca, destacando las antologías de "Las mejores historias de terror" o la adaptación de "La noche de los muertos vivientes" de John Russo. El "Spy vs. Spy" de la revista "Mad", que entonces leía. El libro de H.G.Wells que inspiró una de mis pelis antiguas favoritas, "El tiempo en sus manos" y, cómo no, el mítico "Stryker" de Cirio H. Santiago.
Brutal.



Pa la siguiente carpeta decidí no matarme tanto y tiré por lo fácil. Carteles grandes, ambos extraídos de las páginas del "Fotogramas", justo cuando se estrenaban oficialmente ambas películas. El de "Viernes 13, 3ª parte", que explotaba a tope el elemento tridimensional, siempre me ha parecido precioso, uno de mis favoritos de la saga.


El otro, pues a decir verdad únicamente lo escogí por la presencia de Clint Eastwood sujetando una gran pistola, a lo "Harry Callahan" que, como verán a continuación, ha sido siempre una presencia constante en mis preferencias decorativas. Aquí no interpreta al gran "Dirty Harry", y la película resultante ni siquiera me gusta, pero pal caso, no importaba mucho.


La fricadilla la pone el breve anuncio del video-juego, por entonces aún una práctica bastante verde, inspirado en "Viernes 13". No es que lo tuviese, o lo hubiese jugado en casa de un amigo... de hecho, nunca llegué ni a verlo, pero se trataba de algo relacionado con la saga en cuestión, lo que era ya suficiente argumento para recortarlo y añadirlo.


En este caso recurrí de nuevo al tema imágenes grandes, solo que aquí tuve la decencia de utilizar algo hoy bien valorado por el aficionado medio, una fotografía promocional de "Re-Animator", de esas que solían adornar las vitrinas de los cines (vamos, lo que llaman "fotocromo"... y por cierto, ¡¡menudo es!!, ¿dejarían hoy día usar una imagen así de extrema?). En ella vemos uno de los momentos álgidos, más sangrientos, grotescos y gran guiñolescos del famoso y estupendo film de Stuart Gordon, cuando un zombie (el papá de Megan) le revienta los ojos a la cabeza del Dr.Hill, poco antes de aplastarla como un melón. No hace falta decir que me ALUCINABA ese panorama, por su exageración, su locura, su demencia y su rojo abundante. Absolutamente salvaje. Recuerdo cuando una persona adulta vio la carpeta y cínicamente me dijo: "Veo que ahora te va el romanticismo". Con todo debo abrirme a ustedes y confesarles que, por entonces, aún no había visto "Re-Animator", así que con material como ese mi imaginación volaba libre y peligrosamente.


La cara B resulta harto reveladora. Como ven, son los carteles franceses de "From Beyond/Re-Sonator", "Howard, un nuevo héroe", "El día de los muertos" y "Viernes 13, 6ª parte: Jason Vive", lo que significa que me encontraba en pleno apogeo de mis lecturas gabachas. Todo ese material salió de las páginas de "L´Ecran Fantastique" que, junto a "Mad Movies" e "Impact", conformaba mi generosa dieta de lectura cinematográfica por esos tiempos.
No hace falta decir más.



Por lo visto eso de poner un solo cartel no me satisfacía tanto, y para la ocasión -y la siguiente- decidí retomar el tema "collages", solo que aquí partiendo directamente de fotocopias. Eran los tiempos en los que había descubierto la revista "Fangoria" -la yankee, claro- y con ella el fascinante espectro oscuro y chungo del cine fantástico y de terror, su lado más "trash", algo que se refleja mucho muchísimo en esta interminable galería de rostros.
Lo normal era que los chicos adornaran sus carpetas con cantantes sexys, modelos, actrices. O en un caso pre-homosexual, jugadores de furgol. ¿¿Y qué es lo que hago yo??, colar las caras de un puñado de señores de mediana edad o más -cada uno con su respectivo nombre debajo-, casi todos hombres de negocios de escaso talento y algunos más interesados en sacar dinero del bolsillo de los posibles espectadores impresionables que de crear cine. ¿Quiénes eran estos elementos?, fácil: Al Adamson, Andy Milligan, Jesús/Jess Franco, Frank Henenlotter, Aristide Massaccesi (Joe D´Amato), David DeCoteau, Ted V. Mikels, Charles Band, David Friedman, Herschell Gordon Lewis, Lucio Fulci, Roger Corman y Fred Olen Ray (en una foto que casi está de espaldas). La créme de la créme. Junto a ellos, temas tan propios de ese tipo de movidas como el cine de caníbales o "Santo, el enmascarado de plata". Nótese ciertas manchas de rojo-granate en las esquinas de las fotos... sí queridos, era tempera, en un intento de hacer más cantoso el tono "sangriento" del invento (dulces ingenuidades).
Y por aquello de no perder las buenas costumbres: "Harry Callahan" en un ladito (con un contundente "My hero!" encima de la foto) y el Steven Seagal de "Por encima de la ley".
A esta carpeta podríamos bautizarla tranquilamente como la "trash-carpet".
Fascinante.


Si el caso anterior era algo bizarro, el de ahora roza la locura.
¡¿Fred Olen Ray, el ínclito cineasta zetoso, como motivo central de una carpeta?!. Miedo da. Pero sí, queridos, así de fan era yo entonces del director de "Alienator" (que decora ampliamente el collage), "Del espacio profundo", "Los Dreggs", "Días de horror y muerte", "Commando para matar", "El poder de las armas", "El misterio de la pirámide" y otras que no aparecen en la imagen como "Biohazard", "Alien Dead" o "Beverly Hills Vamp".
Recuerdo que, tras mirarla atentamente, un compañero de aula me dijo: "¿Te gusta la violencia, eh?". Pues sí, pero solo en la pantalla, chavalote.



En la cara B del caso que nos ocupa se recupera un poco cierta cordura. Aunque tampoco mucho.
"Blood Feast", el inevitable "Harry Callahan", su entrañable parodia televisiva "Sledge Hammer", más macarrismo con "Yo, el jurado", el cartel de "Re-Animator 2/Metamorphosis" según san Luigi Montefiori (que es una puta bazofia, pero esa ilustración me gustaba mucho... ¿será de E.Sciotti?, eso explicaría muchas cosas) y, consecuentemente acorde a la presencia de San Fred Olen Ray, un guiño a Jim Wynorski con dos de sus obras cumbre, "The Return of Swamp Thing" y, sobre todo, la inmortal "Deathstalker 2".

Posdata: La imperdonable ausencia de imágenes en ambos lados, a base de tijera bruta, obedece a alguna causa de reciclaje que, ahora mismo, no recuerdo claramente (aunque puede distinguirse el nombre de Linnea Quigley, lo que significa que la carpeta también luciría cierto erotismo barriobajero).


MENCIONES ESPECIALES:

Las dos carpetas que siguen se alejan un poco del grupo. Una por temática y otra por fabricación. Pero merecen estar aquí... entre otras cosas porque, en fin, son las que faltaban para completar el repaso… y porque me sale de los cojoncillos.


El punk rock como temática ha salido ya alguna vez, tímidamente, a lo largo de este periplo, pero realmente no se impuso hasta mediados de los años 90.
Pal caso tenemos a Jayne/Wayne County (el travesti punk del Nueva York originario que hacía poco había visto “live”). Una ilustración extraída de un número de la revista "Vibraciones" del año 77. En esa época era muy fan (y mantenía relación epistolar) con el grupo "Wat Tyler" y a falta de alguna imagen más representativa, utilicé esa del bailarín tirolés. A su lado, la pegata número uno de mi fanzine "Suburbio", y el nombre de una banda que desentonaba un poco en el conjunto (de ahí que su presencia fuese tan poco llamativa), los militantes "Crass". A su lado, un dibujo muy especial de John Holmstrom, el famoso padre de la revista "Punk Magazine" y portadista de "Ramones". En medio, y ahí luciendo a lo grande, la que era mi banda absolutamente favorita, "The Lurkers". Justamente, el tipo con el perro y la bandera es Arturo Bassick, que en aquellos tiempos lo lideraba.
Retornamos a la parte baja, extremo izquierda, y descubrimos la pegatina número dos de "Suburbio".
A su lado, el logo de los mediocres "Chelsea", "Sham 69" (y no entiendo muy bien el motivo de que estén ahí) y la divertida imagen macarra de uno de los integrantes de "Spider Babies", grupo de garaje cazurro.



Y estos, pues no necesitan presentación.
A día de hoy dudo mucho que los "Toy Dolls" fueran genuino punk. Siempre he visto a su líder, Olga, como un currante que se disfraza cuando toca y luego vuelve a la normalidad de su rutinaria existencia. Pero eso no quita que, en sus buenos tiempos, los "Toy Dolls" me ENCANTABAN y, de hecho, en cierto modo fueron los culpables de mi afición al punk rock. Así que merecían un lado entero de la carpeta para ellos solos... y más con una imagen tan ideal como la de este single de su divertida canción "James Bond lives down our street".


A esta, obviamente, lo que le tengo es mucho cariño, tratándose como se trata de merchandising oficial surgido a raíz del estreno del legendario "Superman" de Richard Donner con Christopher Reeve. Comprado en la época, se entiende. Sorprendentemente ha durado en bastante buen estado hasta nuestros días. Tengo algunos amigos completistas del personaje que han demostrado interés en hacerse con ella guita mediante, pero de momento prefiero conservarla.