No me extenderé mucho presentando la película porque ustedes ya la conocen; Se trata de una parodia de “E.T. El Extraterrestre” protagonizada por Los Hermanos Calatrava y dirigida por Manuel Esteba. Básicamente consta de una serie de recreaciones pobres y chapuceras de las escenas más célebres de la película de la que hace chufla, en un batiburrillo de imágenes sin coherencia ni continuidad que sirven para el lucimiento de la pareja de cómicos que la protagoniza, Los Calatrava, así como para el de los humoristas invitados (Goyito, Manolito Royo) que intervienen como secundarios, cuyas presencias interrumpen toscamente la narración para así poder hacer partícipe al espectador de sus respectivos estilos. Se trata, probablemente, de una de las obras cumbre de la serie Z española y su nivel de pobreza podría hacerla competir con producciones turcas, paquistaníes o peruanas y, en tal caso, “El E.T.E y el Oto” saldría airosa. Mala y exasperarte, en pleno 2021 la película ya no despierta ni simpatía, sino todo lo contrario.
Con ese atentado al buen gusto y al celuloide que es la por otro lado entrañable “El E.T.E y el Oto”, parece que la cultura popular y los aspirantes a gacetilleros de este país se han cebado en cuanto a invenciones y rumores vertidos en torno a su producción. Es como si hubiera que propagar todos esos rumores para justificar el escribir sobre ella y que haya algo que decir, ya que lo cierto es que “El E.T.E y el Oto” es tan rematadamente mala que no hay nada que resaltar más allá de eso. Y es que, tras un reciente visionado todavía me duelen los ojos, en parte, debido a la infecta calidad de los ripeos existentes.
Entre los rumores expandidos por el fandom, las trolas del director y las de los propios Hermanos Calatrava, vamos apañados.
Uno de lo más extendidos fue que Esteba y Los Calatrava se adelantaron una semana al estreno de la de Spielberg llegando así a coincidir en la cartelera las dos películas. No hay que ser muy listo para saber que eso es una falacia. Tan solo hay que echar un ojo a la base de datos del ministerio de cultura para comprobar que “E.T. El Extraterrestre” se estrenó en nuestro país en Octubre de 1982, mientras que “El E.T.E y el Oto” lo hizo en Marzo de 1983. De hecho, cuenta Manolo Calatrava en sus memorias que la idea de realizar esta parodia surge al ver lo bien que estaba funcionando la película de Spielberg en las salas de nuestro país. Esteba y Los Calatrava fueron a verla para quedarse con las escenas más potentes, y, ahí sí, después se dieron prisa en hacerla. El rodaje duró una semana y la postproducción otra semana más. Y en cinco meses ya estaban exhibiendo en salas con “E.T. El Extraterrestre” todavía presente en cartelera. La coincidencia de ambas películas en cines se debe exclusivamente a que la programación de la de Spielberg se prolongaba semana a semana gracias a los beneficios.
El otro rumor existente, decía que Steven Spielberg había solicitado copia a la distribuidora de “El E.T.E y el Oto” al saber de su existencia y que, al verla, desestimó el denunciar a la producción tras corroborar su mala calidad. Manolo Calatrava en el libro afirma que duda bastante que Steven Spielberg llegase a verla porque, de lo contrario, directamente los mataba. De esta misma guisa, a Manuel Esteba en vida le gustaba alardear de que Spielberg vio la película, le telefoneó tras hacerlo y le felicitó ya que según el director judío, Esteba era el único que había captado el mensaje implícito en E.T. sobre la llegada de Jesucristo a la tierra (¿?). Todo mentira, naturalmente, aunque no existen datos que corroboren si Spielberg llegó o no a ver la película.
La idea se gesta tras un sketch que Los Calatrava ejecutan en televisión a propósito del extraterrestre. Con la película “Horror Story” diez años antes, Manuel Esteba deja dinero a deber a la pareja de humoristas, quienes no ve un duro de aquel rodaje. Con la fiebre de E.T. en nuestro país, y tras ver el sketch, Esteba contacta con los hermanos proponiéndoles hacer esta parodia para cine y, a pesar de las desavenencias y el concepto que estos tienen del director, aceptan protagonizarla a cambio de los gastos que pudiera acarrearles el rodaje y un 15% de los beneficios en taquilla. Para completar el reparto se cuenta con los propios hijos de Los Calatrava, Oscar y Curro García, además de otros cómicos invitados que intervinieron gratis.
Diez días antes del estreno, todavía no tienen el cartón de censura con la correspondiente clasificación por edades, tarea esta que desempeñaba por aquél entonces Pilar Miró. Esta alegó que no tenía tiempo para verla y calificarla, y, pese a que el estreno estaba ya programado, la dejó aparcada y sin la calificación. No podía proyectarse. Finalmente, y tras tener que personarse en su oficina la esposa y socia de Manuel Esteba, a regañadientes, la Miró calificó la película otorgándole un “no recomendada para menores de 14 años” pese a que era completamente blanca y estaba destinada a toda clase de público, especialmente el de corta edad. Con esa calificación perdían asistencia infantil a las salas donde se proyectase.
Se estrenó en 45 salas y, según Manolo Calatrava en sus memorias, el éxito fue rotundo recaudando más de 160 millones de pesetas, de los cuales los hermanos no vieron ni un duro, porque, al ir a reclamar a la productora de Esteba el 15% que por contrato les correspondía, el director se declaró insolvente, repitiéndose lo acaecido 10 años antes con “Horror Story”. Tampoco tiene mucha veracidad la versión de Manolo Calatrava, pues consultando la hoja del Ministerio de Cultura, la película no ganó 160 millones de pesetas, sino 31 provenientes de unos discretos 211.000 espectadores que fueron a verla la semana santa de 1983, o sea que, según esto, Calatrava se pasa en 130 millones de pesetas. No obstante, y teniendo en cuenta el bajo presupuesto de la película, como fuera, resultó un negocio rentable. De todas formas, no solo Esteba no dirigiría más cine, tampoco Los Calatrava volvieron a protagonizar más películas.
En cualquier caso, y tras un reciente visionado de lo más duro, lo cierto es que “El E.T.E y el Oto” es una de nuestras producciones más vergonzosas —y vergonzantes— que, paradójicamente, se convierte en una de las series Z más populares y que, al margen de la inutilidad técnica, destaca por un humor, el de Los Calatrava, que acaba funcionando por infuncional. Algunos gags son denunciables, así como la interpretación de Paco Calatrava como E.T. que hace dudar a los espectadores extranjeros si se trata de un extraterrestre o un deficiente mental.
A modo anecdótico decir que, como se trata de una película rodada sin sonido directo y doblada posteriormente en estudio, los hijos de los Calatrava fueron doblados por actores profesionales y, aprovechando la coyuntura, para proceder con Oscar García, el equivalente español al Elliot Americano, se contrató a José Luis Mediavilla, que es el mismo actor que dobló a Henry Thomas en el E.T. original, con lo que resulta muy gracioso escuchar la reconocible voz española de Elliot interactuar, casi con los mismos diálogos que en la original, con Los Hermanos Calatrava.
Todo muy entrañable. Pero nada más que entrañable.
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lunes, 16 de agosto de 2021
viernes, 11 de abril de 2014
YA ESTÁN A-KIU...
Uno de los aspectos más interesantes del mega-éxito de "E.T. El extraterrestre", la fenomenal película de Steven Spielberg, fue la ristra de imitaciones que esputó. Interminable y colorista. La más conocida a nivel internacional seguramente sea la yankee "Mi amigo Mac" (sobre la que pueden instruirse en nuestro pest-seller), pero también las hubo en países subdesarrollados, como España sin ir más lejos. Dejando de lado excusas para la parodia (como la horripilante "El E.T.E y el OTO"), centrémonos en "exploitations" pretendidamente serios: Tenemos el de Juan Piquer con "Los nuevos extraterrestres", el de Mario Gariazzo con la co-producción ítalo-española "Hermano del espacio" (cuidao que hay dos tituladas igual, la otra va de rollo "peli-con-mensaje") y la de... ¡Bigas Luna!.
¿Lo qué, cómo, cuando, ande?, ¿Bigas Luna?, ¿el reputado -y fallecido- director de "Bilbao", "Angustia", "Las edades de Lulú", "Jamón Jamón", "La teta y la luna" (¡¡quiero una porción de Mathilda "las mejores ubres del universo" May!!) y aquella cosa costrosa bautizada como "Yo soy la Juani"?. Pues sí, ese mimmo. En 1985, justo durante el impase de "director estrellado" a "director estrella", Bigas Luna recibió un encargo de TV3, la televisión de Cataluña: Parir una serie que churrupeteara del éxito del momento, "E.T.", y la cosa resultante pasó a llamarse "Kiu i el seus amics", es decir: "Kiu y sus amigos".
Según Imdb solo hubo un episodio, pero les garantizo que es mentira. En 1985 yo contaba con la edad justa para dejarse maravillar por semejante producto y recuerdo que lo seguí fielmente. Es más, era la típica movida sobre la que hablar con los amigos de clase a la hora del patio.
La historia no tenía mucho truco ya que, como indica el título, narraba las desventuras que un grupo de chavalines vivían junto a un extraterrestre al que conocen gracias a unos, por entonces rudimentarios pero atractivos para una platea juvenil, ordenadores. O computadoras, que no se cómo se las llamaba entonces, ya que casi nadie las tenía.
Si buscan ustedes información sobre "Kiu y sus amigos" en internet, no encontrarán mucha cosa. Lo más llamativo, hasta hace poco, estaba en la misma página de TV3, donde se podía visionar el primer capítulo. Aunque en este no salía el marciano, solo un poco de "Blandi blub" mal iluminado e hinchado mediante pajita (juguete que, por cierto, estaba bastante de moda entonces). A este misterio tan tonto hay que sumarle un par más.
Primero, por mucho que hable con personas de mi exacta misma edad, parece que nadie en este planeta recuerde a "Kiu". Y si lo recuerdan, no le dan mayor importancia (¡¿cómo no dársela a un "exploit" de "E.T." parido por Bigas Luna?!). Está claro que la serie no era ninguna obra de arte, se hizo en unos tiempos en los que -la hoy muy horripilante- TV3 andaba en pañales y, claro, todo resultaba como muy zarrapastroso. Pero estas cosas marcan, sobre todo cuando eres chaval, pero un chaval de mediados de los 80, con su inocencia y tal, no como los de ahora que están de vueltas de todo y prefieren atizar a sus amigos y grabarlo con el móvil a perder el tiempo viendo tiernas y babosas historietas de marcianos bondadosos (¡argh!, ¡¡acabo de hacer un discurso de viejo amargado!!).
Justamente, y hablando de nostalgia, postmodernidad y juguetes de moda, una de las pocas escenas completas que mi cerebro rememora de la serie es aquella en la que los chavales protagonistas se ponen a tocar música utilizando como instrumento los famosos "Melody Pops" (¡de estos si os acordaréis, cabrones!), unos caramelos-silbato -sí, silbato- que fueron muy populares en mis tiempos (y todavía se comercian). Los chavales no solo hacían algo parecido a música, sino que incluso se animaban a bailar a su son.
Ya entonces me pareció altamente ridículo, imagínense lo que me supondría verlo ahora.
Pero no nos vayamos por los cerros de Úbeda (ya saben, especialidad de la casa).
Hablaba hace unas líneas de dos misterios tontos. Aclarado el primero, vayamos a por el segundo: Merchandising. Sí queridos, otra prueba más de que "Kiu i els seus amics" fue muy popular en mi tierra (está claro que esto nunca se vio más allá de parajes catalanes) es que esputó unas cuantas "mercaderías", tal y como las llamaba Mel Brooks en "Spaceballs". No fue gran cosa ya que entonces era algo más propio de George Lucas, pero resulta altamente curioso.
Veamos, teníamos el tema musical de la serie empaquetado en un flamante vinilo...
¿Lo qué, cómo, cuando, ande?, ¿Bigas Luna?, ¿el reputado -y fallecido- director de "Bilbao", "Angustia", "Las edades de Lulú", "Jamón Jamón", "La teta y la luna" (¡¡quiero una porción de Mathilda "las mejores ubres del universo" May!!) y aquella cosa costrosa bautizada como "Yo soy la Juani"?. Pues sí, ese mimmo. En 1985, justo durante el impase de "director estrellado" a "director estrella", Bigas Luna recibió un encargo de TV3, la televisión de Cataluña: Parir una serie que churrupeteara del éxito del momento, "E.T.", y la cosa resultante pasó a llamarse "Kiu i el seus amics", es decir: "Kiu y sus amigos".
Según Imdb solo hubo un episodio, pero les garantizo que es mentira. En 1985 yo contaba con la edad justa para dejarse maravillar por semejante producto y recuerdo que lo seguí fielmente. Es más, era la típica movida sobre la que hablar con los amigos de clase a la hora del patio.
La historia no tenía mucho truco ya que, como indica el título, narraba las desventuras que un grupo de chavalines vivían junto a un extraterrestre al que conocen gracias a unos, por entonces rudimentarios pero atractivos para una platea juvenil, ordenadores. O computadoras, que no se cómo se las llamaba entonces, ya que casi nadie las tenía.
Si buscan ustedes información sobre "Kiu y sus amigos" en internet, no encontrarán mucha cosa. Lo más llamativo, hasta hace poco, estaba en la misma página de TV3, donde se podía visionar el primer capítulo. Aunque en este no salía el marciano, solo un poco de "Blandi blub" mal iluminado e hinchado mediante pajita (juguete que, por cierto, estaba bastante de moda entonces). A este misterio tan tonto hay que sumarle un par más.
Primero, por mucho que hable con personas de mi exacta misma edad, parece que nadie en este planeta recuerde a "Kiu". Y si lo recuerdan, no le dan mayor importancia (¡¿cómo no dársela a un "exploit" de "E.T." parido por Bigas Luna?!). Está claro que la serie no era ninguna obra de arte, se hizo en unos tiempos en los que -la hoy muy horripilante- TV3 andaba en pañales y, claro, todo resultaba como muy zarrapastroso. Pero estas cosas marcan, sobre todo cuando eres chaval, pero un chaval de mediados de los 80, con su inocencia y tal, no como los de ahora que están de vueltas de todo y prefieren atizar a sus amigos y grabarlo con el móvil a perder el tiempo viendo tiernas y babosas historietas de marcianos bondadosos (¡argh!, ¡¡acabo de hacer un discurso de viejo amargado!!).
Justamente, y hablando de nostalgia, postmodernidad y juguetes de moda, una de las pocas escenas completas que mi cerebro rememora de la serie es aquella en la que los chavales protagonistas se ponen a tocar música utilizando como instrumento los famosos "Melody Pops" (¡de estos si os acordaréis, cabrones!), unos caramelos-silbato -sí, silbato- que fueron muy populares en mis tiempos (y todavía se comercian). Los chavales no solo hacían algo parecido a música, sino que incluso se animaban a bailar a su son.
Ya entonces me pareció altamente ridículo, imagínense lo que me supondría verlo ahora.
Pero no nos vayamos por los cerros de Úbeda (ya saben, especialidad de la casa).
Hablaba hace unas líneas de dos misterios tontos. Aclarado el primero, vayamos a por el segundo: Merchandising. Sí queridos, otra prueba más de que "Kiu i els seus amics" fue muy popular en mi tierra (está claro que esto nunca se vio más allá de parajes catalanes) es que esputó unas cuantas "mercaderías", tal y como las llamaba Mel Brooks en "Spaceballs". No fue gran cosa ya que entonces era algo más propio de George Lucas, pero resulta altamente curioso.
Veamos, teníamos el tema musical de la serie empaquetado en un flamante vinilo...
Un puzzle patrocinado por "La Caixa" (que imagino te regalaban si abrías una cuenta) con una cubierta muy clarificadora, en ella vemos al marciano, al súper-ordenata y a una pirámide de cristal (también dibujada en la portada del disco) y que, ahora mismo, así en plan "flash", recuerdo que tenía bastante importancia en la trama....
Sin embargo, el gran y más mítico "merchandising" de "Kiu y sus amigos" fue el inevitable muñeco, la figurita del extraterrestre.
La vi por primera vez en la vitrina de una tienda, llevándome toda una sorpresa. Pero por el motivo que sea, no me hice con el. Lo extraño del caso es que, tras aquel inesperado fugaz encuentro, no volví a verlo nunca jamás. Incluso, pasados los años, trataba de contrastar opiniones, pero nadie compartía recuerdos conmigo (algo previsible si tenemos en cuenta que tampoco recordaban la serie).
Hace un par de años, durante los que anduve muy ocupado visitando mercadillos de trastos viejos, decidí que era el momento de localizar la maldita figura de "Kiu". Así que busqué y busqué, hurgué en cajas, entre montañas de mierda, y aunque localizaba cosas aquí y allí (como mis queridos "Monclis"), nunca di con el puñetero marciano.
En muchas de aquellas búsquedas desesperadas me acompañaba otro habitual del vicio de la nostalgia y de este blog, el amigo Norman. Él compartió mi dolor y mi desconcierto. Tanto es así que hace unos días, visitando cierta y célebre página web dedicada al coleccionismo (de donde también han surgido las imágenes del disco y el puzzle), el colega dio con el mentado tesoro y decidió avisarme por e-mail.
"Mira qué he encontrado" escribió. Cuando seguí el enlace, mis cojones cayeron al suelo cual peloticas de ping pong, ¡¡EL PUTO MUÑECO DE "KIU"!!, ¡¡POR FIN!!, ¡¡EXISTE, EXISTE!!, no era una alucinación mía, ¡¡era y es real!!. La alegría fue máxima y el susto mínimo, ya que su precio me parecía más que razonable. Dediqué el rato que dura la cena a decidir si lo compraba o no, al fin y al cabo no era más que un jodido muñeco... pero, joder, ¡era el puto "Kiu"! y, tras tanta búsqueda y espera, ¿iba a privarme del gusZto por esa escasa cantidad de euros?. No way!.
En fin, que lo pillé, lo tengo ya en mi poder, es de lo más hermoso y luce tal que así...
La vi por primera vez en la vitrina de una tienda, llevándome toda una sorpresa. Pero por el motivo que sea, no me hice con el. Lo extraño del caso es que, tras aquel inesperado fugaz encuentro, no volví a verlo nunca jamás. Incluso, pasados los años, trataba de contrastar opiniones, pero nadie compartía recuerdos conmigo (algo previsible si tenemos en cuenta que tampoco recordaban la serie).
Hace un par de años, durante los que anduve muy ocupado visitando mercadillos de trastos viejos, decidí que era el momento de localizar la maldita figura de "Kiu". Así que busqué y busqué, hurgué en cajas, entre montañas de mierda, y aunque localizaba cosas aquí y allí (como mis queridos "Monclis"), nunca di con el puñetero marciano.
En muchas de aquellas búsquedas desesperadas me acompañaba otro habitual del vicio de la nostalgia y de este blog, el amigo Norman. Él compartió mi dolor y mi desconcierto. Tanto es así que hace unos días, visitando cierta y célebre página web dedicada al coleccionismo (de donde también han surgido las imágenes del disco y el puzzle), el colega dio con el mentado tesoro y decidió avisarme por e-mail.
"Mira qué he encontrado" escribió. Cuando seguí el enlace, mis cojones cayeron al suelo cual peloticas de ping pong, ¡¡EL PUTO MUÑECO DE "KIU"!!, ¡¡POR FIN!!, ¡¡EXISTE, EXISTE!!, no era una alucinación mía, ¡¡era y es real!!. La alegría fue máxima y el susto mínimo, ya que su precio me parecía más que razonable. Dediqué el rato que dura la cena a decidir si lo compraba o no, al fin y al cabo no era más que un jodido muñeco... pero, joder, ¡era el puto "Kiu"! y, tras tanta búsqueda y espera, ¿iba a privarme del gusZto por esa escasa cantidad de euros?. No way!.
En fin, que lo pillé, lo tengo ya en mi poder, es de lo más hermoso y luce tal que así...
Si miran la base, verán que lleva inscritos algunos curiosos datos de interés (como el nombre de la productora Luna Films)...
En fin, toda esta epopeya me recuerda a la feliz compra de otro "E.T." que efectué el año pasado en el Salón del Comic de Barcelona. Bueno, miento, en realidad no fui yo, fue mi querido amigo Víctor (sí, el mismo que escribe en este blog) quien tuvo el detallazo de regalármelo para mi mayor disfrute.
Y cuando digo "otro E.T." me refiero al de verdad... al de la peli, lo que pasa es que no estoy seguro que este muñeco en concreto fuese una reproducción legal, bendecida por Spielberg y sus secuaces.
Si se lo muestro, tal vez lo recuerden...
Y cuando digo "otro E.T." me refiero al de verdad... al de la peli, lo que pasa es que no estoy seguro que este muñeco en concreto fuese una reproducción legal, bendecida por Spielberg y sus secuaces.
Si se lo muestro, tal vez lo recuerden...
A diferencia de lo ocurrido con "Kiu", con "E.T." hubo una auténtica invasión de muñecos inspirados en su persona, algunos de lo más lujoso y otros tirando a cutre. Había uno que incorporaba bombillitas en los ojos y el dedo. Otro con una guarrada fluorescente en el pecho y al que podías estirarle el cuello. Y estaba el de la foto, que era como el hermano feo y tonto, pero al mismo tiempo guardaba mucho encanto, por su diseño casi caricaturesco, por sus ojos a lo Marty Feldman y por protagonizar una fotonovela chusquera en "El Jueves" en la que se follaba a una muñeca "Barbie" para mayor horror de su señora (Interpretada, nada menos, que por el de las bombillitas).
Lo crean o no, y a pesar de su aspecto barriobajero y, por tanto, asequible, nunca logré disponer de aquel muñeco. Era una de esas "espinitas fricosas" de las que, finalmente y ya con canas, pude desquitarme gracias al amor fraternal.
Ahora me he desquitado de otra, la del puto "Kiu". Los "E.T.s", legales, ilegales o plagiadores, me han acompañado a lo largo de mi funesta vida hasta el extremo de convertirse en agradable nostalgia. Dicen que no hay nada mejor que hacer realidad tus sueños. Pues bien, yo ya tengo dos cumplidos, los poseo, puedo meterlos juntos en la misma estantería/foto y quedan así de bien, que para algo son primo hermanos y vienen del espacio con idénticas buenas intenciones....
Lo crean o no, y a pesar de su aspecto barriobajero y, por tanto, asequible, nunca logré disponer de aquel muñeco. Era una de esas "espinitas fricosas" de las que, finalmente y ya con canas, pude desquitarme gracias al amor fraternal.
Ahora me he desquitado de otra, la del puto "Kiu". Los "E.T.s", legales, ilegales o plagiadores, me han acompañado a lo largo de mi funesta vida hasta el extremo de convertirse en agradable nostalgia. Dicen que no hay nada mejor que hacer realidad tus sueños. Pues bien, yo ya tengo dos cumplidos, los poseo, puedo meterlos juntos en la misma estantería/foto y quedan así de bien, que para algo son primo hermanos y vienen del espacio con idénticas buenas intenciones....
lunes, 7 de marzo de 2022
EL PEQUEÑO VAGABUNDO
Tras acabar “Dimorfo”, Rodjara se embarcó en una auténtica odisea, la de llevar a cabo con sus escasos conocimientos y recursos, un largometraje animado de hora y media de duración.
“El pequeño Vagabundo” nace como consecuencia de las tres clases de animación que toma Rodjara en una academia, y le ayudan a comprender la mecánica del medio, pero la rueda él solo, sin subvenciones, sin ayuda de nadie y sin más nociones sobre animación que las asimiladas en esos tres días. Rodjara dibuja, colorea y filma todo. Por ello el resultado es tosco y torpe, bastante malo, pero equiparable a la animación checa o a tantos otros largos de animación ejecutados por un equipo entero y que gozaron de vida comercial. Insisto en que “El pequeño vagabundo” la hizo un hombre solo y casi de manera casera.
Como en la escuela ponían en duda que hubiera aprendido a animar en tan corto espacio de tiempo, Rodjara se curró él solito una animación que mostró al director de la academia y este le dio el visto bueno. Con esa palmadita en la espalda, se puso a trabajar en su ópera prima, “El pequeño vagabundo”.
Se trata de una versión apócrifa de “Marcelino, pan y vino” (y unos ligeros toquecitos de “Marco, de los Apeninos a los Andes”) en la que Rodjara sustituye a Jesucristo por San Francisco de Asís, y así se solucionan las posibles licencias.
Crispín es un pequeño huérfano que se va con lo puesto en busca de su tía. Una noche en el bosque, un búho le roba su hatillo. El muchacho persigue al búho, y este le lleva hasta un monasterio donde unos frailes le darán cobijo.
Un buen día a Crispín se le aparece la figura de San Francisco de Asís. Le indica que es él quien le ha guiado hasta el monasterio y deberá quedarse ahí, cosa que Crispín hace de buen agrado. Sin embargo, la figura de una señora bastante estirada que regenta un orfanato hace acto de presencia. La cosa se complicará cuando esta obliga a los frailes a que le entreguen a Crispín para llevárselo con ella y, más todavía, cuando aparece en escena un ser diabólico que responde al nombre de Sylvester, quien hará la vida imposible a Crispín cuando este, en su afán por quedarse en el monasterio, huye de la señora y vive toda suerte de aventuras.
Obviamente, a Rodjara le tomó tiempo y dinero llevar a cabo su película. Cuesta comprender como las dificultades que se le presentaron por el camino no le arrastraron a tirar la toalla.
Con "El pequeño vagabundo" en un estado de filmación ya muy avanzado, y a causa de la escasa experiencia, Rodjara decidió hacer un transfer en 8 mm con el fin de comprobar como quedaba todo su trabajo y si estaba correcta la sincronía del doblaje. Satisfecho por los resultados, decidió dejar la película apartada un tiempo y, mientras, como tenía que comer, aceptó dirigir una producción “S” en la que también andaba metido Ricard Reguant, “Sábado, Sabadete…” (que ya caerá por aquí). Ahí se estrenó como animador, puesto que se encargó de la escena de créditos con unos dibujines de corte erótico muy brutos y asalvajados, pero resultones.
Durante el rodaje de esta, un amigo de Rodjara le felicitó por su película en proceso. El animador le dijo que no se cachondeara de él, puesto que era imposible que la hubiera visto debido a que no la tenía ni terminada. El amigo le indicó que la había alquilado en vídeo. Resulta que alguien del laboratorio filtró el transfer de 8 mm y, con un doblaje cambiado, apareció de manera pirata bajo el título de “La gran aventura”, distribuida por el mítico sello "Badi Mon" —que también puso en circulación cosas como “El ETE y el Oto”— . “La Gran Aventura”, además, contaba con una portada y una sinopsis que nada tenía que ver con la película incluida, por lo que era muy difícil que alguien se diera cuenta del engaño. Rodjara denunció a la empresa que lo había pirateado, sin que el asunto llegara a ningún lado puesto que la gente inmiscuida en dicho fraude tenía la suficiente influencia como para que se desestimara el caso. En consecuencia, durante los años 83 y 84, fueron varios los sellos que editaron esa copia pirata bajo los títulos de “Mágica aventura”, tomado prestado de una producción anterior de Cruz Delgado, e incluso “La mágica aventura de Crispín”. Adjunto aquí un par de las caratulas de aquellas ediciones piratas para que vean, y si son cuarentones asiduos al videoclub, las rememoren.
Esto no amedrentó a Rodjara que continuó trabajando en la película, hasta que en 1985, y distribuida por Lauren Films, “El pequeño vagabundo” vio la vida comercial en cines en una versión completa estrenándose en Madrid y Barcelona, y exportando sus derechos a países como Japón o USA. Llegaron a verla 2500 espectadores, una cifra paupérrima, pero es que tan solo se estrenó en un par de salas en las que llegó a completar el aforo solo dos veces. Entre la recaudación, y las ventas al extranjero, se puede decir que “El pequeño vagabundo” resultó rentable, más si tenemos en cuenta que fue realizada por Rodjara en su totalidad, amén de estar circulando por videoclubes en varias versiones inacabadas.
Contó con una canción compuesta por Juan Pardo en su banda sonora, que para la ocasión interpretó Chispita. Además, incluye al principio un rótulo firmado por el director en el que explica que le ha tomado siete años de su vida completar el film y que, por fin, ve la luz. Un par de años después, contó con su edición en vídeo oficial.
Desde luego, enfrentarse a "El pequeño vagabundo" ha sido poco menos que una tortura. Es realmente aburrida y desangelada, pero creo que merece el esfuerzo, máxime cuando hay una historia tan estupenda detrás y un director tan interesante como es Rodjara.
En lo sucesivo, este continuaría con la animación, adentrándose en el cachondo mundo de los dibujos animados pornográficos con “Una novia para 7 hermanos” en el año 1991, que se vio estrenada en salas X y posteriormente distribuida en VHS exclusivamente en sex shops, y, 10 años más tarde, otra para todos los públicos, una adaptación de Ali-Babá titulada “Ali-Babá (El tesoro)” de la que no me consta vida comercial alguna.
“El pequeño Vagabundo” nace como consecuencia de las tres clases de animación que toma Rodjara en una academia, y le ayudan a comprender la mecánica del medio, pero la rueda él solo, sin subvenciones, sin ayuda de nadie y sin más nociones sobre animación que las asimiladas en esos tres días. Rodjara dibuja, colorea y filma todo. Por ello el resultado es tosco y torpe, bastante malo, pero equiparable a la animación checa o a tantos otros largos de animación ejecutados por un equipo entero y que gozaron de vida comercial. Insisto en que “El pequeño vagabundo” la hizo un hombre solo y casi de manera casera.
Como en la escuela ponían en duda que hubiera aprendido a animar en tan corto espacio de tiempo, Rodjara se curró él solito una animación que mostró al director de la academia y este le dio el visto bueno. Con esa palmadita en la espalda, se puso a trabajar en su ópera prima, “El pequeño vagabundo”.
Se trata de una versión apócrifa de “Marcelino, pan y vino” (y unos ligeros toquecitos de “Marco, de los Apeninos a los Andes”) en la que Rodjara sustituye a Jesucristo por San Francisco de Asís, y así se solucionan las posibles licencias.
Crispín es un pequeño huérfano que se va con lo puesto en busca de su tía. Una noche en el bosque, un búho le roba su hatillo. El muchacho persigue al búho, y este le lleva hasta un monasterio donde unos frailes le darán cobijo.
Un buen día a Crispín se le aparece la figura de San Francisco de Asís. Le indica que es él quien le ha guiado hasta el monasterio y deberá quedarse ahí, cosa que Crispín hace de buen agrado. Sin embargo, la figura de una señora bastante estirada que regenta un orfanato hace acto de presencia. La cosa se complicará cuando esta obliga a los frailes a que le entreguen a Crispín para llevárselo con ella y, más todavía, cuando aparece en escena un ser diabólico que responde al nombre de Sylvester, quien hará la vida imposible a Crispín cuando este, en su afán por quedarse en el monasterio, huye de la señora y vive toda suerte de aventuras.
Obviamente, a Rodjara le tomó tiempo y dinero llevar a cabo su película. Cuesta comprender como las dificultades que se le presentaron por el camino no le arrastraron a tirar la toalla.
Con "El pequeño vagabundo" en un estado de filmación ya muy avanzado, y a causa de la escasa experiencia, Rodjara decidió hacer un transfer en 8 mm con el fin de comprobar como quedaba todo su trabajo y si estaba correcta la sincronía del doblaje. Satisfecho por los resultados, decidió dejar la película apartada un tiempo y, mientras, como tenía que comer, aceptó dirigir una producción “S” en la que también andaba metido Ricard Reguant, “Sábado, Sabadete…” (que ya caerá por aquí). Ahí se estrenó como animador, puesto que se encargó de la escena de créditos con unos dibujines de corte erótico muy brutos y asalvajados, pero resultones.
Durante el rodaje de esta, un amigo de Rodjara le felicitó por su película en proceso. El animador le dijo que no se cachondeara de él, puesto que era imposible que la hubiera visto debido a que no la tenía ni terminada. El amigo le indicó que la había alquilado en vídeo. Resulta que alguien del laboratorio filtró el transfer de 8 mm y, con un doblaje cambiado, apareció de manera pirata bajo el título de “La gran aventura”, distribuida por el mítico sello "Badi Mon" —que también puso en circulación cosas como “El ETE y el Oto”— . “La Gran Aventura”, además, contaba con una portada y una sinopsis que nada tenía que ver con la película incluida, por lo que era muy difícil que alguien se diera cuenta del engaño. Rodjara denunció a la empresa que lo había pirateado, sin que el asunto llegara a ningún lado puesto que la gente inmiscuida en dicho fraude tenía la suficiente influencia como para que se desestimara el caso. En consecuencia, durante los años 83 y 84, fueron varios los sellos que editaron esa copia pirata bajo los títulos de “Mágica aventura”, tomado prestado de una producción anterior de Cruz Delgado, e incluso “La mágica aventura de Crispín”. Adjunto aquí un par de las caratulas de aquellas ediciones piratas para que vean, y si son cuarentones asiduos al videoclub, las rememoren.
Esto no amedrentó a Rodjara que continuó trabajando en la película, hasta que en 1985, y distribuida por Lauren Films, “El pequeño vagabundo” vio la vida comercial en cines en una versión completa estrenándose en Madrid y Barcelona, y exportando sus derechos a países como Japón o USA. Llegaron a verla 2500 espectadores, una cifra paupérrima, pero es que tan solo se estrenó en un par de salas en las que llegó a completar el aforo solo dos veces. Entre la recaudación, y las ventas al extranjero, se puede decir que “El pequeño vagabundo” resultó rentable, más si tenemos en cuenta que fue realizada por Rodjara en su totalidad, amén de estar circulando por videoclubes en varias versiones inacabadas.
Contó con una canción compuesta por Juan Pardo en su banda sonora, que para la ocasión interpretó Chispita. Además, incluye al principio un rótulo firmado por el director en el que explica que le ha tomado siete años de su vida completar el film y que, por fin, ve la luz. Un par de años después, contó con su edición en vídeo oficial.
Desde luego, enfrentarse a "El pequeño vagabundo" ha sido poco menos que una tortura. Es realmente aburrida y desangelada, pero creo que merece el esfuerzo, máxime cuando hay una historia tan estupenda detrás y un director tan interesante como es Rodjara.
En lo sucesivo, este continuaría con la animación, adentrándose en el cachondo mundo de los dibujos animados pornográficos con “Una novia para 7 hermanos” en el año 1991, que se vio estrenada en salas X y posteriormente distribuida en VHS exclusivamente en sex shops, y, 10 años más tarde, otra para todos los públicos, una adaptación de Ali-Babá titulada “Ali-Babá (El tesoro)” de la que no me consta vida comercial alguna.
lunes, 11 de marzo de 2013
SEXO SANGRIENTO
Manuel Esteba, ya saben, ese director al que Spielberg dio
su beneplácito a la hora de estrenar “El E.T.E. y el Oto”, y conocido
mayormente por hacer algunas de las películas de los hermanos Calatrava, y unas
pocas películas “S” de corte erótico terrorífico, debió ser el director/ autor
mas inútil de la historia del cine. Ahora, si sus películas costaban tres
pesetas, y daban el beneficio que se supone debían generar estos productos, es
normal que se dedicara a esto del cine.
Y es que una película que se titula “Sexo Sangriento” era,
para la época, un reclamo absoluto. Y no hay engaño posible, hay sexo y hay
sangre… lo que no hay es película.
Y es que toda ella, desde el primer hasta el último
fotograma, es material de relleno…No hay argumento, ni historia, ni cristo que
lo fundó, cuando la intención es que si la haya, y además bastante pretenciosa.
Les cuento: La película comienza con un cartel que nos advierte que estamos en
los años 40. Un niño que jugando a pelota, acaba metiéndose en una especie de sótano,
es sorprendido por una sombra que nos hace presagiar lo peor. A continuación, títulos
de crédito, un coche cuya radio anuncia la muerte de franco. Todo ello muy
largo, muy denso. Después, una serie de escenas de parloteo en las que
detectamos que la protagonista es fan de todos los rollos paranormales. Después
esta se mete en un coche y se va con otra pava a un caserón, dónde los caseros,
un hombre y una mujer, les reciben, a pesar de que no sabemos a que cojones van
allí.
Tienen montones de conversaciones absolutamente
gilipollescas, las dos tías se enrollan, el casero las observa… entra en juego
un cuadro con un tío bigotudo y unos pocos asesinatos y se acaba la película. Y
del niño de la pelota, que se ve que dar lugar a lo que ocurre aquí, no se vuelve
a decir ni pío.
No se entiende absolutamente nada. Y los productores
debieron pensar lo mismo, a juzgar por unos rótulos al final de la película,
que explican que en los años 40 había muchas casas encantadas, y ahí ya deduce
el espectador que es que se trata de una casa encantada. Un absoluto
desbarajuste, una chapuza máxima que hay que ver para creer. Pero es tanta la
inutilidad de Esteba, que ni siquiera consigue el humor involuntario del que
hacen gala estas películas… aquí tan solo nos aburrimos con las secuencias
largas, y no entendemos nada. Ni vemos nada, porque la iluminación es tan
penosa, que en interiores cuando está todo oscuro, no se ve absolutamente nada.
Ahora, como toda película malísima, siempre hay cosas que
molan. Las que tiene este pedazo de mierda, molan muchísimo; Por un lado,
Esteba no tenía ningún talento ni nada que se le pareciese, pero el tenía que
llegar a la hora y cuarto de metraje como fuera, y al tratarse de una película
de terror, tenía que introducirlo, que remedio le quedaba... Así, en su afán de
rellenar, consigue escenas propias del cine experimental más puro, sin que el
se lo planteara siquiera, intercalando en medio de la película, y sin venir a
cuento, planos de una calavera con ojos, sangrando (que aunque está bien encuadrado
el plano, intuimos que alguien derrama la sangre sobre la calavera con una
botella desde arriba) con planos de algo que parece ser el ojo en plena
descomposición de un cadáver, usando para ello el gran angular. Pues eso está
muy bien, oigan. Al igual que una escena en la que la casera, le mete por el
coño a la prota unas tijeras, haciéndole sangrar (y de ahí lo de “Sexo
Sangriento”).
Sin embargo, las escenas de erotismo, con el lesbianismo por
bandera, son lo más largo, aburrido y anti erótico que podemos echarnos a la
cara. De hecho, las habitaciones del caserón dónde estas transcurren, son tan
rurales que parece que estén en la habitación de un sucio burdel… pero Esteba
cumplía con su cometido: El de meter folleteo ahí.
Absolutamente insoportable, no obstante, el cúmulo de
subnormalidad, de desorden, de desvergüenza (para la banda sonora se roba un
tema de “Goblin”, que además, creo que es plagiado, es decir, que se vuelve a
grabar por otra gente, un tema que ya existía, y se mete ahí, sin permiso) y
las –accidentales- cosas buenas de la película, la convierten en una cosa muy
interesante para mí, y si les gusta de verdad el cine malo (que ya me duele la
boca de decir que el verdadero cine malo, no es el que te divierte y con el que
te echas unas risas, si no aquel que no hay por dónde cogerlo, y aburrido hasta
la desesperación), entonces, descaradamente, recomiendo su visionado.
En el reparto tenemos a una
decadente Mirta Miller, que ya tenía que aceptar lo que le diesen, a
Ovidi Montllor, que lo mismo le daba salir en una prestigiosa película de
Imanol Uribe como “La fuga de Segovia” que en esto ¡en el mismo año!, Y Diana
Conca y Vicky Palma, habituales explotadas del cine “S” que trabajaron poco,
poniendo como ejemplo de sus trabajos, la cojonudísima “Secta Siniestra” del
amigo Iquino, o “La caliente niña Julieta”, respectivamente.
En cuanto a Esteba, su filmografía entera es, cuando menos,
interesante.
viernes, 7 de diciembre de 2018
T.T. EL EXTRATERRESTRE
Es muy curioso, que cuando una película de éxito más o menos
modesto pasa por la disección del cine “exploit”, a esta le salen primos tontos
más o menos dignos que con el paso del tiempo generan un culto incluso mayor
que la película a la que expolia; el caso más claro lo tenemos en “Gremlins”,
cuyos familiares retarder hoy en día son piezas de indiscutible culto tales
como “Ghoulies”, “Critters”, “Munchies” o también cosas más de andar por casa
descalzo como puedan ser “Hobgoblins”o “Esclavos del diablo”.
Sin embargo, películas de envergadura internacional, gordas
como nutrias y que se ven en todo el mundo, tienen, además de esos primos
tontos, otros que pasan hambre. Los casos más palpables serían los de “Star Wars” o sobre todo “E.T. El extraterrestre” que tiene la suerte de tener los
“exploitations” más tercermundistas y pobres de la historia. No conformes con
un “Amigo de las estrellas” o un “Mi amigo Mac”, que serían los “Exploits” más o
menos dignos, tiene que soportar el mal aliento que desprendemos los españoles
con “El E.T.E y el Oto”, el hambre africana de “Nukie”, o la lepra turca de
“Badi”, donde solucionaron el E.T. poniéndole una almohada en la cabeza a un
enano.
Pero los filipinos son palabras mayores porque tienen dosis
más altas de cara dura y un sentido de lo bizarro que les viene de serie y que
muchas veces no lo traen consigo otros países por exóticos que estos sean.
Por eso, de entre todas esas ponzoñas brilla con luz propia
el “E.T.” filipino.
Recién editado por Trash-O-Rama distribuciones bajo el
título de “T.T. El Extra Terrestre” pero conocida internacionalmente con el
estupendo título de “Little Boy Blue: Tiny Terrestrial”, se esconde una
película que más que ramalazos “exploit” los tiene de parodia. Digamos, que
pese a su factura olorosa y tercermundista con actores desdentados que entran y
salen, con exteriores que son poco más que descampados, destaca, por un lado,
que el E.T de turno, además de ser azul, es una mezcla de E.T con un Mogwai del
tamaño de un retrasado mental, que le fascina la imaginería católica con sus
vírgenes y sus rosarios, y que emite unos sonidos y tiene un aspecto que son
demasiado desagradables como para que el público empatíce con dicho
extraterrestre. Casi estamos deseando que entre alguien y lo quite de en medio
de un disparo. Por otro lado, el cuarteto protagonista formado por abuela
extraña y tres niños, uno de los cuales agita sus brazos por encima se su
cabeza cada vez que habla, en clara alusión a su discapacidad mental. También
deseamos que les disparen a estos.
Lo que “T.T, El Extra Terrestre” hace, es mofarse de la de
Spielberg, en tanto, los protagonistas son conscientes de la existencia de la
película “E.T. El Extraterrestre” y en cuanto reciben la visita de este Little
Boy Blue, le llaman T.T. en alusión al de la película. En ese sentido, los
numeritos humorísticos se van sucediendo a la par que, de un modo u otro, va
siguiendo la estructura narrativa de la película original.
Para acabar de hacerla un film de interés trash, “T.T. El
Extra Terrestre” fusila la banda sonora original de “E.T. El Extraterrestre”,
pero también la de “Regreso al futuro” y tantas otras, como es costumbre en
todo este tipo de cine de derribo.
Entonces, pasa lo que pasa con la gran mayoría de films de
naturaleza exótica; que habiendo visto ya tanto, esta no nos sorprende ni lo
más mínimo. Con todo está simpática, y podía estarlo aún más de no ser porque
la película se acerca peligrosamente a las dos horas.
Dirige Eddie Reyes, que aunque no volvería a dirigir hasta
2004 con una cosa titulada “Tukso Si Charito 2”, fue asistente del director de
célebre títulos de la basura filipina tales como “Las locas aventuras de Batman y Robin”, de Tony Reyes del que puede que hasta sean hermanos.
Como curiosidad, se puede ver. Y hasta te echas unas risas.
lunes, 30 de octubre de 2023
BACALHAU
Parodia brasileña a cargo del director de corte popular que más espectadores ha llevado a las salas de su país con las películas de la saga de “Os Trapalhoes”, Adriano Stuart, que, rodada corriendo y a toda prisa, trataba de capitalizar el éxito internacional de “Tiburón” de Steven Spielberg. Apenas hay unos meses de diferencia entre los estrenos de una y otra. Y, por supuesto, un cachondeo brasileiro como este se saldó con un mega éxito de taquilla en el país de la pornochanchada.
La cosa no dista mucho del argumento de la película de la que se mofa: Un extraño pez anda suelto por la playa comiéndose a los bañistas. Un experto llega a la conclusión de que se trata de un bacalao de Guinea, una especie voraz y carnicera, así que las autoridades contratan a un pescador cojonudo con el fin de que se cargue al maldito pescado. Aunque no todo saldrá según lo previsto…
“Bacalhau” es tan oscura y sórdida como cualquier porno brasileño de la época. Teniendo en cuenta eso, la película se compone de una sucesión de gags de carácter muy local, donde predominan las presencias de mariquitas enloquecidos (que les encantaban a los brasileños en los 70 y 80), chistes verbales incomprensibles para el hispanohablante y, al igual que en la de Spielberg, a la hora de mostrarnos a la bestia se sugiere más que se enseña. Entonces, el bacalao que da título al film aparece en contadas ocasiones, eso sí, cuando lo hace, vemos un muñecajo de porexpan al que se le ve la etiqueta de “Made in Ribeirao Preto” —recóndita localidad costera sita al sur de Sao Paulo— y que, cuando ataca a sus víctimas, devuelve un esqueleto totalmente limpio, como sacado del aula de anatomía. Y ese es el cenit del humor de “Bacalhau”. El resto, un vodevil con toquecito picante de los de toda la vida, y excesivo mal gusto.
Con casi dos horas de duración, el visionado se torna poco menos que insoportable, pero se entiende totalmente el éxito de la cinta en su país de origen, porque ese tipo de explotación es de un carácter muy latino. Los italianos lo hacían constantemente y nosotros, los españoles, también (sirva como muestra, por ejemplo, “El E.T.E y el Oto” de los Hermanos Calatrava). El film estaba concebido para sacar los cuartos de los espectadores durante el tiempo que durase el tirón de “Tiburón”. Después de hacer caja, el producto era lo de menos. Quizás por eso durante lustros “Bacalhau” fue una película ignota y difícil de localizar, por la poca distribución que hubiera podido tener después de su estreno, pero, en pleno 2023, todo, hasta lo más oscuro, acaba apareciendo siendo compartido en Internet, y “Bacalhau”, no puede ser una excepción. Aunque sea en un ripeo de VHS costroso en el que no se ve absolutamente nada si es de noche.
En cuanto al director de la película, Adriano Stuart, es ya un viejo conocido de "Aquí Vale Todo"; hablamos de él en las reseñas de “Fofao, a nave sim rumo” y “Bruce Lee vs. Gay Power”. Un artesano brasileño especializado en películas infantiles y comedias que, sin ser en absoluto un virtuoso, daba con la clave del éxito. Ejerció las veces de guionista para el mítico José Mojica Maríns en “Exorcismo negro”, y participó como actor tanto en esta como en “Encarnacao do Demonio”. Al margen, su nombre aparece acreditado en distintos oficios del cine en infinidad de productos locales. Tiene también papelito en la misma “Bacalhau”.
No puedo recomendar bajo ningún concepto esta película, a no ser que sea por motivos arqueológicos y/o antropológicos. Además, el portugués, aunque se entiende bastante bien, es uno de los idiomas más feos que se pueden escuchar. Hace daño a los oídos.
El cartel, no obstante, es de lo más cachondo y "salao".
¡Y poco más!.
La cosa no dista mucho del argumento de la película de la que se mofa: Un extraño pez anda suelto por la playa comiéndose a los bañistas. Un experto llega a la conclusión de que se trata de un bacalao de Guinea, una especie voraz y carnicera, así que las autoridades contratan a un pescador cojonudo con el fin de que se cargue al maldito pescado. Aunque no todo saldrá según lo previsto…
“Bacalhau” es tan oscura y sórdida como cualquier porno brasileño de la época. Teniendo en cuenta eso, la película se compone de una sucesión de gags de carácter muy local, donde predominan las presencias de mariquitas enloquecidos (que les encantaban a los brasileños en los 70 y 80), chistes verbales incomprensibles para el hispanohablante y, al igual que en la de Spielberg, a la hora de mostrarnos a la bestia se sugiere más que se enseña. Entonces, el bacalao que da título al film aparece en contadas ocasiones, eso sí, cuando lo hace, vemos un muñecajo de porexpan al que se le ve la etiqueta de “Made in Ribeirao Preto” —recóndita localidad costera sita al sur de Sao Paulo— y que, cuando ataca a sus víctimas, devuelve un esqueleto totalmente limpio, como sacado del aula de anatomía. Y ese es el cenit del humor de “Bacalhau”. El resto, un vodevil con toquecito picante de los de toda la vida, y excesivo mal gusto.
Con casi dos horas de duración, el visionado se torna poco menos que insoportable, pero se entiende totalmente el éxito de la cinta en su país de origen, porque ese tipo de explotación es de un carácter muy latino. Los italianos lo hacían constantemente y nosotros, los españoles, también (sirva como muestra, por ejemplo, “El E.T.E y el Oto” de los Hermanos Calatrava). El film estaba concebido para sacar los cuartos de los espectadores durante el tiempo que durase el tirón de “Tiburón”. Después de hacer caja, el producto era lo de menos. Quizás por eso durante lustros “Bacalhau” fue una película ignota y difícil de localizar, por la poca distribución que hubiera podido tener después de su estreno, pero, en pleno 2023, todo, hasta lo más oscuro, acaba apareciendo siendo compartido en Internet, y “Bacalhau”, no puede ser una excepción. Aunque sea en un ripeo de VHS costroso en el que no se ve absolutamente nada si es de noche.
En cuanto al director de la película, Adriano Stuart, es ya un viejo conocido de "Aquí Vale Todo"; hablamos de él en las reseñas de “Fofao, a nave sim rumo” y “Bruce Lee vs. Gay Power”. Un artesano brasileño especializado en películas infantiles y comedias que, sin ser en absoluto un virtuoso, daba con la clave del éxito. Ejerció las veces de guionista para el mítico José Mojica Maríns en “Exorcismo negro”, y participó como actor tanto en esta como en “Encarnacao do Demonio”. Al margen, su nombre aparece acreditado en distintos oficios del cine en infinidad de productos locales. Tiene también papelito en la misma “Bacalhau”.
No puedo recomendar bajo ningún concepto esta película, a no ser que sea por motivos arqueológicos y/o antropológicos. Además, el portugués, aunque se entiende bastante bien, es uno de los idiomas más feos que se pueden escuchar. Hace daño a los oídos.
El cartel, no obstante, es de lo más cachondo y "salao".
¡Y poco más!.
viernes, 15 de marzo de 2013
EL SEXO ESTÁ LOCO
Si me preguntan de qué va la película, yo tengo que
responderles que ni puta idea. Ya que si al comienzo de la película, la cosa va
de unos extraterrestres que se aparean y preñan en cuestión de segundos a una terráquea
dentro de su nave (que es el interior de
una discoteca ¡Como en “El E.T.E. y el oto”!), pronto eso es el resultado de
una especie de performance en la que una serie de actores trabajan para una
audiencia que llevan caretas de monstruos.
Por si eso fuera poco, pronto aparece el propio Franco para
darles instrucciones de lo que tienen que hacer, o filmarse el mismo delante
del espejo de donde transcurre la acción, sin que los actores dejen de
interpretar sus papeles. Pero es que eso no es todo… los actores saltan de un
personaje a otro, de escena a escena, sin inmutarse, y sin que el espectador
sepa muy bien si el personaje que está en pantalla es el tal Flannagan o el tal
Gutiérrez, ambos interpretados por Tony Skios (o sea, Antonio Rebollo), en
muchas de las escenas, con la misma ropa ¡una locura!
La peli en general, es una serie de tonterías filmadas, unas
con más gracia, otras con menos, que sirven como material de relleno para lo
que esta película “S” viene vendiendo, que no es otra cosa que las escenas de
folleteo. Erotismo soft en este caso.
Sin ser el colmo del entretenimiento, si que sería una de
las películas más visibles del señor Jess, y toda una oda al histrionismo por
parte de los actores (Robert Foster, está enorme, en su salsa, desgañitándose
si es preciso).
Junto a los mentados Skios y Foster (Antonio Mayans),
tenémos a Lynn Endersson, y, como no, entradita en carnes, a Candy Coster, o lo
que es lo mismo, Lina Romay, asumiendo con estoicismo, y alegremente, su
protagonismo.
Un desbarajuste personalísimo, un caos técnico y artístico
maravilloso y una comedia surrealista y pizpireta como pocas.
En definitiva, una película de “gente feliz”, dónde,
efectivamente, el sexo está como una puta cabra.
Muy recomendable.
miércoles, 6 de octubre de 2010
REGRESO DEL MAS ALLÁ
El cineasta Juan José Porto, cuya ultima película estrenada en cines data de tan solo hace ocho años, tiene dos virtudes: que le da mismo ocho que ochenta (es decir, que lo mismo te escribe y dirige un drama, que una comedia, que una de terror) y que es capaz de hacer una de risas tan sórdida que acaba pareciendo una "snuff movie" sin que nadie muera. Y otra virtuosísima virtud… todas sus pelis son aburridas, pero aunque te estés aburriendo, las ves enteras, porque tienen “algo”. De hecho, cuando me preguntan aquello de “¿Cuál es la peor película de la historia?” yo siempre digo "El violador violado" de Porto, la única película que cuando veo (ya una cuantas veces) me hace reflexionar y preguntarme en serio aquello de “¿Cómo es posible?”.
Pero es que, además, este señor tuvo dos éxitos de público notables a finales de los 70, "El año que amamos a Kim Novak" y "Crónicas del bromuro", además de ser el productor de la peli favorita de Paul Naschy, "El huerto del francés". En fin, un manazas curioso.
"Regreso del mas allá" cuenta la historia de una pareja que se instala en un chalet. Él a escribir, ella a hacer su tesis doctorar. Pronto, comienzan a aparecer fantasmas que acosan y al mismo tiempo fascinan a la mujer, descubriendo así los atroces hechos que acontecieron años atrás en ese chalet.
La protagonista absoluta (y muy solvente) no es otra que Ana Obregón, a la que toca reivindicar por aquello de llevar una carrera en el cine de género que ya querría para si Penélope Cruz, y mis palabras se reafirman tras el visionado de esta película, donde, al menos, se está tomando en serio el material, y aunque doblada, parece ofrecernos una actuación decente.
En cuanto a la película, cine contemplativo de terror, con momentos de tensión muy escasos, aburrida hasta la saciedad, y tan mala como genuina, ya que nos cuenta la misma historia dos veces. A mitad de película, la voz en off de la Obregón nos expone una teoría ridícula sobre la psique y las personas capaces de ver a los muertos. Bien, soltado el rollo, la actriz continúa viendo muertos, para poco antes de acabar la peli, volver a soltarnos la misma chapa con diferentes palabras. ¡Buenísimo!
Por cierto, miren la caratula de “Vadi Mon”, costrosa distribuidora de la época que también editó "El E.T.E. y el Oto". Entrañable.
Pero es que, además, este señor tuvo dos éxitos de público notables a finales de los 70, "El año que amamos a Kim Novak" y "Crónicas del bromuro", además de ser el productor de la peli favorita de Paul Naschy, "El huerto del francés". En fin, un manazas curioso.
"Regreso del mas allá" cuenta la historia de una pareja que se instala en un chalet. Él a escribir, ella a hacer su tesis doctorar. Pronto, comienzan a aparecer fantasmas que acosan y al mismo tiempo fascinan a la mujer, descubriendo así los atroces hechos que acontecieron años atrás en ese chalet.
La protagonista absoluta (y muy solvente) no es otra que Ana Obregón, a la que toca reivindicar por aquello de llevar una carrera en el cine de género que ya querría para si Penélope Cruz, y mis palabras se reafirman tras el visionado de esta película, donde, al menos, se está tomando en serio el material, y aunque doblada, parece ofrecernos una actuación decente.
En cuanto a la película, cine contemplativo de terror, con momentos de tensión muy escasos, aburrida hasta la saciedad, y tan mala como genuina, ya que nos cuenta la misma historia dos veces. A mitad de película, la voz en off de la Obregón nos expone una teoría ridícula sobre la psique y las personas capaces de ver a los muertos. Bien, soltado el rollo, la actriz continúa viendo muertos, para poco antes de acabar la peli, volver a soltarnos la misma chapa con diferentes palabras. ¡Buenísimo!
Por cierto, miren la caratula de “Vadi Mon”, costrosa distribuidora de la época que también editó "El E.T.E. y el Oto". Entrañable.
martes, 17 de agosto de 2021
LOS FOTOCROMOS DE "EL E.T.E. Y EL OTO"
Ayer les reseñé la película, así que, que mejor forma de ilustrarles la misma que con la inclusión de los fotocromos que adornaban las marquesinas de los muchos cines en los que se estrenó, y que, sin duda, causaban confusión entre los que los miraban pensando que se trataba del último éxito de Spielberg. Dísfrutenlos... o no.
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