Hablemos de los viejos/buenos tiempos. De cuando "Warner Brothers" confiaba en el tirón de Steven Seagal y se dejaba un pastizal produciendo y distribuyendo por todo el planeta vehículos para su lucimiento. Le rodeaban de actores estupendos y le encargaban el pifostio a cineastas tan capaces como Andrew Davis, con quien el astro ya había currado previamente en "Por encima de la ley". ¿Y qué me dicen del mismo Steven? Joven, delgado, sin coleta ni abalorios jipis. Una maravilla. Suspiremos todos al unísono. De esta guisa era difícil cagarla. Y también porque, en esencia, la película resultante de la que hablaremos a continuación no deja de ser un remake encubierto de "La jungla de cristal".
Un legendario buque de guerra va a hacer su último viaje. Es el cumple del capitán, y Steven Seagal anda por allí ejerciendo de cocinero. Uno enrollado que se lleva de puta madre con sus subordinados. Resulta que en el pasado fue un marine cojonudo, pero también muy rebelde. De ahí que terminara con sus huesos entre ollas y cazuelas. Suerte que ello no le desproveyó del talento para matar, algo que descubrirán unos mastuerzos que se cuelan en el barco para secuestrarlo y lanzar unos misiles nucleares que lleva en sus adentros.
Así da gusto ver una peli de acción, incluso aunque no vaya escasa de algunas ridiculeces y gilipocrecias (entre ellas un notable poso propagandístico, como cuando Seagal suelta eso de "Ser marine no es un trabajo, es una aventura"). Por ejemplo, los terroristas se hacen pasar por un grupo de rock que tocará en la fiesta de cumple del capi. Y tocan. Y no lo hacen mal. ¿Curioso, no? ¿músicos de día, terroristas de noche? ¿Terroristas profesionales que tocan en bandas de rock por hobby? ¿tal vez al revés? ¿O son tan eficientes que aprendieron a manejar los instrumentos para dar el pego? Misterio. Tanto como la pasmosa facilidad con la que caen bajo la artillería de Seagal y los suyos a pesar de llevar chaleco anti-balas. Mencionar que algunas muertes son agradecidamente truculentas, y no faltan ni vigas atravesando torsos ni sierras circulares cortando -levemente- brazos.
Aunque la guinda la pone el único personaje femenino de la función, interpretado por la ex-vigilanta de la playa y chica "Playboy" Erika Eleniak, que da vida a... bueno, a una de las conejitas de Hugh Hefner. No se tuvo que esforzar mucho. El caso es que estaba en su mejor momento y luce unas tetas que son para mear y no echar gota. Perfectas. Eso sí, el "modus operandi" es más gratuito que en la peor de las epopeyas de Jim Wynorski. Gratuito y absurdo: Su función es salir del interior de un pastel. En eso que uno de los malos le da pastillas y la chavala se queda frita dentro. Pasan las horas, hay disparos, muertos y violencia por un tubo. Pero ella nada, ahí roncando. Entendemos que en algún momento despertaría, lista para salir. Pero en lugar proceder -más después de la imprevista siesta-, prefirió esperar a que alguien le diera la señal... aunque tardara tres horas. Al final el empujón se lo otorga el amigo Seagal, que a pesar de la nula química se la terminará beneficiando, y la moza sale disparada del pastel -con música y todo-, abre la chaqueta y muestra sus fascinantes ubres. La monda. Por cierto, a día de hoy Erika está también algo rellenita. Podríamos decir que ella y Seagal serían la perfecta imagen del aspecto que, pasados 25 años, gastarían sus personajes en la peli si hubiesen optado por tirar adelante la relación, casarse y llevar una vida marital standard. Entrañable.
El reparto está repleto de caretos talentosos y reconocibles: Tommy Lee Jones de sobreactuado villano, Gary Busey (la escena que se viste de mujer es bastante patética, imagino que por sus adentros se estaría cagando en el destino), Bernie Casey, John Laughlin (el pobre había casi protagonizado "La pasión de China Blue" unos años antes y tal fue el varapalo que terminó relegado a roles tan minúsculos y fugaces como en este caso), George Cheung (el asiático que estalla por efecto de una flecha-bomba en "Rambo") y el colega Kane Hodder.
Mi señora y yo vimos "Alerta Máxima" hace unos Domingos. Cuando terminó, le regalamos una sentida ración de aplausos. Y es que tras tragar tanta mediocridad Seagaliana, sienta de perlas una no perfecta, pero sí decentemente facturada y, sobre todo, entretenida.
Como saben todos ustedes, "Alerta Máxima" tuvo el suficiente tirón como para generar una secuela también disfrutable que no paran de echar por la tele. Ni que sea por ver a Steven Seagal masacrar a los malos sin quitarse ni manchar la americana.
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sábado, 7 de diciembre de 2019
jueves, 6 de mayo de 2010
EL CLUB DE LOS VAMPIROS
Dada la popularidad de la serie, era cuestión de tiempo que saltara a la gran pantalla, y así lo hizo con "El caballero del diablo", simpático largometraje que compartía con su hermana televisiva el gusto por mezclar terror con altas dosis de humor y gran guiñol. "Tales from the crypt", y su entrañable "Crypt Keeper", ejercían de apadrinadores y presentadores de la historia.
Supongo que el éxito de aquella empresa fue suficiente como para repetir. Y de eso va "El club de los vampiros", o "Bordello of Blood", que arranca igual, con el sello "Tales from the crypt" y "Crypt Keeper" presentando la movida (simpática coña privada a costa de un William Sadler -habitual de la saga, estaba incluso en "El caballero del diablo"- interpretando una momia). El argumento de esta se asemeja mucho al "Beverly Hills Vamp" de Fred Olen Ray, aunque no creo que tengamos que comenzar a pensar mal... hay que asumir que, después de todo, la idea de la casa de putas en la que todas son vampiros no es tan innovadora (existe un "Vampire Hookers" de los 70 dirigido por Cirio H. Santiago). Las mismas mentes que parieron "Regreso al futuro", Zemeckis y Bob Gale, se jactan en los créditos de haber tenido la IDEA (que no escrito el guion). En cualquier caso, al burdel de sangre irá a parar el hermano de la prota. Su desaparición inducirá a esta a contratar los servicios de un detective la mar de golfo y, en fin, se desencadenarán todos los infiernos.
El reparto no deja de ser curioso, destacando Chris Sarandon (el chupasangre de "Noche de miedo") como simpático predicador un poco hijoputa, Corey Feldman de colgao, la supuestamente guapa Erika Eleniak y el encantador Phil Fondacaro o "el enano habitual en las producciones de Charles Band". El dire es el típico currelas televisivo.
"El club de los vampiros" es, a todas luces, un entretenido producto que en ningún momento se toma en serio a si mismo. Procura satisfacer a los fans del género echando buena mano de toda la sangre y la truculencia posibles, que no es poca (permitida por la censura gracias al elemento cómico, generoso pero no excesivamente molesto) y lo hace de modo alegre y saleroso, desacomplejadamente, dotando al conjunto de un notable aire festivo y dicharachero altamente disfrutable. Vamos, que mola (¡Ah! y en cuestión de tetas tampoco se queda corta).
Sin embargo, en el cine la peli se estrelló sonoramente, motivo por el cual, uno, aquí llegó directamente en vídeo, dos, puso punto y final a las pelis del sello "Tales from the crypt", siendo la última de ellas, "Rituals", desprovista oficialmente de la etiqueta. Lástima.
lunes, 28 de abril de 2008
DRACULA.3000
Mas tarde, al de "Crystal Lake" lo criogenizaron para descongelarlo a bordo de una nave espacial en "Jason X", una de las secuelas mas estimulantes de "Viernes 13".
Pues ya que se llevaron al espacio a esos monstruos modernos, alguien debió pensar : ¿Por qué no también a los monstruos clásicos? Así que, en esta secuela bastarda de los "Drácula 2001" y "Drácula II", nuestro Conde favorito se va a tomar por culo, al año 3000 concretamente, en una comedia espacial muy pobretona en cuanto a sangre, de argumento triste y simplón, pero, ojo, tremendamente divertida y entretenida.
Resulta que un Van Helsing del futuro (descendente directo del original) es el capitán de una nave de reconocimiento que tiene como fin explorar otras naves abandonadas que vagan por la galaxia. En una de estas se topan con una proveniente del planeta Transilvania (¡ja, ja, ja, ja!) llena de ataúdes y, como es de suponer, en uno de estos está el Conde Orlock, también conocido como Drácula, al que despiertan por error (uno de los tripulantes se corta la mano al intentar abrir el ataúd, derramando su sangre en las cenizas del vampiro) y, claro, este está aquí para limpiar el nombre de todos aquellos chupasangres que se dejaron matar por un Van Helsing.
Es una de las películas más ocurrentes y graciosas que he visto últimamente.
Llena de rostros conocidos, Casper Van Dien interpreta a Van Helsing (¿lo del “Van” es casualidad?) que, lejos de salvar el cotarro matando a Drácula, es mordido por él y convertido en vampiro a mitad de película (¡como me gustó eso!). El resto de la tripulación es la hostia de graciosa también. Tenemos a Coolio interpretando a un gangzta del futuro, que mordido y convertido, antes de atacar a sus victimas suelta chistes sobre el tamaño de su polla y eyacular en las tetas de la muy tetuda Erika Eleniak, quien interpreta a una robot a la que Drácula muerde antes de confesarle lo mucho que le gustan sus tetas, “tan blandas, pero a la vez tan firmes”, dice el Conde mientras se las manosea. Claro que pronto pierde el interés por ella, porque lo que el rey de los vampiros necesita es sangre, y los robots no la tienen, así que… (otra vez, no puedo evitarlo ¡ja, ja, ja, ja, ja!).
Luego está por ahí Tiny Lister Jr. como un negro garrulo y machista que al final se folla a la guapa de la película (el robot) y al inevitable Udo Kier apareciendo en una especie de vídeo diario en el que cuenta los horrores de Drácula.
No se dejen engañar, el vampiro cibernético que aparece en el cartel no sale en toda la película. Aquí Drácula gasta el aspecto clásico de Bela Lugosi, con su capa y todos sus rollos, interpretado por un garrulo con pinta de boxeador. Lo cual es mas gracioso todavía.
Un divertimento tonto, cutre, insustancial, pero con el que te partes el culo de risa. Esta sí que es recomendable.
Llena de rostros conocidos, Casper Van Dien interpreta a Van Helsing (¿lo del “Van” es casualidad?) que, lejos de salvar el cotarro matando a Drácula, es mordido por él y convertido en vampiro a mitad de película (¡como me gustó eso!). El resto de la tripulación es la hostia de graciosa también. Tenemos a Coolio interpretando a un gangzta del futuro, que mordido y convertido, antes de atacar a sus victimas suelta chistes sobre el tamaño de su polla y eyacular en las tetas de la muy tetuda Erika Eleniak, quien interpreta a una robot a la que Drácula muerde antes de confesarle lo mucho que le gustan sus tetas, “tan blandas, pero a la vez tan firmes”, dice el Conde mientras se las manosea. Claro que pronto pierde el interés por ella, porque lo que el rey de los vampiros necesita es sangre, y los robots no la tienen, así que… (otra vez, no puedo evitarlo ¡ja, ja, ja, ja, ja!).
Luego está por ahí Tiny Lister Jr. como un negro garrulo y machista que al final se folla a la guapa de la película (el robot) y al inevitable Udo Kier apareciendo en una especie de vídeo diario en el que cuenta los horrores de Drácula.
No se dejen engañar, el vampiro cibernético que aparece en el cartel no sale en toda la película. Aquí Drácula gasta el aspecto clásico de Bela Lugosi, con su capa y todos sus rollos, interpretado por un garrulo con pinta de boxeador. Lo cual es mas gracioso todavía.
Un divertimento tonto, cutre, insustancial, pero con el que te partes el culo de risa. Esta sí que es recomendable.
martes, 29 de marzo de 2011
EL TERROR NO TIENE FORMA
La historia es bien clásica: Un meteorito llega del espacio portando una masa gelatinosa que lo devora todo, y no tarda nada en comenzar a papearse a los habitantes de un pueblecito. A medida que come, crece. Un rebelde sin causa de plastilina y la chica pija le harán frente.
Con "El terror no tiene forma" (que repasé ayer en la versión VHS que tengo, caja incluida -esto ha sido una fardada, lo sé-) me pasa algo muy raro. Le reconozco los muchos méritos que tiene, y me parece que es una peli muy buena, PERO no me alucina... no me flipa... no me hace vibrar, ni me la pone dura. Le falta algo... o le sobra algo. De hecho, posiblemente se trate de la pareja protagonista, que tiene menos carisma que un repollo. Ella es intragable, y no te crees ni por un momento que al final se convierta en She-Rambo. Ninguna queja respecto a los secundarios, con los que no cuesta nada empatizar, algo que ayuda a que lamentes sus muertes puesto que los autores del guión (entre ellos, nada menos que Frank Darabont, ¡que gran letrista era este señor!) no se están de cargarse a los más majos. Las muertes perpetradas por el blob son todas ellas muy guapas, de antología y muy retorcidas, no sabría destacar una... me molan la del chaval que le mete mano a la novia (interpretada por una jovencita -y entrecejuda- Erika Eleniak), la del desagüe, la de la cabina telefónica. Todas son guapas. El desenlace también está muy digno.
Resulta simpática la parodia que se marcan de los "slashers" con la peli que se proyecta en un cine donde el monstruo hará su agosto (de chaval esta coña me ofendió, pensaba: "No se por qué criticáis la falta de imaginación de los "slashers", cuando en realidad vosotros estáis haciendo un remake!"). Y si pones atención, verás a Bill Moseley (uno de los actuales fetiches de Rob Zombie, curiosamente, y famoso por su rol de chalao en "La matanza de Texas 2") en un pequeño papel.
El director, Chuck Russell, vivía su momento de gloria cuando dirigió "El terror no tiene forma". Venía de parir la tercera de "Pesadilla en Elm Street" con éxito, y luego firmaría "La Máscara", que fue todo un hit. De ahí en adelante, la cosa tiró para abajo con "Eraser", "La Bendición" (menuda chufla!!!) y "El rey escorpión". Ahora el amigo Russell ha perdido ya su estrella, y vive del pasado (recientemente acudió a una proyección de "El terror no tiene forma", que comienza a ser tratada como un clásico moderno).
Ya os digo, sin ser una de esas pelis que hacen subirte por las paredes de placer cinéfago, el resultado es lo suficientemente bueno y ameno como para ser disfrutado sin mayor dificultad.
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