lunes, 17 de junio de 2013
BIOHAZARD
Estamos a mediados de los 80, y por entonces Fred Olen Ray mola. Y molará durante años, llegando a convertirse en el absoluto rey de la serie B/Z en su tierra. Desafortunadamente, a partir de los 90 comenzaría a desinflarse y hoy por hoy, aunque no para de currar como un cabrito, lo que hace dista mucho de tener ni tan siquiera un sutil encanto (ya que la mayoría son productos de lo más desangelados destinados a la tele por cable). Y es que "Biohazard" tiene encanto. Es un truñón de órdago, desde luego, pero con cierto gracejo. Veamos por qué.
En España se la conoce con más de un título (como "Experimento secreto"), aunque mi favorito es aquel con el que la alquilé siendo adolescente, ya fascinado por su director, "Alien 3"!!. O mejor, "Alien 3 llega a la tierra", lo que hace que me pregunte si el distribuidor no tendría la intención de hacernos creer que seguía al famoso (y nada desdeñable) "Alien 2 sobre la tierra" de Ciro Ippolito. Suena descabellado pero, a estas alturas ya sabemos que en aquellos tiempos en los video-clubs de España podía pasar cualquier cosa.
La historia que nos cuenta es todo lo trillada que cabría esperar, aunque partiendo de una idea interesante muy poco explotada por su realizador. Una tipa tiene un poder mental que le permite introducirse en dimensiones paralelas, agarrar objetos y traerlos de vuelta. Guay!. Lástima que esto se reduzca a lo anecdótico y sirva de mera excusa para, una vez efectuado el experimento de marras, internarnos en terrenos más que conocidos (incluso ya para su época). La malvada criatura oculta en un sarcófago interdimensional se escapa de las manos del -escueto- ejército y comienza a matar indiscriminadamente. El prota y la chica de los poderes unirán fuerzas para cazarlo. That´s all folks!.
Todo ello rodado a lo Ray, pero un poco más chungamente, que a fin de cuentas era aún novatillo. Largos planos generales, diálogos interminables y, en su mayoría, absolutamente estúpidos (del tipo "rellenametrajes"), una ausencia total de ritmo de ninguna clase y los inevitables elementos "exploitation", aunque a nivel torpón y light. Como era de esperar, "Biohazard" acaba convertida en una auténtica comedia involuntaria con cierto tono inocente que la hace simpática (es especialmente hilarante el momento en que asistimos a un ataque del marciano y, automáticamente, sin salirnos del mismo espacio temporal durante la noche donde se desarrolla todo, vemos como otro personaje comenta ese mismo crimen, demostrando la eficacia de los servicios informativos por aquellos lares), a pesar de que Ray cuele elementos humorísticos paridos de modo expreso, algo que terminaría siendo uno de sus sellos inconfundibles. El más sonado (si exceptuamos el final, que luego comentaré) es aquel en el que el marciano hace trizas y pisotea de modo encolerizado un póster de "E.T. El extraterrestre" (por entonces aún muy reciente). Me pregunto cómo le sentaría la coña a su hijo de cinco años Christopher, que es quien se oculta dentro del disfraz del monstruo, diseñado por Kenneth J. Hall, detalle este justificado de antemano por un científico que asegura que el invasor tendrá una corta estatura. Christopher terminaría convertido en director de ponzoñas para "The Asylum", la mayoría de ellas, y siguiendo la estela paterna, sobre monstruos de dos cabezas, tres ojos y diez anos. Por su parte, Hall sumaría a sus actividades las de guionista oficial de la serie B/Z (escribiría para David DeCoteau) y director. Su primer largometraje venía auspiciado por el mismo Fred, la mítica "Engendro Satánico" (o "Evil Spawn"), sobre la que pueden leer en nuestro libro.
Fiel al que durante años fue su método de trabajo, Olen Ray se agenció decorados ajenos para rodar, destacando el laboratorio donde realizan el experimento y que, si no me falla la memoria, pertenece a Roger Corman, es más, podría ser el mismo sitio donde se rodó "Galaxia Prohibida". Resulta muy regocijante reconocer en la banda sonora algunos efectos extraídos del famoso archivo de la BBC. En España estos iban empaquetados en dos discos o cintas de cassette que cualquier artífice de cortometrajes caseros tenía en su poder. El más explotado es el del grito masculino, aunque también suena por ahí un perro rabioso que, pal caso, pone "voz" a un extraterrestre. Más datos fricazos: la cabeza cercenada que aparece al final en realidad es un préstamo de Steve Johnson, técnico de efectos especiales cuyo trabajo has podido disfrutar en montañas de títulos bien reconocibles (visita Imdb, pinfloi!) y que anduvo casado con una de las musas de Ray, Linnea Quigley. El ya fallecido cineasta zetoso Donald G. Jackson, culpable de "El infierno vuelve a Frogtwon" (también presente en nuestro libro) o la infame "The Demon Lover" (en España atribuida erróneamente al mismo Fred Olen Ray en una de sus ediciones en vhs), asiste al director y se marca junto a él un cameo como paramédico.
Pero hablar de "Biohazard" significa hacerlo de su ya legendario final. De otro modo, nos estaríamos perdiendo lo que, al fin y al cabo, es lo mejor de la película. Imaginaos el percal: Estás viendo el tenso y aterrador desenlace, en el que la chica con poderes mentales confiesa al protagonista que ella también es una extraterrestre de aviesas intenciones. Se produce el silencio, el prota mira asombrado la mutación de la moza que unas horas atrás quería follarse... de pronto su expresión cambia y, a la par que cruza la mano por su cuello simulando una degollación, exclama medio sonriente: "¡Cortad esto ya!". Suena una alegre y dicharachera canción rockandrollera estilo años 50 y comienzan a sucederse los créditos compuestos no sólo de letras, también de numerosas y curiosas tomas falsas. Así como lo leen. En ellas podemos ver errores técnicos, el método express con el que Ray dirige al reparto, risas, cómo un actor escupe sangre falsa al objetivo de la cámara, al hijo del director moviéndose torpemente dentro de su disfraz o a este mismo posando picaronamente con la actriz protagonista justo al final de un rollo. Fascinante. Naturalmente el fin de tan chocante táctica es alargar el escueto metraje de la película, que a duras penas alcanza los 80 minutos (lo que la hace más disfrutable, of course), sin embargo, también es verdad que, aunque puede que inapropiado y cutre para muchos, estas son las cositas que hicieron de Fred Olen Ray alguien "grande" y diferente. Ningún realizador de Z-movies, cuadriculado y con miedo a que su película no disimulara lo suficientemente bien su espíritu zopenco y cafre, osaría mostrar todo ese material. Tomárselo tan a cachondeo. Fred Olen Ray sí, y por eso se salía de la norma, por eso destacó y por eso me fascinaba. Estas chorradas (o los títulos de crédito del inicio de "El misterio de la pirámide") era lo que yo denominaba con afecto "el toque Ray" y lo que convirtió a "Biohazard" en algo más que un simple refrito cutre de las monster movies clásicas. Al menos para mi.
Merece la pena que dediquemos unas líneas a la mentada "alegre y dicharachera canción rockandrollera estilo años 50". Se titula "Rockabilly Rumble" y sus artífices responden al nombre de "Johnny Legend and The Skullcaps". Johnny Legend no es un cualquiera, se trata de un hombre orquesta de reconocible aspecto (es delgado, altísimo y luce una larguísima barba blanca) que si nos interesa es porque, entre muchas de sus actividades, dedicó tiempo a adorar, estudiar y promocionar las veleidades del cine "trash". O del de terror, simplemente. Le has visto como actor en "La novia de Re-Animator" o "2001 Maníacos". Durante los 80 produjo una serie de vídeos en los que se recopilaban trailers de clásicos del "trash" conocidos como "Sleazemania!". Justamente, Fred Olen Ray firmó un par. También ha sido director, su obra más famosa es "My Breakfast with Blassie", protagonizado por el mismísimo Andy Kaufman. Todo un personaje.
En el reparto de "Biohazard" aparecen algunas caras curiosas, destacando la de un acabadísimo Aldo Ray, ya en lo más bajo de su descendente carrera, o la neumática y morbosa Angelique Pettyjohn, conocida a nivel "cult" por su intervención en un capítulo de la serie original de "Star Trek" (en el que William Shatner caía rendido a sus tetas... er digo, pies) o la mítica -y filipina- "Mad doctor of blood island". Otros nombres que repetirían con el realizador son William Fair (volvimos a ver su faz de héroe de tebeo en "Del espacio profundo"), Richard Hench (este incluso estuvo en "Scalps", también en "Del espacio profundo" y en "El misterio de la pirámide", "Mob Boss" o "Prison Ship", en la que repetía Aldo Ray), aunque el más reconocible es David O´Hara, prota de la siguiente peli de Ray, la mentada "El misterio de la pirámide" que también anduvo en "El poder de las armas" o en Z-movies tan míticas como "Hard Rock Zombies" (en nuestro puto libro!!) o "Ángel de la venganza", del legendario Ted V. Mikels. Igualmente, en el apartado técnico encontramos nombres que volveremos a ver, como los de Bart y Bret Mixon (el primero había realizado los créditos animados de "Alien Dead" y ambos terminarían metidos en películas de lo más mainstream) o T.L.Lankford, director y productor que solía currar como guionista para Fred Olen Ray. En este caso no es que se luzca mucho, ya que su función en "Biohazard" es la de escribir diálogos adicionales... y visto lo visto, mejor que se hubiera dedicado a recoger flores o pasear canes meones.
Por sorprendente que suene (¡¿más?!), en 1995 Fred Olen Ray produce "Biohazard: the alien force", dirigida por Steve Latshaw, una especie de remake/secuela que, básicamente, cuenta lo mismo que la original menos por lo de la tía con poderes mentales. ¡Para una idea buena que tienen!. Aquí el bicho surge de un experimento genético... pero el resto, lo mismo. De siempre.
Buena Mierda.
miércoles, 7 de febrero de 2024
GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 33 (EL RAY DEL RECICLAJE)
Saben de sobras el afecto que siento por Fred Olen Ray. Así, a lo tonto, este blog se está convirtiendo en el sitio web oficial en castellano dedicado al tipo y sus correrías. Y, entre estas, destaca una por méritos propios: la de reciclador. Si algo se le daba "bien", era reaprovechar material, ya fuesen decorados, atrezo, vestuario e imágenes de films ajenos o los suyos propios. Menudo hijoputa genial, ¿verdad?. Y de eso van los escaneos bonitos de hoy, de repasar algunos de sus fechorías más descaradas y enternecedoras.
En tiempos que perdía el ojete por Sir Olen Ray, existía una película en su extenso catálogo imposible de localizar, "Star Slammer" o "Prison Ship" (los dos títulos disponibles), su aportación a la ciencia ficción aventurera. Pal caso, el tema reciclador afectaba a las secuencias de naves batallando, los decorados (Roger Corman tuvo mucho que ver en ambos casos) así como atrezo previamente explotado en alguna serie televisiva. Vamos, que a Ray la broma le salió muy barata (todo lo contrario que al otro pobre y alcoholizado Ray, Aldo, obligado a lucir esas ridículas pintas de cyborg) Y ahí anduve, buscándola, sobre todo porque, por fecha de realización, se situaba en la era dorada del zineasta. Desafortunadamente, cuando finalmente tuve acceso fue en versión original sin subtítulos. Algo que puedo tolerar si la peli chorrea calidad y no limita su esencia a diálogo rellenametrajes. Como saben, esto último lo era y es todo en el cine fredolenrayante, así que no pude acabarla. Además, sus maneras planas y desalmadas me sientan bastante peor que antaño. Lástima. Digamos que era demasiado tarde ya para iniciar una historia de amor fou con ella.
"Demon Cop" gira en torno a un poli que por las noches se convierte en una suerte de bestia demoníaca. El resultado, inédito para mí, tiene más mala prensa que Alaska en una convención de gente honesta. Como siempre, es el material visual / promocional el que salva la papeleta. Fue adquirida para su distribución por Olen Ray quien, consciente de su condición basurácea (él mismo reconoce que no hay dios que la soporte), le añadió una intro de tres minutillos con un Cameron Mitchell al que se le escapaban los pedos (eso sí, figura como protagonista en los créditos, faltaría plus), se la coló a alguna infradistribuidora y, ¡ea! a dar guita (si es que algo habrá dado esto) Una estrategia de la que nuestro héroe ya solía echar mano eventualmente. Ahí tenemos el famoso caso de la infame "Días de horror y muerte".
Cerramos el recorrido con una imagen que, honestamente, no pertenece a mis revistas. Simplemente la saqué de interné. Pero va como anillo al dedo. Primero porque en ella vemos a un orondo Fred Olen Ray en plena faena, rodando con una hermosa cámara de 16mm. Y segundo, porque lo que rueda es una escena de "Evil Spawn / Engendro Satánico". Así pues... ¡¡¿¿a quien debemos la paternidad de la interfecta??!! ¿Ray, Newsom o Hall? ¿quizás los tres? o, a tenor de los resultados, ¿nadie?. Misterio.
sábado, 18 de noviembre de 2023
TERMINAL FORCE
Otro que merece ser mencionado es Cleve Hall. De hecho, daría para un artículo entero. En "Terminal Force" interpreta a un asesino demente con pinta de rockero gótico -ya que pertenecía de forma genuina al gremio- y la cara de Pablo Carbonell. Es un actor pésimo, pero resulta muy gracioso. Se le puede ver en "El amo del calabozo", "La gran aventura de Pee-Wee", "Sueños Tortuosos", "Roller Blade Warriors: Taken by Force" de Donald G. Jackson, alguna de DeCoteau y otras tantas de Olen Ray. Aunque, realmente, lo suyo eran los efectos especiales, iniciándose nada menos que en "Pesadillas de una mente enferma" para, luego, pasar a currar con "Empire" en un montón de sus subclásicos (entiendo que asistiendo a John Carl Buechler) y clásicos. Una de sus últimas aportaciones fue fabricar al bicho protagonista de "El ataque del tiburón de dos cabezas", dirigida por Chris Ray, el hijo de Fred Olen Ray quien, ya puestos, tiene cameo en la misma "Terminal Force" como repartidor de periódicos. ¿No es encantador?. Al parecer, en 2012 Hall protagonizó un "reality" para "Syfy Channel" dedicado a su labor en el campo del látex titulado "Monster Man", lo que le otorgó cierta fama. Según la secretaria, colaboró en la confección del libro "It Came from the 80s!". Habría molado entrevistarle a fondo, pero por desgracia murió hace dos años. ¡Ah! olvidaba un último dato que aclara y contextualiza muchísimo de lo comentado hasta ahora, Cleve era hermano de Kenneth J. Hall.
Cerrando ya el apartado dedicado a los intérpretes "no Rayanos", queda Vincent Barbi, el típico superviviente de la era dorada del "exploitation" que Olen Ray fichaba por puro fanatismo. En sus años mozos, Barbi curró en el "The Blob / La masa devoradora" original de 1958. Luego, se prestó a salir en un puñado de los subproductos vomitados por Ted V. Mikels, en la serie y la película del "Batman" de Adam West, en la hoy reputada "Dolemite" y... a partir de aquí ya comienza a tantear terreno Rayano, coincidiendo con James R. Sweeney en "Capone", dirigida por el habitual colega/socio de Fred, Steve Carver (quien aparece en los agradecimientos de "Terminal Force") o haciendo de víctima en "El día después del juicio final" para entrar a formar parte de la mafia Olen Ray. Justo antes de palmar, Barbi tiene papelito en una cosa rarísima de naturaleza "indie" titulada "Suture". La vi en el Festival de Sitges, y se suponía el gran nuevo descubrimiento del palo, rollo "Reservoir Dogs", "El Mariachi" o "Clerks" (al fin y al cabo, estábamos en 1993), pero no coló. Incluía cierto elemento absurdo en su trama que provocó el rechazo de crítica y público.
Y, ahora sí, nos metemos de cabeza en el puro Fredolenrayismo... o esta reseña no terminará nunca. Los habituales que le acompañaban a todas partes durante los 80 y 90. Comenzando por su ex-mujer, Dawn Wildsmith, siguiendo con el gran gran Jay Richardson poniendo fondo y forma al mafioso jefe, un personaje detestable que el actor hace simpático. La inevitable Michelle Bauer, mostrando sus operadas ubres, claro. Ralph Lucas, que en "Beverly Hills Vamp" hacía del criado de las vampiras, esas que se papeaban a los amigos "nerds" del protagonista, uno de los cuales, Tom Shell, también asoma en "Terminal Force", solo que cambiando totalmente de registro. Aquí es el baranda que casi -casi- se tira al personaje de Angela Porcell. Hoy día, Shell se ha reciclado a director de productos desangelados, pero dispone de una filmografía como actor que es... verla para creerla. No pueden faltar tampoco el bueno de Joseph Pilato (acreditado Josef Piato) o el subdirector de subcine Dan Golden.
Pasemos directos a detrás de las cámaras. El fuerte de Ernest D. Farino han sido siempre los efectos especiales (y no solo de subproductos, también algunas películas de primer orden) pero, inquieto él (de joven editaba un fanzine dedicado íntegramente a Ray Harryhausen), en ocasiones lo ha intentado con la dirección y, como es el caso, la escritura de guion. Concretamente tres veces. Sorprende que de una mente tan imaginativa salga algo tan soso como lo reseñado, pero, en fin, ya se sabe. Sus otras dos aportaciones han sido igualmente para Fred Olen Ray, "Wizard of the demon sword" y la ya muy mencionada -y genuinamente divertida- "Beverly Hills Vamp".
Produce (entre otras cosas) Grant Austin Waldman, otro de los creyentes en la causa Ray. Pones la filmografía de uno al lado de la del otro, y casi van a la par. Waldman también lo ha intentado como director de sus propias cacotas, destacando entre las pocas "Teenage Exorcist".
A la hora de ilustrar esta interminable reseña, he echado mano de la sosa caratula del VHS español, básicamente porque así es como la alquilé en su día. Sin embargo, me ha sido imposible resistirme a sumarle la exageradísima y graciosa ilustración que corretea por ahí como cubierta de alguna edición extranjera. Más que nada porque es puro y duro "exploitation". Pilla los cuatro elementos atractivos, desmádralos, y añade alguna mentirijilla piadosa (ese Harrison hiper-musculado!!). Aaaaay (suspiro) los buenos viejos tiempos.
jueves, 22 de septiembre de 2011
EL PODER DE LAS ARMAS
Dos detectives contratados por la mafia japonesa la lían parda en un intercambio de intereses. El uno traiciona al otro. Este segundo, muere, por lo que su familia al completo decide tomarse la revancha.
Llevo tantos años viendo ponzoñas firmadas por Fred Olen Ray que había olvidado lo placentero que resulta, para variar, encontrarse con una realmente visible. "El poder de las armas" es un thriller de acción sencillito, correcto, pero sobre todo, que no aburre y pasa relativamente rápido (además dura 80 minutos). Bien facturado técnicamente, con las justas dosis de explosiones y tiros y un reparto muy carismático y simpático que, esencialmente, contribuye también al buen regusto que deja. Acompañando a los astros David Carradine y Lee Van Cleef (este segundo especialmente gracioso), nos encontramos un montón de rostros de serie B como los de Dick Miller (un clásico en el cine de Roger Corman y Joe Dante), Laurene Landon (musa de Larry Cohen), Brent Huff (trabajó en más de una ocasión para Bruno Mattei) o el mítico Michael Berryman (el feo de "Las colinas tienen ojos" original) en el rol de un simpático matón al que le encanta repartir galletas de la fortuna. En el lado de los malotes (bueno, Berryman también entra), mucho rostro asiático reconocible de mucha peli videoclubera, destacando el jefe de todos ellos, Mako, que has visto en tropecientos títulos (realmente, "El poder de las armas" parece un regreso a la época en la que la serie B de Hollywood estaba volcada en explotar el "terror amarillo", dato este evidenciado por el visionado de uno de esos añejos films en un televisor). Y claro está, no podemos olvidar a la escudería Olen Ray, que salvo Ross Hagen (otro de los malos), se limita a papeles muy pequeños o minúsculos: Susan Stokey, David O´Hara, Dawn Wildsmith (ex-señora Ray), Bobbie Bresee, Fox Harris y Michelle Bauer... enseñando teta, cómo no. El propio Ray se reserva su papelito como soldado amigo de Carradine en los flash-backs situados en Vietnam (donde muere acribillado). El guión corre a cargo de otro clásico de la casa, T.L.Lankford (suyos son también los de "El misterio de la pirámide", "Cyclone", "Hollywood Chainsaw Hookers" o "Espacio Profundo").
Vale, hay algun momento que descarrila un poco (el tiroteo del clímax final es bastante torpe), pero acostumbrados a las ñordas haituales de Fred Olen Ray, "El poder de las armas" vendría a ser el "Ciudadano Kane" de su carrera. En serio.
sábado, 5 de diciembre de 2020
ALIENATOR
Kol, un temible villano del espacio, va a ser ejecutado, pero logra escapar y refugiarse en la tierra, engañando para ello a un grupo de jovenzuelos con pelos en los huevos, un guarda forestal y un veterano de guerra. Hasta allí llega Alienator, una robota cuyo fin es cazar al fugado sin importar a quien se lleve por delante. Se carga a unos cuantos inocentes... aunque al final de la peli todo quede olvidado y el resto del reparto la vea como a una heroína, "toda una mujer". Tremendo.
En la época que "Alienator" llegó a nuestros estantes, andaba loco por Fred Olen Ray y su cine, así que el "estreno" fue un acontecimiento para mi. Claro, con tantas ansias me la puse y me aburrió de tal manera, que desde entonces siempre la he odiado. Probablemente, es la peli que más detesto de su director... y no será porque no tiene material para despertar tan feo sentimiento. Pero "Alienator", además de la modorra habitual, la falta de gracia, el look plano, aburrido y mortecino, la fría puesta en escena, la saturación de diálogos idiotas y, en definitiva, la basura recurrente en toda Ray-movie que se precie, supuso una gigantesca decepción. Por mera nostalgia decidí darle una segunda oportunidad... y requerí de CUATRO intentos porque me dormía en cada uno. Que sí, que es una mierda. Pero es una mierda de Fred Olen Ray y eso hace de ella una mierda diferente.
Como suele ser habitual en las producciones del amigo, lo más divertido lo encontramos en el reparto, repleto de actores en decadencia, nombres afines al género que el cineasta fichaba por puro fanatismo y los habituales del clan Ray. Así pues, la cosa queda de esta manera: Jan-Michael Vincent y John Phillip Law en las últimas, P.J.Soles (de "La noche de Halloween"), Leo Gordon (habitual de la factoría Corman), Robert Clarke (presente en muchas monster movies de antaño), Hoke Howell como cansino redneck palurdo, Joseph Pilato (el cabronísimo "Rhodes" de "El día de los muertos") y la inconfundible Teagan Clive, señora que se dedicaba al culturismo y también asomó el jeto en cosas tan variopintas como "Armados y peligrosos", el "Simbad" de Enzo Castellari y otras de San Olen Ray. Tampoco faltan los de toda la vida, Ross Hagen (el Antonio Mayans yanki), Dawn Wildsmith o Robert Quarry en el papel más insignificante y tonto de toda su carrera (básicamente está ahí para ser asesinado). También se deja ver Dan Golden, director de cutrismos a la misma altura que los de su colega.
La música la firma el gran Chuck Cirino pero, según fuentes consultadas, en realidad no es cosa suya, los productores dejaron el nombre pero extirparon su labor. Escribe el insaboro guion Paul Garson, quien para Fred Olen Ray también se encargó del libreto de la igualmente anodina "Cyclone". No volvió a guionizar nunca más tras "Alienator". Tampoco me extraña nada.
La peli está dedicada al entonces recién fallecido Fox Harris, actor de escueta pero estrambótica filmografía, en la que descubrimos otras pelis de Ray, productos de misma naturaleza exploit, títulos dirigidos por Alex Cox e incluso cosas rodadas directamente en vídeo. Flaco favor le hicieron dedicándole semejante mojonator.
Hacer notar que en el cartel español -este que tienen a la vista- le pegaron a Alienator un brazo izquierdo recortado de alguna otra fuente y que destaca por su escasa resolución. Buenos viejos tiempos los del caratuleo chungo.
lunes, 31 de mayo de 2010
EL MISTERIO DE LA PIRÁMIDE
Un ladrón de tumbas, de rulo por Egipto, libera a una diosa malcarada que le seguirá hasta los USA con el fin de hacerle pagar por su osadía y recuperar ciertas reliquias. Y bla, bla, bla. El guión lo firma Kenneth J. Hall, todo un astro de las letras en esa época dorada del cine parido directamente pal vídeo-club a quien debemos, en tareas de director (o uno de los varios que participó), aquel entrañable engendro conocido como... ¡pues eso!, "Engendro Satánico" (¡"Evil Spawn", polla!).
Según mis largos años de estudios, tengo entendido que "The Tomb" fue la primera peli "realmente profesional / estándar" de Olen Ray, quien rodó una especie de promo en los decorados de un anuncio de tejanos que recreaba un poco la moda de entonces, "Indiana Jones". Mostró dicho atentado a una productora / distribuidora de segunda y le dieron luz verde para facturar un largo. Es cierto que la peli intenta colarnos un poco el rollo aventurero que tanto molaba a todo el mundo entonces (de hecho, en España también pretendían hacérnosla pasar por un seudo-"Rambo", como bien se ve en la caratula), pero en realidad se trata de un film de terror ( o un "thriller sobrenatural") más deudor de "La Momia" que de látigos y sombreros de ala. Eso sí, todo ello haciendo gala (que no ala) de la mitológica incapacidad de Fred Olen Ray para dotar de ritmo a sus productos. En "El misterio de la pirámide" todo es bla, bla,
Al final, lo mejor son los momentos de humor (Ray nunca se tomaba muy en serio a sí mismo, y se agradece), las cagadillas (ver foto, se supone que ese señor que sujeta el sarcófago -quien, diría, es el mismo director- no debería estar ahí, claro que todo pinta a incompatibilidad de formatos), los títulos de crédito geniales (os los dejo al final del texto, formato vídeo. Este tipo de cosas eran las que, en mi época de fan, consideraba muy "estilo Fred Olen Ray", motivo por el que le admiraba... ejem) y el colorido reparto. Por un lado, las viejas glorias (Cameron Mitchell, John Carradine), por otro, los habituales del universo Alfredo (la Bauer, Susan Stokey, Dawn Wildsmith, Richard Alan Hench) y en último lugar, las "frikadas" (micro-rol para la todopoderosa Sybil Danning y otro para la ex-musa de Russ Meyer, Kitten Natividad, mostrando generosamente sus ultra-tetas).
Pero creedme, es más divertido reseñarla, que verla. Ahí va el vídeo....
sábado, 7 de mayo de 2022
CYCLONE, AL FILO DE LA MUERTE
Un tipo ha inventado una moto mega-futurista y "chanin" que se alimenta, principalmente, de una batería la mar de duradera y beneficiosa para el medio ambiente. Una corporación malvada hará lo que sea por agenciarse el juguete, así que, simplemente, se cepillan al científico. Lo que no saben es que, a partir de ahí, será su novia la que se encargue de proteger el invento y, de paso, vengar la muerte del pocholo.
A pesar de contar con más medios de lo habitual, "Cyclone, al filo de la muerte" sigue teniendo un presupuesto ajustado, de ahí que el señor director -haciendo honor a su "modus operandi"- continúe abusando de diálogos. Aunque al menos no son tan excesivos, ni tan tontos, como solía ser habitual. La peli cuenta con su accion-cilla. Sus "stunts" espectaculares (hay uno, con un coche que sale disparado por un puente, francamente llamativo) Explosiones generosas. Y todos aquellos elementos tan de la década (está fechada en 1987) que contribuyen a distraerte el ojo y la mente, como la banda sonora a base de sintetizador y un poco de repelente AOR. Así pues, como pasatiempo dominguero, la cosa tiene un pase. Sí, se puede ver.
Quizás la escena más maja -y más Ray_ante, dicho de modo positivo- sea cuando la prota y el novio acuden a un local "punk" para ver un concierto (con el mismo Fred Olen Ray interpretando al portero) En seguida pensé aquello de "Ay dios, a ver qué concepto tiene este hombre de lo que es punk... seguro que nada bueno" Y, vale, es verdad que las pintas del público son más propias de unos "New Romantics", sin embargo, y por esta vez, el grupo está a la altura. Hablo de "Haunted Garage", que se curran una canción un rato guapa y, además, cuentan como cantante con Michael Sonye, auténtico devoto del cine de terror y el "trash", hasta el punto de meter mano en "la industria" apareciendo en toda suerte de títulos. Lo has visto en muchas otras "obras maestras" del mismo Olen Ray, pero también de David DeCoteau o Donald G. Jackson. Ejercía como Mengele (!!!) en "Los surfistas nazis deben morir" Y se prestó a participar en los desvaríos primero underground, pornográficos después, de Eric Brummer. Como guionista, Sonye tampoco es manco, y entre sus libretos más notorios localizamos la falsa cuarta entrega de "El Exterminador" , "Commando para matar" del mismo Ray y, sobre todo, el clásico videoclubero "Fonda Sangrienta". Vamos, que el tío es toda una leyenda y merecería muchas más atenciones (justo al ladito de William Butler).
Ya que estamos con el personal que colabora o aparece en "Cyclone, al filo de la muerte", siempre tan interesante como entonces era norma en el cine de su director, sigamos indagando. Pal caso destacan Heather Thomas, la típica "bimbo" californiana supuestamente sexy que, a mi, me echa patrás. El colega Jeffrey Combs, aún caliente de su paso por "Re-Animator" y que repetiría con Fred Olen Ray en subsiguientes películas, como "Los Dreggs" (de la que siempre se arrepintió) o "Bandidos Americanos" (un western coñazo que ni pude terminar) El actor y especialista Dar Robinson, que moriría poco después de "Cyclone..." rodando otra peli (estrelló la moto contra un árbol, quedando empalado por una rama, nada menos) y al que se hace una dedicatoria antes de los créditos finales. La ex-"chica Bond" y ex-chica "Hammer Films" Martine Beswick. Un Martin Landau en pleno naufragio por los contornos del cine barato. Huntz Hall de los "Bowery Boys" como mecánico salido (este y la Beswick seguramente sean elecciones del Olen Ray más fan) Troy Donahue (repetiría con el director en "Terminal Force") Tim Conway Jr. (volveríamos a verle en una de las mejores Ray-adas, "Beverly Hills Vamp") Dawn Wildsmith (la por entonces pareja del cineasta) Y un par más de los habituales de la casa, Robert "Conde Yorga" Quarry y una Michelle Bauer vista y no vista ejerciendo de stripper, cómo no. Tanta fidelidad se prolonga al personal tras las cámaras, como un Donald G. Jackson en función de asistente, Bret Mixon a los efectos especiales + visuales y T.L.Lankford retocando el guion de Paul Garson, quien poco después escribiría también el de "Alienator".
A modo "frikoso", les dejamos una captura del film donde, muy de refilón, se cuela el estupendo póster de una no menos estupenda película recién estrenada entonces... ¿la reconocen? Más les vale porque, esta vez, no pienso desvelar de cual se trata.
sábado, 14 de mayo de 2022
COMMANDO PARA MATAR
Ahora toca la otra "action movie" que el cineasta parió en 1987 para "Trans World Entertainment", esta "Commando para matar", "Commando Squad" en v.o. Siempre me llamó la atención que el título español incluyera la segunda M anglófila en comando (supongo que con el afán de churrupetear del entonces aún reciente éxito de la maravillosa película de Arnold Schwarzenegger), cosa que ha sido finalmente corregida en versiones más actuales.
Con el fin de detener a unos malvados narcos, una serie de agentes son enviados a México city. Todos morirán... menos el último, que secuestran y torturan. Así pues, ante el desespero, el encargo recae en una pava. Será la que acabará poniendo orden, salvando a su colega y matando a los malos.
Nada que destacar. Acción del montón, pero un poco más a lo pobre. El ritmo es farragoso. Las escenas de persecuciones y tiroteos carecen de suspense o emoción. Lo mismo que los "stunts" que, aunque los hay, son menos espectaculares que los de "Cyclone, al filo de la muerte". La violencia escasea y, en fin, que no, no funciona. "Commando para matar" es bastante palizas.
Siendo otro el director, esta reseña terminaría aquí. Pero hablamos de San Fred Olen Ray, y su incomparable universo, y es ahí donde localizamos todos aquellos elementos llamativos que hacen de la experiencia algo medianamente más interesting.
Para empezar, que no falte el "momento Ray_ante" de rigor. Pal caso, tenemos la aparición de una legendaria tienda de coleccionismo cinematográfico allá en Los Ángeles ("Hollywood Book & Poster") que se supone tapadera para armar a los agentes (entre el arsenal disponible ¡un espectacular cuchillo con hoja rellena de ácido!). Justamente, antes de que la prota haga su entrada, vemos a la dependienta venderle un póster de "El misterio de la pirámide" -del mismo Ray- a un chavalín (he intentado localizar al actor, pero no figura en ninguna parte. ¿Tal vez el hijo del dire? En ese caso hablaríamos del hoy también filmmaker Christopher Olen Ray), previo comentario: "No se por qué, pero por lo visto a todos los niños les gustan esta clase de películas". Graciosísimo. Y, justamente, ya que mentamos ese título en concreto, señalar que en él aparecía una avioneta estallando en mil pedazos. Ray, como buen alumno que era de Roger Corman, la reutiliza en "Commando para matar" (a pesar de que el escenario sea sensiblemente distinto) y la hace petar por efecto de un certero disparo mediante recortada. ¡Toma puntería!.
Pero esos no son los únicos toques llamativos del film, hay más... aunque por la vía negativa. Errores, unos bastante tochos. Por ejemplo, un personaje procura ocultar su identidad a los ojos de un villano, que lo conoce previamente. Justo a continuación, ambos se encuentran cara a cara y el villano reacciona como si no supiera quien es. ¿Pa qué tanto disfraz entonces?. El héroe secuestrado anda metido en una caseta en medio del campamento de los narcos. Se supone que, por esa razón, debería ser el lugar más vigilado. Pues no, lo cierto es que es un cachondeo. Cuando el guarda de la puerta desaparece, nadie le da la más mínima importancia, ni siquiera uno de los esbirros que pasa por allí. Hay más (como que veamos perfectamente las colchonetas en las que caen algunos actores cuando son abatidos... podría ser cosa del formato, pero es así), todas igual de absurdas o, como dicen hoy día, "WTF".
En cuanto a los actores, y demás individuos pululando delante de la cámara, tenemos a los integrantes de la secta FOR (de Fred Olen Ray), todos en roles segundones: Robert Quarry, Dawn Wildsmith (interpretando, como siempre, a una tipa dura y mal lechada), Ross Hagen, Michelle Bauer en un papel no acreditado y despelotado y el mismo Señor Director jugando al póquer. Debuta como nuevo miembro el mítico Russ Tamblyn.
Del resto destacan otra de esas "bimbos" ex-chica Playboy, Kathy Shower, a la que hemos podido gozar como dios trajo al mundo en "Las aventuras de Tennessee Buck". Todo un clásico de la acción ochentera, Brian Thompson. Dos leyendas del exploitation, William Smith y Sid Haig (que haría buenas migas con el dire y saldría también en "Warlords", acá da vida a un esbirro que se pone como una moto cuando inflige dolor). Y, finalmente, un par de "antiguos", de esos que Ray fichaba por puro fanatismo, como Mel Welles (el Mushnick original de "La pequeña tienda de los horrores") o Marie Windsor, con una filmografía repletita de clásicos y subclásicos del fantastique de segunda o tercera división.
El guion corre a cargo de otro jefe, Michael Sonye (ya saben, cantante de "Haunted Garage" y responsable del libreto de "Fonda Sangrienta"). El todoterreno Gary Graver se responsabilizó de la fotografía. El supuesto México donde se desarrolla la acción no resulta demasiado convincente (sobre todo la aldea. Pa mi que el diseñador de producción no hizo los deberes), tiene toda la pinta de ser uno de los escenarios favoritos y habituales de Olen Ray, las cuevas de Bronson Canyon, hogar de mucho cine de monstruos barato en los años 50 y 60. ¡Ah! y uno de los personajes masculinos responde al chispeante nombre de: Putita.
¿Qué otra peli de baja estofa da más?.
Como colofón, y por aquello de no perder la costumbre, les dejo la caratula completa del VHS surgida de los archivos de Don Enorm.
viernes, 5 de julio de 2013
LOS DREGGS
En concreto "Los Dreggs" vendría a ser un especie de homenaje a los seriales de ciencia ficción y aventuras de los años 30, pero pasados por el tamiz Fred Olen Ray, es decir: muchos diálogos para rellenar metraje (y extremadamente estúpidos, añado), incapacidad de dotar de un mínimo de ritmo a nada y reciclaje desesperado. No en balde, su título original es "The Phantom Empire", exactamente igual que un serial del año 1935 con protagonismo de Gene Autry (a quien se cita directamente a modo de guiño fricoso durante una charla). Eso sí, sin ningún vínculo real más allá de la -imagino que- buscada coincidencia titular.
La peli que nos ocupa a España llegó de la mano del entrañable sello "Lightning Video" que, aprovechando la presencia en la trama de unos bichejos caníbales de ojos blancos, intentaron colárnosla como un especie de exploitation de "Gremlins" bautizándolos como "Dreggs" (aunque no recuerdo que en el film se mencione ese nombre... y no será porque no le dan al pico, los muy hijos de su madre). Al menos la caratula era de lo más llamativa, prometiendo emociones mil, monstruos, robots, chicas malas, etc... lástima que en ningún lado pusieran que se había rodado en tan sólo seis llamativos días, por aquello de aprovechar el equipo que Ray había alquilado para alguna de sus producciones previas. Tío listo.
Un cazatesoros en plena mala racha es contratado por una chica rica para buscar una civilización oculta bajo tierra donde, se supone, encontrarán diamantes de incalculable valor. Pero antes de llegar, tendrán que enfrentarse a toda suerte de peligros tales como una tribu caníbal, un robot mortífero, dinosaurios y una jefa alien con pinta de amazona y muchas malas pulgas.
¡¿Qué gran concepto, verdad?!. Sí. Lástima, como decía, que todo ello esté facturado con la habitual desgana y pereza del cine de Fred Olen Ray. ¿Por dónde empiezo?... ¡hay tanto!. La peli se abre con un absurdo texto en el que el mismo director asegura que lo que va a narrarnos es totalmente verídico. ¿Recuerdan cuando en la reseña de "Biohazard" les hablaba del "toque Ray"?, bien, pues en "Los Dreggs" esto que les comento ejerce como tal. Seguidamente, viene la que, a mi gusto, es la mejor escena del film, en la que un monstruo de patético y ridículo aspecto altamente zetoso (un tipo con una evidente máscara de carnaval) sale de una cueva, ataca a una familia de picnic y le arranca la cabeza al padre. ¿Gore?, sí, un poco, pero también increíblemente cutre y mal parido... ver el cambio de expresión de la cara de la víctima de perola entera a cercenada resulta im-pa-ga-ble. Con todo, yo de chaval tenía la costumbre de ver los primeros cinco minutos de la peli unas horas antes de sentarme en serio frente a la tele. Y claro, con un arranque así, uno se lleva fácilmente a engaño.
El resto, pues un coñazo. Las peligrosas grutas por las que se desplaza el equipo explorador son todo el rato las mismas cuatro paredes, perfectamente iluminadas y con un amplio y cómodo pasadizo totalmente aplanado para que los actores puedan caminar sin demasiada dificultad. Una vez llegan al mundo perdido bajo tierra, este se limita a ser el puto exterior, justificando la luz solar como efecto de un volcán en perpetua erupción (sacado de vaya usted a saber qué documental). ¡¡Mamón, al menos pon algún filtro!!. Naturalmente este mundo está tirando a desolado, cuatro tipas en biquini y una amazona reina de aparatosa indumentaria leather. Poco más, todo muy pobre y triste. Completan el paisaje un puñado de dinosaurios en stop-motion directamente robados del film de 1977 "El planeta de los dinosaurios". Además de este reciclaje, tenemos muchos otros, destacando la aparición de una versión tuneada de "Robby, el robot" de "Planeta Prohibido" (el modo patoso y desordenado, casi verbenero, en el que los exploradores se enfrentan a él, resulta más que hilarante) y, mi favorito, el vehículo supuestamente futurista que aparecía en la serie de televisión de "La fuga de Logan" y que muchos que compartan edad conmigo recordarán afectuosamente. También localizamos la nave espacial que luego Olen Ray reutilizaría para su película "Alienator" (y que, probablemente, venía de reutilizar de alguna otra... ¿"Prison Ship" tal vez?) en un tremebundo efecto de perspectiva forzada, el truco favorito del cineasta que, si ya suele usarlo habitualmente en sus películas, en esta es un no parar. Tenemos esqueletos de dinosaurio, cráteres y diamantes, todas muy mal paridas.
Tanto delante como detrás de las cámaras encontramos nombres muy habituales del universo Ray, sobre todo en aquella época. Veamos: Ross Hagen, Dawn Wildsmith (la ex del director se marca un rol altamente irritante y odiable), Robert "Conde Yorga" Quarry, Susan Stokey, el malogrado Russ Tamblyn en un papel muy escueto, Michelle Bauer (enseñando pechamen, ¡claro!, aunque menos de lo habitual) y Michael Sonye como el decapitado del prólogo (y que, entre sus habituales funciones de guionista -además de cantante en el grupo "Haunted Garage"- está el haber firmado el libreto de la popular "Fonda Sangrienta"). Inevitablemente, la jamona Sybil Danning interpreta a la reina alien medio-amazona en esta, su segunda colaboración con Fred Olen Ray tras "El misterio de la pirámide", atención a la secuencia altamente patética en la que se enfrenta a un dinosaurio gracias a una lanza que localiza por pura casualidad. Sin embargo, la medalla se la lleva Jeffrey Combs, sí, el mismísimo "Herbert West" de "Re-Animator" (y que, cómo no, se reserva el chascarrillo complaciente citando "Miskatonic"). Venía de colaborar con Ray en una peli previa, la aburrida "Cyclone", y supongo que por cosas de contrato, se vería obligado a intervenir en "Los Dreggs". Viéndolo, es fácil compartir su dolor. Quiero decir que a los habituales de Ray, Hagen, Wildsmith, Bauer o Quarry, los ves en su salsa... pero con Combs sufres verdadera vergüenza ajena, no puedes evitar sentirte mal por/con él oyéndolo soltar esas frases tan chorras, viéndolo correr arriba y abajo o enfrentándose incapazmente al robot. Para mi que se sentiría totalmente fuera de lugar... ¡¿qué hacía él metido ahí, entre toda esa peña de la serie Z?!. En alguna entrevista posterior, ha confesado honestamente estar muy arrepentido de la experiencia. Sin embargo, años después repetiría con el director en el western "Bandidos Americanos".
En el apartado técnico, encontramos a T.L.Lankford, Gary Graver y Bart/Bret Mixon. Destaca por curioso Tony Malanowski como co-montador, un tipo que ha pasado media vida disculpándose por haber dirigido la peli que le abrió las puertas del cine profesional, "The Curse of the Screaming Dead", una costrosa fábula de zombies altamente zetosa que acabó en las arca(da)s de la Troma (¿quién si no?) como "Curse of the Cannibal Confederates". Si les digo que el mismo Lloyd Kaufman la considera una de las peores de su catálogo, se lo digo todo todito.
Me puse a revisar "Los Dreggs" ayer noche con ganas y mucha voluntad, por eso quizás me pareció un 10% menos aburrida y terrible de lo que la recordaba. Pero no nos engañemos, eso es exactamente lo que es, por mucho que Ray intente salvar la papeleta a base de humor... claro que, pal caso, a veces este hace más daño que bien, acercando en demasiadas ocasiones el conjunto al puro patetismo. Eso respecto a los momentos cómicos, el resto ya resulta miserable por si solo.
Únicamente recomendada a fans del director y su troupe... después de pegarse un lingotazo de trinaranjus y una clencha de petazetas.
martes, 2 de septiembre de 2014
DEL ESPACIO PROFUNDO
Hoy día películas como "Del espacio profundo" ("Deep Space" en v.o.) las veríamos directamente en el Syfy Channel, protagonizadas por alguna ex-estrella decadente y chorreando CGI. Pero en 1988 estas cosas tenían su verdadero mercado en el vídeo-club, y Fred Olen Ray (sospechoso habitual) era el puto amo en esas lides. Además, como bien sabrán, los ordenas todavía no daban pa tanto, y los trucos seguían fabricándose con látex u otras sustancias pringosas (y aquí no es que se luzcan mucho, la criatura apesta a muñecote sin cuello cada vez que asoma y su torso-escupe-tentáculos parece una puta sábana tendida).
La verdad es que, temática, narrativa y estructuralmente las cosas no han cambiado mucho en lo que se refiere a esta ralea de productos, siguen tirando de las mismas salidas que, básicamente, se limitan a muuuuchos diálogos idiotas para rellenar metraje (de verdad, Fred Olen Ray debe tener horror vacui porque prácticamente nunca deja un puto fotograma en silencio) y toda suerte de clichés y salidas ultra-previsibles, propias de mentes perezosas que no se cansan demasiado durante el proceso creativo. La diferencia aquí es que, A, semejante desaguisado tiene más encanto cuanto más añejo es y, B, Olen Ray siempre sabía dotar a sus ñordas de cierto "touch" que las hacía un pelín sobresalientes (dejando de lado su tendencia al estatismo asesino). En este caso nos referimos al desenlace, donde el poli prota se enfrenta a la bestia mediante sierra mecánica, lo que se traduce en un alegre baño de líquidos pringosos y salpicaduras mil. Curiosamente dicha parte (y otra en la que los tentáculos del bicho actúan como ramas con vida propia) parece guardar ciertas similitudes con "Posesión Infernal". Podría ser solo invención del menda, cierto, pero lo que sí es evidente es que Ray y su co-guionista (y habitual colaborator) T.L. Lankford toman buena nota de, claaaro, las "monster movies" clásicas y, claaaaro, "Alien, el 8º pasajero" (menos que de costumbre, eso sí). Ya no solo por el look del marciano, ahí con su cabeza apepinada, también por secuencias como aquella en la que un segurata sale a la caza de un gato mientras a sus espaldas el e.t. se alza lentamente. Y si no, que se lo pregunten a Harry.
El reparto de esta cosilla es tan colorista como solía serlo en todas las pelis del amigo Alfredo. El entrañablemente feo Charles Napier se erige como un simpático y cínico poli macarra (la escena que se viste de gaitero para seducir a la prota, según el manual de "Rambo", está entre lo brillante y la pura vergüenza ajena). Esta no es otra que Ann Turkel, que venía de "El puente de Cassandra" y "Humanoides del abismo" y que vería con horror cómo su nombre aparece mal escrito en los títulos de crédito. Les acompañan Bo Svenson, el televisivo Ron Glass (de aspecto genuinamente repugnante. Señalar que lograría un papel relevante en la serie "Firefly" -y, por ende, la película "Serenity"-), el gran James Booth como científico malcarado y la malograda Elisabeth Brooks en un rol bien tonto, de esos confeccionados para únicamente permitir un cameo, en este caso el de la mujer-loba sexy de "Aullidos".
También rulan por ahí actores veteranos provenientes del cine que Fred Olen Ray consumía de chaval y que ya solía fichar para sus despropósitos: Julie Newmar, la "Catwoman" del "Batman" de los años 60 (y que también anduvo por la ultra serie Z "Evils of the Night", compartiendo experiencia con una del clan Ray, Dawn Wildsmith), interpreta un papel totalmente estúpido, el de una psíquica que no aporta absolutamente NADA a la trama. Norman Burton anduvo en algunos títulos de "El planeta de los simios". Michael Forest y Anthony Eisley no solo curraron para el inevitable Roger Corman durante su etapa como realizador de cine de terror barato, además el segundo asomó por algunos auténticos hitos del trash como "Operación Goldman" (exploit Bondiano firmado por Antonio Margheriti), "Journey to the Center of Time" y "The Mighty Gorga" (del super-zetoso David L. Hewitt) o, rizando el rizo, "The doll squad" de Ted V. Mikels y el "Dracula vs. Frankenstein" de Al Adamson. ¡Que le hagan un mono-mento!.
No pueden faltar los "Regulars Ray" delante de la cámara que, pa la ocasión, se reservan roles muy escuetos (la Wildsmith, Fox Harris, Susan Stokey, William Fair, Richard Wiley o Richard Hench) y detrás (Gary Graver, Bret Mixon). La simpática y rayante banda sonora parece de Chuck Cirino, pero no lo es. El mismo amigo Ray se marca un cameo como camionero (y cuela su "The Tomb" en una pantalla de televisión). Las escenas del bicho llegando a la tierra son, como de costumbre, extraídas de una peli previa de mayor presupuesto y temática parecida, en este caso se trata de "El terror llama a su puerta". Y dado el relativo parecido que "Del espacio profundo" guarda con la Rayada "Biohazard", no sorprende que compartan momentos casi idénticos, como esa "cría extraterrestre" que sale de su "recipiente" en la mesa de la cocina entre humo y gruñidos.
"Del espacio profundo" es lo que es. En mi etapa como Fredmaníaco me encantaba. Luego, más en frío, volví a consumirla y me pareció un coñazo tremendo. Hoy por hoy les digo que, en fin, no es ningún dechado de ingenio y creatividad, pero si le pones paciencia un Domingo por la tarde, se puede ver... especialmente porque merece la pena aguantar hasta el final, con ese cierre absurdamente espectacular y llamativo.
Como grand finale les dejo el (inmerecido) súper-cartel que ilustró el reputado Graham Humphreys para su rarísimo y casi fugaz estreno en salas de cine angloparlantes. Enjoy-en...
sábado, 4 de enero de 2020
RESCATE EN AFGANISTÁN
De la trama de "Rescate en Afganistán" no me he enterado mucho. Tal vez porque tampoco es que me haya volcado en prestarle atención. Digamos que todo gira en torno a un cuerpo de marines en plena misión de rescate en el país del título. Nuestro querido Steven es el francotirador de parcas palabras, lo que le viene de puta madre para no cansarse demasiado. El tipo rescatable es un congresista al que logran salvar, sin embargo las cosas se complican y Seagal y otro marine quedan atrapados, rodeados por el enemigo en un ruinoso edificio. El resto del equipo quiere regresar a por los suyos, pero los altos cargos se lo impiden. Les mandan a otra misión, una que también se complicará y que les servirá para, con la excusa, saltarse las órdenes, ir a por el gordo y, de paso, matar al malo. Fin.
Si algo destaca de la intervención de Steven Seagal en "Rescate en Afganistán" es que, uno, prácticamente no se levanta de la silla, ni participa en demasiadas escenas de acción. Dos, tampoco comparte plano con ninguno de los actores del reparto, las pocas veces que así lo hace estos salen de espaldas, ergo seguramente sean dobles. Lo mismo que cuando Seagal no da la cara, tiene toda la pinta de ser otro tipo vestido como él (según he leído, sus intervenciones suman unos escasos diez minutos en total). Sí queridos, es Steven Seagal prestando su nombre (su lamentable aspecto) y lo mínimo de su presencia para dar lustre a un subproducto en toda regla. Casi le hace más daño que bien, porque en realidad, siendo muy muy muy generosos y comprensivos, y dadas las circunstancias, la peli no es TAN espantosa. Las hay mucho peores. Se deja ver si no existe otra tarea urgente a la vista. El resto del reparto se esfuerza en cumplir (destacando a dos actores habituales de zetismos y pelis destinadas al Syfy Channel, Tim Abell y Paul Logan -que en su día protagonizó "Mega Piraña"-) y Fred Olen Ray rueda (y escribe el guion) con profesionalidad. Reciclando algunas imágenes de otras películas -sobre todo aquellas que incluyen explosiones- y tirando de CGI purulento para disparos y otras pequeñeces. Lo que le sale cumple con los mínimos, ideal para ver mientras revisas tus redes sociales. Una cosa mortecina, plana, fría e impersonal... pero eficiente. Que incluya como atractivo a un actor de cierto nombre -que no renombre- al que luego casi ni vemos, únicamente provoca que la peña diga más pestes de ella de las que realmente rezuma.
Que lejos quedan esos años en los que Olen Ray paría mierdas carismáticas. Pero bueno, al menos ahí sigue, currando, haciendo cine, y eso es incluso admirable. Le acompañan el mastuerzo de su hijo, Christopher Ray, y uno de sus clásicos, Jay Richardson, lógicamente envejecido y que interpreta al congresista capturado por los malvados Talibanes. A estos, como es fácil deducir, les dan vida siempre los mismos cuatro actores con la cara cubierta con pañuelos, probablemente también para disimular su origen norteamericano. En cuanto al lugar de rodaje, Fred Olen Ray presumía en redes sociales de rodaje en Afganistán, pero no cuela. Según las fuentes habituales, está parida en California y uno de esos desiertos tan habituales en el cine de Ray cuando necesitaba disponer de un planeta marciano, la guarida de un monstruo terrible o cualquier otra chuminada.
La nota de color la pone la intervención como actor del luchador de wrestling Rob Van Dam. Aparece en el cartel junto al nombre de Seagal. Ahí, todo grande. Y no, no es porque batalle a su lado o tenga un papel destacado. De hecho, es bastante secundario. Está para jugar a una evidente confusión: que algunos paletos crean que Jean-Claude Yasabenquien aparece en la peli, en plan fusión de dos viejos astros de los "actioners". ¡Juas!.