No me extenderé mucho presentando la película porque ustedes ya la conocen; Se trata de una parodia de “E.T. El Extraterrestre” protagonizada por Los Hermanos Calatrava y dirigida por Manuel Esteba. Básicamente consta de una serie de recreaciones pobres y chapuceras de las escenas más célebres de la película de la que hace chufla, en un batiburrillo de imágenes sin coherencia ni continuidad que sirven para el lucimiento de la pareja de cómicos que la protagoniza, Los Calatrava, así como para el de los humoristas invitados (Goyito, Manolito Royo) que intervienen como secundarios, cuyas presencias interrumpen toscamente la narración para así poder hacer partícipe al espectador de sus respectivos estilos. Se trata, probablemente, de una de las obras cumbre de la serie Z española y su nivel de pobreza podría hacerla competir con producciones turcas, paquistaníes o peruanas y, en tal caso, “El E.T.E y el Oto” saldría airosa. Mala y exasperarte, en pleno 2021 la película ya no despierta ni simpatía, sino todo lo contrario.
Con ese atentado al buen gusto y al celuloide que es la por otro lado entrañable “El E.T.E y el Oto”, parece que la cultura popular y los aspirantes a gacetilleros de este país se han cebado en cuanto a invenciones y rumores vertidos en torno a su producción. Es como si hubiera que propagar todos esos rumores para justificar el escribir sobre ella y que haya algo que decir, ya que lo cierto es que “El E.T.E y el Oto” es tan rematadamente mala que no hay nada que resaltar más allá de eso. Y es que, tras un reciente visionado todavía me duelen los ojos, en parte, debido a la infecta calidad de los ripeos existentes.
Entre los rumores expandidos por el fandom, las trolas del director y las de los propios Hermanos Calatrava, vamos apañados.
Uno de lo más extendidos fue que Esteba y Los Calatrava se adelantaron una semana al estreno de la de Spielberg llegando así a coincidir en la cartelera las dos películas. No hay que ser muy listo para saber que eso es una falacia. Tan solo hay que echar un ojo a la base de datos del ministerio de cultura para comprobar que “E.T. El Extraterrestre” se estrenó en nuestro país en Octubre de 1982, mientras que “El E.T.E y el Oto” lo hizo en Marzo de 1983. De hecho, cuenta Manolo Calatrava en sus memorias que la idea de realizar esta parodia surge al ver lo bien que estaba funcionando la película de Spielberg en las salas de nuestro país. Esteba y Los Calatrava fueron a verla para quedarse con las escenas más potentes, y, ahí sí, después se dieron prisa en hacerla. El rodaje duró una semana y la postproducción otra semana más. Y en cinco meses ya estaban exhibiendo en salas con “E.T. El Extraterrestre” todavía presente en cartelera. La coincidencia de ambas películas en cines se debe exclusivamente a que la programación de la de Spielberg se prolongaba semana a semana gracias a los beneficios.
El otro rumor existente, decía que Steven Spielberg había solicitado copia a la distribuidora de “El E.T.E y el Oto” al saber de su existencia y que, al verla, desestimó el denunciar a la producción tras corroborar su mala calidad. Manolo Calatrava en el libro afirma que duda bastante que Steven Spielberg llegase a verla porque, de lo contrario, directamente los mataba. De esta misma guisa, a Manuel Esteba en vida le gustaba alardear de que Spielberg vio la película, le telefoneó tras hacerlo y le felicitó ya que según el director judío, Esteba era el único que había captado el mensaje implícito en E.T. sobre la llegada de Jesucristo a la tierra (¿?). Todo mentira, naturalmente, aunque no existen datos que corroboren si Spielberg llegó o no a ver la película.
La idea se gesta tras un sketch que Los Calatrava ejecutan en televisión a propósito del extraterrestre. Con la película “Horror Story” diez años antes, Manuel Esteba deja dinero a deber a la pareja de humoristas, quienes no ve un duro de aquel rodaje. Con la fiebre de E.T. en nuestro país, y tras ver el sketch, Esteba contacta con los hermanos proponiéndoles hacer esta parodia para cine y, a pesar de las desavenencias y el concepto que estos tienen del director, aceptan protagonizarla a cambio de los gastos que pudiera acarrearles el rodaje y un 15% de los beneficios en taquilla. Para completar el reparto se cuenta con los propios hijos de Los Calatrava, Oscar y Curro García, además de otros cómicos invitados que intervinieron gratis.
Diez días antes del estreno, todavía no tienen el cartón de censura con la correspondiente clasificación por edades, tarea esta que desempeñaba por aquél entonces Pilar Miró. Esta alegó que no tenía tiempo para verla y calificarla, y, pese a que el estreno estaba ya programado, la dejó aparcada y sin la calificación. No podía proyectarse. Finalmente, y tras tener que personarse en su oficina la esposa y socia de Manuel Esteba, a regañadientes, la Miró calificó la película otorgándole un “no recomendada para menores de 14 años” pese a que era completamente blanca y estaba destinada a toda clase de público, especialmente el de corta edad. Con esa calificación perdían asistencia infantil a las salas donde se proyectase.
Se estrenó en 45 salas y, según Manolo Calatrava en sus memorias, el éxito fue rotundo recaudando más de 160 millones de pesetas, de los cuales los hermanos no vieron ni un duro, porque, al ir a reclamar a la productora de Esteba el 15% que por contrato les correspondía, el director se declaró insolvente, repitiéndose lo acaecido 10 años antes con “Horror Story”. Tampoco tiene mucha veracidad la versión de Manolo Calatrava, pues consultando la hoja del Ministerio de Cultura, la película no ganó 160 millones de pesetas, sino 31 provenientes de unos discretos 211.000 espectadores que fueron a verla la semana santa de 1983, o sea que, según esto, Calatrava se pasa en 130 millones de pesetas. No obstante, y teniendo en cuenta el bajo presupuesto de la película, como fuera, resultó un negocio rentable. De todas formas, no solo Esteba no dirigiría más cine, tampoco Los Calatrava volvieron a protagonizar más películas.
En cualquier caso, y tras un reciente visionado de lo más duro, lo cierto es que “El E.T.E y el Oto” es una de nuestras producciones más vergonzosas —y vergonzantes— que, paradójicamente, se convierte en una de las series Z más populares y que, al margen de la inutilidad técnica, destaca por un humor, el de Los Calatrava, que acaba funcionando por infuncional. Algunos gags son denunciables, así como la interpretación de Paco Calatrava como E.T. que hace dudar a los espectadores extranjeros si se trata de un extraterrestre o un deficiente mental.
A modo anecdótico decir que, como se trata de una película rodada sin sonido directo y doblada posteriormente en estudio, los hijos de los Calatrava fueron doblados por actores profesionales y, aprovechando la coyuntura, para proceder con Oscar García, el equivalente español al Elliot Americano, se contrató a José Luis Mediavilla, que es el mismo actor que dobló a Henry Thomas en el E.T. original, con lo que resulta muy gracioso escuchar la reconocible voz española de Elliot interactuar, casi con los mismos diálogos que en la original, con Los Hermanos Calatrava.
Todo muy entrañable. Pero nada más que entrañable.
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lunes, 16 de agosto de 2021
viernes, 23 de abril de 2021
EL ÚLTIMO PROCESO EN PARÍS
De lo peorcito de la cosecha de Los Calatrava, esta vez producidos por George Martin y dirigidos por José Canalejas según un guion del propio Manolo Calatrava.
En realidad, más que una película con los hermanos Calatrava, se trata de una película protagonizada por Paco Calatrava y María José Cantudo en la que Manolo Calatrava tiene un papel secundario, sin dejar de ser, obviamente, un producto made in Calatrava bros que siempre tendrían algo de poder, al menos, en sus películas producidas por George Martin.
El film, con una incoherencia narrativa como pocas he visto, cuenta la historia de Dupont y Dupont, el abogado más eficaz de todo parís que al verse inhabilitado en un caso de asesinato, no le queda más remedio que aceptar a su hijo recién licenciado como sustituto (Paco Calatrava), un auténtico inútil que más que resolver el caso, lo complicará. El resultado de esta infamia, rodada como sin ganas, es un continuo ir y venir de la Cantudo con el feo de los Calatrava para arriba y para abajo, que mientras resuelven el caso nos ofrecen un recital de gags cómicos que muy poquitas veces funcionan. No obstante, el valor de esta película —y de toda la filmografía de los Calatrava— reside en ese sello casi autoral y con olor a cochambrosa serie Z y naftalina que despide toda su filmografía.
La acción está ambientada en París como podía estar ambientada en Badajoz y, para ello, el equipo viajó hasta la ciudad del Sena con el cometido de rodar exteriores. El productor George Martin y María José Cantudo viajaron en el vehículo del primero y, como la Cantudo no tenía pasaporte, cruzó la frontera dentro del maletero del coche del productor.
Por supuesto, el equipo se trasladó a París sin gestionar las pertinentes autorizaciones para rodar allí, por lo que rodaron todos los exteriores en plan guerrilla, sin permisos, con cámara oculta e incluso interactuando con los viandantes, así, habiendo una escena ambientada en el ministerio de justicia, se posicionó la cámara a la salida del mismo y, director y actores tuvieron que aguardar a que se celebrase algún juicio real para que, cuando salieran por la puerta los letrados en toga, ponerse Paco Calatrava y la Cantudo su toga de atrezzo y salir detrás de los abogados para ser filmados a la salida de un litigio. Del mismo modo, otra escena transcurre en un local de striptease. En la escena, Manolo Calatrava escapa de un hombre armado del local. Se escondió la cámara detrás de una cabina telefónica cercana al Strip Club y el actor armado entró en el recinto con una pistola de fogueo escondida. El itinerario era filmar la entrada y salida de Manolo Calatrava al local, por lo que se filmaron ambas del tirón, con el inconveniente que suponía el portero del establecimiento que estaba en la puerta. Manolo solucionó esa inclemencia de la mejor manera posible, improvisando, por lo que al filmar la entrada al local, Manolo entra saludando al portero como si lo conociera de toda la vida como queda registrado en la película, del mismo modo que podemos ver la cara de asombro de este cuando Manolo Calatrava sale corriendo del Strip Club y, a continuación, el actor que le persigue con la pistola de fogueo. Con sus dos cojones.
También es conocida la incompetencia y divismo de la Cantudo que hizo perder a la producción muchos metros de metraje al no ser capaz de guiñar un ojo a cámara y que, posteriormente, en una entrevista para la prensa rosa, afirmó, de manera muy despectiva, que ella jamás había hecho una película con cómicos españoles. Los Calatrava no la perdonan eso.
Por otra parte, cuenta Manolo Calatrava que, a diferencia con la experiencia cinematográfica anterior junto a Manuel Esteba, en esta película si cobraron por su trabajo, además de ser una de sus películas con mayor afluencia de público ya que congregó en salas de cine a más de medio millón de espectadores del año 74, lo que es una cifra no del todo despreciable, pero nada que ver con trabajos anteriores.
Ahora, la película es mala a rabiar. Prácticamente, sentarse ante ella, se convierte en un pequeño suplicio. Pero son Los Calatrava y merecen el esfuerzo.
En realidad, más que una película con los hermanos Calatrava, se trata de una película protagonizada por Paco Calatrava y María José Cantudo en la que Manolo Calatrava tiene un papel secundario, sin dejar de ser, obviamente, un producto made in Calatrava bros que siempre tendrían algo de poder, al menos, en sus películas producidas por George Martin.
El film, con una incoherencia narrativa como pocas he visto, cuenta la historia de Dupont y Dupont, el abogado más eficaz de todo parís que al verse inhabilitado en un caso de asesinato, no le queda más remedio que aceptar a su hijo recién licenciado como sustituto (Paco Calatrava), un auténtico inútil que más que resolver el caso, lo complicará. El resultado de esta infamia, rodada como sin ganas, es un continuo ir y venir de la Cantudo con el feo de los Calatrava para arriba y para abajo, que mientras resuelven el caso nos ofrecen un recital de gags cómicos que muy poquitas veces funcionan. No obstante, el valor de esta película —y de toda la filmografía de los Calatrava— reside en ese sello casi autoral y con olor a cochambrosa serie Z y naftalina que despide toda su filmografía.
La acción está ambientada en París como podía estar ambientada en Badajoz y, para ello, el equipo viajó hasta la ciudad del Sena con el cometido de rodar exteriores. El productor George Martin y María José Cantudo viajaron en el vehículo del primero y, como la Cantudo no tenía pasaporte, cruzó la frontera dentro del maletero del coche del productor.
Por supuesto, el equipo se trasladó a París sin gestionar las pertinentes autorizaciones para rodar allí, por lo que rodaron todos los exteriores en plan guerrilla, sin permisos, con cámara oculta e incluso interactuando con los viandantes, así, habiendo una escena ambientada en el ministerio de justicia, se posicionó la cámara a la salida del mismo y, director y actores tuvieron que aguardar a que se celebrase algún juicio real para que, cuando salieran por la puerta los letrados en toga, ponerse Paco Calatrava y la Cantudo su toga de atrezzo y salir detrás de los abogados para ser filmados a la salida de un litigio. Del mismo modo, otra escena transcurre en un local de striptease. En la escena, Manolo Calatrava escapa de un hombre armado del local. Se escondió la cámara detrás de una cabina telefónica cercana al Strip Club y el actor armado entró en el recinto con una pistola de fogueo escondida. El itinerario era filmar la entrada y salida de Manolo Calatrava al local, por lo que se filmaron ambas del tirón, con el inconveniente que suponía el portero del establecimiento que estaba en la puerta. Manolo solucionó esa inclemencia de la mejor manera posible, improvisando, por lo que al filmar la entrada al local, Manolo entra saludando al portero como si lo conociera de toda la vida como queda registrado en la película, del mismo modo que podemos ver la cara de asombro de este cuando Manolo Calatrava sale corriendo del Strip Club y, a continuación, el actor que le persigue con la pistola de fogueo. Con sus dos cojones.
También es conocida la incompetencia y divismo de la Cantudo que hizo perder a la producción muchos metros de metraje al no ser capaz de guiñar un ojo a cámara y que, posteriormente, en una entrevista para la prensa rosa, afirmó, de manera muy despectiva, que ella jamás había hecho una película con cómicos españoles. Los Calatrava no la perdonan eso.
Por otra parte, cuenta Manolo Calatrava que, a diferencia con la experiencia cinematográfica anterior junto a Manuel Esteba, en esta película si cobraron por su trabajo, además de ser una de sus películas con mayor afluencia de público ya que congregó en salas de cine a más de medio millón de espectadores del año 74, lo que es una cifra no del todo despreciable, pero nada que ver con trabajos anteriores.
Ahora, la película es mala a rabiar. Prácticamente, sentarse ante ella, se convierte en un pequeño suplicio. Pero son Los Calatrava y merecen el esfuerzo.
lunes, 9 de julio de 2018
EL IN... MORAL
Curiosamente, algunas de las películas mas perdidas e
ilocalizables del cine español (en el sentido de que no existen más que una o
dos copias en 35 mm. sin que hubiera tras el estreno de las mismas vida
comercial en formato domestico y/o pases televisivos) son las películas de la
primera etapa de los hermanos Calatrava, más concretamente, “El último proceso
en París” o la que nos ocupa, esta “El
In…moral”. Prácticamente, es inviable el poder verlas, pero el hacerse con una
copia es potencialmente imposible. Incluso, corre el peligro de que algunas de
estas copias se hayan perdido para siempre, lo que imposibilitaría el hecho de
poder echarlas un vistazo. Y es una autentica pena.
Sin embargo, en estas lides, puedo considerarme un hombre
con suerte (o no), porque yo he tenido el placer de visionar una copia de “El
In… moral”. Y dirán ustedes, si tan ilocalizable está, ¿cómo es que tú las has
visto? bien, alguien a quién llamaremos “una buena amiga”, con acceso a una
sala concreta de cine y a ciertas copias de películas en 35 mm. consideró que
el trabajo de divulgación del cine cómico español que yo vengo haciendo desde
hace años en este, nuestro querido blog, o en el podcast “Los Aristócratas” es
encomiable, por lo que cuando se enteró de mi interés por visionar estas películas
ignotas, ni corta ni perezosa, me organizó un pase privado ¡para mí solo! en
una sala de cine de Madrid, de una de las dos o tres únicas copias que quedan
en el mundo de “El In…moral”. Así que la he visto en una copia de 35 un tanto
churretosa y en un cine. Todo un privilegio del que no muchos pueden presumir.
Eso sí, esta “buena amiga”, me hizo prometer que no revelaría la fuente de la
cual proviene esta cinta. Pero si me dio derecho a reseñarla —de hecho, se me
hizo el pase para que yo haga la reseña posteriormente— siendo yo,
probablemente, una de las cinco o seis únicas personas que han tenido
oportunidad de verla tras su paso por la cartelera, dónde la vieron, no
obstante, cerca de 350.000 espectadores.
Se trata de una de las dos películas que los Calatrava
hicieron a las ordenes del actor especializado en aparecer en spaghetti westerns José Canalejas —la otra es “El último proceso en París” y que
sirvieron para el lucimiento de estos dos cómicos que pese a tener el
beneplácito del público, no se pueda decir que sean unos genios del humor.
Quizás en su época, con la ingenuidad general si que resultaran efectivos, pero presenciar sus chascarrillos a día de hoy resulta de lo más bochornoso.
La película, que de puro raro empieza estupendamente para
luego perder todo el fuelle —y el surrealismo del que hace gala— antes de
llegar a la media hora, cuenta como los hermanos Calatrava, que se interpretan
a sí mismos, están empezando a despuntar en el mundo de las salas de fiestas,
por lo que cada noche, al acabar sus actuaciones, se van por ahí a divertirse
con las señoritas. Paco Calatrava se queja de que su hermano Manolo se lleva a
todas las tías buenas, mientras que él ha de conformarse con los cayos. Lo
curioso de estos quince minutos iniciales, es que Paco Calatrava, como se
interpreta a sí mismo, prescinde de la voz de tonto por la que es popular y
escuchamos su voz tal cual era en la época, sin estridencias ni interpretación
de ningún tipo, cosa esta que me ha llamado poderosamente la atención porque,
casi, ni le conocía la voz.
El caso es que, en una de sus juergas, atropellan con el
coche a una anciana. La llevan al hospital y esta necesita transfusiones de
sangre, por lo que en un acto de buena voluntad, Paco, se ofrece a donar la
suya. La cosa se vuelve totalmente majareta en el momento en el que al hacer la
transfusión, esta, se vuelve joven tras recibir la sangre de Paco, por lo que
se llega a la conclusión de que la sangre de Paco hace rejuvenecer a las
personas (¡).
A partir de aquí, no solo Paco retomará su voz de mongoloide
que le ha acompañado toda la vida, sino que, además, todas las ancianas quieren
su sangre (motivo este que Paco aprovechará para tirárselas), y distintas
organizaciones mafiosas querrán dar con el paradero del humorista para hacerse
de oro con su sangre. La cosa alcanza cotas de locura inimaginables cuando el
mismísimo Conde Drácula —¡un tío flacucho al que le han puesto colmillos usando
papel Albal!— se acerca al hospital dónde está Paco con el fin de chuparle la
sangre y rejuvenecer. A partir de ahí, la cosa se vuelve un ir y venir de
personajes, en una película en la que se abren tres o cuatro subtramas que
nunca llegan a cerrarse. Algunas, incluso, se plantean pero no llegan a
desarrollarse.
Se trata de una película que tras los 10 primeros minutos,
se vuelve absolutamente insoportable, hasta el punto de que si no fuera por las
circunstancias especiales en las que la he visto, dudo mucho que hubiera
llegado a completar su visionado. Una incompetencia artística y técnica difícil
de digerir, e incluso de ser disfrutada como obra trash. Un cutrismo que, si
bien no alcanza los niveles de la
película que ellos dirigieron, “Macarras Conexión”, si que hace mella en la
retina del espectador que resopla y resopla porque no ve la hora de que ese
tostonazo llegue a su fín.
En definitiva; me ha encantado verla en un cine para mí
solo, las circunstancias en las que la he visto y la experiencia en general,
pero lo cierto es que si jamás hubiera visto esta película, no habría pasado
absolutamente nada. Ahora, eso sí, me alegro de haberla visto y aquí reseñado.
“El In… moral” hace parecer a las películas Calatravescas de
Manuel Esteba obras maestras del cine Español. Ahí lo dejo.
Junto a los Calatrava, en un alarde de ortodoxia actoral,
tenemos a Mirta Miller, Loreta Tovar, Rafaela Aparicio, Frank Braña, Manolo
Zarzo o Mir Ferry.
He aquí el único testimonio de todo Internet. Gracias, mi
“buena amiga”.
viernes, 22 de marzo de 2013
DIVIERTASE CON NOSOTROS
Y es que este “Diviértase con nosotros”, fue todo un éxito
en lo que por aquél entonces se llamaba “Teatros portátiles” donde se hacían
estas pequeñas revistas que no precisaban de grandes escenarios, triunfando
sobretodo en el teatro chino de Manolita Chen, y no es para menos por el elenco
con el que contaba la obrita… Nada menos que Arévalo, Los Hermanos Calatrava,
Manolo Cal, Florinda Chico y un grupo de
vedettes, intercalando numeritos musicales entre los sketchs que interpretaban
los famosos cómicos. La gracia estaba, en que no solo podíamos verles haciendo
sus shows individuales, si no que podíamos
verles mezclados entre ellos, cosa poco habitual por aquél entonces. Así, pues
la cosa fue un notable éxito, motivo
este por el que esta revista vio la luz en su versión videográfica, que también
se alquiló como rosquillas.
En “Diviertase con nosotros” destacaría los números clásicos
de los hermanos Calatrava ( a los que tras años y años de observación y estudo
AL FIN les veo la gracia y ni me despeino al asegurar que son súper graciosos)
y el momento en el que una de las Vedettes sube al escenario a un pedazo de
subnormal que se pone cachondo, y que a la hora de bailar, vemos un serio
problema de sincronía en él.
A mí la revista, que ya está totalmente extinta y ver una a
estas alturas ya resulta poco menos que anticuado, es un género teatral que me
gusta, así como me gusta el humor de Arévalo y el de los Calatrava (El de
Manolo Cal, sigo todavía sin entenderlo) así que he disfrutado mucho con el
visionado de esta cinta, que reseño aquí, mas como testamento y constancia de
su existencia que por otra casa, pero que si, que está entretenida.
Para incondicionales de la revista de variedades, y
completistas del entrañable sello “Olimpyc vídeo”, que en los ochenta se
atrevió a editar cosas que no se atrevía a editar nadie, y salir airosos del
intento.
viernes, 3 de septiembre de 2021
LOS FOTOCROMOS (Y LA CARATULA VHS) DE "HORROR STORY"
Todavía no se han acabado los fotocromos... o al menos, vamos consiguiendo alguno que otro de vez en cuando.
En esta ocasión, y gracias al lector Fabio Méndez que ha tenido la bondad de escanearlos y enviarnoslos para el disfrute de todos ustedes, les dejo con los de una de las películas más infames de Los Hermanos Calatrava, "Horror Story", que aunque se nos vende como de terror cómico, en realidad se trata de una parodia del cine de espías en la que, en un momento dado, se introduce a los protagonistas en un viejo castillo en el que suceden un par de hechos paranormales. Lo cierto es que todo elemento horrorífico que pueda contener la película se queda en una vulgar anécdota.
Dirigida por Manuel Esteba, la película es más mala que Joselito, y lo cierto es que el único interés de la misma consiste en poder ver a los inefables hermanos Calatrava haciendo de las suyas.
Cuenta Manolo Calatrava en sus memorias "Yo... y mi hermano", que Esteba no les pagó ni un duro de lo estipulado en esta película. Aunque luego volvieron a caer en el anzuelo participando con él en algunas películas más... y a la hora de cobrar, su empresa siempre se declaraba en bancarrota.
Como sea, aquí les dejo los estupendos fotocromos, sin duda, mucho más vistosos que las churretosas copias existentes de la película, ripeadas del costroso VHS (del que, abajo, les dejamos la caratula completa) o de sus pases en televisión.
En esta ocasión, y gracias al lector Fabio Méndez que ha tenido la bondad de escanearlos y enviarnoslos para el disfrute de todos ustedes, les dejo con los de una de las películas más infames de Los Hermanos Calatrava, "Horror Story", que aunque se nos vende como de terror cómico, en realidad se trata de una parodia del cine de espías en la que, en un momento dado, se introduce a los protagonistas en un viejo castillo en el que suceden un par de hechos paranormales. Lo cierto es que todo elemento horrorífico que pueda contener la película se queda en una vulgar anécdota.
Dirigida por Manuel Esteba, la película es más mala que Joselito, y lo cierto es que el único interés de la misma consiste en poder ver a los inefables hermanos Calatrava haciendo de las suyas.
Cuenta Manolo Calatrava en sus memorias "Yo... y mi hermano", que Esteba no les pagó ni un duro de lo estipulado en esta película. Aunque luego volvieron a caer en el anzuelo participando con él en algunas películas más... y a la hora de cobrar, su empresa siempre se declaraba en bancarrota.
Como sea, aquí les dejo los estupendos fotocromos, sin duda, mucho más vistosos que las churretosas copias existentes de la película, ripeadas del costroso VHS (del que, abajo, les dejamos la caratula completa) o de sus pases en televisión.
viernes, 21 de agosto de 2009
VINILOS-3 (VARIEDAD)
El Padre Abraham, Los Pitufos, Hermanos Calatrava, Pedro Ruiz, Histeria de España, Grandes Éxitos años 80, Max Mix 4, Max Mix 5, Jive Bunny, Fat Boys the Twist, Rocky Sharpe and the Replays
martes, 24 de enero de 2012
BUSQUEME A ESA CHICA
Pero a pesar de lo sugestivo del trío protagonista, estamos ante una de las películas más flojas y aburridas de Marisol, a pesar de los vistosos numeritos musicales, que para la ocasión dirigió George Sherman. El resto del tocho, lo firma oficialmente Fernando Palacios.
La cosa es más o menos lo de siempre; Marisol es una joven cantante y bailarina que vive en la indigencia, sacando una perrillas cantando con su padre, que se hace pasar por ciego en lugares donde frecuentan los turistas. En una de estas, acude a un camping donde de esa labor se encargan dos individuos muy yeyés a los que hace la competencia. Por otro lado, tenemos a un millonario Americano, que ve muchas posibilidades de éxito en la jovencita, a la cual apadrina y adiestra para convertirla en toda una artista. Entre tanto, Marisol se debate entre enamorarse del millonario o del guapo del Dúo Dinámico. Lo único que queda claro de todo esto, es que mientras que el millonario le triplica la edad a Marisol, que cuenta con 16 años, al del Dúo Dinámico le calculo yo unos 25 bien entraditos. Pero estas diferencias de edad, parecen dar exactamente lo mismo en la película. No obstante, la ingenuidad de este tema en aquella época, es lo que llena de hilaridad al producto en la actualidad, porque por lo demás, ni los numeritos musicales están tan logrados como en otras películas, la historia no acaba de enganchar, la selección de canciones no es del todo acertada y la presencia del Dúo Dinámico queda relegada a un segundo plano. Vamos, un coñazo.
Sin embargo, el eterno rollo “guapo/feo” que le encorsetan al Dúo Dinámico, es harto divertido. Pasaba como con los hermanos Calatrava, que se les colgaba el San Benito, y mientras a uno se le halagaba por su belleza, el otro tenía que soportar las humillaciones.
Bajito, moreno, cabezón y con cara de simpático (en absoluto es feo el muchacho, no obstante) Manuel de la Calva asume el rol de feo, mientras que Ramón Arcusa se lleva finalmente a la chica. Los improperios que soporta el bajito, son de lo más humillantes, y por ende, divertidos.
En el reparto, José Bodalo, grande como siempre, interpreta al padre de Marisol, e Isabel Garcés en su rol de asistenta del millonario, que perdónenme ustedes, pero con la fama de graciosa y estupenda actriz que le precede a esta señora, yo sigo sin verle gracia alguna. Es más me provoca grima.
Apuntar también, que en los países de Latinoamérica, a la película se la conoce con el título de LOS NOVIOS DE MARISOL. Promiscua que era la niñata…
Muy floja. Aburrida para el torrente de diversión que supone el ver una peli de Marisol.
jueves, 6 de junio de 2019
I DUE GATTONI A NOVE CODE... E MEZZA AD AMSTERDAM
Aunque represente un fenómeno equiparable, en más de un aspecto, al
de ciertos dúos cómicos patrios (sin ir más lejos, Los hermanos Calatrava, con
los que coincidirían en el tipo de humor, así como en la laya de los films que
protagonizaron), el descomunal éxito cosechado por la pareja compuesta por Franco Franchi y Ciccio Ingrassia causa asombro y pasmo, en retrospectiva y desde una perspectiva no italiana, y no solo por el hecho de haber conseguido encabezar el reparto de más de un centenar de títulos (en su
momento de mayor apogeo llegaron a rodar 23 películas en solo dos años, llegando incluso a codearse con estrellas de Hollywood de la talla de Buster Keaton, Jayne Mansfield o
Vincent Price) sino, sobre todo, por haber gozado de una manera tan prolongada del favor popular protagonizando películas que, en su mayoría, eran rematada, inaceptablemente malas.
Lejos de erigirse en una moda pasajera, la carrera cinematográfica de los contrahechos Ciccio y Franco se desarrollaría durante algo más de tres décadas cimentándose en una clara estrategia comercial basada a su vez en esa ley del mínimo esfuerzo tan común, por otra parte, a la idiosincracia derivativa de la cinematografía transalpina de género: esto es, aprovechar el último éxito de taquilla para bautizar a una serie de películas en el fondo indistinguibles entre sí y que, en la mayoría de los casos, poco o nada tenían que ver con el título "parodiado". Así, y sin un criterio definido, los cómicos milaneses se atrevieron a "adaptar" a su peculiar manera desde prestigiosos ejemplos de cine de autor (por ejemplo, a costa de "El gatopardo" surgiría "I figli del leopardo"), del spaghetti western cómico con "I due figli di Trinitá" (o sea, la parodia de la parodia) e incluso de blockbusters yanquis como "El justiciero de la ciudad" o "El exorcista" con "Il giustiziere di mezzogiorno" y "L'Esorciccio", respectivamente.
Aunque sí que llegaron a filmar algún spoof en sentido estricto tal y como los conocemos hoy en día (por ejemplo, en "El guapo, el feo y el cretino" se recreaban personajes, escenarios y situaciones directamente extraídas de "El bueno, el feo y el malo") en la mayoría de los casos, y teniendo en cuenta esa ley del mínimo esfuerzo que antes comentábamos, se tomaba el film a explotar como mero punto de partida a partir del cual trazar una mínima línea argumental en la que el privativo, localista y vodevilesco sentido del humor de la pareja (basado en el slapstick, en los equívocos verbales de índole más o menos sexual y/o escatológica y, sobre todo, en las estomagantes muecas de Franchi) pudiera desenvolverse sin ningún tipo de obstáculo ni cortapisa.
En un nivel intermedio de esta tendencia nos encontraríamos con el anteriormente citado exploit del cine de justicieros protagonizado en solitario por Franchi, en el cual, y aunque se emularan algunas de las escenas del film de Michael Winner como la del calcetín lleno de monedas (“¿Me podría cambiar estas cinco mil liras en monedas de 100?
¿Me las podría meter en este calcetín?”), la supuesta parodia acababa tomando unos derroteros argumentales que se alejaban radicalmente de los del título en el que, en teoría, se basaba. En un nivel aún más extremo de dejadez y desvergüenza se encontraría esta "I due gattoni a nove code... e mezza ad Amsterdam", que si bien alude de manera evidente al segundo esfuerzo tras las cámaras del sobrevalorado Dario Argento no tiene absolutamente ninguna relación en aspecto alguno con el título que pretendidamente toma como modelo, más allá del hecho de que aquí Franco y Ciccio interpretan a dos periodistas, profesión que comparten (y yo diría que casualmente) con el personaje protagonista de "El gato de las nueve colas". Esta clamorosa falta de conexión nos lleva a pensar inevitablemente en dos opciones: 1) los responsables de esta película se inspiraron exclusivamente en el tráiler de la de Argento a la hora de escribir su guión, o 2) la pareja protagonizó un film absolutamente random al que rápidamente cambiaron de nombre tras el éxito de la otra.
Y es que si en esta última la historia trataba de las pesquisas que se desarrollaban en torno a una clínica privada que estudiaba la influencia genética en la formación del carácter del asesino, en este caso el par de caricatos estelarizan una trama de espías en la que la investigación de una muerte, de la que son testigos fortuitos, desembocará en el descubrimiento de una red de tráfico de diamantes (¿¡!?) Para alejar más aún uno y otro título, la mayor parte del metraje de "I due gattoni a nove code..." se situará como bien indica su título en la capital de Holanda, con el puterío que ello conlleva además de la consabida introducción de los dos cuarentones protagonistas en el mundo de las drogas blandas cuando estos entren en contacto con el ambiente de la juventud de la época, en una escena, por cierto, calcada de otra de la española "Crimen imperfecto", en la cual los detectives encarnados por López Vázquez y Fernán Gómez también se hacían pasar por jipiosos con el objetivo de resolver un asesinato, disfraz con peluca y abalorios, y caladita de porro, incluida.
Lejos de mostrar una voluntad por ofrecer algo novedoso, este cambio de rumbo con respecto al original denota una dejadez que posteriormente se confirmará y agravará en una sucesión de escenas absolutamente genéricas y previsibles (que incluye un enfrentamiento en una academia de karate, seguramente para aprovechar también la pujanza en aquella época del cine de artes marciales, género del que la pareja haría mofa un par de años después en "Ku fu? Dalla Sicilia con furore"), siendo la película dirigida por el todoterreno Osvaldo Civirani, colaborador habitual de la pareja, tan poco graciosa y aburrida que llega a funcionar más como thriller o spy movie que como comedia. Finalmente, y a pesar de alcanzar un considerable nivel de idiocia durante todo su metraje, "I due gattone a nove code..." no es ni de lejos tan irritantemente mongólica como otros trabajos del dúo, aunque por desgracia el único interés que a día de hoy pudiera deparar el visionado de un título de esta calaña (es decir, la curiosidad que podría despertar la comparación entre original y copia) queda frustrado por su condición de parodia encubierta o, más bien, de "no parodia" parca en referencias identificables por parte del espectador. Hasta en ese sentido resulta una película decepcionante.
Y es que si en esta última la historia trataba de las pesquisas que se desarrollaban en torno a una clínica privada que estudiaba la influencia genética en la formación del carácter del asesino, en este caso el par de caricatos estelarizan una trama de espías en la que la investigación de una muerte, de la que son testigos fortuitos, desembocará en el descubrimiento de una red de tráfico de diamantes (¿¡!?) Para alejar más aún uno y otro título, la mayor parte del metraje de "I due gattoni a nove code..." se situará como bien indica su título en la capital de Holanda, con el puterío que ello conlleva además de la consabida introducción de los dos cuarentones protagonistas en el mundo de las drogas blandas cuando estos entren en contacto con el ambiente de la juventud de la época, en una escena, por cierto, calcada de otra de la española "Crimen imperfecto", en la cual los detectives encarnados por López Vázquez y Fernán Gómez también se hacían pasar por jipiosos con el objetivo de resolver un asesinato, disfraz con peluca y abalorios, y caladita de porro, incluida.
Lejos de mostrar una voluntad por ofrecer algo novedoso, este cambio de rumbo con respecto al original denota una dejadez que posteriormente se confirmará y agravará en una sucesión de escenas absolutamente genéricas y previsibles (que incluye un enfrentamiento en una academia de karate, seguramente para aprovechar también la pujanza en aquella época del cine de artes marciales, género del que la pareja haría mofa un par de años después en "Ku fu? Dalla Sicilia con furore"), siendo la película dirigida por el todoterreno Osvaldo Civirani, colaborador habitual de la pareja, tan poco graciosa y aburrida que llega a funcionar más como thriller o spy movie que como comedia. Finalmente, y a pesar de alcanzar un considerable nivel de idiocia durante todo su metraje, "I due gattone a nove code..." no es ni de lejos tan irritantemente mongólica como otros trabajos del dúo, aunque por desgracia el único interés que a día de hoy pudiera deparar el visionado de un título de esta calaña (es decir, la curiosidad que podría despertar la comparación entre original y copia) queda frustrado por su condición de parodia encubierta o, más bien, de "no parodia" parca en referencias identificables por parte del espectador. Hasta en ese sentido resulta una película decepcionante.
viernes, 23 de agosto de 2013
VICIOSAS AL DESNUDO
Por eso me hace especial gracia que una película como
“Viciosas al Desnudo”, clasificada “S”, y por tanto, con licencias para poder
ser rodada con el culo, dirigida por el manitas Manuel Esteba, que jamás cuidó
un solo plano en ninguna de sus películas, sea tan divertida,
refrescante, y, curiosamente, la más elaborada y mejor terminada de cuantas
rodó el artesano catalán.
Cuenta la historia de un escritor de éxito que escribe sobre
las bondades de la juventud actual. Siempre discute con su editor sobre este
tema, pues este incide en que la juventud de ahora solo piensa en drogarse y en
follar.
Cuando su mujer se va de viaje con los niños, y se queda en
casa solo una noche de lluvia, llaman a su puerta dos hippies que le piden
cobijo y un baño… pero lo que recibirán es la polla del escritor por todos sus
orificios. Vamos, que Jack Taylor, que es quien da vida al personaje, se pega
el festival.
Claro, que le saldrá cara la cosa, porque tras el folleteo,
las chicas le pedirán, incluso, dinero, y cuando se quiere deshacer de ellas,
acaban secuestrándole, formándose una espiral de sinrazón de sexo, drogas y
violencia, que si bien a mí me recuerda ligeramente (por plagiadora más bien) a “La naranja
mecánica”, a un entusiasma fan japonés en IMDB le recuerda a “Thelma y Louise”
(??).
Cojones ¡pues me ha entretenido mucho la maldita película!,
porque con Esteba, la fascinación no viene por la calidad y/o el
entretenimiento. Hasta con las desmadradas comedias de Los hermanos Calatrava,
hay que tener paciencia y soportar el aburrimiento que suele ser sinónimo de
Esteba, pero me temo que estamos ante la mejor de sus películas. Porque la
historia es interesante, las escenas de folleteo estéticamente están bien
resueltas, porque está bien dirigida, porque Esteba ha sabido dotar de ritmo
algo que podía haber sido muy coñazo, porque tiene humor involuntario, como no,
y un reparto que siempre mola verlo en pantalla. Y todo ello en una película
“S”, que como ya he dicho, no tenía por qué contar con ninguno de estos
elementos, solo coños y tetas.
Como diría el Pumares “Se la ha hecho un primo”.
Ahora, ver a Jack Taylor revolcándose en un yakuzzi con
Adriana Vega y Eva Lyberten, ver como alguna mano se le escapa al pan, sobando,
chupando, gozando y poniendo cara de chimpancé en lugar de cara de placer, es
una experiencia única que nadie debería perderse, así como algunos de los
diálogos, que de poco currados, acaban por ser brillantes, como el que tiene
lugar nada más comenzar la película, entre el escritor y el editor: “- Se que
tus libros dan dinero. ¿Cómo no lo voy a saber, si soy quien los editó? Pero
esa juventud que defiendes no es mejor que la nuestra. –Si que lo es, porque no
tiene prejuicios. –Precisamente por eso. Son una juventud que solo piensa en
drogarse” o algo muy parecido se escucha nada más comenzar.
En definitiva, una maravilla, una rareza (por potable) en la
filmografía de Esteba, y una “rara avis” (por entretenida) dentro del cine clasificado
“S”.
En el reparto, junto a Taylor, tenemos las ya mencionadas Adriana Vega (vista en
casi cualquier película ochentera de Mariano Ozores) y Eva Lyberten (nacida
Herminia Benito y vista en productos de consumo como “Porno: Situación Límite”,
“En busca del polvo perdido”, “La caliente niña Julieta”, “Neumonía erótica y
pasota”, “Los violadores del amanecer” o “La Zorrita en Bikini”) y Javier
Garriga a.k.a. Frank Garrik.
lunes, 11 de marzo de 2013
SEXO SANGRIENTO
Manuel Esteba, ya saben, ese director al que Spielberg dio
su beneplácito a la hora de estrenar “El E.T.E. y el Oto”, y conocido
mayormente por hacer algunas de las películas de los hermanos Calatrava, y unas
pocas películas “S” de corte erótico terrorífico, debió ser el director/ autor
mas inútil de la historia del cine. Ahora, si sus películas costaban tres
pesetas, y daban el beneficio que se supone debían generar estos productos, es
normal que se dedicara a esto del cine.
Y es que una película que se titula “Sexo Sangriento” era,
para la época, un reclamo absoluto. Y no hay engaño posible, hay sexo y hay
sangre… lo que no hay es película.
Y es que toda ella, desde el primer hasta el último
fotograma, es material de relleno…No hay argumento, ni historia, ni cristo que
lo fundó, cuando la intención es que si la haya, y además bastante pretenciosa.
Les cuento: La película comienza con un cartel que nos advierte que estamos en
los años 40. Un niño que jugando a pelota, acaba metiéndose en una especie de sótano,
es sorprendido por una sombra que nos hace presagiar lo peor. A continuación, títulos
de crédito, un coche cuya radio anuncia la muerte de franco. Todo ello muy
largo, muy denso. Después, una serie de escenas de parloteo en las que
detectamos que la protagonista es fan de todos los rollos paranormales. Después
esta se mete en un coche y se va con otra pava a un caserón, dónde los caseros,
un hombre y una mujer, les reciben, a pesar de que no sabemos a que cojones van
allí.
Tienen montones de conversaciones absolutamente
gilipollescas, las dos tías se enrollan, el casero las observa… entra en juego
un cuadro con un tío bigotudo y unos pocos asesinatos y se acaba la película. Y
del niño de la pelota, que se ve que dar lugar a lo que ocurre aquí, no se vuelve
a decir ni pío.
No se entiende absolutamente nada. Y los productores
debieron pensar lo mismo, a juzgar por unos rótulos al final de la película,
que explican que en los años 40 había muchas casas encantadas, y ahí ya deduce
el espectador que es que se trata de una casa encantada. Un absoluto
desbarajuste, una chapuza máxima que hay que ver para creer. Pero es tanta la
inutilidad de Esteba, que ni siquiera consigue el humor involuntario del que
hacen gala estas películas… aquí tan solo nos aburrimos con las secuencias
largas, y no entendemos nada. Ni vemos nada, porque la iluminación es tan
penosa, que en interiores cuando está todo oscuro, no se ve absolutamente nada.
Ahora, como toda película malísima, siempre hay cosas que
molan. Las que tiene este pedazo de mierda, molan muchísimo; Por un lado,
Esteba no tenía ningún talento ni nada que se le pareciese, pero el tenía que
llegar a la hora y cuarto de metraje como fuera, y al tratarse de una película
de terror, tenía que introducirlo, que remedio le quedaba... Así, en su afán de
rellenar, consigue escenas propias del cine experimental más puro, sin que el
se lo planteara siquiera, intercalando en medio de la película, y sin venir a
cuento, planos de una calavera con ojos, sangrando (que aunque está bien encuadrado
el plano, intuimos que alguien derrama la sangre sobre la calavera con una
botella desde arriba) con planos de algo que parece ser el ojo en plena
descomposición de un cadáver, usando para ello el gran angular. Pues eso está
muy bien, oigan. Al igual que una escena en la que la casera, le mete por el
coño a la prota unas tijeras, haciéndole sangrar (y de ahí lo de “Sexo
Sangriento”).
Sin embargo, las escenas de erotismo, con el lesbianismo por
bandera, son lo más largo, aburrido y anti erótico que podemos echarnos a la
cara. De hecho, las habitaciones del caserón dónde estas transcurren, son tan
rurales que parece que estén en la habitación de un sucio burdel… pero Esteba
cumplía con su cometido: El de meter folleteo ahí.
Absolutamente insoportable, no obstante, el cúmulo de
subnormalidad, de desorden, de desvergüenza (para la banda sonora se roba un
tema de “Goblin”, que además, creo que es plagiado, es decir, que se vuelve a
grabar por otra gente, un tema que ya existía, y se mete ahí, sin permiso) y
las –accidentales- cosas buenas de la película, la convierten en una cosa muy
interesante para mí, y si les gusta de verdad el cine malo (que ya me duele la
boca de decir que el verdadero cine malo, no es el que te divierte y con el que
te echas unas risas, si no aquel que no hay por dónde cogerlo, y aburrido hasta
la desesperación), entonces, descaradamente, recomiendo su visionado.
En el reparto tenemos a una
decadente Mirta Miller, que ya tenía que aceptar lo que le diesen, a
Ovidi Montllor, que lo mismo le daba salir en una prestigiosa película de
Imanol Uribe como “La fuga de Segovia” que en esto ¡en el mismo año!, Y Diana
Conca y Vicky Palma, habituales explotadas del cine “S” que trabajaron poco,
poniendo como ejemplo de sus trabajos, la cojonudísima “Secta Siniestra” del
amigo Iquino, o “La caliente niña Julieta”, respectivamente.
En cuanto a Esteba, su filmografía entera es, cuando menos,
interesante.
miércoles, 1 de diciembre de 2010
CEMENTERIO PAL´PITO
CEMENTERIO PAL´PITO, no es una película. Es uno de esos vídeos, que también se estilan aquí en España, como aquellos de EL HUMOR DE TU VIDA donde se hacía un recopilatorio de gags de los cómicos de marras, se montaba todo a modo de un solo vídeo y se vendía en VHS o también ahora en DVD. Quizás no eso concretamente, pero si parecido.
“Dinamita Show”, vendrían a ser, por lo que tengo entendido, el equivalente Chileno a “Martes y 13”, salvando mucho las distancias y con la consabida diferencia de idiomas; “Dinamita Show” hablan una jerga totalmente indescifrable para mi… aun así, les veo cierta gracia. A nivel éxito serían el equivalente a “Martes y 13”, pero a nivel humor, yo los veo mas al estilo de “Los Hermanos Calatrava”, ya saben: uno de los individuos es el que demuestra cordura, y el otro, el desquiciado que le da siempre un doble sentido a lo que dice el cuerdo. Una cosa ya muy trasnochada.
El vídeo, es un espectáculo en directo, que van entremezclando con una serie de gags muy cortos y tontos, en los que hacen de enterradores y que suceden, en su mayoría, en un cementerio, de ahí el título del vídeo… ahora, no me pregunten que quiere decir “Pal´ pito”, porque no tengo ni pajolera idea…
La cosa, con paciencia, se deja ver. Incluso hay gags tan estúpidos que provocan carcajadas (al menos a mi… pero es que yo tengo debilidad por estos productos) y hasta sentimos simpatía por los desgraciados que a fin de cuentas son esta pareja cómica.
Eso si… ¿Se acuerdan del magnifico gag de “Mi marido me pega” de “Martes y 13”? bien, pues aquí sale ese mismo gag, alargado en tres trozos, pero con el mismo desenlace. El video es de 1991, así pues, saquen sus conclusiones.
No es la primera vez que veo los mismos gags en distintos cómicos españoles y sudamericanos, lo cual da mucho que pensar…
En el caso que nos ocupa, está claro que los plagiadores, son estos Chilenos. Lo de “Mi marido me pega”, es una genialidad de Millán, muy de Millán, y que estos plagiaron, vete tu a saber como. Tendrían antena parabólica o algo…
Con todo, una gran curiosidad.
lunes, 30 de octubre de 2023
BACALHAU
Parodia brasileña a cargo del director de corte popular que más espectadores ha llevado a las salas de su país con las películas de la saga de “Os Trapalhoes”, Adriano Stuart, que, rodada corriendo y a toda prisa, trataba de capitalizar el éxito internacional de “Tiburón” de Steven Spielberg. Apenas hay unos meses de diferencia entre los estrenos de una y otra. Y, por supuesto, un cachondeo brasileiro como este se saldó con un mega éxito de taquilla en el país de la pornochanchada.
La cosa no dista mucho del argumento de la película de la que se mofa: Un extraño pez anda suelto por la playa comiéndose a los bañistas. Un experto llega a la conclusión de que se trata de un bacalao de Guinea, una especie voraz y carnicera, así que las autoridades contratan a un pescador cojonudo con el fin de que se cargue al maldito pescado. Aunque no todo saldrá según lo previsto…
“Bacalhau” es tan oscura y sórdida como cualquier porno brasileño de la época. Teniendo en cuenta eso, la película se compone de una sucesión de gags de carácter muy local, donde predominan las presencias de mariquitas enloquecidos (que les encantaban a los brasileños en los 70 y 80), chistes verbales incomprensibles para el hispanohablante y, al igual que en la de Spielberg, a la hora de mostrarnos a la bestia se sugiere más que se enseña. Entonces, el bacalao que da título al film aparece en contadas ocasiones, eso sí, cuando lo hace, vemos un muñecajo de porexpan al que se le ve la etiqueta de “Made in Ribeirao Preto” —recóndita localidad costera sita al sur de Sao Paulo— y que, cuando ataca a sus víctimas, devuelve un esqueleto totalmente limpio, como sacado del aula de anatomía. Y ese es el cenit del humor de “Bacalhau”. El resto, un vodevil con toquecito picante de los de toda la vida, y excesivo mal gusto.
Con casi dos horas de duración, el visionado se torna poco menos que insoportable, pero se entiende totalmente el éxito de la cinta en su país de origen, porque ese tipo de explotación es de un carácter muy latino. Los italianos lo hacían constantemente y nosotros, los españoles, también (sirva como muestra, por ejemplo, “El E.T.E y el Oto” de los Hermanos Calatrava). El film estaba concebido para sacar los cuartos de los espectadores durante el tiempo que durase el tirón de “Tiburón”. Después de hacer caja, el producto era lo de menos. Quizás por eso durante lustros “Bacalhau” fue una película ignota y difícil de localizar, por la poca distribución que hubiera podido tener después de su estreno, pero, en pleno 2023, todo, hasta lo más oscuro, acaba apareciendo siendo compartido en Internet, y “Bacalhau”, no puede ser una excepción. Aunque sea en un ripeo de VHS costroso en el que no se ve absolutamente nada si es de noche.
En cuanto al director de la película, Adriano Stuart, es ya un viejo conocido de "Aquí Vale Todo"; hablamos de él en las reseñas de “Fofao, a nave sim rumo” y “Bruce Lee vs. Gay Power”. Un artesano brasileño especializado en películas infantiles y comedias que, sin ser en absoluto un virtuoso, daba con la clave del éxito. Ejerció las veces de guionista para el mítico José Mojica Maríns en “Exorcismo negro”, y participó como actor tanto en esta como en “Encarnacao do Demonio”. Al margen, su nombre aparece acreditado en distintos oficios del cine en infinidad de productos locales. Tiene también papelito en la misma “Bacalhau”.
No puedo recomendar bajo ningún concepto esta película, a no ser que sea por motivos arqueológicos y/o antropológicos. Además, el portugués, aunque se entiende bastante bien, es uno de los idiomas más feos que se pueden escuchar. Hace daño a los oídos.
El cartel, no obstante, es de lo más cachondo y "salao".
¡Y poco más!.
La cosa no dista mucho del argumento de la película de la que se mofa: Un extraño pez anda suelto por la playa comiéndose a los bañistas. Un experto llega a la conclusión de que se trata de un bacalao de Guinea, una especie voraz y carnicera, así que las autoridades contratan a un pescador cojonudo con el fin de que se cargue al maldito pescado. Aunque no todo saldrá según lo previsto…
“Bacalhau” es tan oscura y sórdida como cualquier porno brasileño de la época. Teniendo en cuenta eso, la película se compone de una sucesión de gags de carácter muy local, donde predominan las presencias de mariquitas enloquecidos (que les encantaban a los brasileños en los 70 y 80), chistes verbales incomprensibles para el hispanohablante y, al igual que en la de Spielberg, a la hora de mostrarnos a la bestia se sugiere más que se enseña. Entonces, el bacalao que da título al film aparece en contadas ocasiones, eso sí, cuando lo hace, vemos un muñecajo de porexpan al que se le ve la etiqueta de “Made in Ribeirao Preto” —recóndita localidad costera sita al sur de Sao Paulo— y que, cuando ataca a sus víctimas, devuelve un esqueleto totalmente limpio, como sacado del aula de anatomía. Y ese es el cenit del humor de “Bacalhau”. El resto, un vodevil con toquecito picante de los de toda la vida, y excesivo mal gusto.
Con casi dos horas de duración, el visionado se torna poco menos que insoportable, pero se entiende totalmente el éxito de la cinta en su país de origen, porque ese tipo de explotación es de un carácter muy latino. Los italianos lo hacían constantemente y nosotros, los españoles, también (sirva como muestra, por ejemplo, “El E.T.E y el Oto” de los Hermanos Calatrava). El film estaba concebido para sacar los cuartos de los espectadores durante el tiempo que durase el tirón de “Tiburón”. Después de hacer caja, el producto era lo de menos. Quizás por eso durante lustros “Bacalhau” fue una película ignota y difícil de localizar, por la poca distribución que hubiera podido tener después de su estreno, pero, en pleno 2023, todo, hasta lo más oscuro, acaba apareciendo siendo compartido en Internet, y “Bacalhau”, no puede ser una excepción. Aunque sea en un ripeo de VHS costroso en el que no se ve absolutamente nada si es de noche.
En cuanto al director de la película, Adriano Stuart, es ya un viejo conocido de "Aquí Vale Todo"; hablamos de él en las reseñas de “Fofao, a nave sim rumo” y “Bruce Lee vs. Gay Power”. Un artesano brasileño especializado en películas infantiles y comedias que, sin ser en absoluto un virtuoso, daba con la clave del éxito. Ejerció las veces de guionista para el mítico José Mojica Maríns en “Exorcismo negro”, y participó como actor tanto en esta como en “Encarnacao do Demonio”. Al margen, su nombre aparece acreditado en distintos oficios del cine en infinidad de productos locales. Tiene también papelito en la misma “Bacalhau”.
No puedo recomendar bajo ningún concepto esta película, a no ser que sea por motivos arqueológicos y/o antropológicos. Además, el portugués, aunque se entiende bastante bien, es uno de los idiomas más feos que se pueden escuchar. Hace daño a los oídos.
El cartel, no obstante, es de lo más cachondo y "salao".
¡Y poco más!.
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