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miércoles, 20 de julio de 2011

MORBUS (O BON PROFIT)

A estas alturas de la vida huelga decir que esta película, más que por su condición de “explotation”, su erotismo o su terror, es famosa porque su guión fue escrito nada mas y nada menos que por Isabel Coixet. El máximo exponente del cine español "de calidad", el referente feminista e intelectual por excelencia, y soldado del buen gusto cinematográfico no solo plagia una fotografía para hacer el cartel de su última película, si no que antes, en 1983, firmó el libreto de un producto de tetas e higadillos, en el que ni hombres ni mujeres salen bien parados, pero, desde luego ellas quedan como tontas y putas. Y, por supuesto, ni es cine de calidad, ni aboga por la feminidad, y ni mucho menos contiene un solo plano que muestre algo de buen gusto. Se ve que por aquel entonces la Coixet  no tenía principios –ni gafas de pasta- la muy penca. Me encantaría saber su opinión actual acerca de la película.
Un farmacéutico con ínfulas de científico loco crea un suero que debidamente inyectado en los cadáveres, los devuelve a la vida, unos que combatirán una joven desnuda y un escritor pedante.
Simpática película, llena de zombies, polvadas, descerebre, delirio, tetas, felpudos peludos y chascarrillos, por encima de la sangre que puedan derramar las víctimas de los revividos. Imposible tomársela en serio. Al final, resulta un entretenimiento mas cercano a la comedia que al terror, ni tan mala como cabía esperar, ni lo suficientemente buena para considerarla algo mas. Y lo mejor de todo son los diálogos de besugo, incoherentes y desquiciados, que salieron de la pluma de Isabel Coixet. Hija mía, o estabas de cachondeo antes, o lo estás ahora, pero lo cierto es que te prefiero poniendo frases a esta panda de zumbaos, que filmándole el ojete y las lorzas a Sergi Lopez, y dándotelas de filmadora de cuerpos naturales.
En definitiva, me parece una peliculita muy maja, y con muchos, muchos zombies. Por eso, tras verla, no me explico como ha podido pasar tan inadvertida en todas esas guías de cine zombie que tan de moda están en la actualidad, y que se vanaglorian de indagar hasta los recovecos más ocultos de las cinematografías mas oscuras: si hay una película genuinamente zombie, es esta, rodada en Cataluña en los ochenta.
En el reparto, Joan Borrás, carismático actor catalán que ya desprendería una bis cómica a prueba de bombas en la dupla “Del porro”, y un sobresaliente Víctor Israel que, haciendo de criado que habla un extraño dialecto, y se reserva algunas de las mejores y mas tórridas escenas, nos preguntamos qué pinta en todo este “fregao”. Descacharrante.
Dirige Ignasi P. Ferré, de filmografía desconocida para mí y bastante escueta, más enfocada a la comedia pura.

lunes, 7 de noviembre de 2016

EL BENGADOR GUSTICIERO Y SU PASTELERA MADRE

Al igual que es conocido el hecho de que una reputada cineasta como pueda ser Isabel Coixet escribió el guión de una cosa tan de género y mal gusto como es “Morbus”, “El Bengador Gusticiero y su pastelera madre”, ignota película dirigida nada menos que por el dibujante Forges, se empezó a hacer popular en los mentideros de Internet a raíz de que se filtró la información de que la, por aquél entonces, Ministra de Cultura Ángeles González-Sinde, directora de películas bonita y emotivas (“Una palabra tuya”), tenía un papel en el cual debutaba, en una película tan chabacana como esta. Obviamente, se le dio más vueltas de las que necesitaba al asunto, porque la intervención de la ex Ministra se reduce a la mera anécdota.
Lo verdaderamente interesante, más que lo que acabo de contar, es el hecho de que es una película muy extraña, que hasta hace poco que un particular la colgó en la red, no había copias de la misma, no tan siquiera en los archivos del ministerio de cultura. Menos mal que los coleccionistas hacen sus ripios de estas películas y se preservan, que si fuera por nuestro ministerio… se acababa con la cultura.
Por otro lado, se trata de la segunda película como director de Antonio Fraguas “Forges” –la primera fue “País S.A”-, que si bien lleva toda una vida dedicada al humor gráfico desempeñando una tarea encomiable y por la que, sin duda, ha recibido el reconocimiento que le corresponde, como director de cine, lo cierto es que dejaba bastante que desear, incapaz de darle una coherencia y un tempo al material previamente filmado.
Sin embargo, el surrealismo/absurdismo de la película, sería un referente para todo un tipo de humor que se ha desarrollado dentro del cine Español a posteriori, siendo la sobrevalorada “Amanece que no es poco” su máximo exponente, y que le debe gran parte de su estilo a este “El Bengador Gusticiero y su pastelera madre”. Eso si, esta es infinitamente peor.
Y es que, intentando ser fiel a su universo propio, Forges nos cuenta la historia de un muchacho que es abandonado en la inclusa, con las monjas, se convierte asimismo en monja,  y cuando cumple los 30 años y se vuelve todo un mocetón –con trazas de Groucho Marx-, abandona el convento con el fin de averiguar quién demonios es su madre. Esto le llevará al pueblo donde nació  que, gobernado por una especie de dictador que planea una extrañas elecciones, se enamorará de una muchacha local, y emprenderá, vestido de bizarro súper héroe, la búsqueda de su madre y el impartimiento de justicia.
Todo esto explicado a trompicones y con muy mal dominio de la narración.
Entonces, además, el presupuesto, que debía ser ínfimo, no alcanzaba para lo que Forges (y Jaime de Armiñan que co-escribe el guión) quería contar, y si el pueblo en el que transcurre la acción es una especie de recreación del universo Forges (con esos señores con cascos de conquistadores…), la cosa se queda a medio camino, y entre contrachapado y papel maché, se ambienta la cosa, todo muy cutre en su afán por hacernos ver que es un pueblo que, incluso en el vestir, anda anclado en la edad media.
Pero, por otro lado, es que no es ni tan siquiera divertida. Un espanto.
Poco más, pero como siempre digo en estos casos, tenía una gran curiosidad por ver esta película; ya he quedado saciado. Y eso es lo grande del séptimo arte más ignoto ¡coño!
En la peli están José Lifante, Chus Lampreave, Maria Luisa San José, Blaki….

lunes, 4 de diciembre de 2023

REVOLVER

“Revolver” es una cosa marciana. Tanto como para justificar el visionado. Y es que tras esa apariencia de "serie B" de acción, en realidad se esconde un telefilm de lujo cuya máxima prioridad es promocionar lo catalán. Les explico: “Revolver” es un producto televisivo co-producido entre Columbia Pictures y la televisión autonómica de Cataluña (TV3), concebido de cara a las olimpiadas del 92, por lo que al final se trata de una especie de panfleto turístico de Barcelona. Muy curioso.
Además de estar protagonizada por un Robert Urich, que ya en 1992 no tenía especial tirón comercial, el argumento casi parece de exploit destinado a cines de barrio y auto-cines de los 70, sin que, por otro lado, haya una gota de postmodernismo o intención alguna de homenajear ningún género.
Cuenta la historia de un agente del FBI (¡de ascendencia catalana!) con una trayectoria ya larga, que en una misión especial en Los Angeles acaba disparando y, por ende, asesinando a un niño pequeño. Este hecho le deja lo suficientemente traumatizado como para decidir retirarse. Pero es convencido por su jefe para que antes de hacerlo, aborde una nueva misión. El agente acepta y, en consecuencia, recibe un mal disparo que le deja paralítico. Esto no es óbice para que, silla de ruedas mediante, viaje hasta Barcelona para dar con quienes le han dejado imposibilitado de por vida y eliminarlos… eso sí, con la autonomía que le proporciona la silla de ruedas. Entonces pues, tenemos una película en la que Robert Urich pega muchos tiros sobre ruedas, habla mucho con todo el mundo y tiene encuentros con catalanes de pro como puedan ser Jordi Mollá —en uno de sus primeros papeles—, Assumpta Serna o Ariadna Gil, que se defienden en inglés en pantalla como buenamente pueden, y ponen cara de no saber muy bien lo que están haciendo en ningún momento. Mollá, sin embargo, está bastante suelto con el inglés (y por eso su carrera actoral está ahora en USA y no en Cataluña).
Los familiares del personaje de Robert Urich hacen especial hincapié en que no olvide su procedencia catalana, como si quisieran hacer ver al espectador la importancia de dicha condición, cuando en realidad es solo una excusa para justificar que la película está rodada en Barcelona. Incluso cuando la trama se ambienta en Los Angeles, es también Barcelona, salvo por un par de secuencias.
Pero ¿Por qué este interés en lo barcelonés en esta película? Fácil: se estrenó en Abril de 1992 a nivel internacional, justo a tres meses de los Juegos Olímpicos celebrados en la ciudad. Así, servía para mostrarle al mundo la moderna Barcelona donde se iba a celebrar el evento, su cosmopolitismo y que, de esta manera, al público le entraran ganas de visitarla.
Si los Juegos Olímpicos se celebrasen hoy y la televisión catalana quisiera hacer un film promocional de la ciudad de Barcelona, lo más probable es que hubieran producido una cosa de Woody Allen o una de Isabel Coixet, pero, en 1992, la conciencia general era que para promocionar la ciudad había que hacer una de tiros ¡Y nada menos que con Robert Urich!
“Revolver” empieza fuerte, con una secuencia de acción noventera que hace intuir que tal vez la película al menos esté entretenida, pero según va avanzando la trama, se impone el diálogo y el aburrimiento, haciendo perder el interés al espectador por lo menos hasta que empezamos a ver lugares reconocibles de Barcelona o a los actores españoles que van apareciendo con cuenta gotas. Mollá y la Gil hoy están más vistos que el tebeo, pero en 1992 en realidad no eran más que actores novatos, por lo que, en su momento, sus presencias tampoco dirían nada a los espectadores.
En definitiva, es un poco rollo, pero lo suficientemente curiosa para que la veamos con el justo interés.
Por su parte, el director Gary Nelson tiene una dilatada carrera en la que destaca la realización de telefilmes y series de televisión (suyos son algunos capítulos de “Superagente 86” o “Kojack”), si bien en los setenta se puso a dirigir cine para Disney dando títulos clásicos como puedan ser “Viernes loco” o, sobre todo, “El abismo negro”, así como co-dirigió, sin acreditar, “Halcones de la noche” de Stallone. Seguida de la infame "Quatermian y la ciudad perdida del oro". Después, se volvió a su zona de confort, la televisión.
Curioso lapsus este de “Revolver”.