Cinéfagamente (y creativamente), soy hijo de dos grandes corrientes surgidas en plenos años 80, década en la que ambas vivieron sus momentos dorados: el blockbuster y el video-clubismo. De la primera me empapé con superproducciones de aventuras, fantasía, acción y ciencia ficción. De la segunda, con un montón de títulos ignotos, extraños, baratos y, sobretodo, ligados al género de mis amores, el terror.
Evidentemente en el grupo de las primeras destaca con luz propia lo que hizo Steven Spielberg desde su "Amblin". Y quien dice Spielberg, dice el séquito de realizadores forjados a su sombra como Robert Zemeckis o Joe Dante.
A veces me embarga el desconcierto cuando me paro a mirar/pensar y me percato de que los responsables de todas las películas míticas que alegraron mi infancia y adolescencia son personas humanas que comen, cagan, mean y, sobre todo, siguen activas haciendo lo suyo. Cuesta aceptar que el tipo que parió "Piraña", "Aullidos", "Gremlins" o "El chip prodigioso" sea una persona real y que no se levante cada mañana psicológicamente condicionado y, por ende, creativamente paralizado por el hecho de haber dirigido productos tan fundamentales para la vida de miles de seres humanos. Pero es así. Y Joe Dante, aunque ya no nada entre milloncejos y grandes éxitos de taquilla, continúa facturando películas. En ocasiones algunas de ellas miran a su pasado con resultados raramente satisfactorios (ejemplo: "Pequeños Guerreros" o "Miedos 3D", el remake no confeso de "La puerta"), y en otras hace gala del que fue otro sus fuertes -aunque menos-, la comedia negra. "Enterrando a la ex" entra dentro de este grupo.
Un devoto del cine de terror vive enchochado de una chica con la que tiene más bien poco en común. No es muy feliz con ella (sobre todo cuando le estropea unos valiosos posters), pero va tirando con resignación. Un día le promete amor eterno -después de echar un polvo, claro- delante de una figurita mágica que toma buena nota de ello. Aunque en realidad lo que quiere es cortar con la chica, así que reúne el valor y la cita en un parque para decírselo. Desafortunadamente, ella es atropellada y muere trágicamente antes de conocer la mala noticia.
Tras pasarse varias semanas encerrado en sí mismo (y viendo "Plan 9 from outer space"), el chaval conoce a otra churri la mar de atractiva y, sobre todo, con la que tiene mucho en común. Cuando más evidente se hace que entre ambos tórtolos está naciendo el amor, la novia muerta volverá de la tumba, algo desmejorada y muy cachonda para reclamar aquello que le prometió la que en vida era su pareja.
Pues sí, queridos, Joe Dante apuntándose a la moda zombie en sus últimos coletazos. Triste, pero viniendo de quien viene, se lo podemos perdonar, ¿verdad?.
"Enterrando a la ex" no es una peli de terror. Es, como decía, una comedia. Negra, sí, pero tampoco estamos ante un carnaval ni de tripas ni de mala leche. Y tampoco de tetas, por desgracia como verán unas líneas más abajo. Cuando me puse a verla, lo hice pensando que sería un mojón y que seguramente me quedaría dormido. Y la verdad es que no fue así, me entretuvo medianamente, me hizo cierta gracia, no me ofendió en exceso y aunque el final sea previsible y ñoño, la cosa se saldó con un regusto moderadamente positivo. Y es que, bueno, no deja de ser una película de Joe Dante. Y el que tuvo, en mayor o menor medida, retuvo.
El reparto es de esos bien floridos. Destaca su protagonista, el pobre Anton Yelchin, tristemente fallecido de modo demasiado prematuro. Le sigue la.... en fin, dejen que coja aire: la tremenda Alexandra Daddario o, lo que es lo mismo, las más deliciosas y comestibles tetas que actualmente podemos ver en el cine. ¡¡Madre mía, que cosa!!. Tías como estas, y senos como esos, hacen creer en dios. O en el diablo, por dejárnoslas ver pero no catarlas. En este caso el diablo es Joe Dante, que nos regala una escenita de lucimiento erotico-festivo, pero muy light, sujetador mediante. Aún así, tela marinera. Claro que uno no puede evitar preguntarse: ¿de verdad existen chicas con ese aspecto físico, esa candidez y que les molen las pelis de terror, el punk rock y demás subculturas?. En mi época no las había. Hoy, desde el horrible boom caspa-gore de los 90 y la invasión manga, sí que las hay, aunque no creo que lleguen a tal nivel de perfección (y son demasiado jóvenes para este viejo verde). En fin. Los acompañan Ashley Greene como la chica zombie (es "famosa" por su participación en la saga "Crepúsculo", pero antes estuvo en esto) y Oliver Cooper como el improbable amigo golfo y fondón que folla cuanto quiere y con quien quiere.
Siendo como es una peli de Joe Dante, no pueden faltar Dick Miller (envejecido, pero ahí lo tienen), un porrón de guiños cinéfagos (destaca uno dedicado, nada menos, que a Jack Perez, con quien recientemente Dante colaboró) y referencias directas (llama la atención ver "The gore gore girls" en una pantalla). La música se la debemos a Joseph LoDuca, habitual del clan Raimi y responsable del entrañable y minimalista soundtrack de "Posesión Infernal". Entre los productores encontramos a un personaje bien curioso, Brad Sykes, cineasta habitual del horror de ultra-bajo presupuesto generalmente grabado en vídeo.
"Enterrando a la ex" queda lejos de los mejores tiempos del cine de Joe Dante, por supuesto, pero se deja ver como entretenimiento ligero y desenfadado y, oye, después de todo me gustó más que la insufrible "Matinee" o las ya mentadas "Pequeños Guerreros" y "Miedos 3D".
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sábado, 21 de enero de 2017
lunes, 14 de septiembre de 2015
MATINEE
Y pasa el tiempo, los años, y yo sigo teniendo en mente que
es un puñetero coñazo. Y no se por qué, el otro día viendo la que probablemente
sea mi película favorita “Ed Wood”, me da por acordarme de “Matinee”, de manera
que 22 años después vuelvo a verla por segunda vez sin acordarme prácticamente
ni de un solo fotograma de la misma.
Y recién vista, me reitero; “Matinee” es el mayor coñazo que
ha parido madre. Es absolutamente aburrida, petarda y pesada. Es una película odiosa,
y la prueba palpable de que Dante ya
había dado al cine todo lo que tenía que darle –a pesar de que, en su
momento, me gustó “Pequeños Guerreros”-.
Cuenta la historia de un productor de películas de Serie B,
en plenos años 60, que va por los cines
de las provincias proyectando sus películas de monstruos, a la vez que tunea
los cines en los cuales proyecta, con una serie de descargas eléctricas en las
butacas, efectos especiales artesanales y
teatrillos a la entrada del cine, con el fin de promocionar las
películas de terror que produce y darle algo más al público –vaya, los
“Gimmicks”-. Da la casualidad de que la
población está aterrada ya que hay alerta de bomba atómica y están más
susceptibles de lo normal a pasar miedo. Por otro lado, tenemos un niño
aficionado al cine de terror, que entre sus primeros amores y los problemas en
casa con las películas de miedo, se hace amigo de este productor, al reconocer,
en uno de los teatrillos que se monta, a uno de los actores. Pronto llega el
estreno, y vemos la película y lo que ocurre en torno a ella durante la
proyección, ya sea esto los famosos “Gimmicks” o un macarrilla que roba la
recaudación a punta de navaja.
El problema que tiene “Matinee” es que Joe Dante venía de
trabajar con Spielberg y viene mal
criado, y si por un lado quiere ofrecernos lo que podríamos interpretar como su
homenaje a la serie B cincuentera, por otro lado nos mete una subtrama con
niños repelentes de por medio al más puro estilo Zemeckis que tira de espaldas.
Porque además la película no es una película de un presupuesto muy grande para
querer hacer una de Spielberg. Así pues, siendo mucho mejor todo lo
concerniente a el tema del sosias de Castle, esto se queda cojo y perjudicado
por los putos amoríos de los insoportables niños. Por momentos roza la
vergüenza ajena. Se supone que ha de
enternecer y emocionar; no lo consigue.
No mejor es el meridiano de la película, que se nos muestra
gran parte de la proyección de una película con “Gimmicks”, la inventada para
lo ocasión por Dante y que lleva por título “Mant”, que cuenta los sinsabores
de un hombre que debido a un problema radiactivo se convierte en hormiga. Pues
que quieren que les diga, las imágenes que recrean eso –y que se eternizan en
pantalla- me parecen de una ambientación de mierda y que hace alarde de un
humor como para tontos e impropio de alguien que si, como Dante, se ha criado
viendo este tipo de películas, debería abordarlas con un poco más de respeto y
no con esa guasa, que no le va bien a la película, máxime cuando el personaje
sosias de William Castle es un hombre de negocios emprendedor que se toma muy
en serio el asunto. Dante comete el error de mostrarnos las imágenes de la
ficticia peli de serie B, sobre la que gira todo el argumento, a modo de
chufla. Mal.
Todo esto daría igual en el fondo, si el resultado de la
película fuera, al menos, entretenido… pero es que si en la adolescencia el
visionado en cine se me hizo soporífero, tendrían que verme hace un rato,
resoplando y cagándome en la puta. Ni
tan siquiera es una película a la que el paso del tiempo le conceda un culto o
un estatus, es una película justamente olvidada, y no me extraña en absoluto.
Es vomitiva. Ciertamente espantosa.
“Matinee” en nuestro país no llegó ni a los 100.000
espectadores en cines. Muchos me parecen, visto lo visto.
Tenemos en el reparto, como este William Castle al que le
han cambiado el nombre (y que no pienso mirar a ver como lo han llamado, que no
me apetece) a un siempre excelente John Goodman demarcándose de sus papeles
habituales de la época (o tipo chungo o “Rafi, un rey de peso”) y que se
prodiga como lo mejor de la película, secundado por gente como Cathy Moriarty
(vista en “Poli de guardería” o “Los Reyes del Mambo”), el habitualísimo de
Dante y por otro lado, protagonista de muchas de las películas que homenajea aquí ( y proveniente de la factoría Corman,
oportunamente), Dick Miller (desaprovechado,
exactamente igual que siempre), o John Sayles visto en “Piraña”, “Aullidos”, o ya, fuera de casa en
cosas como “Gridlock´d” o “Algo Salvaje”, además de contar con una envidiable
carrera como guionista dando cuerpo y forma a films como “Los Siete magníficosdel espacio” o “Salvaje Kid”, además de tener otra carrera paralela y prolífica
como director, con una filmografía en la que no hay ni un solo título
destacable o reconocible por mi parte.
Probablemente, la peor película de Joe Dante, y eso incluye
las últimas que ya ni se estrenan en nuestro país.
sábado, 17 de agosto de 2019
LA CASA DEL TERROR (TRAPPED ASHES)
Tal y como si fuese una producción "Amicus", una pandilla heterogénea de personajes termina encerrada en el comedor de un siniestro caserón donde años atrás se rodó una película maldita. El único modo de salir es que cada uno cuente sus más oscuros secretos en formato de historia terrorífica, lo que significa que a lo largo de los 105 minutos que dura "Trapped Ashes" (con soso y desangelado título hispano) nos comeremos cuatro segmentos distintos pero con un punto en común: la mediocridad. Y es que lo que aquí tenemos es toda una tragedia en formato imagen. Porque los cinco directores que se reúnen para la ocasión no son unos mindundis, ni unos novatos. Por lo menos cuatro de ellos son creadores de notable reconocimiento, demostrado talento y padres de títulos fundamentales para la historia del cine fantástico, y el cine en general. A saber: Sean S. Cunningham, director del primer "Viernes 13". Joe Dante no necesita presentación (y si hay algún alien que desconoce de quién se trata, que pique encima de su nombre). Ken Russell tampoco debería necesitarla. Monte Hellman es un cineasta de notorio prestigio que se inició con Roger Corman y anduvo unos años rodando mucho cine de ese que mola a los culturetas. Y luego está el desconocido, John Gaeta, que debuta en la dirección pero dispone de un curriculum notorio en los efectos visuales.
Entonces, que Cunningham, Hellman y, muy especialmente, Dante y Russell se curren unos segmentos tan tontos, aburridos, descafeinados y planos resulta desconcertante. Es una reunión de esas que, en sus mejores tiempos, se habría saldado con algo explosivo, pero que en 2006, año de producción de "Trapped Ashes", y ya todos algo acabados, se tradujo en una peli totalmente prescindible, prematuramente muerta y con un frío y aséptico look televisivo. Vamos por partes.
La historia de transición es puro Joe Dante en el sentido de que dispone de cierta velada "energía" y viene cargada de guiños y citas al cine de género (el más directo para Mario Bava). Además, cuenta en el reparto con dos clásicos del cineasta: Dick Miller y Henry Gibson. La primera historia es una chorrada tremebunda sobre una tía que se pone tetas más grandes y resultan ser como sanguijuelas chupadoras de sangre. Sorprende saber que el director de esto es Ken Russell (no tanto si recordamos sus arrebatos "kitch"), sobre todo porque yo le atribuía el segundo segmento, por ser más seriote/aburrido y contener tanto delirios visuales típicos de su cine como alguna secuencia de sexo enfermizo bastante provocadora (una chorba tirándose a un cadáver viviente que chorrea líquidos asquerosos). Pero no, esta viene firmada por el sosainas de Sean S. Cunningham. La tercera es la peor en todos los sentidos, básicamente porque su responsable, Monte Hellman, ignora que está rodando una peli de terror y monta un culebrón sobre triángulos amorosos donde resulta que uno de los maromos es el mismo Stanley Kubrick in person. Además, se cita al poder redentor del cine de Jean Vigo. La única escena "de miedo" se desarrolla en un cementerio y está parida tal y como si fuese cine mudo. Vamos, el reverso tenebroso de la cinefilia fricosa de Joe Dante, volcada en un peliculismo mucho más académico, empalagosamente artístico e intelectualmente respetable y previsible. Algunos dirían que es normal viniendo de Hellman, pero no podemos olvidar su pasado en el terreno de la "serie B" de monstruos y, muy especialmente, que fue el director de la zetosilla "Posesión alucinante", la tercera entrega de la saga "Noche de paz, noche de muerte". Así llegamos hasta el último segmento, dirigido por el debutante John Gaeta, que cuenta con una idea cojonuda mal aprovechada y peor desarrollada: una mujer queda preñada al mismo tiempo que le localizan un parásito en el cuerpo -la tenia-, no puede deshacerse de este sin afectar al feto, así que tira palante con los dos creciendo en sus adentros, quienes formarán una especie de enfermiza comunión.
Completan la galería de nombres el entrañable John Saxon y Roy Knyrim a los efectos de maquillaje y bichos, quien paralelamente ha desarrollado una carrera como director de productos la mar de zetosos.
Una auténtica oportunidad perdida.
Entonces, que Cunningham, Hellman y, muy especialmente, Dante y Russell se curren unos segmentos tan tontos, aburridos, descafeinados y planos resulta desconcertante. Es una reunión de esas que, en sus mejores tiempos, se habría saldado con algo explosivo, pero que en 2006, año de producción de "Trapped Ashes", y ya todos algo acabados, se tradujo en una peli totalmente prescindible, prematuramente muerta y con un frío y aséptico look televisivo. Vamos por partes.
La historia de transición es puro Joe Dante en el sentido de que dispone de cierta velada "energía" y viene cargada de guiños y citas al cine de género (el más directo para Mario Bava). Además, cuenta en el reparto con dos clásicos del cineasta: Dick Miller y Henry Gibson. La primera historia es una chorrada tremebunda sobre una tía que se pone tetas más grandes y resultan ser como sanguijuelas chupadoras de sangre. Sorprende saber que el director de esto es Ken Russell (no tanto si recordamos sus arrebatos "kitch"), sobre todo porque yo le atribuía el segundo segmento, por ser más seriote/aburrido y contener tanto delirios visuales típicos de su cine como alguna secuencia de sexo enfermizo bastante provocadora (una chorba tirándose a un cadáver viviente que chorrea líquidos asquerosos). Pero no, esta viene firmada por el sosainas de Sean S. Cunningham. La tercera es la peor en todos los sentidos, básicamente porque su responsable, Monte Hellman, ignora que está rodando una peli de terror y monta un culebrón sobre triángulos amorosos donde resulta que uno de los maromos es el mismo Stanley Kubrick in person. Además, se cita al poder redentor del cine de Jean Vigo. La única escena "de miedo" se desarrolla en un cementerio y está parida tal y como si fuese cine mudo. Vamos, el reverso tenebroso de la cinefilia fricosa de Joe Dante, volcada en un peliculismo mucho más académico, empalagosamente artístico e intelectualmente respetable y previsible. Algunos dirían que es normal viniendo de Hellman, pero no podemos olvidar su pasado en el terreno de la "serie B" de monstruos y, muy especialmente, que fue el director de la zetosilla "Posesión alucinante", la tercera entrega de la saga "Noche de paz, noche de muerte". Así llegamos hasta el último segmento, dirigido por el debutante John Gaeta, que cuenta con una idea cojonuda mal aprovechada y peor desarrollada: una mujer queda preñada al mismo tiempo que le localizan un parásito en el cuerpo -la tenia-, no puede deshacerse de este sin afectar al feto, así que tira palante con los dos creciendo en sus adentros, quienes formarán una especie de enfermiza comunión.
Completan la galería de nombres el entrañable John Saxon y Roy Knyrim a los efectos de maquillaje y bichos, quien paralelamente ha desarrollado una carrera como director de productos la mar de zetosos.
Una auténtica oportunidad perdida.
sábado, 29 de marzo de 2008
EN LOS LÍMITES DE LA REALIDAD
Estamos ante uno de esos títulos emblemáticos del cine fantástico de los ochenta por el que, siendo yo chavalín, sentía una fuerte atracción, al tiempo que temor, gracias a sus imágenes promocionales. Fue la película con la que descubrí a los "Creedence" (esa introducción maravillosa) y fue el film de inflexión para la carrera de John Landis que, después de "Thriller" (el video-clip de Michael Jackson producido el mismo año), cayó en picado a causa del famoso accidente sufrido durante el rodaje, en el cual el actor Vic Morrow falleció decapitado por un helicóptero (y junto a él, dos niños asiáticos). Landis acabó en los tribunales y todo aquello marcó definitivamente su talento, evaporándose por completo tras varios títulos maestros (que caen justo antes de "En los límites de la realidad") tales como "Made in USA", "Desmadre a la americana", "Granujas a todo ritmo" y "Un hombre lobo americano en Londres". Una pena.
Como ya es sabido por todos, el film homenajea a la famosa serie televisiva de Rod Serling, "The Twilight Zone" (aquí "Dimensión Desconocida", al menos en la tv3, que es donde solía verla yo) poniendo al día (al de esa época) varias de sus historias. Para ello, contamos con peces gordos tras las cámaras del calibre de Steven Spielberg, George ("Mad Max") Miller, Joe Dante y el mentado Landis. Casi ná.
Y empezamos por el principio, la infame epopeya que llevaría al pobre Vic Morrow a la tumba. Este interpreta a un mega-racista que, por aquello de la dimensión desconocida, termina dando varios garbeos por la Alemania nazi o el Vietnam en plena guerra, y es casi linchado por el Ku Klux Klan (con ayuda de John Larroquette en un breve papel). La historia es tontorrona, pero efectiva. Le sigue el padre de "E.T." que vivía su etapa más ñoña (lo que no significa nada malo, aunque en este caso si) y lo refleja en esta fábula sobre unos ancianetes que, por una noche, recuperan la infancia. Muy tierna ella, y la más olvidable. La que hace tres nos muestra a un Joe Dante en plena forma, recién adoptado por Spielberg, moviéndose alegremente en su universo al dar vida, forma y color a un mundo propio de Bugs Bunny, pero en maligno (le siguen sus inseparables Dick Miller y Kevin McCarthy). Un niño con poderes infinitos crea su propio hogar ideal, que es como estar viviendo en un dibujo animado a todas horas, hasta que se mete por medio una educadora y lo arregla. Y finalmente, lo mejor del pastel, el dulce por el que merece la pena la peli al completo, y lo raro es que la firma George Miller, un tipo que tampoco es que haya hecho nada del otro Jueves (salvo "Mad Max 2"). En ella, un histérico y genial John Lithgow vive un viaje infernal en un avión y en plena tormenta, cuando presencia por la ventanilla cómo un monstruo (un gremlin, y no es coña) va destrozando el aparato. Lo dicho, cojonuda, la mini-obra maestra del pack, con esa tremenda tensión acumulada, esa delirante manera de fotografiarla, algún que otro momento de verdadero miedo (cuando Lithgow abre bruscamente la ventanilla y se encuentra cara a cara con el bicho... atención al extraño pero efectivo -y fugaz- plano de los ojos del actor saliéndose de sus órbitas, efecto este que ya usó Miller en "Mad Max 2", justo antes de que el malo se coma un camión de frente) y las fabulosas imágenes de la criatura destrozando el ala del avión mientras los rayos le caen encima. Por cierto, ha sido un placer intrínseco para el alma gozar tanto en este episodio como en el anterior, de monstruos creados con látex y movidos mediante animatronic. Lo echaba de menos.
Las pelis de episodios no suelen gustar, dicen que al no poder seguir una historia lineal te aburres (y debe ser cierto, pues el film no fue exactamente un hit)... pero a mi eso no me pasa, de hecho, me gustan esa clase de films (sin ir más lejos, uno de ellos, "Creepshow", está entre mis diez favoritas... ¿para cuando una edición de lujo en dvd?) y será por eso que "En los límites de la realidad" me ha resultado un divertimento total que me ha pasado en un suspiro. Probadlo.
Como ya es sabido por todos, el film homenajea a la famosa serie televisiva de Rod Serling, "The Twilight Zone" (aquí "Dimensión Desconocida", al menos en la tv3, que es donde solía verla yo) poniendo al día (al de esa época) varias de sus historias. Para ello, contamos con peces gordos tras las cámaras del calibre de Steven Spielberg, George ("Mad Max") Miller, Joe Dante y el mentado Landis. Casi ná.
Y empezamos por el principio, la infame epopeya que llevaría al pobre Vic Morrow a la tumba. Este interpreta a un mega-racista que, por aquello de la dimensión desconocida, termina dando varios garbeos por la Alemania nazi o el Vietnam en plena guerra, y es casi linchado por el Ku Klux Klan (con ayuda de John Larroquette en un breve papel). La historia es tontorrona, pero efectiva. Le sigue el padre de "E.T." que vivía su etapa más ñoña (lo que no significa nada malo, aunque en este caso si) y lo refleja en esta fábula sobre unos ancianetes que, por una noche, recuperan la infancia. Muy tierna ella, y la más olvidable. La que hace tres nos muestra a un Joe Dante en plena forma, recién adoptado por Spielberg, moviéndose alegremente en su universo al dar vida, forma y color a un mundo propio de Bugs Bunny, pero en maligno (le siguen sus inseparables Dick Miller y Kevin McCarthy). Un niño con poderes infinitos crea su propio hogar ideal, que es como estar viviendo en un dibujo animado a todas horas, hasta que se mete por medio una educadora y lo arregla. Y finalmente, lo mejor del pastel, el dulce por el que merece la pena la peli al completo, y lo raro es que la firma George Miller, un tipo que tampoco es que haya hecho nada del otro Jueves (salvo "Mad Max 2"). En ella, un histérico y genial John Lithgow vive un viaje infernal en un avión y en plena tormenta, cuando presencia por la ventanilla cómo un monstruo (un gremlin, y no es coña) va destrozando el aparato. Lo dicho, cojonuda, la mini-obra maestra del pack, con esa tremenda tensión acumulada, esa delirante manera de fotografiarla, algún que otro momento de verdadero miedo (cuando Lithgow abre bruscamente la ventanilla y se encuentra cara a cara con el bicho... atención al extraño pero efectivo -y fugaz- plano de los ojos del actor saliéndose de sus órbitas, efecto este que ya usó Miller en "Mad Max 2", justo antes de que el malo se coma un camión de frente) y las fabulosas imágenes de la criatura destrozando el ala del avión mientras los rayos le caen encima. Por cierto, ha sido un placer intrínseco para el alma gozar tanto en este episodio como en el anterior, de monstruos creados con látex y movidos mediante animatronic. Lo echaba de menos.
Las pelis de episodios no suelen gustar, dicen que al no poder seguir una historia lineal te aburres (y debe ser cierto, pues el film no fue exactamente un hit)... pero a mi eso no me pasa, de hecho, me gustan esa clase de films (sin ir más lejos, uno de ellos, "Creepshow", está entre mis diez favoritas... ¿para cuando una edición de lujo en dvd?) y será por eso que "En los límites de la realidad" me ha resultado un divertimento total que me ha pasado en un suspiro. Probadlo.
viernes, 20 de enero de 2017
AULLIDOS 2
Una especie de investigador llega a la conclusión de que la mujer a la que están dando el último adiós en un funeral es una licántropo. Así que, tras la noticia, la hermana de la muerta y su maromo se
van con el tipo este a Rumanía con el
fin de cargarse a una jamona (Sybil Danning) que responde al nombre de Stirba,
quien se saca las tetas cuando le viene en gana, y es la jefa de todos los hombres lobo. Entre tanto, la banda new wave “Babel” toca su canción, y
los punks arrasan con todo a su paso, o
regalan gafas de sol fardonas a Christopher lee.
Eso es lo que alcanza a comprender mi cerebro para construir
una sinopsis de “Aullidos 2”, “Your sister is a werewolf” como subtítulo de
algunas versiones o “Striba, The Werewolf Bitch” de otras.
Basada chabacanamente en la segunda novela de las tres que
componen “The Howling” y rodada en Checoslovaquia, este pedazo de mierda sigue,
por los pelos, el argumento que dejó la de Joe Dante y viene dirigida por Philippe Mora, quien también se encargó de “Aullidos 3”.
Cuentan que como “Aullidos 2” se
filmó en co-producción con Checoslovaquia, el equipo andaba hasta las trancas de autóctonos desconocedores de cómo afrontar la confección de una película. Concretamente, la ineptitud del que le tocó a Mora como asistente de director afectó tanto a la película que se nota en
pantalla. Y vaya si se nota, lo que no sabemos es si culpar al checoslovaco o se trata de una excusa barata inventada por Philippe Mora.
La presencia de Christopher Lee es meramente
alimenticia y por poco no se nos convierte en un John Carradine más. Él mismo aseguraba que esta era su peor película.
Pero la verdadera protagonista de “Aullidos 2” es la
secuencia de créditos finales, donde vamos viendo, entrelazadas entre si, tomas
falsas, la actuación del grupo “Babel” y, al ritmo de la música, una y otra
vez, con cada golpe de batería, las ubres de Sybil Danning, cuyo arrogante y
agresivo destete, repetido en esta secuencia hasta 18 veces, da lugar a pensar que se
están mofando de ella, y de la propia película. A saber. Cosa de los
montadores, o de Mora, o de su putísima madre.
Así pues, resulta un producto simpático, un despropósito
calamitoso en el que nunca sabemos lo que pasa, y en el que además de punks podemos ver enanos, despelote, negras y hombres lobos que atacan en exteriores
diurnos desde estudios con fondos negros. ¡Véanla!
sábado, 30 de marzo de 2013
PIRANHA ´95
A mediados de los 90, los video-cluberos adictos al alquilismo nos encontramos con que las estanterías de nuestros antros del placer favoritos se llenaban de inesperados remakes producidos por el legendario Roger Corman según títulos propios considerados ya clásicos por cualquier aficionado al fantástico con un mínimo de buen gusto. Su destino era, eminentemente, la televisión. Quién nos iba a decir entonces que Rogelio estaba siendo visionario adelantándose a la fiebre remakeadora que nos asolaría unos cuantos años después. De todos los films re-paridos destacaban dos, al menos en mi agenda, "Piranha" y "Humanoids from the deep". Yo alquilé, vi y me aburrí con ambos, especialmente la nueva versión de "Humanoides..." que resultaba harto inferior a la original. Lo único que en 1995 me llamó de la nueva "Piraña" era su protagonista, el entrañable William Katt, y que los distribuidores españoles habían respetado el título original, lanzándola a nuestro mercado como "Piranha", lo que daba pie a previsible cachondeo.
A diferencia del remake perpetrado por Alexandre Aja hace unos pocos años (que de entrada, abrazé con entusiasmo, aunque la última vez que lo volví a ver me pareció bastante malo), este del que hablamos ahora sí ES un remake. De hecho, resulta casi idéntica a la de Joe Dante, salvo por algunos detallitos tontos más condicionados por la escasez de presupuesto que por otra cosa (como la ausencia de incursión militar en la historia). Y estando Corman metido de por medio, que nadie dude del reciclamiento de imágenes. Una gran parte de los planos de peces asesinos atacando en manada están directamente extraídos de la peli del 78. Es más, incluso hay algún sutil plano submarino del primer "Humanoides del absimo". Así me gusta Roger, ¡fiel a tu espíritu!.
Pues na, recordemos: Unos excursionistas son devorados en una piscina por unas pirañas mutantes. Una investigadora los busca con ayuda de un especie de ermitaño (Katt, interpretando de nuevo a un escritor con crisis de ideas, ya puestos se podría haber llamado "Roger Cobb" y todos contentos). Se cuelan en unas viejas instalaciones militares y vacían la piscina, soltando a todos los peces asesinos que se encaminan río arriba. Primero para devorar a los críos de un campamento, y luego a los bañistas de un centro vacacional que se inaugura ese mismo día. La parejita hará lo imposible por detener a las criaturas.
Hay una escena que dice mucho no ya de la diferencia existente entre la versión original y esta, también de cómo andaba el género y el cine exploitation en los 90 en relación a épocas precedentes. En la de Joe Dante, los excursionistas que se meten en la piscina mortal son guapetes pero normales, con unos físicos agradables dentro de lo standard, destilando cierta inocencia post-jipi y que se desnudan con naturalidad. En la de 1995 resultan ser absurdamente atractivos, exageradamente caricaturescos y estereotipados, como salidos de una comedia "teen", la chica se desnuda a lo striptease y hace gala de unas tetorras inmensas de silicona y, antes de zambullirse, suelta un par de chistes referenciales para la audiencia más fricosa (menciona el "Attack of the crab monsters" del mismo Corman). En resumen, parecen retrasados mentales. 1978 contra 1995, definitivamente los fans del género nos adentrábamos en terrenos pantanosos y poco satisfactorios.
Como decía, este "Piranha" es esencialmente idéntico al primero, solo que un poco más acartonado y soso. Seco. Telefílmico, vamos. Sin embargo, puesto que lo realmente importante en una película, del tipo que sea, es su historia (que si es buena, o está bien contada, compensa cualquier otra clase de sufrimiento), y en el caso que nos ocupa es básicamente igual a la que ideó John Sayles en su momento, pues el resultado termina siendo soportable y no especialmente ofensivo. Muy "fast food", ver y olvidar. Te quedas igual.
Entre el reparto de actores y de técnicos encontramos curiosidades. Junto a Katt destacan algunos rostros más o menos reconocibles como los de Alexandra Paul (que acabaría ligada a la serie "Los vigilantes de la playa", aunque ya en "Christine" interpretaba a la chica deseada del insti), James Karen (el inolvidable "Frank" de "El regreso de los muertos vivientes") o Leland Orser (no muy famoso por su nombre, pero sí por su rostro, que se volvió reconocible a raíz de su papel en la estupenda "Seven", donde interpretaba al pobre desgraciao que le atan un cuchillo en la minga y le obligan a follarse a una furcia). Sin embargo, el fichaje más llamativo es el de Mila Kunis, la guapa-pero-extremadamente-irritante actriz hoy en pleno ascenso (recientemente la has visto en "Oz, un mundo de fantasía" y en la horripilante "Ted") y que por aquellos tiempos solo era una mocosa dando sus primeros pasos en esto del peliculismo (resulta bastante bizarro reconocer su característico y peculiar rostro de grandes ojos pegado a un cuerpo tan de cría... ¿será CGI?).
En el apartado técnico localizamos a John Carl Buechler encargándose de los bichejos acuáticos (¡lo que aclara por qué tienen un aspecto tan de goma!) y a Jim Wynorski como "domador de pirañas"... en realidad no dice domador, dice algo así como "jinete"... ¿¿es un puñetero chiste privado, tal vez??.
De Scott P. Levy, director, no podemos decir que haya hecho mucho por el séptimo arte. Algun producto más para Corman y el "spoof" auspiciado por la "National Lampoon", "Men in White". Luego se limitó a producir y desde el 2007 que anda desaparecido. Pues vale.
A diferencia del remake perpetrado por Alexandre Aja hace unos pocos años (que de entrada, abrazé con entusiasmo, aunque la última vez que lo volví a ver me pareció bastante malo), este del que hablamos ahora sí ES un remake. De hecho, resulta casi idéntica a la de Joe Dante, salvo por algunos detallitos tontos más condicionados por la escasez de presupuesto que por otra cosa (como la ausencia de incursión militar en la historia). Y estando Corman metido de por medio, que nadie dude del reciclamiento de imágenes. Una gran parte de los planos de peces asesinos atacando en manada están directamente extraídos de la peli del 78. Es más, incluso hay algún sutil plano submarino del primer "Humanoides del absimo". Así me gusta Roger, ¡fiel a tu espíritu!.
Pues na, recordemos: Unos excursionistas son devorados en una piscina por unas pirañas mutantes. Una investigadora los busca con ayuda de un especie de ermitaño (Katt, interpretando de nuevo a un escritor con crisis de ideas, ya puestos se podría haber llamado "Roger Cobb" y todos contentos). Se cuelan en unas viejas instalaciones militares y vacían la piscina, soltando a todos los peces asesinos que se encaminan río arriba. Primero para devorar a los críos de un campamento, y luego a los bañistas de un centro vacacional que se inaugura ese mismo día. La parejita hará lo imposible por detener a las criaturas.
Hay una escena que dice mucho no ya de la diferencia existente entre la versión original y esta, también de cómo andaba el género y el cine exploitation en los 90 en relación a épocas precedentes. En la de Joe Dante, los excursionistas que se meten en la piscina mortal son guapetes pero normales, con unos físicos agradables dentro de lo standard, destilando cierta inocencia post-jipi y que se desnudan con naturalidad. En la de 1995 resultan ser absurdamente atractivos, exageradamente caricaturescos y estereotipados, como salidos de una comedia "teen", la chica se desnuda a lo striptease y hace gala de unas tetorras inmensas de silicona y, antes de zambullirse, suelta un par de chistes referenciales para la audiencia más fricosa (menciona el "Attack of the crab monsters" del mismo Corman). En resumen, parecen retrasados mentales. 1978 contra 1995, definitivamente los fans del género nos adentrábamos en terrenos pantanosos y poco satisfactorios.
Como decía, este "Piranha" es esencialmente idéntico al primero, solo que un poco más acartonado y soso. Seco. Telefílmico, vamos. Sin embargo, puesto que lo realmente importante en una película, del tipo que sea, es su historia (que si es buena, o está bien contada, compensa cualquier otra clase de sufrimiento), y en el caso que nos ocupa es básicamente igual a la que ideó John Sayles en su momento, pues el resultado termina siendo soportable y no especialmente ofensivo. Muy "fast food", ver y olvidar. Te quedas igual.
Entre el reparto de actores y de técnicos encontramos curiosidades. Junto a Katt destacan algunos rostros más o menos reconocibles como los de Alexandra Paul (que acabaría ligada a la serie "Los vigilantes de la playa", aunque ya en "Christine" interpretaba a la chica deseada del insti), James Karen (el inolvidable "Frank" de "El regreso de los muertos vivientes") o Leland Orser (no muy famoso por su nombre, pero sí por su rostro, que se volvió reconocible a raíz de su papel en la estupenda "Seven", donde interpretaba al pobre desgraciao que le atan un cuchillo en la minga y le obligan a follarse a una furcia). Sin embargo, el fichaje más llamativo es el de Mila Kunis, la guapa-pero-extremadamente-irritante actriz hoy en pleno ascenso (recientemente la has visto en "Oz, un mundo de fantasía" y en la horripilante "Ted") y que por aquellos tiempos solo era una mocosa dando sus primeros pasos en esto del peliculismo (resulta bastante bizarro reconocer su característico y peculiar rostro de grandes ojos pegado a un cuerpo tan de cría... ¿será CGI?).
En el apartado técnico localizamos a John Carl Buechler encargándose de los bichejos acuáticos (¡lo que aclara por qué tienen un aspecto tan de goma!) y a Jim Wynorski como "domador de pirañas"... en realidad no dice domador, dice algo así como "jinete"... ¿¿es un puñetero chiste privado, tal vez??.
De Scott P. Levy, director, no podemos decir que haya hecho mucho por el séptimo arte. Algun producto más para Corman y el "spoof" auspiciado por la "National Lampoon", "Men in White". Luego se limitó a producir y desde el 2007 que anda desaparecido. Pues vale.
lunes, 1 de junio de 2009
AULLIDOS
Ayer noche tenía mono de "Aullidos", y me puse a verla. Naturalmente gocé plenamente de ella, me entretuvo, despertó mi lado nostálgico y reafirmó el hecho de que, como el terror de aquella década, no lo ha habido y no lo habrá. Lo digo de entrada: Esta es una gran película. Tu y yo lo sabemos... pero siempre hay despistados y mentes impuras que tal vez no hayan tenido la grandiosa suerte de verla, a ellos va destinado el presente escrito.
"Aullidos" es, junto a la también cojonuda "Un hombre lobo americano en Londres", uno de los mejores films de terror de su década, así como las dos más logradas muestras de cine licántropo producido entonces ya que, entre otros motivos, fueron pieza clave para modernizar el mito del hombre lobo, tanto narrativamente como en los efectos especiales. Sí, la primera mutación mega-gráfica fue invento -justamente Oscarizado- de Rick Baker para "Un hombre lobo americano en Londres". Si "Aullidos" se "adelantó" fue, sencillamente, porque el responsable de estas (un pelín más exageradas que en el film de John Landis), Rob Bottin, era alumno de Baker, quien le aconsejó / ayudó durante el rodaje de la reseñada (como bien indican los créditos finales), para mayor posterior cabreo de Landis.
Ya que hablo de los dos films en cuestión, cabe mencionar que en ocasiones se crean disputas sobre cual es mejor o peor... bien, yo creo que ninguna gana a ninguna... es más, se complementan perfectamente, y en lo que una falla, la otra acierta (y viceversa). Aunque sí es bien cierto que "Aullidos" es un trabajo más "tradicional" que "Un hombre lobo americano en Londres".
Hay un asesino que ronda por la ciudad. Se ha citado con una famosa presentadora televisiva y se monta el consabido tinglado. Durante el encuentro, algo extraño ocurre, la mujer grita horrorizada y la policía abate al criminal. Con el fin de recuperarse del sustazo, será enviada a pasar unos días a una especie de colonia. El problema es que está infestada de hombres lobo y, entre estos, ronda un "viejo amigo" ... supuestamente muerto.
Hay un asesino que ronda por la ciudad. Se ha citado con una famosa presentadora televisiva y se monta el consabido tinglado. Durante el encuentro, algo extraño ocurre, la mujer grita horrorizada y la policía abate al criminal. Con el fin de recuperarse del sustazo, será enviada a pasar unos días a una especie de colonia. El problema es que está infestada de hombres lobo y, entre estos, ronda un "viejo amigo" ... supuestamente muerto.
Joe Dante, director, venía de la factoría Roger Corman (quien se marca un divertido cameo, rebuscando posibles monedas olvidadas en una cabina telefónica) y había dirigido la, también entrañable, "Piraña". Era joven y rebosaba talento, algo que se plasma perfectamente en esta peli. Al guión, John Sayles (quien también se marca un papelito como forense), gran guionista de cine fantástico, mediocre director de pelis más "de autor". En dicha tarea le acompaña Terence H. Winkless, a quien le aguardaba una extensa carrera en los dominios de la "serie B" (su debut en la dirección lo hizo con la curiosa "The Nest"). Ambos adaptan una novela original de Gary Brandner.
El reparto está plagado de maravillosos rostros populares: Una guapísima Dee Wallace (apuntito de ser la madre del mejor amigo humano de "E.T."), Patrick Macnee, Dennis Dugan (hoy director de comedias ultra-mainstream), Kevin McCarthy y Dick Miller (inseparables del mejor cine de Joe Dante), John Carradine, Slim Pickens, Elisabeth Brooks (resulta difícil olvidarse de esta ultra-sexy mujer lobo, tristemente fallecida de cáncer cuando solo tenía 46 tacos), Robert Picardo y más, muchos más. Cómo no, por ahí también rula Forrest J. Ackerman, luciendo entre las manos un ejemplar de su mítico "Famous Monsters". La excelente banda sonora la firma un inconmensurable Pino Donaggio. En el equipo técnico descubrimos a gente tan curiosa como Mark Goldblatt en el montaje (entonces futuro director del primer "Punisher" y montador de grandes films de acción en Hollywood), Robert Burns en la dirección artística (cosa que años antes hiciera en "La matanza de Texas" de donde, by the way, se recupera uno de sus cadáveres momificados para ambientar la tienda regentada por Dick Miller), Doug Beswick, David Allen, Greg Cannom (talentos en el terreno de los efectos especiales y/o la stop-motion) o Peter Manoogian (quien poco después se convertiría en realizador para la factoría de Charles Band).
"Aullidos" es una de aquellas películas que, por mucho que las ves, siempre descubres nuevos detalles, cosillas que le dan color y vida y contribuyen a su condición actual de clásico, desde su guión, hasta su fotografía, pasando por otros apartados técnicos y/o artísticos, va repleta de energía. Cierto que en ocasiones, y por aquello de la época y tal, roza el ridículo (los licántropos en dibujos animados fornicando, el caniche del final....), pero se le perdona muy mucho, y más como está hoy día el panorama. Las transformaciones son retorcidamente deliciosas y los hombres lobo en sí mismos me parecen geniales, con un aspecto fiero y una agilidad sorprendente... en eso, creo yo, le ganaron la partida al yanki desubicado en Londres.
El film fue un éxito y, como bien sabéis, generó una ristra de interminables secuelas, todas bastante chusqueras -aunque curiosas-, que alcanzarían hasta el número ocho.
El reparto está plagado de maravillosos rostros populares: Una guapísima Dee Wallace (apuntito de ser la madre del mejor amigo humano de "E.T."), Patrick Macnee, Dennis Dugan (hoy director de comedias ultra-mainstream), Kevin McCarthy y Dick Miller (inseparables del mejor cine de Joe Dante), John Carradine, Slim Pickens, Elisabeth Brooks (resulta difícil olvidarse de esta ultra-sexy mujer lobo, tristemente fallecida de cáncer cuando solo tenía 46 tacos), Robert Picardo y más, muchos más. Cómo no, por ahí también rula Forrest J. Ackerman, luciendo entre las manos un ejemplar de su mítico "Famous Monsters". La excelente banda sonora la firma un inconmensurable Pino Donaggio. En el equipo técnico descubrimos a gente tan curiosa como Mark Goldblatt en el montaje (entonces futuro director del primer "Punisher" y montador de grandes films de acción en Hollywood), Robert Burns en la dirección artística (cosa que años antes hiciera en "La matanza de Texas" de donde, by the way, se recupera uno de sus cadáveres momificados para ambientar la tienda regentada por Dick Miller), Doug Beswick, David Allen, Greg Cannom (talentos en el terreno de los efectos especiales y/o la stop-motion) o Peter Manoogian (quien poco después se convertiría en realizador para la factoría de Charles Band).
"Aullidos" es una de aquellas películas que, por mucho que las ves, siempre descubres nuevos detalles, cosillas que le dan color y vida y contribuyen a su condición actual de clásico, desde su guión, hasta su fotografía, pasando por otros apartados técnicos y/o artísticos, va repleta de energía. Cierto que en ocasiones, y por aquello de la época y tal, roza el ridículo (los licántropos en dibujos animados fornicando, el caniche del final....), pero se le perdona muy mucho, y más como está hoy día el panorama. Las transformaciones son retorcidamente deliciosas y los hombres lobo en sí mismos me parecen geniales, con un aspecto fiero y una agilidad sorprendente... en eso, creo yo, le ganaron la partida al yanki desubicado en Londres.
El film fue un éxito y, como bien sabéis, generó una ristra de interminables secuelas, todas bastante chusqueras -aunque curiosas-, que alcanzarían hasta el número ocho.
De obligada visión. Espero que a nadie se le ocurra hacer un remake de esta, ¡por dios!.
sábado, 5 de febrero de 2022
CREEPSHOW TV (3ª TEMPORADA)
CAPÍTULO 1 - "Mums" / "Queen Bee" : En la primera historia, una esposa asesinada por su marido vuelve de la tumba convertida en planta vengativa gracias a la ayuda de su hijo que, ya al final, mirará con delectación y una sonrisa maliciosa cómo mamá se papea a los malos, algo que conecta, por evidente que suene, con el niño del vudú en el "Creepshow" original (graciosamente interpretado por Joe Hill, aquí autor del relato inspirador, convertido en guion gracias en parte al novelista de terrores David J. Schow -responsable del libreto de "Leatherface: La matanza de Texas 3"-). Por lo demás, todo muy previsible. Hay demasiado drama y la cosa tarda en alcanzar el cenit. Cuando llega, pues sí, mola mucho ver a la mamá seudo-Audrey a base de efectos prácticos... pero es lo único salvable. Dirige Rusty Cundieff, que ya anduvo en la temporada anterior.
La siguiente arranca muy prometedoramente. Unos adolescentes gilipollas se enteran que su ídola del pop va a parir en el hospital donde curra la madre de una de ellas, así que le roban la tarjeta de acceso y acuden, llevándose la sorpresa de su vida al descubrir la verdadera naturaleza de la diva. Una vez más son las escenas de efectos prácticos lo que salvan un poco la papeleta, el problema es que aparecen a mitad de capítulo. Luego, todo es cuesta abajo. El CGI sigue siendo un horror. Michael Rousselet, co-guionista, es co-director de una cosa con pinta de postmodernez titulada "Dude Bro Party Massacre", ello explicaría el nada sutil homenaje de rigor: el hospital donde ocurre todo se llama "Haddonfield Myers", ¡¡juas!!. Pero se lo perdonamos por haber co-escrito el mejor capítulo de la segunda temporada, "Dead and Breakfast". Dirige Greg Nicotero.
CAPITULO 2 - "Skeletons in the closet" / "Familiar": En la primera, un super coleccionista de cine mata a otro y decide convertirlo en parte de una exposición. Naturalmente, no tardará mucho en regresar de la muerte clamando venganza. Bien, "Skeletons in the closet" retoma ese baboso, suculento y relamido servicio oral hacia los fans que tanto daño hace a esta serie. Al ir la cosa de coleccionistas de atrezzo cinematográfico, y especialmente dentro del terror, la lista de homenajes, referencias, guiños y chascarrillos (incluidos la propia "Creepshow" original) es casi aturdidora, pura pornografía. El devoto, cegado ante tanto tributo, no se percatará de la vergüenza ajena que provoca lo que le están contando. ¡¡Terrible!! Apunto estuve de apagar el reproductor por culpa de esto. Entre los escasos aspectos positivos, la presencia de James Remar.
La historia siguiente es sosilla y un poco tontaina. No acabas de ver hacia donde va hasta que termina. Pero al menos no provoca urticaria e incluye un monstruo bastante "cool". Una pareja acude a un pitoniso. Este alerta al marido de una presencia diabólica que, a partir de ese momento, verá a todas horas, hasta que decide terminar con ella igual que lo hacía Hal Holbrook con el monstruo de la caja en el clásico de George A. Romero. Dirige Joe Lynch.
CAPITULO 3 - "The Last Tsuburaya" / "Okay, I'll Bite!": Dos historias escasas de "Creepshowismo" genuino, pero que se dejan consumir. Concretamente, "The Last Tsuburaya" presenta la premisa más interesante: Un multimillonario malo como el demonio compra el último dibujo inédito de un artista japonés especializado en garabatear monstruos horripilantes y, una vez saboreado, lo quema para que nadie más pueda. A partir de ahí, obvio es, el bicho del lienzo se le aparecerá y le perseguirá. Dirige Jeffrey F. January, habitual de "The Walking Dead".
En la otra, un presidiario de buen corazón tiene varias arañas como mascota, especialmente una gordísima que vive oculta tras la pared. En el momento que un guardia corrupto y sus matones le hagan mobbing y se carguen una, se vengará con ayuda de los bichos. Elemental, pero consumible. Escribe y dirige John Harrison, todo un veterano de la marca "Creepshow", tanto la cinematográfica como la televisiva.
CAPÍTULO 4 - "Stranger Sings" / "Meter Reader": "Stranger Sings" narra un intento de ligoteo, aparentemente exitoso, que termina con el aspirante secuestrado por dos tipas, una de ellas una sirena de cánticos embaucadores. Aunque se deja ver, no alcanza los niveles de solvencia que su directora, Axelle Carolyn, demostró en su capítulo de la segunda temporada, el mentado "Dead and Breakfast". Casi casi, lo mejor es el "chiste" del título. También el guion corre a cargo de una tipa, por lo que habrá el típico berzas que calificará al pifostio de empoderamiento femenino o alguna gilipollez por el estilo.
Si hasta ahora Joe Lynch había logrado que la manía que le dispenso descendiera unos grados, con esta, su nueva aportación a la serie, "Meter Reader", consigue que el río vuelva a su cauce. El concepto es interesante: En un futuro semi-post-apocalíptico en el que el mal surge de los abismos y lo empaña todo, los exorcismos a domicilio se han convertido en una rutina. Uno de los responsables de llevarlos a la práctica vuelve a casa, pero su mujer e hijos no le dejan entrar porque desconfían de su estado, así que le mandan a hacer cuarentena. Las cosas se saldrán de madre, claro. Probablemente este capítulo se parió en plena pandemia, de ahí ciertos paralelismos, algo que debemos a su guionista reincidente, John Esposito. En cualquier caso, Joe Lynch desaprovecha la materia y factura un segmento monótono y muy aburrido. Soso. En cuestiones actoriles destaca Johnathon Schaech que estuvo en "Los malditos, vampiros del desierto" y "Una noche para morir" haciendo de psycho-killer.
CAPÍTULO 5 - "Time Out" / "Things in Oakwood's Past": Un universitario recibe como herencia un viejo armario con poderes. Si te metes dentro, verás que el tiempo corre hacia atrás. Pero no olvides llevar siempre la llave encima, porque como no puedas salir, de ti solo quedará polvo. El chaval lo aprovecha a conciencia, convirtiéndose con los años en el mejor abogado de su bufete y un padre ejemplar. Lógicamente, las cosas darán un giro dramático que vemos venir desde el minuto uno. Y ese sería el mayor defecto de "Time Out", la falta de sorpresas. Por lo demás, una historia más propia de "Twilight Zone" que "Creepshow", pero correcta (ayuda que soy un devoto de las tramas con paradojas temporales y tal). Dirige Jeffrey F. January, de la plantilla de "The Walking Dead".
La que sigue desconcierta porque está facturada cien por cien mediante una animación algo limitada. En el misterioso pueblo de Oakwood encuentran una de esas cápsulas temporales. La historiadora local descubre que no sería buena idea abrirla. Como es de ley, no le hacen ni caso. Este es el capítulo más brutalmente gore de toda la serie... pero claro, hay truco, ¡son dibujitos!. Inevitablemente la sinopsis recuerda a "La caja" del "Creepshow" original, algo que oficializa el que reciba incluso una alusión directa. Tratándose de un capítulo animado, lo normal es mandar guiños a los dibujantes afines a la marca, de ahí que algunos personajes lleven apellidos como Wrightson o Kamen (de Jack Kamen, dibujante de la misma E.C. y autor de uno de los dos maravillosos posters de "Creepshow"). Tampoco falta el guiño a Romero himself formato "foto enmarcada". En cuanto a la historieta en sí, pues lo cierto es que la animación distrae bastante y deja un poco frío. Entre los dobladores localizamos voces ilustres como las de Mark Hamill o la "scream queen" Danielle Harris. Dirige Greg Nicotero, ayudado por una panda de animadores.
CAPÍTULO 6 - "Drug Traffic" / "A Dead Girl Named Sue": La última entrega de esta tercera temporada me ha descolocado mucho y aburrido más. La primera historia va sobre una madre asiática y su hija enferma que son detenidas en la frontera de Estados Unidos. La niña se convertirá en una de esas "cabezas voladoras fantasma" tan típicas del folclore del sudeste asiático y comenzará la escabechina. De por medio hay un político racista que se hace pasar por progre con la intención de dar buena imagen. Y el gran Michael Rooker como único elemento positivo de la función. ¿"Creepshow" dándoselas de panfletismo?. Ay, duele!. Esto casi podría haberlo dirigido el Joe Dante de "Masters of Horror", pero pal caso hablamos del inevitable Señor Nicotero. Confieso que se me cerraban los ojos durante el trayecto.
La siguiente, "A Dead Girl Named Sue", es un pelo más digerible... pero tampoco nada que deslumbre. En parte porque, por enésima y cansina vez, retomamos el guiño al universo zombie de George Romero, situando la historia en la misma noche de los muertos vivientes (con su blanco y negro, su ambientación de finales de los sesenta y un televisor donde se emiten las imágenes que salían en el noticiario del clásico). El sheriff local detiene al pijo del pueblo sospechoso de haber matado a una niña. Habiendo como hay zombies en la zona, cuesta asegurar la naturaleza real de dicho asesinato, si fue por maldad o supervivencia al tratarse de un revivido y no una víctima inocente. Descubrirlo se supone la gracia del asunto. Pero no. El episodio es puro bla, bla, bla hasta un desenlace tampoco muy inspirado. Y sí, aburre bastante. Guioniza la televisiva Heather Anne Campbell, que hizo tres cuartos de lo mismo para la igualmente chaposa -y panfletaria- reciente versión de "Twilight Zone". Dirige un clásico de la casa, John Harrison (lo que hace el descalabro aún mayor).
Vale la pena destacar como colofón que, en esta tercera temporada, los célebres "efectos visuales" destinados a darle un toque de cómic a las imágenes son muy escasos. Prácticamente nulos. Igualmente, las transiciones animadas gastan un look demasiado "flash" para mi gusto.
miércoles, 23 de diciembre de 2015
LOS FOTOCROMOS (Y EL POSTER) DE "ESTAMOS MUERTOS... ¿O QUÉ?" (+ CHUCHE NAVIDEÑA)
Supongo que no voy errado si culpo al inefable José Frade del extravagante y poco ajustado título Español de esta peli originalmente nacida como "Dead Heat". Lo digo porque Frade fue su distribuidor y porque, ¿cómo logras que "Dead Heat" se mute en... "Estamos muertos... ¿o qué?"?. ¡¡Fascinante!!.
Nos encontramos ante una obra menor surgida durante la segunda mitad de los 80 y de la que casi nadie parece acordarse. Esencialmente se trata de una comedia, o una comedia de acción con amplios ribetes fantásticos. También encajaría de perlas en la etiqueta de "buddy movie de la vieja escuela".
“Dead Heat” cuenta con una muy buena idea de base algo desaprovechada por culpa de la carencia de medios. Dos polis, uno más conservador y seriote (armado con una magnum 44) y el otro más golfo y despreocupado, se quedan asombrados al acribillar a un par de delincuentes que parecen indestructibles. La investigación del caso les lleva hasta una gran corporación farmacéutica que cuenta con una máquina capaz de revivir a los muertos. Uno de estos ronda por allí y, durante la inevitable pelea, el poli encorbatado fallece. Su colega y la chica guapa de la peli (a la que le espera un final realmente impactante) le devuelven a la vida por tiempo limitado, oportunidad esta que el tipo aprovechará para acabar de resolver el entuerto, llevándose a unos cuantos por delante.
Quizás lo más logrado de "Estamos muertos... ¿o qué?" sea la parte final, en la que, casi a modo de "Terminator", el poli zombie, visiblemente desmejorado tras recibir un baño de fuego, se presenta en la guarida de los malos y la emprende a tiros con todos sin inmutarse (a pesar de los muchos que también recibe). Resulta que entre estos se encuentra nada menos que el inmortal Vincent Price en la que sería una de sus últimas actuaciones para el cine. Le acompaña otro nombre entrañable, Darren McGavin, más conocido como "Kolchak", el periodista especializado en casos sobrenaturales que tanta huella dejó en su pase por las televisiones del mundo civilizado por ahí los 70.
A los polis les dan vida/muerte Treat Williams, actor de irregular carrera que descubrí gracias a esta película, y Joe Piscopo, un comediante surgido de la cantera del "Saturday Night Live", con sus músculos, su "mullet" y su cara de pasmao, del que no sabía nada entonces y que poco ha hecho después.
Completan el reparto en escuetos roles Robert Picardo (habitual de Joe Dante), Keye Luke (el Master Po de la serie "Kung-Fu", pero que los de mi quinta conocerán sobre todo por ser el anciano cuidador del gremlin "Gizmo") y Shane Black, guionista de "blockbusters" y director de "Iron Man 3". Por ahí aparece sin acreditar la "scream queen" Linnea Quigley, que poco después se liaría en plan serio con el tipo que se encargaba de buena parte de los maquillajes, Steve Johnson.
Terry Black, guionista, posteriormente firmaría un buen puñado de los manuscritos del "Tales from the crypt" televisivo.
Del director ya he hablado con anterioridad, Mark Goldblatt, montador de primera división a quien debemos el corta y pega de varias cult-movies ("Piraña", "Humanoides del abismo", "Aullidos") y tantos otros estandartes del cine de acción ochentero ("Terminator", "Rambo", "Commando"). Debutaba como mandamás en el caso que nos ocupa, lo que le llevó a dirigir la injustamente mal tratada pero apreciable "The Punisher/Vengador" con Dolph Lundgren. Esta última, y salvo un desliz televisivo, significaría el fin de su carrera como director.
En definitiva, estamos ante una película sencilla, nada deslumbrante, trufada de errores (se supone que los zombies no sangran, pero los impactos de bala que recibe Treat Williams son bien rojos), aunque medianamente entretenida y simpática.
En cuanto a los fotocromos, llama la atención la notable cantidad de imágenes que luego NO aparecen en el largometraje. Veamos: Ese zombie verde estrangulando a la chica o Joe Piscopo echando babas son dos momentos que yo no vi cuando me la puse hace un par de días, y tampoco cuando la consumí de chaval. Raro. Pinta a caos durante la producción y remontaje desesperado. A saber dónde está ese material y porqué no fue finalmente utilizado. Algún día conoceremos la historia completa. De mientras les invito a gozar de lo que sigue, que no carece de gracejo, especialmente el póster, con esos dos polis ¿descabezados? que, para variar, se unen al carnaval de grotesquerías propias de nuestra distribución cinematográfica.
Nos encontramos ante una obra menor surgida durante la segunda mitad de los 80 y de la que casi nadie parece acordarse. Esencialmente se trata de una comedia, o una comedia de acción con amplios ribetes fantásticos. También encajaría de perlas en la etiqueta de "buddy movie de la vieja escuela".
“Dead Heat” cuenta con una muy buena idea de base algo desaprovechada por culpa de la carencia de medios. Dos polis, uno más conservador y seriote (armado con una magnum 44) y el otro más golfo y despreocupado, se quedan asombrados al acribillar a un par de delincuentes que parecen indestructibles. La investigación del caso les lleva hasta una gran corporación farmacéutica que cuenta con una máquina capaz de revivir a los muertos. Uno de estos ronda por allí y, durante la inevitable pelea, el poli encorbatado fallece. Su colega y la chica guapa de la peli (a la que le espera un final realmente impactante) le devuelven a la vida por tiempo limitado, oportunidad esta que el tipo aprovechará para acabar de resolver el entuerto, llevándose a unos cuantos por delante.
Quizás lo más logrado de "Estamos muertos... ¿o qué?" sea la parte final, en la que, casi a modo de "Terminator", el poli zombie, visiblemente desmejorado tras recibir un baño de fuego, se presenta en la guarida de los malos y la emprende a tiros con todos sin inmutarse (a pesar de los muchos que también recibe). Resulta que entre estos se encuentra nada menos que el inmortal Vincent Price en la que sería una de sus últimas actuaciones para el cine. Le acompaña otro nombre entrañable, Darren McGavin, más conocido como "Kolchak", el periodista especializado en casos sobrenaturales que tanta huella dejó en su pase por las televisiones del mundo civilizado por ahí los 70.
A los polis les dan vida/muerte Treat Williams, actor de irregular carrera que descubrí gracias a esta película, y Joe Piscopo, un comediante surgido de la cantera del "Saturday Night Live", con sus músculos, su "mullet" y su cara de pasmao, del que no sabía nada entonces y que poco ha hecho después.
Completan el reparto en escuetos roles Robert Picardo (habitual de Joe Dante), Keye Luke (el Master Po de la serie "Kung-Fu", pero que los de mi quinta conocerán sobre todo por ser el anciano cuidador del gremlin "Gizmo") y Shane Black, guionista de "blockbusters" y director de "Iron Man 3". Por ahí aparece sin acreditar la "scream queen" Linnea Quigley, que poco después se liaría en plan serio con el tipo que se encargaba de buena parte de los maquillajes, Steve Johnson.
Terry Black, guionista, posteriormente firmaría un buen puñado de los manuscritos del "Tales from the crypt" televisivo.
Del director ya he hablado con anterioridad, Mark Goldblatt, montador de primera división a quien debemos el corta y pega de varias cult-movies ("Piraña", "Humanoides del abismo", "Aullidos") y tantos otros estandartes del cine de acción ochentero ("Terminator", "Rambo", "Commando"). Debutaba como mandamás en el caso que nos ocupa, lo que le llevó a dirigir la injustamente mal tratada pero apreciable "The Punisher/Vengador" con Dolph Lundgren. Esta última, y salvo un desliz televisivo, significaría el fin de su carrera como director.
En definitiva, estamos ante una película sencilla, nada deslumbrante, trufada de errores (se supone que los zombies no sangran, pero los impactos de bala que recibe Treat Williams son bien rojos), aunque medianamente entretenida y simpática.
En cuanto a los fotocromos, llama la atención la notable cantidad de imágenes que luego NO aparecen en el largometraje. Veamos: Ese zombie verde estrangulando a la chica o Joe Piscopo echando babas son dos momentos que yo no vi cuando me la puse hace un par de días, y tampoco cuando la consumí de chaval. Raro. Pinta a caos durante la producción y remontaje desesperado. A saber dónde está ese material y porqué no fue finalmente utilizado. Algún día conoceremos la historia completa. De mientras les invito a gozar de lo que sigue, que no carece de gracejo, especialmente el póster, con esos dos polis ¿descabezados? que, para variar, se unen al carnaval de grotesquerías propias de nuestra distribución cinematográfica.
Pero no acaba aquí la cosa, queridos.
Dadas las fechas en las que nos encontramos, y dado lo muy Navideños que somos en este blog -además de verdad-, he decidido finiquitar con la sorpresa que me llevé al darle la vuelta a los fotocromos para ponerlos en el escaner. Está claro que el dueño del cine -el "Retiro" de Sitges- no valoraba mucho el material, porque lo usaba para otras funciones más allá de colgarlos en las vitrinas. En este caso se trataba de anunciar una curiosa doble sesión que el hombre se sacó de la manga para la platea infantil: "Estamos muertos... ¿o qué?" y "Abyss". Habría que debatir si estas dos pelis podrían considerarse adecuadas para un público de esa edad (una por violenta y la otra por "demasiado seria"... ¡o demasiado aburrida!), pero no deja de resultar curioso que ambas tengan dos puntos de conexión: Que sus directores venían de la factoría de Roger Corman y que en ambas participaba en los efectos visuales Ernest D. Farino, quien gracias a Cameron dio el salto al cine de gran presupuesto, pero que en sus inicios curró para Don Dohler, Jim Wynorski o en pelis tan oscuras como "Extraño" (y no lo digo porque se desarrolle en los interiores de una gruta). ¡¡Que maravilloso es el mundo del cine fantástico, amigos!!... ¡¡y qué maravillosa es la Navidad!!.
¡Felices Fiestas a todos, putos!.
Dadas las fechas en las que nos encontramos, y dado lo muy Navideños que somos en este blog -además de verdad-, he decidido finiquitar con la sorpresa que me llevé al darle la vuelta a los fotocromos para ponerlos en el escaner. Está claro que el dueño del cine -el "Retiro" de Sitges- no valoraba mucho el material, porque lo usaba para otras funciones más allá de colgarlos en las vitrinas. En este caso se trataba de anunciar una curiosa doble sesión que el hombre se sacó de la manga para la platea infantil: "Estamos muertos... ¿o qué?" y "Abyss". Habría que debatir si estas dos pelis podrían considerarse adecuadas para un público de esa edad (una por violenta y la otra por "demasiado seria"... ¡o demasiado aburrida!), pero no deja de resultar curioso que ambas tengan dos puntos de conexión: Que sus directores venían de la factoría de Roger Corman y que en ambas participaba en los efectos visuales Ernest D. Farino, quien gracias a Cameron dio el salto al cine de gran presupuesto, pero que en sus inicios curró para Don Dohler, Jim Wynorski o en pelis tan oscuras como "Extraño" (y no lo digo porque se desarrolle en los interiores de una gruta). ¡¡Que maravilloso es el mundo del cine fantástico, amigos!!... ¡¡y qué maravillosa es la Navidad!!.
¡Felices Fiestas a todos, putos!.
lunes, 8 de abril de 2013
INTERVIEW: JACK PEREZ
Si les hablo a ustedes de JackPerez, y no son muy asiduos a este
blog, probablemente el nombre en cuestión no les suene de nada. Pero si nombro “Mega Shark Vs. Giant Octopus” Sabrán, sin duda, de que película
les hablo, aunque el nombre seguirá sin sonarles, porque el director la firmó con el seudónimo de Ace Hanna.
Pero Jack Perez, además de ser el director de esta película, lo es también de muchas otras, es un cineasta con tablas con un pie puesto en Hollywood...y también ¡fue pionero en el found footage!
Al Staff de AVT no nos fue difícil contactar con el, ya que nos une cierta amistad, y, como además es el prologuista de nuestro libro “Malas pero divertidas”, pues hacerle esta entrevista y que contestara como se ha de contestar ( y no como otros entrevistados recientes con respuestas más cortas que las preguntas) no era muy complicado, era cuestión de enviar un e-mail y listo.
Así que de todos esos asuntos que verán a continuación, hablamos a base de mensaje, para que ustedes, queridos lectores, lo disfruten.
Esto nos contó Mr. Jack Perez:
Háblanos de tus inicios. ¿Hacías cortos superocheros de chaval?. ¿Cuales eran tus aspiraciones?
Como muchos chavales en los 70, tomé prestada la cámara de Súper 8 de mi padre y comencé a hacer pequeñas películas de horror, ciencia-ficción y de “catástrofes” protagonizadas por mi hermana pequeña. Inicialmente fui inspirado por el “King Kong” original de 1933 y por todas las pelis de fantasía de Ray Harryhausen como “El monstruo de tiempos remotos” y “Simbad y la princesa”, que echaban habitualmente en la tele los Sábados por la mañana. Me obsesioné con la animación en stop-motion y el trabajo con maquetas y leí todos los libros sobre el tema que podía encontrar. “The Making of King Kong” de Orville Goldner era como una biblia para mi!. Por supuesto, cuando “La guerra de las galaxias” se estrenó en el 77, me enganché. Pero al principio todo giraba en torno a los efectos especiales. Realmente no aprecié lo que hacía un director hasta más tarde.
Durante el verano de 1978, fui invitado a visitar el set de “Aeropuerto 79” (la última de la serie). Un amigo de la familia era asistente de montaje y pude ver cómo era la creación de una película. Por entonces, había comenzado a pensar en escuelas de cine y mi atención apuntaba hacia la dirección, que me ofrecía mucho más control creativo.
Según IMDB, tu primera película como director es “Deadliest America Home Video”. Háblanos de ella…
Básicamente se trata de una de las primeras películas “found footage”. Ese género ni tan siquiera existía a inicios de los 90, así que la idea de estructurar una película “a través de la lente” de una cámara de vídeo era bastante nuevo. Me ofrecieron la oportunidad de escribir y dirigir una peli “exploitation” tan y tan barata que la tendría que hacer con una vieja video cámara Hi-8, lo que es muy miserable. En lugar de intentar hacer una narrativa estándar, que acabaría teniendo el aspecto de una porno o un culebrón por su “look” de vídeo, decidí escribir un thriller que pudiera utilizar la mala calidad del vídeo de modo orgánico, como parte de la historia. Y así es como se formó la idea – la historia de un entusiasta del vídeo casero (interpretado por Danny Bonaduce, protagonista de la serie “Mamá y sus increíbles hijos”) que lo graba todo en su vida, entonces es secuestrado por un pequeño grupo de criminales que le obligan a documentar su carrera criminal a lo largo de América.
Tu película más popular es “Megashark vs Giant Octopus”, pero aquí en España solo podemos acceder a ella comprando el DVD de importación. En cambio, sí se han comercializado “La cucaracha” y “Juegos Salvajes 2”. ¿Son pues esas dos tus películas de más éxito?
Financieramente, supongo que “Megashark…” y “Juegos salvajes 2” son las de mayor éxito. Pero intento no medir mi éxito por la cantidad de dinero que hacen mis películas. Más bien me quedo con cuales son más personales y de los que estoy más orgulloso.
¿Cual de tus películas es tu favorita?
En todas mis pelis hay algo que me gusta, pero mi peli de detectives privados, “The Big Empty” (1997); mi “noir” situado al sur de la frontera, “La Cucaracha” (1998) y mi comedia de horror, “Some guy who kills people” (2012) son mis favoritas. Estas tres me representan, a mi y a mis habilidades como cineasta. “Monster Island” (que hice para la MTV con protagonismo de Mary Elizabeth Winstead), que cuenta con un montón de monstruos animados en stop-motion, estaría cerca de la cuarta posición.
Hablando de “Juegos salvajes 2”. ¿Viste la primera antes de rodar la tuya?, ¿por qué son tan diferentes?
Había visto la de John McNaughton y me gustaba, pero realmente no la estudié. Me interesaba más coger el material y hacer algo con él que me resultara interesante – básicamente hacer una película “noir” ambientada en los everglades/Florida. Ese es el único modo de hacer algo bueno – haciéndolo tuyo. De otro modo, únicamente estarás copiando el material de otro.
¿Por qué no hiciste la tercera parte?
Me la ofrecieron, pero no querían pagarme un poco más de dinero a pesar de que “Juegos salvajes 2” había ayudado a crear la franquicia al completo. Más importante, si cabe, es que ya había hecho todo lo que podía con esa clase de historia. Además, el guión para “Juegos salvajes 3” era casi exactamente igual al de “Juegos salvajes 2”!.
Ace Hanna, Jake Johnson… esos pseudónimos los utilizas, respectivamente, en “Mega shark vs Giant Octopus” y “666: The Child”. ¿Por qué los usaste y por qué esos en concreto?
Porque considero esas películas creativamente comprometidas. Básicamente porque me arrebataron el control a la hora del montaje. Cuando un director no controla del todo esa fase, pierde la oportunidad de mostrarle a la audiencia todo aquello que pretendía. Incluso si es una película tontuna de monstruos. Esas dos pelis podrían haber sido mucho mejores, creo, si me hubieran dejado montarlas tal y como yo quería. “Jake Johnson” fue fácil de inventar, “Ace Hannah” es más como un “chiste privado” – es el nombre de un personaje en el clásico western de Robert Aldrich “Vera Cruz” (1954) con Burt Lancaster y Gary Cooper. Suena ridículo, y así es exactamente cómo me sentí haciendo “Mega shark…”. Eso y frustrado.
¿Te preocupa/molesta que seas sobre todo conocido por “Mega shark…” en lugar de otra de tus películas?
Pues sí, en cierto modo. No es precisamente el mejor título de mi filmografía. Me gustaría ser conocido por mi mejor trabajo. “Some guy who kills people”, “La cucaracha”, “The Big Empty”, “Monster Island” – estas son películas de las que estoy genuinamente orgulloso, y son mil veces mejor que “Mega shark…”.
¿Cuales son las diferencias entre trabajar para “The Asylum” y hacerlo para “Sony Pictures”?
Básicamente es lo mismo, políticamente. Tratas con notas de los productores, quienes tienen opiniones muy específicas sobre cómo hay que hacer las cosas. Y muy a menudo tienes que pelear por tus propias ideas. Lo que es cansino. Originalmente pensaba que las compañías dedicadas al cine de muy bajo presupuesto dejaban tranquilo al director, pero me encontré con que no era ese el caso. Todo productor, sin importar el tamaño, quiere ser escuchado. Ese es el precio que todos los cineastas han de pagar para lograr que se financie su trabajo. Naturalmente, tu plan de rodaje es más largo con Sony porque hay más dinero para hacer la película, lo que siempre ayuda.
¿Te sientes a gusto siendo un “director de serie B” o preferirías ser más mainstream, hacer películas de gran presupuesto y ganar Oscars?
Me considero a mi mismo un cineasta independiente que ocasionalmente hace pelis semi-comerciales. Supongo que ser considerado un “director de serie B” no es tan malo, aunque me gusta pensar que he hecho algún trabajo con calidad “A”. Algunos de mis directores favoritos eran etiquetados de “serie B” – Sam Fuller, Phil Karlson, Jacques Torneur, Richard Fleischer. Pero todos hicieron trabajos de calidad “A” en sus vidas.
Me encantaría tener el tiempo que proporciona un gran presupuesto – plazos más largos que dedicar a refinar tu labor, pero una vez más, con más dinero viene una mayor interferencia creativa, algo que puede ser devastador para tu alma.
No me importa una mierda ganar Oscars – los Premios de la Academia son basura, una casa de putas.
¿Cuales son tus ambiciones?
Seguir haciendo películas personales con un mayor control creativo.
Has trabajado con John Landis, Joe Dante y Adam West. ¿Cómo fue?
Fue un placer. Todos son héroes de mi infancia, por lo que de pronto encontrarme currando con ellos fue como un sueño. Fueron muy majos, encantadores, con maravillosas historias sobre sus carreras y el negocio. Yo veía “Batman” cuando era un chavalín, por lo que dirigir a Adam West en “Monster Island” fue surrealmente bonito. Durante la gran escena de su muerte donde una hormiga gigante mutante se estrella contra él mientras sostiene un frasco de nitroglicerina, se volvió hacia mi y dijo, “Nosotros nunca hicimos algo así en la Batcueva!”. “Un hombre lobo Americano en Londres” fue una peli muy importante para mi, así que tener a John Landis como mi productor ejecutivo en “Some guy who kills people” fue muy gratificante – y el hecho de que le encantara la película fue como lograr que tus padres te digan que se sienten orgullosos de ti!. Las películas de Joe Dante, particularmente “Aullidos” y “Piraña”, también fueron grandes influencias. En un momento en que le estaba dirigiendo a él y a Landis en una escena, Joe se giró hacia John y exclamó, “Suena igual que yo!”. Aquello fue muy emocionante.
Escribiste la introducción de nuestro libro dedicado al cine trash “Malas pero divertidas”, lo que demuestra que tienes un gran sentido del humor. ¿Qué te motivó a hacerlo?
Me sentí halagado de que me lo pidierais. Es muy divertido estar incluido en un libro guay sobre películas de culto. Incluso aunque tenga serios problemas con “Mega shark…”, siempre es bonito ser reconocido. Y era una oportunidad para explicar mi participación en la película- por que la hice y todos los obstáculos que tuve que afrontar para hacer semejante alocada peli de bajo presupuesto.
¿Cómo sería la perfecta película de Jack Perez?
Siempre he creído que mi mejor trabajo surge cuando mezclo mi amor por las películas con aquello que ocurre en mi vida personal. “The big empty”, “La cucaracha” y “Some guy who kills people” fusionan todas ellas géneros que adoro con temas que son muy personales para mi. Cuando logro hacer eso – es perfecto. Lo que lo hace aún más perfecto es cuando ningún productor jode mi labor y logro el montaje final. Pero eso rara vez ocurre.
¿Cómo ves el futuro?
Hace ya muchos años de cuando estaba muy deprimido respecto al negocio y a cómo se desarrollaba mi carrera. Muchas veces desearía haber hecho películas en los años 70, porque parece que hubiera conseguido producir más “mi tipo de película”. Era un periodo más excéntrico y más abierto, y ahí es donde siempre he vivido como cineasta – ligeramente a la izquierda del centro. Sin embargo, he sido capaz de llevar adelante varios trabajos de los que me siento orgulloso. Así que no me puedo quejar. El futuro es brillante.
Dime cinco pelis que te gusten y cinco que te disgusten.
Hay muchas malas, así que ni siquiera empezaré. Pero cinco que me gusten podrían ser: “Vera Cruz” (Robert Aldrich, 1954), “Encadenados” (Hitchcock), “Topsy-Turvy” (Mike Leigh), “King Kong” (1933) y “Quiero la cabeza de Alfredo Garcia” (Peckinpah).
Cinco directores que te gusten y cinco que te disgusten.
Otra vez, muchos directores que no me gustan. Pero los que admiro son: Hitchcock, Peckinpah, Aldrich, Frankenheimer y Welles.
¿Algo que añadir?, ¿algo que quieras decir a nuestros poco lustrosos lectores?
Mirad películas antiguas. Siempre son mejores que los “nuevos lanzamientos”. Y uno aprende mucho más sobre cine de los maestros.
Gracias! (en castellano en el original).
Pero Jack Perez, además de ser el director de esta película, lo es también de muchas otras, es un cineasta con tablas con un pie puesto en Hollywood...y también ¡fue pionero en el found footage!
Al Staff de AVT no nos fue difícil contactar con el, ya que nos une cierta amistad, y, como además es el prologuista de nuestro libro “Malas pero divertidas”, pues hacerle esta entrevista y que contestara como se ha de contestar ( y no como otros entrevistados recientes con respuestas más cortas que las preguntas) no era muy complicado, era cuestión de enviar un e-mail y listo.
Así que de todos esos asuntos que verán a continuación, hablamos a base de mensaje, para que ustedes, queridos lectores, lo disfruten.
Esto nos contó Mr. Jack Perez:
Háblanos de tus inicios. ¿Hacías cortos superocheros de chaval?. ¿Cuales eran tus aspiraciones?
Como muchos chavales en los 70, tomé prestada la cámara de Súper 8 de mi padre y comencé a hacer pequeñas películas de horror, ciencia-ficción y de “catástrofes” protagonizadas por mi hermana pequeña. Inicialmente fui inspirado por el “King Kong” original de 1933 y por todas las pelis de fantasía de Ray Harryhausen como “El monstruo de tiempos remotos” y “Simbad y la princesa”, que echaban habitualmente en la tele los Sábados por la mañana. Me obsesioné con la animación en stop-motion y el trabajo con maquetas y leí todos los libros sobre el tema que podía encontrar. “The Making of King Kong” de Orville Goldner era como una biblia para mi!. Por supuesto, cuando “La guerra de las galaxias” se estrenó en el 77, me enganché. Pero al principio todo giraba en torno a los efectos especiales. Realmente no aprecié lo que hacía un director hasta más tarde.
Durante el verano de 1978, fui invitado a visitar el set de “Aeropuerto 79” (la última de la serie). Un amigo de la familia era asistente de montaje y pude ver cómo era la creación de una película. Por entonces, había comenzado a pensar en escuelas de cine y mi atención apuntaba hacia la dirección, que me ofrecía mucho más control creativo.
Según IMDB, tu primera película como director es “Deadliest America Home Video”. Háblanos de ella…
Básicamente se trata de una de las primeras películas “found footage”. Ese género ni tan siquiera existía a inicios de los 90, así que la idea de estructurar una película “a través de la lente” de una cámara de vídeo era bastante nuevo. Me ofrecieron la oportunidad de escribir y dirigir una peli “exploitation” tan y tan barata que la tendría que hacer con una vieja video cámara Hi-8, lo que es muy miserable. En lugar de intentar hacer una narrativa estándar, que acabaría teniendo el aspecto de una porno o un culebrón por su “look” de vídeo, decidí escribir un thriller que pudiera utilizar la mala calidad del vídeo de modo orgánico, como parte de la historia. Y así es como se formó la idea – la historia de un entusiasta del vídeo casero (interpretado por Danny Bonaduce, protagonista de la serie “Mamá y sus increíbles hijos”) que lo graba todo en su vida, entonces es secuestrado por un pequeño grupo de criminales que le obligan a documentar su carrera criminal a lo largo de América.
Tu película más popular es “Megashark vs Giant Octopus”, pero aquí en España solo podemos acceder a ella comprando el DVD de importación. En cambio, sí se han comercializado “La cucaracha” y “Juegos Salvajes 2”. ¿Son pues esas dos tus películas de más éxito?
Financieramente, supongo que “Megashark…” y “Juegos salvajes 2” son las de mayor éxito. Pero intento no medir mi éxito por la cantidad de dinero que hacen mis películas. Más bien me quedo con cuales son más personales y de los que estoy más orgulloso.
¿Cual de tus películas es tu favorita?
En todas mis pelis hay algo que me gusta, pero mi peli de detectives privados, “The Big Empty” (1997); mi “noir” situado al sur de la frontera, “La Cucaracha” (1998) y mi comedia de horror, “Some guy who kills people” (2012) son mis favoritas. Estas tres me representan, a mi y a mis habilidades como cineasta. “Monster Island” (que hice para la MTV con protagonismo de Mary Elizabeth Winstead), que cuenta con un montón de monstruos animados en stop-motion, estaría cerca de la cuarta posición.
Hablando de “Juegos salvajes 2”. ¿Viste la primera antes de rodar la tuya?, ¿por qué son tan diferentes?
Había visto la de John McNaughton y me gustaba, pero realmente no la estudié. Me interesaba más coger el material y hacer algo con él que me resultara interesante – básicamente hacer una película “noir” ambientada en los everglades/Florida. Ese es el único modo de hacer algo bueno – haciéndolo tuyo. De otro modo, únicamente estarás copiando el material de otro.
¿Por qué no hiciste la tercera parte?
Me la ofrecieron, pero no querían pagarme un poco más de dinero a pesar de que “Juegos salvajes 2” había ayudado a crear la franquicia al completo. Más importante, si cabe, es que ya había hecho todo lo que podía con esa clase de historia. Además, el guión para “Juegos salvajes 3” era casi exactamente igual al de “Juegos salvajes 2”!.
Ace Hanna, Jake Johnson… esos pseudónimos los utilizas, respectivamente, en “Mega shark vs Giant Octopus” y “666: The Child”. ¿Por qué los usaste y por qué esos en concreto?
Porque considero esas películas creativamente comprometidas. Básicamente porque me arrebataron el control a la hora del montaje. Cuando un director no controla del todo esa fase, pierde la oportunidad de mostrarle a la audiencia todo aquello que pretendía. Incluso si es una película tontuna de monstruos. Esas dos pelis podrían haber sido mucho mejores, creo, si me hubieran dejado montarlas tal y como yo quería. “Jake Johnson” fue fácil de inventar, “Ace Hannah” es más como un “chiste privado” – es el nombre de un personaje en el clásico western de Robert Aldrich “Vera Cruz” (1954) con Burt Lancaster y Gary Cooper. Suena ridículo, y así es exactamente cómo me sentí haciendo “Mega shark…”. Eso y frustrado.
¿Te preocupa/molesta que seas sobre todo conocido por “Mega shark…” en lugar de otra de tus películas?
Pues sí, en cierto modo. No es precisamente el mejor título de mi filmografía. Me gustaría ser conocido por mi mejor trabajo. “Some guy who kills people”, “La cucaracha”, “The Big Empty”, “Monster Island” – estas son películas de las que estoy genuinamente orgulloso, y son mil veces mejor que “Mega shark…”.
¿Cuales son las diferencias entre trabajar para “The Asylum” y hacerlo para “Sony Pictures”?
Básicamente es lo mismo, políticamente. Tratas con notas de los productores, quienes tienen opiniones muy específicas sobre cómo hay que hacer las cosas. Y muy a menudo tienes que pelear por tus propias ideas. Lo que es cansino. Originalmente pensaba que las compañías dedicadas al cine de muy bajo presupuesto dejaban tranquilo al director, pero me encontré con que no era ese el caso. Todo productor, sin importar el tamaño, quiere ser escuchado. Ese es el precio que todos los cineastas han de pagar para lograr que se financie su trabajo. Naturalmente, tu plan de rodaje es más largo con Sony porque hay más dinero para hacer la película, lo que siempre ayuda.
¿Te sientes a gusto siendo un “director de serie B” o preferirías ser más mainstream, hacer películas de gran presupuesto y ganar Oscars?
Me considero a mi mismo un cineasta independiente que ocasionalmente hace pelis semi-comerciales. Supongo que ser considerado un “director de serie B” no es tan malo, aunque me gusta pensar que he hecho algún trabajo con calidad “A”. Algunos de mis directores favoritos eran etiquetados de “serie B” – Sam Fuller, Phil Karlson, Jacques Torneur, Richard Fleischer. Pero todos hicieron trabajos de calidad “A” en sus vidas.
Me encantaría tener el tiempo que proporciona un gran presupuesto – plazos más largos que dedicar a refinar tu labor, pero una vez más, con más dinero viene una mayor interferencia creativa, algo que puede ser devastador para tu alma.
No me importa una mierda ganar Oscars – los Premios de la Academia son basura, una casa de putas.
¿Cuales son tus ambiciones?
Seguir haciendo películas personales con un mayor control creativo.
Has trabajado con John Landis, Joe Dante y Adam West. ¿Cómo fue?
Fue un placer. Todos son héroes de mi infancia, por lo que de pronto encontrarme currando con ellos fue como un sueño. Fueron muy majos, encantadores, con maravillosas historias sobre sus carreras y el negocio. Yo veía “Batman” cuando era un chavalín, por lo que dirigir a Adam West en “Monster Island” fue surrealmente bonito. Durante la gran escena de su muerte donde una hormiga gigante mutante se estrella contra él mientras sostiene un frasco de nitroglicerina, se volvió hacia mi y dijo, “Nosotros nunca hicimos algo así en la Batcueva!”. “Un hombre lobo Americano en Londres” fue una peli muy importante para mi, así que tener a John Landis como mi productor ejecutivo en “Some guy who kills people” fue muy gratificante – y el hecho de que le encantara la película fue como lograr que tus padres te digan que se sienten orgullosos de ti!. Las películas de Joe Dante, particularmente “Aullidos” y “Piraña”, también fueron grandes influencias. En un momento en que le estaba dirigiendo a él y a Landis en una escena, Joe se giró hacia John y exclamó, “Suena igual que yo!”. Aquello fue muy emocionante.
Escribiste la introducción de nuestro libro dedicado al cine trash “Malas pero divertidas”, lo que demuestra que tienes un gran sentido del humor. ¿Qué te motivó a hacerlo?
Me sentí halagado de que me lo pidierais. Es muy divertido estar incluido en un libro guay sobre películas de culto. Incluso aunque tenga serios problemas con “Mega shark…”, siempre es bonito ser reconocido. Y era una oportunidad para explicar mi participación en la película- por que la hice y todos los obstáculos que tuve que afrontar para hacer semejante alocada peli de bajo presupuesto.
¿Cómo sería la perfecta película de Jack Perez?
Siempre he creído que mi mejor trabajo surge cuando mezclo mi amor por las películas con aquello que ocurre en mi vida personal. “The big empty”, “La cucaracha” y “Some guy who kills people” fusionan todas ellas géneros que adoro con temas que son muy personales para mi. Cuando logro hacer eso – es perfecto. Lo que lo hace aún más perfecto es cuando ningún productor jode mi labor y logro el montaje final. Pero eso rara vez ocurre.
¿Cómo ves el futuro?
Hace ya muchos años de cuando estaba muy deprimido respecto al negocio y a cómo se desarrollaba mi carrera. Muchas veces desearía haber hecho películas en los años 70, porque parece que hubiera conseguido producir más “mi tipo de película”. Era un periodo más excéntrico y más abierto, y ahí es donde siempre he vivido como cineasta – ligeramente a la izquierda del centro. Sin embargo, he sido capaz de llevar adelante varios trabajos de los que me siento orgulloso. Así que no me puedo quejar. El futuro es brillante.
Dime cinco pelis que te gusten y cinco que te disgusten.
Hay muchas malas, así que ni siquiera empezaré. Pero cinco que me gusten podrían ser: “Vera Cruz” (Robert Aldrich, 1954), “Encadenados” (Hitchcock), “Topsy-Turvy” (Mike Leigh), “King Kong” (1933) y “Quiero la cabeza de Alfredo Garcia” (Peckinpah).
Cinco directores que te gusten y cinco que te disgusten.
Otra vez, muchos directores que no me gustan. Pero los que admiro son: Hitchcock, Peckinpah, Aldrich, Frankenheimer y Welles.
¿Algo que añadir?, ¿algo que quieras decir a nuestros poco lustrosos lectores?
Mirad películas antiguas. Siempre son mejores que los “nuevos lanzamientos”. Y uno aprende mucho más sobre cine de los maestros.
Gracias! (en castellano en el original).
martes, 19 de mayo de 2009
EL SILENCIO DE LOS BORREGOS
“El silencio de los borregos” mezcla los argumentos de “El silencio de los corderos” y “Psicosis” y puede integrarse tranquilamente en el “spoof”, pero línea chusquera, es decir, acumulación por acumulación de chistes, el 95% de ellos muy malos, y un leve 5% bastante simpáticos (“¿Le puedo ser franco?”, “Ah! Pensaba que usted se llamaba Joe!”) y mezclado al mismo tiempo con una concepción muy italiana de la comedia, donde prima redundar los gags, insistir en ellos hasta que pierden la gracia o explicarlos cuando uno ya los ha pillado a la primera. Que el prota se llame Jo Dee Foster (¡!), que Martin Balsam recupere su papel del detective de “Psicosis” y se haga llamar… ¡Martin Balsam! o que un tipo sea acuchillado en la ducha por el mismo Alfred Hitchcock es lo que yo digo humor barato de patio de colegio.
Ezio Greggio co-protagoniza, guioniza, dirige y produce ejecutivamente (¡guau!) esta mega-astracanada de peli que, por exceso, acaba resultando hasta entretenida, aunque te pases media proyección diciendo aquello de “¡Joder, que malo!”. Pero dejémonos de moñadas, vamos a por lo que realmente impresiona, que es su reparto de protagonistas, secundarios y cameos (siguiendo el orden de imdb, of course): Billy Zane, cuando aún no estaba tan acabado, Dom De Luise (interpretando a la parodia de “Hannibal Lecter” con el original nombre de “Dr.Animal Cannibal Pizza” ¿¿??), Joanna Pacula, el mentado Martin Balsam (que, como John Hurt en “Spaceballs”-“Alien” recrea la escena de su muerte en “Psicosis” precedido por un “¡Oh no! ¡Otra vez!”), Stuart Pankin (rostro habitual de orden segundón, muy típico de comedias americanas), John Astin (el que fuera progenitor de la “Familia Addams” en la pequeña pantalla durante los años 60 que, lógico, recrea aquí muchos tics relacionados con dichos personajes), Bubba Smith (Hightower en la saga “Loca academia de policía”, de esta también podemos ver a Lance Kinsey, es decir, el teniente Proctor), Rip Taylor, Shelley Winters, Nedra Volz (la abuela cegata de “Locademia de conductores”, interpretando básicamente al mismo personaje), Henry Silva (al que no vi por ningún lado), John Roarke (el doble de George Bush padre, que ya lo parodiara en "Agárralo como puedas 2 1/2"), Tony Cox (el enano negro habitual en las "Epic, Date o Disaster Movies"), Irwin Keyes (rostro imborrable del cine "exploitation" más auténtico por sus inconfundibles facciones de mongo, lo hemos visto en montones de pelis, "El Exterminador", "Viernes 13", "Death Wish 4" o, más recientemente, "La casa de los 1000 cadáveres"), Eddie Deezen (cómico de tercera habitual en el cine de Fred Olen Ray), Rudy De Luca (mano derecha de Mel Brooks, interpretando al mismo personaje, 30 años después, que encarnara en "Máxima Ansiedad") y un montón más que seguramente se me escapan. Completan la jugada los cameos de John Landis, Mel Brooks (cómo no, es obvia la admiración que Greggio siente por este al incluir a varios de sus habituales. La jugada le salió bien, ya que el judío contaría con el Italiano para sus siguientes películas) y los citados Carpenter y Dante.
"El silencio de los corderos" y "Psicosis" aparte, también tenemos referencias directas a "Instinto Básico", "Star Wars" o "Desafío Total". La voz en off que va narrando, así como algún gag muy puntual, son copia directa y total de los "Agárralo como puedas". Lo mismo podemos decir con el baile de falsas identidades en el desenlace, que recuerda excesivamente a "Un cadáver a los postres".
Lo dicho, sigo sin comprender la existencia de esta película (rodada además con medios más que potables), sigo preguntándome qué pensarían los actores yankis (y los técnicos) mientras la iban realizando... aún así, aunque solo sea como mera rareza, como un accidente de la meca del cine... bien merece que le echéis un vistazo... igual incluso os reís un rato y todo, ¿quien sabe?.
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