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sábado, 22 de noviembre de 2025

JOHN CARPENTER´S SUBURBAN SCREAMS

John Carpenter era uno de los pocos viejos maestros -todavía vivos- que no había tirado del todo su carrera por el retrete. Cierto que la última película con cara y ojos del hombre ("Encerrada") quedaba lejos de ser memorable, aunque tampoco llegaba al nivel de la basurilla pura (y, siendo justos, cinco años antes había alcanzado uno de los momentos más inspirados y mejor considerados a esas alturas de su trayectoria). Debíamos tal estatus en parte a que se limitaba a vivir un poco de renta, guionizar tebeos, responder entrevistas y, muy especialmente, componer música, alejado -voluntariamente o no- de las cámaras. Y todo iba así de bien hasta que la plataforma "Peacock" le convenció (muy evidentemente, mediante talonario) para liarse en una serie de historias de terror supuestamente reales. Junto a su señora, Sandy King, mayormente ejercería de productor ejecutivo y, también, compondría las respectivas músicas con ayuda de su hijo -y el resto de la troupe-. Aceptó.
Sin embargo, y tras la primigenia, previsible e ingenua algarabía al respectivo anuncio de su gestación, hubo un silencio sepulcral. Nadie decía nada y, los pocos que lo hacían, soltaban bastante bilis. ¿Realmente "Suburban Screams" -que así se llama el asunto- era TAN mala?... ya sabemos cómo funcionan estas cosas. ¿Carpenter hizo algo más que únicamente poner su nombre (un poco a la manera de George A. Romero con aquella oscura "Deadtime Stories")?. Tenía mucha curiosidad / morbo de echar luz al misterio, y me la agencié, consumiendo pacientemente cada uno de sus capítulos, dispuesto a reseñarlos en riguroso orden.
El resultado, a continuación...

1-  Kelly / Un modo de morir : Unos amigos contactan mediante Ouija con el espíritu atormentado de una chavala cuyo cadáver anda perdido y reclama ser localizado. Era íntima de la novia del prota, que pasó de ella cuando desapareció en su día. Ahora, ante la determinación y obsesión de su maromo por encontrarla, le deja a él. Menuda pájara. Da más miedo pensar que ahí fuera existen personas así, que la misma historia de fantasmas, recuerden, supuestamente verídica. Por lo demás, rutina pura. Es tan de manual, tan previsible en todos los aspectos, que da hasta un pelín de vergüenza ajena. Dirige un tal Jan Pavlacky.

2- A killer comes home / Un asesino viene a casa : El matón oficial de un pequeño pueblo de Canadá comete un crimen. El periodista local que se ceba con él vive atemorizado por las posibles represalias. No obstante el homicida es detenido y encerrado. Todo va bien hasta que, unos pocos años después, escapa, vuelve a su pueblo y comienza a matar a los habitantes de manera indiscriminada, sin que la poli consiga detenerle. No hace falta decir que el periodista pasará de atemorizado a totalmente acojonado. Este capítulo mejora sustancialmente respecto al anterior, cuanto menos la historia -se supone que real, y en este caso sí da miedo planteársela como tal- es lo suficientemente intrigante / inquietante como para evitar la modorra. Por lo demás, estéticamente no hay mucha diferencia, aunque el director, Jordan Roberts -también uno de los productores-, consciente de que a "la trama" le chorrea suficiente fuerza por sí sola, prefiere centrarse en las declaraciones de los testigos antes que recrear hechos mediante actores. Sabia decisión.

3- The house next door / La casa de al lado : Un chaval descubre que el padre de la familia vecina oculta un terrible secreto, goza torturando y matando animales en el desván (eso y que sea dentista de profesión, vendrían a convertirlo en la versión hardcore del "Dr.Orin Scrivello" de "La tienda de los horrores"). Además, tiene sometido al resto del clan, cuya hija adolescente será blanco de los amoríos de nuestro protagonista. Aburridilla a ratos, pero funcional. En esta ocasión, y para darle un poco de color, inyectan dosis de romanticismo a la trama. Como supuesto hecho real, da moderado mal rollo... pero también es cierto que, en algunos pasajes, se les va un poco la pinza haciéndola demasiado peliculera y poco creíble. Echen la culpa a la directora, Michelle Latimer.
Nota graciosa: uno de los testigos entrevistados responde al nombre de Michael/Mike Myers.

4- The Bunny Man / El hombre conejo : A principios de los años setenta, allí en la américa más profunda, alguien decidió otorgar vida a cierta leyenda local en torno a un asesino disfrazado de conejito y armado con un hacha. La diferencia es que esta encarnación "reciente" jamás llegó a matar a nadie, pero sí encogió muchos ojetes. Los testigos de aquello narran la odisea y los peliculantes se encargan de inventarse algunos pasajes, mediante actores, propios de un slasher de quinta regional. Pero el tono a lá reportaje de "Cuarto Milenio" (incluidas sus risibles recreaciones), gana la partida, y por eso este capítulo entra bastante decentemente. Dirige de nuevo Don Jan Pavlacky.

5- Cursed Neighborhood / Vecindario Maldito : Los cabreados espíritus de una panda de colonizadores, asesinados por indios en su día, atormentan a los residentes instalados en el terreno donde fenecieron. El capítulo se centra en las tropelías que gastan a una familia de actores mediocres. Lo que aquí tenemos es el inevitable "Amityville" de chichinabo, o el "Insidious" de "Hacendado" si lo prefieren, especialmente mal interpretado (ojo al padre sobreactuador) y no exento de ciertos apuntes de comedia involuntaria. Este podría ser el punto más bajo de la serie. Repite en la dirección una poco atinada Michelle Latimer.

6- Phone Stalker / Acosador Telefónico : Al poco de arrancar la confección de "Suburban Screams", John Carpenter presumía en redes sociales de dirigir su aportación sin salir de la choza que tiene allá en Los Angeles, apoltronando el arrugado bul en un sillón y lanzando indicaciones a través de pantallas. Las ¿¿ventajas?? de la moderna tecnología (ya que el rodaje se desarrolló en Praga, nada menos... cosas del bajo presupuesto). ¿Iba ello a contribuir negativamente a sus quehaceres?. La cuestión acá es que, al no estar previamente más informado que lo justo y necesario, desconocía la implicación como director del idem de "La Cosa".... cosa de la que me enteré en los créditos finales. ¿Percibí la supuesta mejoría durante el trayecto? Pos no. Se ve como un capítulo más... tal vez algo mejor que otros, pero desde luego nada excepcional. Contribuye a ello, sin duda, la verdadera mandanga que la inspira, el despiadado y brutal acoso telefónico al que es sometido una pobre pava (supongo que los más eruditos encontrarán paralelismos con uno de los primeros trabajos de Carpenter, igualmente destinado a la televisión, "Someone´s watching me!"... pero no me atrevo a tanto porque, sinceramente, recuerdo muy poco de aquel). Que durante la entrevista con la víctima a esta le tiemble sutilmente el perolo, fruto de sendos espasmos nerviosos, es del todo comprensivo atestiguando su drama y, sobre todo, asistiendo al respectivo desenlace. La verdad es que el capítulo acongoja un pelo y, eso sí, es el único que logró darme UN ÚNICO, pero existente, escalofrío. ¿Mérito del señor director? Qui lo sá.
Con todo, pertenece al grupo de los más decentes, al lado del segundo.

CONCLUSIONANDO: ¿Está "Suburban Screams" a la altura de aquel que la apadrina? Hombre, no mucho... aunque, considerando las mandangas audiovisuales ejecutadas por otros compañeros de generación, esto no es lo peor que podría parir un avejentado y evidentemente cansado John Carpenter. Se deja ver, sin más. Y si hicieran una segunda tanda -cosa que dudo-, me la zamparía también. Entretenimiento funcional. Tal como está hoy día el patio, no es la peor clasificación posible.

sábado, 1 de abril de 2023

2013: RESCATE EN L.A.

Fui a ver la famosa/infame secuela de "1997: Rescate en Nueva York" cuando se estrenó en una sala medio vacía. Al salir, la sensación no era demasiado entusiasta. Aún así, cegado por mi fanatismo juvenil hacia su director, corrí a escribir una reseña muy positiva para un fanzine de naturaleza punk/radikal llamado "Sancocho Metálico", donde me centré en el notable lado subversivo del film, demostrando de esta manera que, ocasionalmente, las películas más comerciales y aparentemente tontunas son las más críticas con el "establishment", las más transgresoras, sin necesidad de dárselas de cine de autor y/o intelectual. No obstante, en mi fuero interno sabía que John Carpenter y su troupe (Debra Hill y el mismo Kurt Russell, los tres autores del guion. Me los puedo imaginar embriagados de nostalgia y echándose unas escandalosas risas entre tecleo y tecleo) me habían fallado. Pero ya saben como es esto del paso del tiempo y la perspectiva. Ayer, aprovechando que la daban por la tele, me animé a verla, sin el peso de todo el trajín emocional.
La hija del presidente de los USA se ha liado con un revolucionario y huido hasta la ciudad de Los Ángeles, convertida ahora en una isla donde deportan a todos los ciudadanos indeseables (que roban, violan, asesinan y estafan, pero también van los que fuman, comen carne roja, beben, dicen tacos y son ateos) En su huida se llevó un aparato capaz de dejar sin electricidad al planeta entero y temen que lo utilice. Una vez más, engañan a Serpiente Plissken -y mira que es lerdo- para que acuda y, en tiempo límite -antes de que le mate un virus inoculado en su sangre-, recupere el trasto y elimine a la niña, al revolucionario y a todo aquel que se ponga a tiro.
Entramos de lleno en la etapa "flojucha" de la filmografía de Carpenter. Dejadas atrás sus aportaciones más o menos dignas de finales de los ochenta ("El príncipe de las tinieblas", "Están Vivos" o "Memorias de un hombre invisible") en los 90 vivió años no demasiado inspirados. Todo lo parido entonces era más bien desangelado y patosillo (salvo "En la boca del miedo", pero por los pelos) Y "2013: Rescate en L.A." le va a la zaga. Lo que ocurre es que es la secuela directa (o más bien remake encubierto) de una peli muy querida. Y un personaje igual de apreciado. Y eso pesa. En una no muy antigua convención visitada por John Carpenter, hubo quien se atrevió a esputar una pregunta mal intencionada sobre el film reseñado, ¿y qué hizo nuestro querido filmmaker? -en una época en la que ya se había vuelto la mar de gruñón-, responderle con un seco y significativo "Fuck you!"
Aceptémoslo, "2013: Rescate en L.A." es malilla. Muy tonta. Además, gasta unos efectos visuales dolorosamente malos. El CGI aún andaba en pañales, sí. Pero es que también los "mate paintings" dejan mucho que desear. A pesar de ello, vista ayer, y consciente de que no podía esperar gran cosa, la disfruté. Me entretuvo. Tanto por sus momentos buenos (el duelo con la oxidada lata de por medio), como patéticos (el famoso surfeo en la cresta de un tsunami. De verdad, ¿qué se habrían fumado Carpenter, Russell y Hill en ese momento?). Y, como decía al principio, por todo ese saludable espíritu crítico -y premonitorio- hacia los Estados Unidos y sus poderes fácticos (con un presidente cobarde que solo sabe rezar, el parafascismo ultra-moral, etc), así como las ideas delirantes (el grupo de deformes adictos a los retoques de cirugía estética. El gang compuesto de niños altamente violentos armados hasta la sobaquera), la aniquilación de algunas convenciones narrativas (evitar cualquier subtrama amorosa acribillando a la chica de la peli cuando menos te lo esperas) y el brutal desenlace. Decir que "2013: Rescate en L.A." es una película mala pero divertida sería excesivo, pero sí es cierto que gasta un sutil tufo a "placer culpable" del todo entrañable.
Estaremos de acuerdo en que su verdadero fuerte es la tremenda galería de rostros que van asomando a lo largo de la función, casi todos habituales "personalidades cult", y acaparan desde el protagonista hasta, casi, los extras. Ahí va el listado completo (Kurt Russell aparte): Stacy Keach, Cliff Robertson, Valeria Golino, Steve Buscemi, George Corraface, Bruce Campbell, Robert Carradine, Peter Fonda, Pam Grier, Paul Bartel, Peter Jason, Leland Orser, Al Leong, Thomas Rosales Jr. y, aunque no aparezca acreditado en ninguna parte, un fugaz Marco Rodríguez (el psycho del supermercado en "Cobra"). Tremendo ¿verdad?, es un auténtico regalo para el aficionado. No obstante, este no respondió con mucho entusiasmo y la peli se estrelló en taquilla. Otro palo gordo para un Carpenter que veía como, poco a poco, su llama se apagaba sin remisión. Desde entonces, el único medio por el que Serpiente Plissken se ha movido ha sido el noveno arte. En lo referente al audiovisual, ha habido rumores de series, secuelas y remakes... pero, hasta ahora, na de na. Si algo de todo eso prospera, seguramente será ya sin un Kurt Russell que anda pensando en retirarse. Francamente, mejor así. Es este uno de esos personajes que solo funcionan con un rostro y unas maneras, las del actor que le dio vida desde buen principio. ¿Se imaginan otro tipo haciendo de "Harry Callahan", "John Rambo", "Indiana Jones" o "John Matrix"? No, no molaría nada.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

LA NIEBLA

Cuando era un crío, el cine de terror me atemorizaba tanto como me fascinaba. Decidido a superar mis fobias y me zampé varios títulos míticos alquilados a tutiplen en el añorado video-club de "El Corte Inglés". Parece una tontería, pero aquel fue un momento muy importante para mi que recordaré con cariño el resto de mis días. Entre todas las seleccionadas destacó una, "La Niebla" de John Carpenter. Preparándome psicológicamente para la que me esperaba, le pregunté a mis mayores si era una peli fuerte, a lo que me respondieron: "No, John Carpenter no suele meter mucha sangre". Encantador, ¿verdad?.
Mientras no he olvidado el pavor que me dio "El Exorcista" (otra de las elegidas), el recuerdo de mi reacción ante "La Niebla" es tan difuso como esta misma (y aquí me refiero al fenómeno natural)... pero sería buena, porque acabé incorporándola a mi videoteca personal mediante el sistema de conectar dos magnetoscopios. Sé que me dio miedo, eso sí, y es que si algo tiene este indiscutible clásico es su capacidad de acongojar. Algo que se trasluce perfectamente en sus numerosos carteles publicitarios, desde la siniestra mano asomando por la puerta (ver), pasando por la versión en la que Jamie Lee Curtis intenta evitarlo, hasta la genial ilustración de la edición patria en vhs con el amenazante esqueleto de largas uñas ideal para quitarle el sueño a un chaval como era yo (aquí al lado).
El caso es que hace un par de días volví a verla y pude confirmar la candorosa obra de arte que es, empezando por esa banda sonora arrebatadora responsabilidad del mismo tío John. Las imágenes son preciosas, hipnóticas y misteriosamente bellas. Los momentos de regocijo múltiples, como cuando la niebla, brillante, atraviesa carreteras y tejados o las siluetas de los marineros vengadores a contraluz, llamando educadamente a la puerta de su víctima en plena medianoche.
"La Niebla" es una fascinante historia de fantasmas, clásica pero moderna al mismo tiempo. El anciano que, nada más arrancar el film, atemoriza a los chavales alrededor de la hoguera narrándoles teatralmente la leyenda de "Blake" y los suyos es una auténtica metáfora de lo que somos nosotros, los espectadores, críos dejándonos asustar con gusto por Carpenter, que vendría a ocupar el puesto del vejete.
El mentado "Blake" comandaba una troupe de leprosos de los que el pueblo pesquero de "Antonio Bay" quería deshacerse. Y lo consiguió mediante trampichuelas, afanándose además todas sus riquezas. Han pasado cien años, y los espíritus de aquellos marineros traicionados van a regresar para tomarse la revancha, rodeados de una condensación de vapor casi fosforescente.
"La Niebla" es toda ella un regalo para el aficionado, y para el cinéfago con buen gusto. Sus primeros 24 minutos son de obra maestra, perfectos. Encima con Tom Atkins de protagonista, ¿se puede pedir más?.
Dice Carpenter que él considera a "La Niebla" como una versión de las típicas historias de venganzas del mas allá que llenaban las páginas de los tebeos de la E.C., de los que el cineasta se declara fan. Por otro lado, y a la hora de hablar del origen de la idea, cita cierta experiencia durante una visita a Stonehenge, en la cual se vio rodeado de una niebla espesa y brillante que parecía sobrenatural. Vale, es probable que sea verdad, pero también que oculte la nada descabellada influencia de "El Buque Maldito" de Amando De Ossorio, con la que guarda muchos y sospechosos puntos en común (y recordad que, en los USA y ya en aquella época, las desventuras de los templarios-zombie funcionaban bien). Supongo que nunca lo sabremos a ciencia cierta.
Sea como fuere, estamos ante una absoluta joya del cine y, más importante aún, una película de terror en el sentido más estricto, real y tradicional. Y sí, ya no se hacen cosas como esta... algo que, por si alguien lo dudaba, acabó de evidenciar el horrendo remake estrenado no hace tanto, y olvidado incluso antes.

domingo, 10 de enero de 2016

LOS FOTOCROMOS (Y LA CARATULA DEL VHS) DE "EL PRINCIPE DE LAS TINIEBLAS"

En 1987 Don John Carpenter no se encontraba precisamente en el mejor momento de su carrera. Tras “La Cosa”, que aunque estupenda no olvidemos que fue un fracaso de taquilla, parió la pasable pero insatisfactoria (para nosotros, pero especialmente para él) “Christine”, la “bajada de pantalones” “Starman” y la también fracasada “Golpe en la pequeña China”. Demasiados hostiones seguidos. ¿Qué hacer?, pues lo que hacen muchos cineastas que vienen de un cine más modesto y no terminan de sentirse a gusto con los grandes estudios, volver a las esencias, menos dinero pero más independencia y libertad. Fichó para “Alive Films”, una compañía perfectamente adecuada a sus intereses, y rodó back to back esta de la que hablamos hoy, “El príncipe de las tinieblas”, y la superior “Están Vivos”, que cada año que pasa gana puntos, reputación y admiradores.
En su día, siendo como era ya fan de Carpenter, "El príncipe de las tinieblas" me dejó un poco frío. La encontré lenta y farragosa. Incluso complicada (salvo por algún detalle, como las inquietantes pesadillas del prota). Sé que el director, oculto tras el "fricoso" alias de Martin Quatermass, escribió un guión más interesado en la atmósfera, los personajes y ciertos motivos religiosos que en ofrecer espectáculo pirotécnico y sustos baratos (aunque alguno hay… y encima funciona. Tampoco es moco de pavo el elemento “asquerosidades”, cortesía de un buen puñado de insectos). La peli presentaba el ya clásico escenario de los individuos confinados en un mismo lugar luchando contra elementos externos (unos siniestros vagabundos comandados por Alice Cooper) e internos (el mal representado en estado líquido y que los va poseyendo uno a uno) tan propio de su mejor cine.
Volví a verla años después convencido de que, más adulto, sabría pillarle el rollo. En balde. Desde mi punto de vista “El príncipe de las tinieblas” no es una mala peli, ni mucho menos, pero tampoco la pondría entre las mejores del amigo Carpenter.
En el reparto encontramos algunos repetidores como Dennis Dun, Victor Wong o Donald Pleasence, nuevos fichajes como Peter Jason y Jameson Parker, entonces popular en mi tierra gracias a que la tele catalana emitía la serie de la que era protagonista, "Simon & Simon".
Como suele ser habitual en las pelis de tío John, la banda sonora está estupenda (firmada a medias entre él y su viejo colaborador Alan Howarth).
"El príncipe de las tinieblas" no mejoró la situación de John Carpenter, ya que fracasó en su paso por salas. Pero se resarció gracias a los video-clubs. Luego vino “Están Vivos” y seguidamente el cineasta se dejó tentar de nuevo por los big boys con “Memorias de un hombre invisible”, paso este que se saldó con…. ¡¡otra hostia gorda!!. ¡Si es que no aprende, leñe!.
Pues nada, les dejo a continuación con los fotocromos cedidos por el espléndido Alex Gardés (y la caratula de mi VHS... si es que aún lo tengo).










domingo, 4 de marzo de 2012

HALLOWEEN III

"Halloween 3" es un film que despierta pasiones. Amado y odiado a partes iguales, yo estoy en el bando de los primeros. Puedo entender que haya quien no la acepte por su condición de secuela atípica, pero no comprendo a aquellos que la desprecian con furia y desdén. Tal vez ello se deba a su delirante argumento y, sobre todo, al hecho de titularse como se titula y no incluir a "Michael Myers" en ningún fotograma (mas allá de un cameo televisión mediante, ya que en el film se supone que el primer "La noche de Halloween" se proyecta en la caja tonta durante... eso, la noche de Halloween. Ingenioso). El motivo, bien conocido y admirable, responde un poco a la aversión natural que John Carpenter tenía por las secuelas. A Debra Hill y a él se les ocurrió que molaría producir cada equis tiempo una nueva entrega de la saga con un único nexo común: que su historia girara en torno a la noche de las brujas, a su fondo y forma, pero que no necesariamente andaran conectadas entre ellas. Una idea bien maja que, a causa del fracaso que supuso "Halloween 3", se quedó en agua de borrajas. Por ello mismo, unos años después se lanzó "Halloween 4: El regreso de Michael Myers" y desde entonces que no nos quitamos de encima al de la careta blanca ni a hostias.
Como les decía hace unas líneas arriba, la sinopsis de este simpático trozo de celuloide ochentoso resulta del todo delirante, absurda y sanamente ridícula... pero a la vez mola, y mucho. Imagínense esto: Un juguetero Irlandés quiere devolver al Halloween su espíritu original, brujeril, para lo que se le ocurre un plan, fabricar unas máscaras super-molonas (que se acabarían comercializando realmente) y dar la murga con ellas en los medios para que todos los putos críos de américa se las compren. Una vez vendidas, les dice que el día de Halloween se peguen a la pantalla porque a las nueve de la noche habrá un sorteo. Ahí es donde entrará en juego la brujería. El hombre robó una de las piedras del monumento Stonehenge (¡¡!!), de donde saca "energía" que unta en las llamativas etiquetas pegadas a las máscaras. Gracias a un anuncio trucado a base de flashes lumínicos, todo aquel que lleve puesta una se pudrirá y convertirá en un nido de insectos, arañas, serpientes y, en fin, todos los bichos repugnantes que se te ocurran. Así, de este modo, el juguetero logrará llevar a cabo un enorme sacrificio masivo durante la noche de las brujas. Encima, el ioputa se saca de la manga un ejército de autómatas con aspecto humano que, cuando mueren, echan huevo batido por la boca. Y pobre de aquel que se entere del secreto, porque tendrá una muerte horrible. Sin embargo, alguien se chiva y un médico decide investigar.
Lo que yo os diga: UNA PA-SA-DA. A partir de aquí ¿qué tenemos?, pues mucho material inolvidable: El gran gran Tom Atkins protagonizando la función con su salero y saber hacer. El impagable anuncio televisivo de las máscaras malditas y su tonadilla pegadiza. Dan "Robocop" O'Herlihy como carismático malvado de la función. Las pequeñas pero jugosas dosis de gore, donde destacan los tremebundos efectos que las máscaras malditas causan en sus víctimas. Digan lo que digan, a mi me sigue pareciendo bastante angustiante tanto la escena del crío echando bichos y serpientes por la cabeza ante los horrorizados ojos de sus padres, como la tía que, a causa de un accidente, convierte su cara en el repugnante recipiente de una araña que le sale de la boca y se le pasea por unos ojos inyectados en sangre.¡¡Ungh!!.
Todo ello condimentado por la estupenda banda sonora de John Carpenter y Alan Howarth (reciclaje de "La Niebla" incluido) y el impagable look que por entonces tenían todas estas películas y que a mi, que quieren que les diga, me tiene enamorado. Que sí, que "Halloween 3" está repleta de cagadas narrativas (¿cómo sabe Tom Atkins la clave para activar el anuncio-trampa?), tonterías de tomo y lomo (¡¡ese efectivo lanzamiento de máscara con el fin de cubrir una cámara de seguridad!!) o pura ciencia ficción cazurra (Atkins liándose con la morbosa Stacey Nelkin... ¡¡sí claaaro!! o, ya que estamos, el destino que aguarda a esta). El fin de fiesta se desarrolla durante un clímax estupendo, con Atkins gritando por teléfono y suplicando que interrumpan la emisión del anuncio asesino en todas las cadenas. Genial.
Ya lo ven, no soy demasiado objetivo. A mi "Halloween 3" me gusta mucho, me parece un film que, sin ser perfecto ni redondo, resulta entretenidísimo de ver, con una trama de lo más interesante repleta de misterios y sorpresas sorprendentes. El guion, aunque según dicen pertenece originalmente a un Carpenter no acreditado y a otro tío que pidió que se retirara su nombre de los créditos al considerar el film demasiado violento, oficialmente corre a cargo de su mismo director, el debutante Tommy Lee Wallace (sustituto del originalmente previsto ¡Joe Dante!), un amigo de Carpenter que ha desarrollado toda su carrera un poco a la sombra de este. En su haber encontramos otras secuelas como "Amityville 2: La posesión", de la que fue guionista, o en funciones "directiles" la malísima "Noche de miedo 2" , la insufrible "Vampiros 2: Los muertos" y muchos productos televisivos de entre los que destaca el que, posiblemente, sea su título más respetado: la -primera- adaptación de la novela de Stephen King, "It".
Créanme, si no han visto "Halloween 3", merece la pena que hagan el esfuerzo. Tómensela con buen humor y déjense llevar, a mi me funciona. Y si la han visto y no les mola, denle otra oportunidad o, directamente, ¡váyanse a tomar por saco!.

domingo, 29 de diciembre de 2013

BLOB, MASA MORTAL

La primera vez que tuve conocimiento de una edición videográfica española de "Blob, masa mortal", fue yendo de mercadillos. Allí la localicé, pero por desgracia su formato no era VHS, ni tan siquiera Beta, sino Video-2000. Y el precio un tanto exagerado, así que ahí se quedó. Tiempo después, mi amigo Enorm, que también fue testigo de aquella primera vez, la encontró en VHS, la compró a cambio de una suma muy razonable y, conocedor de mi deseo y morbo enfermizo, me la prestó (¡gracias querido!). Esperé al momento adecuado para disfrutarla, consciente de su condición de rareza y de que tenía que consumirse y consumarse con todos los sentidos activados. Quedé con mi otro amigo videoadicto Mr.Pajarillo y, aquella misma noche, la metimos en el reproductor y le dimos al "play". Bien, al terminar, y a pesar de las tremebundas ganas que arrastraba desde hacía tiempo, no sabía qué coño podía decir/escribir sobre ella. Estaba lo que se dice totalmente desarmado.
Después de reflexionarlo mucho, llegué a la conclusión de que la única manera posible de comenzar un ¿análisis? de "Blob, masa mortal" era a través del film original que motivó su existencia, es decir, "The Blob", la primera, el clásico, la de 1958. En teoría su título oficial español es "La masa devoradora", pero yo la conocía como "La burbuja del terror". La primera vez que la vi fue  en Super 8. Mis padres tenían una de esas versiones resumidas que uno podía comprar o alquilar antes de la aparición del vídeo, y fueron unas cuantas las ocasiones en las que la vimos proyectada en la pantalla. A veces marcha atrás, lo que la hacía especialmente divertida. No pasaron muchos años hasta que supe que existía también una secuela de aquella vieja película, pero la verdad es que desconocía por completo que había llegado a estas tierras y tampoco tenía especial interés en consumirla.
Por lo visto el productor de la original, Jack H. Harris (impulsor también del posterior remake y de títulos tan atractivos pal fan como "Equinox", "El monstruo de las bananas" -la primera peli de John Landis, "Dark Star" -la primera de John Carpenter-, "Ojos" -de Irvin Kershner, con guión de Carpenter- y "Prison Ship" -¡¡de Fred Olen Ray!!-) llevaba tiempo queriendo parir esa segunda parte, ya que la primera había sido un exitazo, pero por alguna razón no lo logró hasta pasados 14 años y en parte fue gracias al interés que en ella puso un actor y director televisivo joven y hambriento de éxito, Larry Hagman, sí, el legendario "J.R." de la no menos legendaria serie "Dallas".
Todo eran buenas intenciones por parte de Harris y Hagman, el problema fue que, en 1972, las cosas habían cambiado mucho para Estados Unidos. Aún andaba calentita la revolución hippie y el cine se encontraba en plena convulsión. Larry Hagman apenas contaba con 30 tacos, así que imaginaos el percal. Resumiendo, "Blob, masa mortal", conocida en v.o. como "Beware! The Blob" o "Son of Blob", terminó convertida en una comedia altamente improvisada. Según declaraciones del guionista original, se pasaron su libreto por el forro de los cojones. En general la improvisación es un sistema que me mola, pero no cuando se resuelve a base de interminables diálogos y monólogos que los actores sueltan para rellenar el silencio de forma desesperada (como es el caso). Todo acabó resultando muy caótico, anárquico y, ¡¡yes!!, muy hippie. De hecho estos tienen una notable presencia en el film, o se les ve en plena fiesta psicodélica o son motivo de chistes y chascarrillos. Y, acorde a todo eso, la peli está rodada muy toscamente, con una cámara nerviosa que se pasa casi todo el metraje apoyada en el hombro del operador y una fotografía algo cerda y oscura. En este campo merece la pena destacar la presencia nada menos que de Dean Cundey, futuro colaborador de John Carpenter y Steven Spielberg (!!!), que aquí, joven e inexperto, limitó sus tareas (como bien se indica en los títulos de crédito) a las "secuencias con animales", que no son muchas (??).
Pero el de Dean Cundey no es el único nombre (+ o -) famoso asociado a este descalabro, hay más. Tenemos a Robert Walker Jr. (quien recientemente asomó en este blog por su protagonismo en "Olivia: Dulce asesina"), Carol Lynley, el gran Gerrit Graham en un rol muy pequeño, Dick Van Patten (sí, el de "Con ocho basta") y otros que tampoco necesitan presentación como Burgess Meredith (el entrenador de "Rocky Balboa") o Sid Haig (la última musa de Rob Zombie, haciendo casi de extra). Como vemos, muchos de ellos eran -y serían- rostros habituales de la caja tonta, entorno natural del mismo Hagman, que venía de dirigir algunos capítulos de una serie y, tras "Blob, masa mortal", no volvería a comandar nada más (y no me extraña). Él también se marca un papelillo como vagabundo. Y no podemos olvidarnos de Doug Wesbick encargándose de ciertas escenas de animación, quien no mucho después repetiría en tan sórdidos ámbitos con "Las aventuras de Flesh Gordon". Poco imaginaba él entonces que terminaría involucrado en algunos de los films más legendarios e importantes de la historia del cine fantástico (mira "Imdb" si te pica la curiosidad).
Para hablar del argumento de "Blob, masa mortal", tenemos dos opciones. O leemos y hacemos caso a lo que dice en la parte de atrás de la caratula, o directamente le damos al "play" para percatarnos de que todo lo ahí descrito es, en cierto modo, falso. Dice así: "El geólogo GODFREY CAMBRIDGE, trae a su casa de una expedición en el Polo Norte un interesante trozo de roca rojiza dentro de un envase herméticamente cerrado. Por extrañas circunstancias, la tapa del envase se abre cayendo la roca al suelo a la vez que se convierte lentamente en una repugnante masa gelatinosa..." bla, bla. Bien, el tal GODFREY CAMBRIDGE (¿por qué en mayúsculas?) es un "nigga" algo tonto y gordo que va desesperado por tirarse a su injustamente atractiva mujer. Para demostrarnos que es científico (apellido aparte), vive en una tienda de campaña montada en su propia sala de estar (??). Eso de que es geólogo y que viene del Polo Norte se me escapó. Lo que está claro es que "las extrañas circunstancias" que liberan al "blob" son, simplemente, que la palurda de su esposa encuentra el frasco en el congelador, lo abre y lo deja expuesto al aire, de ahí que la masa se descongele y comience a devorar. El amigo GODFREY no tarda en caer en sus pringosas zarpas, justo cuando estaba sentado frente al televisor viendo... ¡¡el "The Blob" de 1958!!.
Sigamos con el texto de la caratula, termina así: "¿Qué es esa extraña "cosa" que les ataca vorazmente?, ¿de dónde procede?, ¿quién lo envía?". En fin, ninguna de estas preguntas son respondidas a lo largo de la película, así que ¿¿qué demonios importa??. Lo que sigue a la liberación de la criatura son un puñado de escenas, sin verdadero hilo narrativo o estructura, en las que, por un lado "the blob" se come a alguien, y por otro, la pareja prota y sus amigos hippies se lo pasan bien, corren de aquí para allá y, en fin, no sé, que todo es muy desquiciante y aburrido.
"Blob, masa mortal" apesta a "locuras de juventú", a gamberrada de la que, años después, todos sus implicados se avergonzarían. Eran tiempos de desfase y cachondeo, ¿quién podría culparles?. Bueno, para comenzar los admiradores del film original, claro, cuyo clasicismo, calidad y convencionalidad queda a millares de kilómetros de distancia de lo aquí comentado. Seguidamente, cualquier fan del cine de ciencia ficción con un mínimo gusto. Tercero, cualquier cinéfilo que se precie. Y cuarto, yo, que me cago en las muelas y los premolares de Larry Hagman.
Más allá de sus efectos especiales más o menos potables (aunque los del film original, o los de su imitación italiana, "Caltiki, el monstruo inmortal", son incluso mejores, a ratos esta burbuja del terror en color parece directamente zumo de tomate), no hay nada salvable en "Blob, masa mortal". Como comedia es terrible, no hace puta gracia. Y como peli de ciencia ficción, no hay por donde cogerla. Digamos que toda la parte final intenta centrarse más en ese apartado, cuando el invasor se cuela en una bolera, y vienen los agentes de la ley a detenerla y tal y pascual (obviamente, el sheriff es especialmente malcarado y antipático, ¡hey, man, es la autoridad, y la autoridad no mola!), pero a esas alturas estás tan aturdido por su estridencia, que ya todo te la sopla y solo quieres que la jodida peli termine cuanto antes, y lo hace con un gag tan malo como los previos.
Sí amigos, "Blob, masa mortal" es horrible. Así de simple, no tiene ni encanto. Pero por rara, merecía la pena que apareciera en este blog, masa mortal. Y aquí la tienen. Créanme si les digo que esto ha sido un auténtico sacrificio para mi, ¡aunque sepa a ciencia cierta que ninguno de ustedes lo merece!.

viernes, 13 de julio de 2018

HALLOWEEN H20

“Halloween, H20”, sexta secuela de “La noche de Halloween” de John Carpenter, es, más que una secuela, una muestra palpable del neo-slasher de finales de los 90 y una consecuencia directa del mega-éxito de “Scream, vigila quién llama”.  De hecho, el guionista de moda de aquella época (y flor de una primavera) Kevin Williamson, mete sus zarpas en un proyecto como este, que se aprovecha del tirón de la película de Wes Craven con idea de realizar una nueva franquicia que son el siguiente título, “Halloween resurrección”, fracasó no volviéndose a hablar del tema hasta que años depués Rob Zombie le hiciera a la saga de Michael Myers un autentico lavado de cara.
La película, omite las otras películas de la saga desde la segunda (motivo por el cual, la hija del personaje de Jamie Lee Curtis no existe) trasladando, sin embargo, la acción 20 años después de los hechos acontecidos en la primera y segunda, por lo que tenemos a una Laurie adulta, divorciada y con un hijo adolescente, completamente acojonada desde que Michael Myers la acorralara en su propia casa 20 años atrás. Tiene un hijo adolescente y rebelde al que tiene sobreprotegido, cuando, al celebrarse la fiesta de Halloween de ese año, Michael Myers aparece de nuevo, cargándose sin miramientos a todos los adolescentes amigos del hijo de Laurie, que celebran la fiesta de Halloween. Inevitablemente,  el enfrenamiento entre el Psycho Killer y la Final Girl, tendrá lugar hacia el final de la película.
Paradójicamente, yo he visto por primera vez esta celebración de los 20 años de “Halloween”, 20 años después de su estreno, y pese a las buenas críticas que recibió en su momento, y a tratarse de la secuela más taquillera de toda la saga, es un claro ejemplo de que si el cine de los 90 es bueno perdura, pero que, como es el caso, las películas mediocres envejecen tan mal, que acaban resultando insulsas. “Halloween H20” es tan mala, que hace que una de las peores muestras de la saga, “Halloween 5: La venganza de Michael Myers” sea buena a su lado. Y es que, fuera de los estupendos efectos gore y los asesinatos de Myers, que aparecen con la película bien avanzada —que en cualquier caso no servirian para salvar la película—, todo lo demás es raquítico e insulso. No pasa nada, y ese nada que pasa, es poco. Digamos que hasta que viene la chicha, tenemos un bla, bla, bla de lo más cansino. Mala en definitiva.
Y es que en intenciones la cosa iba a ser algo mejor; en un principio la película la iba a dirigir el propio John Carpenter, pero este, considerando que no había percibido lo que se merecía de los beneficios de su creación con el primer Halloween, se subió a la parra pidiendo 10 millones de dólares por la dirección de esta secuela, aprovechando que compartía productor con la suya, Moustapha Akkad. Obviamente, tenían pensado gastarse  17 millones en la película entera y decidieron no tener a Carpenter en la misma siendo sustituido por Steve Miner, que cobraba bastante menos. Además, sí que se contó con la presencia de Jamie Lee Curtis, que pese a decir públicamente que el mejor papel de su vida era el de Laurie Strode, no dudó en pedir una cifra astronómica por volver a darle vida. A ella, sin embargo, si se le pagaron los millones que pedía.
Además, y dado que Steve Miner era un fan acérrimo de “Psicosis”, aprovechando la coyuntura, y que la protagonista de aquella, era la mamá de la protagonista de esta, se pegó el caprichito de darle un papelito insignificante a Janet Leigh. Pero ni por esas; la película no funciona fuera de los acuchillamientos.
Asimismo, resultó una carrera de jóvenes talento que triunfan, en mayor o menor medida, en el día de hoy, por lo que en el elenco tenemos insulsos papeles para Josh Harnett, Michelle Williams o un jovencísimo Joseph Gordon-Levitt. También tenemos al rapero L.L. Cool J. que en plena decadencia de su música, decidió convertirse en actor igualmente decadente.
Para finalizar, tan solo diré que el sacarse de la manga que Michael Myers era hermano de Laurie Strode, es la idea más estúpida que jamás se le haya ocurrido a alguien en la historia del cine.
En nuestro país, la cosa funcionó relativamente: hizo casi 400.000 espectadores, que no es moco de pavo.

martes, 19 de mayo de 2009

EL SILENCIO DE LOS BORREGOS

El universo está repleto de enigmas, preguntas sin respuesta y grandes dudas. Pero, probablemente, la mayor de todas ellas, aquella que tortura a grandes y pequeños, sea esta: ¿Cómo es posible que un actor/director Italiano de tercera división lograra que los americanos le respaldaran en un proyecto nacido para morir y, encima, contara con la participación de algunos actores de bastante prestigio?. No hay solución para tal misterio, aunque uno puede hacerse una leve idea cuando entre los créditos descubre a Julie Corman (la señora de Rogelio) como productora. Ello no aclara, no obstante, la presencia de John Carpenter y Joe Dante en el mismo plano e interpretando un chiste barato de lo más zafio y tópico.
“El silencio de los borregos” mezcla los argumentos de “El silencio de los corderos” y “Psicosis” y puede integrarse tranquilamente en el “spoof”, pero línea chusquera, es decir, acumulación por acumulación de chistes, el 95% de ellos muy malos, y un leve 5% bastante simpáticos (“¿Le puedo ser franco?”, “Ah! Pensaba que usted se llamaba Joe!”) y mezclado al mismo tiempo con una concepción muy italiana de la comedia, donde prima redundar los gags, insistir en ellos hasta que pierden la gracia o explicarlos cuando uno ya los ha pillado a la primera. Que el prota se llame Jo Dee Foster (¡!), que Martin Balsam recupere su papel del detective de “Psicosis” y se haga llamar… ¡Martin Balsam! o que un tipo sea acuchillado en la ducha por el mismo Alfred Hitchcock es lo que yo digo humor barato de patio de colegio.
Ezio Greggio co-protagoniza, guioniza, dirige y produce ejecutivamente (¡guau!) esta mega-astracanada de peli que, por exceso, acaba resultando hasta entretenida, aunque te pases media proyección diciendo aquello de “¡Joder, que malo!”. Pero dejémonos de moñadas, vamos a por lo que realmente impresiona, que es su reparto de protagonistas, secundarios y cameos (siguiendo el orden de imdb, of course): Billy Zane, cuando aún no estaba tan acabado, Dom De Luise (interpretando a la parodia de “Hannibal Lecter” con el original nombre de “Dr.Animal Cannibal Pizza” ¿¿??), Joanna Pacula, el mentado Martin Balsam (que, como John Hurt en “Spaceballs”-“Alien” recrea la escena de su muerte en “Psicosis” precedido por un “¡Oh no! ¡Otra vez!”), Stuart Pankin (rostro habitual de orden segundón, muy típico de comedias americanas), John Astin (el que fuera progenitor de la “Familia Addams” en la pequeña pantalla durante los años 60 que, lógico, recrea aquí muchos tics relacionados con dichos personajes), Bubba Smith (Hightower en la saga “Loca academia de policía”, de esta también podemos ver a Lance Kinsey, es decir, el teniente Proctor), Rip Taylor, Shelley Winters, Nedra Volz (la abuela cegata de “Locademia de conductores”, interpretando básicamente al mismo personaje), Henry Silva (al que no vi por ningún lado), John Roarke (el doble de George Bush padre, que ya lo parodiara en "Agárralo como puedas 2 1/2"), Tony Cox (el enano negro habitual en las "Epic, Date o Disaster Movies"), Irwin Keyes (rostro imborrable del cine "exploitation" más auténtico por sus inconfundibles facciones de mongo, lo hemos visto en montones de pelis, "El Exterminador", "Viernes 13", "Death Wish 4" o, más recientemente, "La casa de los 1000 cadáveres"), Eddie Deezen (cómico de tercera habitual en el cine de Fred Olen Ray), Rudy De Luca (mano derecha de Mel Brooks, interpretando al mismo personaje, 30 años después, que encarnara en "Máxima Ansiedad") y un montón más que seguramente se me escapan. Completan la jugada los cameos de John Landis, Mel Brooks (cómo no, es obvia la admiración que Greggio siente por este al incluir a varios de sus habituales. La jugada le salió bien, ya que el judío contaría con el Italiano para sus siguientes películas) y los citados Carpenter y Dante.
"El silencio de los corderos" y "Psicosis" aparte, también tenemos referencias directas a "Instinto Básico", "Star Wars" o "Desafío Total". La voz en off que va narrando, así como algún gag muy puntual, son copia directa y total de los "Agárralo como puedas". Lo mismo podemos decir con el baile de falsas identidades en el desenlace, que recuerda excesivamente a "Un cadáver a los postres".
Lo dicho, sigo sin comprender la existencia de esta película (rodada además con medios más que potables), sigo preguntándome qué pensarían los actores yankis (y los técnicos) mientras la iban realizando... aún así, aunque solo sea como mera rareza, como un accidente de la meca del cine... bien merece que le echéis un vistazo... igual incluso os reís un rato y todo, ¿quien sabe?.

sábado, 31 de octubre de 2009

CHRISTINE

El pasado Jueves revisé "Christine". Pero lo hice de un modo un tanto especial. Los moderniquis del "Diba" organizaban durante unos días proyecciones de películas de terror con temática automovilística. Lo divertido del caso es que el emplazamiento era, justamente, el parking del centro comercial "Maremagnum" (en Barcelona) donde habían construido una especie de sala a base de cortinas y sillas de plástico. Tu ibas, te atendía un tipo maquillado de zombie, te daban palomitas y entrabas. Todo gratis. Una iniciativa muy curiosa y apreciable. Fueron las -muy- buenas gentes de "Los Criticonos" (especial mención al gran Goblin) las que me dijeron de ir a ver el film de Carpenter. Y claro, accedí. Allá donde haya buen -y mal- cine de terror, estaré. La verdad es que el emplazamiento en sí no era ni mucho menos el ideal para ver una peli... el eco... los ruidos continuos de coches entrando y saliendo... pero, claro, al mismo tiempo ello jugaba a favor en cuestiones de ambiente hasta el extremo que casi terminaba transformándose en un "gimmick" a lo William Castle. ¿Cómo?, pues a base de coincidencias sonoras (motores rugiendo) o lumínicas (faros y tal). En más de una ocasión veías cabezas girándose "espantadas". Lo dicho, divertido.
En cuanto a la peli de John Carpenter... pues bueno, ya sabéis de qué va, una adaptación de Stephen King (cuando estaba de moda llevarlo a la gran pantalla) sobre un coche con vida propia y la que lía. El resultado hace gala de un ritmo desigual. A ratos se alcanzan momentos muy logrados (el coche recomponiéndose, los asesinatos -el del pandillero jefe fue aplaudido por los asistentes-, el enfrentamiento final, las canciones que el auto utiliza para comunicarse, todas clásicos de los cincuenta absolutamente gozables) y a ratos la cosa desciende muchos puntos (las trifulcas amorosas entre el prota, su coche y su novia o movidas del estilo), a lo que ayuda un ritmo más bien reposado, lejos muy lejos del tono videoclipero que abunda actualmente (tengo entendido que por esa época Carpenter estaba un poco hasta las pelotas de su encasillamiento en el género... de ahí que la peli resultante sea muy contenida en aspectos como lo sobrenatural -dentro de lo que cabe, se entiende-, lo sangriento, etc). También hacen lo suyo para incordiar el trío juvenil protagonista, sin ir más lejos, Keith Gordon es horripilante, sobreactúa hasta el paroxismo y resulta ridículo. Se salva muy por los pelos John Stockwell, entonces futuro director de "Turistas". La música, firmada también por el director junto a Alan Howarth, es estupendísima. Y ya que hablamos de partituras, destacar la presencia nada más arrancar el film de ese clásico del macarrismo que es el "Bad to the bone" del gran George Thorogood.

miércoles, 7 de abril de 2010

ESTÁN VIVOS

"Están vivos" es la película más personal y con crítica social de John Carpenter. Yo la recordaba con grandes dosis de acción (probablemente mezclado con el recuerdo de "The Hidden") y la verdad es que en ese aspecto ha envejecido mucho, la hay, pero es poca y sin gracia, aun así la película parte de una idea cojonuda.
Está basada en el relato corto "A las ocho de la mañana" y un comic titulado "Nada" que dará apellido al protagonista interpretado por Ruddy Piper, ex-luchador y bien que da cuenta de ello en una escenita cuando curra en la obra quitándose la camiseta y mostrando sus pectorales. 
"John Nada" se ha quedado sin curro, como la mitad del país, la recesión económica hace mella en los USA (en aquella época, los 80, la cosa estaba tan jodida como ahora o más) así que va a la ciudad a encontrar trabajo de lo que sea. Malamente consigue un currito en una obra, y allí un compañero llamado "Frank" le invitara a pasar la noche en el barrio chabolista donde vive. Nada descubre que una organización religiosa está tramando algo. La policía llega, arrasa la iglesia y el poblado. Cuando la batalla campal ha pasado, Nada encuentra unas gafas de sol con las que podrá ver mensajes subliminales por todas partes y como altos cargos y personas importantes son extraterrestres que andan esclavizando a la raza humana.
La nostalgia juega malas pasadas, y lo que recordaba como una increíble historia de acción resulta que es una película lenta, bastante lenta, con mucha crítica social y algo de humor negro. No puedo decir que la gozara, es más, me aburrí un pelín, pero al Carpenter lo que es del Carpenter, podemos poner "Están vivos" a la altura de "Farenheit 451" o "1984" ya que tiene un mensaje tan poderoso y critico como estas. Eso sí, en mi recuerdo era más cañera.

jueves, 30 de octubre de 2025

PARECIDOS (IR)RACIONALES

Estaremos de acuerdo en que Mick Garris nunca ha sido un gran cineasta, pero sí un insuperable organizador de eventos. A mediados de los dos mil impulsó la creación de "Masters of Horror", celebérrima serie cuya "raison d'être" consistía en dar carta blanca a muchos de los más emblemáticos directores del cine de terror para, básicamente, hacer lo que les saliera de la pepitilla. Es cierto que no todos los implicados en las dos temporadas podrían considerarse "Masters". Y que algunos acabaron confeccionando piezas muy poco inspiradas (Don Coscarelli, Tobe Hooper, Stuart Gordon…). Supongo que llevaban tantos años arrastrados por la marea de la mediocridad que no supieron aprovechar la oportunidad. Sin embargo, hubo unos poquísimos que sí. Como Dario Argento y el que nos ocupa hoy, John Carpenter.
El respetado responsable de "La noche de Halloween", "La Cosa" o "El príncipe de las tinieblas" llevaba tiempo anclado en la nadería más absoluta, y terminaría rodando dos capítulos para la serie de Mick Garris. El primero partió la pana. Al instante se consideró el mejor y su genuina resurrección (promesa finalmente incumplida). Cuantos más años pasan, más buena prensa adquiere. Estoy hablando de "Cigarette Burns" o, como la titularon absurdamente por acá, "El fin del mundo en 35 mm". Contaba la interesante epopeya de un buscador de películas raras que recibe el encargo de localizar una con muy muy mala reputación, "La Fin Absolue du Monde", dirigida en los setenta por un tal “Hans Backovic”. Al parecer, durante su paso por el Festival de Sitges de la época, volvió loca a la platea, que comenzó a agredir al prójimo o a sí misma. Y eso es algo que, dice la leyenda, le ocurre a todo aquel que la consume. Según iremos viendo a medida que la trama avanza, "La Fin Absolue du Monde" es, esencialmente, una pretenciosa película de arte y ensayo muy de su década, a base de impactantes imágenes surrealistas y sin genuina trama. Al final del capítulo terminaremos descubriendo que la maldad implícita en sus fotogramas obedece a una única razón, la presencia de un genuino ángel que el director logró capturar y retener.

A una trama tan llamativa y, sí, unos resultados tan estupendos, añadan el hecho de que "Cigarette Burns" no se andaba con mojigaterías a la hora de mostrar chicha. Truculencia. Gore. Cosa que resultó bien llamativa entonces porque, a diferencia de muchos de sus coetáneos, no era ese un elemento habitual en la larga filmografía de John Carpenter. Somos testigos de una decapitación que pone los pelos de punta, situada, además, en un contexto de cine "snuff", que siempre da mu mal rollo. Esto abriría otro melón, el de que "Masters of Horror" permitía a sus realizadores llevar el asunto de la violencia gráfica a los límites, aunque, finalmente, ello acabó pasándole factura a Dario Argento con sus aportaciones y, muy especialmente, a Takashi Miike con la suya. Pero no toca hablar del cineasta japonés, toca hacerlo de otro, uno alemán.
Marian Dora es un personaje sumamente misterioso. Nadie conoce su verdadera identidad. Aunque se ha dejado ver como actor brevemente en una película donde curró de machaca, básicamente su efigie no rula oficialmente por ninguna parte. En las entrevistas se sitúa a contraluz. Y tampoco suele acudir a festivales, básicamente porque le han amenazado de muerte un porrón de veces. Y con razón, añado yo. Es responsable de una serie de películas en las que se tiende a lo extremo. Aunque su verdadera "seña de identidad" consiste en que en muchas de ellas torturan y/o matan animales delante de la cámara, sin truco. Y, ocasionalmente, de modo bastante hijoputesco. Además, incluyen sexo explícito, desviado o no, escatología igualmente genuina, violencia a raudales y, en fin, que la obra de Marian Dora da mucha grima y, lógicamente, no cuenta con amplios canales de distribución. Por su nacionalidad y condición, habrá quien lo emparente con el ultra-gore germano que asoló nuestras retinas en los noventa, pero no. Aquellos eran unos papanatas sin mucho talento que se limitaban a imitar el terror yanki, solo que aumentado las dosis de carnicería. Dora estaría más cerca del Jörg Buttgereit de "Nekromantik", básicamente porque a ambos les perdía cierta pedantería, ciertas maneras "artys" que "justificaban" la brutalidad de sus imágenes, aparentemente desproveyéndolas de una intención "exploitativa" para aproximarlas a cuestiones más "respetables". De hecho, lo de Dora es especialmente exagerado. No digo ya el elemento "shock", me refiero a sus ventosidades intelectuales. Graba en vídeo, pero sacándole bastante más jugo que sus coetáneos (descarten aquí a Buttgereit, que tiraba de 16 mm). El hijo de perra sabe encuadrar, sabe iluminar y, ocasionalmente, lograr extraer belleza a las imágenes. Lástima de... todo lo demás.
En cualquier caso, y aparcando juicios morales, el "Magnus Opus" del tiparraco es una cosa larguísima de casi tres horas con la que lleva todas sus malas maneras hasta el borde del abismo. Pedantería para parar un tren. Sexo y guarradas a cholón. Y, lastimosamente, imágenes de violencia real contra animales en todo su crudo esplendor. Es aquella en la que más pueblos se pasa. La cosa gira en torno a cuatro personajes que se piran hasta un casoplón en plena montaña y allí, básicamente, se dedican a hacer todas las burradas mentadas, entre diálogos profundos y metafísicos. ¿El título? "Melancholie der Engel", es decir, la melancolía del ángel.

Déjenme añadir que, aunque costó muchísimo, finalmente logré verla entera. Fue una experiencia muy intensa y para nada divertida. Lo pasé bastante mal (obviamente, con las barrabasadas acometidas contra pobres criaturas) y sí, me dejó muy mal cuerpo. Enhorabuena Marian, lo conseguiste. La cuestión aquí es que andaba obsesionado con "Melancholie der Engel". Había leído tanto, y daba tanto miedo su mera existencia, que prefería enfrentarme a ella antes que seguir alimentando mi imaginación. Era, en cierto modo, una película legendaria y evitable. Era, por así decirlo, mi "La Fin Absolue du Monde" particular.
Con el tiempo llegué a sospechar que, tal vez, los guionistas de "Cigarette Burns" habían tomado "el clásico" de Marian Dora como fuente de inspiración para la película maldita de su trama. Hay ciertas similitudes, comenzando por el hecho de que todo en "La Fin Absolue du Monde" gira en torno a un ángel real pasándolo putas. Vale, no hay ángeles en "Melancholie..." salvo el del título, su sentido metafórico y el cartel, donde vemos la estatua de uno. Es interesante reseñar que el de la misma "La Fin Absolue du Monde" también incluye uno esculpido en mármol.


Y el de "Cigarette Burns" muestra al de "carne y hueso" que aparece en el capítulo (ver más arriba). Quizás los guionistas ni siquiera llegaron a consumir la peli del alemán torrao, solo leyeron y vieron algunas capturas, haciendo así su propia versión de lo que podría ser una cinta perversa, capaz de generar locura en sus espectadores, a base de imágenes tremebundas. Por otro lado, el director ficticio de "La Fin Absolue du Monde" es tan misterioso, enigmático y, sí, europeo como Marian Dora. Hay, también, cierta relación con la idea del cine "snuff" en "Cigarette Burns", cosa esta que revolotea continuamente en torno a "Melancholie der Engel" porque, aunque no se sesguen las vidas de “seres humanos” sin efectos de por medio -poco les falta-, sí ocurre con animales, por lo que la sensación de estar viendo "snuff" tampoco se diluye del todo.
Dora hizo su película en el año 2009, no obstante siempre menciona la cosecha audiovisual de los setenta como gran influencia, algo muy evidente. Y, ya rizando el rizo, uno de los protagonistas de "Cigarette Burns" es Udo Kier, actor alemán habitual de un cine como tirando a alternativo, radical o, directamente, marginal. Y no lo digo por sus intervenciones en las dos epopeyas de Andy Warhol / Paul Morrissey sobre "Drácula" y "Frankenstein", pal caso me refiero más al cineasta -ya fallecido-, también germano, Christoph Schlingensieff, cuya filmografía viene cargadita de esas películas entre lo "arty" y lo "shock", rodadas en 16mm desde la guerrilla, siendo su peculiar versión de "La matanza de Texas" la más conocida y que, sí, cuenta con Kier como uno de sus rostros principales.
Vivía convencido de que estos paralelismos entre "La Fin Absolue du Monde" y "Melancholie der Engel" eran cosa mía, pero no. Hace ya trece largos años alguien en un foro llegó a la misma conclusión. De hecho, lo explicaba mejor que yo sin necesitar tanta letra, le bastó con decir que la película de Dora "evoca el contenido siniestro y extremo en la elusiva "La Fin Absolue du Monde"". Totalmente. El resto del personal de ese mismo foro, no obstante, se decantaba más por el famoso -y aburrido- "Begotten" de E. Elias Merhige como genuino referente.
En fin, la cuestión aquí era aportar mi versión del asunto. Podríamos acudir a los guionistas de "Cigarette Burns" para preguntarles, pero mola más que toda esta movida siga siendo un misterio. Hoy día no abundan y se agradecen.

martes, 31 de mayo de 2011

ENCERRADA (THE WARD)

Tras un montón de años sin estrenar largometraje (la regularísima "Fantasmas de Marte" fue lo último), y una notable incursión en la televisión (con "Masters of Horror", destacando su estupendo "El fin del mundo en 35mm"), John Carpenter volvía al terreno del cine-cine con "The Ward", lo que causó el consabido "revuelo mediático" entre el fandom. Ese mismo revuelo se volvió contra el cineasta y su peli cuando, lógicamente decepcionados, los fans comenzaron a echar pestes de ella, tildándola de previsible, aburrida, telefílmica, plana e impropia de un talento como el del director de "La noche de Halloween", "La niebla" o, por decir alguna actual, "En la boca del miedo". Yo la consumí ayer noche, avisado por todos los bandos de lo que iba a ver, y como suele pasar en estos casos, no me decepcionó tanto. O nada.
Una chica, rescatada de la calle en pleno acto de locura, es encerrada en un manicomio. Allí, y lentamente, comenzará a tener terribles visiones fantasmales... pero unas de bien físicas, ya que la figura siniestra que se le aparece de modo imprevisible se despacha a gusto con el resto de pacientes. Naturalmente, la moza se pondrá manos en el asunto para desentrañar el misterio.
Vale, sí, es cierto, "The Ward" no resulta nada original, ni sorprendente, tiene un desarrollo típico y tópico. Sin embargo, y como ya he dicho innumerables veces, cuando algo trillado está bien hecho, sigue siendo útil como entretenimiento. Y "The Ward" tiene un acabado técnico estupendo, muy Carpenter, a lo que contribuyen unos actores bien solventes. Además, la ración de CGI está bajo mínimos (idem con el gore, plato este no muy habitual en el cine de su director) y lo que prima es el suspense y algunos sustos que, por poco abrumadores, funcionan.
En fin, que me ha gustado. No es ninguna maravilla, ni está a la altura del mejor Carpenter. Pero os diré algo, tampoco está entre lo peor de su cosecha. De hecho... ¡¡ya les gustaría a Craven, Hooper, Argento o Romero llegar a estas alturas de su carrera y realizar un film tan sobrio y, sobre todo, DIGNO!!. Carpenter sigue teniendo clase, y eso mola.
No la veas con expectativas... no esperes una joya, a estas alturas -y dado como funcionan las cosas- sería absurdo e ingenuo por tu parte, limítate a verla como la clásica "peli de miedo" que es y tal vez la disfrutes del mismo modo que yo lo he hecho.

sábado, 10 de julio de 2021

MEMORIAS DE UN HOMBRE INVISIBLE

Es de suponer que los expertos de rigor considerarán "Memorias de un hombre invisible" como una de las películas menores de su apreciado director, John Carpenter. Desde luego no se encuentra entre las más socorridas cuando toca hablar de su filmografía. Estamos en 1992 y marcaba su regreso al terreno de las grandes producciones apadrinadas por compañías tan poderosas como "Warner Brothers", tras el paseo por pastos más humildes que supusieron "El príncipe de las tinieblas" y "Están Vivos" (consecuencias ambas del hostión de "Golpe en la pequeña China"). Digamos que, para entonces, la estrella del papá de "La noche de Halloween" ya no brillaba tanto. Como tampoco lo hacían las de los dos protagonistas elegidos, Chevy Chase y Daryl Hannah. Con ese plantel, no acabo de entender como alguien se atrevió a invertir nada menos que 40 millones de dólares en la juerga... pero, en fin, así son las cosas de Hollywood. Aunque lo que menos me cabe en la cabeza es por qué le dieron el rol principal al actor y comediante de la "Chiflada familia americana". No es que lo haga mal, ni mucho menos, pero algo falla con él. Creo que la cosa podría haber funcionado un poco mejor con otro protagonista. Cuando la prensa, algo asombrada, le preguntaba al respecto a Carpenter, él afirmaba que consideraba a Chevy Chase su actor favorito. ¿Verdad o mero trámite?. Con los años, el cineasta ha reconocido que currar con el actor fue una experiencia horrible, una que casi le hace abandonar la profesión. Cuestión aclarada, pues. En cualquier caso, y en lo interpretativo, sin duda es Sam Neill, dando vida a un carismático villano, el que se lleva el gato al agua.
Chase interpreta a un yuppie que, a causa de un accidente, termina convertido en invisible. Un pérfido agente de la CIA quiere hacer de él el espía perfecto, por la fuerza si es necesario. El desesperado yuppie dedicará los días siguientes a escapar de sus perseguidores hasta que decide plantarse y sacar partido de su condición -con ayuda de la mujer que le enamoró justo antes de todo el cristo- para dar la vuelta a la tortilla.
Basada en una novela, y con el prestigioso William Goldman entre los guionistas, "Memorias de un hombre invisible" se erige como un simpático thriller fantástico de aventuras, con gotas de humor -aportadas, inevitablemente, por su prota- y algo de romanticismo, así como un notable despliegue de efectos especiales -aunque tampoco se abuse de ellos-, destacando a gusto personal el edificio lleno de agujeros. Con todo, mi parte favorita es aquella que se desarrolla en la casa junto a la playa, mucho más tranquila, en la que Chase asiste sorprendido a una charla donde sus amigos le ponen verde.
En el lado de las curiosidades y apreciaciones puñeteras, cabe señalar la breve mención que se hace a Bodega Bay, lugar real que ha servido de escenario para clásicos como "Los Pájaros" o la misma "La niebla" de Carpenter o que, a pesar de la fama de subversivo del cineasta, "Memorias de un hombre invisible" no puede evitar cierto moralismo hollywoodiense. Tal vez deberíamos culpar de ello al material de origen. O a los magnates de "Warner" y sus imposiciones (que fueron muchas). Pero el caso es que se presenta a Chevy Chase como alguien despreciable porque es egoísta, no le gusta currar, tampoco tiene pareja estable ni mucho menos familia. Al final encuentra el amor y deja preñada a su santa esposa, por supuesto. En fin...
Junto al comediante, la Hannah y el Neill, localizamos sendos rostros familiares en el reparto, como los de Michael McKean dando vida a un eyaculador precoz, Stephen Tobolowsky en plan agente de la CIA y Donald Li haciendo de taxista. Algunos le recordarán como parte del equipo de "Jack Burton" en su batalla contra "Lo Pan".
"Memorias de un hombre invisible" es un producto perfectamente consumible. Nada especial. Nada que recordar toda la vida, ni tan siquiera situar en un puesto de honor entre tus DVDs. Pero sí entretenimiento moderado para el fin de semana.
Por suerte o por desgracia, supuso otro fracaso en la carrera de Carpenter, y otra mancha más en su expediente de cara a las "majors", por lo que se vio obligado a regresar a cotas más modestas con la que sería una de sus últimas pelis de terror más o menos decentes, "En la boca del miedo" (protagonizada por Sam Neill, con quien suponemos haría buenas migas). Sin embargo, la carrera del magno cineasta ya nunca más se acabaría de recuperar del todo.

sábado, 9 de marzo de 2019

SESIÓN DOBLE : LEATHERFACE: LA MATANZA DE TEXAS 3 + HALLOWEEN H20 : VEINTE AÑOS DESPUÉS

LEATHERFACE: LA MATANZA DE TEXAS 3 : Esta tercera entrega de la afamada saga se atreve con aquello que Tobe Hooper evitó cuando rodó "Masacre en Texas 2": Repetir los aciertos de la película original, es decir, volver a la seriedad, a la crudeza y a cierta sordidez. El único elemento propio es una notable ración de gore -ausente en el film de 1973- finalmente extirpada por los señores de "New Line", entonces en la cresta de la ola gracias a Freddy Krueger y con ansias de hacerse con todas las franquicias de éxito en el cine de terror (poco después le tocaría el turno a "Jason Voorhees"). Dicha intromisión se saldó con un montón de problemas durante el rodaje, algo que brilla especialmente en el inapropiado final. Y si no que se lo digan al pobre Jeff Burr, que vio su carrera truncada tras la amarga experiencia en la silla del director.
No obstante, preparados para el susto, y vista hoy, la película funciona. Será que el tiempo la ha beneficiado. O que las siguientes aportaciones a la saga son tan mediocres que esta ha ganado puntos. No lo sabemos. Con todo, "Leatherface: La matanza de Texas 3" dispone de un puñado de buenos momentos, especialmente en su primera mitad (tengo debilidad por la desasosegante secuencia de la pareja protagonista intentando cambiar la rueda de su coche mientras en la oscuridad chirría cada vez más próxima la pierna ortopédica de Leatherface
) y dispone de un tempo notablemente acelerado. Todo se desarrolla a bastante velocidad y sin dar demasiado respiro al espectador. 
En el reparto destacan un novatillo Viggo Mortensen, Ken Foree de "Dawn of the dead" y el chico para todo de la serie B, William Butler.
Cierra el film una adecuadísima y muy estupenda canción de "Laaz Rockit", inevitablemente titulada "Leatherface".


HALLOWEEN H20 : VEINTE AÑOS DESPUÉS
: No cabe duda de que en Hollywood las cosas son cíclicas. Hay muchos ejemplos, pero hoy nos centraremos en uno. Recientemente la compañía de moda especializada en terrores de éxito y calidad, "Blumhouse", se sacaba de la manga una nueva entrega de "La noche de Halloween" que se anunciaba como "la buena", conectando directamente con la original, saltándose todas las secuelas intermedias y fichando a su protagonista, Jaime Lee Curtis. Todo ello coincidiendo con el cuarenta aniversario de la de John Carpenter. Curiosamente, hace dos décadas atrás, la compañía de moda especializada en terrores de éxito y calidad de entonces, "Dimension Films", se sacaba de la manga una nueva entrega de "La noche de Halloween" que se anunciaba como "la buena", conectando directamente con la original, saltándose todas las secuelas intermedias (salvo la segunda) y fichando a su protagonista, Jaime Lee Curtis. Todo ello coincidiendo con el veinte aniversario de la de John Carpenter quien, por cierto, rechazó ser el director y para lo cual contrataron nada menos que a Steve Miner, responsable de la segunda y tercera de "Viernes 13". El título no podía ser más lógico, "Halloween H20", una película que intentaba aprovecharse, y con justicia, del renacer del "slasher" gracias a "Scream" o "Sé lo que hicisteis el último verano".
Laurie Strode vive oculta tras otra identidad ejerciendo de profesora en una escuela para ricos, donde tiene a su hijo estudiando. Un mal día Michael Myers reaparece de la nada para, una vez más, continuar la labor que dejó incompleta en 1978.
A diferencia del reciente y aburrido "Halloween", "Halloween H20" tuvo la sabia idea de apartarse levemente del "slasher" puro para centrarse más en el mal vivir de Laurie Strode y el épico enfrentamiento final con su hermano psycho. La ración de "estudiantes perseguidos por asesino enmascarado" queda reducida a cuatro chavales y una porción escueta de justo y suficiente metraje. El resultado es una película entretenida, con sus dosis de suspense y un clímax final bastante emocionante.
Además, aquí sí ponen punto y final a la saga. De forma contundente. Aunque ni tan siquiera eso nos salvó de que, mediante las más chapuceras triquiñuelas argumentales, se estrenara una continuación absolutamente horrible cuatro años después.
Simpático guiño para la madre de todos los "slashers" con la aparición de Janeth Leigh (chiste privado incluido).
Lo ratifico, "Halloween H20" es mejor que la más reciente aventura de "La Silueta".