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lunes, 23 de marzo de 2020

JAY Y BOB EL SILENCIOSO (EL REBOOT)

Hace ya mucho tiempo que Kevin Smith dejó de interesarme. Sin embargo, “Clerks”  fue una película importante para mí en su momento, amén de considerarla un hito del cine independiente y, con muchísima diferencia, la mejor película del director.
“Clerks” generó después un universo cinematográfico propio que, obviamente, aun siendo simpático, con el paso de los años se tornó irritante pero, con todo, siempre me acerco a ver una película de Smith dentro del “View Askiwniverse”. Y es que Smith, ya metido en la cincuentena, ha comprendido que fuera de su universo no funciona y, como reza un chiste de la propia película que nos ocupa, “se aferra a su gloria de los 90” como si no hubiera mañana. Así, Smith se pone a rodar su película más de nicho, una broma interna para sí mismo y para sus fans que consiste en hacer un reboot de una de sus películas más flojas, “Jay y Bob el silencioso contraatacan” y lo hace contando, otra vez, la misma película, pero esta vez como un revulsivo donde lo que destaca es un presupuesto mucho más escueto y la auto crítica más feroz, una auto crítica que, paradójicamente, le sirve al director para dejar claro lo mucho que se mola, para que sus detractores vean que sabe reírse de sí mismo, lo cual está muy bien, pero que, finalmente, no deja de parecerme patético.
Con todo, la película está entretenida ya que efectivamente es un reboot de la que hizo hace 20 años. Tenemos a Jay y Bob viajando hasta Hollywood para sabotear una película que se va a hacer sobre sus alter egos Bluntman y Chronich, y que para más inri va a dirigir Kevin Smith, en la película retratado como una suerte de Youtuber cincuentón bastante lamentable. Entonces, durante el periplo, Jay y Bob se las tendrán que ver con mil y unas vicisitudes que ya vivieron  en la película de 2000, y encontrándose con personajes de todas las películas del “View Askeuniverse” con la gracia de que, esta vez, todos esos personajes están ya mayores y ajados. Así, van interactuando con el Brody de “Mallrats” o con el Loki de “Dogma”, llegando hasta el Holden y la Alyssa de “Persiguiendo a Amy”, y vuelta la burra al trigo.
Realmente, la cosa no molesta porque la película es honesta desde el principio y Smith ha rodado la misma chorrada, pero con algunas cositas nuevas —como la aparición de una hija de Jay— si bien ya los chistes no funcionan como sí lo hacían en su época de bonanza. Por otro lado es una película concebida casi en exclusiva para los fans, por lo que, todos aquellos que no estén familiarizados con el universo de Smith no comprenderán absolutamente nada. Pero bueno, insisto, la cosa no está ni tan mal.
“Jay y Bob el silencioso (el Reboot)”, concebida ya pensando directamente en las plataformas digitales, tuvo un estreno reducido en salas, que luego, como si de una rock star se tratara —y basando su exhibición en el modelo que instauró el bueno de Tommy Wiseau con “The Room”—, sacó la película de gira por todo el país en pases únicos que acompañaba de coloquios que se llenaban a su paso por las distintas ciudades en las que se exhibía, por lo que al final ha resultado ser una película altamente rentable en taquilla con ingresos extras a las ventas internacionales, la venta en DVD y lo que saque ahora en su estreno en plataformas, con lo que el experimento no le ha salido mal al colega. Al final tenemos una película para los fans y nada más que para los fans, que por sí solos pueden mantener, sostener, financiar y llenar las salas. Así que, intuimos, que aunque esto huele a despedida de una franquicia que va a cumplir los 30 años, me da a mí que todavía vamos a tener Jay y Bob para rato.
Por supuesto, tenemos cameos de Rosario Dawson, Shannon Elisabeth, Matt Damon, Jason Lee, Joey Lauren Adams y Ben Afleck.
Lo curioso es que, en la preproducción, y teniendo en cuenta el estatus de estrella de Ben Afleck, a Kevin Smith ni se le pasó por la cabeza el llamarle para que hiciera un papel en la película, por lo que a este, en una entrevista, cuando le preguntaron si aparecería en la nueva cinta de Smith, respondió que no sabía por qué, pero que no le había llamado. Smith escuchó la entrevista y rápidamente le llamó por teléfono explicándole que no pensaba que quisiera aparecer en ella, y este dijo que al contrario, que sería un placer, por lo que Smith escribió una escena entera para que Afleck apareciera en la película y, por ende, se luciera.
“Jay y Bob el silencioso (el Reboot)” ya está disponible en plataformas digitales de nuestro país y, creo, que posiciona a Kevin Smith en un lugar privilegiado dentro de la historia del cine, pues siendo un director bastante irregular, supone para el séptimo arte, por un lado, la muerte del cine independiente (“Clerks” puede que sea la última película verdaderamente independiente) y por otro,  un punto y a parte con el concepto de películas para fans, las películas para nicho. Rueda para su público, lo demás importa una mierda, y ese público puede sustentar una película con la que el director puede salir de gira por el país, encontrarse con su público y seguir haciendo lo único que sabe hacer, aunque ni siquiera lo haga tan bien y, además, es un producto que se desenvuelve como pez en el agua en las plataforma de streaming.
Es la era digital, amigos, y, creo, que como esta, van a haber unas cuantas películas en adelante.

viernes, 27 de marzo de 2015

TUSK

Un popular podcaster que en sus programas se dedica, entre otras cosas, a entrevistar personajes curiosos con el fin de reírse de ellos, viaja hasta Canadá a entrevistar a uno de estos, cuando de casualidad se topa con una especie de marinero que estuvo viviendo en medio del mar en compañía de las morsas. Así pues, decide ponerse en contacto con él para entrevistarle también. Cuando acude a verle, este le cuenta su amistad con una morsa en concreto, Mr. Tusk, cuando estuvo perdido en el mar, lo mucho que la echa de menos y, además, le muestra su desprecio hacia los humanos.
Mientras le cuenta todo esto, descubrimos que el marinero le ha echado algún tipo de veneno en el Té que le ha ofrecido, así que le secuestrará y le aplicará una tremebunda cirugía para convertirle en una especie de morsa humana, y así rememorar los tiempos en los que el animal, era su único amigo.
En la última película de Kevin Smith, se le ve el plumero. A mí no me engaña; Smith se vio “The Human Centipede”, se flipó con el asunto y directamente plagia la idea, con resultados absolutamente desastrosos.
Kevin Smith, dijo hace tiempo que dejaba el cine, que todo lo que podía ofrecer al medio ya lo había hecho y que no le quedaba más que aportar. Mentira podrida. Cierto que el discurso se le acabó con “Persiguiendo a Amy”  pero eso de dejarlo… ya podía haber cumplido con su palabra.
Resulta que Kevin Smith además es podcaster, y en uno de sus shows, “SModcast”, que co-presenta junto a Scott Mossier y para justificar que va a plagiar “The Human Centipede”, se inventa en directo este argumento de la puta morsa y claro, los fans que no han visto “The Human Centipede” porque es Europea, enloquecen. Este entusiasmo propicia que pongan en marcha el proyecto, se gasten tres milloncejos de dólares, y en taquilla recauda poco más de un millón. El pufo del siglo. Vamos, un fracaso.
Y es que la película es mala a rabiar. Esta si sería su primera película de terror, no “Red State” y aparte de que creando atmósferas no está muy ducho, escribiendo diálogos en los que no salgan a relucir, pollas, coños y lefazos, es un absoluto manta.
Un par de momentos escabrosos, buenos efectos de látex por parte del clásico Robert Kurtzman y absolutamente nada más… Solo diálogos no especialmente lúcidos entre los protagonistas, alargar el  metraje hasta la extenuación y una subtrama con toques insoportablemente cómicos de la que se podía prescindir tranquilamente. Y es que todo es más o menos soportable hasta que, pasada una hora, hace acto de presencia un personaje, una especie de detective medio loco que resulta que lleva años detrás de dar con este marinero y que interpreta un decadente Johnny Depp al que da vergüenza ajena verle hacer el bobo, bizqueando y con un maquillaje que parece el de los payasos de la tele. Vamos que parece Miliki con bigotazos.
Y es laaaarga  y aburrida y no parece querer terminar nunca y cuando lo hace, el final es totalmente ridículo. Vamos, una mierda, un insulto hacia la película que toma como base.
Por ponerle alguna nota positiva, tan solo decir que retrata muy bien la megalomanía de baratillo de los podcasters, que se creen que son algo pero en realidad son una mierda seca. Exactamente como pasa en España, solo que aquí son todos unos muertos de hambre, y un podcaster de éxito en los USA, factura 100.000 dólares anuales, como el protagonista de la película – menos mal que aquí no hay (ni habrá) dinero de por medio en esto de los podcasts, porque sino a más de uno ya le habría apuñalado otro podcaster-
Quizás Smith se basa en su experiencia propia, o bien, es un autorretrato involuntario, porque algo me dice, que parte de su personalidad está impregnada en la de su personaje, sin él saberlo siquiera.
Pero vamos, que en resumidas cuentas, estamos ante un pestiño interminable de criminal aburrimiento con un Kevin Smith que debería dejar la cámara y dedicarse a otras cosas, porque no atina. Con lo fan que fui yo de este cabrón en los noventa…
La película, en principio, será la primera de una serie de películas que llevará por título “True North”.
En el reparto, que se prodiga lo mejor de la película porque lo cierto es que, salvo dos,  están todos muy bien,  tenemos a un cada vez más convincente (que lo cortés no quita lo valiente) Michael Parks que ha pasado de ser un actorcillo de tercera a ser un actor de amplio registro especializado en papeles extremos, que interpreta a ese marinero “Mad Doctor” que convierte en morsa al prota, Justing Long (“Servido”, “Arrástrame al infierno” que a su vez, hace de podcaster antipático y gilipollas con total credibilidad.
Smith, como si de un Tarantino de tercera se tratase (al que por cierto, propusieron como director de esta película, pero se negó en rotundo, así que Smith dirigió el asunto), recupera para el cine a Haley Joel Osment –el niño de “El Sexto Sentido”- obeso para la ocasión que de inexpresivo y mal actor, queda claro que su olvido se debe a su escaso talento y no a las modas. Y la nota femenina la pone Génesis Rodríguez, hija de José Luis Rodríguez “El Puma” (no es coña) y a la que ya vimos al lado de Will Ferrel en “Casa de mi padre” o “Por la Cara”. Finalizando los estelares, como ya he dicho antes un decadente y repelente para la risa Johnny Depp.
Muy mala.

miércoles, 23 de julio de 2008

CLERKS II (COMENTARIO DE LOS ACTORES)

En la edición especial de "Clerks II" hay tres comentarios, Kevin Smith + productores, Kevin Smith + actores, y Kevin Smith + un productor. Que los comentarios de los productores serán en los que más jabón se dan es casi seguro, así que opté por el de los actores que seguro que había colegueo y cachondeo.
Como comentario de una película es una mierda. No comentan nada de lo que sale en pantalla en ese momento, salvo cuando el que habla quiere escurrir el bulto a una pregunta que ha hecho Kevin Smith. Y es que,  más que un comentario, es una charla de amigos a los que el director va preguntando que tal se lo pasaron, como han visto a sus personajes evolucionar y cuanto hay en ellos de si mismos
. Así pues, nos enteramos que Jason Mewes (Jay) es un tio superagradable que se lleva bien con todo el mundo, que en la primera película quería terminar cuanto antes para poder seguir fumando porros o irse de fiesta, y que aunque parezca un “sinvergüenza”, luego le da “cosa” actuar delante de mucha gente. También se habla de lo duro que fue rodar la escena del beso en el columpio, ya que la actriz que hace de Emma es la esposa de Smith, y Brian O´Hallaran (Dante) es uno de sus mejores amigos. Puntualizan que el que peor lo pasó en esa escena fue Jason.
Como digo, poco comentan de la película, y lo que sí hacen mucho es meterse con el benjamín del grupo, Trevor Fherman (Elias), el cual esta haciendo también los comentarios y el pobre intenta defenderse como puede, pero claro, como es el recién llegado, le caen las bromas por todas partes.

viernes, 30 de septiembre de 2011

RED STATE

El caso del cineasta Kevin Smith es la prueba viviente de que no te puedes pasar la vida intentando contentar a tu supuesto público, porque, primero, estadísticamente es casi imposible y, segundo, aquellos que te adoran son los más peligrosos, porque pueden pasar de chuparte el cimbrel a odiarte con un simple cambio en la dirección del viento. Vamos, que son así de gilipollas. Smith se había encerrado en sí mismo en lo que se suponía era su especialidad, la comedia gamberra plagada de diálogos chanantes... pero, siendo francos, desde la muy potable "Persiguiendo a Amy", no había hecho nada realmente con cara y ojos. Y no, "Clerks 2" tampoco se salva. El orondo director estaba demasiado pendiente de lo que sus fieles decían de él en internet, y seguramente viviría amargado porque, a pesar de reutilizar ad infinitum a sus personajes de "Jay" y "Bob, el silencioso" (de nada sirvió anunciar que los había enterrado), las referencias continuas (y cansinas) al universo "Star Wars" y toda la parafernalia comiquera, Smith seguía sin conseguir dejarlos a todos realmente contentos. El clavo en el ataud fue esa última hiper-basura que hizo con Bruce Willis en plan "comedia de polis" y por la que merecería acabar en la cárcel.
Imagino que ahí el amigo se dio cuenta de que en su afán por lograr de todos una sonrisa y una palmadita en la espalda, se estaba cargando su ya de por si maltrecha carrera. ¿Qué hacer?, pues algo muy simple: Mandarlo todo (y a todos) a tomar por culo, apartarse totalmente de sus parámetros habituales y parir aquello que le viniera en gana: una peli de terror. Eso es "Red State".
A ver, sé que tanto en la pre-producción como en la consiguiente fase de lanzamiento, han habido movidas y aspectos curiosos que, seguramente, molaría contar aquí y ahora. El problema es que estoy saliendo de un gripazo, y no me apetece nada de nada buscar. Solo escribir. Así que nos ceñiremos a la peli comentando que, más que una de terror, "Red State" es un thriller. Narra los avatares de una familia de chalaos religiosos. Primero en su deseo de hacer justicia divina matando a pecadores y, seguidamente, enfrentándose al gobierno a base de disparos. El humor es el justísimo, y la violencia no excesiva pero presente. El ritmo está bien llevado, y no aburre en exceso, aunque tampoco es la leche de entretenida. Lo mejor de "Red State" es su ausencia de clichés (al menos no tomados desde un punto de vista literal) y su trama cambiante... es decir, la peli avanza y avanza, la historia avanza y avanza, y en ningún momento se apoltrona. Tampoco hay personajes de los que encariñarse, aquí el que tiene que palmarla, lo hace y punto. Salen tan mal parados los beatos como el gobierno, cada uno mirándose al ombligo y buscando sus propios intereses. A ver, aunque antes calificaba al film de thriller en lugar de terror, debo reconocer que algo de miedo da... y no por posibles escenas o momentos de atmósfera, sino porque al menos a mi todos estos fanáticos religiosos me dan mucho mucho canguelo... y lo dan porque, como todos sabemos, existen realmente.
La peli ha salido directamente en DVD, y ya mola. Kevin Smith se ha desquitado, ha demostrado que es bien capaz de hacer otro tipo de pelis y, si fuera un tio listo (que lo es), seguiría por estos derroteros, dirigiendo films diferentes a la puta trilogía de Jersey aunque fueran directos al video-club. A fin de cuentas, mejor eso que acabar estrenando truñazos para estrellas en decadencia.
No es una peli redonda, pero se deja ver gustosamente.

lunes, 21 de junio de 2010

SEXO, MENTIRAS Y HOLLYWOOD

Por lo visto el señor Peter Biskind sigue en su cruzada personal por evitar que las nuevas generaciones se dediquen a esto del cine. Basta con leer uno de sus tochos y se te quitan las ganas. En el caso ANTERIOR, el periodista retrataba a fondo, detalladamente y sin concesiones, la generación que en los 70 cambió la meca del cine. Ahora, con "Sexo, mentiras y Hollywood", se curra una especie de secuela centrada en el boom que el cine independiente vivió en los horribles y abominables años 90 (saltándose los 80 en cuatro párrafos). De cuando esa clase de pelis, hasta entonces casi marginales, comenzaron a dar dinero, a convertir a sus creadores en estrellas, etc, etc... y todo ello gracias a "Miramax", empresa que, esencialmente, es la columna vertebral del libro. Este se inicia con su creación y se cierra con su decadencia. De por medio, pues lo inevitable: Quentin Tarantino, Kevin Smith, Steven Soderbergh, Todd Solondz, Robert Rodriguez, Todd Haynes, etc, etc... la créme de la créme del cine indie, sus virtudes y sus trapos sucios, que no son pocos.
Como ocurría en "Moteros tranquilos, toros salvajes", nos damos de bruces con una industria (la del cine, y especialmente la del cine supuestamente independiente) plagada de gentuza, putadas a tutiplen, broncas, traiciones, depresiones, batallas, zancadillas, en fin, un auténtico culebrón en el que a penas queda resquicio para las historias con final feliz.
A mi este segundo tocho me ha llegado más ya que, lógicamente, habla de pelis y directores que conozco bien y de fenómenos que, me guste o no (como el de "Pulp Fiction"), viví en directo en su momento. Todo me ha resultado más próximo y lo he gozado plenamente, salvo cuando se sube por las ramas a parlotear sobre conflictos internos de empresa. La lectura es bastante amena, engancha tanto como el otro (siempre estás deseando saber más y peor) y... bueno, no podría decir nada malo de un libro en el que se cita a "The Evil Dead" como una de las mejores pelis de su época. Ahí la has dao, Peter!.
Lectura recomendada.

viernes, 25 de julio de 2014

THE LAST GODFATHER

Curioso proyecto, co-producción de Corea del Sur con USA, en la que el famoso cómico Sur Coreano Hyung-Rae Shim al que pudimos ver haciendo de maestro tortuga en “Dragon Ball Zero”, se pone delante y detrás de las cámaras para parir una película muy extraña, que aún tratando de ser lo más americana posible, indefectiblemente, tiene más ramalazos orientales que otra cosa.
Un capo mafioso decide retirarse y nombrar sucesor de la familia a un hijo que tuvo en Corea del Sur, en una canita al aire. Cuando este llega a Chicago, resulta ser retrasado mental y de aspecto avejentado, lo que no es óbice para que el capo decida mandar a sus esbirros adiestrar al chico, que como buen retrasado, no parará de hacer gracietas y meterse en líos de los que saldrá airoso, sin él proponérselo. De entre medias, un enamoramiento y una traición, para darle algo de consistencia a un producto para lucimiento de un cómico, que si en Corea del Sur es una súper estrella, en occidente no tiene ni puta gracia.
Lo gracioso de la película es que, si el retrasado en un principio es el chino, al final, resultan más retrasados el resto del reparto, Harvey Keitel, que interpreta al capo, más que ningún otro, con gesto todo el tiempo de saber que ha tirado su carrera al retrete, y que esta película le convierte en caricato mayor, superando con creces a sus partenaires generacionales, Pacino y De Niro, que también andan chocheando de producción en producción, nunca llegando a estos derroteros.
Por otro lado tenemos a Jason Mewes, que si le sacamos de su eterno rol de Jay (de las películas de Kevin Smith… no me hagan explicárselo) se encuentra más perdido que un hijo puta el día del padre. Pues imagínenselo vestido con traje de firma, haciendo de mafioso italiano, con esa voz de drogata que tiene. Vergüenza ajena provoca. El resto de secundarios, vistos en mil y una películas de mafias, no tienen la responsabilidad de dar la cara que conlleva la fama, pero aún así, son más dignos de Keitel o Mewes.
Y luego tenemos al señor director haciendo de retrasado mental. Hyung-Rae Shim es poco más que un clown, un comediante cuyo estilo es más que reconocible en su país, y por eso, sin saber apenas una palabra de Inglés, y calzando, sin disimularlo, zapatones de payaso durante todo el metraje, se centra en hacer una comedia más propia de Corea del Sur que de los USA, apostando por un estilo de humor infantil, trasnochado y meramente “Slapstick”. El resultado de ello, se tradujo en fracaso tanto en su país, como en los Estados Unidos, de hecho, comprendo el fracaso de la película, que no deja de ser una acumulación con todos los tópicos y servidos, no con especial talento, en un remedo de las películas de “Pez fuera de la pecera” como, sirvan de ejemplo, “Bean”, “Los Visitantes ¡No nacieron ayer!” y tantas otras.  O sea, un pedacito de mierda de la que todos sus implicados (en especial Harvey Keitel) se arrepienten. Ahora ¿Si me gusta? Tengo que reconocer que si, que me ha hecho mucha gracia, más que nada por el despropósito, por marciana, por bizarra, y porque parece mentira que nadie le dijera a Hyung-Rae, que salir en una película americana con esos zapatos era demasiado arriesgado.
Como ver un capítulo de Doraemon.
Shim, es también el director de “Dragon Wars”.

sábado, 30 de noviembre de 2019

LOS MUERTOS NO MUEREN

Que Jim Jarmusch hiciera una peli de vampiros melodramáticos ("Sólo los amantes sobreviven") tenía cierto sentido. Pero que se apuntara, aunque tardíamente, a la moda del cine de zombies o, si lo prefieren, la comedia zombie, fue algo que, cuando me enteré, no me podía creer. Daba la sensación de que el cineasta, auténtico estandarte de lo que algunos consideran discutiblemente cine "independiente", había tirado la toalla. ¿Estaba Jarmusch deseando meterse en terrenos más comerciales?. ¿Buscaba alguna clase de éxito "mainstream"?. Era todo muy raro. Y más cuando al repasar el reparto encontrabas una ristra de nombres realmente impresionantes, muchos de los cuales llevaban colaborando con el cineasta desde hacía lustros: Bill Murray, Adam Driver, Tom Waits, Chloë Sevigny, Steve Buscemi, Danny Glover, RZA, Rosie Perez, Carol Kane, Tilda Swinton, Sara Driver, Iggy Pop, Selena Gomez y Larry Fessenden (que de alguna manera vendría a ser "el Jim Jarmusch del cine de terror"). ¿Y qué me dicen de su público?. Jarmusch lleva haciendo el mismo tipo de película desde que destacó en sus tiempos con "Extraños en el paraíso" y recuerdo perfectamente, en los 90, una revista super-pedante -"Kinos"- con unos "diez mandamientos cinéfilos" donde encontrabas uno que decía "Adorarás a Jarmusch, Hartley y los Coen". ¿Qué pensarían esos gilipollas de semejante proyecto? Me habría encantado conocer la respuesta.
Aquí la gran incógnita consistía en saber si "Los muertos no mueren" iba a ser una peli muy Jarmuschiana o no. Con sus habituales ritmos reposados, su estética elemental pero elegante y esos diálogos a medio gas tan característicos. ¿Habría gore, habrían imágenes de zombies devorando entrañas?. El trailer no aclaraba mucho la situación y echaba más leña al fuego, especialmente viendo a una Tilda Swinton vestida de samurai dispuesta a recortar extremidades de muertos vivientes. Todo muy muy loco. Me moría de ganas de saciar mi curiosidad.
"Los muertos no mueren" cuenta la historia de un pueblecito asediado por una horda de cadáveres resurrectos. Se han levantado de sus tumbas porque el eje de la tierra se ha desplazado. Veremos como los diferentes y peculiares habitantes, desde el sheriff al racista de turno, pasando por un "fricazo" fan del cine de terror, afrontan tan apocalíptica situación.
¿Por dónde empezar? Sí, Jim Jarmusch se mantiene fiel a sus preceptos. Aunque de un modo más ligero, no tan extremo. Tal y como he leído por ahí, puede que sea su película más accesible. Y es cierto. Pero también que sigue habiendo mucho del cineasta en ella. En esencia es una comedia, rara, como lo eran algunas de sus pelis precedentes, solo que en este caso el humor es increíblemente tonto. Chorra incluso. Con gags elementales, casi infantiles. Completan la tarta unas pocas coñas de metacine y gotitas de ciencia-ficción.
Pero la verdad es que todo ello mola. Funciona. No aburre, lo que en una obra Jarmuschiana ya es mucho. Y dispone de algunos momentos muy inspirados, y divertidos, como la secuencia en la que los policías descubren unos cadáveres en la cafetería. Puro Jarmusch. O los pasajes truculentos, que los hay y no son moco de pavo, aunque cuando los zombies mueren no sueltan sangre, sino polvos negros.
Sorprenden también los guiños "friquis". Desde posters en paredes, a citas directas. La más llamativa es que Adam Driver tenga como llavero una nave imperial de "Star Wars". Más propia de Kevin Smith que de Jarmusch. Aparece Selena Gomez interpretando a lo que uno de los personajes tilda de "hipster", irónico "palo" viniendo de un cineasta que en su época era un "hipster" puro cuyo cine atraía, esencialmente, a los "hipsters" del momento.
Tal vez lo peor sea el extremadamente evidente, básico y previsible elemento crítico contra la sociedad consumista. No sabemos si es parte de la guasa como guiño al cine zombie de George A. Romero o algo genuino que Jarmusch pretende expresar. Pero se perdona, porque, al final, resulta que "Los muertos no mueren" está un rato bien. Te entretiene, te hace reír, goza de un excelente desenlace y, en definitiva, disfrutas semejante marcianada que, no por saciada la curiosidad, deja de ser un perro verde en la filmografía de su director. 

lunes, 24 de octubre de 2022

SWINGERS

En pleno 2022 podemos decir, sin que se nos rasguen las vestiduras, que aquello del cine independiente de los 90 que empezó de forma más o menos genuina hasta que llegaron los Wenstein para de manera camuflada convertirlo en mainstream, no fue más que una moda del momento (ya teorizamos sobre todo ello aquí). Un puñado de jóvenes más o menos aburguesados que, como se lo podían permitir, se ponían a hacer películas al margen de los estudios, de relativo bajo presupuesto.
A día de hoy ni Dios recuerda el cine indie y, salvo Tarantino, Spike Lee o Kevin Smith, el resto de sus cabezas visibles se ha quedado para vestir santos.
Aparte de esto, me resulta muy curioso comprobar como una de las películas más pequeñas de aquel movimiento, con un par de buenas ideas, un par de actores con carisma y siendo un film que despertaba mucho menos interés general que la mayoría de sus compañeros de promoción (los Tom DiCillos o Alexandre Rockwells de turno), sin que tampoco fuese un taquillazo —de hecho no consiguió recaudar el dinero que se gastó Harvey Wenstein en comprársela a sus propietarios—, sus principales artífices se encuentran a día de hoy en primera línea del mainstream y gozando, en el mejor de los casos, hasta de cierto reconocimiento por parte de la industria. Y es que “Swingers” es una película con un presupuesto de tan solo 200.000 dólares que realizaron, casi por diversión, un grupo de amigos compuesto por Jon Favreau, Vince Vaughn y Dough Liman. Rodaron sin permisos, en plan guerrilla, sobre la marcha y en dos semanas una película que sin hacer demasiado ruido los lanzó a todos ellos al estrellato cuando no eran más que unos pipiolos que buscaban hacer algo con sus vidas.
“Swingers” no hace referencia a los clubs de intercambio de parejas como pudiera parecer, sino que por lo visto, a finales de los 80 y hasta mediados de los 90 se puso de moda en Los Angeles lo que fue una tendencia pasajera llamada neo-swing, y que consistía en reivindicar la música swing y vestir con camisas de bolos e indumentaria más propia de aquel movimiento de los años 40. Entonces, “Swingers” transcurre dentro de ese entorno, y a los que se apuntaban a ese revival se les denominaba, valga la redundancia, swingers.
Sin un argumento muy preciso, la película nos presenta a un grupo de actores en paro que con la excusa de que a uno de ellos le ha dejado su novia, salen por la noche, beben, ligan y se meten en algún que otro lío. Y poco más. Una peliculita entretenida que sin demasiados aspavientos nos presentó a un par de actores y guionistas, y un director que luego demostraron tener talento y que acabaron haciendo películas de lo más gordas.
El verdadero cerebro de “Swingers” fue Jon Favreau, entonces un joven aspirante a actor que se instaló en el ordenador un programa para escribir guiones. Se puso a trastear con el programita y, para probarlo, comenzó a escribir en forma de guion las aventurillas nocturnas vividas por sus amigos y por él, centrándose en la relación que tenía con Vince Vaughn al que había conocido años atrás en el rodaje de la película “Ruby” donde ambos tenían sendos papelitos. Así que los personajes principales a los que dan vida Favreau y Vaughn están inspirados en ellos mismos.
Cuando terminó de escribirlo, Favreau decidió que ese guion podía convertirse en película y se lo pasó a Dough Liman, que ya había rodado una película independiente en 1994, “Getting in”, y ya tenía hechos los contactos en Hollywood, por lo que movió el guion por los estudios. La idea era que Liman dirigiese y Favreau y Vaughn, que entonces no eran nadie, lo protagonizasen, cosa que no les entusiasmó a los estudios que querían estrellas tipo Johnny Depp en el caso de que se diera luz verde a la película. Finalmente nuestros hombres decidieron hacer la película por su cuenta y de manera independiente, y consiguieron los 200.000 dólares que les costaría por su cuenta, si bien la película ya terminada no interesó a demasiados exhibidores. De hecho, fue rechazada en Sundance.
Sin embargo Miramax andaba por ahí gastando dinero de mala manera y les compró la película a nuestros protagonistas. Wenstein la puso en los cines y fue un pequeño éxito del cine indie que consiguió 4 millones de dólares. Obviamente Miramax no cubrió gastos, pero a nivel taquilla, lo cierto es que se trata de una película que costó 200.000 y recaudó 4 millones. Y los nombres de Favreau, Vaugnh y Liman comenzaron a sonar.
Como parte de esos 200.000 dólares de presupuesto se los gastaron en licenciar la música que suena en la película, con el fin de conseguir los derechos de la banda sonora de “Tiburón” para incluir la música en una escena, se le entregó una copia de “Swingers” a Spielberg que la vio, y decidió fichar a Vince Vaughn para uno de los papeles de la segunda parte de “Parque Jurásico” y de ahí el salto a Hollywood por parte del actor. Los otros irían de cabeza detrás. Favreau, que fue trabajando de lo que le iba saliendo, acabaría siendo por un lado director recurrente de Marvel Studios, por otro combinaría esa tarea con trabajos más independientes —por ejemplo “Chef” de presupuesto nimio si la comparamos con “Iron Man”—. Por su parte Dough Liman pasaría de inmediato a dirigir “El caso Bourne” y de ahí a ser un director eminentemente de estudio, por lo que no les fue nada mal a posteriori con esta película de colegas con un presupuesto por el que casi podemos calificar a la película de semi-amateur.
Por otro lado, marcaría definitivamente el tipo de papeles en los que se encasillaría Vince Vaughn, ya que aunque posteriormente lo intentó en registros dramáticos (fue un extraño Norman Bates en el “Psicosis” de Gus Van Sant) lo único que le funcionaba eran roles como el que interpretó aquí, el canalla juerguista y ligón, arquetipo que pasada la década de los 90 asumiría, llevándole no obstante a convertirse en un solvente actor de comedia.
En definitiva, “Swingers” no es una obra maestra, se trata de una película en la que los actores están muy bien y con momentos divertidos y, sobre todo, que saca mucho partido al bajo presupuesto con el que se contaba, pero sí me parece bastante mejor que la mayoría de películas indies de los 90 que a día de hoy no aguantan un puto visionado.
Por otro lado me hace gracia la autoconciencia de la película de pertenecer a ese movimiento de los 90 y, sabiéndose rival de otras películas de la época, por un lado homenajea el par de planos más celebres de “Reservoir Dogs”, mientras que por otro lado, en una escena que recrea la famosa conversación inicial en torno a Madonna de la película de Tarantino, acusa a este de copiar otras películas en su cine, detalle que me hace mucha gracia, pese a que en la otra mano parece que sus autores tienen devoción por Tarantino y la película de la que en cierto modo se pitorrean.
Unos años después, Favreau y Vaughn intentaron volver a estos orígenes con la estupenda “Crimen desorganizado

jueves, 24 de diciembre de 2009

LOS SUPERHÉROES DE LOS CÓMICS DESENMASCARADOS

Maravilloso documental producido para el "Canal Historia". El más completo e interesante de cuantos se han producido sobre cómics de superhéroes. Le mete un interesantísimo repaso a todos y cada uno de los más importantes, desde "Superman" hasta los "Watchmen", pasando por "Spider-man", "Lobezno", "Linterna verde" y "Flecha verde".
Los menos puestos descubrimos que los dos primeros superhéroes "Marvel" fueron "Namor" y "La antorcha Humana" y vemos las distintas etapas por las que han pasado los "comics books", desde los años 30 hasta la actualidad, haciendo especial hincapié en los años 40, donde los principales argumentos consistían en enfrentar a nuestros héroes favoritos contra nazis o japoneses.
Cuenta las subidas y bajadas de la industria comiquera, así como el por qué un ejemplar de los años 50 es de un valor exagerado en la actualidad y los de los años 80 o 90, no cuestan nada.
Ascenso de la novela gráfica, caída de según que personajes etc, etc...
Todo ello a base de entrevistas a gente tan influyente como Jim Steranko (considerado la primera estrella mainstream de los cómics, que se hizo famoso por su serie de "Nick Furia" y sus colorines totalmente setenteros), Kevin Smith, Will Eisner, Frank Miller, Joe Quesada, el inevitable Stan Lee....
La única pega que le pongo es que se centra demasiado en personajes como "Superman" o "Batman" y solo comenta de pasada otros tan importantes como "Hulk", "Spider-man" o "Lobezno". Un claro favoritismo por parte de sus artífices hacia el universo "D.C."
Dirige Steve Kroopnick, un experto en documentales y "making ofs".
No perdérselo.

jueves, 7 de mayo de 2009

FANBOYS

Una curiosidad de película, muy amena, concebida para que los fans de la saga de "Star Wars" se sientan identificados y tengan algo más para ver, además de su querida franquicia.
"Road movie" que rinde tributo a esos miles de devotos, las películas en cuestión y el mundo del comic, dirigida precisamente por uno de ellos, Kyle Newman.
Quedan cuatro meses para que se estrene mundialmente “Episodio 1: La Amenaza Fantasma” y un grupo de devotos están de los nervios. Descubren que uno de ellos padece cáncer y no llegará con vida al estreno, así que planean un viaje en coche hasta el rancho "Skywalker", con el fin de poder robar una copia de la película y, así, el amigo se vaya a la tumba con la satisfacción de haberla visto.
Durante el viaje irán desfilando por la pantalla toda suerte de personajes que algo tienen que ver en la saga directa o indirectamente, gente como Carrie Fisher, Billy Dee Williams, William Shatner (hay continuas referencias a la rivalidad entre fans de "Star Wars" y fans de "Star Trek"), Ethan Suplee, Kevin Smith, Jason Mewes o Seth Rogen (con dos cameos cojonudos... me empieza a caer bien este tipo).
No es una gran película, pero como está simpática y entretenida, me doy con un canto en los dientes.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

FEAST

La existencia de "Feast" se la debemos a un concurso televisivo, "Project Greenlight", un especie de "Operación Triunfo" apadrinado por Matt Damon, Ben Affleck y Wes Craven (!) cuyo fin es la promoción de nuevos talentos para estas cosas del séptimo arte, y si hasta entonces sus preferencias apuntaban a un cine más "de autor", con "Feast" dieron un giro total decantándose por un producto puramente de género. Y ya puestos, procuraron que no fuese cualquier cosa.
Es posible que esta película recuerde a "Abierto hasta el amanecer", pero seguramente ello se deba a que el pestiño de Robert Rodriguez copia, o se inspira en, las mismas pelis que "Feast" toma como base. En esencia la idea es la de siempre, personajes variopintos encerrados en un espacio limitado, son asediados por un enemigo sobrenatural. ¡Joder!, si vas a mirar, las conexiones con "El caballero del diablo" son mucho más evidentes que las que pueda tener con la cosa esa apadrinada por Quentin Tarantino (pero es que Tarantonto es Tarantonto... todo el mundo le copia, y todo el mundo olvida a cuantos saquea él impunemente).
El toque de gracia reside en cómo los guionistas (un par de confesos fans del horror) resuelven la ecuación, añadiendo algunas gotas de originalidad (las "fichas" que nos presentan a los personajes y sus posibilidades de sobrevivir), recurriendo a la cada vez más habitual "rotura" de clichés (me tienta citarlas, pero si lo hiciera os jodería el pastel, así que me morderé la lengua, por rabia que me dé) y añadiendo una generosa, muuuy generosa, ración de líquido rojo, mutilaciones y momentos de contundente asquerosismo (esa cuenca repleta de gusanos, ¡agh!). Sorprenden mucho, por su osadía, las escenas en las que sexo y gore se unen en un feliz matrimonio, presentándonos folleteo entre criaturas, alusión directa, visual y bastante salvaje a sus mismos genitales (en el 90% del cine de bichejos asesinos, rara vez se tienen en cuenta esas "cosas") o (esta si que no puedo reprimírmela) de cómo el pequeño de ellos viola oralmente a una pava y esta escupe el resultado de la eyaculación (!!!). Muy jevi. Eso si, tal desfase es tratado con amplio sentido del humor, aunque sin caer en la chirigota tipo "Braindead".
Y ya que mencionamos a los monstruos, resaltar su más que logrado y espectacular diseño, reservado para el final como supuesta sorpresa (y digo supuesta porque en el cartel sale uno en primer plano), cuya agresividad casi demoníaca queda incrementada por un logrado efecto de montaje que acelera la imagen y le da una textura gracias a la cual no perdemos detalle alguno de la masacre.
En el reparto de "Feast" (por cierto, un título acertadísimo) destacan Henry Rollins, Jason Mewes (conocido como "Jay" en el universo de Kevin Smith, y que se interpreta a si mismo) y el veterano Clu ("El regreso de los muertos vivientes") Gulager, precisamente padre del prometedor director del festín, John Gulager.
Nunca podría hablar mal de "Feast", la primera vez que la vi flipé con ella, y aún hoy, dedicándole sendos visionados, puedo afirmar que se trata de un delirio divertidísimo, super-acelerado y, muy importante, generoso en sangre, carne y vómito (verde, para más señas).

jueves, 17 de junio de 2010

DÍAS DE GLORIA

La primera vez que vi el cartel (o la portada del soundtrack) de esta peli, me llamó poderosamente la atención. Ben Affleck, con cresta punkera y camiseta del "Hate" de Peter Bagge en un film cuya banda sonora contenía temas de bandas como "The New Bomb Turks", "Circle Jerks", "Bad Religion" u otras era, no se, algo poco habitual. Muy interesante, desde luego. Pero en aquellos "tiempos" no logré localizarla, así que me quedé con las ganas. Poco después la echaron por la tele, pero yo, que ni lo sabía, únicamente pillé los últimos minutos, justo antes del "The End". ¡Vaya por dios!, ¿es que nunca podría llegar a verla íntegra?, porque además, y a pesar de su prota -y reparto-, "Días de gloria", o "Glory Daze" en su país de origen, era un film algo oscuro, del que no solían hablar mucho ni tener demasiado en cuenta. Finalmente, ayer me la pude tragar entera, cual prostituta, y oye, no puedo decir que me defraudara.
Bien, hasta cierto punto podemos decir que esta es la peli oficial, el retrato generacional, del revival punk de los 90... o mejor, del boom punk-pop/Hardcore melódico que asoló las listas de éxitos (¿indies?) en aquellos tiempos. El punk de "Epitaph" o, mejor, el punk de MTV. Sus protas, especialmente el personaje de Affleck, son fiel reflejo de aquella tendencia, punkito universitario de clase media que habita los suburbios y luce camisetas/gorras con los emblemas de "Alternative Tentacles", "NOFX" o "Nomeansno". Sin contar que, como decía, la banda sonora está repleta de grupos del momento (no olvidemos que, por fuera de lugar que parezcan estar "The New Bomb Turks", eran parte del catálogo de "Epitaph") y, sí, su director, Rich Wilkes, luce orgulloso su cresta azúl en IMDB y, como guionista, es reponsable de otros films con el punk, o alguna clase de rock de tirón enérgico, en su trama, como son "Cabezas Huecas", "The Jerky Boys" o "Punk like me" (documental que se desarrolla en un sitio tan común para esa clase de música como eran las Warped Tours!). Curioso.
A pesar de las comparaciones con "Desmadre a la americana", "Días de gloria" no es exactamente una comedia... y si tiene algo de ello, no se puede decir que sea muy desmadrada. En realidad se trata más de un drama, de cómo un grupo de estudiantes apunto de graduarse entran en pánico cuando ven que van a tener que enfrentarse al mundo real. Comienzan a dudar, a comerse la olla y a intentar recuperar el pasado. Todo ello sin una trama propiamente dicha, sin una historia en el sentido estricto del término, más bien a base de retazos de vivencias varias. Por cierto, dos cosas curiosas, uno de los personajes es dibujante de comics y aunque hay mucha birra, y algún símbolo propio de porreros, en realidad el consumo de drogas es totalmente ignorado durante toda la peli. No es que me parezca ni mal ni bien, pero me llama la atención.
Sin embargo, lo realmente "fuerte" de este film es su reparto, repleto de nombres hoy conocidos pero que, entonces, comenzaban a despegar. A un Ben Affleck pre-"Mallrats"/"Persiguiendo a Amy" podemos sumarle a Sam Rockwell, Alyssa Milano, John Rhys-Davies (que para variar, no se enfrenta a ningun animal mutante), la cult-star Mary Woronov, a Matthew McConaughey y Brendan Fraser en papeles enanos, Matt Damon directamente sin frase alguna, la guapa y desaprovechada Meredith Salenger (la viste en "El Beso" y "El pueblo de los malditos") y, esta sí que es curiosa, Alfred Sole, director de "Alice Sweet Alice" y "Pandemonium", en un cameo muy bizarro. Lo que yo os decía, un reparto inusual.
El caso es que la peli me gustó, sí señores, me entretuvo, me identifiqué con algunas de las dudas existenciales que plantea y me recordó al Kevin Smith de los "buenos tiempos". Merece verse.

martes, 24 de abril de 2012

EL AMOR ES UNA PUTA MIERDA

Cine genuinamente underground, inspirado en el “Indie” americano, y más concreta y descaradamente en CLERKS de Kevin Smith, perpetrada por Matt Matsuoka, músico de corte casero también, al que se le llenaba la bocaza con frases como “El cine Underground es el nuevo Punk- Rock”. Amigo, estás intentando imitar una película de las que van a Sundance… vamos, que se te ve el plumero. O “Ésta película está hecha con menos de lo que cuesta una guitarra de segunda mano”. Pues para estar filmada en vídeo, lo que cuesta una guitarra de segunda mano, es mucha pasta.
Curiosamente, hace ya cosa de diez años, que alguien tuvo la brillante idea de sacar un sello de DVD, en el cual editar y distribuir cine underground, tanto americano como español – compañera de sello es FERNANDO PROJECT, del papá de este blog, aunque luego la distribuyera Manga Films- lo cual me parece maravilloso. Lastima que con la misma facilidad con la que irrumpió el idea, desapareció el sello. El caso es que esta película, de título original HEARTBEAT BREAK, junto con otras del mismo director (FOR THE CASH es la otra), se editaron en España y con todos los honores, doblándose, incluso al castellano. Algo del todo absurdo, porque ¿no es cine underground? ¿Qué pinta el underground doblado cual película mainstream? Con lo caro que debe resultar un doblaje…
Por otro lado, costaba dios y ayuda encontrar alguna de estas películas en las tiendas de dvd.
Rodada en blanco y negro, solo para parecer mas “indie”, y con conversaciones sobre sexo, mal calcadas de CLERKS, al final parece la obra de un tonto, y sobretodo, de un “quieroynopuedo”.
Y ya despojado de mis iras y/o manías, he de confesar que esta película en concreto, a pesar de pecar un poco de pedante y pretenciosa (para ser el nuevo Punk-Rock), me cae simpática, porque efectivamente, es una película rodada con una mini-dv, y poco más.
Un individuo que acude a fiestas en casas, se lamenta porque la vida amorosa no le va bien, y porque se siente un bicho raro es esos sitios que tanto frecuenta. Hasta que un día conoce a una chica con los mismos síntomas en una de estas fiestas, conectan, el se enamora…pero ella lo que necesita es un amigo. A partir de aquí los lloriqueos, y las actitudes “indies” de baboso desenlace.
Punto a favor: no resulta del todo aburrida, y verdaderamente se trata de algo casero y genuino. A pesar de las ínfulas artísticas mal entendidas, la película fue concebida para uso y disfrute de Matt Matsuoka, y todo su equipo de amigotes, todos ellos pertenecientes a bandas de rock del mundillo “indie” y alternativo. Que viniera un pavo de España, y les diera cien mil pelas por editarlas, desde luego, le cayó del cielo. Y eso, bueno, se gana mi afecto.
Y no me mal interpreten; la peli es lo que es, pero en el fondo, me ha gustado. De hecho, llevaba años tras ella. Y no me ha decepcionado, pero…

jueves, 16 de mayo de 2013

LA NOCHE DEL CHIHUAHUA

Un joven amante de los cómics,  se traslada al nuevo piso que ha alquilado. Tras una conversación por facebook, planea una cita con una chica gótica que conoció. Justo en la noche en la que esa cita va a tener lugar, se presenta en casa un amigo, que le cuenta que días atrás fue mordido por un hombre lobo y que, precisamente esa noche, hay luna llena. Ante la incrédula mirada de nuestro protagonista, su amigo se transforma… pero lejos de parecer un aterrador hombre lobo, parece que está disfrazado de inofensivo perrito. Pronto se personarán en el piso la gótica, el hombre lobo que mordió a su amigo (y que no se transforma…) y su ex novia, en una noche en la que el enredo está servido.
La segunda película de Guillermo Grillo, financiada a base de “crowdfunding” y, a pesar de ello felizmente terminada, es una pequeña y agradable comedia dentro de los parámetros fantásticos, como acostumbra el director argentino.
Las comparaciones siempre son odiosas, y más cuando en términos presupuestarios, seguramente, los costes de esta sean bastante más bajos,  pero si la comparamos con “Fantasma de BuenosAires” lo cierto es que “La noche del chihuahua” es ligeramente inferior, pero no por ello, mala.
La película transcurre en un solo escenario, durante una sola noche. Consciente Grillo de ello, y de que una cosa así, resuelta a base de diálogos, puede llegar a cansar, apuesta por una duración de poco más de 64 minutos que dejan al espectador más que satisfecho.
La escena Argentina, que se prodiga sobretodo por pedantes co-producciones Hispano-argentinas, protagonizadas casi siempre por Ricardo Darín, está encorsetada del todo, y cuando nos referimos al cine independiente de género, siempre se apuesta por la exageración, el gore mal entendido y el humor cafre. Sin embargo, el cine de Guillermo Grillo resulta un oasis en el desierto. Rueda con poco una comedia de hombres lobo. No tiene dinero para el maquillaje, así que soluciona esto poniendo al actor una peluca, unas orejotas, unos colmillos y unos hocicos de pega; en definitiva, un disfraz. Pero lo grande, es que no se excusa por ello. Utiliza ese disfraz como parte del humor de la película y se construyen gags alrededor de su ridículo aspecto, lo que no deja de ser una muestra de honestidad, y de saber esquivar los contratiempos presupuestarios…hasta tal punto que es el horripilante disfraz lo que da título a la película.
A parte, esta recoge, con sus situaciones y diálogos, el espíritu del vodevil, que si en nuestro país representaban las películas de Mariano Ozores, en el suyo lo  representaban las de Olmedo y Porcel, con todos esos personajes entrando, saliendo y hablando en un solo escenario. Sin embargo, inexplicablemente rodada en blanco y negro, también se asemeja, por los mismos motivos antes explicados, a los indies Americanos, más concretamente al primer Kevin Smith y sus peroratas, lo que según se mire, no sería tan acertado, dado el contexto cómico y disparatado de la obra.
Con todo, estamos ante una película entretenida, dicharachera y, sobretodo, nada pretenciosa, lo que ya es mucho decir dentro de la cinematografía Argentina, todo ello servido de la mano de uno de mis directores Argentinos favoritos desde Hugo Sofovich.
Para sacar sus propias conclusiones, el director ha colgado en youtube, para deleite de todo el público, la película completa, así que si quieren verla, no tienen más que clickar aquí.

viernes, 17 de diciembre de 2021

HELLAWARE

Michael M. Bilandic, Oriundo de Boston, se muda en 2000 a la ciudad de Nueva York para buscarse la vida en el mundo del cine. Es uno de tantos aspirantes a cineasta que busca una oportunidad en la gran manzana, si bien tiene bastante querencia por el cine independiente y las historias que no requieren de grandes presupuestos.
Entre varios trabajos dentro de la producción  audiovisual ya sea realizando videoclips o formando parte del equipo misceláneo de pequeñas producciones, acaba trabajando  en diversas tareas para “popes” del cine indie como puedan ser Spike Lee (en su época más decadente) o Abel Ferrara con el que, por afinidad, acaba haciendo buenas migas. Así que este acaba soltando unas pocas pesetas para producir el primer largometraje de Bilandic, “Happy Life”. Poca cosa, unos dólares para una producción prácticamente amateur, pero que sirven para incluir en los créditos a Ferrara, lo que ya supone un aval a la hora de presentar la película a los festivales. Así que Ferrara pone a su amigo en el mapa.
Sin embargo, el estilo de Bilandic es muy, muy extraño y curioso. Se trata de películas claramente amateur pero a las que se le ha puesto el suficiente dinero en producción como para que estas cumplan unos mínimos de calidad que no chirríen al publico poco experimentado que las visione una vez se exhiban, entonces nos encontramos con películas grabadas en un vídeo no excesivamente ostentoso, pero con encuadres impecables, buen sonido recogido con pértiga y un montaje lo mas profesional posible. Para que me entiendan, esto serían películas semi-amateur, o películas amateur bien facturadas con el fin de encajar entre sectores más o menos intelectualoides. Cuando vean una de sus películas, sabrán a qué me refiero.
Lo curioso es que no estamos hablando de un nuevo enfant terrible del cine de guerrilla, o un nuevo pope de las películas de bajísimo presupuesto. Biladinc pasa por festivales, se le hace un poco de caso porque el nombre de Ferrara pesa, pero no destaca especialmente en las hordas de nuevos cineastas independientes. Entonces, sigue a lo suyo, se le acercan quizás algunos esnobs que creen haber descubierto las sopas de ajo, y poco más. Para el resto del mundo pasa prácticamente inadvertido.
“Hellaware” sería la siguiente película de Michael M. Bilandic tras “Happy Life”, ya sin Ferrara de por medio, pero con  un mini-nombre hecho dentro del circuito festivalero, por lo cual se trata de una película que, de manera casi marginal, acaba exportándose a Europa (y que si bucean en las cloacas de Filmin, encontrarán subtitulada al castellano) cuya principal baza es lo que les acabo de contar; que tiene trazas de película amateur, pero está bien hecha. Y sin ser una cosa que le vuelva a uno loco, si que genera la suficiente curiosidad como para tener a Bilandic en cuenta en adelante.
“Hellaware” cuenta la historia de un joven fotógrafo que está harto del moderneo y la pose propias del mundo del arte en el cual se mueve. Un buen día descubre en Youtube a un grupo de raperos blancos marginales de Delaware —poco más que unos chavales haciendo el tonto en su casa— y decide que va a convertirlos en un producto vendible en las galerías, y como revulsivo a todo el posturno que envuelve el ambiente, por lo que se presenta allí desde Nueva York para verles en un concierto que han anunciado en las redes. Cuando llega al lugar del evento, se encuentra  con que el concierto se celebra en el sótano de la casa de los padres de alguno de ellos, y que todo es tan precario que los cantantes darán el concierto pasándose un micro entre ellos, ante un público formado por un par de amigos. Aún así sigue pensando que puede colar como marca contracultural y les hace una sesión de fotos que exhibirá en exposiciones.
La verdad es que me ha llamado la atención la película, como está rodada y esa intención de ser barata casi por convicción. Además está entretenidilla. Lo único en lo que se me ocurre sacarle pegas es en el hecho de que siendo una película con una clara intención de hacer sátira del arte, no es consciente de que con ese look limpio de vídeo de gama media, sonido perfecto y montaje estupendo, concebida para el mundo de los festivales con intenciones claramente artísticas y aspiraciones más cercanas a corrientes cinematográficas pedantes que marginales, quizás, también forma parte de esas élites artísticas que enfatiza en criticar.
Por lo demás, me parece una propuesta interesante que me recuerda a cuando irrumpió en el panorama el amigo Kevin Smith, solo que en otro rollo. Tendremos presente a  Michael M. Bilandic porque, yo creo, que no se va a pervertir demasiado aunque ande con un ojo puesto en las galerías de arte y no en el de las salas de cine.

sábado, 31 de agosto de 2024

EL GRAN SALTO

Ando leyendo un libro sobre el cine de Joel y Ethan Coen, escrito por Ian Nathan, que le da mil patadas a aquella cosa pretenciosa editada en su día bajo el funesto sello "Cátedra". Consecuentemente, me ha dado por revisar algunas de sus películas. Hurgando, me topé con "La balada de Buster Scruggs" y aluciné pepinillos al comprobar que seguía siendo inédita para mis cansados ojos. Lo solucioné esa misma noche y, créanme, disfruté como un cochinillo. Muy buena, muy sorprendente e imprevisible. Se nota que "Netflix", sedienta por contar en sus filas con cineastas de prestigio, dio un cheque en blanco a los hermanos para que hiciesen lo que les saliera del coño. Y joder si lo aprovecharon.
No era la primera vez que la gentuza de los dineros confiaba plenamente en ellos. Ocurrió ya en los noventa, cuando, estando ambos de moda, el mega productor de "actioners" tan míticos como "Commando", "Arma Letal" o "Jungla de cristal", Joel Silver, les apadrinó para que dieran su (gran) salto al cine más "comercial". Y el proyecto elegido nos retrotrae a otra historia de la que ya he hablado antes, la fascinante amistad humana y colaborativa de los Coen con Sam Raimi.
Según el libro de Ian Nathan, esas supuestas deudas de "Arizona Baby" con "Posesión Infernal", a las que aludía en mi reseña, no son delirios de un anormal -que diría Ze-. Existen. Motivado por el éxito de su debut, Raimi se instaló un tiempo en Los Ángeles, a la búsqueda de fama y fortuna. En eso que los Coen pasaron por allí, esperando dar con un distribuidor para la entonces recién terminada "Sangre Fácil". Decidieron acampar en el cuchitril de su amigo y, por aquello de combatir el aburrimiento, juntos y revueltos se sentaban frente a la máquina de escribir, pariendo de este modo un guion a pachas. Uno basado, hasta cierto punto, en la misma aventura angelina de Raimi. El paletillo "de pueblo" que va a la gran ciudad en busca de una oportunidad. Con este metido en el ajo, les salio una cosa muy ambiciosa, difícil de producir en aquel momento, siendo novatillos desconocidos. Pero ahí quedó, en el congelador, a la espera de que algún día alguien soltara el montante. Por supuesto, estamos hablando de la futura "El gran salto", título españolo algo absurdo para "The Hudsucker Proxy" y "Hudsucker" era un gag recurrente en el universo Coenraiminiano. Lo habíamos oído en la mentada "Arizona Baby" y también en "Crimewave (Ola de crímenes... ola de risas)" cuyo libreto, les recuerdo, iba igualmente firmado a seis manos por los chavales.
Es un dato bien conocido que aquel intento de Joel & Ethan por integrarse en el mainstream se saldó con un hostiaco de los gordos. Fracasó estrepitosamente en su paso por salas, de ahí que el libro que ando leyendo le dedique cuatro únicas páginas (y, muy extrañamente, apenas mente la citada "Crimewave"). Pero no fue en balde. De rebote, los brothers regresaron a su terreno natural, pariendo el film que les acabó de catapultar, funcionó de mil maravillas en todos los aspectos y les valió un Oscar (como guionistas) Además, resultaría ser su mayor logro y una de las dos que poseo en formato doméstico, "Fargo" (por si les pica la curiosidad, la otra es "Arizona Baby").
Pero centrémonos en "El gran salto", fechada el año 1994. Como decía, cuenta la historia de un pobre diablo, más tonto que una almeja (interpretado por un muy adecuado Tim Robbins, sacándole máximo rendimiento a esa cara de bobo. Según el libro, primeramente se pensó en Tom Cruise), al que una gran corporación comandada por un malvado gerifalte (un genial Paul Newman. Según el libro, de entrada se pensó en Clint Eastwood... joder, ¡habría molado!) utiliza a su antojo. La compañía pretende devaluar sus acciones, para poder comprarlas después a precio irrisorio, y necesitan un tonto que pague el pato. Solo que este sorprenderá a propios y extraños pariendo un producto de éxito -el Hula-Hoop-. En medio, como no, habrá una chavala con la que nacerá el amor (Jennifer Jason Leigh. Según el libro, papel destinado a Winona Ryder) y al tonto se le subirán los humos, ascendiendo a cretino. Luego caerá hacia lo más bajo, aprendiendo una lección en el camino.
Acompañan a los tres astros mencionados rostros tan familiares -y agradables de ver- como los de Charles Durning, Bill Cobbs, Joe Grifasi, Roy Brocksmith, Peter Gallagher, Steve Buscemi o Jon Polito. Por ahí anda John Goodman en plan cameo. Y la neumática y malograda Anna Nicole Smith (ese mismo año interpretó a una grotesca mujer fatal en el tercer "Agárralo como puedas") La gran sorpresa viene dada por la presencia, bastante destacada, de Bruce Campbell, demostrando más que nunca sus limitaciones interpretativas. Recordemos que había intervenido en el pre-trailer de "Sangre Fácil", parido para engatusar a posibles inversores, y volvería a tener escasas y muy breves apariciones en "Fargo", "Crueldad Intolerable", "¡Ave, César!" o la entretenidísima "Ladykillers", sin embargo, me sorprende que, dadas las amistades comunes, los Coen no hayan contado con él para nada más sucoso. Obviamente, Sam Raimi también se marca un papelillo, pero esta vez mediante sombras chinescas. Le acompaña en tal función John Cameron, otro de los integrantes del clan Raimi que abandonaría el barco para quedarse exclusivamente con los hermanos.
Vi "El gran salto" en una sala considerada "de arte y ensayo", lugar de peregrinaje para los fracasados escarceos con el mainstream de cineastas, hasta entonces, considerados minoritarios (ocurrió también con Kevin Smith y su "Mallrats"). Lo comento por el par de anécdotas conjuntas. El "tío de la puerta" resultó ser un viejo compañero de EGB. Así que me dejó entrar gratis. Mientras charlaba con él, apareció un ya entonces reputado crítico de cine,"gurú" de la cultura popular, habitual de las páginas de "Fotogramas". Le conocía personalmente por senda ocasión pasada y creyó que andaba camelando al responsable del cine para entrar por la pati. Terminado el film, volvimos a encontrarnos (digo el crítico y yo). Preguntó que qué me había parecido. "Psé" esputé yo. "A ti es que no te gusta nada" contestó. Entonces me escaseó el ingenio, pero lo suyo habría sido contraatacar con: "Pues a tenor de tu trabajo, ¡a ti te gusta todo!".
Sí, "El gran salto" no me convenció en su momento. La encontré demasiado convencional, dentro de lo que es, y medianamente previsible, considerando lo poco que eso suele darse en el cine Coeaniano (una de sus mayores virtudes, añado con admiración). Son las secuencias a base de pura narrativa visual, dinamismo e inventiva chorreante, las que se quedan grabadas en la retina. Me vienen a la mente la del "ataque de risa conjunto" y, sobre todo, la del hula-hoop. Decir que -nuevamente según el libro- fue Sam Raimi quien se encargó de dirigir esta última, en plan segunda unidad.
Consumida hace escasos días, "El gran salto" me resultó muy buenrollera y agradable
, aunque sí es cierto que, a ratos, su estultismo deliberado cargaba un poco las tintas en plan "no, no es tan gracioso". Pero, ¡ei!, tampoco diré nada malo. Si buscas evasión saludable, sobra y basta.
Epílogo: Gracias al libro, me he reconciliado con algunas de mis menos favoritas películas de los hermanos, caso de "Crueldad Intolerable" (de "imposible de terminar" ha pasado a amena y dinámica) o "Quemar después de leer", y también ha sido útil para
 redescubrir tantas otras ("El hombre que nunca estuvo allí", "A propósito de Llewyn Davis"...). Por todo ello, Joel y Ethan han ascendido unos cuantos puestos en mi actual lista de cineastas favoritos.

sábado, 6 de noviembre de 2010

LA NOCHE DEL BAILE DE MEDIANOCHE

Estaba predestinado a hablarles de esta película. Verán, hace unos días, y con motivo de la celebración del Halloween (que me parece estupendo que se mezcle con las fiestas autóctonas... creo que ambas pueden convivir perfectamente), un amigo me llamó pidiéndome que le recomendara "pelis de terror ochenteras que tengan Halloween como tema central". Se me pasaron unas cuantas por la cabeza, y una de ellas fue este "La noche del baile de medianoche". Pero no la mencioné porque, que yo sepa, actualmente no hay copia disponible en las Españas. Pasan unos días y otro amigo me llama ayer mismo para hacerme otra consulta, me dice que tiene un colega que busca "La noche del baile de medianoche" en dvd y que si sé cómo conseguirla. ¡¡Otra vez tú!!. Todo esto hizo aflorar mis recuerdos, así que decidí buscarla y volver a verla -y la encontré, subtitulada y todo, lista para ser descar... ops!, digo devorada- (por cierto, que a este último amigo le recomendé que tirara de Amazon).
"La noche del baile de medianoche", "The Midnight Hour" en su tierra, tiene cierta relevancia sentimental para mí. Si la memoria no me falla, fue la primera peli que alquilé yo solito en un video-club concreto, el "JP". El "JP" era un verdadero paraíso para el adicto. Hoy sería declarado zona protegida. Se trataba de un establecimiento enorme repleto de todas las chuches imaginables, especialmente en su sótano, que desbordaba productos de serie B y aledaños. Si pienso en todo lo que tenían allí, me entran cagarrinas. Bien, una de las muchísimas era este "La noche del baile de medianoche". Desde un buen principio, quedé prendado de su guapísima carátula. Se me antojaba muy excitante el hecho de no saber de su previa existencia y no conocer nada de ella. Finalmente la alquilé y, en fin, como suele pasar me sentí algo decepcionado, por ello el lugar que ha ocupado en mi memoria durante todos estos años ha sido escueto... pero ahí andaba, ¡hasta que la providencia la despertó de su letargo!.
Bien, ayer noche volví a verla. Más sabio y con menos muelas, pude apreciar algunos detalles más que no supe valorar en su época. La cosa va de unos chavales del insti que, haciendo el ganso la noche de Halloween, juguetean con una supuesta maldición real y reviven a todos los muertos del cementerio local, entre los que se encuentran un psicópata la mar de peligroso, una vampira y un hombre lobo (!!). Estos se encargarán de liarla parda, de modo que los héroes de turno se verán obligados a detener el despiporre.
De entrada decir que estamos ante un telefilm, producido -obvio es- para emitir la noche de las brujas (concretamente, la de 1985). ¿Eso que significa?, pues que "The Midnight Hour" es pulcra, mínimamente violenta, mínimamente aterradora, con notables ribetes de humor y, casi, casi, sin gota alguna de sangre. Pero no es caca, lo que ya es mucho. Tiene algunos momentos visualmente notables (el ataque de la vampira en el sótano, con todas las botellas de vino descorchándose -y sustituyendo al rojo de la ausente hemoglobina, gran idea-, el pueblo envuelto en el más absoluto caos...) y, of course, tiene su encanto. Pero tampoco es para tirar cohetes, vamos, que en realidad se trata de un producto muy mediocre al que el tiempo ha beneficiado por aspectos estéticos (¡maldita nostalgia!).
¿Curiosidades?, pues los arranques de humor algo molestos (dos zombies que están ahí básicamente para las risas, el enano cabezón y uno con chollas), la utilización en el jugoso soundtrack de una versión instrumental del "How soon is now" de los "Smiths" y que el film denota la influencia del entonces popular "Thriller" de Michael Jackson, especialmente en cierto e inesperado número musical capitaneado por una de las actrices, Shari Belafonte, hija de Harry y que siguiendo la estela paterna, se pone a canturrear. La acompañan la hermosa Dedee Pfeiffer ("Vamp"), esta vez eclipsada por una belleza aún mayor, la de Jonna Lee (hoy día retirada de la interpretación y volcada en la creación artística, tiene web y todo) que protagoniza una bonita historia de amor (me hago mayor) con el ignoto actor principal. También tenemos a LeVar Burton (luego popular por su papel de "el tío ciego que ve" en el "Star Trek" de la nueva generación) y unos cuantos veteranos, Kurtwood Smith (uno de los malos de "Robocop"), el entrañable Dick van Patten (el padre de "Con ocho basta") y el fallecido Kevin McCarthy. También rula por ahí el vozarrón de Wolfman Jack, al que pudimos oír a lo largo del "American Graffiti" de George Lucas. Al director, Jack Bender, también le debemos "Muñeco Diabólico 3" y un montón de reputadas series, entre las que se encuentran episodios de "Lost".
La verdad, dar un veredicto respecto a "La noche del baile de medianoche" me resulta jodidamente difícil... en realidad me parece sosilla y rozando el aburrimiento (si la vuelvo a ver no será hasta que hayan pasado otros 25 años), pero claro, tiene ese "algo" que le otorga un velado encanto así que... ¡ustedes mismos!.

lunes, 2 de abril de 2018

EL JUSTICIERO

Una breve sinopsis y entramos en materia: A un medico honrado, un buen día, le entran unos delincuentes en casa con la intención de robar y en el periplo acaban asesinando a su mujer y dejando parapléjica a su hija. Como la policía no hace lo suficiente, este médico decide armarse y buscar a los asesinos de su familia, mientras por el camino se lleva por delante a tantos delincuentes como se encuentra.
 Desde luego, en unos años en los que es tendencia el remakear todo lo remakeable, con según que  películas, el material a rehacer es su principal aval, pero también, su principal lastre. Una película como “El Justiciero” tiene que pelear con la sombra de la película en la que se basa, “El justiciero de la ciudad” de Michael Winner, y además, tiene que salir airosa en el intento. Es injusto, pero es lo que sucede. Las hordas de fans van a mirar con lupa cualquier movimiento en falso y se van a tirar a la yugular del director, cuando no, directamente, su trabajo va a consistir en destruir esa obra (en sentido figurado).
Sin embargo,  cuando yo era jovencito y vi por primera vez “La Cosa” de John Carpenter —por poner un ejemplo—, la vi virgen. Quiero decir, que no tenía ni pajolera idea de que se trataba de un remake de “El enigma de otro mundo”, un pequeño clásico de la serie B más añeja. Sin embargo, a la película se la atacó por los mismos motivos que se ataca hoy cualquier remake de una película con notable fandom. Lo de siempre.
Ahora, nostalgias y fanatismos a parte, imagino que las nuevas generaciones no tendrán ni pajolera idea de que “El Justiciero” está remakeando un clásico de los 70… ¿Qué opinión tendrán ellos, que llegan vírgenes a la justicia impartida por Paul Kersey? Me gustará saberlo.
Por otro lado, yo soy un fan incondicional de la saga de “Death Wish”, me flipan esas películas, y marcan momentos de mi vida inolvidables, por lo que la nueva  versión de Eli Roth, con Bruce Willis como Kersey, de primeras lo tenía complicado conmigo. La sombra de Charles Bronson es alargada. Y decidí ir al cine a verla intentando juzgarla desde cero, como si las películas de Bronson no existieran. No pude hacerlo. Comparé de principio a final.  Y obviamente, esta nueva versión, si la comparamos con “El Justiciero de la ciudad” sale perdiendo. ¡Ojo! sale perdiendo, sí, pero en absoluto es una mala película. De hecho es muy buena. Incluso, sería mejor que algunas de las secuelas de la saga madre, sin lugar a dudas.
Entonces, aunque parezca mentira, “El Justiciero” consigue mantener el listón de “Death Wish” bastante arriba. No se ha suavizado la formula, no elude los clichés, es consciente del material que está tratando, y lo moderniza sin dejar sus discutibles valores morales a un lado, quiero decir, que si Paul Kersey se supone que es un personaje amoral porque se toma la justicia por su mano, aquí, Willis supera a Bronson en amoralidad y hasta se permite una escena de tortura, cosa que el Kersey original no hacía. Y me parece estupendo.
Por otro lado, Bruce Willis no me cuadraba a mí en este papel.  No me gustaba de hecho. Hasta que le veo las arrugas y como afronta el personaje. Primordial es que Bruce Willis se despoja de su carisma. No es una peli de Bruce Willis, es una peli del justiciero. Además ya es demasiado viejo, ya no es un héroe de acción, por lo que resulta de lo más creible como Kersey.  Y no es un personaje especialmente simpático, es un pijo, un tontolapolla. Lo hace tan bien… le vemos tan desvalido al principio de la película… rápidamente me ganó.
Entonces, tenemos buenas escenas de acción, macarrismo, frases lapidarias tan en desuso, pero sin abusar, y un Paul Kersey que mola. ¿Qué resulta?  Entretenida de cojones. Estupenda.
Por otro lado, entra el factor Eli Roth. Mucha gente hecha pestes de él, sus películas no acaban de cuajar en el fandom. A mí sin embargo, me gusta Eli Roth, me gusta “El infierno verde” y me gusta “Toc, Toc” y ese tono que le da a sus películas como de serie B de lujo. Me gusta su estilo, me gusta su última etapa, y su cadencia. En ese sentido, “El justiciero” es puro Eli Roth. Ha cogido el material, le ha dado un limpiado de cara y ha puesto al personaje en su universo, por lo cual, la película se torna bastante violenta y gore. Y algo que es de agradecer; en manos de Roth, todo este material corría el peligro de resultar paródico. No lo es. Impregna todo de una seriedad que le viene muy bien a una película de justicieros que en pleno 2018 puede pecar de desfasada. Todo en sus dosis justas y de la mejor manera. De hecho, Roth se tomó el proyecto en serio. Incluso, pasó jornadas junto a la policía de Chicago con el fin de empaparse del ambiente policial al cual era completamente ajeno.
Claro, haters, a Roth y al remake, no le han faltado. He leído de todo. Las opiniones, pues ya se sabe. Es más, las críticas han sido espantosas en la prensa yankie, además de influir el hecho de que se estrenó tan solo unos días después del tiroteo en el instituto de Stoneman Douglas. Ya saben como son los americanos para estas cosas.
Por otro lado diré que me hace mucha gracia el cambio de profesión de Paul Kersey con respecto a las  de Bronson; aquí es médico ¡Como en el exploitation de Paul NaschyLa noche del ejecutor”! obviamente, eso es producto de la casualidad, pero no sería raro que Roth conociera la película de Jacinto Molina. Me gusta fantasear con que ha tomado ese detalle prestado.
Otras licencias, para nada molestas, son el hermano que le encaloman a Paul Kersey, que la película transcurre en Chicago (como en alguna de las novelas en las que se basa todo este pifostio) y no en Nueva York,  o la sustitución de otro de los personajes míticos de las películas originales,  el teniente Frank Ochoa interpretado por Vincent Gardenia,  que aquí pasa a llamarse Kevin Raines, y tiene una acompañante femenina. Vincent D’Onofrio sería el hermano de Kersey, y Dean Norris y Kimberly Elise, la pareja de policías que investiga el caso del justiciero.
Como esposa de Kersey, tenemos a Elisabeth Sue, que está muy bien. Lástima que esté ahí solo para morir.
Muchas vueltas dio el proyecto desde el día que Silvester Stallone se pondría con él hasta que este parecía que iba a ser cosa de Joe Carnahan —quién escribiría finalmente el guion, y que, dicen, que aunque así aparece acreditado en el film, no hay ni una sola página de su guion que permanezca en la película, al ser este rescrito por Roth y otros guionistas— hasta acabar en manos de Eli Roth, quien finalmente lo llevó a buen puerto. Sin duda, me gusta más lo que he visto que la idea inicial de Stallone, en la que quería que Kersey fuera un policía que jamás había tocado un arma, y me gusta más Bruce Willis que Stallone, o cualquiera de los que aspiraban al papel  (desde Will Smith a Brad Pitt) siendo el favorito de la crítica Lian Nelson, el actor que lo iba a interpretar en la versión de Carnahan, y del que dicen que hubiera sido el actor adecuado. Joe Carnahan, de hecho, se salió de la película cuando la producción decidió sustituirlo por Bruce Willis. Me sigo quedando con Willis.
Distribuida por la siempre en mala racha Metro Goldwin Meyer, en España se encarga de hacerlo la Filmax, que hacía tiempo que no daba señales de vida. Y como anécdota al respecto, decir que en el poster promocional, ponen una franja roja en el lado superior en el que asegura que ha tenido “Más de 30.000.000 de recaudación”, como si eso fuera un mega taquillazo… ese es su presupuesto. Mientras escribo esto, ya ha superado los 40 millones, pero a duras penas ha recuperado la inversión y se puede hablar de fracaso de taquilla.
En definitiva, no sabía muy bien con qué me iba a encontrar y lo que me encontró me dejó satisfecho, no solo en lo referente a la saga de “Death Wish”, sino también en lo concerniente al cine de acción, que hace años que no me motiva lo que veo. “El Justiciero”, sí.