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viernes, 29 de enero de 2021

MAN ON THE MOON

A Milos Forman en los 90 le dio por rodar  biopics. En 1996 dirigió el estupendo “El escándalo de
Larry Flint” y, en 1999, decidió, tras una conversación entre puros habanos con Danny DeVito, el devolver a la vida el genio de Andy Kaufman. Lo hizo a través de una película que al contrario que en las que había aparecido el auténtico Kaufman, resulta ser formidable. Para ello, Forman cuenta con el protagonismo de Jim Carrey, quién para meterse en el papel del comediante americano, lo hizo de forma concienzuda, llegando incluso a pedir a sus compañeros que durante el transcurso del rodaje, no se dirigieran a él como Jim, sino como Andy. Y en consecuencia a sus meticulosas formas de sumergirse en un personaje, se convirtió en un insufrible chalado intratable (de su excéntrica forma de ser, hay un documental completito que, sin ser una maravilla, si nos deja bastante claro de la pasta que está hecho Jim Carrey: “Jim y Andy” de Chris Smith).
Tomando su título de una canción que en 1992 el grupo R.E.M dedicó al humorista, “Man on the Moon” sería una cinta crucial para que el neófito comprenda, casi a la perfección, la idiosincrasia de Andy Kaufman.
Se trata de una película que condensa en poco menos de dos horas, los años de actividad del artistas de variedades, si bien, como dice el propio Jim Carrey en la piel de Kaufman al principio de la película, los hechos han sido alterados con fines dramáticos. Así, vemos muy de pasada la infancia de Kaufman, en la que se nos deja claro que el tierno infante estaba obsesionado con el mundo del espectáculo para, de golpe y porrazo, mostrarnos  a un Kaufman adulto incapaz de hacer reír al respetable en sus actuaciones en los clubes de improvisación dónde inicia su carrera. Sin embargo, el aspirante a estrella, ya con un estilo más pulido,  tiene algo que llama la intención del manager George Shapiro, por lo que Kaufman pasa a formar parte de su cartera de clientes y le consigue un papel en una sitcom titulada “Taxi”, dónde deberá interpretar el rol del extranjero que hasta ahora venía ofreciendo en sus actuaciones. Aunque este tipo de humor a Kaufman le parece estúpido, acepta, y así, obtendrá fama suficiente para poder hacer el tipo de espectáculos para toda la familia que en realidad le gusta. Sin embargo, un incumplimiento por parte de la cadena dónde se emite la serie para la que trabaja, la ABC, que no emiten bajo ningún concepto el especial que tenían apalabrado con el artista, le obligan a tomar cartas en el asunto convirtiéndose en una especie de loco que provoca al público y organiza combates de lucha libre en los que se batirá con mujeres, a las que, para más inri, humillará de manera verbal en el ring. Comienza a organizar así, toda una suerte de montajes que, lejos de reconocerle como el genio del humor que era, le granjean una impopularidad tan grande que incluso en el “Saturday Night Live” para el que trabajaba eventualmente, organiza una votación con el público para establecer así si Kaufman permanecería en el programa, o resultaría despedido. El público votó despedirle.
Por otro lado, somos testigos de cómo introduce en el mundo del espectáculo a su alter ego Tony Clifton, un cantante malhablado y alcohólico de Las Vegas, personaje este con el que ideó otra pantomima;  dejó creer a todo el mundo que Clifton y él eran la misma persona para, en una de las actuaciones del primero, aparecer en escena juntos —cuando hacían estos montajes en la vida real, a Clifton lo interpretaba o su hermano menor Michael Kaufman, o su amigo y gancho Bob Zmuda, a su vez, interpretado en “Man on the Moon” por Paul Giamatti—.
Pronto, un cáncer de pulmón truncará una carrera llena de locura y excentricidad. La lucha contra el mismo, a través de dadaísmo y de la medicina esotérica, completa la película.
No está nada mal la película, pero nada, nada mal. Es una encomiable lección de cine. Milos Forman es perro viejo, y aún criticado, acusado de falta de personalidad incluso, y dándonos una película de fórmula, se las apaña para acabar dando el mejor resultado que se le podía dar a una película sobre la vida de Kaufman.
Curiosamente, el reparto está compuesto por personalidades que vivieron en primera persona los desmanes de Kaufman en vida, algunos interpretándose a sí mismos, otros interpretando a otras personalidades. Así, Danny DeVito, que fue compañero de reparto de Kaufman en “Taxi”, en la película interpreta a su manager George Shapiro, mientras que Shapiro aparece en la película, no interpretándose a sí mismo, sino haciendo las veces de Mr. Besserman. Bob Zmuda es interpretado por Paul Giamatti, pero Zmuda tiene un papel en la película dando vida a Jack Burns. Por otro lado, el resto de compañeros de Kaufman en “Taxi”, Marilu Henner, Carol Kane o Christopher Lloyd se interpretan a sí mismos, al igual que el presentador de televisión David Letterman o el luchador Jerry Lawler. Courtney Love, ex esposa de Kurt Cobain, lider del grupo grunge “Hole” y espantosa actriz dónde las haya, debía gustar mucho a Milos Forman por los motivos que fuesen (también le da un rol importante en “El escándalo de Larry Flint”), pero hace una interpretación de mierda, poniéndose en el pellejo de la novia de Kaufman, Lynne Margulies. En cuanto a las interpretaciones, estas son de lo más eficaces —si exceptuamos la de ese mueble con taras que, como ya he dicho, es Courtney Love— resultando la de Jim Carrey una composición de personaje de lo más elaborada y efectiva. Más que el de“El Show de Truman”, este sería el papel de su vida.
Los años finales de la década de los noventa, fueron cruciales para que al cómico Canadiense se le tomara en serio, y tanto “El Show de Truman” como “Man on the Moon”, le sirvieron a Carrey para ganar sendos Globos de Oro como mejor actor, en 1998 y 1999 consecutivamente. El Oscar se le resistió, así que, ya entrada la década de 2000, los esfuerzos de Carrey por conseguirlo le pasaron factura. No solo no llegó a conseguirlo, sino que nos regaló un buen puñado de películas absolutamente deleznables. Llegados a ese punto, Jim Carrey retomaría su rol de Caricato en 2011 con “Los Pingüinos del Señor Poper”, consciente de que cada actor tiene un registro y un lugar.
Por otro lado, y aunque cosechó críticas de lo más elogiosas —Enterteinment Weekly, sin ir más lejos, la calificó como mejor película del año— “Man on the Moon” significó un fracaso mayúsculo en taquilla, una de las grandes apuestas de Universal que, sin embargo, no generó nada más que deudas. Con un presupuesto inicial de 87 millones de dólares, se esperaba al menos el doble de recaudación en taquilla, pero tan solo obtuvo la mitad siendo 48 millones la recaudación total de la película a nivel mundial. Un fiasco absoluto. No es difícil buscarle explicación a este asunto. En los Estados Unidos Kaufman es de sobras conocido, pero quizás una película sobre la vida de un humorista de los años setenta y primeros ochenta, no es lo suficientemente atractiva como para arrastrar al público a las salas. Y los fans de Carrey, por otro lado, no quieren su crecimiento como interprete; es más prefieren la degradación. A Jim Carrey se le conoció haciendo muecas en “Ace Ventura”, y, más allá de eso, verle en roles serios no es un hándicap; para papeles serios las plateas tenían a John Malkovich. En el resto del mundo, Andy Kaufman tampoco es un personaje tan relevante como para tener en cuenta su biopic. Apenas hizo cine, el poco que hizo casi no se exportó, y sus míticas performances televisivas no llegaron a salir de los USA. Tan solo la serie “Taxi”, dónde para más inri era un personaje secundario, saltaron el charco con óptimos resultados, aun así, Kaufman era, fuera de los USA, un completo desconocido.
En España, los que se acercaron a alguna sala a verla, lo hicieron porque se trataba de una película de Jim Carrey, pero en realidad, se intuye que fueron muy pocos los espectadores con constancia de Kaufman o su obra. En consecuencia, la película tuvo una taquilla totalmente normalizada con un total de 295.655 espectadores. Y es que era un biopic sobre un auténtico desconocido. De cualquier forma, también sirvió para que neófitos se interesaran por la figura en la que se centra la película y ayudó a que, a día de hoy, sea un poco más popular.
En cualquier caso, es magnífica. Si no lo han hecho ya ¡hay que verla!

sábado, 20 de noviembre de 2021

HELLITOSIS: THE LEGEND OF STANKMOUTH

Existe en los USA -¿donde sino?- una corriente dentro del mal llamado "cine independiente" -yo lo llamo "cine amateur" porque no veo nada despectivo en tirar de la etiqueta-, concretamente aquel situado en los ámbitos del terror, el fandom y las convenciones, que basa su esencia en imitar las correrías de Lloyd Kaufman y su flamante Troma (junto al siempre olvidado Michael Herz, cuya marcha fue, al parecer, el verdadero detonante de la decadencia de la compañía). Chavales formados con "El vengador Tóxico", "Mutantes en la universidad", "Pegado a ti", "¡Vaya camareras!" o "Viva la juerga" (pertenecientes a la mejor etapa de Troma) y que, en cuanto una video-cámara cayó en sus zarpas, decidieron replicar lo aprendido. Yo los llamo los cachorros de la Troma. Peña como Chris Seaver, Mike C. Hartman, Richard Mogg, Nathan Rumler, Dave Wascavage, Rick Popko + Dan West, James Balsamo, Doug Sakmann, Kevin Strange o Adam Thorn. Algunos, con el tiempo, incluso acabarían currando para Kaufman y cía.
Hay un modo muy sencillo de identificar estas películas. Primero, el formato. Como he puntualizado antes, están paridas en vídeo. Generalmente el de uso doméstico. Segundo, tienden a mezclar terror o fantástico con comedia, una -obviamente- muy gruesa, escatológica y políticamente incorrecta, siempre tirando de delirantes conceptos basados en el caca, culo, pedo, pis. Y, tercero, rara es aquella que no cuenta con un cameo de su gurú, Lloyd Kaufman himself.
Bien, todos esos atributos los encontramos en "Hellitosis: The legend of Stankmouth", que pueden localizar en Amazon Prime como "La leyenda de bocapestosa" con unos agradecidos subtítulos en castellano. Su director, Rob Mulligan (o Robert J. Mulligan III), había colaborado ya con Troma en algún momento, así que encaja muy bien en el grupito arriba mentado. Él y su peli, claro.
"Hellitosis..." cuenta la historia de un par de parejas, + la tipa de la agencia inmobiliaria, que visitan una casita con la idea de adquirirla. Una vez allí, sacan el alcohol y comienzan a ponerse hasta el culo. De mientras, una presencia extraña les observa en la sombra. En cuanto uno de ellos se aparte de la manada, será atacado y exterminado. Si hasta aquí todo parece apuntar que estamos ante un slasher trilladísimo, es el aspecto del atacante lo que rompe con tal sensación. Bien, se trata de un caballero con notable sobrepeso, unos slips blancos como única prenda, el cuerpo rociado de caca y... un culo en lugar de boca por el que se tira pedos continuamente y, de vez en cuando, echa hilillos de mierda. Su especialidad consiste en extraer las vísceras de sus víctimas. Que siempre proceda igual da que pensar si no será un modo de simplificar los efectos especiales. Usando las mismas tripas para todos. En este apartado destaca el pobre infeliz al que se le extraen por la boca con ayuda de un desatascador chorreante de excrementos.
El problema de "Hellitosis..."... bueno, tiene muchísimos toda ella. Pero el más llamativo es que, quitando el "gag" del aspecto y condición del "villano", lo demás es rutina pura. Paseos por la casa buscándose unos a otros. Los crímenes, todos iguales. Diálogos chorras a base de mucho "fuck". Etc. Y, claro, en cuanto el chiste ha dejado de sorprender y ser gracioso, la movida se torna aburrida y monótona. Porque, aunque se suponga comedia, en realidad esta solo la aporta el del culo-boca, y el deseo de ofendernos desesperadamente a base de escatología, el resto es puro slasher de manual. Tengamos en cuenta que la peli dura escasos 74 minutos, reducidos a unos 60 gracias a los insanamente extensos créditos finales (encima, para mostrarnos los mismos nombres una y otra vez). Pues, aún así, se hace muy cuesta arriba.
Entonces, como basurilla curiosa, semi-graciosa y llamativa, vale. Tiene un pase. Pero como todo lo demás... no. Me hizo ilusión localizarla en Amazon Prime y me la vi con mucha voluntad. Pero nada impide que sea... lo que es.

sábado, 2 de noviembre de 2013

RETURN TO NUKE ´EM HIGH VOL.1

Hace un par de años se anunciaba a bombo y platillo la puesta en marcha de un proyecto “Troma  que iban a desempeñar dos directores españoles, Dani Moreno y Marc Gras, creo recordar que a base de “Crowdfunding”, o váyanse ustedes a saber los tejemanejes de ese piratón que es Lloyd Kaufman. Se trataba de la tercera secuela de “Mutantes en la Universidad”, “Class of nuke ´em high 4”, proyecto que, además, sentaba como anillo al dedo a los realizadores españoles. Sin embargo, de repente dejó de publicitarse y nunca más se volvió a hablar del tema.
Desconozco los motivos del por qué no se llevó a cabo, pero seguro que viniendo esto del Kaufman, algo relacionado con sacar más dinero por algún lado tendría que ver.
El caso es que recientemente, y amparado por “Anchor Bay” en las labores de distribución, se estrena en festivales y en algunos cines de los Estados Unidos este “Return to nuke ´em high vol.1”. Se trata de un “reboot”, un replanteamiento de aquél “Mutantes en la Universidad” de 1986  que, en dos partes, adapta todo el universo “Troma” a las nuevas generaciones. Esto es, hacer un producto “Troma” un poco más sofisticado (no mucho más) donde igualmente impera el descerebre, el gore, el mal gusto y la chabacanería, pero en esta ocasión con interpretaciones correctas, donde a los efectos gore artesanales hay que sumarle un poco de C.G.I. de tercera categoría  y donde los fluidos verdes y el sexo se alzan por encima de la sangre. Además, creo que por primera vez, la pareja protagonista es de lesbianas y las escenas se sexo giran en torno a ese bollerismo, tratado desde la más absoluta normalidad y desde el respeto (¡“Troma”, estás desconocida!). Además, las tórridas escenas son extremadamente sexys, lográndose lo nunca visto en una película de la factoría; que se excite al espectador. Y todo ello servido de la forma más moderna, pero sin renunciar al inquebrantable estilo “Troma” ¿Es eso bueno? No. Es una puta mierda. A nadie le interesa ver películas “Troma” medio bien hechas. La culpa la tiene, si, el vídeo dígital en alta definición que dota todo de ese look impecable. Añadan que esta película no es demasiado efectiva en cuanto a los gags, y tirando a aburrida. Tenemos las cafrerías típicas de “Troma” – a una de las chicas le crece una polla gigante entre las piernas que usará para matar, y a otra le meten un pato en la boca-  servido todo de otra manera a como nos lo servía la “Troma” de los ochenta para enganchar a la chavalería de ahora. Craso error. Los seguidores que le puedan quedar a “Troma”, sobrepasan la cuarentena de edad y esta peli, salvo a los incondicionales, les va a decepcionar porque van a querer a la “Troma” de antes, y las nuevas generaciones va a opinar que estas películas no son más que una mierda, cosa esta, que también opino yo.
Además, si en “Mutantes en la Universidad” esos punks mutantes eran el sostén de la película, en esta pasan a un segundo plano, puesto que en los tiempos que corren, es más interesante una escena de lesbianismo para hacer ver lo puesta al día que está la  “Troma” en estos aspectos, que mostrarnos a unos punks mutantes babeando verde.
El argumento es casi inexistente. Dos muchachas descubren su lesbianismo, mientras en el instituto de “Tromaville”, los “nerds”, por culpa de la comida contaminada por los residuos tóxicos, se convierten en gamberros punk mutantes.
La “Troma” está muerta y enterrada, y Lloyd Kaufman dan pena y lástima.
No perderse a las jovencitas protagonistas, lo mejor de la peli: Catherine Corcoban y  Asta Paredes. Están las dos muy buenas y cumplen con su papel con algo más que solvencia, y si las cosas son justas, estas dos llegarán a estrellas. Tiempo al tiempo.

viernes, 12 de noviembre de 2010

MUTANTES EN LA UNIVERSIDAD

Aunque cuando se lanzó "Mutantes en la universidad" Troma ya llevaba años activa, no hay duda de que esta, junto al primer "Vengador Tóxico", fueron los verdaderos arranques de lo que, a partir de ese instante, sería la "fórmula -temporalmente- infalible" de Lloyd Kaufman y Michael Herz para destacar entre la ingente cantidad de subproductos paridos desde todos los bandos. Mete humor cazurro, mete tetas, mete gore y mezcla todo ello con unas buenas dosis de caos y locura (que ya estaban en sus comedias previas, tales como "Viva la juerga" o "Pegado a ti"). Es evidente que "Mutantes en la universidad" intenta estirar de la cuerda de "Toxic" (el hipócrita mensaje pseudo-ecológico, los residuos verdes burbujeantes, los punkarras malos e incluso -aunque aquí se reduzca a una escena- un héroe invencible resultado de accidentes químicos), y bien le salió la jugada porque, como sabréis, de este film, originalmente titulado "Class of Nuke´em High", salieron dos secuelas más, justo cuando la Troma vivía su mejor momento.
En la central nuclear de Tromaville hay una fuga de residuos. El jefe de la misma decide ocultarlo, así que en el instituto que hay cerca los estudiantes comienzan a verse afectados sin que nadie pueda hacer nada. De entre todos ellos, una chica (la deliciosa y muy muy muy apetecible Janelle Brady) quedará preñada de un bichejo que, tras otro baño de residuos, crecerá hasta un tamaño considerable -muy guapo por cierto- y la liará a hostias con los protas y con la panda de punkarras que son, obvio, el terror del insti. Supongo que no pecaré de lerdo si digo que esta peli es la versión Troma de "Curso 1984" o de cualquier otro producto de "colegios conflictivos", lo que no deja de ser chocante que tantos sabios asocien a la factoría al espíritu del punk rock, dado que en sus "primeras" películas los malos siempre iban con la estética del imperdible, un pensamiento este muy conservador.
Al principio hablaba de la "fórmula Troma". Bien, es evidente que hoy día está ya gastada. En "Mutantes en la universidad" y "Toxic Avenger" aún se logra mantener cierta sobriedad, Kaufman y los suyos están más preocupados en contar una historia entretenida que en desfasar. Luego, a base de estirarla cual chicle y abusar de ella, perdió su sentido. Hoy día cualquier producto Troma es sinónimo de caos, de desmadre por desmadre, de acumulación por acumulación, de ver al puñetero Kaufman haciendo el paria delante de la cámara (que buenos tiempos aquellos en los que se limitaba a dirigir!!!), a hacer chistes autocomplacientes y no parar de mirarse al Trombligo...a veces sale bien ("Toxic Avenger 4"), otras sale mal ("Poultrygeist: Night of the Chicken Dead").
Viendo este "Mutantes en la universidad" me he dado cuenta de dos cosas. Uno, de cómo en su momento el film llegó a fascinarme, no paraba de verlo, me encantaba (y que, by the way, ¡alquilé en "El Corte Inglés"!. ¡Que caratula más guapa la Española!, supera a todas las demás). Me atrevería a decir que, aunque el vengador tóxico tiene más carisma, "Mutantes..." es mejor película (con una dosis menor de violencia y sadismo). Dos, el cómo echo de menos aquella etapa de la productora... hoy todo lo que hacen me suena a refrito, a auto-plagio mal entendido y peor aplicado incluso por ellos mismos.
Tal vez sería momento de que Troma se planteara un cambio... aunque imagino que les da terror la simple idea de alterar la percepción que su público fiel tiene de ellos. Eso no impide la existencia de desinformados promulgando que Kaufman y los suyos hacen "lo que les da la gana". Sí claro, ¡y unos cojones!.
Dirigen esta simpática y entretenida locura el propio Kaufman tras pseudónimo (Samuel Weil) y Richard W. Haines, responsable también del tochito "Splatter University" y de la visible "Asesinos del espacio".

sábado, 23 de julio de 2022

FILTHY McNASTIEST: APOCALYPSE FUCK (o EL SEAVER NO OCUPA LUGAR - 1ª PARTE)

Tras facturar los consabidos fan-films sobre "Viernes 13" o consortes con la cámara de vídeo familiar, Chris Seaver descubrió a Troma y decidió cambiar de tercio aplicando las tácticas de la factoría de Lloyd Kaufman (y Michael Herz), es decir: humor cafre, escatología y el habitual tono ultra-desmadrado presente en títulos como "El vengador Tóxico", "Viva la juerga" o "Mutantes en la universidad". De su cosecha "geek" añadió guiños a la cultura popular y los inevitables clásicos del terror moderno. Todo ello cocinado bajo el nombre de "Low Budget Pictures". Armado con sendos dvd´s bajo el brazo, y dispuesto a llamar la atención, se convirtió en una presencia constante en las Cons de media Norteamérica, lo que comenzó a granjearle cierta reputación. Sus películas se vendían muy bien, esputando todo un séquito de admiradores (e imitadores, en breve hablaré de uno de los más "destacados"). Consciente de ello, J.R.Bookwalter comenzó a editarle a través de su flamante sello "Tempe Video" cualquier cosa que pariera. Seaver llegó a ganarse la vida con sus video-costras, por lo que, inevitablemente, se veía en la tesitura de grabar sin descanso (hasta cinco en un año), pero también sin ganas ni ilusión, meramente por sacarse unos reales. Podemos hablar incluso de un "Seaververse" o "Seaverse", con personajes propios (como Deathbone, Bonejack, Teenape, Mulva, Puggly, entre muchos otros) apareciendo continuamente en las películas para mayor algarabía de los incondicionales.
A estos, y la cada vez más notoria fama de Chris Seaver, había que sumar los que le detestaban con pasión y aborrecían su estilo de comedia inmadura, propia de un niñato adolescente que se ríe de sus pedos. Hubo quien le calificó como "el peor filmmaker de la historia". Y, lo crean o no, esa mala fama le pasaría algo de factura con los años. No suele figurar en las enciclopedias del SOV reciente. Y en su actual faceta de YouTuber de la cultura pop ochentera, tampoco es que atraiga multitudes, lo que viniendo de él, y de esa parte del globo terráqueo, es muy raro.
Lo narrado ocurrió a lo largo de los dosmiles. Y puesto que todo aquello que comienza debe acabar, la debacle vino cuando, irónicamente, Chris Seaver logró, por fin, su preciado sueño: entrar a formar parte del imperio Troma. Lloyd Kaufman le fichó legal y oficialmente (llegando a mentarle como director de una secuela de "Sgt. Kabukiman N.Y.P.D." -supuestamente titulada “Sgt. Kabukiman and the Lesbians of Bonejack High”- jamás materializada). Más feliz que una perdiz, comenzó con su película tromática. Sin embargo, contra todo pronóstico, las cosas fueron como el culo y una historia sórdida, nunca del todo aclarada, rompió la relación (aunque la asociación sí dio sus frutos: "Teen Ape Vs. The Monster Nazi Apocalypse", distribuida tiempo después un poco de tapadillo). Tremendamente decepcionado, Seaver se alejó de Troma, chapó "Low Budget Pictures" y comenzó de cero con un proyecto no totalmente distinto, pero más ambicioso y, por tanto, carente de la frescura casera de las películas previas.
Tras muchos años interesado en las costras del chaval, llegué a pillarme un dvd recopilatorio con varios títulos. El problema es que venían en versión original. Y resulta que el 90% de la gracia de su "obra" reside en unos diálogos que, al contrario de las apariencias, están perfectamente escritos, pensados y, en ocasiones, resultan altamente floridos... a pesar de ir cargados de referencias sexuales y tacos. Así pues, dado mi limitado entendimiento del inglés hablado, no disfruté mucho de aquel dvd. Sin embargo, hace poco tuve acceso a varias películas seaverianas con subtítulos en británico y así la cosa cambia (se me da muchísimo mejor leído). Me vi unas cuantas y, lógicamente, no pude reprimir el deseo de dedicarles espacio en este santo ciber-lugar, comenzando por la que consumí primero y, por tanto, más me impactó: "Filthy McNastiest: Apocalypse Fuck", del 2005.
La elegí a modo de desvirgue por la curiosa aparición como actor del "underground horror auteur" Andy Copp (amigo y defensor de Seaver). Resulta que, como en toda subcomunidad que se precie, muchos de los nombres habituales del SOV-ismo yanki colaboran los unos con los otros. Y, parece tonto, pero es algo que me hace bastante gracia. De hecho, sorprende también encontrar en la lista final de agradecimientos a Andrew Shearer, capitoste del colectivo "Gonzoriffic".
La movida gira en torno a un negro gordo con la polla tan pequeña que su super-tetuda novia le abandona. Desesperado, acude al demonio del sexo, D’artagnan (??), quien le concede una buena tranca pero, a su vez, comienza a perpetrar toda clase de fechorías. Entre las perlas tenemos un delirante aborto practicado "in situ" y la recreación / parodia del ridículo baile de Crispin Glover en el cuarto "Viernes 13".
A medida que veía "Filthy McNastiest: Apocalypse fuck" me percataba de que me estaba... er... ¡¡gustando!! Y no solo eso, además ¡¡me reía con su comedia voluntaria (porque de la otra, ni pizca)!! Pero lo más delirante y asombroso es que no me aburrí durante los agradecidos 50 minutos que duró. Costaba creérselo.
Ya estaba claro a santo de qué Chris Seaver había logrado éxito y cierto estatus en su momento. Contrariamente a casi todo el SOV producido en tierras norteamericanas (y, me atrevo a decir, mundiales), aquello no era un puto coñazo previsible, lento y desaborío. Desde luego quedaba lejos de ser perfecto, pero hacía gala de mucho dinamismo, frescura, chispa y, sobre todo, un agradable sentido de la diversión. Que se lo pasaron bien grabando salta a la vista y, sobre todo, se transmite. Seaver, tío listo, sabía cuales eran los males del SOVismo y no estaba dispuesto a replicarlos. ¿Cómo? evitando excederse con la duración y tomarse en serio a sí mismo y su labor. No querer aparentar más. Ni pretender lograr un "look" cinematográfico. Asume lo que hay y lo explota como parte del chiste, grabando con lo puesto, sin elementos extras, sin florituras, cámara de vídeo en mano, dotando de cierto brío a las imágenes.
También comprendía por qué Seaver decía detestar la serie Z. No hay pizca de esta en "Filthy McNastiest...". No es esa su influencia, y canta a la legua. Un poco como le pasaba a "Mal Gusto" de Peter Jackson (que para algo es una de las pelis de cabecera de Seaver) Comparten estéticas y costrosidades con el cine "trash" puro, pero no pertenecen a la misma familia.
Cuando terminó, y aturdido por la sensación positiva que me recorría el espinazo, una duda asaltó mi mente "¿Serán el resto de sus películas igual, o es que, por pura casualidad he ido a pillar una de las mejores?" Tal vez haya sido cosa de la novedad. I don´t know.
Vuelvan la semana que viene al mismo seavercanal, a la misma seaverhora, y descúbranlo.

viernes, 3 de febrero de 2023

KILLER RACK

Una de mis películas de serie Z favoritas es esa maravilla llena de mocos, sangre y efectos especiales sorprendentemente efectivos que es “Despedazator”.  Una película con cierto culto y con un director, Greg Lamberson, que no se prodigó en demasía hasta que en 2010 le dio por expoliarse a sí mismo, rodando una secuela de la película por la que era reconocido a nivel internacional, trayendo de este modo la muy fallida “Slime City Massacre”, que dentro de lo malo llamaba la atención por tratarse de una continuación con un tono demasiado serio, aunque era bastante mala.
Como fuere, desde “Despedazator”, Lamberson en realidad no ha parado quieto y ha ido combinando sus labores como novelista y director del Buffalo Dreams Fantastic Film Festival de Nueva York, con la realización de películas de bajo presupuesto que ha ido soltando con cuentagotas. Y por supuesto, aunque “Despedazator” fue una maravillosa odisea en 16 mm, Lamberson pronto sería, de manera coherente y natural, pasto del formato vídeo.
El caso es que yo le tenía por un director más o menos personal, con un estilo característico e incluso a tener en cuenta dentro del cine de horror de corte marginal, cuando haciendo un pequeño seguimiento de su persona para ver en qué se había metido en los últimos años, me topo con la presente “Killer Rack” de 2015 y le pierdo absolutamente el respeto; no es posible que el director de algo tan desagradable y oscuro como “Despedazator” se haya convertido en un directorcillo de cine gore de cachondeo, irritante, mongólico y discípulo directo de la Troma —de hecho “Killer Rack” cuenta con un papel principal para, como no, Lloyd Kaufman—.
Se trata de una película rodada prácticamente para contentar a seguidores y acólitos del Buffalo Dreams Fantastic Festival y de la que se hicieron una serie de pegatinas promocionales cuyos beneficios irían destinados a una asociación que lucha contra el cáncer de mama, cosa que suena totalmente a cachondeo porque el estúpido argumento de “Killer Rack” gira en torno a unos implantes de silicona asesinos. Sí, el bueno de Lamberson se apunta a esa tendencia absurda de hacer películas sobre objetos inanimados que asesinan gente. Lo peor a lo que se podría haber apuntado.
Así, “Killer Rack” cuenta la historia de una muchacha totalmente acomplejada (interpretada por una deliciosa actriz llamada Jessica Zwolack) que un buen día decide someterse a una operación de aumento de pecho. Aunque su médico el Dr. Foin (Lloyd Kaufman en su salsa y soltando toda suerte de chistes tontos) le recomienda que no lo haga, esta hace caso omiso y es intervenida por una cirujana llamada Cate Thulu, en realidad una especie de científica loca obsesionada con las criaturas de Lovecraft, que le pone dos tetas del tamaño de dos balones de reglamento. En consecuencia, la autoestima de nuestra protagonista crece y comenzará a seducir hombres, pero todo se torcerá cuando descubre que lo que le ha puesto la cirujana son dos implantes con sed de sangre que se comerán a todo aquel que ose juguetear con ellos. Todo servido de manera desenfadada, festiva y en tono de cachondeo, lanzando el mensaje de que uno debe aceptarse a sí mismo tal como es, y que las intervenciones estéticas no traen nada bueno.
Pues muy mal. Uno no llega a aburrirse del todo, pero la película entera es una colección de clichés, actores amateurs que sobreactuan de manera intencionada, chascarrillos fáciles y tonterías varias que sirven para contentar a ese tipo de espectador gordo, granudo y con olor a pipas de girasol, que pulula por las convenciones de cine fantástico y aplaude todo lo que contenga sangre e higadillos, aunque en esencia la película que los contenga sea una puta mierda. Y para colmo, “Killer Rack” tiene un par de guiños, lógicamente, a “Despedazator”, tan mal introducidos que incluso el espectador más avezado tendrá que hacer un esfuerzo para detectarlos.
Lo dicho, el peor tipo de película que podía haber hecho Greg Lamberson. Suficiente para que yo pueda perder el interés por este director de por vida.
Sin embargo, observo que Lamberson está como muy activo en la presente década y que ha rodado unas cuantas películas, todas de bajo —bajísimo— presupuesto, dentro de los parámetros del fantástico y no parece ser que se haya decantado únicamente por esta línea humorística-salvaje, sino que hay de todo, y su última película hasta la fecha, “Widow’s Point”, parece ser todo lo contrario a esta, una de fantasmas eminentemente seria.
La verdad es que encontrar una película de Greg Lamberson conlleva siempre cierta dificultad, pero pese al escollo este de las tetas asesinas, si encuentro alguna más, le daré una oportunidad al director, aunque solo sea porque “Despedazator” me cae muy bien.

lunes, 20 de marzo de 2017

FAT GUY GOES NUTZOID!!

Navegando por esas páginas webs americanas de Dios, descubro un día que existe una película de cierto culto por parte de cierto fandom fino, una película que se mofa de los retrasados mentales  y que gira en torno a un retrasado obeso que hace cosas de retrasado por las calles de Nueva York. Un éxito de los videoclubes distribuido por Troma, dónde los retrasados se tiran pedos y vomitan. Se títúla “Fat Guy Goes Nutzoid”; traducido, sería algo así como “El chico gordo se vuelve gilipolloíde”.  ¿Cómo no voy a querer yo ver eso? Y gracias a nuestro conseguidor de rarezas, José Manuel Romero Moreno, en menos de un par de horas ya tengo a mi disposición una copia. Los actores son muy malos, pero como son muy malos vocalizan muy bien y entiendo los diálogos casi en su totalidad sin la necesidad de subtítulos. Pero la película no es tan ofensiva ni tan extrema como la venden. Si es cierto que hay pedos y una vomitona eterna, pero poco más. Ni siquiera es graciosa, y tira más por el lado melodramático que por el de la alocada comedia. Es un coñazo. Sin embargo, son varios los reconocidos escritores de cine chungo que alaban las bondades de esta película y la consideran su favorita de cuantas distribuyó Troma. Y quizás, más que por la película, como siempre, sea por la pequeña historia que se encierra tras de ella,  y que deja más claro aún, lo ladrones e hijos de puta que eran Lloyd Kaufman y Michael Herz.
Y es que a principios de los 80, dos hermanos aspirantes a cineastas Jonh  y  Roger Golden, buscan inversores para llevar a cabo su primera película independiente de bajo presupuesto. Tienen un guión sobre dos hermanos traficantes de droga que por una serie de catastróficas desdichas, acaban secuestrando, por error, a un retrasado mental obeso que anda haciendo el subnormal con una maquinilla de cortar el pelo en un campamento para deficientes mentales. Así pues, se lo llevan a la ciudad a hacer no-se-cual-cosa, y allí el gordito retrasado nos ofrece un recital de cafrerías tales como hacer que se folla una máquina registradora, o  exhibirse ante una viandante de manera sexy a torso descubierto. Sin más. Todo ellos con unos tintes infantiloides e ingenuos que se alejan totalmente del aire gamberro que nos vende la Troma con la película –y por ende, con todo su catálogo-. Para más inri, resulta que los hechos acontecidos, están basados en la experiencia personal de John Golden, cuando este trabajó como monitor en un campamento para disminuidos psíquicos en sus años mozos.
Ese guion lo ejecutan gracias a los 350.000 dólares que consiguen por su cuenta, engordando el presupuesto hasta el millón de dólares, embaucando como pueden los inversores a los que les gusta el proyecto. Y ruedan tranquilamente su película, siendo John Golden quien la dirija. Y, obviamente, el título con el que la ruedan –y con el que se la conoce hoy en todas las bases de datos- es “Zeisters”; no hay alusión alguna a un muchacho obeso en el título.
Con su película bajo el brazo, John Golden busca distribución desesperadamente, siempre sin éxito. Sin embargo, Tim Deegan de 20th Century Fox, viendo que la Fox no quería saber nada de la película, dijo que en un año, y con un millón de dólares, haría a la película famosa, y así fue… porque cayó en manos de la  Troma. 
Así, uno de los distribuidores, cuando ya habían comprado la película decidió cambiar, contra la voluntad de John Golden, el título de la película. Ya no se llamaba “Zeisters” sino “Fat Boy Goes Nutzoid”. Golden pensó que ese título era lo peor que le podía hacer a la película, pero poco se podía hacer.
Poco antes de estrenarla, cuando Troma la llevó al mercado de Cannes, y cuando lanzaron la públicidad, el grupo de rap “Fat Boys”, enviaron a sus abogados; si utilizaban  “Fat Boy” en el título, mucha gente asociaría el título al popular trío de rappers, y ya que la película no tenía nada que ver con ellos, querían cobrar a tal efecto. La solución era, o pagarles los que pedían, o cambiar el título. Troma no iba  soltar un duro, así que optó por cambiar el título porque en el fondo daba igual. En vez de “Fat Boy”, en el título pondría “Fat Guy”: Los “Fat Boys” no quedaron contentos, pero una vez cambiado el título, ya nadie podría asociar la película con el grupo, así que se fueron de vacío, si bien, el título tenía tanto gancho como al principio. Así que la cosa se quedó en “Fat Guy Goes Nutzoid”. Y todos contentos, menos John Golden, que luchó y luchó por mantener el título original, sin poder hacer nada.
La película se estrenó en cines de manera reducida  en Nueva York y California, y fue bien, como se preveía, sin embargo, cuando la película se lanzó al videoclub, aquello fue un bombazo del alquiler y la venta de cintas de vídeo. Corrió el boca a boca de que había una película sobre un retrasado gordo que se titulaba “El chico gordo se vuelve gilipolloide”, y ningún joven fan de lo que Troma venía haciendo desde hace unos años pudo resistirse a tal cosa. Cuando fue un éxito, Johh Golden reconoció que el título era un gancho perfecto y tuvo que aguantarse. Sin embargo, a día de hoy Golden considera que la Troma ganó mucho más dinero de lo que le dijeron, y que fue engañado por ellos vilmente, si bien nunca pudo demostrarlo.
Por otro lado, ya en los 90, Troma la relanzó en VHS. La película se hacía adjuntar con una entrevista al director, por lo que lanzaron la película como si fuera un “Director´s Cut”, cuando nada de eso había. Otra vez ganaron pasta, y una vez mas Golden sospecha que no recibió lo estipulado. Ante la duda, cuando Troma quiso lanzar la película en DVD por todo lo alto, haciendo el verdadero corte del director y con abundante material extra, Jonh Golden pidió una cantidad de dinero que la Troma no estuvo dispuesta a pagarle, y sin su firma, ellos no pueden sacar legalmente el DVD, al igual que por asuntos de contrato, Golden no puede sacar la película en DVD por su cuenta, así que, ese es el motivo por el que las viejas cintas de VHS, en cualquiera de sus ediciones, están tan cotizadas por los fans en los USA. John Golden, harto de Lloyd Kaufman y su manía de robar a los autores,  prefiere que esto sea así, por lo menos hasta que se le pague lo que pide, o hasta que se libere la película para poder relanzarla. Existen dvd piratas de la película fabricados por los fans, pero claro, el master no deja de ser un VHS ripeado.
Fascinante ¿verdad? Pues la película no deja de ser un bodrio aburrido, cutre y  hasta telefilmesco. No pasa absolutamente nada por no verla. No llega ni a curiosa.
En España, por supuesto, ni se ha oído hablar de la película siquiera.
La carrera de John Golden, tampoco ha sido muy prospera. Como director no ha vuelto a dirigir nada más, y como guionista, escribió el guion de la película “Los líos de Samantha” que si se llegó a estrenar en vídeo en nuestro país, con protagonismo de Martha Plimtom y Dermot Mulroney, con la que se cebó la crítica y que Golden considera su gran obra incomprendida. Desde luego, un outsider en toda regla.

miércoles, 30 de noviembre de 2022

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 20 (TROMA)

Imágenes extraídas de las fermosas páginas de "Mad Movies", "L´Ecran Fantastique" y otras revistas franchutes que me alegraron la adolescencia por ahí los años 80/90....

Igual que en nuestra galería anterior hablábamos de cuando Jess Franco era una entidad oscura, desconocida y no excesivamente explotada (lo que hacía de él alguien realmente enigmático y fascinante), hoy podemos decir lo mismo de la Troma. ¿Se imaginan una entrevista con su mecenas, Lloyd Kaufman, sin que se publique una imagen de él haciendo el payasito? Que gustazo, ¿verdad? Especialmente si en su lugar se decantan por una estupenda instantánea de la no tan estupenda "Gritos de agonía".
Esto salio publicado en un "L´Ecran Fantastique", a raíz de la visita de los tromáticos al Festival de Cannes de ese año, que sería mediados de los ochenta o por ahí. Obviamente el idioma es el francés, así que, si quieren pillar lo que se dice, o hacen un cursillo intensivo o tiran del traductor de Google. Valdrá la pena, hablamos de la Troma de los inicios, con sus "mejores" películas a todo trapo y, diga lo que diga Kaufman, será mucho más interesante que cualquiera de las gilipolleces de manual que suelta en entrevistas recientes, condicionado por ese irritante personaje en el que tuvo la mala fortuna de convertirse hace ahora ya muchos años.
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lunes, 11 de abril de 2016

LESBIANISMO ASESINO / GOLOSINAS AMARGAS

Es curioso como algunas películas, sin distribución conocida en nuestro país ya sea en DVD o en VHS, van circulando por la red con títulos en castellano que a saber quién concede. Así este “Sugar Cookies”, también conocida en los USA –mira tú por dónde- como “Love me my way”,  se le conoce aquí con el espantoso y estúpido título de “Lesbianismo Asesino”. ¿Quién puso ese título a esta película? A saber, porque las copias que rulan por la red en castellano, pertenecen a la copia emitida alguna vez por algún canal televisivo y cuyo título reza “Golosinas Amargas”.
Sea como fuere, la película es una suerte de Neo-Noir con ademanes de cine de vanguardia que coquetea con el cine  más zetoso y con la pornografía soft. Ahí es nada.
Pero la gracia del asunto es que se trata de una película de 1973 con guion de Lloyd Kaufman cuando este estaba en la universidad y no tenía todavía la mentalidad “Tromatizada”. La otra curiosidad, es que el co- productor de la misma, es nada menos que un primerizo Oliver Stone.
Ante la proliferación del cine “Nudie” y el “Sexploitation”, la película se estrenó como si fuera una más adscrita al subgénero, pero nada más lejos de la realidad; está más cercana al Underground que a cualquier otra cosa. De hecho, figuras relevantes de aquel movimiento aparecen  como actores en la cinta, dirigida por Theodore Gershuny, de la misma forma que lo hacían en su anterior película “Noche Silenciosa, Noche Sangrienta”, lo que convierte a Gershuny en una rara avis  muy curiosa que no rodó mucho más. En cualquier caso, y como si de una película de estudio se tratara, Gershuny está aquí contratado; la película es de Kaufman, que años después la distribuiría por su propia compañía, la Troma.
Cuenta la historia de un productor de pornografía, que con malas artes consigue que una modelo se suicide ante la cámara. A partir de ahí ya me lío, pero creo que , más o menos, lo que pasa es que una tía contacta con otra actriz que es igual que la que se ha suicidado, se enrolla con ella (de ahí lo de “Lesbianismo Asesino”, supongo) se la folla, y se conchaban para vengarse del productor porno… y lo rellenan con escenas en las que un gordo hace ejercicio, entre otras fruslerías.
Pues mi veredicto es que es mala a rabiar, aburrida hasta la consternación y carente de  algún atributo, o la gracia suficiente como para que decida guardar le película en un DVD. Algún ramalazo estilístico y poco más, porque no funciona como película alternativa ni como película de género. Pasan las cosas, y el espectador se queda igual.
Tan solo salvo los 10 minutos iniciales hasta que la tía se suicida, a partir de ahí, es como ver crecer una planta.

miércoles, 21 de mayo de 2008

POULTRYGEIST, NIGHT OF THE CHICKEN DEAD

La ultima película de la Troma ha sido un éxito sin precedentes. Una cosa de lo mas tonta, con un argumento igualmente tonto, pero muy divertido. Un musical gore enloquecido (y no se equivoquen que no es el primero en su especie; Trey Parker y Matt Stone ya lo hicieron antes con "Cannibal: The Musical"), en donde la desmesura es lo que priva. A nivel de truculencias, "Poultrygeist" se acerca peligrosamente al "Braindead" de Peter Jackson, salvando las distancias, por supuesto... pero he de reconocer que desde hacía mucho tiempo no me reía tanto viendo una peli.
Una joven promete amor eterno a su novio "freak" tras hacer el amor en un cementerio, el mismo donde meses después construyen un restaurante de comida rápida en el que ese mismo chaval descubre que su novia es en realidad lesbiana. Para-lela-mente, una maldición india provoca que los pollos muertos vuelvan a la vida y todos aquellos que los que hayan comido se conviertan en un híbrido entre pollo y zombie.
Un producto muy de la Troma, aunque esta vez la cosa le ha salido bastante bien al Lloyd Kaufman (que a saber si realmente es el máximo responsable de esto...) consiguiendo un film altamente entretenido, donde lo peor es la aparición del propio Kaufman.
No se han cortado un pelo los de Tromaville, y a las toneladas de gore cómico hay que sumarle otro tanto de chistes racistas, homófobos y mucha, mucha escatología.
Hasta pollas simuladas salen.
Poco más, una tontuná muy graciosa y burra... y punto.

jueves, 13 de diciembre de 2012

NOCHE SILENCIOSA... NOCHE SANGRIENTA

Después de intentarlo con "Terror en la funeraria", me entraron ganas de recuperar el otro vistoso lanzamiento terrorífico de la no menos apabullante "Chock Video", "Noche silenciosa... noche sangrienta", y gracias a mi buen amigo Pajarillo pude agenciarme una copia VHS y consumirla ayer noche. Y me sorprendió... de verdad os lo digo. Imaginaos cuanto que, al ver que el sueño me acuciaba (ya que me la puse muy tarde), preferí darle al "stop" y concluirla al día siguiente con todos mis sentidos puestos.
Como "Terror en la funeraria", "Noche silenciosa... noche sangrienta" (traducción literal del título en v.o.), es otro producto típicamente setentero distribuido por una incipiente "Cannon" que mezcla los terrores clásicos de la década previa con las modernidades que entonces ya comenzaban a ser demandadas por la audiencia (solo que con resultados mucho mejores). Así pues tenemos una historia de terror gótico, con misteriosos asesinatos en familia, noches siniestras y caserones antiguos en la que, de vez en cuando, irrumpe una secuencia más o menos truculenta, destacando un crimen en la cama, a base de hachazos, bastante notable y gratificante. Vamos, yo no me lo esperaba y cumplió su función. Y, si lo miramos detenidamente, también encontraremos en ella lo que, más adelante, serían elementos típicos del género "slasher", destacando los paseos en cámara subjetiva que se marca el asesino de turno (y que hasta ahora yo atribuía a "Navidades Negras", parida cuatro años después).
La movida, que es bastante culebronesca, gira en torno al capitoste de una mansión de renombre que inexplicablemente fallece en llamas. Unos años después, su nieto, heredero de la casa, pretende venderla, pero un loco peligroso se escapa del manicomio con intención de dirigirse al lugar armado con un hacha y matar a los intrusos y a todos aquellos que esconden un oscuro secreto. Será el nieto quien encuentre un diario y se entere de todo, parte esta muy interesante por un par de aspectos. Por un lado, su estética, de cine mudo y colores sepia, que le otorga un rollo fantasmagórico notorio (más si tenemos en cuenta que lo narrado es especialmente inquietante), por otro, que en ella hacen su aparición varios estetas de lo que unos años antes fue el llamado cine "underground", concretamente el de la "Factory" de Andy Warhol, gente como la actriz Candy Darling o el singular Jack Smith (director de la famosa "Flaming Creatures") entre otros. ¿Qué coño pinta gente del "underground" originario en una peli de terror?, porque no se limita a roles secundarios, sin ir más lejos, la co-protagonisma es una jovencita Mary Woronov, auténtica actriz de culto también habitual de los ambientes Warholianos. Tan curioso como misterioso.
No menos interesantes son las apariciones del mítico John Carradine y la intervención off-camera de, ¡oh!, Lloyd Kaufman, el cansino capitoste de "Troma", aquí en novatillas funciones de productor asociado. Del director, Theodore Gershuny, poco sabía yo, pero tras recurrir al socorrido Imdb descubro que es también responsable de un film de culto titulado "Sugar Cookies" (en España "Lesbianismo Asesino", ¡¡JUAS!!), de nuevo con la Woronov de por medio (por lo visto era entonces su pareja), y que hizo de narrador en "The Battle of Love's Return", ¡el largo de debut del mismo Kaufman!.
"Noche silenciosa... noche sangrienta" no está nada mal, y lo dice alguien que se suele aburrir horrores con la mayoría de productos terroríficos de los 70. La historia se sigue con interés, la atmósfera está bien lograda, esconde algunos pequeños momentos de genuina inquietud y, estéticamente, tampoco va del todo coja en cuanto a aciertos.
Un pequeño título menor a reivindicar.

lunes, 24 de noviembre de 2014

THE TAINT

“The Taint” es una película genuinamente gore – esto es, la historia al servicio de los efectos especiales y no al revés-  de corte ultra-mega-independiente (casi amateur) cuyos efectos especiales artesanales (con una gotita, casi imperceptible, de C.G.I. ) serían del todo elogiosos y la baza fuerte del film, de no ser porque la propia naturaleza de la película, que en un alarde de ambición  creativa pretende ser provocativa, políticamente  incorrecta,  artística, moderna y populachera al mismo tiempo, se vuelve en su contra y anula por completo cualquier atributo que pudiera tener. Es más, desde que comienza, se vuelve antipática.
Exceso por exceso, intención de ser lo que no se es y actitud de “si no llegamos a ser esto que pretendemos, con eso que decís que somos, ya nos viene bien” se dan cita en una película que, no obstante, está muy bien rodada y, para ser una cosa de bajísimo presupuesto, mantiene el tempo perfectamente, llegando a estar, incluso, hasta entretenida… pero tantas pretensiones en una película gore, me crispan, enfadan e indignan.
Unos científicos logran, extrayendo del interior de los cojones el líquido que hace que fluyan las erecciones,  crear una especie de suero que fortalecerá la polla de aquel que se lo inyecte. Pero la cosa sale mal, y acaba en un río que contamina a toda la población masculina, convirtiéndolos en individuos misóginos de enormes pollas eyaculadoras (de puñetera goma que canta por soleares), que revientan a las mujeres con ellas, a la par que les aplastan las cabezas con piedras, con saña y exagerada mala baba.
Por otro lado, los no infectados, ahora, que lo que conocíamos como sociedad, ya no existe, aprovechan para violar a tanta mujer como puedan antes de que las pillen los infectados. Finalmente, llega a la ciudad una especie de Hipster que, con una muchacha que anda por las inmediaciones, intentarán combatir esta plaga misógina.
Aunque sus artífices definen la película de varias maneras, en la contraportada del dvd se decantan en primer lugar por “Una experiencia intelectual”, y luego sentencian que se trata de “Una violenta y misógina película sobre violencia, misoginia y entretenimiento” (vaya unos gilipollas), y aunque –spoiler-  al final ganan los misóginos de las grandes pollas,  y no dejan ni una sola tía viva,  una película en la que los misóginos son los malos y un par de héroes luchan contra ellos ¡no puede ser jamás de los jamases una película misógina! Pero como los directores son un par de modernillos enrollados, pues, venga, vamos a decir que es una película de lo más cabrona y desagradable.
Ya digo, una película que aunque esté muy bien técnicamente en todos los sentidos, siendo semi amateur, es un claro ejemplo de que, como todo en la vida, no solo las cosas bien hechas son importantes; para mí cuentan, en según que casos, la actitud e intenciones de quienes las hacen, y estos Drew Bolduc y Dan Nelson, son un par de universitarios gilipollitas, jugando a que ser, por un lado  la versión buena de Chad Ferrin y por otra los sucesores de los “Radio Silence”. Para ser tanto una cosa, como otra,  hay que tener talento, que estos muchachos no tienen. Ahora, la peli ¿Se puede ver? Sí, está entretenida. Y hasta curiosa.
Rodada en alguno de los bosques de Richmon y con estudiantes de la universidad de Virginia como actores, se ve que a nivel amateur debió gustar por allá abajo, porque pronto el pirata de Lloyd Kaufman y su infame “Troma” apareció y se quedó la película, supongo que engañando a sus autores, que gracias a sus ansias por tenerla distribuida permitirán que el dinero que esta dé, se lo quede el señor Kaufman en sus arcas. Eso si, ellos tendrán su flamante edición en Blu-Ray. Y el colmo del esnobismo: No solo es que la hayan editado también en VHS… es que, además, si quieres puedes adquirir el VHS decorado a mano…. para matarlos, Señora mía.
En algunos certámenes en los que se pasó la peli, le quitaron la inscripción “Kill Women” al póster como condición para proyectarla.

lunes, 3 de julio de 2023

CRY UNCLE!

Comedia de bajísimo presupuesto de John G. Avildsen —llevada a cabo con poco más de 250.000 dólares— que llega justo después de haber despuntado el director con una de sus obras cumbres, “Joe, ciudadano americano”.
Se trata de una comedia de enredo de alto contenido erótico (dicen que en algunas secuencias de folleteo los actores tenían sexo real), que utiliza un lenguaje soez y que hace apología del uso de las drogas, cosas que quizás unos años después serían incluso habituales en el cine de comedia, pero que en 1971, año de producción de esta película, resultaban un poco escandalosas, propiciando su prohibición en países como Finlandia o Noruega, quienes levantaron el veto a “Cry Uncle!” en 2003. Todos estos alicientes, asimismo, consiguieron que la película fuera un tanto ignota hasta que la rescatase la Troma y se encargase de su distribución años más tarde. En consecuencia, se la procesó culto en circuitos especializados.
Basada en la novela “Lie a little, die a little” de Michael Brett, “Cry Uncle!” cuenta la historia de un excéntrico millonario que es el principal sospechoso del asesinato de una señorita. Este se pone en contacto con el detective privado Jake Masters para que investigue y descubra al culpable real. De esta forma el detective se verá inmerso en una vorágine de malentendidos, líos de faldas —muy subiditos de tono —, acoso sexual, asesinatos, violaciones e incluso necrofilia, mostrado todo en tono de comedia desenfadada para adultos. Sin embargo, y da igual que un tipo tan eficaz como Avildsen se encuentre tras el proyecto, la película se hace larga y tediosa, no resulta en absoluto graciosa a pesar de su mucha incorrección política y en general es un folletín setentero de bastante baja alcurnia. Por momentos, se torna insoportable.
Por otra parte, que Troma considerara “Cry Uncle!” para que formase parte de su catálogo —al margen de por tratarse de una extraña película primeriza y medio porno del director de “Rocky”— no es algo para nada extraño; la película es tan loca y desquiciada que, en distinto tono, sí encaja con la filosofía Troma, pero, sobre todo, hay que tener presente que el presidente de la compañía, Lloyd Kaufman, era amigo personal de Alvidsen con el que había trabajado de ayudante de producción en toda la (desconcertante) primera etapa del director. En “Cry Uncle!” además de encargarse de esa tarea, nos ofrece una aparición como un hippie puesto de ácido en un pequeño cameo. Asimismo los contenidos extra del DVD incluyen una presentación de la cinta a cargo de Kaufman y el propio G. Avildsen en la que el primero hace un poco de mofa del segundo por haber rodado tamaño despropósito, entre risas de complicidad. Una chorrada.
En el reparto tenemos, en la piel de ese detective privado que no se despoja de su sombrero de paja, a Allen Garfield. Lo conoces porque ha aparecido como secundario en infinidad de películas de todas las épocas, pero podrás reconocerle en cosas como “Primera Plana”, “Nashville” o “Superdetective en Hollywood 2”. También tenemos un papelito para Paul Sorvino que acometía una de sus primeras interpretaciones en cine y que después repetiría con Advilsen en alguno de sus títulos con mayor enjundia. Y, por supuesto, un montón de actrices de mayor o menor importancia, todas en escenas en las que se muestran en actitud concupiscente y en las que vemos pares de tetas de todos los tamaños colores y sabores, destacando las de Debbi Morgan, actriz negra que más tarde se convertiría en una estrella de la televisión y que aparecería en algunas películas mainstream, pero por lo pronto debutaba en “Cry Uncle!” mostrando dos melones que parecían extraídos directamente de Villaconejos, y generando así una polémica. Se ve que es una de las actrices que tuvo sexo real en las escenas eróticas, cosa que le pasó factura cuando se convirtió en estrella televisiva porque salió su pasado a relucir, publicándose en su momento, en la prensa sensacionalista, que había intervenido en una producción pornográfica a la edad de 14 años, es decir, en esta. Se montó un pequeño escándalo que duró lo que tardó la actriz en mostrar su partida de nacimiento de 1951, demostrando que tenía 19 años cuando hizo "Cry Uncle!". Ahora, si folló o no en sus secuencias, solo lo sabe ella. Y sobre si la película es pornográfica… me da igual que se folle en la misma; si no se muestran penetraciones, si no es explícita, es simplemente erótica. Con todo, le cascaron una X como un templo.
“Cry Uncle!” llama la atención por tratarse de una película extraña de John G. Avildsen que sobrepasa el mal gusto y lo políticamente correcto, que mola ver por lo que es, pero que, en realidad, es uno de los bodrios más aburridos que he podido consumir en lustros. Ha costado dios y ayuda verla entera, pero ¡Ahí queda!

miércoles, 4 de marzo de 2009

EVIL CLUTCH / IL BOSCO 1

Como muchos otros directores, el Italiano Andreas Marfori empezó en esto del cine realizando cortometrajes generosos en horror, sangre, humor y steadycam. Contrario a lo que suele ser habitual, le reportaron no pocos premios en numerosos festivales y hasta llegó a ganarse una notable reputación dentro del gremio. Convencido de que ya podía dar el salto al largo comercial, reunió a su casta de actores y técnicos habituales, y se fueron a pasar unos días a la montaña para rodar lo que terminó siendo una copia cutre y muy aburrida del clásico "Posesión Infernal". Pero, ¿difiere mucho el trabajo de Marfori con el de Raimi?... hombre, pues bastante.
Para empezar el Italiano apenas tiene ni idea de narrar una historia para que resulte interesante, y se limita a filmar a sus actores en largos y absurdos paseos por la montaña, en un desesperado intento por llegar a los 90 minutos de duración. Podría parecer que, al ser Italiana, la peli estuviera bien surtida de sangre e higadillos... pues sí, pero tampoco tanto. Un tentáculo destripando unos genitales y un par de cabezas de caucho explotando no justifican el precio de un alquiler. Además, la orgía de sangre no hace acto de presencia hasta el final, y aunque la disfrutas por su desvergonzado cutrismo surrealista, llevas tanto tiempo esperándola que cuando llega, te sabe a poco.
Como era de esperar, las interpretaciones son nefastas, a lo que no ayuda mucho el inglés macarrónico de los pobres actores (Carolina Cataldi-Tassoni, presente en algunos títulos del sello Argento)... algo que el Sr.Director no se tomó la molestia de hacer porque sí, el fin era colar la película en el mercado Americano. Y lo consiguió. Al poco de su desastroso estreno Italiano, "Evil Clutch" es adquirida por la única distribuidora yanki capaz de pagar por semejante joya: la Troma.
Lloyd Kaufman y sus muchachos les diseñan un cartel de lo más bonito y se atreven a promocionarla como lo último en cine de horror Italiano. Pero no funcionó. Después de aquello, Andreas Marfori se limitó a dirigir un par de costrillas, entre ellas un lucimiento para Traci Lords, y dedicarse a... ¿¿la ventriloquía??. En serio.
Pasa el tiempo y, en años de sequía, a "Evil Clutch" le ocurre  lo mismo que a muchas de nuestras producciones de horror setenteras y ochenteras: el fandom nacional la descubre y comienza a ensalzarla tardía y equivocadamente. Marfori sale de su escondite y se mete unas cuantas medallas, entre ellas, obvio, asegurar que la hizo chunga aposta. Lo "demuestra" que su título original sea "Il Bosco 1", mofándose del exceso de secuelas propias de su época aunque, irónicamente, en pleno vendaval el director llegó a anunciar una segunda parte genuina que jamás se materializó. Casi mejor.

miércoles, 13 de abril de 2022

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 8 (ZETISMOS)

Imágenes extraídas de las fermosas páginas de "Mad Movies", "L´Ecran Fantastique" y otras revistas franchutes que me alegraron la adolescencia por ahí los años 80/90....


Fabulosa imagen que rezuma exploitation por
todos sus poros. Tetas (y además vaya par!! para censurarlas
-ya saben, blogger y sus tonteridas- hemos tenido que fabricar
dos roscas negras enormes, así que imaginen el tamaño de los 
pezones!). Violencia. Y Al Adamson como responsable de todo ello.




Más exploitation y más astros de la negación. En
este caso hablamos del gran Tim Kincaid y de su
película "Breeders" o "La muerte ataca en Nueva York".
No hay mucho que decir, salvo que esa mugre blanca en la que se
pringan/bañas las mozas se supone líquido extraterrestre... aunque es 
evidente a qué recuerda realmente.


Y para negaciones y mugre, nada como recurrir
a la Troma y tres de esas pelis mierdosas que
solían pillar para distribuir y a las que fabricaban
carteles llamativos, coloristas y acojonantes. Vamos, la
especialidad de la casa. El de arriba es "Maniac Nurses
Find Ecstasy" y no, no la he visto. Ni creo que lo haga.


"Curse of the cannibal confederates" estaba considerada en su
día por el mismísimo Sr. Lloyd Kaufman como LO PEOR de su catálogo.
¡¡Madre mía, como tendría que ser!!  No muy estupenda, según he
leído 
(no obstante, y coherente con la mentalidad mercantilista
de esta peña, fíjense en la frase publicitaria arriba del cartel,
bien positiva y firmada por... como no... ¡"Troma Times"!, el folleto
publicitario que editaban entonces. Y, también, la única "prensa escrita"
dispuesta a tal hazaña). Sin embargo, tal y como anda el patio
actualmente (especialmente 
en los "headquarters" de Troma) seguro
que la película ya ha sido superada en cuanto a negación.
Y con honores.


A diferencia de las anteriores, "La venganza de Daphne" sí la
alquilé y vi en su día. O, mejor dicho, la sufrí. Ya saben la
cantinela, entonces nos pensábamos que todo lo que llevaba el
sello Troma era como "El vengador Tóxico" o "Mutantes en la
universidad
". ¡¡Juas!!. Aún así, miren lo que les digo, no
me importaría volver a deglutirla... ni que sea por 
morbosa curiosidad. ¿Osaré dar tan fatídico paso?.
Veremos...
(Sí, lo dí)



Otros que tal, los chavales de Empire, especialmente
en lo que se refiere a su división de carroña dura, la
"Beyond Infinity Films". En este caso estamos ante dos imágenes
de "Psychos in Love", que Víctor reseñó sabiamente en su momento.
El tipo tumbado en el suelo es el legendario Carmine Capobianco (RIP).

Reflexión: Que nos obliguen a censurar bonitas ubres, pero permitan
publicar imágenes tan brutas como la arriba expuesta, es algo que
perturba y preocupa bastante, la verdad.


Y para tipos legendarios...
Y negados...
Y carroñeros....
Bruno Mattei! Lo que tenemos aquí es el
precioso cartel de su nada preciosa "Shocking Dark", es
decir "Terminator 2" según la distri española.
Ninguna queja al respecto. Después de todo, de eso va el zetismo
y la explotación, de engañarnos con carteles bien chulos.
Y para muestra, un botón... y de los grasientos...



Aunque no podría jurarlo, diría que este
fabuloso cartel de un supuesto "Alien 3" cortesía del 
amigo Mattei pertenece a cuando la arriba mentada
"Shocking Dark" solo era un proyecto encima de la mesa.
Coinciden intenciones argumentales (no olvidemos que aquella es
más "Aliens" que "Terminator"), director y responsables de
los efectos especiales (los hermanos Paolocci). Sin embargo, que la Fox
se enterara y les amenazara con una demanda -así es como fue- empujó
a que Mattei y "Flora Films" al completo decidieran cambiar el título del
proyecto... pero mantuviesen intacta su esencia plagiadora. ¡¡Bravissssimi!!.

jueves, 17 de marzo de 2011

GRITOS DE AGONIA

Lo mejor de esta película lo tenéis en los primeros tres minutos. De verdad. Luego ya podéis quitarla tranquilamente.
Hace muchos años, antes de que la Troma se pusiera de moda entre retrasados y oportunistas, a mi me dio por investigar en videoclublandia a la búsqueda de sus productos. Entonces era bastante más difícil dar con ellos, nadie la conocía y sus films llegaban aquí importados por oscuras compañías. En aquellos tiempos, tierno jovenzuelo como era, ignoraba por completo que Troma solo tenía dos o tres pelis buenas, o cuanto menos divertidas, y que el resto era una mierda pinchada en un palo. Con semejante desconocimiento por bandera sufrí en mis carnes cosas como "La venganza de Daphne", "Surf Nazis Must Die" y... sí, "Gritos de agonía" ("Girls School Screamers" in the U.S.). Creo recordar que flipé con el arranque, y luego me dormí o directamente la quité.
Pasados todos estos años, y con los principios de Troma total y absolutamente prostituidos (algo que ya ocurrió cuando el "boom", pero nadie quiso darse cuenta), vuelvo a consumir esta caquita, con el "modo paciencia" puesto en "on".
Una colegio de monjas recibe como herencia una casa encantada. Las hermanas van para allá, acompañadas de sus sabrosas estudiantes, con la intención de hacer inventario. Pronto... no, perdón, tarde, demasiado tarde, las muchachas comenzarán a ser asesinadas por un ente misteriosa.
Hasta el puto minuto 50 no hay ni un solo crimen. Y no esperéis gore por doquier, porque no. ¡Ah!, y tampoco tetas. Una peli de terror protagonizada por colegialas ¡¡y sin una sola ubre!!. Mal, Lloyd Kaufman, mal. Pero ya sabemos cómo funcionaba la Troma: pilla una peli indie de tercera división que nadie más ha querido, métele un título llamativo, hazle un poster super-chulo y atractivo que, en realidad, nada tenga que ver con la peli y con su espíritu y, enga, a venderrrrrrr... y a decepcionar al paciente público del horror.
Bien, he soportado entera "Gritos de agonía". Sin avance rápido y sin dormirme. ¿Es buena?, no. ¿Es una mierda?, no exactamente. Es... psss, ¡¡aburrida!!. Mucho. Pero es que cuando me lo propongo, puedo soportar lo que sea (aunque menos que el campañero Víctor). Si ese no es tu caso, evítate el chiste fácil: Los gritos de agonía los darás tu viendo esta cosica.

lunes, 13 de mayo de 2024

HISTORIA DE UN JUNKIE

Nacida inicialmente como “Gringo”, cuando los piratas de Troma compraron esta película para distribuirla, decidieron darle un título más sensacionalista y a todas luces comercial: “Story of a junkie”, sin tener ni pajolera idea el señor Lloyd Kaufman del material contra cultural que tenía entre manos. Esta maravilla en forma de documental ficcionado, oda a la sordidez y la decadencia de las calles del Nueva York de los 80, cuenta con pelos y señales los avatares de un adicto a la heroína llamado John Spacely. El susodicho no es un yonki cualquiera que los productores se encontraron por ahí y al que filmaron inyectándose heroína sin remilgos, no. El personaje en cuestión fue un popular ente de la cultura underground neoyorquina, un punk que eventualmente ejercía como músico, otras veces como actor, y que en sus mejores momentos se codeaba con personalidades del estilo de Keith Richards, Willy DeVille o Joey Ramone, quizás por cuestiones más tóxicas que musicales. Incluso, cuanto tuvo autonomía para trapichear con drogas, se convirtió en el dealer particular de John Belushi. Asimismo, llegó a trabajar como editor y colaborador del célebre “Punk Magazine” a las órdenes de John Holmstrom, pero su desmesurada adicción a las drogas duras —cuyo origen es consecuencia de un trauma, tras un horroroso aborto su novia fue arrollada por un camión— envió todo atisbo de creatividad al traste. De este modo, Spacely se convierte en una leyenda callejera de alta magnitud lo suficientemente interesante como para que se decidiera hacer un retrato sobre su persona y, por supuesto, sobre el poco higiénico y repugnante hábito de inyectarse.
El título de producción, “Gringo” hace referencia al mote bajo el que Spacely era conocido en las calles. Durante mucho tiempo estuvo moviéndose como una rata en Alphabet City, lugar habitado potencialmente por latinos y negros. Spacely era de los pocos blancos que pernoctaban en aquella cloaca, hecho que se hacía aún más evidente con la querencia de este por la decoloración capilar, así que los negratas comenzaron a llamarle Gringo y, de ahí, el título primigenio.
En “Historia de un junkie”, el director Lech Kowalski se gana la confianza de Spacely y de su circulo de chusma yonkie, para introducirse con su cámara de 16 mm en lo más profundo de los bajos fondos neoyorquinos. Así, entre entrevistas a adictos y traficantes, visitas a narcosalas y reconstrucciones en ficción de algunos de los hechos que Spacely le explica, podemos hacernos una idea del infierno que supone ser un adicto a las drogas duras. Infierno que, aunque de vez en cuando se escenifique el teatrillo para darle ritmo a la película, es absolutamente real. Camellos, drogatas, narcosalas, todo estaba allí antes de que la producción llegase con los equipos filmadores.
Yonkies inyectándose, Spacely pasando el mono visto de la manera más gráfica posible, transacciones de droga y trapicheos varios se imponen en un documental del todo sensacionalista y cercano al “mondo”. Tras su visionado, el espectador queda con muy mal cuerpo.
El formato, rodando en 16 mm, de noche con iluminación natural, ayuda a incrementar la sordidez y mal rollo que desprende la película, pero ya lejos de texturas o del grano de celuloide, es que los lugares donde filma Kowalski son lo más asqueroso visto en una pantalla, amén de los individuos que pululan a lo largo del metraje, poco más que despojos humanos, o esos primeros planos de gente picándose las venas. Mención especial para algunos momentos en relación al protagonista. En una escena en la que, tras días de andar por ahí tirado, pinchándose y demás, decide asearse un poco, sus venas están ya tan agujereadas que, en un plano donde está peinándose, la cámara se mueve un poco para mostrarnos unas gotas de sangre en el brazo con el que se atusa el pelo, cuyas heridas, ya tan maltrechas, no se curan jamás. Turbador resulta también el plano en el que el yonki limpia sus botas manchadas con su propia sangre o se quita la roña de los dedos de los pies, con la carne de estos muerta, podrida, por la falta de limpieza y tras muchos días sin desprenderse del calzado.
Un documento tan aterrador como atrayente, al que además tenemos que añadir el valor de incluir algunas escenas de ficción como aquella en que un camello asesina a otro tras un problema territorial.
La filmografía del director, Lech Kowalski, se compone exclusivamente de documentales, ninguno de ellos centrado en aspectos agradables de lo que retrata. Suyo sería “D.O.A” sobre la gira norteamericana que llevaron a cabo en 1978 los "Sex Pistols" o “Born To Loose: The Last Rock-n-Roll Movie”, centrado en Johnny Thunders, miembro de los "New York Dolls" y los "Heartbreakers",  y por donde también asoma el amigo Spacely en los últimos momentos de su vida, agonizando ya terminal por culpa del SIDA. Caerá por aquí.
Muy recomendable esta "Historia de un Junkie"… siempre y cuando dispongas de un estómago de acero y no tengas la sensibilidad a flor de piel.