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miércoles, 1 de agosto de 2018

EL BLU-RAY DE "POSESIÓN INFERNAL"

No estoy seguro de por qué no había comprado aún el Blu-Ray de "Posesión Infernal". Seguramente consideraba que ya la tenía en demasiadas versiones (DVD español, DVD inglés, DVD yanqui de super-lujo. VHS español. VHS ¿Holandés?. Grabada de la tele en castellano, catalán e incluso en versión censurada) y no hacía falta ninguna más. Y menos una que había sufrido retoques digitales hasta el extremo de borrar uno de los fallos más míticos de la película: Cuando al principio el coche cruza el puente y a la derecha de la pantalla vemos al productor Robert Tapert, ahí de pié mirando tan pancho. En cualquier caso me percaté de que lo que me faltaban eran versiones descargadas para poder meter en un pendrive y llevar a cualquier parte, así que busqué, di con un ripeo del blu-ray y lo bajé. Un día de muchos me senté a verlo y... ¡¡rediez!!, quedé completamente fascinado por la buena calidad que destilaba la imagen. No me entiendan mal, ¡me encanta mi ripeo del VHS original con sus rayotes y su grano! Pero coño, es que esta versión higienizada resultaba casi hipnótica en su claridad. Los 16mm cantaban más que nunca, los detalles, el color... todo era excepcional. Te hacía la experiencia más cercana, más espiritual. Así que comencé a plantearme muy en serio comprármela legalmente. Creo que fue editada justo cuando se estrenó el pasable pero intrascendente remake de Fede Álvarez, por aquello de aprovechar el tirón, así que indagué por ahí y el único sitio viable donde la localicé fue en la estupenda web de Amazon. A un precio razonable, 12 euros más gastos de envío. La pillé. Eso sí, dudando si obraba sabiamente o pecaba de papantas.
Nada más recibirlo, lo puse en mi reproductor y le di al "play". A diferencia del dvd de "Manga Films", la presente versión no cuenta con el doblaje antiguo. Y el nuevo es un mierdote. Pero bueno, a estas alturas me dio igual. Creo que la vi en v.o.s.e., entera, deliciosa como siempre. Tocaba darle caña a los extras, convencido como estaba de que solo habría lo mismo que había visto ya mil veces. ¡¡Qué iluso!!. El documental oficial que contiene, sobre la confección de la película, es increíble. Probablemente el mejor que me he zampado nunca. 
Curiosamente, aunque no cuenta con la presencia de Bruce Campbell -que se suele apuntar a un bombardeo en cuanto a "Evil Dead" se refiere-, ni la de Sam Raimi -este nunca se apunta a nada... o casi nada, como veremos después-, sí agradecemos la presencia de personal menos habitual, como el productor Robert Tapert, erigido en el rol de voz representativa -y que se enrolla muy generosamente-, el reparto femenino principal o el cineasta Josh Becker, que fue "chico para todo" durante el rodaje. Y luego encontramos algunos rostros conocidos de fans, destacando el de Eli Roth. Me identifiqué mogollón con sus anécdotas, sensaciones e impresiones. Y, en general, durante el visionado de todo el pitote sentí un subidón de adrenalina brutal. Un ataque de jovialidad descontrolada, de esos que casi te hacen saltar las lágrimas con todas aquellas historias, batallitas, anécdotas, movidas y demostraciones de amor hacia la mejor película de terror de todos los tiempos. Sí amigos, fui una persona extremadamente feliz. Y aún quedaban más extras por descubrir.
La otra joya de la corona ya la conocía, "The Evil Dead: Treasures from the cutting room floor", la cojonuda idea de coger todas las escenas descartadas, o tomas falsas no necesariamente graciosas, y montarlas siguiendo el orden narrativo de la película. El resultado, que se alarga una horita, es absolutamente gozoso y un "must" para cualquier fan del "Evil Dead" original. Te permite verla desde una óptica distinta, casi como si formaras parte de ella.
En el apartado de audiocomentarios nos encontramos con la gran sorpresa: Sam Raimi. Por fin el muchacho se digna a participar en algo con respecto a su película primigenia. Algo que no lo motiven los dineros, como sí ocurría con la serie televisiva, en la que comenzó a soltar pamplinas durante la promoción como si fuese la gran obra de su vida, cuando en más de una ocasión casi ha echado pestes de ella ("Me gustaría haber hecho 'Ciudadano Kane', pero hice 'Posesión Infernal'" dijo en una oportuna ocasión, justo durante su integración en el mainstream). Por un momento temí que sería igual de soso que el puto audiocomentario que hizo para la edición de "Anchor Bay"/"Manga Films". Sin embargo, y por fortuna, no es el caso. Aquí se suelta la lengua a gusto, acompañado por sus inseparables Tapert y Campbell. Más que comentar la película in situ, esta sirve de fondo para una charla en la que repasan su confección, especialmente en lo referente a la pre-producción o la posterior búsqueda de distribución. La verdad es que es genuinamente difrutable.
El otro audiocomentario es un rato original. Te pones la peli, tal cual, y mientras la vas viendo van apareciendo en un pequeño recuadro personalidades del horror que comentan cosas de una escena concreta o de la peli en general. Stuart Gordon, David Slade, Brian Yuzna o Alexandre Aja son los rostros más destacados. Les acompaña poniendo la gota personal Scott Spiegel, co-guionista de "Terroríficamente muertos", director de "Intruso en la noche" y miembro del clan superochero que formaba junto a Raimi, Campbell y cía.
Completan el catálogo de extras una curiosa y entrañable prueba de maquillaje rodada en súper 8, donde veremos la putrefacción de un rostro mediante plastilina y el efecto de la sangre chorreando por la pantalla. El pase de la película en un cine al aire libre, introducida por Bruce Campbell, Ted Raimi, Tom Sullivan, el menos habitual Richard de Manincor/Hal Delrich y el trío de chicas al completo. Sortean dvd´s e interactúan con el público liando uno de sus habituales espectáculos. Y, finalmente, el único extra reciclado de las ediciones de "Anchor Bay"/"Manga Films", la interesantísima historia de cómo los gerifaltes de "Palace Video" descubrieron el film, decidieron distribuirlo y los problemas que les ocasionó.
Ni falta hace decir que me siento mazo de contento de haber pillado el Blu-Ray de "Posesión Infernal". Fue todo un descubrimiento. No sean ilusos como yo y háganse con uno. Totalmente recomendable no solo para fans del universo "Evil Dead" o del terror en general, también para cualquier aficionado al séptimo arte con un mínimo de buen gusto.

sábado, 2 de abril de 2022

ARIZONA BABY

Hay mucha gente fascinada por la historia de Sam Raimi, Bruce Campbell y Robert Tapert. El grupito de colegas que crecieron como cineastas sin perder nunca su amistad, siempre de la mano. Sí, es muy bonito. Pero lo cierto es que a mi me fascina un poco más la relación de Raimi con Joel y Ethan Coen. Una fábula que se remonta a los tiempos en los que el primero andaba liado supervisando el montaje de "Posesión Infernal" y Joel asistía a Edna Ruth Paul en tales tareas. Luego, cuando los hermanos quisieron hacer su propia película (la muy recomendable "Sangre Fácil"), siguieron un poco la estrategia de su amigo y rodaron un trailer para convencer a posibles inversores, uno que contaba con protagonismo de Bruce Campbell himself (es feo que, luego, cuando facturaron la peli en sí, no le ficharan ni como secundario... pero lo pasaremos por alto) Y no olvidemos la primera colaboración oficial de los Coen con Raimi en la divertida "Crimewave (Ola de crímenes... ola de risas)" (donde surgiría el nombre de "Hudsucker", que los hermanos reciclaron para la misma peli ahora reseñada y, de forma más llamativa, su simpática-pero-poco-más "El gran salto") Con los años, unos y otros se harían un nombre en la industria. Raimi apostando por un cine abiertamente comercial, y los Coen por uno un pelo más autoral, que les valió mucho prestigio y, por supuesto, algún que otro Oscar. Pero la amistad de los cineastas siguió. Podemos ver a Raimi acribillado en "Muerte entre las flores" o a Campbell en una pantalla de televisión en la estupenda "Fargo". Según leí, el director de "Darkman" anda rodando un documental sobre los Coen que, dijo, terminará el día que uno de los dos palme.
Cuando Sam Raimi decidió apuntarse a un cine un poco más "serio", más "de personajes", lo hizo con una película nada desdeñable, "Un plan sencillo". Inevitablemente, por su condición de thriller, sus poso dramático y su ambientación nevada, recordaba un poco bastante a "Fargo". Sí. Es posible. Y pronto cayeron acusaciones de "copia" o "imitación". Lo que nadie parece ver, o querer ver, es que años antes los Coen se habían inspirado en el cine de su amigo, concretamente con "Arizona Baby". Así pues, el caso de "Un plan sencillo" estaba perfectamente justificado.
Que después de una peli tan "indie", tan "arty", reposada y relajada como "Sangre Fácil", Joel y Ethan Coen dieran el salto a cierto cine mainstream con una comedia desmadrada, loca y excéntrica como es "Arizona Baby", seguro les valió muchos palos de cierta crítica sesuda. No me extrañaría que incluso llovieran acusaciones de "vendidos". Todo es posible. Obviamente, vista hoy, está claro que "Arizona Baby" poco tiene de convencional. A pesar incluso de su mensaje "conservador" (la familia es lo primero) y su "happy end". Suerte que los Coen son los Coen, y abordan todo ello con cierta ironía.
H.i. es un delincuente de baja estofa que no para de entrar y salir de la cárcel. Hasta que un día se enamora de una policía. Deciden casarse y formar una familia. Pero ella no puede tener hijos, así que, ante el desespero, le mangan el bebé a un magnate que ha tenido nada menos que cinco... con el consiguiente y consecuente lío.
Está asumido y demostrado que el fuerte de los Coen es el thriller, porque cuando se meten en una abiertamente de risas les suelen salir irregulares, ninguna terriblemente mala, pero con distintos niveles de inspiración. Afortunadamente, "Arizona Baby" pertenece al grupo de las más acertadas. Como decía, destaca el dinamismo y la velocidad que gasta, con unas maneras de "cartoon" (el personaje de Nicolas Cage es casi la versión carne y hueso del Pájaro Loco. También están esas llamaradas de fuego en plan Coyote & Correcaminos que deja la moto del caza recompensas ... entre otras ideas) y, pues eso, los ya citados préstamos del cine de Sam Raimi, como los frenéticos steadycams (hay quien los cita como directo homenaje a "Posesión Infernal"... no se yo), la cámara subjetiva, planos aberrantes, bizarros y forzados, etc.
Añadan al caldo las clásicas "set pieces" de comedia puramente visual que los Coen hacen tan bien (y que abundaban generosamente en "El gran salto", siendo lo mejor de la misma). La parte intermedia del atraco al supermercado es de órdago. Pero hay más. Todas estupendas, muy conseguidas, y que le dan a la película un aire muy fresco, muy vivo, enormemente agradecido. Incluso los diálogos tienen un chorro de chispa, y hay chascarrillos que se te quedan grabados, como ese "Pues entonces, adelante!".
El reparto está cojonudo, del primero al último. Un Nicolas Cage casi irreconocible. Una guapísima, pero guapísima, Holly Hunter (aún fresca de su paso por "La quema"), haciendo de mujer inquisidora y agotadora en su deseo de tener prole. Un sensacional John Goodman (puede que sea lo mejor de la peli), acompañado de un pizpireto William Forshyte. La inevitable Frances McDormand como maruja insufrible y M. Emmet Walsh, repitiendo ambos con los Coen tras "Sangre Fácil", o Randall 'Tex' Cobb en su impagable parodia de un guerrero de la carretera propio de "Mad Max 2" (detalle que cobra todo el sentido cuando vemos a los hermanos, en una entrevista publicada en la revista "Fangoria", referirse a aquella como su película favorita de todos los tiempos. Ahí es nada)
Si algo saben hacer bien Joel y Ethan Coen es elegir canciones para la banda sonora. Lo han demostrado de sobras con "Sangre Fácil", "A propósito de Llewyn Davis" u "O brother!". Y aquí ocurre otra vez. El tema central, a base de banjo, aullidos y silbidos, es una delicia.
Como dato alternativo, señalar la posterior, curiosa y "exploitable" -al menos para el mercado nacional- aparición de una oscurilla película que llegó a nuestros estantes videocluberos con el muy evidente título -y una no menos parecida caratula- de "Motor Baby" ("Easy Wheels" en v.o.) En su época la ignoré. Y así ha sido durante décadas hasta que hace poco, y de modo totalmente accidental, descubrí que venía producida por Sam Raimi, Robert Tapert + Bruce Campbell y coguionizada por el hermano Ivan Raimi (hay quien sitúa a Sam también como responsable del liberto pero, a menos que se oculte tras seudónimo, en los créditos no figura como tal)
Lo dicho, "Arizona Baby" es una estupenda película, y una no menos estupenda comedia, muy recomendable.

lunes, 7 de julio de 2008

RISE, CAZADORA DE SANGRE

"Rise, cazadora de sangre" es una producción "Ghost House", osea, la factoría especializada en terrores de Sam Raimi y Robert Tapert.
Es curioso que esta peli pasara un poco sin pena ni gloria por las salas, y no lo digo porque sea cojonuda, ni tan siquiera buena, sino por su interesante reparto: Lucy Liu, Michael Chiklis, Carla Gugino y un cameo tonto de Robert Forster como viejo verde. En fin, la cosa viene a ser una especie de versión femenina, y menos macarra, de "Blade", en la que una periodista convertida en vampira decide vengarse sobre los culpables de dicha mutación.
La verdad es que arranca bien, y se mantiene bastante sobrio, pero esa misma sobriedad acaba por afectarle negativamente. No era necesario ver a Lucy Liu como super-cazadora vestida de cuero y armada con un pedazo de artilugio espectacular, pero de la guisa que va, y sobre todo, con esa ballestita ridícula, no convence. Tampoco queríamos un desenlace tremebundo repleto de pirotecnia... pero el que hay, mas bien tonto y casual, no convence.  A la hora de peli comencé a mirar el reloj a ver si faltaba mucho. Vamos, que me aburrí bastante.
Y encima, el gore es mínimo.
Resultado: Una peli del montón, de ver y olvidar, y solo cuando no tengas nada mejor que hacer.

sábado, 15 de abril de 2017

THE EVIL DEAD, TREASURES FROM THE CUTTING ROOM FLOOR

Concebido originalmente como parte de los extras de otra de las macro-ediciones del film homónimo en formato digital vía Anchor Bay, "The Evil Dead, Treasures from the cutting room floor" es un auténtico regalo para los devotos de la franquicia de Sam Raimi pero, muy especialmente, los fans de la original. No ya aquellos que la adoren por ser el clásico moderno que es, si no a los que tengan en cuenta, y lo consideren parte de su inestimable encanto y valor, el cómo se hizo y de qué manera. No sé si el amigo Rubén Pardo tenía eso presente cuando tuvo el detallísimo de enviármelo para que lo gozara, y desde aquí le estoy agradecido de pies a cabeza porque, efectivamente, me lo pasé teta (si quieren tienen el documento audiovisual a cachos en youtube, pero yo prefiero verlo de un tirón y a calidad solvente en la tele).
Decía que el fan del "Posesión Infernal" primigenio disfrutará mucho viendo "The Evil Dead, Treasures from the cutting room floor" y remarcaba que más si valora el film por su condición ultra-independiente, casi amateur y de pura artesanía. Como la labor de unos chavales entusiastas y un poco inocentes. Si es así, deglutir este compendio de tomas falsas, escenas eliminadas, secuencias descartadas y otro material extraído de, como reza el subtítulo, el suelo de la sala de montaje, editado además en orden cronológico, es decir, siguiendo la lógica narrativa de la película (faltan algunas escenas, por desgracia, de ahí que el show se prolongue únicamente una horita), será para el creyente como acceder a la Meca, terminar el camino de Santiago o dejarse chupar la polla por Elena Anaya (no la de ahora, la de hace unos años).
Imagínense el percal: Asistir a la confección de este clásico, rodado en lustrosos y añorados 16 mm, sin música, sin adornos, tal cual, a lo bestia. Ver a todos ejerciendo de claqueta (Sam Raimi, Robert Tapert o una de las actrices). Descubrir que cuando no disponían de la misma por algún descuido, como sustitutivo tiraban de la caja en la que se guarda la cámara, cerrándola violentamente para obtener el "clack" deseado. Encontrarse cara a cara con escenas no incluidas en la versión final (y con toda razón, algunas son genuinamente ridículas, como esa descarga lámpara mediante que “Ash” propina en la barbilla a uno de los poseídos), los actores descojonándose de risa con sus estúpidos diálogos, maldiciendo los momentos incómodos, dándose piños (el mejor de todos se guarda para el final, ¡sublime!) y sufriendo lo indecible, como ese frío cruel que hace notar el continuo vaho de unos intérpretes no lo suficientemente abrigados (al revés que el resto del equipo) y las muy desagradables sustancias que deben deglutir para escupir cuando el joven y pizpireto director grite "Acción!".
Naturalmente lo más divertido es descubrir cómo resolvieron el tema de los efectos especiales. Destacan en este apartado aquellos que salieron mal, tanto como para descartarlos de la peli (el primer tobillo agredido con un lápiz es de risa) o los de la parte final, con todos los poseídos derritiéndose y soltando chorrazos de pus. En ocasiones bastaba el humo del cigarro para fingir pelo quemado. Y es fascinante presenciar cómo parieron las manos demoníacas surgiendo del torso de un endemoniado. Resumiendo, que este "The Evil Dead, Treasures from the cutting room floor" es una puta maravilla. Una puta maravilla que se erige como guiño, como homenaje final a una forma de hacer cine que... bueno, no se ha perdido del todo por fortuna (ahí seguimos muchos aguerridos amateurs luchando por la causa), pero sí está ya al borde de la extinción, sobre todo si hablamos de cine independiente con ambición de labrarse un hueco en el mercado convencional.
Lo que me parece un poco jevi es que el tipo que se ha encargado de compilar el material firme con un "Directed by". No sé, creo que un "Compiled by" sería más lógico. Y es que ese es, justamente, el mal que hoy abunda en el mundo del audiovisual de medio o pequeño alcance, las ganas de hacerse notar, de engordar curriculum con lo que sea y como sea, incluso si es mediante hurto. Mal este que en los tiempos en los que Raimi y amigos se dejaron la salud rodando su insuperable obra maestra no se daba (o se daba menos)... y por eso, entre otras cosas, los añoro tantísimo.

domingo, 27 de enero de 2008

BOOGEYMAN 2

El reciente empacho de caspillas insoportables me había vuelto un poco receloso. Traduciendo, me daba miedo enfrentarme a "Boogeyman 2" después de tantas decepciones. Pero el vicio es el vicio, y uno puede mantenerse prudentemente alejado de el, aunque a la larga sabe que volverá a caer (y más si se trata de uno tan sano y divertido como este).
Vista ya, puedo decir que incluso me resultó entretenida... vamos, que no está tan mal como pensaba, aunque probablemente ello se deba a que en realidad estamos ante un slasher de la vieja escuela, y ya sabéis como me pierden a mi esta clase de películos.
"Boogeyman 1" tenía la gracia de estar producida por Sam Raimi. Era una peli extraña, que se desarrollaba casi íntegramente con un solo protagonista, metido en una casa abandonada en la que las paredes crujen demasiado. Lástima de un final tan predecible, tan mal facturado y de un monstruo realmente cutre (esos CGI mal entendidos!!). Pero por lo visto la peli funcionó a su manera, y sus responsables decidieron llevar a la práctica esa costumbre tan golosa de currarse una secuela only para el mercado del dvd, incrementando los -pocos- elementos que funcionaron en la original y reduciendo presupuesto. Del clan Raimi solo dan la cara Robert Tapert en la producción ejecutiva y Joseph LoDuca en la banda sonora.
La acción de "Boogeyman 2" se sitúa en un sanatorio mental en el que han ingresado un grupo de chavalines con fobias varias, incluida la prota, eterna niña mona que de cría vio al supuesto Boogeyman cepillarse a sus padres (acompañada de su brother, ya curado del tema) y desde entonces arrastra el trauma de turno. Cómo no, poco a poco los pacientes comienzan a perecer en cruentas muertes que activan sus peores temores. Hummm, vamos a ver, ¿no os recuerda todo esto a "Pesadilla en Elm Street 3"?, ¡por supuesto!, de hecho, incluso hay una secuencia directamente fotocopiada de "Session 9" (la del chaval que corre por un pasillo al que, lentamente y en riguroso orden, se le van apagando las bombillas del techo. El tipo grita como un poseso, y se aferra a un leve resquicio de luz que entra por una rendija). Sin embargo, y ahí quería yo llegar, la amenaza de Boogeyman poco o nada tiene de sobrenatural, y poco o nada tiene que ver con el origen del monster de la primera parte, aquí solo hay un tipo con careta que va masacrando a la peña (encima, es de lo más fácil deducir de quién se trata), estamos pues ante un genuino slasher (y serio, ¡ya era hora!) y una genuina tomadura de pelo para aquellos que esperan una verdadera secuela... suerte que a mi la primera ni fu, ni fa.
A todo este cocktail añádanle la presencia de Tobin Bell, alias "Puzzle" en la infinita saga "Saw", una buena ración de gore (hay algún que otro crimen francamente bruto) y un poco de sexo y tetillas, para tener a todos contentos (¡ah!, y una duración no precisamente extensa, gracias a dios!!!).
El caso es que, como decía, "Boogeyman 2" a mi me resultó un film soportable, ameno dentro de su rutina. No me pregunten por qué, pero así fue. Quien quiera probarlo, que no se corte.

sábado, 6 de abril de 2024

CRIMEWAVE (OLA DE CRÍMENES... OLA DE RISAS!!) + UNA REFLEXIÓN

Siempre me ha parecido jodidamente curioso que, siendo un fan de la comedia como es Sam Raimi (la inmensa mayoría de sus cortos adolescentes encajaban en esos parámetros), nunca ha logrado rodar una en condiciones. De hecho, cada vez que lo ha intentado, se ha metido un buen batacazo. Tal vez por eso, cuando se alejó del terror, que como sabéis es el género en el que quedó encasillado, prefirió optar por el western o el drama antes que la comedia.
Obviamente, estoy hablando de "Ola de crímenes... ola de risas!!" ("Crimewave" en v.o.), pero semejante mala suerte no le ha acompañado únicamente cuando se ha sentado en la silla del director. Con "The Nutt House" (alocada bufonada del año 92 con Traci Lords en el reparto) le pasó tres cuartos de lo mismo, solo que en esa ocasión se limitaba a las funciones de guionista, junto a sus colegas Robert Tapert, Bruce Campbell, Ivan Raimi y Scott "Intruso en la noche" Spiegel, que se encargaba de dirigir. Serios problemas con el productor, empujaron a la sustitución de Spiegel y a que Raimi y cía se parapetaran tras un seudónimo al comprobar que el resultado final les avergonzaba. O la enigmática "Motor Baby" ("Easy Wheels" en v.o.), con el director de "Darkman" produciendo una de risas que apenas tuvo distribución (y acá se lanzó únicamente en vídeo y como supuesto exploit de  "Arizona Baby").
Sam Raimi reniega de "Ola de crímenes... ola de risas!!", su segundo largometraje tras la maravillosa "Posesión Infernal". Dice que los productores se la cambiaron, que a nadie le gusta y no la considera suya, a pesar de contar con los prestigiosos hermanos Coen como co-guionistas (quienes se marcan un cameo disfrazados de periodistas). Era su primer rodaje realmente profesional, y por lo visto fue una pesadilla para él y sus amigos / colaboradores. Muerto de curiosidad, releí el respectivo capítulo en las memorias de Bruce Campbell, donde lo cuenta todo, pero no me aportó prácticamente nada. La clásica historia del estudio presionando al joven equipo de inexpertos, con un director subido a la parra tomándose más tiempo del deseado para sus complicados planos y, por tanto, doblando el presupuesto original. Finalmente, el estudio montó la película y, a tenor de lo consumido, tal vez no fue tan mala idea, porque a mí me gusta. ¿Cómo hubiese sido la versión de  Raimi? ¿Necesariamente mejor?.
Tuve la fortuna de verla en el cine, siendo chaval y acompañado por mi padre. Entonces ya andaba yo enamorado de "Posesión Infernal" y, en cuanto vi el -minúsculo- cartel en la prensa diaria, reconocí el nombre de Sam Raimi. Aquí se estrenó un poco de tapadillo, sin hacer mucho ruido. Y pasó por una sala de mi barrio ya extinta. La percepción que me dejó fue la de una comedia extraña y extravagante, cruel incluso, con momentos muy delirantes de esos que no se olvidan nunca. En una palabra: Rara, y muy coherente respecto al film precedente de su director (por lo visto fue algo que no gustó a los productores, quienes le acusaron de haber hecho otro "Evil Dead"). Y es que, claro, en aquellos entonces todo resultaba nuevo y excitante, Sam Raimi era un "secreto" al que solo podíamos acceder unos pocos y... en fin, que molaba, y molaba encontrarse de nuevo a Bruce Campbell, recién salido de su noche demoníaca (¡conservando el flequillo!), quien tendría que haber sido protagonista, pero quedó relegado a secundario por imposición de los que tenían el dinero.
Si lo miras detenidamente, verás que "Ola de crímenes..." era un producto genuinamente original en su época. No había nada como ella, una de risas demasiado normal para ser un "spoof", demasiado "spoof" para ser convencional. En tierra de nadie. Gira en torno a un empresario que quiere deshacerse de su socio, este se entera y contrata a dos asesinos profesionales para que se lo carguen. Ni que decir que todo irá mal y por medio acabará liado el prota, un panoli enamorado de una chica imposible a la que los asesinos secuestrarán.
"Ola de crímenes... ola de risas!!" es tremendamente tontuna. Lo pretende y está orgullosa de ello. Tiene un aire a "slapstick", a vieja escuela, solo que bañado en una pátina de modernidad y el inconmensurable ingenio visual de un Raimi enamorado de la cámara. Las secuencias para el recuerdo son muchas, pero casi todas tienen como eje central a los asesinos, muy conseguidos en aspecto y personalidad (ahí conocí yo a Brion James, cuyo parecido a una rata es explotado a conciencia). El acoso que uno de ellos (tremendo Paul Smith, al que también has visto en "Mil gritos tiene la noche") somete a la mujer de uno de los empresarios (Louise Lasser), el tenedor clavado en su nariz, la alfombra arrancada de cuajo cual maremoto y la famosa secuencia de las puertas de colores que caen en efecto dominó. El tipo que se lanza desde una ventana y se estrella... sin morir (¿gracias a la espuma que lleva en la cara?), el concurso de baile que termina en la cocina con los platos sucios, un tremendo Bruce Campbell dando forma a una sugerente silueta femenina con el humo de su cigarrillo y etc, etc... una lista interminable de momentos totalmente brillantes (aunque sea a nivel únicamente visual) en los que el director comenzaba a experimentar, y mucho, con la estética, los colores (muchos rojos y azules) y el ritmo del "cartoon", algo del todo asentado en su siguiente película ("Evil Dead 2", por supuesto).
Vale, recientemente la sometí a un revisionado y pude comprobar que, tal vez, al final le pesa un poco el culo. Se alarga en exceso. Y, justo, sobre eso quería yo vomitar la siguiente reflexión...

Resulta chocante ver el salto de "Posesión Infernal" a "Ola de crímenes..." y maravillarse asumiendo que Raimi seguía siendo un veinteañero cuando la facturó, porque es un film cargado hasta las trancas de escenas complicadísimas de ejecutar, rodar y planificar, con explosiones, persecuciones, coches volando por los aires, intrincadas "set-pieces" humorísticas (muy Coen, las desarrollarían igual luego en "Arizona Baby" o "El gran salto". Por cierto, ambas incorporan en sus tramas el nombre "Hudsucker", bien presente en "Ola de crímenes...". Un chiste recurrente), hasta números de baile.... es la leche, ¿cómo el chaval que a finales de los setenta se puso a rodar esa pequeña peliculita casera de terror, con sus colegas, una cámara de 16 mm prestada, cuatro dólares y una vieja cabaña, pudo pasar en cuestión de tres años a algo como "Ola de crímenes..." (sin contar aquí el corto superochero que hizo justo en medio, por aquello de desquitarse, "The Sappy Sap" -con protagonismo de Scott Spiegel-)? ¿de dónde sacó la capacidad para arramblar con todo aquello, tirarlo palante y estrenarlo? ¿tal vez, justamente, de ahí la polémica, que Raimi aún estaba demasiado verde para un producto de semejante envergadura, obligando a los mecenas a intervenir?.
Si algo denotan "Ola de crímenes...", y "Terroríficamente muertos", y "Darkman", y "El ejército de las tinieblas" y todo lo que vino después, es que Sam Raimi era ambicioso y apuntaba alto (¡sambicioso!). Con una visión enorme de las cosas. Hay que estar muy seguro de uno mismo para eso. Como a muchos de los de su quinta, y tantos otros que vinieron después (¡hola James Wan!) le pierde el exceso por el exceso, un mal muy de Hollywood. ¿Por qué todas las películas de género hechas allí han de cargar tanto las tintas en el desenlace? a mi gusto, lo estropean un poco bastante. Ahora con el CGI se ha desmadrado, alcanzándose cotas de delirio pornográfico aturdidoras, especialmente gracias al imparable bombardeo de emociones extremas y manipulantes que nos sacuden sin descanso hasta, casi, la náusea. Justamente, el final de "Terroríficamente muertos" nunca me ha gustado. Es aturdidor. Todo el rollo del monstruo cabezón, las ramas destruyendo la cabaña a golpes, las continuas luces estroboscópicas, el torbellino, la fanfarria de un desatado Joe Lo Duca a la batuta... ¿por qué? Sin embargo, el caso de la primera, la original, es un pelo distinto.
El joven Raimi aplicó su visión grandilocuente al desenlace. Y sí, es lo que contribuyó a separarla del montonazo de basuras zetoides operativas entonces dentro del cine de terror independiente, obteniendo unos resultados demenciales, delirantes, con toda esa orgía de stop-motion, plastilina y yogur verde absolutamente maravillosa. En su época se veía cutre, y se sigue viendo cutre, pero molaba muchísimo, por lo excesivo y el encanto de las técnicas empleadas. Ahí las limitaciones propias de la época -y el presupuesto- jugaron en su favor, obligando a cierta contención y, casi accidentalmente, logrando un equilibrio muy beneficioso para ese "grand finale" y la película resultante.
Al contar el director con más medios en "Ola de crímenes... ola de risas!!", perdió los papeles y pasó lo que pasó. Un desenlace agotador. Es estupendo que una película vaya a toda hostia, evitando desesperadamente aburrir a su audiencia (y ya sabemos lo extremadamente condicionado a la misma que está Raimi), pero, ocasionalmente, puede darse el caso inverso. Amuermar por abuso de ritmo desbocado. Creo que es bueno detenerse unos minutos, dejar respirar al público y, luego, ¡pam! presionar el acelerador otra vez. El jovenzuelo Sam no lo sabía aún y, en fin... lo dicho.
Con todo, tampoco comprendo la mala fama que gasta el largometraje. No es redondo, pero sí muy simpático y generoso en momentos irrepetibles. Así pues, si no lo has visto y echas de menos al buen Sam Raimi, ni lo dudes.

sábado, 30 de noviembre de 2024

TIMECOP: POLICÍA EN EL TIEMPO

Una de las desventajas de llevar acumulados ya diecisiete años de reseñas es que, inevitablemente, tiendes a repetirte. No digo películas concretas, serían más bien apreciaciones. Comentarios. Ya, en realidad importa poco, dada la nula capacidad que tienen hoy día los humanos, y mucho menos ustedes, de retener absolutamente nada. Así pues, tampoco se acaba el mundo si vuelvo a aclarar, antes de comenzar, que me pirro por las historias de viajes temporales y demás paradojas. Y ello contribuye, muchas veces, al disfrute de las respectivas películas. Por eso, seguramente, "Timecop: Policía en el tiempo" me cae tan bien. Me gusta. Un perfecto divertimento para pasar el rato la mar de agradablemente, más si lo acompañas con una bolsa de patatas "chips", aunque sufras hipertensión. ¿Qué quieren que les diga? en ocasiones merece la pena jugarse la salud. Esta fue una de ellas.
Los viajes en el tiempo son una realidad, aunque tampoco es que tengan verdadera utilidad... salvo si eres un político corrupto dispuesto a financiar tu campaña para la presidencia enviando asesinos al pasado, en busca de tesoros de incalculable valor, o alterando los acontecimientos en tu favor. Es por eso que el gobierno de los USA crea un cuerpo de policías dedicado a evitarlo. El más mejor de ellos, y más "cool", es Walker (nombre de héroe por antonomasia), quien vive atormentado al no haber logrado impedir la muerte de su queridísima mujer en manos de unos villanos con un gusto horrible a la hora de elegir vestuario y peluquero. Lo que desconoce aún es que tal acontecimiento guarda mucha relación con su actual condición de policía del tiempo, y no solo dispondrá de una oportunidad para impedirlo, también la de detener al político malísimo que todo lo enmierda con sus feos actos.
Estamos en 1994, hace un año que Jean-Claude Van Damme lo petó con "Blanco Humano" y las puertas de Hollywood se le han abierto de par en par. Así, los estudios "Universal" deciden ficharle y crearle este vehículo de lucimiento, contando de nuevo con Sam Raimi y Robert Tapert para la producción (es decir, "Renaissance Pictures", quienes también apadrinaron "Blanco Humano") y al entrañable artesano -dicho sin tono peyorativo- Peter Hyams en la dirección. La materia de base es, nada menos, un comic editado por "Dark Horse" y serán algunos de sus propios responsables quienes se encarguen del guion. Así ya tenemos alguien a quien aplaudir los muchos aciertos, pero también señalar por algunas cagadillas. "Timecop" se desarrolla en un futuro ya por entonces no muy lejano, 2004 y, en fin, aunque los adelantos tecnológicos no son demasiados, los que se muestran dejan bastante que desear. Especialmente esos feísimos + aparatosos automóviles con supuesta autonomía. Y hablando de vehículos, no acabo de entender por qué los viajeros del tiempo se suben a uno para partir, pero cuando llegan a su destino, van a pata. ¿Dónde han aparcado? Tiene que haber sido en algún sitio porque, a la hora de regresar al presente, vuelven a echar mano del vehículo. Aunque para paradojas inexplicables, la teoría de los mismos viajes temporales. Según la película, ir al futuro es imposible porque todavía no ha ocurrido. Bien, en realidad es justo lo contrario. O al menos eso dicen los astrofísicos, con el añadido de que, una vez en marcha, jamás podríamos regresar al punto de partida. Ténganlo en cuenta por si algún día se les presenta la ocasión.
Pero nada de todo eso importa, solo son apreciaciones pajilleras. Cuando una historia es interesante, y viene cargada de secuencias resultonas de acción, yoyas por doquier, diálogos chispeantes, un héroe simpático y un malo odioso -como es el caso- se le perdona todo, incluidos esos costrosos efectos CGI, especialmente en lo referente al poco aciago destino del villano, tan espectacular como chirriante.
A Van Damme lo acompañan Ron Silver dando vida al carismático político corrupto, la guapa Mia Sara enseñando brevemente las ubres y el gran Bruce McGill como jefazo de los polis viajeros.
A diferencia de lo que he creído durante todo este tiempo, "Timecop" fue un éxito. De hecho, es la película de Van Damme que más pasta ha recaudado en toda su carrera, una que comenzó a hacer aguas justo después. Hasta el culo de divismo, drogas y bebercio, el belga se convirtió en un apestado, algo a lo que contribuyó su fracasadísima siguiente película, "Street Fighter: La última batalla". No obstante, aún tendría tiempo de protagonizar algunas cosas potables y volver a colaborar con Peter Hyams en la poco inspirada "Muerte Súbita" (retomando dicha asociación un puñado de añacos después con "Cerco al enemigo"). Supongo que esa caída al vacío impidió la existencia de un "Timecop 2"... es decir, uno financiado generosamente y con Van Damme de prota. Lo que hubo en su lugar fue una serie de televisión de la que nadie se acuerda y una secuela tardía -año 2003- directa pal mercado del dvd con el sosainas de Jason Scott Lee en plan héroe y el hoy recuperado Thomas Ian Griffith (de "Karate Kid 3" / "Cobra Kai") en plan villano. También hubo más comics, algún vídeo-juego y se habló de un remake jamás materializado.