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viernes, 22 de octubre de 2010

THE ALIEN DEAD

Fred Olen Ray, es un individuo, un mecenas en lo suyo, que aunque me cae simpático, nunca he sido seguidor de su carrera. Si que he visto algunas de sus películas, pero no han llegado nunca a despertar mi vena fan. Pero claro, es que nada de lo que había visto, tiene que ver con su opera prima, THE ALIEN DEAD. Todo lo otro que yo he visto, exceptuando las ultimas, tienen un look mas tirando a profesional, o al menos, intentando imitar el look del cine mas mainstream… que lo consiga es otra cosa pero tiene sus travelings, sus focos, o al menos sus trípodes, pero THE ALIEN DEAD, es genuina, solo cuenta con un puñado de actores amateur, alguna estrella de los años 40 en decadencia, una caja de maquillaje y una cámara de 16mm…. y ni puta idea de hacer cine.
Una vez vista (y ya era hora, ¡cojones!) he de decir que sí, me ha gustado (Como peli mala/buena) pero que lamento enormemente no haberla visto hace unos quince años, porque el listón de peli mala a día de hoy está muy alto, y a esta, como a MAL GUSTO, por ejemplo, les pasa lo mismo. Que ya no parecen tan malas.
También, considero que THE ALIEN DEAD, es mas disfrutable en parroquia, que a altas horas de la madrugada y en solitario; el aburrimiento es considerable.
Resulta, que por culpa de un meteorito, un grupo de personas acaba convertida en monstruos acuáticos que habitan en un lago, así que entre dialogo tonto sobre cocodrilos gigantes, y entre monólogos estúpidos que reivindican situaciones extremas para no aburrirte cuando eres periodista (impresionantemente costrosa puesta en escena), los monstruos (tíos con caretas o tías con maquillaje de la señorita Pepis), dan violenta cuenta de aquellos y aquellas tetonas que osan rondar aquel lago.
Pero hasta que llegan los momentos de divertida chicha, tienes que zamparte los diálogos. Que cosa mas estúpida e incoherente… puedes encontrarle la gracia, si, pero como son tan largos, acaban cansando.
A todo lo precario de la producción, hay que decir que la estética que se consigue con el 16 mm. sin saber utilizarlo, me resulta fascinante, al igual que la iluminación natural ( ¿O debería decir la no-iluminación?) que otorga ambientaciones extremas, como esa secuencia en la que una bañista en top less, se pega un bañito. Es tan rara la iluminación, que las aguas en las que se baña, parecen mierda, y tan marrón todo, que no sabemos distinguir si es de día o de noche. Y eso no lo consigue ni el mejor director de fotografía del mundo, solo lo consigue un jovencito Olen Ray.
Y en mi vida he visto una película, en la que la cámara al hombro se mueva tanto… claro las de 16 mm. deben pesar lo suyo.
Un clásico, al cual se darle el valor que tiene, pero que, se me antojaba más divertida, aunque vista en otras circunstancias, puede ser que mi opinión hacia ella, cambie para mejor. Tiene todas las papeletas. Y es que la serie Z, es la serie Z y THE ALIEN DEAD, es mucha serie Z.
Por cierto, POSESIÓN IFERNAL, THE EVIL DEAD en su versión original, ¿Debe su título a una posible influencia de esta peli? Naxo, aclárame el misterio ¡Gracias!

Actualización (25 / 8 / 2014):
Naxo: Más bien es al revés. Dejo aquí esta estupenda y clarificadora caratula pirata como prueba....



A modo de presente, colofón, les dejamos también el escaneo completo de la caratula del Beta patrio...

sábado, 23 de febrero de 2019

SESIÓN DOBLE : ALIEN DEAD + MATANZA

ALIEN DEAD : "The Alien Dead" es el primer largometraje oficial de Fred Olen Ray (si no contamos un mediometraje previo, "The Brain Leeches"). Hoy por hoy, Ray es un afamado (que no reputado) realizador independiente especializado sobre todo en cine fantástico de bajo o muy bajo presupuesto -y en parte mentalidad "exploitation"- que vivió su momento de auge en los años 80, rodando sin descanso películas como "Scalps", "Biohazard / Alien 3", "El misterio de la pirámide", "Los Dreggs", "Del espacio profundo", "Beverly Hills Vamp" o "El poder de las armas" (siendo estas dos últimas de lo más digerible de su catálogo). A finales de los 70 trabajaba en una tele local y se moría de ganas de hacer la película definitiva que le catapultara, así que pilló el equipo de 16 mm de la cadena, se agenció a una vieja ¿estrella? de Hollywood en -mucha- decadencia (Buster Crabbe, quien interpretó a "Flash Gordon" o "Buck Rogers" en viejos  seriales) y sin tener ni idea de nada, tal y como él mismo reconocería años después, se puso a hacer "The Alien Dead". El resultado, pues os lo podéis imaginar, muy amateur, muy cutre, muy casero, repleto de carencias técnicas, zombies y víctimas que ríen, etc, etc... en dos palabras: una gozada.
Un meteorito cae sobre una barcaza apoltronada en un lago repleta de jovenzuelos bigotudos que lo pasan pipa. Explota y todos se convierten en zombies sedientos de sangre que atacan a los habitantes de la zona. Un periodista que se llama Tom Corman (y no es casual) investigará el asunto. El film termina tras 74 minutos de delirio y sin un desenlace propiamente dicho. Todo ello, en mayor o menor medida, ambientado sonoramente con country de tercera regional, incluidos momentos de -supuesto- terror como el alucinante ataque de los muertos vivientes a una pareja donde pasamos, sin vergüenza, de un tema más bien tirando a balada a otro totalmente bailongo.
"The Alien Dead" me provoca una extraña sensación de buen rollo difícilmente explicable. Tiene algo especial, por su artesanía, su crudeza, su suciedad, su relativa fealdad y esos colores tan llamativos propios de los 16 mm. Es un modo de hacer cine que ha muerto. Es, en definitiva, una obra HONESTA. Hay muchas otras ahí fuera, pero ninguna como esta.
 
MATANZA : Llegada la década de los 80, el ya por entonces veterano "exploiter" Andy Milligan aceptó a regañadientes que su público potencial era aquel que compraba la revista "Fangoria" y se pirraba por todo lo que suponía gore y horror. Entendió que a muy pocos les interesaba el lado dramático y sórdido de muchas de sus películas previas, esas que con los años han reivindicado unos cuantos esnobs como si fuesen arte, así que hizo lo lógico: Complacer a la nueva audiencia. ¿Cómo?, rodando una obra en la que dejaba bajo la alfombra sus habituales neuras y traumas cumpliendo como perfecto artesano. Aunque aquí lo de perfecto es relativo. Cuando hablamos de Andy Milligan, lo hacemos de uno de esos directores que probablemente nunca se hubiesen forjado una carrera de no ser por el nacimiento del cine de explotación y el circuito "grindhouse". Y sus películas, rodadas a toda prisa, casi sin presupuesto, y de manera harto cruda, son... lo que son.
"Matanza" narra la historia de una pareja de recién casados que se instala a vivir en una mansión encantada por los espíritus de unos novios que cometieron suicidio entre sus paredes. La cuestión es que, mientras a los protagonistas poco les ocurre, son sus amigos y conocidos los que sufrirán las iras de unas almas errantes encabezonadas en que nadie les arrebate el hogar.
Leído así de primeras suena muy común y corriente. Pero es que hablamos de Andy Milligan, un cineasta que sobrepasa la línea de "malo" o "incapaz" para ser algo distinto y, a su modo, original. Miembro honorífico de una ralea de creadores con un lenguaje totalmente exclusivo, a pesar de los pesares. Nadie hacía películas como Andy Milligan. Y eso lo aceptas o no, pero cierto valor tiene.
"Matanza" está rodada en 16mm en -según tengo entendido- la propia vivienda del director. Básicamente se montó en cámara. Y se nota. Y abundan hasta el agotamiento los diálogos, algunos de ellos en torno a culebrones familiares que poco o nada interesan y aportan. Sin embargo, entre medias surgen destellos de locura maravillosa, especialmente en el momento que los fantasmas aparecen según la técnica de Georges Méliès. Y ya no digamos sus fechorías homicidas. Los efectos especiales son ultra-crudos, totalmente artesanos en el sentido más básico del término, y aún así funcionan. La secuencia en la que a un ladrón le abren el estómago y surgen espaguetis es, desde el momento que la vi siendo impresionable adolescente, un clásico del delirio.
Y delirio define muy bien a "Matanza". Como todas las obras de Andy Milligan, gasta ese tufo anti-natural, acartonado y almidonado que le confiere una atmósfera rarísima, sórdida e incómoda. Hasta inquietante. Y eso, aunque se trate de algo accidental, es todo un mérito.
Desde luego no es una película para el gusto de todos. Probablemente ni para el de unos pocos. Pero si conectas con ella puedes encontrarle una extraña y esquiva belleza que no te dejará indiferente.

sábado, 31 de diciembre de 2022

DEAD WEEKEND

Todo hacía suponer que con "Dead Weekend" el semi-prestigioso Amos Poe había tocado fondo. Hemos hablado de él mucho y muy extensamente, pero lo resumiré en que Poe es algo así como el verdadero "pope" del cine independiente norteamericano tal y como lo conocemos hoy (o lo conocíamos en los 90). Surgido de la escena punk primigenia neoyorquina, agarró una cámara de 16 mm y no paró de producir largometrajes donde imitaba obsesivamente las maneras del Godard más revolucionario. Llegados los ochenta, intenta profesionalizarse con "Alphabet City", donde se marca una especie de versión "comercial" de sus primeros títulos, versados en cierto lumpen callejero. Y en 1995 vende su alma al diablo dirigiendo una película barata de ciencia ficción para la caja lerda, esta "Dead Weekend". Él la calificaba como "Mi propio "Plan 9 from outer space"", más teniendo en cuenta que luego pudo encauzar su carrera de nuevo por los supuestos derroteros "indies" correctos, renegando así de la reseñada. Y, claro, siendo yo como soy, y con los gustos que tengo, me pirraba por ver ese "desliz", tarea complicada porque nunca llegó a lanzarse por estos lares, ni en vídeo. Hasta que, oh sorpresa, hace poco tuve acceso a ella, subtitulada. No dudé un segundo y le di al play, ansioso.
Hablar de decepción sería lo normal, sí. Pero en este caso la palabra adquiere un tono distinto. No me he sentido decepcionado porque sea una mierducha a la altura de lo que producían entonces "Syfy Channel" o Roger Corman. Al revés, el bajón me lo dio descubrir que, después de todo, "Dead Weekend" no dista TANTO de las maneras de Amos Poe. Sigue siendo muy "indie" en espíritu. Puede que la promoción, o las palabras del propio filmmaker, la hayan perjudicado, haciéndonos creer que íbamos a consumir la pieza menos inspirada de un Jim Wynorski cualquiera.
Claro, es que leído de un tirón, el argumento induce a pensar malamente: En el futuro, un alien con la capacidad de cambiar de aspecto llega a la tierra. La sociedad militarista que rige con mano dura quiere cazarlo, así decide evacuar la ciudad anunciando la llegada de un falso terremoto. Todos aquellos que no se piren, especialmente si son bandas callejeras luciendo llamativas crestas de colores, serán exterminados. De eso se encarga un grupo de agentes armados. Entre ellos, destacan dos. El más guaperas se topa con el alien. O mejor dicho, la alien. Resulta ser una tía buena que viene de un planeta donde el sexo sustituye al desayuno, la comida y la cena. Es más, si no folla, morirá. Así que el protagonista se la tira una y otra vez (no paran de yacer, casi parece una concesión de Poe a la moda entonces imperante de los thrillers eróticos estilizados), hasta que se enamora/enchocha y decide protegerla, a pesar de que su propio compañero quiera acabar con ella.
Vale, ahora imaginen todo eso contado a lo "indie", sin demasiados efectos especiales, sin gota de elemento "camp", todo a base de largos diálogos aparentemente improvisados. Por momentos me recordaba a las eternas escenas de Belmondo y la Seberg charlando en una habitación de hotel en "Al final de la escapada" (lo que encajaría muy bien con la Godardobsesión de Amos Poe) Solo al final parece que el cineasta coge consciencia de que debe dar algo de elemento palomitero a la audiencia -o a los productores- y, entonces sí, rueda un tiroteo y la aparición de un ovni bastante cutrón.
La peli tiene su mensaje, aunque tan previsible como elemental. Uno contra el racismo y a favor de la diferencia. El colega del prota es un hombre frustrado porque lleva décadas casado con la misma pava, y está harto. Envidia a su compañero, que no para de follárselo todo (aunque en realidad solo sea una misma tía que muta de aspecto) y, en parte, por eso quiere destruirla. Al final, justo antes de los créditos, la alien manda un alegato pro-sexo y anti-violencia que roza el ridículo. Supongo que Poe se partiría el ojete mientras rodaba esta parte. No sé.
El curioso reparto depara algunas sorpresitas. Al lado de Stephen Baldwin, encontramos nada menos que al gran David "Sledge Hammer" Rasche. Les siguen el eterno villano Nicholas Worth, la asiática Bai Ling, Alexis Arquette (hermana de Rosanna, Patricia y David), Patrick Muldoon (uno de los protagonistas de la posterior "Starship Troopers") y la gran sorpresa: a lo largo de la peli aparece un DJ que no cesa de dar la brasa, sobreactuar y entonar voces chillonas. Y a mi que el tipo me sonaba. ¿Dónde lo habré visto antes? Tras mucho pensar y no encontrar la respuesta, recurrí a Imdb y entonces... en fin... les hablo de Tom Kenny, es decir, ¡LA VOZ de "Bob Esponja"! así como el rostro del pirata Patchy. Sensacional. Eso fue, realmente, lo que me animó a escribir la reseña de una película muy muy mediocre, muy muy olvidable, pero curiosa ni que sea para una única vez.
Ponen la guinda en la banda sonora los, según el disco, disfrutables "Nine Below Zero".

sábado, 29 de junio de 2019

LA REDENCIÓN DE "SCALPS"

¿Cuál es la película más aburrida que han visto en su perra vida? Yo lo tengo muy claro: "Sábado 14 / Scream" de Byron Quisenberry sería la ganadora indiscutible. Creo que intenté consumirla tres veces, sin lograrlo. Pero hasta la llegada de tal pequeño bodrio de legendaria caratula española, el podio lo ocupaba imbatible "Scalps", el segundo largometraje profesional del rey del zetismo norteamericano por ahí los años ochenta, Fred Olen Ray. Esta sí la terminé, tras hacer un incontable número de intentos y por una cuestión de fe. Yo era FAN de su director y me parecía indecente no verla completa.
Ray venía de rodar su encantadora y ferozmente artesanal "The Alien Dead" y no debutaría en el formato standard de los 35mm hasta la que haría tres, la no menos zopenca/simpática "Alien 3/Biohazard". Se rumoreaba que "Scalps" había sido facturada en súper 8, por su look granuloso, pero no, se filmó en 16mm (tal y como demuestra la imagen adjunta) desde la más rutilante independencia.
Eran otros tiempos para el amigo Fred. Él nunca ha sido muy amigo del gore, ni del material escabroso. Siempre se ha declarado ante todo fan de los monstruos y del terror clásico. Pero a principios de los años 80 tenías que complacer al público y, sobre todo, al distribuidor si querías estrenar en salas, aunque fuesen las de la calle 42 en doble sesión con una peli erótica italiana. Así que Ray se vio obligado a meter sangre y una escena de violación. Es por ello que "Scalps" no solo es la peli más aburrida de su director (de su época "buena", claro, porque seguramente todos los pseudo telefilms que ha rodado los últimos años son mucho peores), también la más gráfica. O "mal lechada". Y la que menos le gusta a él.
Sin embargo, de nada le sirvió contentar al distribuidor, ya que este cogió la peli e hizo con ella lo que le vino en gana. La destrozó, aunque hablando de algo como "Scalps" suene un poco absurdo. Todos los que la vieron en su época recordarán ese bicho con cara de león que sale al principio. Bien, esa era una imagen pensada para asomar más adelante y durar mucho menos. De hecho, la mayor parte del material que veíamos solo era un test para probar el efecto. De esta manera cantaba mucho más su condición de moñecote. Luego, cuando los protas llegan hasta una tienda regentada por indios, vemos un rápido e inexplicable collage de imágenes sobre los pieles roja y su estirpe. Un sinsentido que sustituía/tapaba una rápida sucesión de los momentos más impactantes que le esperaban al espectador, en plan premonición. De haber dejado el material ahí, pues oiga, hubiese hecho la función de aviso para la desconfiada platea. Sabrían que, si tenían un poco de paciencia, verían cosas chulas. Pero al quitarlo lo único que lograron fue ampliar el espectro de bostezos. 
Y puestos a cagarla, resulta que algunos distribuidores pensaron que las escenas "extremas" lo eran demasiado y las acabaron cortando, por lo que desprendieron a "Scalps" de cualquier atisbo de algo disfrutable. De hecho, hay una degollación brutal que no tiene nada que envidiar a lo que Tom Savini lograra en sus mejores tiempos. Claro, las fotos que corrían por las páginas de la prensa especializada extranjera -que era la única disponible entonces- eran de todas estas secuencias censuradas o acortadas (ver imágenes adjuntas), por lo que uno se montaba una peli mucho mejor de lo que luego terminaría tragándose. Normal pues la decepción y el cabreo.
Harto de ver correr por el mundo una versión tan chunga, Fred Olen Ray se hizo con todo el material original disponible de "Scalps", ya fuese el negativo como alguna copia de vídeo. Reconstruyó el pifostio y lo lanzó en dvd a través de su propio y simpático sello, "Retromedia". El resultado final no es que haga de la peli algo muchísimo mejor. Sigue siendo aburrida. Pero sí es cierto que la arregla un poquito, le devuelve su sentido del "exploitation", recupera las escenas más gráficas y, sobre todo, aclara una fotografía ultra-oscura que en el VHS español impedía que viésemos nada con claridad, incrementando así la sensación soporífera. Dicho de otro modo, en realidad "Scalps" no es TAN HORRIBLE. Culpen a los distribuidores y a los censores.
Añadir que todas las pelis de Fred Olen Ray que él mismo lanza bajo su sello, disponen de, además de interesante material extra, un audiocomentario altamente ameno del cineasta. Así era el de la encantadora "The Alien Dead". Y así es el de "Scalps", donde Ray se dedica a narrar todo el rollete que les acabo de meter.

lunes, 17 de junio de 2013

BIOHAZARD

"Biohazard" tiene el honor de ser la primera película rodada en 35mm (y dentro de ciertos sistemas de producción tirando a profesionales) por el inefable Fred Olen Ray, un personaje de lo más habitual en este blog. Anteriormente, se había movido en los parámetros del amateurismo y los 16mm, como bien demuestran la entrañable "Alien Dead" y la soporífera "Scalps".
Estamos a mediados de los 80, y por entonces Fred Olen Ray mola. Y molará durante años, llegando a convertirse en el absoluto rey de la serie B/Z en su tierra. Desafortunadamente, a partir de los 90 comenzaría a desinflarse y hoy por hoy, aunque no para de currar como un cabrito, lo que hace dista mucho de tener ni tan siquiera un sutil encanto (ya que la mayoría son productos de lo más desangelados destinados a la tele por cable). Y es que "Biohazard" tiene encanto. Es un truñón de órdago, desde luego, pero con cierto gracejo. Veamos por qué.
En España se la conoce con más de un título (como "Experimento secreto"), aunque mi favorito es aquel con el que la alquilé siendo adolescente, ya fascinado por su director, "Alien 3"!!. O mejor, "Alien 3 llega a la tierra", lo que hace que me pregunte si el distribuidor no tendría la intención de hacernos creer que seguía al famoso (y nada desdeñable) "Alien 2 sobre la tierra" de Ciro Ippolito. Suena descabellado pero, a estas alturas ya sabemos que en aquellos tiempos en los video-clubs de España podía pasar cualquier cosa.
La historia que nos cuenta es todo lo trillada que cabría esperar, aunque partiendo de una idea interesante muy poco explotada por su realizador. Una tipa tiene un poder mental que le permite introducirse en dimensiones paralelas, agarrar objetos y traerlos de vuelta. Guay!. Lástima que esto se reduzca a lo anecdótico y sirva de mera excusa para, una vez efectuado el experimento de marras, internarnos en terrenos más que conocidos (incluso ya para su época). La malvada criatura oculta en un sarcófago interdimensional se escapa de las manos del -escueto- ejército y comienza a matar indiscriminadamente. El prota y la chica de los poderes unirán fuerzas para cazarlo. That´s all folks!.
Todo ello rodado a lo Ray, pero un poco más chungamente, que a fin de cuentas era aún novatillo. Largos planos generales, diálogos interminables y, en su mayoría, absolutamente estúpidos (del tipo "rellenametrajes"), una ausencia total de ritmo de ninguna clase y los inevitables elementos "exploitation", aunque a nivel torpón y light. Como era de esperar, "Biohazard" acaba convertida en una auténtica comedia involuntaria con cierto tono inocente que la hace simpática (es especialmente hilarante el momento en que asistimos a un ataque del marciano y, automáticamente, sin salirnos del mismo espacio temporal durante la noche donde se desarrolla todo, vemos como otro personaje comenta ese mismo crimen, demostrando la eficacia de los servicios informativos por aquellos lares), a pesar de que Ray cuele elementos humorísticos paridos de modo expreso, algo que terminaría siendo uno de sus sellos inconfundibles. El más sonado (si exceptuamos el final, que luego comentaré) es aquel en el que el marciano hace trizas y pisotea de modo encolerizado un póster de "E.T. El extraterrestre" (por entonces aún muy reciente). Me pregunto cómo le sentaría la coña a su hijo de cinco años Christopher, que es quien se oculta dentro del disfraz del monstruo, diseñado por Kenneth J. Hall, detalle este justificado de antemano por un científico que asegura que el invasor tendrá una corta estatura. Christopher terminaría convertido en director de ponzoñas para "The Asylum", la mayoría de ellas, y siguiendo la estela paterna, sobre monstruos de dos cabezas, tres ojos y diez anos. Por su parte, Hall sumaría a sus actividades las de guionista oficial de la serie B/Z (escribiría para David DeCoteau) y director. Su primer largometraje venía auspiciado por el mismo Fred, la mítica "Engendro Satánico" (o "Evil Spawn"), sobre la que pueden leer en nuestro libro.
Fiel al que durante años fue su método de trabajo, Olen Ray se agenció decorados ajenos para rodar, destacando el laboratorio donde realizan el experimento y que, si no me falla la memoria, pertenece a Roger Corman, es más, podría ser el mismo sitio donde se rodó "Galaxia Prohibida". Resulta muy regocijante reconocer en la banda sonora algunos efectos extraídos del famoso archivo de la BBC. En España estos iban empaquetados en dos discos o cintas de cassette que cualquier artífice de cortometrajes caseros tenía en su poder. El más explotado es el del grito masculino, aunque también suena por ahí un perro rabioso que, pal caso, pone "voz" a un extraterrestre. Más datos fricazos: la cabeza cercenada que aparece al final en realidad es un préstamo de Steve Johnson, técnico de efectos especiales cuyo trabajo has podido disfrutar en montañas de títulos bien reconocibles (visita Imdb, pinfloi!) y que anduvo casado con una de las musas de Ray, Linnea Quigley. El ya fallecido cineasta zetoso Donald G. Jackson, culpable de "El infierno vuelve a Frogtwon" (también presente en nuestro libro) o la infame "The Demon Lover" (en España atribuida erróneamente al mismo Fred Olen Ray en una de sus ediciones en vhs), asiste al director y se marca junto a él un cameo como paramédico.
Pero hablar de "Biohazard" significa hacerlo de su ya legendario final. De otro modo, nos estaríamos perdiendo lo que, al fin y al cabo, es lo mejor de la película. Imaginaos el percal: Estás viendo el tenso y aterrador desenlace, en el que la chica con poderes mentales confiesa al protagonista que ella también es una extraterrestre de aviesas intenciones. Se produce el silencio, el prota mira asombrado la mutación de la moza que unas horas atrás quería follarse... de pronto su expresión cambia y, a la par que cruza la mano por su cuello simulando una degollación, exclama medio sonriente: "¡Cortad esto ya!". Suena una alegre y dicharachera canción rockandrollera estilo años 50 y comienzan a sucederse los créditos compuestos no sólo de letras, también de numerosas y curiosas tomas falsas. Así como lo leen. En ellas podemos ver errores técnicos, el método express con el que Ray dirige al reparto, risas, cómo un actor escupe sangre falsa al objetivo de la cámara, al hijo del director moviéndose torpemente dentro de su disfraz o a este mismo posando picaronamente con la actriz protagonista justo al final de un rollo. Fascinante. Naturalmente el fin de tan chocante táctica es alargar el escueto metraje de la película, que a duras penas alcanza los 80 minutos (lo que la hace más disfrutable, of course), sin embargo, también es verdad que, aunque puede que inapropiado y cutre para muchos, estas son las cositas que hicieron de Fred Olen Ray alguien "grande" y diferente. Ningún realizador de Z-movies, cuadriculado y con miedo a que su película no disimulara lo suficientemente bien su espíritu zopenco y cafre, osaría mostrar todo ese material. Tomárselo tan a cachondeo. Fred Olen Ray sí, y por eso se salía de la norma, por eso destacó y por eso me fascinaba. Estas chorradas (o los títulos de crédito del inicio de "El misterio de la pirámide") era lo que yo denominaba con afecto "el toque Ray" y lo que convirtió a "Biohazard" en algo más que un simple refrito cutre de las monster movies clásicas. Al menos para mi.
Merece la pena que dediquemos unas líneas a la mentada "alegre y dicharachera canción rockandrollera estilo años 50". Se titula "Rockabilly Rumble" y sus artífices responden al nombre de "Johnny Legend and The Skullcaps". Johnny Legend no es un cualquiera, se trata de un hombre orquesta de reconocible aspecto (es delgado, altísimo y luce una larguísima barba blanca) que si nos interesa es porque, entre muchas de sus actividades, dedicó tiempo a adorar, estudiar y promocionar las veleidades del cine "trash". O del de terror, simplemente. Le has visto como actor en "La novia de Re-Animator" o "2001 Maníacos". Durante los 80 produjo una serie de vídeos en los que se recopilaban trailers de clásicos del "trash" conocidos como "Sleazemania!". Justamente, Fred Olen Ray firmó un par. También ha sido director, su obra más famosa es "My Breakfast with Blassie", protagonizado por el mismísimo Andy Kaufman. Todo un personaje.
En el reparto de "Biohazard" aparecen algunas caras curiosas, destacando la de un acabadísimo Aldo Ray, ya en lo más bajo de su descendente carrera, o la neumática y morbosa Angelique Pettyjohn, conocida a nivel "cult" por su intervención en un capítulo de la serie original de "Star Trek" (en el que William Shatner caía rendido a sus tetas... er digo, pies) o la mítica -y filipina- "Mad doctor of blood island". Otros nombres que repetirían con el realizador son William Fair (volvimos a ver su faz de héroe de tebeo en "Del espacio profundo"), Richard Hench (este incluso estuvo en "Scalps", también en "Del espacio profundo" y en "El misterio de la pirámide", "Mob Boss" o "Prison Ship", en la que repetía Aldo Ray), aunque el más reconocible es David O´Hara, prota de la siguiente peli de Ray, la mentada "El misterio de la pirámide" que también anduvo en "El poder de las armas" o en Z-movies tan míticas como "Hard Rock Zombies" (en nuestro puto libro!!) o "Ángel de la venganza", del legendario Ted V. Mikels. Igualmente, en el apartado técnico encontramos nombres que volveremos a ver, como los de Bart y Bret Mixon (el primero había realizado los créditos animados de "Alien Dead" y ambos terminarían metidos en películas de lo más mainstream) o T.L.Lankford, director y productor que solía currar como guionista para Fred Olen Ray. En este caso no es que se luzca mucho, ya que su función en "Biohazard" es la de escribir diálogos adicionales... y visto lo visto, mejor que se hubiera dedicado a recoger flores o pasear canes meones.
Por sorprendente que suene (¡¿más?!), en 1995 Fred Olen Ray produce "Biohazard: the alien force", dirigida por Steve Latshaw, una especie de remake/secuela que, básicamente, cuenta lo mismo que la original menos por lo de la tía con poderes mentales. ¡Para una idea buena que tienen!. Aquí el bicho surge de un experimento genético... pero el resto, lo mismo. De siempre.
Buena Mierda.

sábado, 25 de octubre de 2025

NIGHT OF HORROR / CURSE OF THE CANNIBAL CONFEDERATES

"Night of Horror" narra la historia de un grupo de amigos que topan con los espíritus lamentosos de unos soldados confederados. Resulta que en la pandi hay una chavala idéntica a la esposa de uno de ellos, muerto en combate y cuya cabeza decapitada reposa mal enterrada en los contornos. Los fantasmas le pedirán a la chavala que la localice para darle sepultura como dios manda.
Estamos ante un largometraje de 73 minutos eminentemente amateur y rodado en Super 8 el año 1981, con actores acartonados, diálogos "rellenistas" anti-naturales, muchas carencias técnicas y lo que más ha mosqueado a aquellos que decidieron dedicarle un ratejo: aburrimiento. Podría haber colado como un corto resultón de, pongamos, quince minutos. Pero como película larga, es una auténtica tortura. Sobre todo, cierta secuencia en la que el director, Tony Malanowski, acude a una recreación de la guerra civil y filma desde la distancia, con zoom y a pulso, batallas interminables de las cuales incluye varios minutos. Leí que cinco, pero a mí me parecieron bastantes más. Cuando los fantasmas se dejan ver, son un par de tipos vestidos de soldado, en la penumbra, rodeados de niebla, estoicos y sin abrir la boca. La cámara se recrea en ellos desde todos los ángulos posibles, mientras de fondo escuchamos su "speech", tan eterno como el resto de ingredientes narrativos.
Sorprende pues cero que "Night of Horror" -de, añado, ultra engañoso cartel- despierte tantísimas hostilidades, la verdad. Básicamente se trata de un cortometraje alargadísimo. No obstante, canta mucho que nos encontramos ante un proyecto personal de su director. Uno abordado sin intención -o sin conocimiento- comercial. Desde la pureza del que crea honestamente. Incluso, tal vez, ingenuamente convencido de que está haciendo algo de valor artístico (la mención a Edgar Allan Poe, la falta total de elementos "exploitables", el ritmo pausado, los actores soltando peroratas “profundas”, etc, etc...).
Desconozco la historia oficial. De hecho, aunque he buscado, no hay datos que corroboren mi teoría. Pero diría que Tony Malanowski le mostró "Night of Horror" a algún distribuidor y este soltó aquello de "La historia es buena, pero le falta chicha. Si la haces de nuevo, explicando lo mismo, pero incorporando más sangre, chicas desnudas y acción, te la compro". Porque, en esencia, eso sería la siguiente película del -entonces- joven director, "Curse of the screaming dead", rodada un año después. Y para cuando logró que el magnate en cuestión se la adquiriera, este amplificó los elementos "exploitables" retitulándola "Curse of the cannibal confederates". El mentado resultarían ser dos, Lloyd Kaufman y Michael Herz, amos y señores de la in/famosa "Troma".
El problema es que tuve la osadía de ver "Night of Horror" y "Curse of the cannibal confederates" seguidas, sin pausa. Y cuando llegué a la segunda, las carencias amateuristas de la primera, y demás zarandaja povera, perfectamente presente también en aquella, no me impactaron tanto. Las tenía asumidas, las daba por hecho.
Así, "Curse..." termina siendo un film mucho más tradicional, elemental y previsible. Parece que esta vez cambiaron el Super 8 por 16 mm. Y que, salvo uno de los actores, el resto son distintos y algo menos incapaces (solo un poquito). Por supuesto, hay más disparos, las chicas de turno no salen desnudas, pero sí en biquini y los fantasmas estoicos parlanchines mutan a zombies agresivos de maquillaje muy renqueante. Es donde el aspecto cutre del film canta por soleares. Y eso que entre los implicados andaba todo un futuro y respetado profesional, Bart Mixon, pero no arregla mucho el desaguisado. Desde luego, lo más llamativo es la secuencia en la que los revividos se deleitan zampándose las tripas de varias víctimas, todo bastante rudimentario, aunque con especial fijación en explotar efectos de sonido masticantes, cuya insistencia consigue aquello que busca, resultar razonablemente desagradable.
Esta vez la cosa va de unos jóvenes que aterrizan en una iglesia abandonada (con presencia también en "Night of Horrors"), hurgan en su cementerio y localizan el diario escrito por el capitán de un grupo de confederados muertos en combate. Al mangarlo, aquellos resucitarán y la liarán. Suerte que los protagonistas van armados -son cazadores- y llevan balas explosivas, lo que permite ver algunos perolos zombie estallar sin mucha convicción.
Tal vez, si hubiese consumido "Curse of the cannibal confederates" antes que "Night of Horror" me habría parecido una cosa aburrida y anodina, pero dentro de los parámetros esperables del cine de su categoría (muy cerquita del "Alien Dead" de Fred Olen Ray en la que, curiosamente, participó Bart Mixon), pero al consumirlas en orden inverso, eché en falta ideas un pelo menos trilladas. Mientras sufría "Night of Horror" no cesaba de sorprenderme ante las elecciones estéticas y narrativas de Tony Malanowski, en plan "qué jeta". Reprochable, sí, pero reacción de alguna clase, ausente ante las rutinas más o menos complacientes de su siguiente intento, diseñado para contentar a las audiencias (y los distribuidores).
Desde entonces el muchacho no ha dirigido nada más que un documental sobre ¡¡la guerra civil norteamericana!!, "The Battle of Bunker Hill" del 2009. Manda cojones. Dudo que le ficharan por su "experiencia previa" en ese campo. A lo que más se ha dedicado es a montar, montones de títulos, entre ellos bastantes subproductos (algunos de David DeCoteau). Eso y defenderse de los sangrantes ataques a los que era sometido en internet, de cuando todavía no se había estandarizado eso de la agresión desalmada. Recuerdo incluso haberle leído explicando que sus películas de debut le habían servido para encontrar un hueco en la industria del cine y poder vivir haciendo aquello que más le gustaba, así que no solo no se arrepentía de ellas, sino que se sentía feliz ante su mera existencia. En tal caso, y si estaba siendo honesto, lo celebro.

domingo, 19 de noviembre de 2023

CRÉDITOS INICIALES DE "BEVERLY HILLS VAMP"

Claro, tanto hablar ayer de "Beverly Hills Vamp", al final me entraron ganas de revisarla. Y sí, sigo pensando que es muy graciosa y simpática. Una de las películas más soportables de su director (junto a "El poder de las armas", seguramente. Vale, y "Alien Dead", pero porque a esa le tengo mucho cariño). Entre lo más memorable, los alegres créditos de apertura ilustrados sonoramente por el siempre eficaz Chuck Cirino y diseñados resultonamente por Bret Mixon. Así pues, y considerando que nuestro humilde canal de YouTube llevaba tiempo sin actualizarse, recuperé la vieja costumbre de publicar créditos peculiares de películas igualmente peculiares (extraídos de costrosas cintas VHS). De este modo, mientras a algunos de ustedes les regalamos los ojos (y, tal vez, se animen a revisar -o ver por primera vez- "Beverly Hills Vamp") a otros les sacamos de quicio porque andaban buscando el film entero y se quedan con ganas de más. ¡¡(Risa Satánica) Que se jodan!!.

martes, 19 de agosto de 2008

BEVERLY HILLS VAMP

Sin contar "The Alien Dead", y dentro de su dinámica semi-industrial de rodar pelis como salchichas en cinco días, para mi esta es la mejor obra del insigne Fred Olen Ray. La mayoría siempre poseen algún elemento interesante -aunque hablemos de la ridícula criatura que acompaña a David Carradine en "Warlords"- mientras que el resto apesta y, sí, mata de aburrimiento. Sin embargo, y a pesar de todas sus carencias, "Beverly Hills Vamp" es razonablemente entretenida e incluso divertida.
Tres chavales de pueblo, cuyo sueño es hacer una película, van a Hollywood a pedir ayuda a un productor de series Z. Mientras esperan una respuesta a sus plegarias, deciden pasar la noche en un prostíbulo que, fíjate tu, está regentado por vampiras. Solo logrará escapar uno, quien recurrirá al mentado productor, y un cura, para poner fin a la amenaza.
Todo ello, claro está, en forma de comedia bufa, muy muy tonta, y facturado a la inevitable manera del Ray más perezoso, a saber, planos casi secuencia, muuuucho diálogo y look estéril, sin vida (por mucho que metan alguna luz verde o roja de fondo para dar más de "algo" al "decorado"). El humor, como decía, es mega-chorra, pero en ocasiones funciona, una, gracias a estultísimos pero acertados efectos sonoros, y dos, y eso sí es curioso, gracias al doblaje español, destacando el que le pone la voz al prota, el comediante de serie Z Eddie Deezen (al que hemos podido ver en "Grease" y "1941", nada menos, y sobrevive gracias al doblaje de dibujos animados y la televisión. El film reseñado no representa su único escarceo con el zetismo , volvió a colaborar con Olen Ray en "Mobb Boss" y se las vio también con Mark Pirro , aunque en aquella ocasión se largó del rodaje sin completar su parte). Suelta algunas frases que son una risa, sobre todo a lo largo del desenlace.
Acompañan a Deezen en tareas interpretativas Britt Ekland (ex-chica Bond y actriz en algunos títulos de culto del cine de género Británico de los 70), Michelle Bauer (inevitable en una de Olen Ray e inevitable verla en cueros. La primera secuencia en la que aparece de esa guisa sobre un tipo, es material descartado de "The Tomb / El misterio de la pirámide", del mismo cineasta), Jay Richardson (otro habitual de Alfredo, quien da vida al productor, lo que permite muchas coñas privadas), Robert Quarry (ex-Conde Yorga, personaje este a costa del cual se permite bromear y todo), Dawn Wildsmith (pareja sentimental del realizador en aquella época) y Tim Conway Jr., hijo del popular comediante televisivo (quien formó pareja junto a Don Knotts en la mítica "Detectives casi privados").
En el apartado técnico también se repiten los habituales de la plantilla, Ernest D. Farino en el guión (su porción más grande del pastel está como diseñador de créditos para films de James Cameron ¡¡!!), T.L.Lankford como "consultor creativo", Bret Mixon en los créditos y las animaciones... y, eso si, el gran Chuck Cirino en lo musical, quien como siempre hace gala de un talento innato para crear sencillos pero efectivos temillas pegadizos, y si no que se lo digan al público que asistió a un pase de "Deathstalker 2" en la "Maratón de Cine de Terror de Cotxeres de Sants" y tarareó a grito pelado la fanfarria principal, obra del compositor y sus sintetizadores.

miércoles, 21 de diciembre de 2022

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 23 (FRED OLEN RAY)

Imágenes extraídas de las fermosas páginas de "Mad Movies", "L´Ecran Fantastique" y otras revistas franchutes que me alegraron la adolescencia por ahí los años 80/90....

En los tiempos que era fan y devoto de Fred Olen Ray, localizar material dedicado a él y su cine en la prensa resultaba casi un sueño imposible. Por eso, cuando ocurría, me volvía loco por agenciármelo y devorarlo. Saber más del... errr... ¿maestro?. Y así ocurrió en Octubre de 1987 cuando la revista franchute "Impact", concretamente en su número 11, le dedicó una entrevista. Nada más saberlo, corrí a localizar aquel ejemplar, pero para entonces ya no era exactamente reciente, así que no hubo manera. Finalmente, no recuerdo ni cómo ni donde, di con una copia. La pillé sin pensar y.... alguien había arrancando justamente las páginas con el material sobre Fred Olen Ray. ¡¿Se pueden creer tanta mala suerte?! (¿y se pueden creer que hubiese otro individuo interesado en aquello?). Así pasaron unos años hasta que tuve acceso de nuevo a aquel "Impact" y, aunque mi fanatismo por el director de "Alien Dead" y "Biohazard" había bajado muchos grados, me la compré. Era ya una cuestión de orgullo.
Siéntanse afortunados porque no tendrán que pasar por semejante trago para poder acceder a tan sagradas páginas, ya que se las cedo escaneadas a continuación. Lo único que requerirán es saber francés o pillarse el consabido diccionario (y ampliar las imágenes dándole a la tecla Ctrl + botón izquierdo del ratón). Merece la pena. Justamente, es aquí donde Ray confiesa que su sueño es dar el salto al circuito de las "majors", convertirse en un artesano bien pagado. Nunca lo consiguió. ¡Bienvenido al club, Alfredo!



jueves, 25 de diciembre de 2014

CARPETAS CINÉFAGAS (Y OTRAS ESPECIAS)

Había en mis tiempos de escolapio una característica del todo típica que consistía en adornar tu carpeta o carpesano con imágenes representativas de tus gustos y apetencias. Podías tirar de las pegatinas que regalaban las revistas destinadas a la porción del mercado que tu representabas o demostrar algo más de personalidad y currártelas tu, a base de recortar, fotocopiar o incluso dibujar.
Yo, como buen aficionado al cine de género, con especial y orgullosa inclinación por el terror, no iba a ser menos. A lo largo de mi no demasiado extensa y sí notoriamente fracasada carrera estudiantil, lucí muchas carpetas armoniosamente decoradas, siempre acorde a cuales eran mis obsesiones en el momento. También pude disponer de algunas ya diseñadas para tal menester, aunque esas fueran las menos.
Afortunadamente tuve la buena idea de conservarlas casi todas, en parte por su aún útil función archivadora. Únicamente lamento la pérdida de una de ellas, pero que no forme hoy parte de mi colección obedece a una aplastante lógica: su tamaño. Estaba pensada para salvaguardar hojas de formato Din-A3 y, claro, acabó siendo un trasto gordo, pesado y molesto que terminé aniquilando. Sin embargo, recuerdo perfectamente qué imágenes la ilustraban. Ambas, obvio, acorde a su tamaño: La de la familia matarife de "La matanza de Texas 2", ahí posando, pero sin letra ni logo alguno, y una secuencia muy llamativa de "En los límites de la realidad", aquella que nos muestra a una moza de espaldas abriendo una puerta por la que asoma un ojo gigantesco. Recuerdo perfectamente que, en el metro y de camino al cole, la estampa de "Leatherface" y los suyos era inevitable blanco de muchas miradas, cosa que me incomodaba, sí, pero no tanto como para renegar de ella. Ni por el forro.
Por fortuna, el resto de mis carpetas escolares reposan en el armario. Y un buen día se me ocurrió que sería divertido y entrañable recuperarlas todas, fotografiarlas y desmenuzarlas aquí, en este nuestro/vuestro blog, dedicado -en parte- a rememorar cinéfagas primeras experiencias.



Cuando intentaba recordar cuál de todas las carpetas que siguen era la primera, hubo una pista que me ayudó a decidirme por una candidata. ¿Y en qué consiste esa pista?, pues en su mala ejecución. No a la hora de elegir las imágenes, ni mucho menos, si no a la hora de situarlas. Tal como quedó, una de las caras estaba boca abajo en relación a la otra. Error. Que no lo hiciese correctamente en esta ocasión es lógica muestra de mi inexperiencia (ya que no volví a cagarla igual again), ergo, esa ha de ser la primera.
¿Y qué encontramos en ella?, pues un muestrario infinito y generoso de lo más variado. Propio también del novatillo, con los gustos aún no del todo definidos. Por ejemplo, en la cara A, por así llamarla, encontramos clásicos del calibre de "La Niebla" o "Halloween 3". Uno de mis slashers favoritos, "La Quema". Un poco de la música que me gustaba entonces ("Blues Brothers", "Motorhead".... y bastante heavy, lo que me choca porque nunca me tiró mucho ese tipo de sonido, aunque supongo que me atraía más a un nivel estético, por sus habituales cubiertas a base de elementos horroríficos... como ese "Eddie" ("Iron Marisamaiden") en plan piloto de guerra. También vemos a los "Creedence" -que me molaban entonces por su participación en los soundtracks de John Landis- y ¿¿¿Pink Floyd?? que imagino sería puro relleno. Si no, no me lo explico). También nos damos de bruces con referentes a algunos "blockbusters" clásicos como "Los Cazafantasmas" y "Regreso al futuro" (cuyo vinilo gozaba mucho escuchando) y sendas cubiertas de las bonitas novelas de terror editadas por Martínez Roca (ver más abajo). Complementan el sarao dos calaveras dibujadas por el menda, siendo la más grande una imitación de la que protagonizaba la versión en comic de "El día del padre", según "Creepshow", de la mano de Bernie Wrighston. La guinda la pone Monty Python y la que entonces era mi peli favorita del grupo, "El sentido de la vida". ¡Y que no falte "Viernes 13"/Jason!, aunque sea en plan "cameo carpetil".


En la segunda cara retomamos el tema "Creepshow" -por entonces mi absoluta number one. Hoy es la number two, lo que tampoco es moco de pavo-, destacando esa curiosa ilustración promocional extraída de un "Fotogramas" de la época. Una no muy sincera declaración de amor al noveno arte a base de imágenes mangadas de "Vampus" o "Rufus", referencias a Richard Corben -mi dibujante favorito en el momento, junto a Wrighston-, a Moebius (??) y a "Torpedo", que me gustaba mucho. En lo musical nos encontramos con el "Salve" de la "Polla Records" (entonces recién comprado en formato casete), un guiño punk -en esos tiempos comenzaba a interesarme por la subcultura del imperdible- y una tímida referencia al "Thriller" de Michael Jackson. Sí, amigos, yo fui de los que se cagaron de miedo viéndolo. Destaca H.P.Lovecraft en lo literario, autor al que me acerqué a través del cine, y aunque intenté leer algunos de los libros que aparecen en la foto, nunca logré conectar con ninguno de ellos. Arriba de todo, el encabezamiento de las tiras humorísticas y macabras de Pierino extraídas de "El Papus". Era un dibujante que me gustaba y se adecuaba mucho a mis apetencias grotescas.
Lo que más me llama la atención es que gran parte de los recortes aquí expuestos, sobre todo los de música y literatura -y de escueto tamaño- están recortados de un popular catálogo que solía llegarnos a casa por correo, "Discoplay" (¡gracias Don Olid!).


Como apéndice, comentar de pasada la costumbre que tenía de incluir "caramelos" en el interior. Y pal caso, lo que aquí tenemos es la adecuada incursión de portadas de la colección súper terror de Martínez Roca, destacando las antologías de "Las mejores historias de terror" o la adaptación de "La noche de los muertos vivientes" de John Russo. El "Spy vs. Spy" de la revista "Mad", que entonces leía. El libro de H.G.Wells que inspiró una de mis pelis antiguas favoritas, "El tiempo en sus manos" y, cómo no, el mítico "Stryker" de Cirio H. Santiago.
Brutal.



Pa la siguiente carpeta decidí no matarme tanto y tiré por lo fácil. Carteles grandes, ambos extraídos de las páginas del "Fotogramas", justo cuando se estrenaban oficialmente ambas películas. El de "Viernes 13, 3ª parte", que explotaba a tope el elemento tridimensional, siempre me ha parecido precioso, uno de mis favoritos de la saga.


El otro, pues a decir verdad únicamente lo escogí por la presencia de Clint Eastwood sujetando una gran pistola, a lo "Harry Callahan" que, como verán a continuación, ha sido siempre una presencia constante en mis preferencias decorativas. Aquí no interpreta al gran "Dirty Harry", y la película resultante ni siquiera me gusta, pero pal caso, no importaba mucho.


La fricadilla la pone el breve anuncio del video-juego, por entonces aún una práctica bastante verde, inspirado en "Viernes 13". No es que lo tuviese, o lo hubiese jugado en casa de un amigo... de hecho, nunca llegué ni a verlo, pero se trataba de algo relacionado con la saga en cuestión, lo que era ya suficiente argumento para recortarlo y añadirlo.


En este caso recurrí de nuevo al tema imágenes grandes, solo que aquí tuve la decencia de utilizar algo hoy bien valorado por el aficionado medio, una fotografía promocional de "Re-Animator", de esas que solían adornar las vitrinas de los cines (vamos, lo que llaman "fotocromo"... y por cierto, ¡¡menudo es!!, ¿dejarían hoy día usar una imagen así de extrema?). En ella vemos uno de los momentos álgidos, más sangrientos, grotescos y gran guiñolescos del famoso y estupendo film de Stuart Gordon, cuando un zombie (el papá de Megan) le revienta los ojos a la cabeza del Dr.Hill, poco antes de aplastarla como un melón. No hace falta decir que me ALUCINABA ese panorama, por su exageración, su locura, su demencia y su rojo abundante. Absolutamente salvaje. Recuerdo cuando una persona adulta vio la carpeta y cínicamente me dijo: "Veo que ahora te va el romanticismo". Con todo debo abrirme a ustedes y confesarles que, por entonces, aún no había visto "Re-Animator", así que con material como ese mi imaginación volaba libre y peligrosamente.


La cara B resulta harto reveladora. Como ven, son los carteles franceses de "From Beyond/Re-Sonator", "Howard, un nuevo héroe", "El día de los muertos" y "Viernes 13, 6ª parte: Jason Vive", lo que significa que me encontraba en pleno apogeo de mis lecturas gabachas. Todo ese material salió de las páginas de "L´Ecran Fantastique" que, junto a "Mad Movies" e "Impact", conformaba mi generosa dieta de lectura cinematográfica por esos tiempos.
No hace falta decir más.



Por lo visto eso de poner un solo cartel no me satisfacía tanto, y para la ocasión -y la siguiente- decidí retomar el tema "collages", solo que aquí partiendo directamente de fotocopias. Eran los tiempos en los que había descubierto la revista "Fangoria" -la yankee, claro- y con ella el fascinante espectro oscuro y chungo del cine fantástico y de terror, su lado más "trash", algo que se refleja mucho muchísimo en esta interminable galería de rostros.
Lo normal era que los chicos adornaran sus carpetas con cantantes sexys, modelos, actrices. O en un caso pre-homosexual, jugadores de furgol. ¿¿Y qué es lo que hago yo??, colar las caras de un puñado de señores de mediana edad o más -cada uno con su respectivo nombre debajo-, casi todos hombres de negocios de escaso talento y algunos más interesados en sacar dinero del bolsillo de los posibles espectadores impresionables que de crear cine. ¿Quiénes eran estos elementos?, fácil: Al Adamson, Andy Milligan, Jesús/Jess Franco, Frank Henenlotter, Aristide Massaccesi (Joe D´Amato), David DeCoteau, Ted V. Mikels, Charles Band, David Friedman, Herschell Gordon Lewis, Lucio Fulci, Roger Corman y Fred Olen Ray (en una foto que casi está de espaldas). La créme de la créme. Junto a ellos, temas tan propios de ese tipo de movidas como el cine de caníbales o "Santo, el enmascarado de plata". Nótese ciertas manchas de rojo-granate en las esquinas de las fotos... sí queridos, era tempera, en un intento de hacer más cantoso el tono "sangriento" del invento (dulces ingenuidades).
Y por aquello de no perder las buenas costumbres: "Harry Callahan" en un ladito (con un contundente "My hero!" encima de la foto) y el Steven Seagal de "Por encima de la ley".
A esta carpeta podríamos bautizarla tranquilamente como la "trash-carpet".
Fascinante.


Si el caso anterior era algo bizarro, el de ahora roza la locura.
¡¿Fred Olen Ray, el ínclito cineasta zetoso, como motivo central de una carpeta?!. Miedo da. Pero sí, queridos, así de fan era yo entonces del director de "Alienator" (que decora ampliamente el collage), "Del espacio profundo", "Los Dreggs", "Días de horror y muerte", "Commando para matar", "El poder de las armas", "El misterio de la pirámide" y otras que no aparecen en la imagen como "Biohazard", "Alien Dead" o "Beverly Hills Vamp".
Recuerdo que, tras mirarla atentamente, un compañero de aula me dijo: "¿Te gusta la violencia, eh?". Pues sí, pero solo en la pantalla, chavalote.



En la cara B del caso que nos ocupa se recupera un poco cierta cordura. Aunque tampoco mucho.
"Blood Feast", el inevitable "Harry Callahan", su entrañable parodia televisiva "Sledge Hammer", más macarrismo con "Yo, el jurado", el cartel de "Re-Animator 2/Metamorphosis" según san Luigi Montefiori (que es una puta bazofia, pero esa ilustración me gustaba mucho... ¿será de E.Sciotti?, eso explicaría muchas cosas) y, consecuentemente acorde a la presencia de San Fred Olen Ray, un guiño a Jim Wynorski con dos de sus obras cumbre, "The Return of Swamp Thing" y, sobre todo, la inmortal "Deathstalker 2".

Posdata: La imperdonable ausencia de imágenes en ambos lados, a base de tijera bruta, obedece a alguna causa de reciclaje que, ahora mismo, no recuerdo claramente (aunque puede distinguirse el nombre de Linnea Quigley, lo que significa que la carpeta también luciría cierto erotismo barriobajero).


MENCIONES ESPECIALES:

Las dos carpetas que siguen se alejan un poco del grupo. Una por temática y otra por fabricación. Pero merecen estar aquí... entre otras cosas porque, en fin, son las que faltaban para completar el repaso… y porque me sale de los cojoncillos.


El punk rock como temática ha salido ya alguna vez, tímidamente, a lo largo de este periplo, pero realmente no se impuso hasta mediados de los años 90.
Pal caso tenemos a Jayne/Wayne County (el travesti punk del Nueva York originario que hacía poco había visto “live”). Una ilustración extraída de un número de la revista "Vibraciones" del año 77. En esa época era muy fan (y mantenía relación epistolar) con el grupo "Wat Tyler" y a falta de alguna imagen más representativa, utilicé esa del bailarín tirolés. A su lado, la pegata número uno de mi fanzine "Suburbio", y el nombre de una banda que desentonaba un poco en el conjunto (de ahí que su presencia fuese tan poco llamativa), los militantes "Crass". A su lado, un dibujo muy especial de John Holmstrom, el famoso padre de la revista "Punk Magazine" y portadista de "Ramones". En medio, y ahí luciendo a lo grande, la que era mi banda absolutamente favorita, "The Lurkers". Justamente, el tipo con el perro y la bandera es Arturo Bassick, que en aquellos tiempos lo lideraba.
Retornamos a la parte baja, extremo izquierda, y descubrimos la pegatina número dos de "Suburbio".
A su lado, el logo de los mediocres "Chelsea", "Sham 69" (y no entiendo muy bien el motivo de que estén ahí) y la divertida imagen macarra de uno de los integrantes de "Spider Babies", grupo de garaje cazurro.



Y estos, pues no necesitan presentación.
A día de hoy dudo mucho que los "Toy Dolls" fueran genuino punk. Siempre he visto a su líder, Olga, como un currante que se disfraza cuando toca y luego vuelve a la normalidad de su rutinaria existencia. Pero eso no quita que, en sus buenos tiempos, los "Toy Dolls" me ENCANTABAN y, de hecho, en cierto modo fueron los culpables de mi afición al punk rock. Así que merecían un lado entero de la carpeta para ellos solos... y más con una imagen tan ideal como la de este single de su divertida canción "James Bond lives down our street".


A esta, obviamente, lo que le tengo es mucho cariño, tratándose como se trata de merchandising oficial surgido a raíz del estreno del legendario "Superman" de Richard Donner con Christopher Reeve. Comprado en la época, se entiende. Sorprendentemente ha durado en bastante buen estado hasta nuestros días. Tengo algunos amigos completistas del personaje que han demostrado interés en hacerse con ella guita mediante, pero de momento prefiero conservarla.

lunes, 5 de marzo de 2018

FROM HELL TO THE WILD WEST

Navegaba yo por una de esas webs de descargas ilegales cuya especialidad es la de colgar subproductos de serie B/Z actuales, de esos que ni en siglos llegarían a nuestros comercios, cuando veo el póster de lo que parece una película de Charles Bronson. Vamos, el que ilustra la entrada de hoy. Obviamente, soy lo bastante inteligente para detectar que no se trata de una película de Bronson —entre otras cosas, porque ya está muerto— y me figuro que será una película de cualquier otra cosa a la que han plantado en el póster una foto de Charles Bronson para ver si la peña pica. Pero no.
Resulta que de un tiempo a esta parte, ha salido un actor llamado Robert Kovacs con un más que sorprendente parecido a Charles Bronson. Se parece muchísimo. Entonces, la evolución natural de todo ser humano que se parece a otro, es sacar partido de ese parecido, sobretodo si al que uno se parece es un actor famoso. Así, en pleno 2017, nace lo que viene siendo la “Bronsonxploitation”. Vale que hubo en los 70 otro émulo del actor americano, y desde Japón, nos venía Bronson Lee, mezcla de Bronson y de Bruce Lee que al final no era más que un japonés con bigotes y pelos rizados que no se parecía ni a uno ni a otro. Pero Robert Kovacs es genuino. Lo que me pregunto es por qué ha llegado al “Direct to vídeo” tan tarde.
Así, y rebautizándose para lo ocasión como Robert Bronzi (¡manda cojones!) nace esta nueva explotación en una práctica  como es la de clonar a actores de éxito que no se hacía por lo menos desde los 80 (aunque rula por indonesia o por ahí, un clon de Mr. Bean del que les hablaré otro día).
Mientras escribo esto, Bronzi, ya está filmando un subproducto videoclubero que lleva por título ¡¡ “Death Kiss”!! La curiosidad me embarga.
Sin embargo, la primera toma de contacto de Robert Bronzi con la pantalla se la debemos a esta “From Hell to the Wild West” y se la brinda nada menos que un tal Rene Perez, director que empieza con su carrera en 2010, y rueda bodrios al servicio de su propia productora, una de esas aún más infames  —pero del mismo estilo— que “The Asylum”, con las que rueda títulos intencionadamente expoliadores como por ejemplo “Alien Showdown: The Day the Old West Stood still”, más conocida como “American Cowboys vs. Aliens” o “Little Red Riddin Hood”. Se trata de “iDiC entertainment” y al muchacho le gusta rodar, sobretodo, Westerns con elementos fantásticos dentro de sus argumentos. Incluso, para “The Burning Dead” llega a engañar a Danny Trejo, que no sabe decir que no a un proyecto, y le pone en medio del Oeste a cargarse zombies. Así, “From Hell to the Wild West”, nos ofrece precisamente eso, una combinación de Western y terror, y no es una consecuencia de “Bone Tomahawk” como pensé en un principio ¿Puede que incluso sea al revés? No lo creo. De hecho, su “From Hell” del título, también forma parte del saqueo ya que hace referencia directa al cómic de Alan Moore, así como al film de los hermanos Hughes como verán.
Con estos antecedentes, desde luego, da igual como sea la película. Se ha ganado un visionado por derecho propio.
Y es que la película nos presenta, por un lado, a un individuo que en lo profundo del bosque de M. Shasta, en el salvaje Oeste, se enmascara con unas extrañas piezas de piel zurcidas. Acto seguido, detecta en las inmediaciones una bonita joven a la que se dispone a acuchillar con un enorme cuchillo. Sin embargo, un rudo Sheriff (Bronzi), le tiene en el punto de mira de su rifle, pero antes de poder hacer nada, es espantado por las armas de otros representantes de la ley. Con esta puesta en escena comienza la película, como una declaración de intenciones que nos muestra lo que vamos a ver; básicamente un enmascarado dando cuenta de señoritas en el Oeste y un cowboy que intentará darle caza. Todo ello contado de una manera contemplativa, casi sin diálogos, tomándose el director su tiempo.
Cuando nos creemos que ya sabemos lo que estamos viendo (e incluso nos está gustado, que es lo que me pasaba a mí) la acción se traslada al presente y nos muestra a una pareja de historiadores. Ella ha descubierto un diario datado de mil ochocientos y pico que según lo narrado, se trataría del diario de la única superviviente de Jack el destripador. Según su investigación, a Jack el destripador le seguían la pista en Londres, iba a ser capturado muy pronto por Scotland Yard, debido a la larga hilera de asesinatos que había dejado a su paso. Solo podía entregarse o dejar de matar. Pero como destripar es una actividad que le gustaba tanto, pensó que lo mejor que podía hacer era viajar a algún lugar donde pudiera seguir asesinando y que no se notase ¿Y a dónde podía ir? Pues al salvaje Oeste, dónde las autoridades no eran tan inteligentes como para seguirle la pista, o donde un cadáver o dos más al día, no supondrían algo anormal.
Una vez se nos cuenta esto, la acción vuelve de nuevo al lejano Oeste y allí, comienza el juego del ladrón y el gato entre este Jack el destripador con complejo de Phineas Fog, y el Charles Bronson de los chinos, que por otro lado dará pie a la historia que hay en el diario de la superviviente.
La verdad, el bizarrismo de la historia, el tema del clon de Bronson, el look fardón de asesino con máscara que se gasta Jack el destripador, la cadencia de la película, lenta, serena, casi vanguardista, pero contándonos una locura de géneros opuesta a la vanguardia, le han hecho ganar muchos puntos.
Sin embargo, y consiguiendo captar la atención del espectador durante los primeros 30 minutos, pronto, todo este material tan original e interesante, se convierte en un tedioso avanzar, imponiéndose todos los clichés de la serie Z actual y ofreciendo más de lo mismo: Gore no muy resultón, tías jamonas en tetas, y numeritos para que Robert Bronzi se luzca ante la cámara y luzca su parecido con Bronson. Resumiendo, que comienza de una manera fascinante (¡qué película más rara!) y se vuelve un coñazo.
Sin embargo, de lo curiosa que es, y por tener un planteamiento tan oríginal, se le perdona el posible aburrimiento experimentado en la segunda mitad, entre otras cosas, porque no nos da tiempo a maldecir siquiera, ya que la cinta dura apenas una hora y cuarto.
Así que como rareza, como curiosidad, me alcanza y me sobra. Esto quiere decir que me la pienso pillar en DVD o Blu Ray. Y si esto ocurre, es porque de algún modo, “From Hell to the Wild West”, merece la pena.

sábado, 19 de junio de 2021

LUNÁTICOS

En el altamente recomendable documental "Invaluable: The true story of an epic artist" aparece un mastuerzo que presume de un moratón en el brazo infligido nada menos que por Sam Raimi. ¿De quién se trata, de un fan incondicional de esos que rozan el retraso mental? No, se llama Josh Becker, es director de cine, y en su juventud pertenecía al grupo de colegas con los que Raimi rodaba cortos caseros en Super 8 (donde hay que incluir a Bruce Campbell y todos los demás). De hecho, acabó metido en el equipo de rodaje de "Posesión Infernal". Escribió un diario del proceso, hoy célebre, donde detallaba movidas, no todas positivas. Josh era un porrero de tomo y lomo en la época, y un poco rebotón. Se atrevía a cuestionar muchas de las decisiones estéticas que tomaba su colega. Y claro, el paso de los años se la devolvió con un enorme sopapo (¡o un puñetazo en el brazo!), porque mientras Sam anda triunfando en Hollywood, Josh básicamente se come los mocos, pariendo pequeñísimas producciones independientes que, en esencia, no se distribuyen demasiado. Y, encima, el destino hizo que el arranque de su carrera profesional se nutriera un poco-bastante de la fama de Raimi. Para empezar, este interpretó a una especie de Charles Manson sobreactuado en el primer largo comercial de Becker, "Thou shalt not kill... except" -titulado "Vietnam USA" en España-. Y luego tenemos el caso de la peli hoy reseñada, "Lunatics", una producción Raimi / Tapert / Campbell -es decir, "Renaissance Pictures"- con protagonismo -probablemente semi impuesto- del hermano pequeño de Sam, Ted Raimi (que aparece como Theodore). Incluso hay papel DOBLE para Bruce Campbell. En uno da vida a un macarra, algo así como la versión seria del que hizo para "Crimewave (Ola de crímenes, ola de risas)" (de Raimi, claro). A nivel personal, esta peli me trae muchas "memories", ya que en 1991 andaba obsesionado con ella. Y luego, fue a causa de su presentación en el Festival de Sitges que Ted y Bruce se pasaron por allí y, de esta guisa, tuve oportunidad de pedirles una firmita. Muy majos ellos. Cuando finalmente llegó a los estantes de nuestros video-clubs como "Lunáticos" cortesía de Columbia / TriStar, nada menos, la alquilé raudo y... me decepcionó. Pero eso pasaba siempre, así que no lo tengamos en cuenta. Es mucho más significativa la opinión que esputaré a continuación, con el visionado aún caliente. Ardiente.
Hank es un tipo raro. Vive encerrado en su apartamento porque, cada vez que intenta asomar un pie al exterior, sufre alucinaciones en las que ve arañas que quieren devorarle el cerebro o siniestros médicos encabezonados en operarle. De mientras, conocemos a Nancy, otra rarita sin demasiada suerte que, huyendo de un intento de violación, recala en los aposentos de Hank. Resulta que tienen en común su pasión por la poesía, así que se enciende una chispa... una que se verá alterada cuando la locura transitoria de uno y la "gafez" de la otra, propicie un momento violento y la huida de Nancy. Hank, megacolado como está, decidirá salir a la calle a recuperarla, aunque para ello deba enfrentarse a todos sus monstruos. Por supuesto, la peli termina en boda.
En un antiguo número de "Film Threat Video Guide", Josh Becker narraba lo mal que lo pasó el día que, asistiendo a un festival, antes de su película proyectaron un corto de tirón transgresor con un padre violando analmente a su hijo. La mitad del público salió corriendo, cosa que horrorizó al cineasta, entre otras razones porque, opinaba, el corto y su peli no casaban nada, siendo lo suyo algo mucho más ligero, inocente y alegre, calificándolo sin despeinarse de comedia romántica. Y sí, puede que eso sea "Lunáticos" (no olvidemos que en los USA lleva como subtítulo "A love story"), solo que un poco rara. Los dos protagonistas están lejos de ser galanes, en realidad se trata de la historia de unos inadaptados que se cruzan y conocen el amor. A ello hay que añadir todas las secuencias de efectos especiales a base de maquetas y un encantador stop-motion. Tampoco el elemento comedia es exagerado, pero está presente, sobre todo con las tendencias "slapstick" de Ted Raimi, y sirve para compensar los momentos más abiertamente dramáticos, que tampoco faltan. Con todo, y sin ser nada deslumbrante, la película funciona. Un pasatiempo limpio y amable con el que matar una tarde tontuna. Me gustó más de lo que recordaba... pero tampoco como para hacerme con el DVD (si existiera).
Sin embargo, a pesar de los logros del director y guionista Becker, la sombra de Sam Raimi sigue siendo muy alargada. Por ahí leí que alguien consideraba el film como la quintaesencia del cine del creador de "Evil Dead", apartando totalmente al autor real de la ecuación. ¡Injusto!. Da la sensación que con "Lunáticos", Josh Becker podría haber dado el salto a un cine un poco más estándar. Su peli, dentro de la modestia, no queda demasiado lejos de ciertos títulos "indies" más reputados. Pero no, no funcionó. Y el pobre hombre, desde entonces, se ha dedicado pues a rodar aquello que le dejaran, desde encargos ("Alien Apocalypse" telefilm con Campbell de protagonista), a productos casi de arte y ensayo ("Running Time", thriller en blanco y negro, recuperado y lanzado en Blu-Ray recientemente, desarrollado en una sola toma y, sí, con Campbell de prota otra vez) y cositas tan minúsculas que no han tenido repercusión (y en las que no vemos a ninguno de sus viejos camaradas. ¿Tal vez acabaron mosqueados? A veces me lo pregunto, de toda esta pandi, ¿quienes serían los que caerían mal y de los que el resto rajarían en privado?).
Además de los mentados, otros integrantes del clan Raimi que aparecen en "Lunáticos" son el compositor Joseph LoDuca y el hombre-para-todo John Cameron (que interpreta a Edgar Allan Poe, nada menos), uno de los menos conocidos pero activo desde los tiempos de los cortos de Super 8 pasando por, obviamente, la misma "Posesión Infernal", para la que abandonó sus estudios de cine en la Universidad de Nueva York donde, suponemos, conoció a los hermanos Coen. Tal vez ello motivara que Joel participara en el montaje del clásico de Raimi, e influyera en la carrera de Cameron, que tras sus escarceos con el grupito de Sam, se lió en serio con los hermanos judíos, co-produciendo algunos de sus títulos de mayor relumbrón.